Verano. Angst, ErikMpreg. Tercera Parte
Dedicado a Granadina
A partir de esa noche, Charles usó toda su energía para encontrar la manera de comunicarse con Erik. Se encerraba en su despacho a diario y se enfrascaba en lecturas sobre las distintas dimensiones, los planos astrales y las teorías sobre el más allá. Interrogaba a sus hijos sobre si sentían a su padre o no, y ellos solo sonreían a veces, y otras le señalaban algún rincón con la manita. Pero Charles no podía percibirlo.
De la ansiedad pasó a la obsesión y de allí saltó a la desesperación. Precisaba tener contacto con Erik con una necesidad vital. Raven, Hank y Logan trataron de ayudarlo al principio pero se estaban dando cuenta de que el asunto ya se salía de las manos. Charles no descuidaba sus deberes de padre pero no sabían cuánto más podría soportar la tensión que la presencia de su esposo le provocaba.
Una tarde el telépata estaba enfrascado en la lectura en su despacho, tomando notas y pensando. Era lo que hacía diariamente para estudiar la manera de comunicarse con él. Los niños jugaban en el piso. Parloteaban y reían, y, en más de una ocasión, su padre enarcó una ceja porque lo distraían. Pero no se atrevía a echarlos.
De repente, Pietro se puso de pie y propuso alegre a su hermana jugar al “atrápame si puedes.” Wanda reconocía lo veloz que era su hermano pero no se amedrentó porque sabía utilizar un campo de energía para detenerlo.
Entre risas, Pietro salió a correr y en una milésima de segundo, recorrió el despacho de punta a punta, llegó hasta su hermana, le pellizcó con entusiasmo y siguió corriendo. Wanda soltó un aullido y, furiosa, soltó su poder hacia donde creía que Pietro estaba e hizo explotar la lámpara sobre el escritorio donde su padre apoyaba el libro y los brazos para leer. Pietro se detuvo asustado al instante.
-¡Wanda! – tronó Charles con una ira desconocida en él -. ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Cuántas veces te dije que tu mutación es un don, no un maldito juguete? ¿Y tú, Pietro? ¿No sabes lo que es estarse quieto ni un segundo?
Los niños temblaban y comenzaron a lloriquear.
-¡Perdón, papi! – suplicaron al unísono, claramente arrepentidos.
Pero Charles necesitaba desahogarse de la frustración y no había elegido peor momento.
-¡Van a matar a alguien! A mí, a su tía Raven, a Logan, a Hank, a cualquiera, o, quizás, se maten entre ustedes. ¿Es eso lo que buscan? ¿Lastimar a los demás? – los niños sollozaban y eran un mar de lágrimas, pero Charles no se conmovía -. Márchense de aquí lo dos. ¡No quiero verlos por el resto del día! ¡Déjenme en paz!
Los niños titubearon. Su padre jamás les había alzado la voz y, menos que menos, les había gritado esas cosas horribles. Charles estaba fuera de sí y les señaló la puerta.
-Dije que se fueran y no quiero repetirlo.
Wanda se cubrió la cara con las manos, llorando desconsolada. Pietro, que se sentía el hermano mayor por haber nacido antes, se enjugó los ojos y tomó de la mano a su hermanita para marcharse. Querían volver a pedir perdón pero no se animaron.
Charles esperó a que se retiraran para seguir leyendo y, recién al quedarse solo, reparó en lo que había hecho. Se sintió un monstruo, cerró el libro de un manotazo y lo arrojó al piso.
Raven no tardó en entrar, cargando a Wanda en brazos y sosteniendo a Pietro de la mano. Estaba enojada y perpleja. Los niños seguían gimiendo.
-No puedo creer lo que hiciste, Charles. Las cosas que les dijiste.
El telépata no lo soportó más y extendió los brazos hacia los niños.
-Perdón, mis pequeños – sollozó -. Es solo que yo. . . yo ya no puedo más. . .
Los niños corrieron a sus brazos. Charles los fundió en un abrazo y les besó las cabecitas. Estaba desolado. La ausencia de Erik le estaba haciendo demasiado daño y ahora también lastimaba a quienes más quería.
Raven pensó que si no encontraban una solución pronto, habría una nueva desgracia.
…………….
Quiero agradecer a @KiKaLoBe por su invalorable ayuda. Ya pronto llegará la cuarta y última parte.