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Minifics Cherik por midhiel

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Resolución de Año Nuevo

 

Esta es una hermosa y tierna imagen de Ana Silvia que hizo para este mini fic:

https://cartoonsilvia.tumblr.com/image/181825308529



Cada primero de enero, Magneto tomaba la misma determinación, pero para el tres o cinco a más tardar, algún conflicto surgido de sus ansias de supremacía mutante le arruinaba la resolución.

Pero esta vez sería diferente.

Sus acólitos lo rodeaban en Genosha, esperando un nuevo discurso que les encendiera los corazones y acrecentase el orgullo de su raza. Pero Erik los sorprendió al confesarles lo que iba a hacer.

Los miembros de la Hermandad quedaron atónitos pero admiraban a su líder y si era su opción y una tan personal, iban a respetarla.

Magneto se despidió de cada uno y se elevó con su traje, casco y capa por los aires. Voló desde la isla africana hasta Westchester.

Charles estaba escribiendo unas notas en su despacho, ya era casi medianoche y pensaba concluir la idea y acomodar todo para retirarse a dormir. Tenía la ventana abierta y sintió la conocida ráfaga en el rostro.

-Erik – sonrió contento y sorprendido -. No te esperaba hasta febrero ya que habías venido antes de Navidad.

Magneto entró por la ventana con mucho cuidado para no pisar su capa. Charles rio, recordando las incontables veces que le había sugerido que cambiara su atuendo por un traje más cómodo, después de todo lo usaba para pelear y tenía que serle útil y ágil.

-¿Qué te trae por aquí? – indagó Charles, rodando su silla para acercársele.

Erik se quitó el casco, más bien lo arrojó al suelo, y se hincó de rodillas. Tomó una mano de Charles entre las suyas y lo miró directo a los ojos.

-No recordaba cuál era tu metal favorito así que opté por el oro, que es el tradicional para esto – explicó. Charles contenía a duras penas las ganas de leerle la mente pero lo respetó. Magneto sacó de su bolsillo un anillo dorado, que se notaba que él mismo había formado con su mutación -. Charles Francis Xavier, ¿aceptarías casarte conmigo?

Sin palabras porque se le trabó la lengua, Charles aceptó abrazándolo y dándole un efusivo beso.

Después de tanto tiempo, Erik Magnus Lehnsherr al fin cumplía su resolución secreta y personal de Año Nuevo.

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En este mini fic, Erik es el personaje preñado. No es común encontrar fics de él en esta situación. Espero que les agrade.

Antojos. Erik Mpreg

No era fácil llevar adelante un embarazo masculino, o, segunda mutación, como la llamaban coloquialmente. Erik bien lo sabía ya que este era su segundo embarazo y llevaba siete meses. Abrió los ojos por la mañana y se encontró con la luz solar dándole de lleno en el rostro. La sensación le agradaba. Pero más le agradaba sentir que Charles seguía durmiendo tranquilo en sus brazos. Le olió el cabello, que sabía a una mezcla de miel y canela recién molida, y, por supuesto, no pudo evitar posar los labios sobre su pelo castaño. Moría de ganas por permanecer así para siempre pero sabía que solo le restaban unos cinco minutos, o, tal vez, menos.

-¡Papá!

Quedaba claro que no llegaría ni a un minuto. Tres golpes, uno detrás del otro, sonaron en la puerta.

Charles se desperezó somnoliento en sus brazos y concedió con un bostezo.

-Adelante, David.

Un niño de seis años con el pelo y los ojos de Charles, pero las facciones de Erik, entró corriendo y se zambulló en la cama. Sus padres se movieron justo a tiempo para hacerle espacio en el centro. David gateó hasta llegar a la almohada y se acostó en el medio de los dos. Estaba sonriente y feliz. Charles lo saludó con un abrazo y Erik le sacudió los rulos.

-¿Qué haremos hoy? – quiso saber el pequeño, ansioso.

Charles miró a Erik.

-No sé, no habíamos decidido nada ayer, ¿o sí?

Erik estaba demasiado remolón y se acomodó entre las cobijas. Por él que no hicieran nada y lo dejaran dormir. O mejor, que los dos permanecieran con él en la cama para mimarlos y que le hicieran compañía.

Charles lo leyó de inmediato. Pero no esperaba que David también lo hiciera.

-¿Qué les parece si nos quedamos cinco minutos más en la cama? – opinó el niño.

-¿Cómo lo supiste? – se sorprendió Erik.

Charles era todo sonrisa.

-Parece que es telépata como yo.

-No sé – David se encogió de hombros -. Pude leer lo que pensaba papá – se concentró -. Ah ahora piensa que tiene antojos de un desayuno alemán como los que comía de niño, dice.

Erik quedó de una pieza. Ante su estupor, Charles le besó los labios.

-¿Qué te parecen cinco minutos más y bajamos los tres a desayunar lo que se te está antojando? – le hizo una caricia en el vientre -. Mejor, los cuatro.

Erik asintió, sonriendo. No podía estar más de acuerdo, tampoco David, que con su pequeña contextura podía devorarse el desayuno que sus padres dispusieran.

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