# Capítulo 27: Recuerdos que lastiman. #
Después de tanto ir y venir, mala alimentación, pocas horas de sueño y mucho estrés, Adam sentía que no daba para más. Su cuerpo le exigía descansar, así que sin darse cuenta cayó dormido en la habitación de Jonathan mientras conversaban junto a Daniel de sus actores de doblaje favoritos.
-¿Tú qué piensas.... -Daniel voltea la vista hacia su hermano para preguntarle y fue entonces que ambos niños notaron que él estaba con los ojos cerrados-.
-Hay que salir para dejarlo dormir -agrega Jonathan para no molestar-.
-Si.
Tanto Daniel como su amigo tomaron una de las sábanas para cubrirlo pero cuando estaban a punto de hacerlo, entraron a la habitación sus padres con fruta picada.
-Oh vaya, nos tardamos mucho amor -dice Samantha mirando a su esposo-.
-Si, lo siento. Soy malo picando el mango, siempre se me resbala de las manos -sonríe nervioso-.
-No se preocupen, nosotros lo llevamos a la sala -Jonathan toma uno de los recipientes y Daniel ayudó con el otro para dejarlos con Adam-.
-Gracias niños -les sonríe Enrique-.
-¡Ah! Es verdad, ¿tíos, podrían tapar a Santiago, por favor?
-Claro que si -responde Samantha-.
-Gracias.
Los amigos ya estaban abajo, dejaron la fruta en la mesa y se sonrieron mutuamente.
-Eres muy bueno Jonathan.
-Nada de eso. Nuestro hermano hizo mucho por mí. Estaré eternamente agradecido por ello. Además cosas como estas son más capricho mío.
-¿Por qué lo dices?
-Quiero que hable con los tíos. La vida es muy corta como para dejar pasar las cosas importantes. Y estoy seguro que él los ama tanto como tú, solo que parece tener algo que le impide acercarse a ellos.
-Es verdad, a veces es como si todos fuéramos una familia, pero de un momento a otro se aleja.
-Si. Pero no sé que hacer, seguro deben de haber cosas que le incomoden.
-Además. No sabemos por cuantas cosas pasó todos esos años que estuvo lejos de nuestros papás. De por sí, al inicio ni sonreía, era como si siempre estuviera molesto o triste.
-Yo también lo pensé. Con el tiempo empezó a sonreírnos y ya hasta habla más con nosotros -frunce el ceño- y aún con eso, todavía siento una barrera.
☆
-Que lindo se ve durmiendo ¿no? -menciona Samantha sentándose a un lado en la cama-.
-Si, se parece mucho a tí... y a mí... ¿crees que...?
-No. Adam nos fue alejado ese día -suelta en llanto- y todo por mi culpa. Fui tan estúpida ¡estúpida! -golpea con las palmas su cabeza-.
-Amor no -Enrique la toma delicadamente de las manos y besa su frente- no tienes que culparte. Era nuestro amigo, ¿cómo íbamos a desconfiar de él con lo mucho que nos ayudo?
-No... fui una tonta. Él dio muchas señales pero... yo...
Samantha comenzó a recordar cuando quedó embarazada de Adam. Todos los días estaba nerviosa de que su padre se llegara a enterar y las consecuencias de ello. Miedo de que alejaran a Enrique y a su hijo de su lado. Miedo de perder al pequeño en su vientre por un accidente o un golpe. Eso y miles de pensamientos negativos llegaban a su mente. Pero todos esos miedos se iban cuando veía a Enrique, él siempre estuvo a su lado, la protegió y se aseguró de que se alimentara bien. Además estaba tan emocionado con el asunto que incluso pensaba en el nombre para el bebé. Samantha al igual de emocionada que él, había pensado en el nombre de Abel, por su actor favorito Abel Salazar.
-¿Y tú qué opinas bebito? -Enrique susurra en el vientre de su pareja- ¿qué nombre te gustaría tener?
-Osito, me haces cosquillas -sonríe Samantha-.
-Perdón -sonríe dulcemente- quería hablar con nuestro hijo.
-¿El hijo de quién?
-¡Profesor! -se altera la chica-.
-Aún soy practicante, pero gracias -sonríe el hombre frente a ellos. Era alguien muy popular entre los estudiantes ya que era bueno escuchando y más entre las chicas, con las cuales se daba el momento para andar de coqueto con todas a excepción de Samantha quien parecía solo tener ojos para su novio, y eso sin duda causó el interés en él-.
-Por favor no le diga... -pide angustiado Enrique-.
-¿Que no le diga a nadie? Descuida no soy de ese tipo de persona.
-Gracias.
-Pero relájense. No muerdo.
-Es solo que ando paranoico, si el padre de Samantha se llegará a enterar no sabemos que podría pasar.
-Así que... ¿fuera de ustedes, soy el único que sabe de esto?
-También saben algunos amigos- responde Samantha-.
-Bien, entonces yo me encargaré de apoyarlos en todo lo que sea necesario.
-¡¿De verdad?! -pregunta al unísono la pareja-.
-Claro. Cuenten conmigo.
Tanto Enrique como Samantha estaban emocionados de tener a un adulto de su lado. No sabían que hacer y por supuesto no pensaban en dejar a su hijo en adopción.
-¡Gracias profesor!
-No Samantha, aún no soy profesor. Pero pueden decirme por mi nombre.
-¿Así sin más? Se me hace irrespetuoso.
-Nada de eso, inténtalo.
-Bien... emnh... gracias Adam.
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