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¿Los errores de los padres son también los de los hijos? por AOI SALUJA

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# Capítulo 29: Complicado. #


-Voy a salir -menciona Damián-, quedé de verme con un cliente-.
-No papi... -Alejandra estira los brazos en dirección al señor-. No te vayas. Llévame en tu espalda, como si fuera una mochila, ¿si? Papi~. Ok, no -baja los brazos y le sonríe- Buen día y no te exijas mucho.
-Gracias hija -se acerca a besar su frente-, me tomaré las cosas con calma.
-Bien.
Damián se despide de Adam y el señor bigotes también para posteriormente salir de allí.
-En un rato yo también me tengo que ir -agrega Adam en un susurro que sonaba más bien para él-.
-Si, gracias por venir a visitarnos. Gracias a los dos.
-No, gracias a ustedes. Me gusta mucho estar aquí.
-"...También"
-¿Eh?
-Es que te gusta estar con tus hermanos, y también te gusta estar aquí, ¿no?
-Si -sonríe dulcemente-, amo ambos lugares. Y estar aquí me hace sentir nostalgia. Es como si toda mi vida hubiese estado con ustedes.
-A nosotros nos pasa lo mismo. Papá en la mañana... -hizo una pausa. No sabía si lo que iba a decir lo iba a hacer sentir mal o quizá incomodar-.
-¿El tío...? -pregunta curioso-.
-Me dijo que te despertara -finalmente se animó y continuó-, porque ya estaba listo el desayuno.
-Tío... -Adam recordó con gran cariño todo lo que Damián había hecho por él. Y también lo mucho que Alejandra le apoyó-.
-Fue... -ella comenzó a llorar- fue muy divertido.
-¿Alejandra?
-Oh, vaya. Disculpa, estoy algo emocional. Y... yo...
Adam sin pensarlo dos veces abrazó a su amiga.
-¡¿A-A-Adam?! -sintió su corazón acelerarse como nunca y es que él jamás había tomado la iniciativa en los abrazos-.
-¿Sí? -pregunta dulcemente-.
-Tú... -suspira y después sonríe-. ¡Tú! -ambos sueltan a reír a carcajadas-. Quiero verlos.
-¿A Dani y a Jonathan?
-Si. ¿Puedo?
-¡Claro que sí! Vamos a sorprenderlos.

☆☆☆☆☆

Las clases finalmente habían terminado y Jonathan más que nunca, deseaba ir a casa. Estaba cansado y comenzaba a ponerse de mal humor con tantos "pobrecillo" "¿cómo te sientes?" Que sonaban tan morbosos e insensibles. Y lo peor es que todos querían continuar con más preguntas y comentarios incómodos. Y claro que después de eso, se contuvo muchísimo para no llorar.
-¡Jonathan! -exclama Daniel con gran emoción- ¡mira quienes están ahí! -él niño voltea y se iba a dirigir a ellos cuando una de las madres lo interceptó-.
-Hijo, ¿cómo estás? Me enteré lo de tus padres. Estuvo horrible, ¿no?
Y hasta ahí logró contener sus lágrimas Jonathan. Pero nadie logró verlo llorar porque justo en ese momento llegó Adam quien lo cubrió con un abrazo.
-Tenía tantas ganas de verlos -ignora por completo a la señora-.
-Ay, ya me dejaron sin novio. ¿Ahora a quién puedo besar señora? -levanta su boca como pato-.
-Mocosa vulgar -se da la media vuelta y se va-.
-Bien, señora odiosa lejos -agrega Alejandra con una gran sonrisa- ¡Hola!
-Hola Alejandra -saluda Daniel y Jonathan con una mano ya que Adam en ningún momento lo soltó-.
-¿Santi? -se sorprende Samantha al verlo allí- Ay, es verdad. ¿Vienes por tu hermana?
-No, es que... no pudo venir a clases y les pedí las notas para la tarea.
-Vaya, que buen hermano -voltea a un lado y ve a Alejandra- ¡Tú eres su novia! ¿no?
-¡¿Yo?! -se apunta con un dedo al tiempo que se sonroja-. Eso... -niega con la cabeza- no lo soy.
-¡Lo lamento tanto! Que entrometida fui -ríe nerviosa-.
-Para nada. Fue un halago.
-Para compensarlos, por favor permitan que los lleve a dónde iban, ¿sí?
-Vamos cerca de su casa -contesta Adam-.
-Entonces por favor suban al auto. Es lo mínimo que puedo hacer por ustedes.
Los cinco abordaron el coche y Jonathan dejó de llorar. Su héroe lo había salvado otra vez. Además Alejandra soportó el insulto de la señora para alejarla. Ellos sin duda alguna eran increíbles. Su corazón no dejaba de latir con fuerza entre los brazos de Adam y es que la admiración, respeto y agradecimiento que siente hacia él siempre lograba hacerlo sentir emoción.

.....

Al llegar a la casa, la madre se despidió de ellos y Adam se aseguró en todo momento de cubrir el rostro de Jonathan.
Al entrar a la casa empezó todos tomaron asiento en los sillones de la sala.
-Dani, ¿por qué le pegaste a Jonathan? -cuestiona Adam con severidad-.
-¡Yo jamás...!
-Perdón, me pasé de pendejo. Sólo quería bromear un poco -sonríe-. Ya casi no se ve pero... se que te puede ayudar. Ay, pero se me olvidó que ahorita no lo tengo. Lo dejé en casa.
-Descuida, yo siempre lo traigo -dice Alejandra mientras saca de su bolsillo una pequeña lata con pomada-. Aunque ya tiene tiempo que no se necesita, de todos modos me aseguro de que no falte -suelta a reír-.
-Si hace mucho que no estoy en una pelea.
Y esa palabra bastó para que Daniel comenzara a reír nerviosamente.
-En realidad si fue mi culpa Adam. Yo empecé la pelea con un chico.
-Creí que no se peleaban así-se sorprende ante la confesión de su hermanito-.
-Ah... bueno. Es que... me dejé llevar por el momento.
-¡No es cierto! Tú me defendíste Dani -sonríe dulcemente- gracias por ello.
-¡No, que va!
-¿Cómo lo golpeaste? Puñetazos... 
-Puñetazos -responde tímido Daniel-.
-Entonces déjame ver tus nudillos.
-¡¿Qué?! ¡No, yo...!
Adam lo invitó amablemente a que le extendiera las manos. Y después de una cálida sonrisa del mayor, Daniel finalmente accedió.
-Están rojos e hinchados -susurra su hermano- Dani... -Adam besó sus manos sorprendiendo con ellos a todos. Daniel sintió su corazón latir rápidamente al tiempo que en un suspiro se le fue el aire. Jonathan estaba feliz de ver aquél acercamiento y Alejandra se sintió como si estuviera viendo una película romántica, esperando a ver en que seguían-. Dani, no es bueno que pelees. Sé que no soy quién para decírtelo. Pero violencia genera más violencia y no quiero que les pase nada malo. Me preocupan.
-Si, lo siento mucho Adam.
-¡No! Esto... no te estoy regañando, pero... ¿sabes? Bien... Mira si no hay nadie cerca para ayudar entonces sólo dale un "estate quieto," ¿sí? Más no. Porque después se hace un pésimo hábito.
-Lo prometo.
-¡No Adam, en realidad yo...! -agrega Jonathan-.
-No, en serio que no es regaño. Miren, voy a curarlos, ¿sí? Y descuiden, no los voy a delatar.
¡Yo tampoco! -sonríe Alejandra-.

☆☆☆☆☆

La jornada laboral había terminado y Leonardo se veía algo enfermo por lo que Gustavo lo acompañó a su casa.
-Gracias por acompañarme.
-No, ¿cómo crees que te iba a dejar así Leo? Y no te preocupes no voy a hablar con tu hermana y si la veo por accidente me pico los ojos.
-Hoy no va a estar en casa. Con eso de los trabajos en equipo, mejor la dejo estar en la casa de su amiga porque no la puedo ir a recoger y no me da confianza que regrese sola a casa con eso de hay cada pervertido y delincuente suelto.
-Si, tienes razón.
Al llegar a la casa Leonardo corre al baño y su amigo se quedó acomodando todo lo que dejó tirado en el piso.
-¿Leo...? ¿Estás bien? -se acerca tímidamente a la puerta del baño-.
-No... -suelta una queja-, ¡me ensucie la camisa!-
-Tú tranquilo, yo voy por una.
-Gracias. Mejor tomaré un baño. Me siento sucio.
-¡De acuerdo! Yo ahorita te traigo tu ropa- Gustavo corre a la habitación de Leonardo, la única que estaba con la puerta abierta. Saca una toalla, un bóxer, un pantalón- ¿qué me falta? ¡Ah, sí una playera! -se acerca al closet y comienza a sacar todas las camisas y playeras ahí colgadas- ¡mierda! No sé cuál le es más cómoda. Umn... -sigue sacando hasta llegar a la última camisa- ¿está es suya? Nunca se la he visto... ¡Ah! -finalmente de tanto revisarla, recordó al dueño de la camisa- Adam... ¿por qué la tendrá aquí? -prefirió guardar nuevamente las camisas y después fue a entregarle la ropa a su amigo-.
Luego de unos minutos Leonardo salió de ducharse.
-Muchas gracias -se lanza a su cama-.
-Tu duerme -menciona Gustavo con una amplia sonrisa-, yo voy a quedarme aquí todavía un rato, por si se te llega a ofrecer algo.
-¿Por qué tan feliz?
-Nada.
-Eres tan malo mintiendo como lo soy yo. Anda, díme.
-¡Perdón! ¡Fue sin querer! Yo... encontré la camisa de Adam en tu closet.
-¡¿Qué?! ¡Pero si esta hasta atrás! -se levantó rápidamente y eso sólo confirmó que si era de él-. Tú... -toma asiento desconcertado en la orilla de la cama-.
-Perdón, no lo hice a propósito. Prometo no decirle a nadie. ¡Es más, lo juro!
-¿Y por qué estás tan feliz? -si el chico estaba pálido por el malestar, se puso aún peor después de ello-.
-Porque lo quieres de diferente forma de lo que me quieres a mí.
-¿Eh?
-Es que la verdad si me acompleja que estés de amigo de Adam. Porque... ya sabes, es... mejor persona que yo y claro, un mejor amigo también. Todo es mejor en él. Y... ¡Pero se me quitó con la idea de que tal vez a tí te guste él!
-¡¿Y lo dices tan normal?!
-¿Qué tiene?
-Pues... me gusta un hombre. ¡Alguien de mi mismo sexo! -dice alterado-.
-¿Y...? Si te gusta, te gusta y ya. No veo el problema.
-Gracias -sonríe-.
-Te deseo lo mejor con él -sonríe cual niño emocionado-.

☆☆☆☆☆

Jonathan y Adam se quedaron solos cuando sus amigos tuvieron que regresar a sus respectivas casas.
-Creí que... ibas a decirle a Dani de tus sentimientos.
-Me gustaría algún día hacerlo, pero... no me siento cómodo. Siento que no encajo ni con Dani, ni con mis padres.
-¿Por qué?
-Me siento sucio Jonathan. Yo... -menciona cabizbajo- no soy una buena persona.
-¡Pero si lo eres!
-No, emh... verás... es algo difícil de decir.
-Si no te sientes cómodo no te preocupes, no preguntaré.
-De hecho, supongo que es mejor hacerlo. Por el momento... -suspira- al menos a tí si.
-¿Seguro?
-Si.
Adam volvió a suspirar y finalmente se animó a decir algo que nadie más que Vicente sabía. Y aunque Alejandra tenía conciencia de ello, no conocía toda la historia.
Notas finales: gracias
*mayu-san
*megu-chan
*duraznito-chan
*a ti
por todo el apoyo :) y mil gracias x leer :) bonita semana :)

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