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Tardes Negras por Mascayeta

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POV Usagi-san

Di algunos autógrafos respondiendo con calma las preguntas de la periodista que ya había pasado a indagar sobre mi vida personal.

Con descaro me acercó a ella para tomar su cara y decirle con un guiño que aún sigo en busca de la persona perfecta. Se sonroja, y trata de cerrar la entrevista sin tartamudear, mis fans han tomado fotos de la acción, así que no demorare en tener a Isaka mandando un mensaje de felicitación.

Quiero regresar al hotel, quiero saber si Misaki sigue en mi habitación. Deseo que …

- ¡Akihiko! – volteo para encontrarme con ella, con su esposa. La saludo como si nada, realmente mi cara de sorpresa es sincera, primero él y luego Nyoko. - ¿Dónde está mi marido?
- Eres su cónyuge, deberías saberlo.

La mujer me mira tratando de dar una respuesta peor que la mía. Al ver que nada sale de su boca, sigo mi camino. Es una imbécil, ¿cuánto tiempo pensó que podría mantener la charada?

- Estoy embarazada – con eso si me ganó. Volteo y veo que sus manos sostienen un sobre. – Es de Misaki… te lo juró.
- ¿Realmente puedes asegurarlo? – asintió sin miedo. Dicen que las mujeres saben quienes son los padres de sus hijos, incluso que algunas pueden determinar el día exacto en que concibieron. Pero con ella es difícil creerlo.

Recojo el sobre, lo guardo y sigo mi camino. No quiero saber nada de ella, suficiente con lo ocurrido meses atrás. Un secreto que le guardo a mi niño y que me corroe el alma.

Llego al hotel cerca de las tres de la tarde, recojo la llave esperando algún tipo de mensaje, pero no se me dice nada en particular. Al estar frente a la puerta de mi habitación escuchó su voz, no se ha ido… pero recuerdo el sobre en mi bolsillo… tarde o temprano volverá a marcharse.

Ingresó para observarlo dando indicaciones a través del celular, lleva su mano a la frente cubriendo levemente sus ojos, es como si leyera los datos en su mente. Repite cada cifra sin dar espacio a creer que se equivoca. Por algo ha ganado su reputación, es el mejor en su profesión.

Nota mi presencia, sonríe y procura terminar lo más rápido posible la llamada. Se acerca para abrazarme y levemente darme un beso en los labios, quiero detenerlo, pero se hace tan difícil, ya lo tengo en la cama recorriendo su cuerpo, ha madurado; sin embargo, sigue siendo mi pequeño.

Me separo levemente para observarlo con detenimiento, sigue con mi ropa, aunque la suya esta limpia encima del sofá. Acaricia con sus dedos mi rostro, me siento pleno, no importa cuanto tiempo estuve sin él… el contacto de su mano sobre mi entrepierna envía un mensaje de placer a todo mi cuerpo. Más que un gemido, suelto algo similar a un gruñido.

- ¿Tanto lo deseas? – no podría contestar cuanto, por eso deslizo mi lengua sobre sus labios, exploró su boca buscando el sabor que retengo tan claro en mi memoria. Misaki deja que sus sentidos lo controlen, es la única forma de que este tan dócil.

Meto mi mano por entre el bóxer que lleva puesto, apretando su virilidad, el gemido va acompañado con la marca que dejaran sus uñas en mi brazo. Subo y bajo acelerando el movimiento cuando veo su cuerpo arquearse por el placer.

- Me voy a correr – me inclino para sususrar en su oído que lo haga. El líquido perlado se resbala en mi mano y lo pruebo… me detiene, niega con la cabeza y entiendo que es por ella.

Tome mi tiempo para quitarle por completo la ropa, mis manos se mueven recordando cada una de los músculos de su cuerpo, el tiempo deja sus huellas y en Misaki todas son hermosas. No aguanto más, con la boca pellizco el pezón logrando un grito suave, sus dedos se enredan en mi cabello, siguió recorriendo cada una de las partes del blanco torso, hasta llegar al nuevamente endurecido miembro.

Pero estaba impaciente por estar dentro de él, demasiados años añorando lo perdido. Lo prepare procurando no hacerle daño, el salto de sorpresa del menor de los Takahashi solo me puso más duro, más dispuesto a hacerlo mío… mi lengua comenzó a delinear el lugar que tantas veces me dio cabida, trate de hacerlo lo más rápido posible ayudándome con los dedos, hurgando con mi lengua y humedeciendolo su estrecho agujero, pero no resistiría mucho tiempo, así que le pido a Misaki que se de vuelta para poder penetrarlo, para sentirlo por completo.

Deseaba ver sus expresiones, pero hoy era para complacerlo, para que se sintiera querido… vi mi falo desaparecer lentamente en su abertura, el quejido de mi amado se perdió en la almohada que apretaba con fuerza. Espere que se acostumbrara, al verlo erguirse con suavidad, lo abrace para acercalo a mi pecho, comencé a moverme…, minutos después le doy lo giro y subo sus piernas a mis hombros, acelero el ritmo, sé que ninguno de los dos aguantara mucho.

- Ve más profundo – grita cuando estoy casi al límite.

Busco su rostro para besarlo, necesitaba tanto de él, sentí como mi miembro era apretado mientras Misaki me rodea con sus brazos, en medio de los dos su semilla nos moja, y dentro de él yo depositaba la mía.


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