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Tardes Negras por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Porque el amor es la más bella trampa en que los amantes pueden estar.

POV USAMI AKIHIKO.


- Dime que esto no es un error.
- He esperado tenerte desde que te fuiste del hotel ese día.

Ver a Misaki tan dispuesto me alertaba a que algo había pasado con su esposa, él normalmente no era tan dado a dejarse llevar por sus deseos.
Perdido en mis reflexiones no me di cuenta en que momento había desabrochado mi camisa y deslizado su mano dentro apretando mi pezón derecho. Al tener de nuevo mi completa atención, sus labios se movieron sobre mi pecho dejándome sentir su necesidad de consuelo. Lo había lastimado por mi cobardía, por alejarlo de mi aun sabiendo que era mi perfecto complemento.

Beso mi cuello, lo separe un poco de mi para ver su rostro. Si lo que necesitaba era que le amara, ¿por qué negarle su deseo? Dejé de pensar en mis culpas y procedí a disfrutar el momento, lo necesitaba tanto o más que él a mí.

Empecé a quitarle la camisa pasando mis labios por sus hombros, en pocos minutos lo tenía completamente desnudo y recostado en la cama. Termine de desnudarme bajo su mirada atenta, al unir mi pecho al suyo un escalofrió me recorrió por completo, no podía esperar para sentir su piel contra la mía. El suave gemido liberado me hizo entender que la necesidad era mutua.

Mis ojos lo recorrieron con lujuria al igual que mis dedos, cada detalle tan perfecto, cada suspiro delataba que su sensualidad me pertenecía.

Pasé mi mano por su torso deleitándome en cada movimiento de placer con que su cuerpo respondía, no pude resistir más y engullí su miembro introduciéndole en mi boca lamiéndolo de arriba abajo y luego sacándolo para repetir la acción con sus testículos y succionarlos con lascivia. Sus caderas se elevaron en la medida que sentí sus manos sujetando mi cabello. Deslice mi lengua hacia su entrada para empujarla en su ano y deleitarme con la jadeante respiración de Misaki. Sentía que pronto iba a acabar, así que retorne mi labor en su pene asiéndolo con fuerza “aún no” murmure con voz ronca, apretando para evitar la eyaculación subí por su torso dibujando círculos sobre sus erectos pezones.

No me detuve allí por mucho tiempo, reclamé sus labios con hambre para distraerlo de la intromisión de mi miembro en su interior. Forcé mi entrada por su húmedo esfínter, estaba tan estrecho, olvidaba que ahora su función no era la de recibir sino la de dar … su espalda se arqueo y los músculos de su trasero envolvieron mi hombría. Dios esto era más de lo recordado, cada encuentro con Misaki era tan nuevo y refrescante, que no importaba cuantas veces lo hiciera en día, su cuerpo siempre respondía como su fuera la primera vez.

Comencé a moverme suavemente, no dejaba de depositar suaves besos sobre su boca, pero el deseo estaba jugándome una mala pasada, sus piernas se enroscaron en mi cadera y mi ritmo aumento, mis embestidas se hicieron más fuertes, más profundas, escondí mi cabeza en su cuello mientras succionaba su piel y él gemía con la respiración entrecortada, solté su miembro goteante que pedía la liberación que yo le negaba en mi deseo de hacer la mía con mi bello castaño, pero el éxtasis que nos envolvía había cegado cualquier racionalidad, así que permití que acabara. De todas formas, su orgasmo era el resultado de estar conmigo, del placer que yo le provocaba.

Acuné su trasero en mis manos y levantándole me hundí con más potencia, el chorro blanco de su esperma cubrió nuestros pechos mientras yo me corría dentro de él.

Agache mi rostro esperando que mi palpitante pene terminara de saciar su deseo. La fuerza con que sus músculos me apretaban, evitaba que mi erección disminuyera, comencé a moverme de nuevo mientras el parecía ronronear por el letargo post orgásmico.

Pase mi lengua limpiando el desastre sobre su pecho e intente retirarme, pero solo obtuve como respuesta un movimiento de su cuerpo contra el mío y que sus brazos me retuvieran con ansia.

- No esperaras que con esto me encuentre satisfecho ¿verdad?

Reí por lo maldita sensualidad de su expresión, ya estaba completamente duro de nuevo y él también. Opte por volver a enterrarme en su trasero, despacio, pero atinando al lugar que sabía lo enloquecía.

- Te aseguro que esto solo empieza… no basta un día para ponernos al corriente.

Las blancas piernas en un rápido movimiento me dejaron bajo él, reacomodando mi falo en su entrada se deslizo sin dejar de mirarme y humedeciendo sus labios para morderlos al quedar completamente lleno.

- ¡Ahh! Tan bueno… tan perfecto…

La magnifica vista de su cuerpo sobre el mío me hizo sentir culpable por todos los errores que cometí por mi cobardía. Para mi todo en Misaki era bello, era lo único que me satisfacía por completo.

Observe su rostro y pase mis grandes manos sobre él, volví a preguntarme hasta donde esto era lo que quería. Un momento, un cogida y luego cada uno regresaría a su vida real… sus movimientos se volvieron más rítmicos y mi fuerza por ralentizar el instante se desvanecieron, su boca en una de mis tetillas hizo que gritara por el placer de la succión, acelerando las estocadas me vine de manera abrumadora por segunda vez, mientras Misaki lo hacia entre los dos nuevamente…sus labios tomaron los míos y se separo viendo como mi semen chorreaba indiscreto por su muslo. Tomando un poco lo llevo a su boca para chupar su dedo y guiñarme un ojo, para finalmente desaparecer tras la puerta del baño… definitivamente ese no era mi tierno y pequeño Takahashi, era un demonio de lujuria que estaba retomando su lugar en mi vida.

El sonido de la ducha me asustó, ¿pensaba marcharse? Me apresure a levantarme para ingresar con clara desesperación.

En medio de la tina, mi hermoso amante me extendía la mano, al acercarme tomo mi rostro para besarme con liviandad y recordarme lo que yo tenía plenamente claro… suficiente para caer rendido a sus pies…

- Eres mío Akihiko…nunca te dejare ir.


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