Luego de las clases los chicos no habían mediado palabra, ambos se habían subido al auto en silencio y se dirigieron al hogar del menor, como siempre.
—¿Quieres algo en especial hoy o carne está bien? —cuestiono Haechan revisando su refrigerador. El departamento del chico era simple, desde la entrada principal se llegaba a el ambiente principal. Un amplio espacio luminoso con una cocina a la derecha que estaba enmarcada por un pasaplato que lo separaba del liivinig comedor y al final de todo un gran balcón. Casi a la mitad del lugar y a la derecha salía un pequeño pasillo que daba a dos cuartos y un baño.
—Lo que quieras —dijo ignorándolo, mientras veía la tele. Haechan cerro la heladera y revoleo los ojos riendo, a veces le daba gracia su amigo, insistía en estar enojado con él por sacar mejor nota en comedia musical, pero igual había ido a su casa.
—Si sigues comportándote así, no te daré la sandía que te compre.
—No me importa.
—¿Seguro? La pedí específicamente para ti, como te gustan.
—No me harías eso ¿no Hyuckie? —Fácil pensó el menor negando. Mark era un libro abierto para él, desde que lo había visto por primera vez, supo que sería su mejor amigo.
…
El pequeño Donghyuck camino por el corredor emocionado, siguiendo a la mujer mayor. Desde que tenía uso de razón había estado interesado en la música. Era irónico que el siendo tan talentoso y sus padres siendo ambos famosos cantantes, lo hubieran mantenido lo más alejado posible de ese mundo que tanto anhelaba. Pero ahora con sus 9 años cumplidos era innegable que estaba genuinamente interesado en eso y no era solo porque le era fácil. Tenía una vocación muy marcada.
No era constante con nada y siempre se aburría con facilidad, pero la música era lo único que persistía en su vida.
—Llegamos —dijo la mujer indicándole el cuarto.
Cuando sus padres lo ingresaron a ese colegio, la condición que le había dado era que haría las cosas como cualquier chico ahí y Donghyuck no pudo estar más de acuerdo con eso. Su familia era muy importante y aunque hubieran querido que tuviera una vida normal, era imposible para él, así que veía esta como su oportunidad. Quería tener amigos como cualquier otro chico.
—Hyuckie, esta será tu cuarto, lo compartirás con unos de tus compañeros… —comenzó a explicar, pero el niño dejo de escuchar por la emoción. A pensar de sus primos, Donghyuck había crecido solo y sin amigos, lo que más anhelaba era tener alguien a quien llamar amigo y compartir todo. Se perdió en sus pensamientos mirando el lugar— que bueno que estés aquí, le estaba comentando a tu nuevo compañero las reglas del lugar ¿podrías ayudarme?
La respiración de Hyuck se cortó justo cuando lo vio, un niño alto y delgado se encontraba parado en el medio del cuarto, sus grandes ojos lo inspeccionaron intimidándolo y sostuvo su valija fuerte contra su cuerpo, tratando de esconderse.
—Si, claro —respondió el niño automáticamente, acercándose un poco a él. Esto lo asusto y se escondió aún más detrás de su valija. Estaba en shock, nunca habia visto alguien así, el chico era perfecto a sus ojos.
—Oh, el pequeño Hyuckie es algo tímido —dijo la mujer acercándose al menor para que saliera de su escondite. Donghyuck se sintió ofendido, si había algo que no era, era tímido, pero entendía la confusión— Ve, saludo a tu compañero.
—Mi nombre es Mark Lee —siguió el mayor de los dos estirando su mano. Donghyuck salió de su escondite y lo imito. Una sonrisa deslumbrante se dibujo en sus labios.
—Lee Donghyuck —dijo encandilado. Sintiendo el calor de la mano contraria recorrer su cuerpo. Entonces lo supo Mark Lee seria su mejor amigo.
…
Haechan llevo el tazón de pocholo y se sentó en el sillón principal junto a su mejor amigo, apoyando su cabeza en su hombro como siempre hacía. Había elegido una comedia romántica para ver y a pesar de que no fuera la favorita de ninguno de los dos no se iba a quejar. Era su rutina verlas juntos, sean buenas o no.
—¿Este fin de semana me abandonas de nuevo? —pregunto cuando ya llevaban más de media película avanzada. Si por Haechan se tratara, viviría las 24 horas del día pegado a su amigo, pero este a veces debía ir a ver a su familia y no era bueno que él fuera también. Lo habían intentado varias veces, pero siempre lograba sentir la tensión y obvio que no quería eso. No tanto por él, sino por su amigo.
—Mi padre quiere que vaya —Haechan revoleo los ojos.
—¿Para que te quiere ahí? Ni siquiera te escucha —era la misma discusión cada vez, a la familia de Mark no le gustaba Haechan y a él no le gustaba su familia, punto final.
—Si, pero es mi padre —El menor se incorporó para mirar a su amigo a los ojos, tenía el ceño fruncido.
—Si, pero no te entiende —sabía que tenía razón, pero Mark no podía simplemente oponerse a ellos.
—No voy a discutir cada vez que voy —Y el menor volvió a revolear los ojos.
La familia de Mark era muy estricta y conservadora, no eran millonarios como la de su amigo, pero tenían altas aspiraciones y dentro de ellas estaba el que su hijo se case pronto y continúe con el legado familiar.
Haechan no lo entendía, él también venia de una familia complicada, sus mismos abuelo y bisabuelo habían liderado una de las empresas más importantes de todo el país y participado de círculos peligrosos, pero su padre había sido la oveja negra, cortando la tradición y abriéndose de todo eso, así que nunca había vivido directamente la presión de su familia.
—Haz lo que quieras Mark —dijo remarcando cada letra de su nombre. Estaba enojado, pero aun así volvió a recostar su cabeza en el hombro del mayor y él lo dejo.
…
Ya era viernes por la tarde, solo faltaba una clase para que empezara el fin de semana y pudieran descansar, pero ni Mark ni Haechan estaban contentos. En ese momento se encontraban comiendo en silencio en una de sus mesas favoritas.
—Irene te manda esto —dijo Jaemin sentándose junto a los jóvenes y extendiéndole una carta a Mark.
—Otra vez —estiro la mano Haechan interceptándola y abriéndola como si fuera para los dos—. Dile que no está interesado —habló doblando el papel y volviéndosela a entregar. Jaemin la rechazo y se limitó a reír y ponerse a comer, sus amigos eran graciosos para él.
—¿Por qué respondes por mí? Es mi carta —se quejo Mark, odiaba que hiciera eso.
—¿Estas interesado?
—No
—Vez, entonces porque te quejas —Jaemin le entrego una mirada graciosa a Haechan, no eran los mejores amigos, pero compartían muchos códigos.
—Porque… ahhh, no lo entenderías —se exaspero.
—No sé porque insisten —habló Jaemin para bajar la tensión. Era sabido que Mark detestaba a Irene y su grupo, pero ellas parecían no entenderlo.
—Porque todos hablan por mi ¿Tal vez puedan gustarme? —se formo un silencio y estallo una carcajada.
—Tal vez los elefantes empiecen a volar —acotó Jaemin limpiándose los ojos.
—Ya… entiendo que no las detengas porque te sientes halagado, pero esto… —dijo Haechan levantando el papel entre sus dedos— Esto ya es acoso —su amigo exageraba, pero no podía evitar darle gracia.
—Si, es un poco molesto.
—Vez lo que digo —revoleo el papel a su espalda y continuó comiendo—. Recházalas.
—Es que tal vez si no fueran así podrían gustarme, son lindas, pero son tan…
—Tontas —dijo Jaemin.
—Superficiales —aclaró Mark. Ellas nunca habían sido ni buenas ni agradables con él, y menos con su amigo. Incluso Wendy, que fue el amor platónico de Haechan desde que habían entrado, jamás lo había tratados bien. Pero cuando Mark se convirtió en el aprendiz de Lee Taemin, de repente el parecieron cobrar importancia. Todos querían ser su amigo ahora. Si supieran quien era realmente Donghyuck…
—Deberías dejarles en claro que no quieres nada con ellas —recalcó Haechan molesto.
Mark lo entendía, podía parecer pretencioso y soberbio, pero Hyuck había vivido el rechazo constante por demasiado tiempo, así que no le gustaba que la gente jugara con la gente, por más molestas y malas que fueran con él, no le gustaba que nadie pasara por lo mismo.