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Lo que provocas en mí (Markhyuck) por Aerin

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La casa de los Lee nunca había sido un lugar agradable para su propio hijo, desde pequeño se habían encargado de mandarlo a diferentes internados y escuelas pupilo, así que nunca sintió ese lugar como propio. Todo había sido en pos de su educación, pero eso mismo lo había convertido en un extraño para sus padres. Mark no estaba seguro de estar enojado o agradecido por eso, pero hacía tiempo había dejado de preocuparse.

Im Yoona o Lee Yoona, despues de su casamiento, era una mujer muy conservadora y religiosa que creía firmemente en los estándares de una familia clásica y convencional. Si bien la familia no tenía un mal pasar económico, ella había tenido que salir a trabajar para sostenerla y por ello aborrecía la nueva sociedad en la que estaba inmersa. Era de la fuerte creencia de que todo tiempo pasado fue mejor y estaba convencida de que su lugar en el mundo era en su casa con sus hijos y que por culpa de la situación económica y de la gente que tomaba ventaja de las situaciones, ella había tenido que abandonarlos, dejando su crianza a otras personas. Personas que no lo habían hecho bien.  

Luego estaba Lee Sungjong, el odioso hermano mayor. Él a diferencia de Mark, si había pasado gran parte de su niñez con sus padres. Arrogante, petulante y abusivo, era la luz de los ojos de sus progenitores. Cada decisión que tomaba los llenaba de orgullo, copiando a casi como un calco la vida de sus padres. Mark lo odiaba, y odiaba junto con él a su flamante, estúpida y prejuiciosa esposa Lisa, con la cual estaban esperando mellizos.

Por último, estaba Lee Sungmin, padre y cabecilla de toda esa familia, era un contador mediocre que nunca había logrado levantar su negocio. Machista, despótico y arrogante, creía que la vida había sido injusta con él y que merecía más de lo que tenía. Además, era un pastor de la iglesia local, lugar donde si tenía cierto reconocimiento. Mark no tenia muchos recuerdos de su niñez junto a él, pero todos los que tenía, eran en ese lugar.

Mark no podía decir que había tenido una infancia triste con sus padres, porque eso sería una mentira, ellos no habían estado muy presentes y fuera de las exigencias, sus padres nunca le habían causado mayores problemas. En cierto momento de su vida, había desarrollado algo admiración por su padre y su hermano, pero eso había acabado en el momento en que se hizo amigo de Donghyuck. Y no era exactamente por su amigo en si, lo que lo había hecho cambiar había sino su familia. La cual a pesar de siempre estar separada vivía pendientes los uno de los otros, profesando y demostrando su amor, casi como el aire que respiraban.     

Mark se encontraba sentado a la mesa de sus progenitores sin atreverse a levantar la mirada de su comida. El ambiente estaba tenso desde que había llegado, a pesar de que aún no se hubieran dirigido la palabra más que para saludarse por cortesía y para dar las gracias antes de comer.

—¿Cómo van las cosas en tu instituto? —pregunto su padre rompiendo ese silencio sepulcral y Mark se sintió más incómodo con la pregunta que con el silencio.

—Bien —respondió cohibido— está todo bien.

—¿Estas aprobando las materias? ¿No tendremos sorpresas con tu beca? —siempre era lo mismo, las preguntas no eran sobre cómo estaba él, sino cuan exitoso estaba siendo.

—No papá, soy el mejor de la clase.

—¿De todas?

—Casi, sabes que Donghyuck es mejor que yo en algunas.

—No me gusta ese chico —espetó su madre abriendo su boca para sorpresa de todos, ella no solía hablar en la mesa a menos que su esposa le diera la palabra. Mark no pudo evitar reír un poco por el comentario y pensar que a su amigo tampoco le gustaban ellos.

—No se como te sigues juntando con él, se aprovecha de ti —habló su padre categórico.

—Es mi mejor amigo y el segundo mejor de la clase ¿Por qué no me juntaría con él? —dijo y su padre le clavo una mirada severa que lo hizo temblar. Una de las mayores razones por las que sus padres no querían a Haechan era porque según ellos Mark se había vuelto irreverente por su culpa.

—Seguramente es por su familia y no me gusta el tono que usaste —sentenció. Sus padres sabían que no era así, que su amigo era brillante, pero sus prejuicios eran más fuertes que su criterio.

—Lo siento —se disculpó.

—¿Cómo están el resto de tus compañeros? ¿Alguien nuevo? —preguntó su madre sorprendiendo nuevamente al joven. Tal vez esa charla ya estaba pautada desde antes, porque dos intervenciones era mucho, además era la primera vez que se mostraban interesados en algo que no fuera calificaciones y reputación.

—Si, estoy conociendo a los chicos del curso más avanzado, son geniales —ella sonrió en respuesta, pero la alegría no llego a sus ojos. No era la respuesta que esperaba.

—¿Hay alguna chica? —cuestionó el hombre haciéndolo incomodar. No era la primera vez que el tema salía a flote, pero cada vez se hacía más reiterativo.

 —No, nadie que me interese —la tensión floto en el aire.

—No crees que ya es hora de que empieces a preocuparte por eso. Ya vas a cumplir 20 años y nunca nos presentaste a ninguna chica —Mark tuyo que contar hasta diez. Su padre no había estado preocupado por su situación sentimental hasta que se había enterado de que su tutor, Lee Taemin era gay.

—Aun no encuentro a la persona indicada —dijo molesto por la charla.

—Querrás decir chica —lo corrigió su madre perturbada y esta vez no pudo evitar revolear los ojos, molesto.

—Eso fue lo que dije.

—No —alertó intranquila Yoona.

—Saben que quise decir —revoleó los ojos restándole importancia, ni siquiera comprender porque estaba teniendo esa discusión.

—Controla tu tono Mark, somos tus padres.

—¿Hablar cómo? Ustedes son los que me hacen preguntas extrañas. Lo siento, por no tener pareja. Parece que las chicas no gustan de mi —mintió sin entender porque lo hacía.

—Te estas volviendo un rebelde desde que ese tipo te dirige ¿Porque tenías que elegirlo? —Mark esta vez tuvo que contar hasta cien para no decir nada inapropiado.

—Es el mejor profesor de la academia y nunca pide pupilos, no podía dejar pasar la oportunidad.

—No me gusta —la paciencia del menor llego a su fin con eso, sus padres eran muy exigente con él, pero eso ya era ser obtuso. El silencio se volvió a hacer presente y el aprovecho para terminar de comer lo más rápido que pudo.

—Todo estuvo deliciosos mamá, pero lamento tengo que retirarme —dijo mientras se paraba de su lugar— debo ir a estudiar.

—¿No vas a venir a misa con nosotros? —cuestiono su padre molesto, esa había sido a idea del menor en un principio, pero considerando lo áspero que fue el almuerzo, decidido que lo mejor seria irse antes de decir algo fuera de lugar.

—No, lo siento, tengo que prepararme para un examen el lunes —mintió— iré a la sede cerca de la residencia —volvió a mentir. Mark había dejado de ir a la iglesia desde que se había empezado la academia, y solo iba cuando iba a visitar a sus progenitores, pero eso ellos no lo sabían. Los labios de Sungmin se volvieron rígidos en una línea y supo que no le gustaba lo que escuchaba.

—Seria bueno que el fin de semana que viene vinieras con nosotros, no es lo mismo sin ti —Mark sintió la culpa colando hondo por eso y se ablando.

—Si, seguro. Aquí estaré —No sabía porque lo había dicho, pero se arrepintió al instante. Su madre sonrió feliz haciéndolo sentir peor. No odiaba a sus padres, de hecho los quería y sabía que querían lo mejor para él, pero su forma de pensar era muy distinta a la de él. Los mayores lo acompañaron aun algo molestos por su retirada.

—Te estaremos esperando el fin de semana hijo —habló su madre con un brillo en los ojos, ella no era una mala persona— cuídate.

—Claro mamá —saludo con un ademán en su cabeza— Papá —el nombrado cabeceó en forma de saludo y el mayor salió de ahí. 

Haechan se encontraba recostado en el pasto de la plaza cercana a su casa junto Jeno, Jaemin y Renjun. Todos vivían muy cerca de ahí, así que era común para ellos encontrarse en ese lugar a pasar la tarde y conversar. No eran exactamente amigos, pero si se llevaban bien y comenzaban a quererse.

Huang Renjun era el más cercano a Haechan, el junto a Park Jisung y Zhong Chenle eran a los únicos que podía llamar amigos dentro de la academia, claro sin contar a Mark, aunque este prefiriera a sus compañeros mayores con los que empezaba a entablar una amistad. Luego estaba Na Jaemin, él no era exactamente su amigo, pero compartían tantas clases con Mark y él, que ya era una especie de compañero de aventuras, el chico estaba en todo. Además, tenía un carácter agradable y gracioso, que era fácil de llevar. Él rápidamente entraba en complicidad con Haechan, sobre todo para molestar al resto y era justamente por eso que se llevaban tan bien. Y, por último, pero no menos importante, venia Lee Jeno. El era el más extraño de los tres, era gracioso de un modo particular y atento, pero a veces parecía desconectado de la realidad. A Haechan le caía realmente bien él joven, sabía que era bueno y que podía confiar en él, pero a veces se sentía algo incomodo por los comentarios que hacían tanto Jaemin como Renjun sobre él, pero elegía ignorarlo, porque fuera como fuera, Jeno seguía siendo una de las personas más agradables que había conocido.

La amistad de los cinco jóvenes no era indiferente para Haechan, él no había sido una persona particularmente popular en sus años escolares, así que sacando a Mark y sus primos, no solía comunicarse con personas de su edad, claro hasta ahora. No diría que había entrado con el pie derecho a la academia, porque eso sería mentir, pero le había ido particularmente bien con sus compañeros nuevos y eso le alegraba. Era una lastima que en parte esto se debiera que sacado a Chenle, Jisung y Mark, el resto desconociera realmente su procedencia.

—¿Creen que está mal que le hable? —cuestionó por décima vez, inseguro. Haechan no era una persona muy indecisa, pero la situación con Wendy no estaba yendo ni para atrás ni para adelante y eso comenzaba a molestarle.

—Si eso es lo que quieres —dijo Renjun dándole a entender que siguiera, era el más consciente de los tres acerca de sus sentimientos, ya que, en parte, era su confidente.

—No creo que valga la pena —opino Jaemin levantando sus hombros. Él era el único que sabia sobre la situación de Mark y esas chicas, así que su comentario era el más importante de todos.

—¿Tanto te gusta? —cuestiono por último Jeno con el ceño fruncido. Una sonrisa se dibujó en los otros dos jóvenes, comenzando con ese juego que Donghyuck no entendía.

—¿Te molestan los dilemas románticos de Haechan?

—No es eso, es que esa chica ni siquiera es tan linda o interesante ¿Por qué le importa tanto? —su tono sonó más molesto que de lo que hubiera querido.

—Alguien esta celoso —empezó a burlarse Renjun y ambos empezaron a pelear olvidándose por completo cual era el origen de la discusión.

Haechan revoleo los ojos, molesto y deseo que Jisung y Chenle estuvieran ahí. Ellos podían ser menores que ellos, pero eran mucho más maduros y podían darle mejores consejos.

—¿De verdad quieres hablar con ella? —pregunto Jaemin llamando nuevamente su atención. Esta vez la conversación era privada porque, los otros dos, estaban envueltos en sus propias peleas.

—No estoy seguro, antes me importaba más, pero últimamente me molesta un poco… solo quisiera hacer algún cierre, aunque se que nunca hubo un inicio —rio contagiando a su acompañante.

—Tu puedes hacer lo que quieres, pero sabes bien que ella esta atrás de Mark ¿No es eso bastante humillante? —sabía que Jaemin no tenía malas intenciones, pero sus palabras igual dolían.

—Creo que eso es lo más me molesta —el ceño de su acompañante se frunció— no me malinterpretes, es solo que de todas las personas ¿tenía que gustar de Mark? Es mi mejor amigo. No me agrada que sea con él. Hubiera preferido que fuera cualquier otra persona.

—Creo que lo entiendo —dijo Jaemin mirando de refilón a los chicos pelear.

El bolsillo del pantalón de Haechan comenzó a vibrar y lo saco cortando la discusión. Los jóvenes no tuvieron que preguntar de quien se trataba, porque una sonrisa deslumbrante se posó en los labios del chico y lo supieron.

 —La reunión familiar termino antes de tiempo, esta viniendo para acá —dijo sin aclarar de quien hablaba, como siempre hacia cuando se trataba de él. Haechan se incorporó limpiando de pasto su campera y se la puso ante la mirada del resto.

—¿No puede venir él mejor? —cuestiono Jeno con algo de esperanza, pero la pregunta casi fue ignorada por el chico.

—Ni siquiera lo conocen bien, Mark es tímido con los desconocidos —repitió el mismo discurso que siempre daba. Y a pesar de que Jaemin si era amigo del alto, igual ninguno volvió a intentar detenerlo, porque a diferencia de Jeno, los otros ya sabían que cuando el mayor llamaba, el resto del mundo desaparecían para Haechan— Nos vemos el lunes —saludo alegre como si nada y se retiró. Todos devolvieron el gesto y vieron como el chico se alejaba. Cada uno con un pensamiento diferente en su cabeza, cada uno tratando de entender que era lo que pasaba ahí.

Haechan camino las cuadras que lo separaban de su casa entre feliz y preocupado. Había extrañado a Mark, en general no pasaba mucho tiempo lejos de él y no sabía bien que hacer cuando lo hacía. Pero el hecho de que haya vuelto antes de lo indicado implicaba que sus padres le habían dicho algo molesto a su amigo y eso no le agradaba. A veces le gustaría que su amigo pudiera ver a sus padres como él los veía, pero no podía hacer eso, eran sus padres y tenía que respetarlo.

Llego a la esquina de su casa y pudo ver sobre el portón de su casa a cierto chico alto que lo esperaba. Su pecho se estrujo.

—¿Dia difícil? —cuestionó Haechan con una sonrisa comprensiva.

—Vida difícil —respondió haciéndose a un lado para que el menor le abriera.

—¿Tan mala fue la reunión con tus padres?

—De las peores —su corazón se comprimió un poco más por eso, odiaba ver mal a su amigo.

—Pensé que te quedarías para ir a la iglesia mañana —habló subiendo las escaleras mientras el mayor lo seguía de cerca

—Cambie de opinión.

Haechan no necesito preguntar más para saber que su amigo no quería hablar y Mark no necesito decir nada para que el menor lo consintiera como solo él sabía hacer cuando estaba deprimido. Porque ambos tenían un pacto tácito de no increparse con ciertos temas. Mark obviamente nunca fue a la iglesia ni a la residencia como había dicho que haría y en su lugar se quedó con su amigo.

Ese fin de semana Haechan no fue como siempre, no lo molesto cuando quiso estudiar, no eligió la película ignorando las opiniones del mayor ni comió su comida favorita. Todo para ponerlo de mejor humor, todo para que la sonrisa volviera al rostro de su amigo.


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