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Vinsmoke before flowers por Akashi_Male

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Entró al instituto y lo primero que notó eran las caras adormiladas de los alumnos que caminaban por los pasillos, así era la vida de los estudiantes.

 

―Tengo que ir a la oficina del director―. Susurró para sí, realmente no sabía dónde era así que busco con la mirada a algún alumno que estuviera medianamente despierto.

 

Encontró a uno que estaba parado frente a su casillero, leyendo un libro bastante concentrado. Era rubio, alto y bastante atractivo. Se acercó a él con una sonrisa, deteniéndose a su lado.

 

―Disculpa―. El chico dejo lo que estaba haciendo para fijar sus ojos en él―. ¿Sabes donde esta la oficina del director?

―Claro, vas hasta el final del pasillo y doblas a la izquierda, subes la escalera y vas a la derecha―. Asintió con seguridad, aunque no había entendido nada.

―¡Gracias!― El joven solo hizo un gesto amable, volviendo su vista al libro.

 

Caminó hasta el final del pasillo, dobló a la izquierda y subió por la escalera. Luego, dudó un poco por donde seguir. ¿Era hacia la izquierda nuevamente o tenia que ir a la derecha?

Se quedó parado en su lugar, no sabía donde ir. ¿Izquierda? ¿Derecha? ¿Izquierda? ¿Derecha?

 

―Bueno…― Prosiguió hacia la izquierda, encontrándose con varias aulas a su paso.

 

No, algo le decía que estaba equivocado. ¡Seguro era hacia la derecha!

Volvió sus pasos para ir al lado contrario, sin contar con que se chocaría con un enorme cuerpo.

 

―Lo siento…― Miró a la persona contra la que se chocó, viendo a un chico pelirrojo, bastante alto y con una gran musculatura física. Estaba un poco desalineado, la corbata la tenia puesta mal y los tres primeros botones estaban desabotonados.

―No te preocupes―. Respondió sin cambiar su expresión seria―. ¿Estás perdido?― Inquirió al ver sus ojos, parecía cachorro abandonado.

―Un poco, soy nuevo y busco la oficina del director―. El desconocido sonrió de medio lado, antes de hacerle una seña con la cabeza para que lo siguiera.

 

Caminaron unos pasos hasta llegar a una puerta donde decía ¨director¨, claramente se había equivocado, en efecto tenía que ir a la derecha.

 

―¡Muchas gracias!― Sonrió abiertamente―. Me llamo Monkey D. Luffy, ¿y tú?

―Dime Kid―. Estrecharon sus manos, el pelirrojo parecía ser una persona seria, de no tener muchos amigos.

―¡Un placer, espero podamos ser amigos!― Kid lanzó una carcajada, cosa que confundió al pelinegro.

―Eso ya lo veremos, mocoso―. Se alejo del lugar a paso lento, Luffy solo se quedó mirándolo un tanto intrigado.

 

Ya lo había decidido, Kid iba a ser su amigo porque así lo quería, le había caído bien y punto.

Tocó la puerta dos veces, siendo cuestión de segundos para recibir una afirmación para poder entrar.

 

―Buenos días, ¿en que puedo ayudarte?― El hombre tras el escritorio tenía una sonrisa amable, extrañamente había una cabra a su lado que comía pasto de un balde.

―Soy Monkey D. Luffy.

―Oh, claro, el alumno nuevo―. Buscó algo en uno de los cajones, sacando unos papeles y tendiéndoselos―. Este es tu horario de clases, tu casillero regular es el 205 y el de educación física el 112.

―¡Gracias, viejo!― Agarró las hojas sin borrar su expresión sonriente.

―¡Soy Sengoku, niñato!― Definitivamente ese chico era igual a su abuelo―. Tendrás una semana para elegir un club, cuando decidas cual quieres debes venir a verme así te anoto―. Asintió―. Tu primera clase es matemáticas, corre antes que se haga tarde.

―¡Si!― Salió a paso apresurado del salón, asomándose un poco antes de irse―. ¡Gracias, viejo!― Corrió sin ver la engrapadora que iba directo a su cabeza.

 

•_•_•_•_•

 

Todos se quedaron en silencio al ver al profesor entrar, sorprendiéndose al ver a un chico de sonrisa amable junto a él.

 

―Alumnos, él es un Monkey D. Luffy, es nuevo―. El mencionado levantó la mano diciendo un corto ¨yo¨, haciendo que a todos les bajara una gotita por la cabeza por su intento de saludo―. Sean amables con él, Bellamy―. Un rubio que tenia una gran cicatriz en la cara se levantó de su asiento―. Tú serás el encargado de mostrarle el instituto.

―Si, profesor―. Respondió de mala gana.

―Puedes sentarte donde quieras―. Luffy examinó el salón, decidiendo sentarse junto a un alumno pelinegro que tenia varios tatuajes en los brazos, además de perforaciones en las orejas―. Vamos a comenzar.

―¡Hola!― Saludó animado, el moreno solo lo miró de reojo.

―Hola―. Respondió volviendo sus ojos al cuaderno frente a él, comenzando a escribir.

―¿Cómo te llamas? ¡Seamos amigos!― El tatuado lo ignoró de sobremanera, causando un mohín de molestia en Luffy―. ¡Yo soy Luffy!

―Quédate callado, mocoso―. Pidió serio, sin embargo, no dejaba de escribir.

 

El pelinegro solo se quedó mirándolo, le molestaba que las personas lo ignoraran. Para él siempre había sido fácil hacer amigos, pero hasta ese momento no había logrado hacer ninguno.

 

―Entonces la cuadricula X la encuentran mediante…― Escuchaba la explicación del profesor, sin embargo, no prestaba la debida atención.

 

Fue en ese momento cuando la imagen de un pelirrojo asaltó su cabeza, se preguntaba si lo encontraría en algún lugar del instituto. Pensar en eso, muy a su pesar, lo ponía nervioso.

 

•_•_•_•_•

 

Pasaron dos horas, demasiado largas para su gusto, cuando sonó el timbre que marcaba el receso.

Todos se levantaron de sus asientos, saliendo a paso lento del aula. El moreno a su lado, sin siquiera voltear a verlo, también se marchó tranquilamente. Por su parte, no sabia que hacer. Podía ir a la cafetería a comprarse algo para comer, pero algo lo estaba deteniendo, se sentía ansioso sin explicación alguna.

 

―Oye, mocoso―. El rubio de la cicatriz estaba parado justo a su lado, tenia cara de aburrimiento total―. Parece que me ha tocado ser tu niñera por hoy, sígueme.

―¡Oh, Bellmy!― Sus ojos brillaron, quizás él podría ser su amigo.

―Me llamo Bellamy―. Corrigió con una mueca de disgusto―. Ven, vamos.

 

Lo siguió por detrás, el chico realmente no parecía contento con la tarea que le asignaron.

Caminaron por los pasillos, que estaban un poco abarrotado de personas que iban a buscar libros y diferentes cosas a sus casilleros, y el rubio le iba contando algunas cosas.

 

―Como habrás podido ver, hay cuatro pisos en este instituto. La sala de audiovisuales esta en el tercer piso, en algunas materias vamos ahí, en el segundo piso esta el gimnasio donde hacemos educación física los días de lluvia, pero si hay buen clima hacemos afuera, en el terreno que pusieron para eso―. Luffy asentía entendiendo todo lo que le decía.

 

Fueron al segundo piso, donde Bellamy le señalo un salón un poco más grande que lo demás.

 

―Esa es el aula de Ciencias, cuando tenemos esa asignatura venimos aquí―. Caminaron un poco más, el chico abrió una puerta donde se veían varios utensilios de cocina―. Este es el club de Cocina, si quieres unirte a él, aquí será donde deberás venir.

 

Se dirigieron al primer piso, casi al final del pasillo se veía una gran puerta. El mas alto la abrió, dejando ver varias mesas y muchos alumnos comprando cosas.

 

―Esta es la cafetería, obviamente es donde almorzamos y en el receso se puede comprar chucherías.

 

Los ojos de Luffy brillaron, tenía mucha hambre, pero no quería cortar la explicación que le daba su nuevo amigo.

 

•_•_•_•_•

 

Varios minutos después volvieron al aula, Bellamy le enseño todo el lugar y le explicó donde estaban los diferentes salones, además de mostrarle donde estaban los diferentes clubes. Algunos se realizaban adentro de la misma edificación, otros al aire libre y los demás en canchas cerradas alrededor del instituto.

 

―¡Gracias por todo, Bellmy!― Una vena apareció en la frente del mencionado, agarrándolo por la cabeza con una expresión de enojo.

―¡Que soy Bellamy!― El más bajo solo río travieso, por mucho que le molestara, ese niñato tenia algo que evitaba que lo matará a golpes―. No hay de que, mocoso―. Sonrió levemente antes de sentarse en su lugar.

―¡Bellmy, ¿podemos almorzar juntos?! ¡Ahora que somos amigos quiero que almorcemos juntos!― Lo miró un tanto sorprendido, ¿en qué momento le había dicho tal cosa?

―Vale, vale―. Movió su mano desinteresado, no podía negarle eso al chico nuevo. ¡Pero que nadie creyera que estaba siendo amable!

―¡Si! ¡Lo logré!― Con una gran sonrisa, corrió a sentarse en su lugar.

 

Bellamy sólo se quedó viéndolo, definitivamente ese chaval tenía algo especial.

 

•_•_•_•_•

 

Se levantó mientras se estiraba tanto como su cuerpo se lo permitía, estar tanto tiempo sentado en esas incomodas sillas era una mierda. Su trasero le dolía como los mil demonios.

Portgas D. Ace, diecinueve años, primer año en la carrera de piscología. Castaño, alto y con un cuerpo marcado, atractivo ante los ojos de los demás, y una cara angelical con las pecas que tenía.

 

―¡Ace!― Se giró al escuchar su nombre, encontrándose a su hermano junto a una chica muy bonita.

 

Monkey D. Sabo, también de diecinueve años, primer año en la carrera de abogacía. Rubio, de ojos azules, una gran cicatriz traspasaba su ojo izquierdo. Su cara transmitía tranquilidad, amabilidad y comprensión, junto a su linda sonrisa.

 

―Ey, ¿cómo estas?― Saludó con una expresión amable, el menor asintió.

―Bien, te presento a Koala, va conmigo en el salón―. Ace hizo una pequeña avenía, la chica le respondió de la misma manera.

―Es un placer, me llamo Portgas D. Ace.

―Igualmente, Ace-kun―. Sonrieron antes de comenzar a hablar de cualquier cosa que se le venía a la mente.

 

•_•_•_•_•

 

―¡Quiero saber tu nombre, dímelo!― El moreno ya estaba poniéndose de muy malhumor ante la insistencia del pelinegro, toda la clase había estado así y trató de ignorarlo, pero era inútil.

―Ya deja de molestar, mocoso―. Ordenó por onceaba vez, aunque sabía que sería inútil.

―Eres malo, tatuado―. Hizo un puchero antes de volver sus ojos al pizarrón, totalmente derrotado.

―¿Me lo dices o me lo cuentas?― Susurró con el ceño fruncido―. Mocoso molesto, que ganas de ponerte en una sala de operaciones.

 

El timbre sonó marcando la finalización de las clases de la mañana, por lo que era la hora del almuerzo.

El moreno se levantó sin siquiera mirarlo, saliendo del salón a paso decidido. Por su parte, Luffy tenía las mejillas infladas, quería que ese chico fuera su amigo, pero lo ignoraba completamente.

Miró a su alrededor, dándose cuenta que era el único que seguía ahí. Se levantó dispuesto a buscar a Bellamy, quien seguramente estaba en la cafetería. Fue directamente ahí, viendo la gran fila que había para comprarse la comida, por lo que agarró una bandeja y se dignó a esperar su turno.

 

―•Quince minutos después•―

 

Luego de varios minutos pudo comprar su almuerzo, fijando su vista en las mesas con la esperanza de encontrar al rubio.

 

―¡Ahí está!― Río como niño mientras se dirigió al lugar donde estaba su nuevo amigo, sentándose y ganándose la mirada del chico.

―Oh, me encontraste―. Fue lo único que dijo antes de volver a comer―. ¿No crees que es demasiada comida para ti solo?― Preguntó al ver la gran cantidad de alimentos que tenia la bandeja del pelinegro.

―Para nada, shishishishi.

 

Comían en silencio, Bellamy observaba a Luffy con mucha curiosidad, mientras que este estaba mas concentrado en tragarse todo lo que tenia en la bandeja.

 

―Oye―. El mas bajo lo miró―. No te ofendas por lo que diré, pero me pregunto cual es tu familia―. Tragó sin entender lo que quería decir.

―¿Mi familia?― Inquirió ladeando un poco la cabeza.

―Si, este es un instituto de elite, solo acuden las personas poderosas, aunque hay uno que otro becado―. Luffy iba a responder, sin embargo, un gran barullo comenzó a escucharse.

 

Ambos desviaron sus ojos hacia el lugar donde provenía el ruido, encontrándose con varias chicas suspirando enamoradas y murmurando cosas que no se entendían. 

En ese momento, cuatro personas entraron a la cafetería. Rojo, azul, amarillo y verde, esos eran los colores de los cabellos de los jóvenes.

 

―¡Ichiji-sama! ¡Niji-sama! ¡Sanji-sama! ¡Yonji-sama!― Exclamaban las alumnas tratando de llamar su atención, sin éxito alguno.

 

Luffy abrió los ojos de sobremanera al reconocer a los dos chicos de aquella vez, su corazón comenzó a latir con fuerza y el ansia empezó a corroerlo.

Los cuatro jóvenes ignoraban todo a su alrededor, yendo a sentarse a una mesa vacía y la charla entre ellos no se hizo esperar.

 

―Ya están aquí―. Oyó hablar al rubio, mirándolo confundido―. Siempre que hacen acto de presencia los cuatro, todo se vuelve un caos…― Bellamy parecía estar un poco pálido, preocupando a Luffy―. Bueno, volviendo a lo que estábamos hablando…

―¿Qué pasa?

―¿Ves ese chico que esta ahí?― Señaló a un chico pelirrojo, que comía solo en una mesa. Luffy lo reconoció al instante, era el mismo que lo ayudó a encontrar el despacho del director―. Es Eustass Kid, heredero de las empresas automotrices ¨Eustass¨.

―Oh…

―Y el que esta allá―. Ahora señaló a un pelinegro con varios tatuajes, el compañero de pupitre de Luffy―. Es Trafalgar Law, sobrino de Donquixote Doflamingo. Como no tiene hijos propios, él y su hermano heredaran todo―. Asintió―. El que esta allá es Roronoa Zoro, hijo de Dracule Mihawk.

―¿El espadachín mundialmente famoso? ¡Genial, quiero que sea mi amigo!

―¡Tú quieres que todos sean tus amigos!― Ahora señaló a un rubio―. Ese es Cavendish, sus padres son dueños de varias franquicias de cuidados de piel y belleza.

―Ya veo―. También lo había reconocido, fue quien le dio las indicaciones para encontrar la oficina del director.

―Por último…― Restó total importancia a los demás alumnos que no mencionó, señalando al cuarteto de colores―. Ellos son los hermanos Vinsmoke, pertenecen a la familia más poderosa de aquí―. Miró a los cuatro chicos sin entender muy bien porque su nuevo amigo le contaba eso―. Dicen que son carentes de sentimientos, incapaces de sentir emociones. Nunca te metas en su camino, los pasillos del instituto son suyos, ellos son los reyes de este lugar.

 

Luffy se quedó mirándolos, tratando de entender lo que Bellamy le contaba. ¿Carentes de sentimientos? ¿Eso era realmente posible?

En ese momento, dos de los chicos se levantaron con una sonrisa bastante cínica en sus rostros, comenzando a acercarse peligrosamente a ellos.

 

―Vaya, vaya―. La voz del peliazul resonó ante el silencio que se formo en la cafetería―. ¿Qué tenemos aquí? A la hiena, Bellamy―. A Luffy no le gustó nada el tono con el que estaba hablando―. ¿Cómo estás? ¿Cómo va el negocio de tu madre?

―…― Por su parte, el rubio estaba callado y su cara iba perdiendo color.

―Oye, por lo menos contesta, se educado―. Pidió el peliverde con un falso lamento―. ¿Qué estas comiendo?― Se acercó para ver que había en la bandeja―. ¿Arroz y carne? Qué asco…

―Comida de plebeyos―. El pelinegro ya se estaba molestando al ver como se burlaban de su amigo. Se giró levemente para decirles algo, pero se paralizó.

 

Detrás del peliazul y el peliverde estaba… el pelirrojo.

Su expresión era indescifrable, tenia unas gafas puestas y se mantenía al margen de lo que sucedido. Sin embargo, por un leve segundo, pudo sentir su mirada sobre sí.

 

―¿Tanto te gusta esto?― Bellamy asintió un poco, sabia que si se defendía iba a ser peor―. ¿Enserio?― Ante la mirada expectante de todos, el peliazul le agarró la cabeza y se la estampó contra la comida.

 

Eso fue la gota que derramó el vaso. Luffy se levantó de un salto y lo miró con muchísimo enojo, causando que los ojos de los hermanos fueran a parar hacia él.

 

―¡¿QUÉ HACES CABRÓN?!― Todos contuvieron la respiración al escuchar como le gritó, el peliazul y el peliverde solo se rieron―. ¡¿DE QUE SE RIEN, IMBECILES?!

―De ti, ¿acaso no sabes quienes somos?― El de cabello verde lo miró con suficiencia, hasta que sintió el golpe de una bandeja justo en la cara.

―¡ME IMPORTA UNA MIERDA QUIENES SEAN!― El peliazul y el pelirrojo abrieron los ojos atónitos al ver como se había atrevido a golpear a su hermano menor.

―Podemos destruirte en dos segundos, y no perdonaremos lo que has he―. Un puño estampado en su rostro lo obligo a callarse, cayendo de lleno al piso.

―No necesito que me perdonen―. Su expresión era seria, hasta daba miedo―. Me importa poco lo que me hagan, no permitiré que lastimen a mi amigo.

 

El peliazul se sostenía la nariz, la cual estaba sangrando abundantemente. Su mirada era filosa, definitivamente ese mocoso se había buscado su destino.

 

―Ya veremos cuanto tiempo te dura esa convicción―. Con ayuda del pelirrojo, se levantó del suelo y lo miró con furia.

 

El peliazul ayudó al peliverde para que se pusiera de pie, saliendo ambos con expresiones de total ira.

Luffy solo se quedó mirando por donde se fueron, estaba enojado y se le notaba. Tenía unas pequeñas venas sobresaliendo de sus brazos.

 

―Has cometido un grave error―. Escuchó a su lado, fijándose que el pelirrojo aún seguía ahí―. Prepárate, chico nuevo, porque acabas de ganarte la tarjeta roja.

 

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

 


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