-Buenos días, señorito. Es hora de levantarse...
¿Señorito? ¿Me están llamando a mí? Pero yo... Estoy muerto...
Lo último que recuerdo de mí mismo fue el momento en que aquella desgraciada me dijo que iba a morir joven... Y me tiró por un balcón. Toda mi vida pasó ante mis ojos. Lo poco que conseguí, siempre fui un personaje secundario... Bueno, por lo menos pude llegar a la universidad.
Abro los ojos y lo veo todo blanco, ¿será la luz al final del túnel? Unos segundos después, cuando mis ojos se acostumbran a la claridad, noto que estoy acostado en una cama con dosel, situada en el centro de una enorme habitación que da a un jardín que nunca antes había visto. Las ventanas están abiertas y las cortinas descorridas, la luz del sol alumbra mi habitación.
-Buenos días, señorito Shinobu, es la hora de su baño. -Un criado muy sonriente está al pie de mi cama, mientras otros cuatro sirvientes entran una bañera antigua en mi habitación y empiezan a llenarla con cubos de agua.
Un momento, ¿cómo me ha llamado? ¿Una bañera en mi habitación? ¿Es que no hay agua corriente? Ahora que lo pienso... Tampoco hay rastro de enchufes o interruptores.
-Báñese, señorito, o se le va a enfriar el agua.
Parece que retrocedí en el tiempo. Me meto en la bañera y empiezo a pensar cosas raras. Esta situación me recuerda a una novela que leí hace tiempo. Me visto con la ropa que tengo preparada, parece ser un traje occidental de finales del siglo XIX o principios del siglo XX.
-Señorito Shinobu, su desayuno está listo. Pase a la salita y en cuanto termine, vendrá su profesor.
¿Profesor? Parece que nunca me voy a librar de los estudios. Bueno, abro lo que parece ser una puerta de comunicación y entro en una salita de estar vagamente conocida. En una mesita hay una bandeja con comida que me dispongo a devorar. En cuanto termino, sólo espero. En pocos minutos entra un tipo, no muy alto, con gesto ceñudo, que tiene el cabello castaño un poco largo, viste un traje marrón y lleva gafas y maletín.
-Buenos días, señorito. Vamos a empezar con la lección de hoy...
Un momento. A este tipo lo conozco de algo... ¡El demonio Kamijou! Esto es muy raro, ¿qué hace él aquí?
Cuando la lección termina, vuelve a entrar el sonriente criado.
-Ahora vamos a dar su habitual paseo por el jardín. Su padre está trabajando, y su madre y hermana se han ido de compras. Como sabrá, ya es hora de ir preparando el ajuar de la señorita Risako... No hay peligro. Salga, ya sabe lo que tiene que hacer.
Salgo al jardín, dócil y obediente ante las órdenes que me da mi sirviente. El paseo es corto y vamos por zonas apartadas, al principio me siento como en una prisión, pero poco a poco voy recordando cosas.
Me vuelven a conducir a mi habitación, siempre por habitaciones y puertas traseras, como si fuera alguien a quien nadie quiere ver... Alguien que no le importa a nadie. Poco después es la hora de la comida, como solo y luego me obligan a dormir una siesta. Y entonces, escucho a los criados cómo hablan de mí.
Al cabo de una hora, entran a despertarme y me anuncian que pronto vendrá el médico a hacerme el reconocimiento semanal. Mientras tanto puedo leer, estudiar, mirar por la ventana. Lo que quiera, excepto salir o dejarme ver. Llevo menos de un día aquí y me siento como en una prisión, lo pero es que tal vez sea cierto que estoy en una.
El doctor Kusama es la primera persona que me trata con amabilidad. Me habla como a un viejo amigo y hablamos unos minutos antes del reconocimiento, que sólo es una manera de decirle a mi familia que sigo vivo... Vivo, y en perfectas condiciones para venderme.
Porque ya lo recordé todo sobre mí.
La familia Takatsuki tiene mucho poder y dinero, pero ningún título. Son lo que se dice comúnmente nuevos ricos. La hija mayor, Risako, es una joven de extraordinaria belleza, comprometida en matrimonio con el conde Miyagi You, el que había sido hasta entonces el soltero más codiciado de la región. Yo soy Shinobu Takatsuki, el menor, y soy la vergüenza de la familia.
Soy un doncel. Se llama donceles a aquellas personas que tienen el aparato reproductor externo masculino, y órganos femeninos internos. Los donceles suelen ser pequeños y de aspecto delicado, no parecen hombres del todo, pero tampoco mujeres. Además, en estos tiempos, causan asco y fascinación a partes iguales. No obstante, ha habido donceles que, a pesar de su condición, han sido bien valorados y han escapado de su destino.
A mí no me pasará eso. Aunque aún tengo diecisiete años, en cuanto cumpla los dieciocho se van a deshacer de mí. Mi familia contactó con un sultán de un país lejano, aburrido de las mujeres y con bastante dinero en el bolsillo. No dudaron en venderme, como si fuera un objeto. Al fin y al cabo casi lo soy... Sólo soy un simple personaje secundario, igual que en mi vida anterior.
Pero yo, esta vez, juego con ventaja. Leí el libro, y sé lo que va a pasar.
Sé que mi hermana realmente no está enamorada de su prometido. Mi hermana se entiende con Tsumori, el ayudante de mi padre, y quiere casarse con Miyagi por su dinero, y mantener a su amante con él.
También sé que probablemente muera a manos de mi amo...
Y también sé que estoy enamorado del prometido de mi hermana. Me enamoré a primera vista hace un par de años, cuando empezó a visitar la casa. Empecé observándolo a escondidas, y después terminé enamorado, aunque sin esperanza alguna.
En mi anterior vida, yo tenía quince años y un día cualquiera, al terminar mis clases, tuve que dirigirme a un hotel donde nunca había estado. Me perdí por el camino y terminé en un callejón poco recomendable. Entonces, tres tipos mucho más altos que yo se me pusieron enfrente y me exigieron que les diera todo lo que llevaba encima. El tipo de aspecto más amenazador iba a lanzarse encima de mí, cuando de repente alguien lo paró, diciendo que iba a llamar a la policía. Entonces lo vi. Era alto, moreno, vestía de traje y tenía un aspecto maduro y elegante... Fue amor a primera vista... Unilateral.
Resultó ser que nos dirigíamos al mismo lugar... Y que él era el famoso Miyagi, el prometido de mi hermana. Por eso, me fui a Australia, y me convertí en un personaje secundario de mi propia vida.
Pero en esta realidad, aún estoy a tiempo de cambiar mi destino.
¿Voy a seguir siendo un personaje secundario?
CONTINUARÁ