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Punto final por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Un pequeño one shot a peticion.

El pasillo es interminable. Mis botas resbalan mientras intento no correr al mismo tiempo que caminar más rápido. Estoy muy tarde. Miro la numeración que tienen sobre las puertas, contando mentalmente al mismo tiempo. Noto algunas miradas de las personas con las que me cruzo, supongo que aquí no todos los días ves a un hombre casi corriendo, usando jeans desgastados, botas militares y una camisa que dice “¿pero esto es arte?” sobre el dibujo de un alíen.


— lo siento, llego tarde— digo al mismo tiempo que empujo la puerta. Hay dos personas dentro. Paulet, mi amiga pelirroja y contacto con este lugar. Y otro hombre a quien conozco bien porque nos hemos visto antes más veces de las que quisiera: es más alto que yo, con cabello castaño bien cortado y peinado, ojos oscuros y algo rasgados, usando un pulcro traje oscuro.


— Quince minutos, estaba por cancelar— dice Paulet. Pongo los ojos en blanco y termino de entrar.


— Hubo un accidente y la calle se bloqueó— paso directo hacia el primer enchufe de luz que veo, revolviendo todo en mi mochila hasta que encuentro un cargador y mi teléfono— también me quede sin batería.


— dios…


— entonces, dijiste que necesitabas mi ayuda para un proyecto nuevo— interrumpo antes de que siga el reclamo. No digo que la impuntualidad sea buena, pero tampoco es el fin del mundo, fue algo que se escapó de mis manos porque yo venía a tiempo hasta ese accidente.


— sí, implementare un curso para los estudiantes, algo muy enfocado a la psicología pero sin dejar de lado lo que hacemos aquí. Evans será tu compañero en esto, entre los dos se encargarán del curso.


— Te dije que podía hacerlo por mi cuenta— dice Evans. Típico de abogados. Yo doy clases en diversas carreras en la misma universidad, todas ellas sobre psicología. Claramente el Sr. Perfecto Evans puede hacerlo solo, no lo dudo pero solo estará haciendo que los demás sean casi robots. En todo el tiempo que le conozco nunca le vi sonreír.


—  Umm, Umm, claro que puedes hacerlo solo pero ¿tienes una especialidad en psicología? Y no me refiero a que vayas a enseñarles a sentar a los clientes en un diván y pedirles que hablen. Escuchar, que palabras usan, algunas posturas… sé que lo sabes pero ¿conoces los fundamentos de eso? tal vez debería irme si él puede enseñarlo.


— No seas ridículo— Paulet interviene— ambos lo harán, eso no está a discusión. Si no estás de acuerdo puedo pedirle a alguien más que lo haga, Evans. Lo mismo para ti— yo no fui el que se quejó. Alzo las manos. Él no dice nada— ya que aclaramos ese punto, entonces los dejo para que comiencen con los detalles. Quiero la propuesta a más tardar en quince días— nos da la espalda y sale.


— bueno… ¿y exactamente sobre que es este curso? Ella no me lo dijo— solo me llamo, me dijo lo mismo que repetí cuando llegué. Me alegra que por una vez ella no se molestara conmigo. Él se encoje de hombros. 


— tampoco me lo dijo— entonces ella ni siquiera lo sabe y quiere que lo saquemos mágicamente de la nada. Suspiro mientras me siento en la mesa, saltando un poco para alcanzarla. Conozco a J. Evans desde que entre a dar clases, recibimos el mismo recorrido y nos hemos encontrado más veces de las que puedo contar en diversas situaciones: cenas de docentes, fiestas entre colegas, reuniones… estas son divertidas, siempre terminamos dando puntos de vista distintos.


— no sé mucho sobre derecho,  pero puedo ver claramente porque quiere inculcar un enfoque más humanista a los estudiantes— en una facultad donde todo es tan recto y frio, escuchar atentamente y ser más conscientes de que los demás son personas es indispensable.


— primero deberíamos saber la duración del curso— no se ve nada feliz, la verdad él nunca se ve feliz: siempre tiene una expresión seria y el ceño fruncido. Saco un cuaderno y un bolígrafo.


— un semestre, un verano… un curso extra… tendremos que preguntarle.


— hasta que no sepamos eso es inútil hacer algo más— se levanta.


— ¡Hey! Claro que no, aún podemos hacer algo más. Un boceto general de lo que se hará, el nombre,  los temas, los métodos para… ¿me estas escuchando? Claramente el primer tema será escucha activa y comunicación asertiva— murmuro al ver que solamente se va— ¡Tengo buenas dinámicas para eso, idiota!— subo los pies a la mesa, aún tengo que esperar un poco de carga para mi teléfono, pero tengo mi computadora, un modelo muy viejo que es muy funcional aún.  Tarareo mientras busco archivos antiguos de otros cursos y escribo las cosas que tengo que preguntarle a Paulet.


 


No he sabido nada de Paulet ni del Sr. Perfecto. Me pase dos días recorriendo los pasillos de la facultad de leyes preguntando y entrando a algunas clases.


— ¡Heath!


— ah, te buscaba— le sonrió a mi amiga— necesito información.


— ¿Dónde rayos estuviste?


— haciendo lo que me pediste. Más o menos. Di unas vueltas por aquí para ver cómo trabajan y que podría servir— saco mis notas, que ya tenía lista justo para dejarlo en su oficina.


— tu… ¿hiciste esto solo?— me encojo de hombros. No es que tenga mucho tiempo libre pero no estoy lejos de mi facultad— ¿Dónde está Evans?— comportándose como un adolescente que no sabe trabajar en equipo ¿Quién sabe? 


— no lo sé. Cuando tengas esa información pueden enviármela por correo— ella frunce el ceño, ni siquiera de despide cuando se aleja, tecleando furiosamente en su teléfono— pero que humor— por ahora termine aquí.


 


Estoy revisando un montón de informes cuando mi teléfono vibra, una llamada de un número desconocido.  


— ¿sí?— Silencio.   


Paulet me dio tu número— la voz es inconfundible. Sonrió— ¿tienes tiempo para reunirnos esta tarde? o mañana.


— Umm, Umm… esta tarde no puedo, pero mañana tengo espacio a medio día.


me va bien— y cuelga. No puedo evitar reírme, suena como un niño al que han regañado. Sera difícil no molestarlo mañana, y es que a pesar de verse tan serio me parece atractivo. Es guapo, y parece que se ejercita más de lo necesario. Alguna vez llegue a pensar en ser más cercano, tantear el terreno como dicen pero entonces él me miro como si lo hubiera ofendido y se alejó lo más que pudo de mí. Bien, lo tengo a la primera.


Otra vez llego tarde, solo son cinco minutos pero Sr. Perfecto ya está mirándome como si hubiera pateado a su perro. De nuevo, paso directo a la mesa para sentarme.  


— Hola.


— La decana me dijo que ya tenías avance— tan directo al punto. Bueno, no es que esto nos vaya a convertir en mejores amigos de la noche a la mañana. Busco en mi mochila, sacando lo que puedo hasta que encuentro mi pequeño cuaderno.


— aquí. Realmente solo estuve dando algunas vueltas por los edificios, preguntando y viendo algunas clases para tener al menos una base y no lanzar cualquier cosa solo porque parezca lo mejor— le paso las notas. Dudo que entienda que pongo en ellas, pero siento la satisfacción de que al menos yo estuve haciendo algo. No lo digo, solo me quedo esperando, balanceando los pies.


— quiere que sea un curso completo. Todo un semestre. Y si se puede hará la continuación para que tenga dos o tres módulos. Si le gusta incluso quiere un curso intensivo para las vacaciones.


— ammm… eso sería un problema porque yo no trabajo en mis vacaciones. Pero ya llegaremos a eso cuando se presente. Incluso es mejor el largo tiempo porque permite ver los resultados y posibles variaciones. Supongo que lo quiere para el próximo semestre— aún faltan unas semanas para las vacaciones. Y es muy probable que si tenga que trabajar estas vacaciones— entonces ¿alguna sugerencia?— trabajamos en los temas, exclusivamente. Sugiriendo lo que será el contenido del curso.


La rutina se repite cada dos días, las primeras veces que nos reunimos estábamos bastante educados, hablando con formalidad y rechazando con cuidado las propuestas que no nos gustaban.


— dios, se un poco más flexible: no podemos poner solo tus temas. Estas rechazando todo lo que yo digo.


— no lo haría si no fueran tonterías.


— no son tonterías— gruño. Es un completo idiota. Contengo la respiración para no soltar todo lo que quiero decir— mira, redujiste los temas que involucran psicología a los más superficiales y eliminaste todas las dinámicas.


— no son necesarias. Tienen una materia que los prepara para las entrevistas y prácticas por las tardes.


— lo sé, me aprendí su sistema de materias— pongo la mano sobre los papeles que revisa. El me mira— y lo que buscamos no es otra materia más de esas, es algo diferente ¿puedes tener eso en cuenta por más de cinco minutos? Si yo digo que las dinámicas grupales son esenciales es porque lo son, no porque quiera ver a los estudiantes haciendo el ridículo ¿estamos en la misma frecuencia ahora? ¿Fui claro o tengo que poner un ejemplo con palitos?


— lo entiendo.


— bien— sonrió— tengo un problema para entender esta parte que pusiste antes, las leyes no son mi fuerte ¿a qué se refiere este punto?— le extiendo un papel.


— tu… ¿estuviste leyendo los temas que puse?


— eh ¿sí? ¿No es así como funciona? Quizá no lo entienda y sé que tú los darás pero no puedo organizar un curso con dinámicas si no sé qué es lo que veras tú. Es como poner una dinámica para evitar la ansiedad y tú des un tema inmediatamente después que aumente la ansiedad. Entonces, veo que es lo darás tú y organizo lo que yo estoy pensando…— dudo, porque aunque él no me dice nada, me está mirando de una forma diferente— ¿terminamos por hoy? Quizá… necesite darle un vistazo mejor a esto— cierro mi computadora y bajo de la mesa— ¿Dónde están mis malditas llaves?— murmuro, casi vacío toda mi mochila otra vez. Cuando las encuentro, salgo del aula. Me imaginaba que Evans no estaba contento con esto pero no al punto de no estarse tomando en serio esto. Estoy algo decepcionado por eso. 


 


Por primera vez llego primero y no me molesto en ver la hora.  Saco mi computadora para comenzar a escribir. Ya casi hemos terminado con todo, hemos enviado borradores del documento dos veces y Paulet parece convencida, todavía queda una semana para las vacaciones, quizá si alcancemos a enviarlo terminado. La silla frente a mí se arrastra ruidosamente, alzo la mirada para encontrarme la mirada muy malhumorada de Sr. Perfecto. Lo ignoro, hoy no quiero discutir.


— ¿estás jugando conmigo?


— ¿ah?


— firmar el documento con ese nombre…— siento que la cara me enrojece y no sé si de vergüenza o de enojo. Gracias por eso, mamá. Por suerte tengo mi identificación de la universidad a la mano y se la extiendo por la mesa porque la otra opción es arrojársela a la cara.


— puedes adivinar fácilmente cual es el libro favorito de mi mamá.


— realmente te llamas Heathcliff.


— sí, ahora que lo superamos voy a terminar esto. A menos que quieras seguir discutiendo conmigo por cualquier tontería. Es agotador tratar con alguien que claramente no quiere estar aquí y estoy haciendo todo lo posible por llevar esto tranquilamente, agradecería que hicieras lo mismo— vamos, no dejare que esto me moleste. Pero no puedo…— ¿tienes algún problema conmigo?


— ¿Qué?


— que si tienes algún problema conmigo, porque parte de ser un adulto es poder trabajar con personas diferentes a ti. Lo que no entiendo es porque te desagrado tanto si nunca hemos hablado más de unas pocas palabras y no hice nada contra ti. Si dije o hice algo que te molestara lastima por ti porque lo tomaste personal.


— nunca dije que me desagradaras— resoplo y pongo los ojos en blanco.


— si, como no. me cuestionas, me miras mal y huyes de mi apenas tienes la oportunidad, claramente te disgusta estar conmigo y no quieres hacer este proyecto teniéndome de compañero. Si es por las camisas, de nuevo, es tu problema— amo mis camisas, la de hoy dice “Damm” en letras grandes y rojas, con un dibujo de unos cuernos de diablo.


— no es por tu ropa. Aunque claramente podrías usar otra cosa que no te hiciera parecer hippie, no es eso.


— ah, me alegra que no sea la ropa, al menos ya admitiste que si hay algo que te desagrada.


— no me desagradas.


— lamento decirte que tu comportamiento dice lo contrario. Todo eso que haces dice que te desagrado, porque la otra opción es que te gusto y…— me interrumpo. Él está mirándome monologar, sin cambiar de expresión— como sea— murmuro. Arrastro los pies y hago un descarado copiar y pegar en el archivo.


— ¿es tan desagradable que este atraído por ti?— no puedo contener un suspiro. Se levanta. Yo sigo con mi problema de copiar y pegar.


— no es eso— Pase un límite. Me levanto, evitando su mirada, no me corresponde decir esas cosas exponer de esa forma a las personas es… vaya, no quiero ser esa persona.


— Ahora continúas ¿Cuál es tu problema conmigo?


— yo no tengo ningún problema contigo— le miro, frunciendo las cejas. Mi tono no ayuda a dejar claro el punto, pero esto no es sobre mí— ya te dije que nunca hice nada contra ti y he estado manteniendo distancia de ti porque claramente no estas cómodo conmigo— los dos nos miramos, siento mi enojo subiendo y eso no es bueno. Suspiro— Mira, le pediré a Paulet que elija a alguien más para que este en mi lugar, le deje tener el maldito programa listo pero no pienso estar más tiempo en esta situación porque no estoy pagando ninguna penitencia.


— ¿Qué?— levanto la mirada, enfrentándolo.


— renunciare a esto. Habrá alguien con quien puedas…— su boca se choca con la mía, en un beso demandante. Resbalo en mi intento por alejarme, pegando en la mesa que ha sido mi asiento, y sus manos se aferran a mi cabeza, su lengua entra a mi boca y su cuerpo se aprieta contra el mío. Jadeo, buscando respirar. Siento besos en mi cuello, todo va tan rápido que solo mi cuerpo lleva el ritmo. Su boca llega a la mía otra vez, me muerde… una risa nos hace saltar.  Vemos la sombra de alguien pasar por la puerta, hablando.


— no renuncies— su voz suena un poco agitada, pero regresa a su silla—Tienes razón, he estado haciendo esto más complicado de lo que debería— ¿Qué demonios ha pasado? Siento el cerebro fundido.


— terminemos esto para poder pasar a la parte práctica— es lo único que puedo decir. No mencionamos nada más sobre la discusión o lo que paso después. Tampoco es un sí o un no. el trabajo fluye mejor, más rápido, hasta que terminamos.


— Te llamare cuando esté impreso y podamos llevarlo a la decana— me muerdo el labio. Lo que paso… quiero hablar sobre eso pero no en este lugar. No me gusta dejar las cosas así, y debe notarse en mi cara porque se aclara la garganta— hablemos después también.  


— bien, entonces es todo por ahora ¿Dónde está?  Ahora que no necesito las llaves…— murmuro mientras busco en mi mochila. Levanto la vista, él sigue mirándome. Me encojo de hombros y guardo las cosas cuando logro encontrar mi billetera. Me despido y salgo casi corriendo a casa. Necesito un buen descanso viendo películas. 


Estoy en mi pequeña oficina, calificando los últimos trabajos que me faltan. Tengo sueño, y no porque me haya quedado viendo películas por la noche, es solo que he dormido poco con el proyecto de Paulet y mis propias clases… y pensando en ese beso además de que no he recibido noticias de Sr. Perfecto. No es que esté haciendo un alboroto por un beso y aún tengo que hacer el maldito papeleo para poder ir a la facultad de leyes, lo tengo medio redactado en mi computadora. Mi teléfono vibra, zumbando en la mesa.


La decana aprobó la propuesta.


hombre que un hola que tal no te hace daño. Por otro lado, me alegra mucho que lo hiciera, no quería quedar varado en las vacaciones— frunzo el ceño, esperando. No quiero hablar de más ahora.


— tengo el documento listo para que lo firmes, una formalidad en realidad. El curso se lanzará cuando el personal de oficinas regrese— eso es lo que menos me interesa. Unos golpecitos en la puerta me distraen. No escucho nada en el teléfono, el lugar es tan pequeño que unos pocos pasos me bastan para abrir. Parpadeo atontado al ver allí a Sr. Perfecto— hola.


— hola.


— traje el archivo, para que lo firmes— me aparto para que entre— pregunte por ti para encontrarte. Y también traje algo para celebrar que terminamos— que… ¿Qué demonios le han hecho?— ¿estás bien?


— eso tengo que preguntarlo yo… ¿Qué diablos es eso?— señalo el portavaso que dan en las cafeterías. Allí hay dos vasos… bastante lindos: el contenido es rosa y blanco, con mucha crema batida en el borde, con chispas de colores y ¿macarrones pequeños?


— frapé de chocolate blanco y frambuesa— se me hace agua la boca solo de escucharlo. Sigo con la mirada como toma uno de los vasos y me lo pasa. Intento fingir que no me interesa pero no creo que logre mucho. Está mucho tan delicioso como se ve— es bueno ver que te gusta. Pedí lo más ridículo que vi en la cafetería pensando que te gustaría.


— me ofendería si no estuviera tan delicioso— le miro, sonriendo— nada como una bomba de azúcar en el día— él también comienza a comerlo, me sorprende que no haga muecas— entonces solo queda esperar al curso…


— nos veremos antes para conseguir el material ¿te parece bien?


— sí.


— traje el documento, pensé en entregarlo hoy. Puedes venir o solo lo llevare, como sea— le miro, con la cucharilla en la boca ¿Por qué ahora es tan… amable? Hubiera apreciado mucho esta disposición al inicio, de saberlo yo lo hubiera besado— ¿Qué?


— nada. Firmare— me pasa las hojas, que paso hasta la final para poder firmar. Me siento demasiado liberado, feliz, aunque puede ser el azúcar. Tarareo mientras lo hago, pescando un trozo de algo en el frape.


— tengamos una cita— me atraganto con el hielo y el sabor ácido y dulce de la frambuesa.


— ¿Qué?


— tengamos una cita, fuera del trabajo ¿te gustaría ir a cenar? Si prefieres podemos ir a comer— bien podría decirme que es un agente secreto y no me sorprendería tanto— ¿Heathcliff?— eso me saca de mis pensamientos sobre hombres de negro, espías y alíens. 


— por dios, solo Heath, si me llamas por mi nombre completo me dan ganas de ponerme amargado y vengativo— él sonríe, la primera sonrisa que le veo y está burlándose de mí.


— ¿Qué dices?— algo se me está escapando de esto. Si no lo conociera de antes pensaría que está jugando conmigo y que he leído demasiadas novelas juveniles últimamente. Realmente no era mi intención descubrirlo de esa manera antes ¿es por eso que parece muchísimo más relejado? Entrecierro los ojos cuando lo miro— ¿tienes algún problema?


— no… bien, una cena está bien— arg, mi voz sonó tan dudosa— mañana a las ocho ¿está bien?


— perfecto.


 


Los alumnos comienzan a salir, entre risas y conversaciones ruidosas. Esta vez no se queda nadie para resolver dudas, pero si veo a alguien en la entrada. Le hago una seña para que entre. No es un estudiante, al menos no de aquí, está usando una camisa con el logotipo de una compañía d entregas. 


— tengo una entrega— ya lo noté, trae un ramo enorme de girasoles.


— si me dices a quien buscas podría ayudarte a encontrar al afortunado— el chico se pone rojo.


— son para usted— alzo las cejas. Miro las flores, los girasoles son grandes y aunque no es un ramo hermoso, tiene un encanto diferente.


— ¿seguro? no recibo flores.


— eres ¿Heath?— pues sí. Extiendo las manos para tomarlos. Realmente me gustan mucho. El chico se va mientras yo busco algo que me diga quien los envía. No es que actualmente tenga muchos interesados, y esto me parece del tipo de cosas que haría Sr. Perfecto. Oh, lo he invocado. Respondo su llamada.


— ¿te gustan los girasoles?—  no diría que me gustan porque no soy un tipo de flores— ayer tenías esa camisa…— miro mi ropa. Hoy tengo una camisa blanca con el logotipo de las películas de parque jurásico pero ayer el mensaje era “en un mundo lleno de rosas, sé un girasol” o algo así. Ahora entiendo los girasoles.


— soy más de postres, pero Hey ¿Quién rechaza flores? Aunque imagina que fuera alérgico y ahora estaría de camino al hospital.


claramente no eres alérgico, esa es solo una suposición que no tiene validez ¿A dónde paso por ti?— la cena de esta noche. Le doy la dirección de mi casa, porque será menos problemático que andar buscando un lugar— pasare por ti a las ocho. 


Él llega a las ocho en punto. Cierro la puerta y camino a la calle. El día ha estado algo sofocado, por el clima creo que lloverá esta noche. Su auto es amplio, nuevo y me parece totalmente de su tipo. No dice nada mientras conduce. Juego con el cinturón de seguridad.


— ¿A dónde vamos?


— ¿te molestaría si te digo que es una sorpresa? Siempre estamos discutiendo.


— me gustan las sorpresas— lo digo sin pensar, porque si me gustan las sorpresas, mucho. Aunque eso también suena como una invitación para otra cosa. Él no dice nada más sobre eso, pero sí que habla sobre el proyecto que tenemos, los detalles que nos faltan y como ya hablado con algunos estudiantes para que tomen la clase. Una conversación tan normal y educada que no puede ser espontanea ni casual. Intento adivinar a donde vamos por la dirección del auto, pero ninguno de los lugares que pienso es nuestro destino. Nos detenemos en la entrada de un edificio, con un elegante letrero de hotel. Alzo las cejas al mirarlo— no voy a hoteles en la primera cita.


— Dijiste que te gustaban las sorpresas, esto podría sorprenderte.


— espero que eso no sea doble sentido, Sr. Perfecto— me hace una seña para que lo siga. Nos abren la puerta cuando nos acercamos.


— ¿Sr. Perfecto?


— Es que siempre estas…— lo señalo. Parece que su traje acaba de pasar por la sala de planchado. Yo ni siquiera pregunte a donde iríamos, deliberadamente porque no pienso cambiar mi cómoda camisa, jeans y zapatos deportivos— no sé si te lo mencione antes pero un hotel en la primera cita es ir muy rápido— entramos a un elevador, junto con otras tres personas. No veo que piso presiona. La puerta se abre, y soy el primero que baja. Un corto pasillo lleva a una única puerta, donde hay una mujer… ¿Mesera? Más allá veo mesas y una música suave— un restaurant… en la terraza— murmuro, intentando mirar mientras Evans le da los datos a la mesera. Nos llevan a una mesa justo junto al borde del edificio. Hay series de luces colgadas, adornos florales y la vista es impresionante. 


— ¿Sorprendido?— le miro, solo muevo la cabeza porque no tengo palabras. Y él pone una sonrisa tan engreída…


— Deberías sonreír más— le digo. No me responde. El lugar es increíble, pedimos y mientras esperamos disfruto demasiado de la vista. La comida llega rápido y es tan buena que me cuesta saber qué es lo que me gusta más de todo: el lugar, la decoración, la vista o la comida. Quizá todo. Comemos entre algunas conversaciones sobre el clima y el lugar.


— todos están mirándote— sonrió y pongo los ojos en blanco.


— es solo tu imaginación— le doy un trago a mi bebida. Él está mirándome— ¿Qué?


— no es mi imaginación— intento no sonreír. Si, posiblemente no sea solo su imaginación. Este lugar se ve muy elegante como para traer botas de estilo militar y una camisa simple con un mensaje— hace tiempo que quiero preguntarte ¿Dónde consigues todas esas camisas?— me sorprende el cambio de conversación y yo que apenas iba a comenzar a hablar de proyecciones y psicología social. 


— Umm. Umm. Secreto.


— siempre usas una diferente— me encojo de hombros.


— seria sucio usar la misma diario o dos días seguidos ¿no lo crees?— no sonríe pero sé que está divirtiéndose con eso— ¿te molesta que las use?— le miro, esperando. Él me regresa la mirada, algo intenso y muy diferente a lo que espero. Me da escalofríos…


— me gustan.


— oh… ¿en serio?— antes dijo algo sobre usar otra cosa, así que no estoy seguro de si habla en serio o no. Si, a más de uno le gustan sin embargo siempre hay un pero: Vístete más formal, esa no es una buena imagen y un montón de etcéteras.


— siempre estoy esperando ver la siguiente, gran lobo malo— ese es justo el mensaje de mi camisa hoy porque cambie la de la mañana. Le sonrió.


— entonces has estado mirándome. Que extraño, juraría que no era así— le doy otro trago a mi bebida— y no entiendo lo que paso porque hasta hace unos días estaba convencido de que había hecho algo malo, como patear a tu perro, y que me detestabas. No es que yo vaya pateando perros por allí— ahora es él quien bebe, despacio. Nos retiran los platos para poner casi de inmediato los postres. El pastel de fresas que pedí es tan delicioso que no contengo el gemido de placer al probarlo.


— te detesto un poco. Odio… odio sentirme atraído por ti.


— eso es mucho odio para algo que no controlas— le veo pasar su tenedor por su postre, algo de chocolate tan oscuro que sé es chocolate amargo sin probarlo— además… el beso y las flores son mensajes contradictorios, como poner una señal de siga y alto al mismo tiempo.     


— me rendí. Pensaba otras cosas sobre ti pero estaba equivocado.


— Umm, Umm, si quieres saber algo sobre mí solo pregúntamelo.


— ¿te gusto?— le miro, mi boca sonríe sin que lo controle.      


— sí— le miro un momento, luego sigo comiendo con tranquilidad. No tiene caso negarlo, ni darle vueltas al asunto. Sí, me gusta y me atrae, aunque a veces sea algo idiota y me moleste. Respetaba totalmente que quisiera mantener la distancia y siempre fue como una especie de atracción platónica— ¿Qué harás al respecto?


— por ahora, terminar esto y pagar. Después voy a besarte… a menos que tengas objeción.


— sin objeciones— murmuro, lo bastante audible. Comemos sin prisa, aunque por un lado quiero terminar todo rápido. No me deja pagar a pesar de que insisto, y como no quiero discutir solo dejo que lo haga. Ha comenzado a sentirse más sofocado, lloverá pronto. Él no me besa cuando salimos, ni cuando dice que me llevara a mi casa. Hay relámpagos cuando se detiene por en el espacio frente a la casa— Umm… gracias por la cena. Fue un lugar realmente agradable— creo que al final se arrepintió. El cinturón hace un clic muy audible cuando lo desabrocho para bajar.


— espera, Heath…— su mano me detiene, y cuando me giro, recibo su boca en la mía. Agradable sorpresa, esta vez no me quedo atontado, le beso también, aferrándome a su ropa. Su cuerpo me presiona contra el asiento, hasta que escuchamos un ruidito metálico: gotas salpican en el cristal.


— ¿quieres entrar?— aun no es una lluvia fuerte. Me dice que si con la cabeza, así que lo empujo y me giro para salir. Siento frio,  o quizá mi piel está muy caliente ¿Qué importa? llego riéndome hasta mi puerta— diablos, siempre extravió las llaves ¡Ni siquiera tengo mochila hoy!— tengo que buscar la llave de repuesto, colocada con cuidado en una grieta en la pared junto al piso. Aun no abro cuando comienza la tormenta— uy, justo a tiempo ¿eh? Qué bueno que te invite a pasar.


—  ¿Vives solo?— la risa me sorprende, porque no es algo gracioso y no la puedo contener. Él solo me mira mientras me rio.


— no hay nadie más aquí— sigo riendo, sin duda algo digno de un análisis profundo. El toque de sus dedos en mi rostro es duro, tan duro como el beso que le sigue. Para ser alguien que siempre parece tan cuidadoso y perfecto, sentirle tan rudo es inesperado— Evans…— intento hablar, su boca pasa a mi mandíbula en besos desesperados.


— Jae…— murmura— mi nombre.


— Jae— Jae Evans. Suspiro, mis manos aferradas a su traje, verlo me hace querer arruinar su imagen perfecta. Jalo del saco de su traje, hasta que queda libre y lo arrojo, la camisa blanca esta arrugada ahora— voy a arruinarte— su respuesta es otro beso que me deja sin aliento. Sus manos se sienten muy frías contra mi piel, entre los jalones y empujones, debí llevarnos a la habitación aunque no recuerdo haberlo hecho hasta que mi espala golpea el colchón.  Los botones de su camisa se abren fácilmente. Le empujo, rodando para quedar sobre él, sentando en sus piernas para mirarle: el cabello despeinado, la camisa completamente arrugada y abierta, me inclino y acaricio su pecho, pasando mis dedos desde el cuello hasta el borde de su pantalón— en serio… quiero…— demasiadas cosas para expresarlo en palabras. Le beso el abdomen,  subiendo en una línea de besos hasta su boca, sus manos en mi cabello… vuelvo a levantarme, la vista mejora con su pantalón abierto… me saco la camisa, demasiado molesta al igual que sus pantalones, que comienzo a bajar, hasta que sus zapatos me interrumpen.


— Heath…


— lo siento— intento no seguir riendo, cosa que no consigo— es que esto es muy anticlimático— me empuja cuando se sienta, yo sigo riendo mientras escucho como los zapatos golpean el suelo… causándome más risas.


— eres tan exasperante— se queja. Me tengo que sentar de nuevo para poder desanudar mis botas. Cuando las arrojo, sus manos tiran de mí para acostarme en la cama mientras me besa, mis pantalones y ropa interior terminan en algún lado también. Puedo sentirle duro contra mí, yo no estoy mejor. Le tomo desprevenido cuando giro de nuevo, atrapándole bajo de mí.


— dije que te quiero arruinar, y lo hare— veo algo rojo al alcance de mi mano, su corbata. Ni siquiera recuerdo haberla quitado pero ahora no importa, la tomo y ato sus muñecas— no puedes tocar.


— ¿Qué demonios, Heath?— le sonrió, frotándome contra su pecho cuando me inclino hacia su boca para besarle.


— solo estoy atando tus manos… prometo que no sacare un látigo o algo así bajo la cama— ni siquiera es un nudo complejo. Le acaricio de nuevo, esta vez sin ninguna prenda que intervenga. Aún sigue usando ropa interior, que bajo hasta sacárselos. Verle así… completamente desnudo, las manos atadas…— maldición…  


— ¿te gusta lo que ves?


— bastante— acaricio su erección, sintiéndole temblar bajo mis manos, un gemido ronco. Muevo mi mano muy despacio, saboreando su desesperación.


— Heath…— me inclino y paso mi lengua por su longitud. Una maldición, o algo así, es la respuesta.  Tan arruinado lejos del Sr. Perfecto… uso mi boca en su pene, sin meterlo por completo. Sigo usando movimientos lentos, subiendo y bajando, acariciando con mi lengua. Sus manos en mi cabello me empujan más profundo, su cadera se mueve contra mi boca en un rito más rápido… solo gemidos y palabra sin sentido… me aparto, y termino usando una mano para llevarlo al límite. Y la visión es perfecta, tan arruinado…


—  perfecto…— murmuro. Me estiro sobre él, alcanzando el cajón. Su boca encuentra mi hombro, mi cuello. Se detiene cuando nota lo que saque del cajón: un condón y lubricante. 


— ¿terminas todas tus citas de esta manera?— sonrió, y le acaricio la mejilla.


— solo las que se lo merecen. Pero me gusta tener cubierto todo— sigo sobre él, así que tiene una buena vista cuando uso mis dedos en mí… sus ojos están fijos en mí, en el movimiento de mi cadera mientas me acaricio, es como si me estuviera devorando con los ojos. El tiempo no tiene sentid, pronto le siento duro de nuevo, mi señal para detenerme. Sus manos siguen atadas mientras deslizo el condón. Sonrió otra vez cuando escucho su quejido al verme buscar una posición cómoda, frotando su pene en mi trasero. Su cadera empuja sin control, le acaricio un poco y soy yo quien guía. Gimo cuando comienzo a bajar, cuando empieza a entrar en mí, empujando, enviando placer por todo mi cuerpo… balanceo mis caderas, demasiado placer…


 Un gemido más y término contra el colchón y sin aire por el repetido movimiento.


— no serás el único con diversión esta noche— abro los ojos. No sé cuándo los cerré, Jae ya no tiene las manos atadas. Le sonrió y me besa, mordiendo mi labio. Y comienza a empujar a un ritmo completamente diferente que me hace retorcerme y gemir. No hay suficiente aire para respirar. Su boca encuentra la mía, la fricción de su cuerpo en mi erección casi me hacer terminar. Él parece notarlo, porque la fricción sobre esa zona aumenta. Mi visión se llena de puntos blancos y no puedo contenerlo más, la sensación húmeda y cálida en mi estomago…  no siento fuerza en mis piernas, pero logro engancharlas en el cuerpo de Evans… Jae.  Un gemido, más parecido a un gruñido, y siento que su cuerpo se tensa sobre el mío. Su expresión es de puro éxtasis. Los dos jadeamos, su frente toca la mía, me besa, un beso más lento, agotado…


 


Despierto al sentir algo tocándome. Me toma un gran tiempo darme cuenta que hay alguien en la cama, y un momento mas largo recordar que es Evans. Sus piernas están enredadas con las mías, y me abraza. Es incómodo, pero me hace reír.


— ¿nunca dejas de reír?— murmura.  


— me sorprende que seas una persona de abrazos— aun así, no me muevo. Tampoco él. Es muy temprano todavía. Siento algunos besos en mi hombro, y por la forma en que estuve durmiendo, debió limpiar después de que me quedara dormido— Umm ¿Jae? Porque… ¿Por qué esto? En serio, estaba convencido de que no te agradaba, después tuvo sentido claro pero me pediste una cita y… 


— no lo dejaras pasar.


— no, tengo que saber en que trauma emocional me estoy metiendo— un resoplido es mi respuesta— parecía que huías de mí.  


— no estaba seguro de como hablar contigo. Siempre estas tan confiado y mirando todo como si estuvieras analizando lo que hacen y dicen los demás… no quería que lo supieras así, quería decírtelo yo. Además, no quería admitir que me atrae alguien como tú.


— Hey, ¿Qué tiene de malo ser como yo?— me quejo, y me siento, intentando darle un golpe sin fuerza— y para que lo sepas, todo es como estar viviendo en “mentes criminales” o una serie de esas en donde se la pasan creando perfiles de las personas— Aunque en algún momento si quise ingresar a alguna agencia de ese estilo, llegue a presentar pruebas de admisión pero al final me retracte— el análisis conductual es cosa seria.


— ya lo creo— Jae es… mucho más relajado hoy.  Incluso se ve más joven. Usamos la redera y jugamos un poco mientras nos aseamos. No suelo quedarme tanto después de pasar la noche con alguien pero no es desagradable— esa camisa me gusta— me dice, aunque lo único que cambia es el mensaje y el color, esta vez toca “dato divertido: No me importa”.´— ¿en serio solo tienes de esas?


— debe haber alguna formal en algún lugar… como en el fondo del armario donde pongo las cosas que no uso— él se ríe, no una sonrisa, una risa— me gusta tu risa— él me sonríe. Me encojo de hombros y me quito la camisa para arrojársela— puedes quedártela, tengo muchas— para comprobarlo, saco otra con “Mi corazón dice sí, mi cerebro dice wtf”. La camisa le queda ajustada, y junto con los pantalones elegantes le queda fatal.


 — no me importa— me dice, mientras intento no reírme. Al final se queda conmigo hasta pasado el mediodía, no hacemos nada perdemos el tiempo en ver televisión y comer. 


— Heath…— le miro. Esta por marcharse, aunque no parece muy convencido. Su mano me acaricia el cabello, la mejilla— sé que te pedí solo una cita pero estoy en esto en serio. Quiero que seamos exclusivos. 


— Oh…— no había pensado en eso. No estamos en una relación, una noche de buen sexo no nos lanza inmediatamente a tener algo más— está bien. No tenía planeado tener citas con alguien más— se inclina y me besa.


Me gusta mucho Jae. Conocerlo en serio ha sido de lo más interesante. Con las vacaciones creí que no nos veríamos seguido, no lo tenía en mis planes que solo consistían en quedarme en casa,  pero él me llama y me invita a salir frecuentemente. Aun discutimos por muchas cosas, aunque hemos encontrado un punto medio en el que pedimos una tercera opinión cuando no podemos llegar a un acuerdo.


— oh, vamos, Sr. Perfecto— me frunce más el ceño, si es posible. Estamos por empezar las clases, las vacaciones se han ido en un parpadeo— Un receso corto es lo ideal para este tipo de cursos. Solo son quince minutos.


— No lo creo, y no me llames Sr. Perfecto. No lo soy— pongo los ojos en blanco.


— No quiero que nadie interrumpa mis dinámicas queriendo ir al baño— escucho su suspiro, y sonrió porque sé que esta discusión es mía. Me paro de puntas para besarle— tengo dudas sobre lo nuestro ¿se supone que podemos hacerlo? es decir, ¿hay una política que impida la relación entre colegas?  


—no lo hay. Leí nuestros contratos, y todo lo que no está prohibido, está permitido.


— Umm, Umm. Me gusta esa frase,  la mandare para el próximo lote de camisas— sus dedos rozan los míos antes de tomarme la mano. Es muy dado al contacto físico.


— pero sería mejor no estar ando exhibiciones por el campus.


— no pensaba hacerlo— No lo pensaba, aunque podría molestarle un poco con eso.


Al final, Sr. Perfecto no tan perfecto. No creía que lo fuera pero era entretenido tenerle como un deseo por verle arruinado. Y lo he hecho. Nunca me vi en una relación con él, tal vez siendo demasiado diferentes como para poder funcionar, pero curiosamente es porque somos diferentes que esto podría funcionar.


 


****


 


— ¡Jae!— el grito en el estacionamiento no me sorprende.  Heath viene caminando y agitando una mano, como queriendo llamar la atención de todos. Sé que no es así, aunque lo llegue a creer mucho tiempo— ¿esperaste mucho?


— no— Sonrió al ver la camisa de hoy: “Esa es una horrible idea ¿a qué hora?”— tengo algo para ti— él me mira, esperando. Le paso la bolsita de papel. La primera vez que vi a Heath resaltaba en el salón de eventos, en la fiesta de ingreso. Claro que lo hacía, el único que vestía mezclilla y una ridícula camisa que ponía “yo no leo mentes, las curo”. Ciertamente parecía que sí leía mentes. Cada que lo veía tenía una camisa diferente, y siempre parecía pasarse de listo, buscando ser el centro de atención. Me tomo mucho darme cuenta que no buscaba ser el centro de atención y que su apariencia era una prueba ¿de qué? Aun no lo descubro.


— oh… esto parece muy femenino— agita frente a él el llavero en forma de huella de gato. Es azul claro y de plástico suave.


— enciende si lo golpeas— le doy un golpecito y el llavero enciende en luces rojas y azules. Heath siempre pierde sus llaves en su mochila sin fondo— creí que no te importaría si luce así, pero si te importa…


— ¡No! me lo quedo, me gusta— lo cubre con sus manos— gracias, Jae— Me sonríe, una sonrisa alegre y un poco bobalicona que le regreso antes de encender el auto. Me siento demasiado… ridículo, escucharlo decir mi nombre.


Cuando salgo del baño, horas después, lo encuentro sentado en el sofá, con ambos pies arriba y un bote de helado a su lado mientras ve una película. Entro a bañarse primero, y se toma muy enserio lo de ponerse cómodo mientras espera.


—¿Qué estás viendo?


— diablos, me asustaste— me sonríe— es una película de suspenso. Algo de terror…


— oh— me siento a su lado. pasan algunas escenas antes de que él termine usándome de reclinador— ¿esto te asusta?


— no realmente, es bastante mala y no es terror ¿te gustan las películas de terror?— me pregunta, no tengo una respuesta para eso— la mayoría de esto solo juegan con estímulos, incondicionados, condicionados o generalizados. Cuando un buen director conoce esto puede causar un miedo intenso. Aunque también depende de las personas… jugar con las fobias a veces funciona, pero si yo no le temo a algo no será tan atemorizante así que la mayoría no los usa— me gusta cuando habla de esa forma, explicando con pasión sobre lo que él entiende.   


— payaso asesino— murmuro. Heath prácticamente salta del sofá para mirarme.  


— ¿te dan miedo los payasos?


— solo si tienen un cuchillo… o una motosierra— espero escucharle reír, hacer un comentario mordaz. No lo hace, me mira y asiente antes de sentarse otra vez.


— no lo diría de ti. Siempre tienes esa mirada que atemoriza a todos, así que…


— ¿Qué mirada?


— algo así— frunce el ceño y pone una expresión seria. En su cara resulta algo ridículo.


— oh, eso…— me estiro y busco entre el sofá hasta que encuentro un estuche y saco unos lentes— Miopía, pero no me gusta usarlos— ahora si le escucho reír, muy fuerte.  


— dios ¿me dices que todo este tiempo miras a todos como si fueran una molestia porque intentas verlos bien?— me los quita y se los pone, le dan un aspecto de científico loco con el cabello revuelto y la sonrisa boba— no esta tan mal.


— por eso no los uso— le veo poner el helado en la mesa, cuando regresa se sienta sobre mis piernas y me pone los lentes.


— Umm, Umm, te lucen bastaste sexys. mi novio luce sexy con gafas— acaricio sus muslos, subiendo las manos hasta su cintura. Se inclina y me besa, la película olvidada. Mientras nos movemos a la cama, sin mencionar la etiqueta que ha dado a lo nuestro pienso en el nosotros. en como miraba a los demás, y como estaba seguro de que si me le declaraba antes solo me hubiera mandado de regreso de donde salí, así que tuve que meterme en su piel, enfrentándole cada vez, una oposición que era mas un juego para mí porque lo único que quería era que me mirara y lo hizo, oh, como parecía encenderse cada que refutaba lo que él decía… Estoy lejos de ser el Sr. Perfecto.    


 

Notas finales:

 

 En wattpad tengo esta dinamica de hacer un one shot a peticion cada cierto tiempo, aqui nunca lo he hecho, pero si a alguien le interesa, pueden dejarme su peticion en un comentario, con las unicas restricciones: No violacion, no omegaverse, no violencia extrema ni continuaciones de mis otras historias.

Gracias por leer.


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