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"Vacíos encontrados, la luna llora en tu mirada." por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

De nuevo, me he atrazado en las actualizaciones pero aquí van el capítulo 9, 10, 11 y 12. Espero les guste y disculpen mi retrazo.

Aclarando: Ni Saint Seiya ni ninguno de sus personajes me pertenecen, la trama es lo único de mi autoria y no obtengo ningún lucro monetario al escribir esto, mi paga es hacerles a ustedes queridos lectores, un rato bonito de lectura. Sin más, disfruten estos capítulos. 

- o - 🌙 - o -

 

—¿Qué tú hiciste qué...?

Los ojos turquesa del mayor se abrieron mucho más de lo que ya lo estaban, incluso las pupilas se contrajeron en claro gesto de horror. Habían muchas acciones en la cabeza de Aioros que Shura pudiera haber ejecutado pero, ¿una violación? Y peor aún, en contra de un compañero de armas…

No sabía que pensar, estaba estupefacto ante la información revelada tan penosamente. El español seguía llorando pero ahora más amargamente y con sollozos más audibles, el abrazo que tenían se había roto hace algunos segundos y la mirada del arquero se aguó al imaginar lo que Deathmask debió pasar, sentir, pensar... Shura mientras tanto se limitaba a abrazarse así mismo en un vano intento de auto contenerse pero parecía inútil. El mencionar aquello que le castigaba por las noches junto con el recuerdo de un Aioros moribundo, lo había remontado a ese momento doloroso, y el sufriendo se acomodó dentro de su pecho y corazón. Y por más que deseara ver la expresión del griego, la vergüenza le había creado una gruesa y pesada cadena que anclada al suelo no le permitía alzar la cabeza.

Aioros buscó asiento en la silla de la que hace minutos atrás había sido levantado con alegre entusiasmo, mas ahora una pena andaba en su corazón. Pero tenía que cumplir con lo que le había prometido al peli-negro de que no lo juzgaría. Y verdaderamente no debía juzgarle, considerando que fue un terrible error y que estaba profundamente arrepentido por lo que había hecho y eso era lo único que le importaba a Aioros.

—¡Fue una maldita estupidez de mi parte, fui tan irresponsable...! Death terminó pagando los platos rotos de mis malas decisiones y créeme que no me alcanzará esta vida para pedirle perdón aunque él asegure ya habérmelo dado... Aioros, perdóname por este fallo tan horrible... ¡Por favor perdóname! —gritó dejándose caer de rodillas frente al nombrado.

Aioros no pudo resistir ver así al dueño de su corazón, en verdad podía ver y sentir cuanto Shura estaba sufriendo por Giovanni y por él, por eso fue que el griego se arrojó de la silla hacía el suelo para envolver al menor en un protector abrazo que éste respondió con necesidad.

—No tengo nada que perdonarte, mi niño... —colocó un beso en la frente de pálida piel— Yo no voy a juzgarte por lo que hiciste en el pasado, no sabías que la bebida te llevaría tan lejos aunque lo siento demasiado por Deathmask, él no tenía que pesar por esa experiencia tan triste…

—Aioros…, quiero serte sincero —los sollozos no daban tregua, la culpa era demasiado grande—. El daño que provoqué en Giovanni fue tan grande que él pasó casi una semana sin hablar y desarrolló insomnio por un par de meses…

—Ahora comprendo porque no salió de su templo en una temporada. ¿Ocurrió después de que revivimos todos, verdad?

Shura asintió separándose un poco del mayor.

—Si... Fue la noche del mismo día en que tú despertaste de tu sueño... Yo salí al pueblo y bebí, bebí hasta perder el juicio... Giovanni también había ido esa noche, creo que me había seguido al ver el estado en el que salí del Santuario. Quería asegurarse de que yo estaría bien pero no lo estaba…

Los ojos de Shura cubiertos de lágrimas cristalinas, temblaban junto con sus manos, no deseaba recordar pero era necesario para poder sincerarse con Aioros.

—Si no quieres revivir ese momento, no voy a obligarte a hacerlo, Shura... —el castaño acunó las temblorosas manos entre el calor de las propias, el más joven negó con suavidad.

—No, Aioros, no quiero tener secretos contigo, quiero hacer las cosas bien... Quiero que sepas todo de mí por mi propia boca.

—Está bien... Pero debemos levantarnos del piso, ven iremos a mi habitación estaremos más cómodos ahí para que puedas desahogarse con más calma.

El griego sonreía dulcemente ayudando al otro hombre a ponerse de pie para ir por donde habían quedado a refugiarse para dar a conocer aquella historia tan escabrosa de la vida de Shura.

—De acuerdo..., vamos.

 

- o - 🌙 - o -

 

La curiosidad mató al gato, rezaba un popular dicho por muchas partes del mundo. Y bueno, Aioria al parecer no sería la excepción de eso.

Lo que comentó Deathmask lo había dejado profundamente intrigado preguntándose que era eso tan brutal que Shura le había hecho. Aioria pensaba y maquinaba que quizás el caprino lo habría golpeado, maltratado... Se quedaba sin opciones y la estaca de la duda se instalaba cada vez más profundo en su cerebro.

Además se sumaba a la larga lista de cosas que comenzaba a sentir, el asombro de saber los sentimientos de Shura respecto a su hermano Aioros. Si bien hubo un momento en que llegó a creer que el de cabello negro sentía algo por su familiar, la idea lo abandonó rápidamente al ver a aquel junto con el hombre que estaba a su lado en esos precisos momentos. No mentía al confesar que pensaba que Shura y Deathmask eran pareja o algo parecido.

Pero era normal que Aioria pensara de esa manera de sus compañeros porque él así como los otros dorados ni se enteró del abuso que el canceriano había sufrido por parte del caprino y eso se debió más que todo a que Shion había tratado todo con la discreción requerida. El lemuriano conocía bien cual era la situación de los que una vez fueron llamados traidores, frente a sus demás compañeros de armas por eso fue que evitó a toda costa que el problema que enredaba a Death y a Shura abandonara las paredes del salón principal. Simplemente Shion no podía permitir que el nombre de esos caballeros estuviera de boca en boca y menos con un acto tan bajo y reprochable de por medio.

Los únicos que tenían entero conocimiento de los hechos eran el caballero Dohko de Libra, el antiguo guardián de Aries y actual patriarca, Shion, la diosa Athena, Cáncer y Capricornio. Nadie más que ellos sabía lo que había ocurrido y entre las máximas autoridades que eran los guerreros sobrevivientes de siglos atrás y la joven deidad, se pusieron de acuerdo con el único propósito de proteger a esos guerreros de la opinión pública del resto de habitantes del Santuario. O al menos de los que ya habían sido revividos.

Pero volviendo a lo de que Shura estaba enamorado de Aioros, eso lo había tomado por sorpresa y le hacía cuestionarse. ¿Y Death dónde queda entonces? Pero era mentira que si al día siguiente le preguntaba al propio italiano, éste le fuera a responder esa y muchas más preguntas que tenía así nada más. No, definitivamente eso no iba a pasar porque para Giovanni él no tenía el derecho ni de mirarle si quiera. No era nada suyo y él se había ganado a pulso esos sentires por parte del mayor.

Pero teniendo eso más que claro Aioria estaba dispuesto a crear toda clase de acercamiento entre Giovanni y él, no sólo como la fiera que era ahora sino también como caballero, como el hombre que era. Y así como estaban las cosas entre ellos comprendía que tal maniobra no le resultaría tan sencilla, era algo que le llevaría muy posiblemente buena parte de su tiempo, su esfuerzo y su paciencia pero algo dentro suyo le gritaba que en verdad valía la pena.

—Dejemos de lado mis estúpidas penas, gatito. Mejor escuchemos el mar sin preocupaciones, de todas maneras es de noche, quiero dejar aunque sea por un momento de recordar quien soy.

—“Giovanni, prepárate porque estoy completamente decidido a ser parte de tu vida. A conocer todo de ti, a volverme uno contigo”.

Y las horas pasaban en la amena y silenciosa compañía que solamente entre dos corazones vacíos, desesperados por llenarse puede existir con la armonía de una suave melodía cantada por el viento.

 

- o - 🌙 - o -

 

Shura estaba un poco más sereno ahora, el griego había conseguido calmarle un poco y ahora se encontraban hablando con menos tensión que al principio de la revelación del menor.

—¿Qué hizo Death después de lo que ocurrió, cómo reaccionó?

No es que el arquero preguntara cosas por morbo, no en realidad deseaba comprender como sucedieron los hechos, antes, durante y después. La reacción de Cáncer y Capricornio ante eso, su manera de relacionarse, el que tanto lo último había cambiado y de que forma.

—Pues... Al ser yo el que lo estaba agrediendo no se defendió violentamente como esperarías que lo hiciera al ser quien es. Pero a decir verdad le provoqué un enorme daño —suspiró y su mirada volvía a temblar—. Cuando amaneció caí en cuenta de lo terrible que había cometido, intenté hablarle a Giovanni pero no hubo respuesta. De la desesperación lo tomé en mis brazos y entonces pude descubrir que estaba completamente en shock, con la mirada desorbitada y perdida. Con lágrimas congeladas en los ojos y las mejillas... Petrificado con su mente en un mundo lejano de lo que le acababa de suceder.

—Pero. ¿Cómo es que llegó tan lejos? Por qué no sencillamente te atacó para evitar que lo dañaras... No logro comprender muy bien esa parte. Además, Shura. ¿Como es que ninguno de los que ya estábamos vivos nos dimos cuenta de lo que estaba pasando?

Y era verdad, la gran mayoría de los santos caídos anteriormente ya tenían vida. Era impresionante pensar que ninguno de los que habitaba el Santuario haya reparado en sonidos extraños o alteraciones de cosmoenergía en el cuarto templo que es donde todo había ocurrido, o siquiera haber visto a un aterrado Shura ir casi a la carrera con un compañero en brazos hasta la cámara del Patriarca. ¿Dónde rayos había estado él en ese momento...? No lo sabía.

 

 


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