Erik Lehnsherr era el nombre de su guardaespaldas, cuando lo vio por primera vez sintió una gran desconfianza de él, si Sebastián lo había contratado tenia que ser igual a él. La idea de que podía llegar a agredirlo paso por su cabeza. Él no hablaba mucho y era estoico, pero siempre estaba pendiente de él.
La primera vez que Sebastián lo golpeo frente a él, sintió mucha vergüenza.
Pero Erick lo había levantado del suelo y le entrego un pañuelo para que secara la sangre de su nariz. Cuando lo hizo no lo miro con pena o tristeza, tampoco era indiferencia, era algo que no podía explicar. Eso lo hizo sentir un poco mejor.
“Gracias” Charles se puso de pie y limpio su familia.
Con el pasar de los días Charles fue bajando la resistencia que tenía con Erick al ser este su única compañía decidió hablarle, las primeras veces era algo unilateral porque este no respondía, pero poco a poco fue integrándose más. Claro nunca hablaban con Sebastián cerca pero cuando estaban solo en la casa, Erick participativo y a Charles le ayudaba tener a alguien con quien conversar.
Los días pasaban y con el tiempo Erick perdía el formalismo, las conversaciones eran más fluidas y divertidas. Erick era bastante ingenioso y tenía un carisma que bueno a simple vista no se podía detectar. A pesar de lo buena que era la compañía de su guardaespaldas y lo agradable que le resultaba tenerlo cerca, la situación son Sebastián seguía siendo igual de mala y desagradable.
***
Esa noche se encontraba en el patio, tomando un poco de aire, Sebastián no llegaba aún y al parecer cuando decidiera volver estaría borracho decidido a forzarlo en hacer algo que evidentemente no quería o golpearlo. Charles se sentó y observo el cielo. Quería irse de ese lugar lejos, donde Sebastián no lo encontrara.
Pero Sebastián tenía un control absoluto de su dinero, no podía hacer nada sin que él se enterara, no sabía donde ir y no confiaba en nadie lo suficiente para pedir ayudar, había leído el libro que le dio la terapeuta y al parecer estaba en una relación de maltrato y aunque quiso pedir ayuda, desistió al recordar lo que paso la última vez que esa idea paso por su cabeza.
“¿Qué debo hacer?” pensó cerrando los ojos, se sentía tan perdido y solo.
Una brisa de viento le acaricio el rostro y sonrió con amargura. Nunca parecía tener una repuesta.
“Debería entrar” Erick habló acercándose “su esposo llegara pronto”
Charles asintió. Ambos caminaron hacia la entrada, pero Erick lo detuvo del brazo, mirándolo con genuina impresión, ambos conocían como era Sebastián, al parecer lo posibles escenarios venideros eran inevitables.
“Debería marcharse” recomendó acercándose “No sacara nadie bueno quedándose aquí”.
Charles suspiro y lo miro fijamente “No puedo, no me dejara ir, me lo ha dicho, me mataría antes de dejarme marchar. Él tiene control sobre mí, siento que si lo dejo no podre esconderme”.
“Si quiere irse y no ser encontrado, puedo hacerlo. Pero necesito saber que serás capaz de hacer cualquier cosa para dejar este infierno atrás”.
Charles hubiese dudado de Erick, pero estaba seguro de que sus intenciones eran buenas, claro ahora que conocía un poco del pasado de este. Pero Sebastián poseía el dinero y los contactos no tenía el valor de enfrentarlo “Lo pensaré” admitió y se marchó a su habitación.