Misión
Tony despertó esa mañana con unas terribles náuseas y una arrazadora ola de feromonas inundando sus fosas nasales, mareándolo y obligándolo a levantarse para devolver hasta el desayuno del día anterior en el pulcro suelo de su nido.
"¿Qué carajos?" La cabeza le daba vueltas, sentía que una fuerza invisible lo golpeaba con todo, y ni siquiera podía enfocar el lugar en el que se encontraba, ya que su cerebro se encontraba tan entorpecido como sus sentidos, aunque estos se reactivaron mágicamente al escuchar lastimosos gemidos a su lado.
-¿S-Steve?
Aun estaba muy mareado, pero estaba seguro que se trataba de él, su omega, el mismo que ahora estaba retorciéndose en las almohadas que hacían de colchón en su nido, sudándo, gimiendo como si alguien estuviera atacándolo, y liberándo sin control sus súper feromonas que dejaban en evidencia su terror.
-Steve, despierta-dijo, moviéndolo con las pocas fuerzas que podía reunir y sintiendose realmente afectado por su despliegue de aroma-Despierta, amor, solo es un sueño.
Lo golpeó con una almohada, pero para el soldado se sintió como el roce de una pluma, y no porque tuviera la fuerza de diez hombres, sino porque Tony estaba cada vez más débil y entorpecido por sus feromonas, ni siquiera podía enfocar con claridad al rubio, solo golpeaba a la mancha borrosa que su vista nublada le permitía ver.
-¡Steve!
El rubio siguió retorciéndose y lanzándo golpes al aire, casi dándole al castaño, quien se mostró horrorizado cuando de pronto llevó sus manos a su cuello como buscándo liberarlo de un poderoso agarre que lo estaba asfixiando. Literalmente. Steve cortaba su propia respiración en medio de su pesadilla.
-¡STEVE, DESPIERTA! ¡STEVE!-gritó lo más fuerte que pudo.
Pero al ver que el rubio no respondía, y que sus súper feromonas estaban tumbándolo, Tony hizo un esfuerzo por liberar sus propias feromonas omega intentándo así brindarle confort y tranquilidad para calmarlo. Y funcionó, al menos los primeros diez minutos ya que Steve dejó se retorcerse y transpirar, pero sus gemidos lastimosos continuaron en señal de que su pesadilla aun no acababa. Por suerte, el castaño logró recuperarse lo suficiente para sacudirlo y golpearlo con la almohada con más fuerza.
-¡Despierta, Steve! ¡Steve! ¡Steve, vamos!
Y el omega abrió los ojos de golpe, incorporándose y asustándo al contrario por su repentino cambio. Estaba agitado, sudoroso y jadeánte. Sus aterrados ojos inspeccionaron la habitación con desesperación y sus manos se posaron en su cuello buscándo las ajenas que hasta hace unos momentos estaban estrangulándolo, pero al verificar que estaba libre, y que seguía en su nido, suspiró con un increíble alivio.
-¿Pesadillas?
Steve dió un brinco del susto y se volvió hacia el dueño de esa voz, notándo por primera vez que no estaba solo, sino que Tony aun seguía ahí.
-A-Algo así-respondió, observándo de reojo el vómito que se hallaba fuera de su cúmulo de almohadas y la lucha de feromonas que había en el aire entre las suyas y las del castaño-¿Te desperte?
-Tus feromonas aterradas lo hicieron-dijo acercándose para acariciar su rostro con extrema ternura-¿El hielo otra vez?
"Eso desearía", pensó. Era relativamente más sencillo lidiar con la desesperación de estarse congelando a lidiar con un iracundo alfa asgardiano que descendía del cielo en medio de relámpagos y truenos, solo para estrangularlo por haberlo traicionado.
-No exactamente-desvió la mirada y jaló las sábanas para cubrir su desnudez y la de su omega, aunque sabía que a éste no le importaba estar así ni en su nido ni en su casa.
-¿Quieres hablarlo?
-No ahora.
-¿Cuándo estés listo?
-Lo prometo-sonrió y volvió a mirarlo-¿Qué tanto te lastimé esta vez?
Sabía que debía empezar a usar supresores para mantener bajo control sus feromonas, era un peligro sin ellos considerándo que el suero del súper soldado las había hecho más fuertes y dominantes al punto de darle la capacidad de marcar un dominio justo como lo hacen los alfas, casi podía jurar que podía competir con uno, pero lo cierto era que los supresores normales no tenían ningún efecto en él. Steve liberaba el doble de feromonas que un omega común, y como todo omega, éstas reflejaban su estado de ánimo, por lo que cada vez que estaba enojado, triste, feliz, celoso, o aterrado, ellas emergían sin control y afectaban gravemente a quien estuviera cerca, especialmente a omegas, y fue precisamente por eso que Fury había prometido crearle supresores especiales para él, pero hasta el momento aun no tenía noticias de ellos.
-No mucho-dijo el castaño para no mortificarlo-Lo de siempre, ya sabes, una migraña, náuseas, mareo total, aunque he de admitir que esta vez casi me noqueas, pero no es algo que deba preocuparte.
-Aunque digas eso, estoy realmente preocupado, Tony. Me asusta hacerte daño.
-No tanto como lo que sueñas al parecer.
-No quiero hablar de eso.
-Bien, bien, al menos dejáme hacerte sentir mejor.
Steve no tuvo tiempo de reaccionar cuando Tony le arrancó las sábanas, y se subió sobre él obligándo a acostarse de nuevo, para luego comenzar a lamer su cuello justo en la glándula omega.
-T-Tony...-lo sujetó de la cintura-Espera...
-¿Por qué? Tu olor ya no es tan intenso, ahora podemos divetirnos un rato.
-Pero...¿qué hay de Pepper? Se supone que debes estar en el aeorpuerto en una...¡Ah!...ngh
-Shhh-lo calló-Mi omega me necesita, el viaje puede esperar.
Besó sus labios para callar toda replica, y se restregó contra su pelvis causándo un gemido placentero por parte de ambos. Tony sabía que su viaje era importante, demasiado importante a decir verdad, y que tenía que estar listo en una hora para partir, pero eso no impidió que atacara sin piedad los pezones, el cuello, y los muslos de su hermoso omega, quien volvió a retorcerse pero esta vez de placer, y eso le gustó. Quería que Stever gimiera pero de satisfacción, que se retorciera, que sudara y liberara feromonas solo por él, por lo que podía hacerle sentir, y no por lo que sus pesadillas podían causarle.
No le había agradado sentir tanto miedo en su compañero, Steve Rogers no era de los que se asustaban fácilmente, nunca lo había visto demostrar temor alguno si es que alguna vez realmente lo tuvo, pero en esta ocasión no solo había sentido su miedo, dios, Steve estaba aterrado, demasiado aterrado como para liberar tantas feromonas en un intento de pedir ayuda. Y aunque no había proferido el grito de axulio, Tony estaba seguro que de no haberlo tranquilizado aunque fuera unos segundos, lo habría hecho. Por eso, y porque no soportaría las dos semanas que estarían separados, se concentró en darle todo el placer que pudiera en ese momento.
Casi se corrió al ver su hermoso rostro sonrojado y avergonzado mientras lamía su miembro, chupándolo, estimulándolo, devorándolo como si se tratase de su helado favorito, y exitándose de solo pensar tenerlo dentro de sí. Lameó también los muslos, abriéndo más las piernas del Capitán para tener mayor espacio, y cuando éste se corrió no dudó en tragar todo su delicioso néctar.
-Chupalos-ordenó, mostrándole tres dedos.
Steve tenía la vista un poco borrasa debido al orgasmo, pero tan pronto los enfocó los llevó a su boca y los llenó de saliva ante la atenta mirada del omega más bajo, quien se relamió los labios y masajeó su pene con la otra mano.
-Hazlo en mi interior, Tony-pidió Steve, deteniendo su estimulación-Por favor.
Un beso fue su primera respuesta, antes de que Stark llevara sus dedos a su entrada y comenzara a estirarla.
-Con la condición de que tú también me toques.
-Hecho.
El rubio ensalivó sus propios dedos y los llevó a la entrada de su omega, aprovechándo que éste estaba en cuatro sobre él mientras lo preparaba. Los gemidos inundaron la habitación, sus aromas se mezclaban y sus rostros estaban rojos y exitándos con tan solo ver al contrario tan perdido en placer. Casi por incercia comenzaron a restregarse con ansiedad y desesperación, ni siquiera hizo falta tanto estímulo, ambos estaban ya demasiado mojados, su propio lubricante natural se escurría por sus piernas, así que no esperaron más, y el castaño penetró la deliciosa entrada del rubio. Steve gimió y cerró las piernas alrededor de su cintura, meciéndose contra él en busca de complacerse a sí mismo.
Una sonrisa adornó el rostro de Stark, quien se inclinó para devorar sus labios mientras comenzaba con las embestidas, arremetiendo con fuerza contra las caderas del mayor mientras llevaba una de sus manos al miembro erecto de éste y lo masturbaba al mismo ritmo. Rogers gemía aferrándose a su espalda, clavándo sus uñas y arañándolo. Rayos, necesitaba más, más fuerte, más rápido, y sin pensarlo, intercambió sus posiciones y montó a Tony, subiéndo y bajándo ante la antenta y complacida mirada del más bajo.
-Tony Tony Tony...¡Ah! ¡Ah, ah, ah!
-Steve...ngh, ah ¡Sí! ¡Sí, sí, sí!
Ambos estaban en el paraíso, sintiéndose superados por el inmeso placer que recibían. Tony incluso movió sus propias caderas intentándo llegar más profundo en el interior de su omega, quien lo cabalgó con más desesperación al tocar su próstata, y haciendo un esfuerzo por arremeter contra el mismo punto para alcanzar su límite. Sin embargo, Tony no lo dejaría terminar así, por lo que volvió a la tarea de estímular su miembro mientras lo veía subir y bajar en una maravillosa vista que solo lograba calentarlo.
Sus mejillas ya ardían en un flamante rojo y sus cuerpos estaban empapados en sudor, el castaño más que el otro, y así, en medio de una espesa niebla de placer y gemidos, ambos llegaron al clímax.
Steve se desplomó sobre el más bajo al liberar su semen y sintiéndose aun más húmedo en la parte de atrás, pero por muy agotado que estuviera, Tony no lo dejó respirar ni un segundo antes de apartarlo para salir de su interior y poder tomar su miembro para guíarlo a su propia entrada.
-Tony...-murmuró sin aliento.
-No te duermas-susuró el castaño a su oído-Te toca.
Rogers suspiró e hizo un esfuerzo por incorporarse, iniciándo así las embestidas contra el más bajo, quien se arqueó ante la primera arremetida y estrujó las almohadas en medio de un sonoro gemido de placer que insitó a Steve a continuar. El mismo ritual, y ambos terminaron sobre su nido totalmente exhaustos y satisfechos, con una sonrisa complice que no dudaron en borrar al unir sus labios en un dulce beso.
-Pepper te matará-comentó Steve, abrazándose al torso del menor y cerrándo los ojos al sentirlos cansados.
-Oh vamos, solo me retrase, amm...JARVIS, ¿qué hora es?
-Son las ocho de la mañana, señor.
-¿Lo ves?-acarició sus cabellos-Es temprano.
-Estás retrasado dos horas, Tony, Pepper debe estar desesperada.
-No es para tanto. Además, no puedes negar que fueron dos maravillosas horas, Stevie.
-Que no compensan las dos semanas que estarás en quién sabe dónde con una alfa-bufó haciendo reír al castaño-No es gracioso, Tony.
-Cariño, si no mal recuerdo hasta hace unos meses cierta personita estaba presionándome para que me casara con ella.
-Eso no es justo
-Lo es amor, lo siento. ¿Acaso nadie te dijo que debías tener cuidado con lo que desearas?
-Okay, te concedo la víctoria si te callas ya y me besas.
-Acepto la oferta.
Justo cuando estaban por rozar los labios ajenos, el estruendoso sonido del celular de Tony interrumpió el momento, y aunque éste hubiera querido dejarlo sonar, la ceja arqueada de Steve le dijo que no era buena idea, por lo que con un chasquido de lengua recogió el celular y contestó la llamada.
-¿Halo? ¿Quién interrumpe el momento mágico de Tony Stark?
-¡TONY!
-Ay, Pepper, no grites que casi me dejas sordo.
-¡¿Dónde demonios estás?! ¡Tenías que estar en el aeropuerto hace dos horas!
-En resumen, estoy en mi nido con mi precioso omega a mi lado, descansando luego de hacer el amor.
-¡¿Qué?! ¡Tony, mueve tu trasero aquí ahora mismo! ¡Llegaremos tarde a la reunión!
-La primera de muchas, Pepps-le restó importancia-Además, nada era más importante que pasar un rato maravilloso con mi capipaleta.
-¡Tony!
-Tranquila, ya voy, no te preocupes. Estaré ahí en...amm...-miró el reloj de su celular-Tres horas. Síp, mientras tengo otra sesión de sexo, me baño, sexo de nuevo, desayuno, sexo de despedida, y salgo al aeorpuerto.
-¡¿Qué dices?! No, Tony, te quiero aquí en diez.
-Sí, claro. Ah, espera, no te escucho bien.
-Tony, ya basta, no voy a...
-Arggrr, se pierde la señal, grrgts, Pep-gagggrr
-Tony...
-Adiós, Pepps.
Y colgó.
-Rayos, que mujer más intensa-dijo guardándo su celular y volviendose hacia su omega-Bien amor, tenemos tres horas para....
No pudo terminar ya que su dulce omega se había quedado dormido. Sonrió. Seguramente estaba cansado no solo por el reciente encuentro sexual sino también por todas las veces en las que también se había despertado a mitad de la noche por una pesadilla, después de la cual no volvía a conciliar el sueño. Él lo sabía, aunque Steve se esforzara por ocultarselo y actuar normal, debido a que sin darse cuenta liberaba feromonas que delataban su terror. Aunque antes de ese día nunca habían sido tan intensas.
Suspiró.
Esperaba que lo que fuera que estuviera atormentándolo pasara pronto al olvido, ya no soportaba verlo así de asustado y tampoco creía seguir resistiendo su despliegue de poder por más tiempo. Empezaba a creer que sería buena idea proponerle ver a un psícologo o a un psíquiatra que pudiera ayudarle a sobrellevar sus pesadillas, y también, después de arreglar sus pendientes de la empresa, quizás podría pasar a SHIELD para presionar al pirata de terminar los malditos supresores que Steve tanto necesitaba, pues ya había pasado demasiado tiempo y ellos no se habían tomado la molestia de siquiera informar de su progreso.
-Duerme bien, cielo-despositó un beso en su frente.
Lo acobijó y salió del nido para, posteriomente, tomar un baño rápido, ponerse uno de sus elegantes trajes, y dejar una nota para su pareja antes de dirigirse al living de la torre. Hubiera querido despedirse de él, pero sabía que Steve necesitaba esas horas, así que solo le pidió a JARVIS que le informara de su partida una vez que despertara, y se marchó.
Tres horas más tarde, y con el sol colándose por las ondeántes cortinas de la recámara, Steve abrió los ojos y se sentó en el nido, estirándose y bostezándo luego del merecido descanso que no había tenido en semanas. Se frotó los ojos, para luego volverse a hacia el lado de Tony, sonriendo al ver que estaba solo. Seguramente su omega lo había dejado dormir al ver lo agotado que había terminado luego de su actividad matutina.
-Buenos días, Capitán.
Abrió los ojos como platos y le ordenó a JARVIS correr las cortinas para iluminar la habitación, topándose con Nick Fury sentado cómodamente en su sofá fuera del enorme círculo de almohadas apiladas que era su nido, con los dedos entrelazados y una mirada seria. ¿Acaso ese hombre no conocía nada del respeto por la privacidad? Esa era la tercera vez en ese año que se aparecía de la nada en su casa, y por sí no fuera suficiente violación a su íntimidad, ahora se lo encontraba fuera de su nido a sabiendas que estaba desnudo y acababa de despertar. ¡¿Pero qué le pasaba a ese hombre?! Estaba bien que fuera un alfa con la suficiente edad para controlar sus instintos, pero esto era inaceptable. Solo faltaba que un día despertara y lo tuviera prácticamente invadiendo su nido.
-¿Qué hace aquí, Fury? ¿Cómo entró? ¿Sabe que ésta es mi recámara verdad?-espetó con el ceño fruncido y jalándo las sábanas para cubrir su torso desnudo-No puede entrar como si nada en la habitación de un omega, especialmente si dicho omega no está condiciones de recibir visitas, y menos aun esperarlo afuera de su nido.
-Ingresar a la Torre Avengers es más fácil de lo que cree, Capitán, y descuide, su estado no me causa ninguna impresión.
-No sé si debo ofenderme por eso. Y aun así, no puede entrar aquí cada que lo desee.
-Oh, lo siento, la próxima vez que haya una emergencia de nivel nacional estaré gustoso de perder valioso tiempo tocándo la puerta de mi agente asignado. Seguro que dicha amenaza puede esperar a que esté presentable.
-No use ese tono conmigo-gruñó alcanzándo un bata y saliendo de las sábanas para ponersela. Fury se giró en el acto-¿Entonces tiene una misión para mi? ¿De qué se trata esta vez?
-De esto-le entregó un folder cuando lo vió salir del nido, uno que Steve no dudó en abrir-Tenemos poco tiempo, ¿y Stark?
-En un viaje de negocios. ¿Qué estoy viendo?
-El posible primer contacto entre individuos de diferentes dimensiones.
-¿Esta mancha?
-Los expertos de SHIELD creen que puede tratarse de una puerta interdimensional que se abrió hoy a las 5:00 am cerca de Nuevo México. Solo apareció por un instante y se desvaneció.
-¿Ya envió a alguien al lugar?-preguntó pasándo las imágenes con diferentes ángulos de aquella mancha de colores resplandecientes.
-Envié un equipo con Hill, pero todo lo que hayaron fueron rastros de energía desconocida que ya estamos analizándo.
-¿Tal vez algo de Asgard? Puede tratarse del portal que usa Thor para llegar aquí-dijo, sintiendo sus manos temblar al mencionar a su ex prometido.
-Hemos estudiado algo de la energía que emite el Puente Arcoíris, y estamos totalmente seguros que no es igual a ésta.
-Entiendo.
Miró por última vez las imágenes antes de cerrar el folder y devolverselo al director de SHIELD.
-Lo necesito en esto, Capitán.
-No sé nada de viajes entre dimensiones, Fury. Pienso que Tony podría ser de mayor ayuda que yo. Lo llamaré para...
-Si quisiera un experto en el tema habría contactado a Stark desde un inicio o al Doctor Banner. No estoy enviándolo a investigar el portal, Rogers, sino a buscar lo que salió de él.
Esto sorprendió al omega.
-¿Algo lo cruzó?
-Sí.
-¿Qué?
-No lo sé. Nuestros sátelites detectaron una mancha roja desplazándose a velocidad supersónica hasta perderse en el desierto. Intentamos localizarla pero nos resultó difícil hasta que volvió a aparecer, esta vez, recorriendo la mitad del país de un lado a otro, y desapareció nuevamente aquí, en Nueva York. Debido a que no sabe quedarse quieto no hemos podido enfocarlo, pero no necesitamos para ponerlo bajo arresto.
-¿Cree que sea peligroso?
-Tal vez. No lo sabremos hasta que lo encuentre.
-Nueva York es demasiado grande.
-Descuide, ya hemos empezado a hacerla pequeña. Quizás no podamos identificar a nuestro visitante interdimensional, pero en su segunda aparición descubrirmos que emite una enorme cantidad de radiación solar, por lo que seguir su rastro será pan comido.
-Bien-asintió-Supongo que Tony no puede enterarse de esto, ¿cierto?
-Prefiero que esta misión se quede en secreto por el momento, Capitán.
Steve volvió a asentir y desvió la mirada, pensándo. No había tenido misiones desde Nueva York, su omega no regresaría hasta dentro de un par de semanas, y francamente necesitaba algo en que distraerse para no pensar más en su futuro enfrentamiento con el dios de trueno. Nada perdía con ayudar a SHIELD ahora.
-Estoy en el Triskelion en quince.
-Eso esperaba escuchar-dijo Nick, dándose la vuelta para marcharse.
-Y otra cosa, Fury.
-¿Si?-se volvió.
-No vuelva a irrumpir en mi recámara sin mi permiso, o la próxima vez lo golpearé.
El moreno no respondió. Sonrió y retomó su camino mientras Steve se dirigía al baño para tomar una ducha antes de salir. Presentía que ese sería un largo día para él.