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Reyes y Dioses por Obsidiana

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Notas del fanfic:

Todos los derechos reservados, prohíbida la edición/traducción/publicación parcial o total de esta obra.

 

Puedes encontrar "Reyes y Dioses" en Wattpad escrita bajo el seudónimo de: obsidianagxrl

 

 

 

 

 

 

 

Nota: Universo Alterno en donde Midgard, Asgard y Wakanda son reinos de la tierra.

Notas del capitulo:

Los personajes presentados en esta historia no son de mi autoria, tan solo los he tomado prestado para llevar a cabo mis ideas retorcidas.


 

Capítulo 1. Hogar dulce hogar. 

 

 

 

 

 

El frío metal del bozal lastimaba su mandíbula, pero no más que el incesante escozor en sus muñecas debido a las cadenas que aprisionan estas por detrás de su espalda. Le habían tomado por sorpresa y ahora se encontraba siendo llevado de vuelta a Asgard a rastras por caballos .

Después de enamorarse de una Beta en un pueblo llamado Midgard, Thor dejó el reino de Asgard casi con desespero con la intención de librarse de aquella farsa montada por su padre. El muchacho fue criado y entrenado como un Alfa debido a que su condición física era notablemente mejor que la de su hermano menor, Loki, quien con un cuerpo pequeño, delgado y poca destreza para la lucha, había nacido como un Alfa. Su padre, el rey, no podía permitirse el mostrar semejante alfa ante la sociedad en la que vivían, por lo que obligó a cada hermano a ir en contra de su naturaleza y, aunque a Thor se le daba bastante bien ser el hermano rompehuesos y hediondo a sudor, no fue lo mismo para loki.

Loki la mayor parte de su infancia y adolescencia se sintió miserable, humillado. Debía actuar sumisamente cuando todo su ser le gritaba ser la voz al mando, siempre agotado por tener que suprimir su aroma y su temperamento como le habían enseñado desde niño. Se sentía asqueado con aquellos que alababan a un falso Alfa. Su padre aplaudía enérgico y orgulloso al mayor, pero Loki no tardó demasiado en acallar esos vítores.

Thor desapareció sin dejar rastro casi al mismo tiempo en el que el caos reinó en Asgard. El hermano menor de la familia real asesinó a su padre adoptivo, encarceló a su madre y se sentó en el trono dejando al descubierto toda la verdad ante Asgard. Los Alfas de todo el reino enseguida encolerizaron, tomando represalias contra todos los Omegas y olvidando la poca amabilidad con la que antes los trataban.

Ahora, el patriarcado de los Alfas dominaba el reino de Asgard y aquel que fuese en contra de los ideales del rey, Loki Laufeyson, tenía como castigo la ejecución inmediata. Y hoy, después de cinco años de búsqueda, finalmente habían dado con el paradero del hermano del Rey.

Thor se preguntaba que tan mezquina se había vuelto la situación en Asgard para que fuese llevado de aquella manera porque al fin y al cabo, él seguía siendo un príncipe.

La tierra debajo de su cuerpo se sentía como si le rasgara la piel, porque los muy mal nacidos de sus captores habían arrancado sus ropas a propósito para que el viaje fuese menos cómodo para él. A mitad de camino se sintió desfallecer, los guardias de Asgard tuvieron compasión, tiraron su cuerpo dentro del carruaje y nuevamente pusieron a andar a los caballos, esta vez con más rapidez.

Cuando despertó, Thor se encontró así mismo aún amordazado por las cadenas, en un lugar demasiado oscuro, daba la sensación de estar en una cueva. No estaba en el carruaje, eso era seguro. A lo lejos pudo escuchar una multitud gritando y cuando trató de acercarse a una de las paredes de aquel lugar para apoyarse, una puerta de madera se abrió de par en par. La luz lastimó sus ojos y sin darle tiempo para acostumbrarse, jalaron de la cadena atada a el collar en su cuello del cual no se había percatado hasta ese momento. Entre quejidos y tratando de ponerse en pie torpemente debido a los tirones de aquel guardia, salió de lugar a oscuras. Inmediatamente reconoció el coliseo de Asgard.

El sitio estaba repleto de Asgardianos, Alfas con sus respectivos Omegas. Los machos aventaron cualquier cosa que tuviesen a la mano al malherido príncipe. Thor trató de esquivar los objetos, pero venían en todas las direcciones. Su fornido pecho subía y bajaba con rapidez, estaba asustado. Apenas y se había dado cuenta de que se encontraba semi desnudo en medio de aquella muchedumbre, con una única prenda cubriendo su intimidad, las cadenas amordazando fuertemente sus muñecas y el bozal aprisionando su mandíbula para que no pudiese articular palabra alguna.

Luego de dar una vuelta entera sobre su propio eje, sus ojos azules finalmente encontraron los esmeraldas de su hermano menor.

— Loki... —Pronunció en un lastimero susurro, entre dientes, todo lo que el bozal le permitió.

- Damas y caballeros, he aquí al traidor. Que no los traicione su trabajada musculatura, esa solo es una fachada para esconder su naturaleza. Un sucio y miserable Omega.

Todo el coliseo resonó entre burlas y quejas-. ¡Matenlo ya! -Gritó alguien.

Loki se había levantado de su inmaculado asiento bañado en oro, alzándose imponente mientras una pesada corona brillaba reluciendo sobre sus cabellos negros. Sus ojos verdes atravesando la figura de su hermano mayor. Ardía en ira y el miedo que desprendía el joven príncipe sólo lo acrecentaba aún más. Volver a tener en frente a aquel que ocasionó tantos años de humillación le hacía tener sentimientos encontrados, más de los que el Rey era capaz de soportar.

— ¿Matarlo, dicen? Queridos míos, la muerte es demasiado fácil, la muerte es para aquellos delincuentes marginales y con poca clase. Aquí, en frente de ustedes, yace el príncipe de Asgard. El mismísimo y único hijo de Odín. La muerte sería poca cosa para alguien como él. —Y, haciendo una breve pausa elevó su mano diestra—. Liberen a la Bestia.

Con aquella orden Loki volvió a dejarse caer sobre su cómodo asiento con la elegancia que caracteriza a un gato. Apoyó el codo sobre un de las braceras doradas y luego su mentón sobre el dorso de su mano. Aunque su rostro no denotaba ninguna expresión, su estómago hormigueaba por la ansiedad.

Las muñecas y el cuello de Thor fueron liberadas de las cadenas, quedando únicamente con los pesados grilletes en sus muñecas. Su mirada viajó desde los ojos del Rey hasta una puerta de madera, opuesta por la que él había salido, que se abrió. Una bestia púrpura, semejante a un león, de cuatro metros de altura, con colmillo y cuernos sobresaliente. La bestia meneó su espesa melena e inclinándose, sus ojos rojos se posaron sobre los azules aterrados del falso Alfa.

Thor no tuvo siquiera que olfatear, la presencia dominante de aquella bestia confirmó sus sospechas. Su hermano tenía que estar bromeando al ponerle semejante criatura Alfa en frente de él. Tragó fuerte cuando el aliento del animal chocó contra su rostro y sin previo aviso aquel animal enloqueció ante el dulce aroma de aquel Omega. Rasgó la arena bajo una de sus patas, meneó de forma amenazadora su cola y, antes de que el príncipe pudiese reaccionar, la criatura echó a correr en su dirección.

Todo el coliseo estalló en risas ante la persecución, Thor corriendo por todo el coliseo evitando a toda costa ser capturado por el animal. Todos se burlaban y vociferaban lo patético de la escena, todos menos Loki, quien miraba desde su trono sin mostrar un ápice de emoción en su rostro. Algo en aquella situación lo tenía intranquilo y no estaba seguro de si era por el hecho de que aquella bestia quería ser presencialmente más fuerte que el mismo Rey, o por el hecho de que otro Alfa intentaba con desespero poseer a su hermano. La segundo opción le asqueó y lo llenó aún más de ira, finalmente su entrecejo se frunció con notoriedad.

Thor tropezó con una pequeña roca, cayendo de bruces sobre la caliente arena que quemó las heridas en su torso y brazos, fue demasiado tarde cuando se colocó de rodillas para intentar levantarse. Apenas logrando girar su rostro puesto que la pata gigantesca de aquel alfa felino se apoyó en su espalda aplastandolo, dejándolo sin aire por breves segundos. El bozal sólo hacía más difícil el poder respirar.

La criatura babeó encima de él cual perro hambriento, mirando al malherido y aterrado príncipe con locura. Los Asgardianos allí presentes gritaban eufóricos. Thor cerró con fuerza sus ojos, rogando a los cielos para no ser violado por semejante animal.

— Maten a la criatura —Loki alzó la voz por encima del bullicio, acallando a todos los allí presentes. Su imponente presencia hacia doblegar incluso a los Alfas allí presentes-. Fin del espectáculo y quiero al traidor en el salón de los Reyes.

El Rey se levantó de su silla y luego desapareció por una puerta al fondo a la derecha de esta. La criatura fue encadenada por los guardias, quienes volvieron a encerrarla para posteriormente ser asesinada como Loki había ordenado. No hubo mucha diferencia a la hora de tratar al joven príncipe, quien apenas tuvo tiempo para recomponerse del miedo que toda aquella situación le había ocasionado.

El salón de los Reyes era la estancia del palacio donde se hallaban los tronos del respectivo Rey y su Reina, adornado con cuadros de los anteriores Reyes y repleto de ornamentos bañados en oro. Era únicamente Loki quien ocupaba aquel lugar, sentando en su trono correspondiente y con cuadro gigante de odin a sus espaldas.

Thor ingresó al lugar sobre sus cuatro extremidades, cual perro siendo guiado por uno de los soldados quien enseguida liberó la cadena del collar y desapareció, dejando a ambos hermanos solos. Su cabello rubio, antes lacio y perfectamente peinado, se encontraba hecho una maraña de pelo con restos de arena, su cuerpo estaba ligeramente ennegrecido y ensangrentado. Desde donde se encontraba sentado, Loki pudo deleitarse con el aroma del Omega, ligeramente dulzón y amargo al mezclarse con su sudor. Trató de empujar, con notorio enfado, las imágenes explícitas que asaltaron su mente. Thor era un Omega, uno virgen, aquello haría enloquecer a cualquier Alfa.

— Ven.

Thor no esperó a que lo llamase por segunda vez y si bien con su cuerpo robusto podría fácilmente derribar al "flacucho" de su hermano menor, su naturaleza le hacía obedecer, aún más cuando el aura potente y demandante del Rey aplastaba todo su ser. Loki estaba enojado y excitado al mismo tiempo y no existía nada peor que un Alfa enfurecido y falto de sexo.

Manteniéndose sobre sus cuatro extremidades se movió hacia el trono, con lentitud debido al peso que ejercían los grilletes sobre sus muñecas. Debido a su cabeza gacha, su rostro era parcialmente cubierto por la melena rubia. En cuanto lo tuvo cerca, Loki apoyó la punta de su zapato por debajo de la barbilla de su hermano, empujando esta hacía arriba con poca delicadeza para poder apreciar el rostro de este. Thor le dedicó una mirada exhausta y lastimera, llena de súplica. El príncipe  seguía sin fuerzas para protestar. Una sonrisa diabólica cubrió los labios del joven rey.

— ¿A dónde se ha ido el Alfa más fuerte de toda Asgard, hermano? Dime, ¿Por qué no estás presumiendo de tus increíbles músculos y de lo que puedes lograr con ellos?

— ...

— Ese bozal luce perfectamente en ti, te hace ver como la poca cosa que realmente eres. Un asqueroso Omega.

El rey escupió sobre su rostro, la saliva cayó esparcida por la frente y la mejilla izquierda de su hermano. Thor había cerrado instintivamente sus ojos.

Esto sólo era el comienzo de su peor pesadilla.

Después de que Loki hiciera y deshiciera con su cuerpo hasta el cansancio, tirando de sus cabellos, escupiendo sobre él, golpeando cada rincón expuesto de su torso mientras vociferaba enardecido sobre la escoria que representaba en toda Asgard, con la ayuda de las sirvientas del Rey, Thor fue llevado al cuarto de baño donde limpiaron su cuerpo y su cabello, masajeando su tonificada anatomía con esponjas y quitando luego el jabón con pequeños baldes de agua. Su cabello fue peinado y quedó completamente libre de tierra, volviendo al rubio brillante que lo caracterizaba. Las siervas lo vistieron con telas de la más fina calidad y reemplazaron el rústico collar de metal por uno de cuero negro. Para finalizar, se deshicieron del bozal, lavaron sus dientes y limpiando su boca. Cualquiera diría que se trataba del paraíso, pero solo lo estaban tratando como tratarían a una mascota. A la mascota del rey, para ser más exactos.

— Si lo que querías era humillarme, lo has logrado hermano.

Thor había interrumpido la silenciosa cena de ambos o mejor dicho, de Loki. El Omega apenas había tomado un bocado de su plato, manteniendo todo el tiempo su entrecejo fruncido, tratando de luchar contra su naturaleza. El Rey terminó de ingerir lo que masticaba y luego de tomar un sorbo de vino, limpió sus labios con toda la paciencia del mundo, opuesto a lo que su aroma denotaba. La ira perforó las fosas nasales de Thor haciéndole doler la cabeza. Sus piernas temblaron con ligereza y aunque Loki siempre había poseído aquel característico aroma de un Alfa, con el pasar de los años se había vuelto más fuerte. Su sola presencia en cualquier lugar era aplastante.

Daba igual el aspecto que tuvieses, un Alfa debía poseer la energía suficiente para doblegar a cuánto omega se le pusiera en frente y Loki no era la excepción, pero Thor no quería dejarse vencer por más en vano que fuesen sus intentos.

Thor se encontraba sentado a su derecha, Loki echó la silla hacia atrás para obtener más espacio y comodidad, girándose hacia él Omega. Con fuerza tironeó de sus rubios cabellos hacia atrás, sacándole un ronco quejido a Thor debido a la fuerza ejercida. El príncipe podía jurar que su cuello se rompería en cualquier momento y antes de que siquiera pudiese articular alguna súplica para ser liberado, el Rey estrelló su cara contra el plato de comida, ocasionando que todo saliera despedido de este y en el proceso, quebrando el mismo. Thor contuvo un quejido apretando sus manos en puños sobre la mesa.

— No recuerdo haberte dado permiso para hablar, tampoco recuerdo haberte dicho que podías dejar la comida. En Asgard valoramos el trabajo y el esfuerzo que hacen nuestros obreros para cultivar y empaquetar higiénicamente todos nuestros alimentos, así que como buen Asgardiano que eres disfruta de tu cena y agradece a dios por los alimentos.

Las palabras del rey poseian doblemoral puesto que este, realmente no creía en dios.

La sangre se deslizó por la nariz de Thor en cuanto logró levantar el rostro, desorientado. Con una servilleta, Loki limpió la salsa que había quedado escurrída por su mejilla mientras tomaba al príncipe del mentón, sintiendo como la espesa barba de Thor picaba sus dedos. El Rey bajó la mirada hasta sus labios y luego hasta aquel rastro de sangre, tomando por sorpresa al primogénito de Odin. Con una larga lamida del Rey la sangre desapareció de la parte superior de su boca hasta el inicio de su nariz logrando que un cosquilleo se instalara en el vientre del príncipe. Thor trató de ignorar la sensación de gusto que le dio aquella caricia. Todo omega deseaba ser acicalado y habiendo vivido tanto tiempo con una Beta, le había quitado el privilegio de ello.

— Thor, dime que serás un buen chico y comerás toda tu cena.

Sus ojos verdes atravesaban con frialdad los azules del mayor, imponiendo todo el control posible en él. Quería la sumisión completa de su hermano, pero al parecer sus planes se verían frustrados por este mismo. Thor escupió sobre la comida, negándose a su demanda.

— Nunc—. El príncipe no llegó a terminar la frase, interrumpiendose debido al puñetazo que el Alfa propinó a su mandíbula, logrando que saliera de su asiento cayendo directo al frío suelo.

Una capa oscura cubría los ojos del Rey, logrando que el verde de estos fuese casi imperceptible, hecho característico de un Alfa cuando enfurecia o cuando necesitaba una buena dosis de sexo con su Omega, para Loki eran ambas. A lo largo de esos cinco años reinando Asgard, el menor no había encontrado ningún Omega que lograse despertar en él la necesidad tan desesperada de llevarlo a la cama y Loki nunca se rebajó, pese a su naturaleza, al acostarse con el primero que se le abriese de piernas. Él era el Rey, no merecía cualquier cosa.

Una ronca carcajada de Thor lo sacó de sus pensamientos. El príncipe trató de acomodarse lo mejor posible sobre el suelo, apoyando los codos sobre este mientras negaba y seguía riendo, con un pequeño moretón que comenzaba a formarse en su mejilla izquierda.

— El mismísimo y todopoderoso Rey de Asgard, un Alfa inigualable, siendo virgen. Esto tiene que ser una broma.

Humillado. Ridiculizado. Por escasos segundos, Loki rememoró aquellos días en los que su hermano se vanagloriaba mientras él vivía opacado por su sombra. Thor se arrepintió de haber formulado aquellas palabras en cuanto el Rey, fuera de sí, le hizo girar logrando colocarle de rodillas. No tuvo tiempo de protestar cuando Loki ya se encontraba tironeando sus pantalones hacia abajo, seguido de un grave y fuerte quejido en cuanto sintió como éste le llenaba con poca delicadeza, hundiendo toda su polla, quemando sus paredes estrechas. Thor mordió sus labios hasta que sangraron, sintiendo como su hermano salía y entraba una y otra vez de él, tironeando de su rubio cabello hacia atrás logrando que arqueara aún más su espalda. Ni siquiera se había percatado del momento en el que este había liberado su prominente erección.

Las piernas del Alfa chocaban con las bien formadas nalgas del príncipe, ahora Loki había empujado su cabeza contra el piso, aplastando la mejilla de Thor contra la superficie fría de este. Sus embestidas no parecían querer menguar y más pronto de lo que esperaba, el nudo se formó en su interior. Thor dejó escapar un sollozo, suplicando que se detuviera, la sangre de su esfínter comenzaba a combinarse con la humedad del pene de su hermano. Loki se inclinó hacia el Omega, lamiendo un par de lágrimas que escapaban de sus ojos azules, sonriendo con satisfacción, gruñendo cada vez que su polla se hundía en él hasta que con dos últimas estocadas se corrió en su interior, jadeando ronco sobre el oído del mayor, el nudo creciendo en su interior, uniéndolos, impidiendo que Loki pudiera salir de él durante un par de minutos. Sus ojos habían dado paso a la oscuridad que caracterizaba a un Alfa cuando alcanzaba su punto máximo de dominación.

Thor sentía sus caderas adoloridas y un ardor que se extendía a lo largo de sus paredes anales. El aroma tan intenso que desprendía el Rey lo hacía sentir más débil de lo que de por sí ya se encontraba. El nudo finalmente se deshizo, Loki salió de su interior con la misma brusquedad con la que entró, dejándolo caer al suelo de igual forma, y antes de alejarse completamente del príncipe susurró en su oído:

— Bienvenido a casa, hermano.


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