—¡¿TIENES DE NOVIO A UN ASESINO?!
—¿¡CÓMO SUPISTE QUE ERA MI NOVIO?!
—Ah... ¡¿SÍ SON NOVIOS?! —gritó, mucho más histérico.
Y Killua sólo se mantenía con ojos cerrados, masticando muy lentamente su pizza para evitar la incomodidad. No es como que se arrepienta, en parte es divertido escuchar a esos dos pelear, así que abrió ligeramente uno de sus ojos y observó la discusión.
—¡NO DEBERÍAS CONFIAR TAN FÁCILMENTE EN UN SICARIO!
—¡ES QUE NO LO CONOCEEEES! ¡ES REALMENTE LINDO!
—¡LINDOS LOS PELOS DE MI BARBA!
Una carcajada detuvo la ferviente discusión del par, atrayendo la atención de éstos.
—¡Killua!
—¡Lo siento! ¡Es realmente divertido verlos pelear! ¡Es como dos Gons discutiendo o algo así!
—JAJAJA, DIGO, NO —Gon quería reír, realmente le hizo gracia su comentario, pero se supone que estaba enojado.
Y Ging, aunque sólo fuesen unos segundos de plática entre los novios, ya se sentía excluido e indignado.
Y escuchar la carcajada que Gon finalmente liberó le irritó más, pues sabía que reía junto a ese niñato, y realmente se veían tan felices... Que lo asqueaba, y se sentía un mal tercio. ¡Uno terrible!
—¡Ya deja de reírte! —exclamó Gon aún carcajeándose—, ¡esto es serio!
—¡Tú eres el que se está riendo! —devolvió Killua divertido igualmente riéndose. Ya ni sabían que era tan gracioso, pero las carcajadas del opuesto les hacían reír.
Y la vena en la frente de Ging era grande, muy grande.
Era como si una atmósfera rosada con burbujas y rosas rodeara al par, y éstos lentamente se acercaban, dejando de reír poco a poco, hasta dirigirse la mirada, una azucarada mirada y continuar acercándose, cerrando sus ojos y...
—¡NO!
Claro que nada de lo anterior pasaba, sólo era la imaginación de un muy, muy enojado Ging. Y los otros dos pararon de reír, algo desconcertados por el repentino golpe que Ging dio contra la mesa, y claro, su grave grito.
Un repentino rojo dio contra la cara de Ging, que rápidamente se echó para atrás y dio media vuelta, carraspeó disimuladamente, y fingió calmarse.
Que idiota, imaginando que se besarían... Eran sólo unos críos...
Deben tener unos 15 ó 16 años...
"Eran"... Resonó en su cabeza.
Se sentía tan jodido ahora.
Nunca estuvo con su hijo.
¿Y ahora lo celaba?
Patético.
Un momento...
¡¿Lo celaba?!
—¿Estás bien Ging? —preguntó un extrañado y preocupado Gon. Killua ya se hacía una divertida idea y sólo se recargó en el respaldo de su silla y posó sus pies cruzados sobre la mesa, totalmente desinteresado y grosero— ¡Killua!
Que rápido se olvidaba de Ging. ¿Por qué lloraba de chistosa manera?
—¿Cuánto llevan de novios? —preguntó repentinamente, ya calmado su "llanto".
—¿Uh? —Gon miró hacia arriba, pensativo, olvidando la grosería que Killua seguía cometiendo— ¡Dos semanas! —exclamó orgulloso.
Ging cayó al suelo. ¡¿Tan poco?! ¡Y ya parecían quererse tanto...!
Aunque igual se hubiese desconcertado si llevaban mucho tiempo. ¡Simplmente aún no lo digería!
Gon miró a su padre, desconcertado.
—¡¿Qué edad tienen?! —se levantó abruptamente y ya estaba frente a Gon, y éste no se asustó tanto como el gatuno Killua, que cayó de la silla hacia atrás.
—Di-dieciséis —tartamudeó nervioso.
—... ¡Estás muy mocoso para esto! —¡Y una mierda! ¡Era la edad perfecta para que dos hombres cuchiplanchen!
Ja, y esto no es Entrevista.