Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lüdí por Rael Amicsis

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

7. Nuevo 

Un rastro de comida en el rostro de Quatre hizo que inconscientemente alzara la mano y le limpiara con delicadeza.  Su pecho le dolía, sentía tristeza, nostalgia, felicidad, ira… las lágrimas brotaban sin proponérselo y de la nada Quatre le limpió el rostro con parte de la bata.  

-WuFei… qué… 

-Amo Quatre, lo lamento mucho. Desde que estoy cuidando de usted, no estoy seguro de lo que pasa conmigo. 

-Creo que usted estaba ese día conmigo… -WuFei no parecía entender lo que le decía –fue en ese sueño que tuve… me hizo recordar las pesadillas que solía tener… aunque lucía diferente, ahora sé que era usted WuFei… creo que también era mi guarda en ese entonces… pero en mis pesadillas usted estaba muerto junto a mí, y yo no podía hacer nada… mi cuerpo no se podía mover… supongo que era lo mismo a lo que le dice la inconsciencia… me da tristeza recordar esa pesadilla. 

WuFei se adelantó a Quatre con un beso firme, mientras le enmarcaba el rostro con sus manos; su pecho dolía de forma intensa y agonizante. Sentía como le correspondía el beso, un poco tímido, un poco torpe y tembloroso, haciendo que se relajara, a la vez que sentía sus manos sobre las suyas. Terminaron el beso suavemente, sintiéndose confundido. Tenía que salir de ahí. De la nada, se levantó y salió de la habitación. 

¿Qué había hecho? Rápidamente se había convertido en una necesidad el querer besarlo, y estar con él, quizás no hubiese logrado detenerse si seguía más allá de lo que su fuerza de voluntad le permitía. Necesitaba saber, pero no sabía a quién preguntar. No había nada en las bitácoras sobre parejas que hubiese tenido Sandrock o descendencia… sólo se registraban los tratos con otros reinos, y las hazañas de la diosa. 

En su vagar por el templo, se encontró con el monje anciano, quién realizaba meditación a la luz de la luna. 

-Anciano… necesito hablar con usted… El amo Quatre, dice que soñó su muerte anterior y… que yo estaba ahí… 

El anciano se incorporó y le hizo una seña de que lo siguiera. 

-Yo era un niño, cuando dama Sandrock murió… su muerte fue horrible… y la tuya, lo fue más –WuFei se detuvo un momento asimilando la verdad que le llegó de golpe –el guardián de Sandrock renace con ella cada vez que lo necesita. 

-Pero, cómo… yo no recuerdo nada… no hay registros de eso… 

-Eso es porque no debe haberlos. –llegaron hasta una banca junto a un árbol florecido, de tronco gris y pétalos burdeos, donde el anciano se sentó, e invitó a WuFei a que le acompañara –Nosotros debemos guardar el secreto de boca en boca. El más anciano se lo dice al más joven, para que el secreto perdure en el tiempo. Desde el comienzo, Sandrock y su guardián, siempre se han encontrado juntos. Sea cual sea la forma que tomen, siempre se encuentran. Debo decir que una vez fuiste un tigre indomable, pero con Sandrock siempre fuiste protector. Nadie más podía acercarse a ti. Si no recuerdas nada, es porque tu alma no es inmortal, mas, está unida a la diosa por protección. En otra vida se odiaron a muerte, mas, nunca dejaste de cumplir tú con tu deber. En algún punto de nuestra historia un rey se enteró de que ambos reencarnaban, por lo que se aseguró de que Sandrock estuviera siempre en soledad, atacando constantemente… fue en la guerra de los páramos, donde desaparecieron 2 reinos completos y 3 aldeas. Pensaba que, de esa forma, podría dominarla dejándola indefensa, pero la misma gente decidió que ya era demasiado, y se levantaron en contra de ese rey. Sorpresivamente, estabas dentro de su misma corte, creo que eras un conde… Sandrock puede recordar cada vida que tuvo, si lo desea, pero cada vez es más doloroso… alguna vez, fuiste su amigo, su mascota, su amante, su esposo… cada vez fue más doloroso perderte. Se decidió no registrar nada de eso para bien de todos, y que se te diría todo cuando el momento fuera el apropiado. Hay un aprendiz que sabe todo, y que está entrenado para no hablar a menos que sea necesario, ya que mis días están cada vez más escasos. 

WuFei estaba muy atento y sorprendido por la historia del anciano. Entonces era cierto que estuvo con él en su vida anterior, y lo que sentía era tan real como si hubiesen pasado años juntos… aunque era injusto que él no fuera capaz de recordar nada. 

-¿Quiere decir que… somos… pareja… siempre? 

-No. Como decía, en algún momento, se odiaron. En otro fueron amigos… quizás su relación mejoraba en cada reencarnación, no lo sé. No le dimos mucha importancia a eso. La vida se trata de vivir bien… no con grandes lujos o comodidades. Si no de estar con quienes amamos, disfrutar lo que tenemos, y apreciar la vida y nuestros logros. Amo Chang, deberías dejar de pensar tanto. Tu instinto es muy bueno, y es porque llevas entrenando por siglos sin saberlo. 

-¿Cómo fue que… morí? 

-No estamos seguros… el pelotón que les acompañaba esa vez, había ido a atender un pequeño disturbio en la aldea cercana. Cuando regresaron, encontraron restos de ti por todas partes, y una tina con aceite en llamas. Fue horrible. 

WuFei recordaba esa parte de las bitácoras. Pero sólo la muerte de Sandrock estaba inscrita. Se puso de pie, y haciendo una reverencia de marchó de regreso a su propia habitación. 

Ahora comprendía un poco más el impulso salvaje que sentía cada vez que estaba a solas con Quatre. Ya era algo tan grande, que no había forma de detenerlo.  

Esa noche intentó descansar, mientras soñaba con fuego y sangre. 

Al día siguiente mientras se dirigía hacia la habitación de Quatre, vio cómo los monjes y sirvientes se detenían en los pasillos tratando de averiguar qué sucedía. De pronto logró distinguir a Quatre ir y venir con frascos y lienzos, y pinceles y frutas, no decía nada ni miraba a nadie. Seguía vestido con su ropa de dormir. 

-¿Qué sucede? –preguntó a uno de los sirvientes 

-El amo Quatre solicitó pinturas y lienzos, y no quiere que alguien entre a su habitación… debemos asear, pero no nos lo permite. Tampoco nos deja pasarle ropa limpia… es como si no fuera él. 

Quatre cerró la puerta tras de sí y WuFei se acercó abriendo la puerta lentamente. Había muchas cosas amontonadas en un rincón, y las ventanas seguían cerradas. El joven comía en su mesita, y no hacía caso de que alguien había entrado a la habitación. El guarda se acercó cuidadosamente hablándole por su título y su nombre sin obtener respuesta. Se acercó lo suficiente y notó que el joven estaba azorado, y sudaba un poco. Al tocar su frente, comprobó que tenía mucha fiebre y la mirada apagada. El joven seguía haciendo cosas, como si estuviera sólo en la habitación, y WuFei salió por unos minutos. Los monjes estaban expectantes. 

-Me quedaré con el amo Quatre… algo sucede, pero no sé lo que es… es como si no nos viera. Les avisaré si necesita algo. Si ven que sale a buscar cosas, vigílenlo, pero no se interpongan… necesito que me traigan el libro de Trance de la Biblioteca de Sandrock… no se alarmen y sean discretos. 

Todos fueron a hacer sus deberes, mientras WuFei regresaba a la habitación de Quatre. Tomó un gran cojín y se sentó en el rincón más alejado de la habitación, para observar. 

Efectivamente no parecía notar su presencia. Podía observar cómo pasaba sus días pintando, tocando piezas musicales desconocidas y alimentándose una que otra vez, seguramente cuando sentía la necesidad.  WuFei permanecía en el rincón o merodeaba la habitación sin entorpecer al joven ni alterar su entorno. Pasaba sus noches en vela, vigilando el escaso sueño del joven y leyendo el libro que había solicitado: una recopilación de sucesos que anticipaban el uso de su poder… y entre ellos, ninguno cómo el que estaba presenciando.  

Día y noche eran igual, una rutina caótica de poco descanso, entre música y pinturas, baños largos y comer frutas en el estado que estuvieran.  

WuFei ya no podía más con el encierro y decidió salir por un momento de la habitación. Habían pasado dos semanas ya en las que se había arrinconado para observar a Quatre. Se alimentaba sólo, por lo que no intervenía, pero, aun así, era muy poco, y había adelgazado en exceso.  La brisa de la madrugada le ayudaba a despejar un poco la cabeza. Comprendía muchas cosas ya, y no estaba muy seguro de cómo proceder ante todo lo que se avecinaba. No sería fácil mantener la distancia, y tampoco era algo que quisiera hacer, deseaba poder acercarse más a él, necesitaba poder abrasarlo y sentir su cabello entre sus dedos, necesitaba sentir que estaba con él y no en el lugar a donde fuera que fuese cada vez que estaba en trance… tendría que hacerle pasar por un entrenamiento o estudio para poder realizar la misión por la cual llegó a ese lugar, y eso significaba exponer su existencia al resto del mundo, y a los peligros que en tantas vidas se repetían. Sintió el miedo y la tristeza correr por sus venas. 

Encargó a los sirvientes que le avisaran en caso de que el amo saliera de la habitación, desayunó, y realizó su rutina diaria, siempre atento a que el amo pudiera salir en cualquier momento. 

Después de almorzar regresó a hacer guardia afuera de la habitación de Quatre. No había salido, ni abierto las ventanas, ni hablado con nadie. No entendía qué era lo que pasaba.  

De pronto las puertas de la habitación de Quatre se abrieron de golpe y el joven salió tomando una bocanada de aire, mientras la brisa removía su cabello. 

WuFei observaba expectante desde el costado de la puerta. Quatre se veía más descansado, pero demasiado delgado, casi enfermizo. Unos sirvientes que pasaban con algunas cestas con alimentos, regresaron por su camino avisando que el amo Quatre había salido de la habitación. 

-WuFei, buenos ¿días?... disculpe… no estoy seguro de qué hora es… creo que dormí demasiado. 

Se acercó al joven lo tomó por los brazos y pegó su frente a la de él. Vio cómo se puso rojo hasta el cuello, y se quedó así por un par de minutos comprobando si aún persistía la fiebre que mantuvo por tantos días, mientras los sirvientes que antes se habían marchado regresaban con alimentos y ropas limpias. 

-Ya no está…  

-Amo Chang, limpiaremos la habitación del amo Sandrock, le llevaremos la comida al jardín –dijo uno de los sirvientes. 

Quatre tenía cara de no entender. En cuanto comenzaron a llegar los sirvientes a limpiar, protestó, no quería que nadie limpiara la habitación a menos que lo hiciera él mismo. WuFei intervino, y tranquilizó a Quatre. 

 

-Está bien… dejen las cosas como están… cuando necesite algo les haré saber. 

Los sirvientes se marcharon de regreso a sus labores, ya todos más tranquilos de ver que el amo estaba cuerdo. 

Finalmente, WuFei guio a Quatre al jardín donde les habían servido el almuerzo.  El joven se veía más animado después de comer todo lo que pudo, y se sonrojaba cada vez que lo miraba. Habían comido en silencio dejando que el sol le calentara la piel y le diera algo de color. 

-Tuve… un sueño… fue tan, extraño… y creo que me pasé la noche pintando en la habitación, aunque no lo recuerdo… 

WuFei lo observaba detenidamente. Se perdía en sus ojos, no quería exponerlo a nada de lo que sabía ocurriría, pero todo era eventual. Debía prepararlo para todo lo que debía hacer. 

-Amo Quatre… estuvo encerrado en su habitación por 15 días… usted pintó todo lo que hay dentro, incluso se pasaba la madrugada tocando el kenghlin… comía lo que había en su habitación, y dormía muy poco… o si es que lo hacía… no hay registros de que a Sandrock le haya ocurrido algo así antes, por lo que es algo completamente nuevo…  

-¿Me dice que hago cosas estando inconsciente? 

-Al parecer, sí. 

-Desde que llegué aquí, me han ocurrido una cosa extraña tras otra… no sé de qué me sorprendo. 

-Amo Quatre… le ayudaré a limpiar su habitación. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).