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Tú eres mi felicidad. por Keiko Midori 0018

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Tiempo después.

Todo iba normal, en el orfanato los niños pequeños iban y venían, los hermanos seguían sobre protegiendo a los menores y la relación entre Inuyasha y Sesshomaru iba mejorando.

Sesshomaru empezaba a acostumbrarse a las insinuaciones y comentarios sugestivos de Inuyasha pero aun se quejaba por mera costumbre.

En la mansión Fushiko, estaba reunida la familia completa pues habían mandado llamar a su heredero para hablar seriamente con él mientras cenaban.

-Querido, me has impresionado con tu desempeño en la empresa y solía pensar que derrocharías el capital llevándola a la quiebra. Me alegra pensar que las palabras de tu padre te hicieran cambiar. -Argumentó la madre con una sonrisa.

Inuyasha sonrió con dolor, su padre usó todo menos las palabras para enmendarlo. Hubiera preferido hablar que todo lo que ese hombre pidió que le hicieran. Le dedicó una mirada, este lo miraba con severidad, significaba que si hablaba de más le iba a pesar.

-Sí, madre. Gracias a mi padre y sus palabras me di cuenta que estaba mal y debía volver de nuevo al buen camino y dejar de denigrar el apellido. -Mintió. No quería más problemas con el mayor de los Fushiko.

-Izayoi querida, sabes que Inuyasha nació para ser el mejor y no sólo por llevar la sangre Fushiko en las venas. Prueba de ello es que fue elegido como el heredero de Inu no Taisho. -Comentó orgulloso.

-Tienes razón, Takemaru. Nuestro hijo nació para ser el mejor.

Inuyasha veía a sus padres conversar sobre su futuro. A veces solía pensar en que si el "heredero asesinado" -como lo habían apodado los demás herederos- no hubiese muerto probablemente sería mucho mejor que él. Tal vez y sólo tal vez pudiesen haber sido amigos.

-Inuyasha, ¿cuando conseguirás pareja? Estas por cumplir veintidós y aun no has escogido. Entre nuestras amistadas hay buenas candidatas. Conozco a varios socios que estarían complacidos en presentar a sus hijas para unir nuestras familias, sin mencionar que atraerías a todas con tu mero físico. -Habló el mayor.

Podría jurar que ese hombre era el único que lo intimidaba y después de repasar sus palabras se tensó, ya tenía pareja pero le había prohibido divulgarlo. Tampoco quería buscar una prometida, ninguna era Sesshomaru así que no le interesaba. Pero... La mirada que en mayor le dedicaba lo intimidaba mucho, siempre supo que su padre quería dinero, mucho dinero.

-Lo sé, padre. Pensaré bien todo para no equivocarme. Aun soy joven y, aunque no vuelva a ser lo que era quisiera disfrutar un poco más.

La mirada de reproche del mayor lo hizo tragar duro. Después de lo que paso con su padre dudaba que su relación se restaurara. Nunca lo perdonaría por lo que hizo pero vivía en un ostentoso mundo donde las falsa sonrisas y pantallas reinaban y por eso mismo tenía que fingir.

-Espero que sea pronto, Inuyasha.

-Takemaru, no lo presiones. Sabes como es de terco nuestro hijo pero gracias a ti él cumplirá.

-Madre, si supieras lo que ese hombre pidió que me hicieran... ¿Lo aceptarías o lo rechazarías?.- pensó con dolor recordando lo ocurrido.

-Es verdad, padre. Cuando tenga pareja se los diré sin falta, lo juro.

-Eso esperamos, Inuyasha.

Al terminar salió de ese lugar, no aguantaba estar más ahí. Ese lugar le traía malos recuerdos y ahí había sido donde doblegaron su orgullo, vencieron su fuerza y pisotearon su espíritu, ahí había sido donde el antiguo Inuyasha murió.

Al llegar a su departamento tomó el teléfono para llamar al orfanato, necesitaba hablar con Sesshomaru.

Después de que la secretaria lo atendiera y diera aviso a Sesshomaru, este contestó.

-Hola Inuyasha, ¿que necesitas?.

-Sesshomaru, necesitamos hablar.

-Entiendo, ¿de que quieres hablar?.

-No ahora, prefiero que sea en persona. Esperare hasta mañana, dudó que tus hermanos me dejen hablar contigo a estas horas.

-De acuerdo, nos vemos mañana.

Se despidió y colgó.

...
...

Sesshomaru estaba en la oficina de la directora, no entendía las palabras del azabache pero presentía algo malo. Negó, tal vez exageraba.

Se fue a su habitación donde Miroku ya descansaba. Mañana sería un día largo.

A la mañana siguiente, Sesshomaru se preparó y arregló para irse a trabajar pero sobre todo para saber que era ese asunto tan importante del que el Fushiko quería hablarle.

Al llegar le dio su beso y se sentó frente a él.

-Sesshomaru, mis padres me están buscando una prometida.

Sesshomaru lo miró sin entender, ¿acaso lo estaba dejando?.

-¿Y tu que opinas?.

-Sesshomaru, debemos revelar nuestra relación. No quiero seguir ocultándome para darte un beso, no quiero seguir diciéndote "asistente personal" frente a todos, no quiero seguir ocultando nuestro amor. -Dijo con algo de desesperación.

Odiaba tanto tener que fingir, eso lo hacía siempre. Fingía su amor por su padre al que sólo tenia odio y resentimiento, fingía ser perfecto ante los socios y amistades, fingía diciéndole a su madre que su padre se esmeró hablando con él para que cambiara, fingía siempre.

Con Sesshomaru no fingía, con él dejaba libre su verdadero "yo" ese que su padre había hecho desaparecer con los métodos tan drásticos que usó. Pero debía esperar a que Sesshomaru estuviese dispuesto a dejar de fingir, no quería que quedara atrapado en ese pozo sin fondo, fingir era malo, muy malo e incluso doloroso y eso lo sabía por experiencia.

-Pero... ¿Si intentan separarmos?.

-Sesshomaru, si no lo decimos nos separaran. Mis padres dicen que ya estoy en edad de tener una relación estable y yo quiero decirles la excelente persona que esta a mi lado. -Le brindó una sonrisa.

-No lo sé... Siento que algo malo pasará.

El azabache se levanto y se paró frente al albino.

-Mientras estemos juntos nada malo pasara. Voy a defender nuestro amor de todo lo que se interponga, no importa si tengo que raptarte y llevarte lejos.

-¿Lo harías?.

-Sí, iríamos lejos. De preferencia a un lugar frío porque son mis favoritos ya que ahí puedes calentarte abrazando a tu ser amado. -Finalizó envolviéndolo en un gran abrazo.

-Tienes razón, debemos decirles a todos. Ya no quiero seguir mintiendo. -Agregó mientras sentía los brazos rodearle.

A pesar de sentirse feliz por la repentina idea del Fushiko algo lo tenía intranquilo, no sabía lo que era pero ahí estaba, esperando a destruir sus ilusiones como lo había hecho desde que nació.

No sabía como lo tomarían sus hermanos. posiblemente Kagome diría: "Te lo dije" mientras que Miroku diría: "Al fin se dieron cuenta".

Lo peor sería decirle a Bankotsu, Kagura y Koga. Suikotsu se alegraría por él, Bankotsu amenazaría a Inuyasha con causarle mucho dolor si llegaba a hacerlo sufrir, Kagura lloraría y lo odiaría por preferir a un hombre antes que ella y Koga, Koga posiblemente regañe a Inuyasha y al igual que Bankotsu le amenazaría.

Sus hermanos merecían saber la verdad y no era justo que ocultara al Fushiko.

Una prometida... Eso dolía, no quería que lo separaran del azabache. Por eso mismo revelaría eso, sólo rezaba por que todo saliera bien y sin percances de todo tipo.

-Gracias, Sesshomaru. Estaré contigo siempre, lo juro.

-Gracias Inuyasha, gracias por mostrarme que este mundo no es tan gris como siempre lo imagine. Te amo, te amo tanto.

Se dieron un beso, sellando así el juramento del azabache. Revelarían todo, no importaba si se oponían, ellos seguirían juntos.

Continuará...

 


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