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Tú eres mi felicidad. por Keiko Midori 0018

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Notas del capitulo:

Felicidades, has llegado al final de la historia y espero que te guste este final.

 

Sesshomaru entró a su habitación, Miroku no se encontraba y así era mejor, necesitaba pensar a solas. No quería seguir viviendo así pero tampoco quería arruinar todo. Ahora era un heredero y debía actuar como tal, aun si no lo quisiera.

Al llegar la noche, se encontraba en su habitación con Miroku. Ambos hablaban respecto a su vida.

—Miroku, ¿crees que soy un desconsiderado al sentirme sofocado con el trabajo?.

—No lo eres, hermano. Es solo que no estás tan acostumbrado a hacerlo, durante este tiempo has sabido llevar con bien Fushiko Inc. Es justo que te hayas cansado, nunca has experimentado tanta presión.

—Supongo que tienes razón.

—Y cambiando de tema, ¿Qué tal te fue en esa visita misteriosa?.

—No fue una visita misteriosa, Inuyasha fue a visitar a su padre. Hablaron y según vi, no se van a perdonar nunca. —Suspiró. —No es bueno que Inuyasha cargue rencores sobre sí pero no puedo hacer nada, ese no es mi asunto.

—Al menos lo encaró, tal vez algún día dejen su orgullo de lado y entiendan que son familia. —Sin poderlo evitar, ambos rieron. —Bueno, no deberíamos reírnos de esto.

—Es más fácil que se caiga el cielo a que Inuyasha deje de lado su orgullo.

Después de un rato, se dirigieron a su respectiva cama para dar fin del día. Ambos durmieron profundamente.

...

...

Una sombra recorría el orfanato Shikon No Tama, dicha sombra se movía con cautela para evitar llamar la atención de los guardias nocturnos y de alguna mirada no deseada. Se dirigía al ala de hombres, tenía asuntos en ese lugar. Al fin llegó a dicha ala, se encontraba frente a una puerta y la abrió con cuidado, no quería causar ni un solo ruido.

Al entrar pudo ver dos camas gracias a la luz de la luna, se alcanzaba a ver a dos personas dormir en su respectivo lugar. Se acercó a una de ellas y empezó a mover el bulto bajo las sábanas con delicadeza.

Sesshomaru sintió que alguien perturbaba su sueño, aun adormilado abrió los ojos. Frente a él estaba un sujeto vestido completamente de negro, iba a llamar a Miroku para que le ayudará pero aquel extraño cubrió su boca. Solo lograba emitir gritos ahogados, se defendió. Aquel sujeto terminó en el suelo gracias a un puño en su estómago, lo miró abrazando dicha parte lesionada y tratando de no emitir ni un solo ruido.

Se levantó de la cama y encendió la lámpara, eso provocó que Miroku despertará y al ver al hombre en el suelo decidió mantenerse alerta, ambos hermanos se prepararon para darle una golpiza suponiendo que era algún pedófilo tratando de encontrar niños.

—¡Soy yo, soy yo!. —Aclaró el hombre inmediatamente al ver como ambos hermanos trataban de golpearlo, reaccionaron al escuchar tan conocida voz.

—¿Inuyasha?. —Hablaron al unísono.

—Sí. —Contestó mientras se ponía de pie, aun sostenía su estómago. Se retiró el pasamontañas que usaba. —Golpeas duro, Sessh.

—¿Qué estás haciendo aquí?. —Preguntó el albino.

—Más importante, ¿Por qué estás entrando como un criminal?. —Agregó Miroku algo confundido, el Fushiko se sentó en la cama.

—Vine por ti, Sesshomaru. —Meditó un momento, se levantó nuevamente y extendió su mano hacia el albino. —Escapemos juntos, amémonos lejos de todo esto. Quiero un lugar en donde solo estemos tú y yo, un lugar donde podremos amarnos sin las interrupciones de terceros.

Ambos hermanos miraron la mano extendida, Inuyasha aun esperaba una respuesta. Sesshomaru volteó a ver a Miroku, no sabía qué decir, Miroku puso su mano en el hombro del albino.

—Haz lo que te haga feliz. Busca la felicidad que esta vida te debe, hermano. Deja de pensar en los demás y piensa en ti mismo.

El albino titubeó un poco, no apartó la mirada de esa mano que seguía extendida. No sabía qué hacer. Por un lado estaban sus padres, recién los había conocido y los amaba. Y por el otro, Inuyasha Fushiko. Si bien al principio tenían una relación un tanto peculiar, con el tiempo y cercanía fue transformándose en algo más, en algo más bello. Lo miró a los ojos, vio en ellos esa seguridad que solía impulsarlo siempre. Y ahí fue cuando tomó una decisión, estaba completamente seguro de ella.

'' Ya no corras solo que yo estoy contigo y eso nunca cambiará.''

Ese pensamiento lo hizo corroborar su decisión, esas palabras terminaron por darle la seguridad que necesitaba. Tomó la mano del azabache y mostró una pequeña sonrisa cargada de convicción.

—Acepto. Huyamos juntos y que sea de la mano. —Volteó a ver a Miroku. —Gracias por todo, Miroku. Gracias por ser mi hermano.

Le dio un abrazo a ese joven que era su hermano del alma. Mientras Miroku le empacaba un par de prendas en una mochila, escribió una carta para sus demás hermanos y para sus padres, al menos les diría el porqué de sus acciones.

Al terminar de empacar, le entregó la carta sellada a Miroku. Al igual que Inuyasha se vistió completamente de negro y salió de su habitación junto a él, Miroku les ayudó a escapar de la mirada vigilante de los guardianes. Al llegar a la gran entrada le dio otro abrazo a Miroku y al terminar tomó la mano de Inuyasha, se sonrieron y empezaron a correr como si escaparán y eso hacían, escapaban de su realidad.

Miroku vio como su hermano corría de la mano de Inuyasha, una sonrisa triste adornó su rostro. Le dolía verlo partir pero sabía que así sería feliz y eso lo tranquilizaba. Por ahora debía volver a su habitación y hacer como si no supiera nada. Ellos no debían saber que ayudó a escapar a Sesshomaru.

...

...

Un nuevo día iniciaba en Shikon No Tama, todo empezaba con normalidad y en la cocina ya se encontraban los residentes más grandes del lugar pero un asiento vacío llamó la atención de uno de ellos.

—¿Y Sesshomaru? Regularmente es el primero en despertar para ir a trabajar. —Todos miraron en dirección a Kagome que veía la silla vacía.

—Tienes razón, Kag. Iré por él, seguramente se quedó dormido. —Bankotsu se levantó de su lugar y fue en dirección a la habitación de Miroku y Sesshomaru. Al entrar no notó nada raro, lo único que vio fue la cama tendida y un sobre encima de ella, lo tomó entre sus manos y escuchó la puerta abrirse, era Miroku.

—Será mejor que llames a los Taisho y a nuestros hermanos. —Se acercó y colocó su mano en el hombro del moreno de trenza. La mirada que le dirigió bastó para que asintiera y se encaminará hacia la oficina de la directora para llamar al matrimonio Taisho Asakura y a Koga.

Los Taisho Asakura llegaron en cuestión de minutos al escuchar el mensaje de Bankotsu acerca de su heredero, al igual Koga también logró llegar rápidamente al orfanato y ya todos reunidos empezaron a leer la dichosa carta.

''Hermanos, ha llegado el momento de tomar caminos separados. Aunque sé que tomaremos el mismo más adelante, viviremos en nuestras rutas hasta que la vida nos lo permita. ¿Saben algo? Quisiera volver a esos días en los que éramos piratas y aventureros, reyes y princesas, monstruos feroces y valientes caballeros, esos días en los que éramos felices y no lo sabíamos. Pero, no se preocupen por mí que no me iré para siempre. Este solo es un hasta pronto, nos volveremos a encontrar, se los juro.

Ustedes fueron mi salvación, fueron mi motivo para seguir en esta vida que me parecía ser demasiado funesta. No espero que me perdonen por desertar, tampoco espero que me comprendan porque sé que estoy huyendo, sé que está mal y quisiera quedarme pero por primera vez quisiera pensar en mí, solamente en mí. Por primera vez quisiera pensar en mí antes que en los demás, por primera vez quisiera enfrentarme a la vida sin temor y todo para obtener la felicidad.

Koga, fuiste el primer niño que no me preguntó por mis marcas de nacimiento. Un día llegaste siendo un niño tímido que al verme sonrió inmensamente y me invitó a jugar con una pelota, ¿sabes algo? Fuiste la primera persona que hizo algo así, ese día supe que tú y yo tendríamos un vinculo especial. En ese momento en que estrechamos nuestras manos jurándonos ser amigos eternamente, supe que si yo cayera, tú me levantarías, si yo llorara, tú harías hasta lo imposible por sacarme una sonrisa y en verdad lo hiciste.

Ustedes fueron una parte fundamental en lo que soy ahora. Gracias a ustedes soy quien soy y se los agradezco inmensamente. Nunca olviden esos momentos que vivimos juntos, esos días en los que jugábamos sin saber lo que pasaría al día siguiente. Por favor recuerden todas nuestras promesas, estarán en mi mente y corazón.

Madre, padre. Lamento no ser el hijo que se merecen, lamento no estar a la altura de un Taisho Asakura. Soy y seré Sesshomaru, el huérfano inseguro que se oculta del mundo por miedo a ser rechazado, seré ese niño que huía en cada oportunidad y solo porque mi adversario es más fuerte que yo. Lamento todo esto, toda su vida lloraron por alguien que no valía la pena. Tan solo me queda agradecer el amor que me brindaron, aun si fue por un corto lapso de tiempo para mí fue todo lo que necesite en la vida.

Bankotsu y Suikotsu, lamento mi infantil comportamiento. Sé que ustedes estaban orgullosos de mí y ansío que a pesar de mi cobardía no dejen de amarme como yo los amo a ustedes. A final de cuentas, ustedes a parte de ser mis hermanos del alma también fueron como los padres que la vida me arrebató.

Kagura, recuerda que te amo y también que lamento que mi amor por ti no es el que esperas. Te amo mas no como mujer, te amo como la hermana que tanto quiero, tú al igual que Kagome son mis hermanas pequeñas y las adoro.

No soy capaz de verlos a la cara después de haber sido tan egoísta, por haber pensado solamente en mí pero así es la vida. Si no aprovechas las oportunidades te arrepentirás todo lo que resta de ella y no planeo hacer eso, no quiero hacerlo nuevamente.

He decidido escapar con Inuyasha, ¿a donde? No lo sé. ¿Por cuánto tiempo? Tampoco lo sé, lo cuestión aquí es... No nos busquen, nosotros regresaremos y estaremos bien, esto es algo que necesitamos hacer. No tienen nada de qué preocuparse, nosotros nos cuidaremos la espalda y juntos lucharemos en la gran batalla que la vida nos depara, sé que juntos ganaremos, juntos lograremos vencer y cuando llegue ese momento, volveremos si es que aún nos aceptan.

¿Qué pasará ahora que estaré lejos de casa, hermanos? Eso no lo sé, solo sé que seré feliz, muy feliz. Por ahora es momento de decir adiós, aún tenemos un largo camino por descubrir. Hasta entonces sean felices, recuerden nuestras aventuras con una sonrisa y esperen mi regreso.

Los ama...

Sesshomaru.''

Al terminar de leer, todos se miraron entre sí buscando las palabras exactas para decir, no encontraron nada. Aún estaba conmocionados por la repentina huida del albino. Les dolía pero él tenía razón, en algún momento tendría que vivir sus propias aventuras, debía encontrar su verdadero camino y a pesar de que Irazue Taisho Asakura dejara ver sus finas lágrimas recorriendo sus mejillas, también dejaba ver una pequeña sonrisa, su niño sería feliz y eso era lo que ella quería. Fue abrazada por su esposo que también estaba orgulloso de su hijo que al fin mostró la valentía para enfrentarse a lo desconocido.

Todos estaban impactados pero felices, Sesshomaru había dejado de ser el niño inseguro que se ocultaba de todo y todos, ellos que lo vieron crecer, lo vieron caerse y levantarse, no pudieron evitar sentirse orgullosos, su pequeño había crecido.

—Encuentra la felicidad, Sesshomaru. Te lo mereces. —Murmuró la madre del mismo mientras abrazaba la carta y miraba hacia la salida del orfanato. A pesar de todo, logró sonreír con calidez.

—Mi hijo, mi Sesshomaru. Has demostrado tu valentía y me has demostrado que se puede luchar por lo que uno ama. Te deseo la felicidad, hijo mío. Deseo que obtengas la felicidad que nosotros no pudimos darte.

—Se feliz, Sessh. Demuéstranos que puedes ser valiente y luchar por lo que amas. —Agregó Kagome.

—Lo hiciste bien, Fluffy. Cambiaste y estoy orgulloso de ser tu hermano.

—A pesar de todo, siempre serás mi niño. —La anciana Kaede se unió a las palabras dirigidas a ese hombre que tanto amaban.

—No te preocupes, Sessh. Siempre serás mi hermanito al que prometí proteger y nada cambiará.

—Siempre serás nuestro pequeño, no lo dudes nunca.

—Perdóname, Sesshomaru. Perdona por haberte molestado con mis sentimientos. —La mujer de cristalinos ojos rubí sonrió con tristeza. —Te haré caso, seré feliz por ti y por mí. Espero que tú también lo seas.

—Gracias por demostrarnos que podíamos ser felices a pesar de que la vida nos lo impidiera, gracias por estar con nosotros. Gracias por todo, hermano. —Finalizó Miroku.

...

...

A varios kilómetros de distancia, una pareja disfrutaba de su amor. En un muelle en la fría Otaru, dos almas se demostraban su amor como solo ellos sabían hacerlo, con besos y caricias, palabras lindas y miradas de afecto.

Inuyasha y Sesshomaru lograron estar juntos a pesar de todo, se amaron sin importar nada más. Sin importar el secreto que llevaban a cuestas. No importaban sus apellidos, el dinero ni demás, ahí solo eran dos jóvenes enamorados en busca de la felicidad, ya no eran el ''heredero perfecto'' y el ''heredero asesinado'', esa bruma se había quedado atrás junto a todo lo malo que conllevó.

A pesar de nacer con un destino sellado, lograron enfrentarse a la vida pero aún no lograban vencer, aun les faltaba mucho más por hacer pero sosteniendo la mano del contrario con una sonrisa, sería suficiente para no caer. Si uno se cayera, el otro se acostaría a su lado y le esperaría, si uno estaba triste el otro haría hasta lo impensable para devolverle la sonrisa y gracias a eso, estarían paso más cerca de la felicidad.¿Qué ocurriría después? No lo sabían, no planeaban averiguarlo hasta que llegará el momento.

Sesshomaru, tú me sacaste del hoyo en el que me encontraba. Tú me mostraste una nueva perspectiva de esta vida, me enseñaste a sonreír aun si no tuviera motivos para hacerlo, me enseñaste que puedo ser yo mismo sin importarme lo que digan los demás. Tú me brindaste tu amor incondicional a pesar de que te lastime, a pesar de que rompí todas mis promesas y me amaste junto con mi oscuridad. Fuiste el primero en no juzgarme, el primero que no me obligó a fingir ser perfecto, el primero que me amó tal cual era. Me amaste con mis demonios, no te importó estar con alguien manchado como yo, no te importó estar con alguien tan cobarde como yo lo soy. ¿Sabes algo? Tú fuiste y serás el único que posea mi corazón, aunque esté cargado de odios, tristezas y alegrías, tú eres el único que puede hacer con él lo que más le plazca. ¿Sabes porque? Es fácil. Sesshomaru, tú eres mi felicidad.

Inuyasha, tú me amaste como nunca nadie lo hizo. Me mostraste que no debo temor a enfrentar a la vida, aun si no dejas de llamarte cobarde, para mí eres la persona más valiente que he conocido. Me amaste a pesar de todo, me amaste incluso por mi peculiar aspecto. Me enseñaste a ser alguien más seguro de mí mismo, me mostraste que puedo amar sin importar nada más y tu seguridad me contagia, tus sonrisas altaneras me fascinan y tu orgullo me terminó por enamorar. A pesar de mi pasado, no me juzgaste. A pesar de mi procedencia humilde, no me rechazaste. A pesar de mis inseguridades, no me abandonaste. A pesar de todo, te mantuviste a mi lado hasta el final. No sé qué pasará el día de mañana, no sé qué será de nosotros pero lo que sí sé es que estaremos juntos, estaremos amándonos hasta el día que la muerte nos lleve con ella. Pero no nos vamos a rendir, el amor nos hará imparables. Si hay amor, la vida es solo un juego de niños y no seremos derrotados. Y recuerda esto, Inuyasha. El amor que te profeso, el que nos profesamos es lo más hermoso que esta vida pudo darme. Y no olvides esto, Inuyasha;...

Tú eres mi felicidad.

Fin.

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? Es el libro más largo que he hecho y durante mucho tiempo ansiaba que terminará pero ahora voy a extrañar a mi bebé, no es fácil decirle adiós. Pero todos sabemos que todo tiene un final y esta no es la excepción, al fin todo fue resuelto o al menos eso intente. Gracias a todos los que llegaron hasta aquí y por el amor que le brindaron a esta obra. Espero no haberlos decepcionado. Este no es un adiós, nos vemos en la siguiente obra.

 

Hasta pronto...

 

Keiko Midori.


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