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Tú eres mi felicidad. por Keiko Midori 0018

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Notas del capitulo:

¿Cómo sería un día en la playa con los hermanos e Inuyasha y Sesshomaru? Aquí se los muestro.

Un día en extremo caluroso, tal vez demasiado caluroso hacía en la época más cálida de la nación del sol naciente.

-Si sigo así moriré derretida. -Se quejó Kagome.

Estaban todos reunidos en el orfanato, Inuyasha y Sesshomaru se habían tomado un descanso del trabajo. Koga, Bankotsu, Suikotsu y Miroku veían a la chica quejarse mientras sudaba, sin duda hacía demasiado calor.

-Kagome tiene razón. Hijo te quedaras huérfano si seguimos así. -Agregó Izayoi algo sofocada.

-Necesitamos hacer algo, Inu. -Pidió la mujer albina a su esposo.

-Debemos pensar en algo. -Contestó.

-¿Que haremos? Por lo menos los niños se divierten. -Añadió Bankotsu al ver como jugaban en las albercas portátiles que los Ookami trajeron al orfanato.

Mientras los demás se quejaban Inuyasha decidió pensar en algo. Necesitaba un lugar fresco y relajante para pasar la temporada de inmenso calor.

Lo primero que se le vino a la mente fueron trajes de baño, una sonrisa un tanto pervertida adornó su rostro. ¿Que venía acompañado de trajes de baño? Pues una playa y era perfecto para sus planes.

-¿Y si vamos a la playa?. -Sugirió distraídamente.

A todos les brillaron los ojos ante la idea, a excepción de uno... Sesshomaru.

-Sera divertido.

-Kagome tiene razón, ¿o no, Bank?.

-Si que la tiene, Suikotsu.

-Es cierto, hasta que pensaste correctamente perro.

-Koga, no lo molestes.

Todos hablaban de lo divertido que sería ir mientras Sesshomaru buscaba la forma de escapar de todo eso, no quería ir con ellos.

...
...

No supo como pasó pero ya estaban en camino a la playa... No tenía idea de a cual iban y en realidad no le importaba, lo único que quería hacer era escapar y no salir hasta que la locura de la playa fuese olvidada.

Al fin llegaron, estaban frente a un gran hotel que Sesshomaru reconoció. Ese hotel era uno de los tantos que pertenecían a los Fushiko.

Los empleados reconocieron a Izayoi y a su hijo, los atendieron debidamente.

Dejaron que Sesshomaru e Inuyasha compartieran habitación pues Bankotsu ya lo había amenazado y este había prometido mantener sus manos quietas.

Después de acomodarse y recibir las prendas que solicitaron era hora de salir y nadar un poco en el agua cristalina.

El lugar era maravilloso, el agua se veía refrescante y la arena blanca hacían de ese lugar agradable. Había muchos turistas pero los ignoraron excepto un detalle, todos portaban trajes de baño exceptuando a Sesshomaru que vestía con un pantalón delgado color blanco y una camisa blanca de manga larga del mismo color. Era parte de la ropa que le dieron.

-¿Porque estás vestido así?. -Preguntó Kagome confundida.

La chica vestía un bikini color verde esmeralda que atraía más de una mirada.

-Querido, hace calor para que uses eso. -Se unió la mujer albina.

Ella vestía un bikini completo color morado claro y pese a su edad se le veía bastante bien, tanto que tenía embelesado a su esposo que vestía un pantalón a las rodillas color azul oscuro sin portar camisa.

Koga usaba un pantalón a las rodillas color café oscuro, Bankotsu uno color blanco con detalles azules, Suikotsu uno color verde con azul, Miroku uno morado con detalles negros e Inuyasha uno color rojo oscuro. Todos dejaban ver su bien trabajado torso.

-Ellos tienen razón, Sesshomaru. -Finalizó la madre del Fushiko.

La mujer azabache usaba un bikini completo color rojo cereza, sin duda parecía que los años no pasaban en esas mujeres pudiendo competir con algunas más jóvenes.

-No me apetece nadar. -Contestó al interrogatorio.

La verdad era que nunca mostraba su cuerpo y menos ante tanta gente. El único que podía verlo era su pareja y eso sólo era posible en un lugar privado.

Inuyasha estaba en silencio maldiciendo su suerte, su plan inicial era ver al albino en traje de baño, había olvidado ese detalle. Había pasado por alto el problema de inseguridad del albino.

Decidieron dejar de insistir, sabían que no lograrían nada.

Las mujeres mayores se sentaron en las sillas plegables para colocarse crema para evitar quemaduras por el intenso sol.

Sesshomaru se sentó y se dedicó a ver como Inuyasha corría tras Koga, al moreno se le había hecho fácil exprimir la botella de crema cuando el azabache se aplicaba.

Mientras el azabache trataba de quitarse el cabello de la cara tropezó con Koga que se había detenido pues estaba mirando a varias mujeres hermosas mientras se bronceaban.

-¡Fíjate, perro!.

-¡Tú te atravesaste, pervertido!.

Y vieron como la pelea inició, ya era raro no verlos pelear.

...
...

Sesshomaru estaba leyendo una revista, sintió como alguien se paraba al frente de la silla donde estaba recostado.

Al fijar su mirada en la persona vio que sólo era su novio.

-Vamos a nadar, Sessh. -Pidió casi en súplica. Tal vez podría verle algo más de piel si mojaba esas ropas, estaba algo ansioso y un poco necesitado del cariño de su novio.

-Ve con alguien más, no tengo ganas de nadar.

-No pienso dejar que me vean. - pensó. Vio como su padre parecía no importarle que le viesen, él también tenía marcas en el abdomen que fácilmente podían ser pasadas por tatuajes. Pero... Su inseguridad se debía a su infancia y los tratos que recibió por parte de los niños del orfanato.

-Entonces no te molestara que le diga a alguna de esas chicas que me acompañe, realmente parece que se mueren por estar conmigo.

Apuntó disimuladamente hacia un grupo de mujeres que lo veían con lujuria, esas miradas no le importaban ya que la única mirada que quería en su cuerpo se escondía tras una condenada revista y eso había dañado su ego.

El albino se mordió el labio tratando de disimular sus celos, esas mujeres devoraban a Su pareja con la mirada y no le gustaba.

-Haz lo que quieras. -Masculló molesto.

El azabache frustrado optó por irse pensando en un nuevo plan para llamar la atención del albino.

Sesshomaru no perdió de vista a Inuyasha, ese "Haz lo que quieras" significaba "Hazlo y te irá muy mal." se sintió aliviado al verlo sentarse junto a su madre.

Mentiría si dijera que no quería nadar con su novio, quería hacerlo pero no podía.

Ya pasado un rato, decidió caminar por la orilla de la playa. Inuyasha y Koga surfeaban, no sabía que podían hacer eso.

Vio cómo se movían entre las olas. Bueno, estaba viendo el torso desnudo de su novio y como él había dicho antes, tenía derecho a ver.

Pasados unos minutos Koga salió del agua, vio a Inuyasha nadar sobre la tabla. Después de eso nada.

Una ola había dado de lleno a su amado y lo había hundido ante su atenta mirada impactada. Estaba apartado de todos y nadie reparó en lo que pasó.

Esperó, habían pasado unos segundos y no aparecía, la tabla flotaba sin su dueño.

El albino sin pensarlo se internó en el mar, no le importó que no sabía nadar. Tal vez la angustia lo hizo lograr llegar a la tabla nadando.

-¡Inuyasha! ¡¿Dónde estás?!.

Nadie contestó, estaba angustiado y como si la vida no hubiese olvidado su odio hacia él empezó a hundirse, trató de manotear para mantenerse a flote pero no lo lograba.

No había nadie cerca para ayudarle.

Cuando pensó que sentiría el frío beso de la muerte, había sentido en cambio unos fuertes brazos rodear su cadera y subirlo a la tabla que aun seguía cerca.

Tosió el agua que había tragado y vio que se trataba de Inuyasha, lo abrazó con fuerza temiendo que fuese una alucinación.

-Sesshomaru, ¡¿que demonios haces aquí?! ¡Tú no sabes nadar!. -Le gritó mientras se soltaban.

Iba a reclamarle hasta que vio su mirada, destilaba miedo.

-Yo... Creí que estabas en peligro.

La mirada del azabache se suavizó un poco, había caído de su tabla y había empezado a bucear, no era como si hubiese tardado tanto tiempo debajo del agua pero entendía que su novio se había asustado al verlo caer y no volver a salir.

Cuando iba hacia arriba había visto como el albino luchaba tratando de mantenerse a flote, había llegado a él lo más rápido que pudo y había logrado sacarlo.

-Perdón, me distraje buceando.

-Esta bien, me alegra que no pasara de un susto.

Inuyasha terminó por empujar la tabla hacia la orilla para ayudarlo a salir.

Al llegar Sesshomaru decidió cambiarse la ropa mojada pero lo único que había era el traje de baño en color blanco decorado con dos líneas azules en los costados que su madre le había dado antes.

-Ve a ponértelo, quiero verte en traje de baño. -Dijo el azabache al verlo observar la prenda. -Nadie te juzgará Sesshomaru, no voy a permitirlo.

-De acuerdo, confío en ti.

Entró al pequeño baño que estaba ahí. Con algo de temor retiró su ropa empapada dejando únicamente su ropa interior. Miró esa pequeña prenda, respiró hondo y se la colocó, ya no iba a temer. Además, Inuyasha le había dicho que estaría con él y eso lo hacía sentir más tranquilo.

Al salir notó como el Fushiko se había quedado observándolo con esa mirada de acecho, lo conocía bien.

-Vámonos de aquí, nuestros padres se preocuparan si no nos ven cerca. -Habló.

El Fushiko lo miraba embelesado, sólo notó como movía los labios, estaba perdido en ese cuerpo que a sus ojos era maravilloso.

Al no tener respuesta lo tomó de la muñeca y lo arrastró con él. Sentía las miradas sobre sí, pero eran diferentes a las que tanto estaba acostumbrado, en estas había algo más.

Finalmente llegó con el grupo, todos lo miraron sorprendidos.

-Hijo, pensé que no accederías.

-Ese es mi muchacho, todo un Taisho Asakura. -Dijo el albino mayor orgulloso al verlo.

Poco a poco perdía el temor.

-Bueno, mi ropa se mojó e Inuyasha no dejo de molestarme con eso de que quería nadar.

A decir verdad no quería entrar al mar nuevamente, no después de lo ocurrido.

Todos decidieron seguir con lo que estaban y Kagome los invitó a jugar voleibol.

Las miradas estaban puestas en ese grupo de seis hombres que eran acompañados de una adolescente mientras jugaban con la pelota sin prestar atención a lo demás.

...
...

La tarde había caído, el sol mostraba sus últimos rayos y fue cuando el Fushiko notó todas las miradas hacia su novio.

-Sesshomaru, quítate eso.

Su rostro enrojeció furiosamente ante lo dicho.

-Eres un pervertido. -Lo pellizcó en el brazo. -No seas descarado que mis padres están aquí.

El azabache le dedicó una mala mirada mientras se acariciaba la zona afectada.

-Yo no me refería a eso, bueno sí pero no aquí. Me refería a que te pusieras esa ropa que traías.

-¿Por que? Hace un rato insististe en que me pusiera esto.

El azabache no dijo nada, sólo empezó a ver a los demás de forma amenazante. Odiaba ver como devoraban a su novio con la mirada.

Sin decir nada el azabache lo abrazó de la cintura con posesión.

Sintió el aliento caliente en su cuello y después los labios del Fushiko en su cuello, gimió al sentir la lengua recorrerlo.

-Para, para que nos están viendo.

Trató de alejarlo hasta que sintió que se prendó de su cuello, sintió como succionaba su piel.

-Listo. -Dijo al alejarse y ver orgulloso su creación.

-No hagas esto en público.

El azabache miraba esa mancha roja en el pálido cuello, se sentía orgulloso de ella y esa marca haría que las miradas se alejaran.

...
...

Iban de regreso al hotel y Kagome notó algo extraño en el cuello de su hermano mayor.

-Oye Sessh, ¿que es esa mancha en tu cuello?.

Todos voltearon a ver inmediatamente al albino que no entendía nada.

-¿De que hablas?.

Su madre le pasó un pequeño espejo que traía en su bolso y vio la mancha. Eso explicaba el porque todos le miraban el cuello anteriormente.

-Perro, no sabía que podías llegar a ser tan posesivo. -Se burló Koga y todos se le unieron.

-Inuyasha. -Dijo de manera amenazante.

-Esto... Yo... -Empezó a retroceder lentamente ante el aura de furia que destilaba su novio.

-¡Corre, Inuyasha!. -Gritó Kagome riendo.

Vieron como corría lejos de ahí y como el albino lo seguía. Rieron ante la escena, era una de sus tantas peleas. Regularmente esas pequeñas peleas terminaban en risas.

-¡Perdón! ¡No volverá a pasar!.

-¡Ya verás cuando te atrape!.

Todos veían a una pareja corriendo en la playa, un azabache huyendo mientras recitaba varios -Perdón, Sessh - y el otro regañándolo por pervertido.

No duró mucho, Inuyasha había tropezado con una de las sillas plegables haciendo que Sesshomaru le cayera encima al ya no poder detenerse.

Al ver la posición Inuyasha se arriesgo y le dio un beso a su amado que sorprendentemente fue correspondido.

-¡Auch!. -Se quejó al sentir como su costado era pellizcado.

-Te lo mereces. -Contestó.

Ambos se levantaron y sacudieron sus cuerpos retirando la arena, empezaron a reír causando miradas extrañadas de las personas que pasaban.

Volvieron al hotel, ese día pese a estar cargado de inseguridades, algunos momentos vergonzosos y otros un tanto preocupantes había terminado, sólo había sido un día caluroso donde pese a lo ocurrido había sido divertido y esperaban repetirlo.

Había sido un día cargado de emociones, un día sumamente caluroso y algo gratificante pero al final sólo había sido...

Un día en la playa.

Fin del Extra 3.

 

Notas finales:

He aquí el último extra, nos vemos en otra historia. Gracias por leerme.


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