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Tú eres mi felicidad. por Keiko Midori 0018

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El tiempo pasaba, Sesshomaru extrañaba a Koga pero Kagome y Miroku le recordaban que ya no estaba solo, sus hermanos mayores también lo apoyaban. Incluso Kagura que antes lo evitaba se mostraba un poco más apegada a él y no le molestaba, le gustaba pensar que sus hermanos empezaban a quererlo e ignoraban su peculiar aspecto.

—Oye Sesshomaru. —Estaba en el patio trasero, desafortunadamente Kagome había enfermado y estaba en reposo y no saldría a jugar, Miroku estudiaba pues había olvidado hacer sus deberes escolares y según Tsukiyomi –la tutora que los instruía– Miroku estaba por perder sus materias.

—¿Qué pasa Kagura?.

—¿No te has preguntado que hubiera sido si no nos hubieran abandonado?. —La niña lo miro a los ojos, noto que se veía algo triste y lo recordó, había escuchado a Bankotsu mencionar que ese día se cumplía un año más desde que la habían abandonado. A él lo habían abandonado y a ella igual pero no fue por voluntad de su madre, las circunstancias la habían obligado a dejar a su hija, ¿eso le pasaría a su madre? ¿La vida la obligo a dejarlo? ¿O ella lo despreció por su aspecto? Prefería no pensar en ello, prefería pensar que la directora era su madre y los demás niños, sus hermanos.

—No, no lo he pensado. Prefiero pensar que nana Kaede es mi madre y ustedes mis hermanos. —Le sonrió y ella se ruborizó. —Así que mejor deja de pensar en eso, mejor vamos a ver a Kagome y llevémosle algo para comer.

Se levantó y tendió su mano para que la ojirubí  la tomara y pudiese levantarse, lo hizo.

Al soltarla ambos fueron a los dormitorios que las niñas usaban. Al llegar vieron a Suikotsu salir de la habitación que Kagome y Kagura compartían.

—¿Qué hacen aquí? Kagome aún esta enferma y no podrá salir. —Les dijo el médico a los niños.— Vuelvan afuera antes de que nana Kaede los encuentre aquí y los reprenda.

—Pero yo duermo aquí así que puedo venir cuando me plazca.

—Lo sé Kagura, es sólo que no deben jugar con Kagome, ya esta descansando y batalle para que durmiera.

—¿Puedo dejarle esto?. —Volteó a ver al albino y vio un frasco con golosinas, sonrió. Esas golosinas se las había obsequiado Bankotsu por su cumpleaños y ahora se las daría a su hermana para que se sintiera mejor, sin duda su hermanito era bondadoso.

—De acuerdo, pero no vayan a tardar o nana Kaede nos va a reprender a los tres.

Acompañó a sus hermanos adentro, Kagome estaba sentada y parecía que iba a marcharse, suspiró. Era difícil mantener quieta a una niña pequeña y más a su inquieta hermana menor.

—Kagome, ¿pensabas escapar, verdad?. —La niña se ruborizó y desvió la mirada, claro que lo haría, no le gustaba estar encerrada viendo por la ventana a sus hermanos jugar entre ellos.— Eso significa un ''Sí''.

—Pero hermano, yo no quiero estar aquí, esto es muy aburrido.

—Te creo, si es algo aburrido pero mira quien vino a verte. —Se hizo a un lado dejando ver a los menores y estos se acercaron a su hermanita.— Ya es hora de la medicina, iré a traerla. Vuelvo en unos minutos.

—Mira Kag, te hemos traído golosinas, ¿quieres probar?. —El albino se acercó y le tendió el frasco, ella tomo un puñado.

—¿Ya te sientes mejor?.

—Si Kagura, pero Suikotsu no me deja salir.

—Ya calma Kagome, ya me mejoraras y podrás salir. —Hablo Sesshomaru, su hermana sólo tenía un leve resfriado pero ya mejoraría o al menos eso había mencionado Suikotsu.

Estuvieron un rato haciéndole compañía hasta que llego Suikotsu, finalmente se fueron.

Cinco años después...

Los niños crecieron, ya eran unos adolescentes y eso incluía algunos cambios producto de la edad.

Sesshomaru veía ir y venir a varios de sus hermanos, por suerte Kagome, Miroku y Kagura seguían ahí pero últimamente su hermana se comportaba extraña.

Kagura solía echar a Miroku y a Kagome para quedarse sola con el albino, ninguno entendía lo que le pasaba y Sesshomaru no era la excepción, su hermana se había vuelto demasiado apegada a él, no le molestaba pero era extraño.

Era el día en que se celebraba la llegada de Miroku, Kagome y Kagura y se les haría una pequeña reunión entre los veinte residentes del orfanato, les alegraba que no llegaran más, eso significaba que ya no había niños maltratados.

—Como todos saben, hoy se cumple un año más de la llegada de sus hermanos Miroku, Kagura y Kagome. Como siempre lo hacemos se hará un pequeño convivió para celebrar, se hará por la noche y espero que estén listos mis niños. —Hablo la directora mirando a los niños que estaban ordenados y en silencio.

—Ya lo saben hermanos, eso quiere decir que deben verse bien para celebrar a nuestros hermanos. —Hablo Bankotsu a su lado, el hombre nunca se fue del orfanato, era su hogar y prefería quedarse al igual que Suikotsu.

Después de eso todos volvieron a sus deberes, Kagura estaba emocionada ya que quería que ese día fuera inolvidable y se atrevería a declararle su amor al albino de ojos dorados.

Buscó entre sus mejores ropas y se arreglo lo mejor que pudo, Kagome solo la observaba sin entender lo que hacía, ya tenía doce años pero las mujeres aun le resultaban complicadas.

—Ya di que es lo que pasa.

—No me pasa nada. —Contesto avergonzada.

—¿Tiene que ver con Sessh?. —Volteó de inmediato al escuchar ese nombre.

—No es por él. —Respondió rápidamente, la menor solo alzo una ceja y se cruzo de brazos, ya no era pequeña y entendía lo que pasaba a su alrededor.

—Kagura, Kagura. He visto como miras a Sessh, como lo has hecho en estos años pero era muy joven para entenderlo pero ahora lo sé, te gusta nuestro hermano.

—N-no es cierto. —La pelinegra hizo una expresión dando a entender que no le creía y suspiró, tal vez ella le ayudaría si le contaba.— Esta bien, hace tiempo que he sentido algo por Sesshomaru, hace tiempo me he enamorado de él.

—¿Qué has hecho Kagura? Sesshomaru sólo te ve como a una hermana, prácticamente crecimos todos juntos. No quiero que sufras.

—Lo sé Kagome, sé que Sesshomaru no me ama pero lo hará.

—No quiero que sufras Kagura.

Su hermana no la escuchó, decidió marcharse, ya entraría en razón.

Ya por la tarde Kagura cito a su hermano en el patio trasero, se había vestido con un lindo vestido rojo y pintado los labios de carmín, esperaba que eso fuera suficiente para llamar la atención del albino.

Sesshomaru llegó un poco confundido por la invitación, adentro ya estaban celebrando y su hermana quería estar afuera, ella se había vuelto muy extraña o las mujeres eran muy complicadas en su opinión.

—Ya estoy aquí, ¿Qué es lo que ocurre?.

—Siéntate a mi lado. —La obedeció, ella se veía bastante nerviosa y no entendía la razón.

—¿Ya me dirás lo que te pasa? Has estado muy extraña. —La cara de la chica se torno carmesí, no entendía lo que pasaba pero una parte de él lo hizo sentir incomodo, sentía que algo raro pasaba.

—Sesshomaru... Yo... —Ella acercó su rostro al suyo, sintió como sus respiraciones se mezclaban y lo supo, ella planeaba darle un beso.

Continuara...

 


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