Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sinfonía Agridulce por SebbyPhantomhive

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El plan con Finny había dado inicio, Alois  estaba más que listo para presenciar el clímax de esta interesante situación que el mismo había provocado para su propia satisfacción. Llamando a su suspuesto amigo por teléfono al día siguiente escuchaba sus lastimeros sollozos mientras le contaba como su madre descubrió "repentimente" sobre unos mensajes amorosos que interactuaba con su maestro y este le correspondía, así que ahora tenían prohibido el estar cerca. 

—Bueno... Cálmate... —Le decía Alois fingiendo ser comprensivo pero con una mueca de desagrado mostraba en realidad lo harto que estaba de oír sus lloriqueos— Aquí está Sebastian y los dos te ayudaremos a que puedas recuperar a tu amor... Ven esta noche para planear algo.

—¿En serio? ¿Harían eso por mi? —Ahora sollozando con algo de alegría se oía al rubio al otro lado del teléfono pensando que buenos amigos tenía ignorando el hecho que fue Alois mismo quien dio el aviso a su madre sobre su secreto romance el día anterior.

—Somos tus amigos... —Dijeron falsamente al unísono los dos, sonriendo con malicia entre si, así quedaron de acuerdo los tres para encontrarse en la noche.

—Eres un malvado Alois... —Susurraba Sebastian abrazando por detrás al rubio después de cerrar esa llamada.

—Tú no te quedas atrás... —En un murmullo le decía mientras a propósito se movía sensualmente para provocarlo, rozando su entrepierna con su trasero con fuerza— Sabes lo que debes hacer con este niño... No me falles, hermanito.

—Si me dejas practicar contigo antes me iría mejor. —Excitado se aferraba más ese delgado cuerpo que parecía deseoso igual que el suyo.

—Ahhh ¿Quieres practicar conmigo?¿Quieres tomar tu premio anticipadamente sin haber ganado tu apuesta?— Le hablaba sin dejar de moverse sentía como la traviesa entrepierna de Sebastian empezaba a despertar— Ya estás listo para Finny.

Burlón le decía alejándose con una sonrisa malvada lo dejaba con las ganas y una tremenda erección entre sus piernas. Sebastian solo lo miraba mal maldiciéndolo en voz baja al dejarlo de esa manera. La noche llegó, Finny que se habia escapado de su madre llegaba a casa de los hermanos quienes lo esperaban.

—Tengo algo urgente que hacer... Así que muchachos los dejo para que sigan escribiendo ese correo para el dulce amor de Finny. —Alois les decía dejando a los dos jovenes a solas en la habitación de Sebastian.

Confiado Finny se despedía de su amigo siguió escribiendo ese correo en la cama de Sebastian que con disimulo lo embriagaba con los té helados que le brindaba, el rubio era tan ingenuo que no notaba las perversas intenciones de este.

—Si adjuntaras una linda foto tuya seguro que Bard se pondría feliz. ¿No crees?

—¿Tu crees Sebastian? —Cuestionaba un poco ebrio el joven rubio.

Sebastian afirmaba su pregunta sacando una cámara comenzaba a fotografiarlo en su cama.

—Si te sacaras la ropa le gustará más... ¿Quieres hacerlo feliz o no?

Finny se quedó pensativo se sentía algo extraño y con un calor extraño invadir su cuerpo así que lentamente se quitaba la ropa, el otro no dejaba de tomar fotos, cuando estaba semidesnudo sabía que debía entrar en acción dejando su cámara a un lado bajaba la ropa interior del rubio y acariciaba su miembro con fuerza.

—¿Qué haces? —Sonrojado Finny cuestionaba entre jadeos al sentir como el otro manipulaba en caricias su miembro, se sentía bien pero no sabía si era correcto este tipo de acercamiento.

—¿Quieres hacer feliz a Bard? Esto debes hacerle para hacerlo feliz y yo como buen amigo te estoy enseñando como hacerlo.

El rubio cerraba los ojos dejándose llevar por la agradable sensación que esas manos provocaban, sus toscas caricias hacían su miembro arder junto a su cuerpo que se encendía. Pronto sintió como algo húmedo le rozaba abriendo los ojos solo observaba la cabeza de Sebastian sobre su entrepierna, su lengua lo estaba lamiendo a la vez que lo metía a su boca en medio de su delirio de placer y ebriedad entre gemidos pensaba a quien amaba en realidad. Un poco arrepentido y confundido Finny se veía a la mañana siguiente, con cabeza fría pensaba en lo sucedido en que no había sido correcto aunque no negaba que fue excitante y placentero.

—¿Cómo les fue anoche? —Cuestionaba Alois al verlo todo desanimado en uno de los salones, pretendía no saber que había sucedido pero Sebastian ya le había contado con detalles lo que pasó entre ellos en la noche.

—No quiero hablar de eso... —Murmuró en voz baja sin atreverse a mirarlo— Solo pensarlo me dan náuseas.

—¿Qué? ¿No me digas que Sebastian y tú tuvieron sexo?

El otro agachaba aún más la cabeza muy avergonzado, con ese gesto solo afirmaba su duda. 

—Bueno no es malo... Sebastian lo hizo para enseñarte lo que debes hacer así como yo te enseñé a besar. ¿No te gustó lo que hicieron?

—Si se sintió bien pero yo no lo amo... ¿Cómo pude hacer eso con alguien que no amo? —Sollozaba arrepentido.

—Por amor a Bard lo hiciste ¿No? El amor requiere algo de sacrificio ¿Pensaste que sería fácil esto del amor? —Finny levantaba la mirada llorosa para verlo tratando de entender lo que decía— Ahora podrás complacer a Bard, lo harás muy feliz así y para que ya no te sientas tan mal te voy a contar un secreto...

—¿Cuál?

—Todo el mundo hace estas cosas... Solo que nadie lo anda diciendo, es un secreto. Así que tranquilo

Finny se secaba las lágrimas parecía calmarse ante sus palabras de aparentemente consuelo, suponía que si era algo normal era aceptable ¿No? Si así hacia feliz a quien amaba pues que más opción tenía ya estaba hecho y no tenía que arrepentirse.

Mientras tanto al otro lado de la ciudad dos jóvenes salían de un asilo, la tía de Sebastian como toda una dama de sociedad hacia servicio para los más vulnerables, sin poder ella asistir les pidió de favor a su sobrino y Ciel que la suplieran en su servicio social esa mañana. Debieron hacer compañia a unos ancianos, Sebastian disimulaba el fastidio que provocó el realizar tal labor altruista a la que no estaba acostumbrado pero para quedar bien con Ciel fingía que la había disfrutado, este no se creía esa falsa satisfacción.

—¿En serio te divertiste? —Le cuestionaba Ciel cuando en su auto regresaban a casa.

—Si... Nada más satisfactorio que dar tu tiempo a quien más lo necesita.

—Ni tú te crees eso —Burlonamente le decía, no tenía ganas de discutir en esa mañana porque a pesar de todo Sebastian no se negó a hacer algo que quizas odiaba. Aunque intuía que lo hizo por quedar bien ante el, le alegraba el detalle. Nadie es tan malo, ni tan egoísta pensaba al verlo conducir mientras el viento rozaba sus cabellos hacia atrás despejaba su rostro lo hacia ver hermoso ante sus ojos. 

—Bueno no estoy muy acostumbrado a esto la verdad... No soy como tú. 

—No digas eso... No quiero que seas como yo ni que yo fuera perfecto... —Susurraba apenado— Solo quiero conocer la mejor versión de ti y ya la estoy conociendo.

Sebastian sonreía ante sus palabras sentía como su mano se entrelazaba a la suya antes no había sentido que una simple muestra de afecto resultara tan significativa.

—Eres perfecto para mi. —Susurró sincero dedicándole una sonrisa. Ciel sonrojado no acertaba que responder estaba embelesado en sus palabras y en esa sonrisa que parecía por primera vez de sincera alegría, sonrisa que quería provocar siempre en Sebastian, ya que cuando sonreía usualmente reflejaba cinismo y falsedad. Detalle tan contradictorio en alguien tan hermoso pensaba para si mismo.

Alois al día siguiente fue a visitar a su hermanastro a la residencia de su tía, sigiloso lo buscaba tratando de que Ciel no lo viera no quería conocerlo hasta que empezaran las clases en unos días. Finalmente lo encontró en uno de los salones, de pie concentrado parecía mirar  algo o a alguien por la ventana.

—Hermanito ¿Qué ves tan atento que no has notado mi presencia? —Un poco molesto el rubio le reprochaba, acercándose a él, notaba quien había robado la atención de su hermanastro. Frunciendo el ceño lo miraba mal.

—Hubieras avisado que venías... —Murmuraba Sebastian con seriedad, al parecer disimulaba la vergüenza que sentía al haber sido descubierto que un poco embelesado observaba a Ciel que a unos metros leía tranquilo en el jardín.

—No me digas que ese niño te está gustando... —Le insinuaba burlón aunque disimulaba un poco sus celos, no era que estuviera enamorado de Sebastian solo que no le gustaba compartir sus "juguetes"— La apuesta era que te lo cogieras no que te enamoraras.

—El me confunde... Desafia mi lógica... Ni siquiera sé lo que siento cuando estoy a su lado. —Murmuraba con evidente confusión y frustración. 

—Dime si ya gané la apuesta para aprovechar mi nuevo auto en lo que queda de vacaciones. Dame las llaves.

—Nada de eso... Solo me llevará un poco más de tiempo no he perdido todavía.

Murmuraba malhumorado saliendo de ese despacho, ese niño no le estaba gustando eso no era así, solo había algo en Ciel que lo mantenía intrigado hasta su belleza le era una incógnita que sentía no poder resolver, era como una fuerza que lo atraía de tal manera que no se dio cuenta que sus pasos lo encaminaron hacia donde el estaba.

—Sebastian... ¿Sucede algo? —Cuestionaba sorprendido el joven al ver como este interrumpía su lectura y se sentaba cerca suyo.

—No... Nada... Solo quería hacerte compañia pero si te molesto puedo irme.

—Ya estás aquí... No importa. —Con una sonrisa le decía cerrando su libro lo colocaba a un lado se prestaba a escuchar lo que diría, seguramente lo halagaría como siempre para terminar discutiendo sobre algo sin importancia.

—Eres todo un nerd...

—No lo soy, no todo el que lee es nerd.

—Un hermoso nerd. —Le decía acercándose más lo tomaba de la mano— Un hermoso nerd que me gusta.

Ciel iba a refutar pero antes de que sus labios pronunciaran palabra alguna  fueron sellados en un dulce beso sorpresivo que quiso resistir, pero por un tonto impulso que no entendía lo correspondió por unos segundos que parecían eternos, cuando Sebastian lo iba recostando en el césped sentía como un calor en su interior parecía consumirle entonces dándose cuenta de lo que hacia se apartaba abochornado y confundido.

—¿No te gusto? —Cuestionaba Sebastian al ver como se le separaba.

—Si, me gustas pero...

—¿Pero qué?

Ciel no sabía que responder porque el idiota de Sebastian no solo le gustaba se estaba enamorando de él, si es que ya no lo estaba. Lo amaba pero tenía miedo de salir lastimado, de fallar a sus principios al haberse fijado en alguien como él. Al igual que Sebastian estaba confundido debatiendo en sus propias convicciones.

—De nuevo sales huyendo... ¿Me tienes tanto miedo? —Le replicaba Sebastian viendo como este nervioso y molesto  tomaba su libro se disponía a marcharse.

—No te tengo miedo a ti... Tengo miedo de mi y lo que me provocas cuando estás cerca.

De nuevo Sebastian se quedaba viendo como este joven se alejaba, sin ni siquiera tener tiempo de responder a sus palabras, palabras que eran muestra de una clara frustración por parte de Ciel. Frustración que también compartía.


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).