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Enamorado en una vida peligrosa. por Keiko Midori 0018

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Un mes después...

Los menores Taisho seguían bajo el cuidado y vigilancia de Sesshomaru, como bien lo supo al principio no fue una tarea sencilla. Sus constantes peleas entre él e Inuyasha eran frecuentes, el menor se rehusaba a obedecer sus ordenes y constantemente trataba de escapar aunque nunca logró burlarlo.

Como siempre debía preguntar si ellos saldrían, los cuidaba y debía saberlo todo respecto a su rutina diaria.

―¿Van a salir hoy?.

―Yo si quiero, quiero salir beber esta noche. ―Contestó Miroku.

―¿Y los demás? ¿Ustedes también irán?. ―Preguntó.

―Yo si iré. ―Dijo Koga.

―¿Y tú?. ―Preguntó mirando a Inuyasha.

―Claro que iré, idiota. No  voy a desaprovechar esta ocasión para que me sigas manteniendo encerrado. ―Contestó con molestia. 

―Entonces... ¿Cual sería la hora para irnos?.

―Por la noche, yo te aviso. ―Contestó Miroku.

Después de haber quedado en eso Sesshomaru tuvo que prepararse. Salió dejando a Miroku a cargo, se veía más confiable que los otros dos y no podía salir con ellos exponiéndolos al peligro.

Horas después...

Sesshomaru finalmente llegó, traía una pequeña caja y se dirigió con los chicos que jugaban vídeo juegos en la habitación del menor de los tres.

―Ustedes tres. ―Les llamó pero sólo Miroku se acercó.

―Ellos no te escucharan, Sesshomaru. Cuando compiten no se apartan de ahí hasta que uno gana. Explicó Miroku mientras veía a su hermano y a su primo competir ansiosos.

―¿Conque no me escucharan? Entonces tendré que hacer algo... ―Se dirigió al contacto de luz y desconecto todo haciendo que la televisión se apagara.

―¿Que te pasa? Ya le iba a ganar a este idiota. ―Reclamó Inuyasha furioso.

―¿A ti que te pasa, bestia? Yo iba ganando. ―Aseguró Koga.

La pelea inició, el moreno trató de golpearlo e Inuyasha lo esquivo, cuando iba a regresarle el golpe alguien paró su puño.

―Miroku, ya te he dicho que no interrumpas cuando voy a partirle la cara a este sarnoso.

―Pero si yo no me he movido de mi lugar. ―Contestó Miroku.

Al voltear vio al albino sostener su puño con una expresión molesta.

―Cállense ya, tengo algo que darles. ―Les entregó la caja que antes traía. ―Agarren el suyo cada uno viene con su nombre. ―dijo al ver como los menores veían su contenido.

―Son placas de identificación. ―Dijeron Miroku y Koga al unisono.

―¿Acaso no sabes nuestros nombres, idiota?. ―Se burló el menor. Decidió ignorarlo.

―Estas placas tienen un rastreador. Si llega a pasarles algo sabré donde están. ―Explicó.

―¡Están geniales!. ―Dijeron Koga y Miroku al unisono, las placas se veían como tarjetas de identificación militares.

―Ni crean que yo me pondré eso. ―Comentó Inuyasha despreocupado.

―¿Sabías que Kagome me dio el permiso de retirarte tus cosas si me desobedecías?. ―Le contestó mientras mostraba un juego de llaves que Inuyasha reconoció al instante.

El menor revisó sus bolsillos y en efecto, esas llaves pertenecían al auto que su hermana le había obsequiado.

―Devuélveme mis llaves ahora. ―Exigió.

Koga y Miroku al ver la cómica situación no dudaron en reír, nadie había podido lograr hacer eso en el mimado de su hermano menor.

―Si obedeces tal vez considere devolverlas. ―Lo retó de manera burlona. 

En sus años de servicio nunca antes había tenido a alguien tan rebelde en sus filas, todos le temían pero ese niño no. Tal vez se debía a que estaba demasiado mimado pero era porque su hermana lo trataba así, después de todo era el menor y nunca había sentido el cariño de su madre y ella lo había empezado a remplazar.

Vio como de mala gana podía esa pequeña placa de acero alrededor de su cuello.

―Listo, ahora devuélveme mis llaves.

―Toma. ―Le dio las llaves. ―Si veo que te la quitas yo te volveré a quitar las llaves.

―Como digas. ―Contestó mientras guardaba de nuevo sus llaves.

...

...

Pasado un rato llegó Kagome de la oficina, estaba cansada y le apetecía tirarse en su cama y no levantarse por un buen rato.

―Kagome, iremos a beber un poco. ¿Vendrás con nosotros?. ―La invitó Miroku.

―No, estoy cansada. ¿Llevaran a Sesshomaru, verdad? Si no lo harán ni piensen en salir.

―Sí, nos acompañara. No te preocupes, él nos va a acompañar y no nos apartaremos de su vista. ―Contestó. 

...

...

Llegó la hora de irse y todos se arreglaron. Inuyasha se puso una camisa de manga larga roja, unos jeans ajustados negros y unos zapatos negros. Miroku se puso una camisa color morado oscuro, una chaqueta negra y unos jeans azul oscuro y Koga una camisa de manga larga café claro con unos jeans negros.

―Ya estamos listos, vamonos ya. ―Dijo Miroku mientras se perfumaba y Koga e Inuyasha hacían lo mismo.

Llegaron a la habitación de Sesshomaru y tocaron la puerta.

―Oye Sesshomaru, ya estamos listos. ―Dijo y la puerta se abrió dejando ver a Sesshomaru con una camisa blanca y un pantalón negro ajustado a su cuerpo con unos zapatos del mismo color, agarro su pistola, su placa, unos cartuchos de bala y los metió a su chaqueta, Inuyasha no paraba de mirarlo algo confundido por su aspecto, sin no mencionar embelesado.

―Vamos a divertirnos, no a asaltar un banco. ―Dijo tratando de alejar esos confusos pensamientos de su mente.

―Necesito mis armas para protegerlos, no voy a asaltar un banco idiota.

―Entonces vamonos. ―Animó Koga ansioso, ya quería irse.

...
...

Después de que todos contestaran con un –sí –subieron al auto. Pasaron minutos de camino y al fin llegaron a su destino. Sesshomaru los paró antes de que bajaran del auto.

―Tengo algunas reglas así que escuchen con atención. Manténganse juntos, no beban nada que les ofrezca algún extraño y vigilen al que prepare su bebida. Si se llegan a sentirse mal quiero que me lo digan.

―Sí. ―Contestaron todos.

 Después de eso entraron. Sesshomaru sólo vigilaba a los chicos aunque lo invitaban a bailar y a beber, las mujeres del lugar parecían muy interesadas también aunque algunos hombres solían pedírselo por igual. Pero los rechazaba a todos, por otro lado Inuyasha lo veía y no sabía porque pero le molestaba que todos lo devoraran con la mirada.

...

...

Ya había pasado un rato, al final Sesshomaru y Miroku tuvieron que arrastrar a Koga y a Inuyasha ebrios, al menor se le había ocurrido la brillante idea de retar a Koga a beber.

―Les dije a estos dos idiotas, que no bebieran tanto. ―Reprochó Miroku mientras sostenía en su hombro a Koga.

―Miroku, sólo bebí una copa. ―Contestó arrastrando las palabras.

―Si dejaran de competir no terminarían así.

―Que idiotas. ―Murmuró Sesshomaru mientras cargaba en su espalda al albino menor.

Koga empezó a reír de repente.

―Te gane, bestia. Yo bebí más que tú.

―Claro que no, sarnoso. Yo gane. ―Logró articular el menor algo divertido.

Sesshomaru y Miroku los metieron al auto, lograron marcharse a casa. Ya era de madrugada y Sesshomaru deseaba descansar aunque por estar en servicio no bebió ni una copa.

Al llegar a la mansión vieron a Kagome tomando un té, estaba esperando a sus hermanos.

―¿Quien ganó?. ―Preguntó al ver a Koga e Inuyasha siendo cargados.

―¡Yo!. ―Gritaron al unisono.

―Ustedes nunca cambiaran. ―Comentó mientras ayudaba a Sesshomaru con Inuyasha, aun lo cargaba en su espalda. ―Sesshomaru, puedes ir a descansar. Yo me encargaré de estos dos, buenas noches.

―Buenas noches, Kagome. ―Contestó cediendo al menor y se fue a su habitación. Estaba agotado y quería descansar.

Continuara...

 


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