Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

48.El Lado Oscuro del Amor (06) por dayanstyle

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Los ojos de Jaehyo se abrieron de golpe. Algo andaba muy mal. Podía sentir a sus gemelos. Los sintió en sus huesos.

Y sabía en ese momento que estaban despiertos.

 

Jaehyo sabía que YoungMin y KwangMin habían encontrado sangre. Él sabía sin la menor sombra de duda que sus hermanos menores ahora estaban despiertos. Jaehyo inmediatamente salió de su cama, se vistió, y se difuminó hacia la casa de Jung Min.

Jung Min era el líder, el maestro vampiro —o cual fuera el título que los líderes usaban estos días— del Aquelarre de los vampiros del norte.

Se necesitaban dos vampiros para abrir la cueva en la que Jaehyo había colocado a los gemelos hace mucho tiempo, y Jaehyo había elegido a Jung Min como el segundo vampiro para abrir la cueva con él.

Habían ido a la cueva regularmente desde hace meses, asegurándose de que los gemelos estaban intactos cuando los Ancianos del mundo de los vampiros habían salido en busca de los gemelos.

Hasta el momento los hermanos de Jaehyo se habían mantenido en paz.

Pero alguien había perturbado el sueño reparador de los gemelos.

Jaehyo se acercó a la cama de Jung Min, no tenía tiempo para avisarle a Jung Min que venía. Tuvo que actuar con rapidez y utilizar la velocidad inhumana de vampiro para salir del camino de Jung Min cuando el vampiro saltó de su cama, listo para atacar.

 

Había dos personas en la cama con Jung Min, ambos todavía dormidos. Jaehyo sabía que Jung Min tenía gusto por los humanos, pero ahora no era el momento de perder el tiempo en  tales pensamientos. —Lamento molestarte, Jung Min.

—Me conoces bien como para entrar en mi habitación sin previo aviso, Jaehyo —gruñó Jung Min poniéndose de pie y relajando la postura. Jaehyo no estaba preocupado por los gruñidos del hombre, pero sabía que él estaría muy molesto si alguien entrara en su habitación sin avisar. Pero, por supuesto, Jaehyo tenía dos parejas y un hijo que proteger.

No se le pasó a Jaehyo notar que Jung Min no utilizó el título de Príncipe. Los dos no eran formales y no se detenían en esas formalidades cuando eran sólo ellos dos. Jaehyo movió la mano alejando la protesta de Jung Min con un gesto de su mano.

—Los gemelos han despertado.

 

Jung Min se quedó inmóvil, de pie, congelado por un momento, y luego las cejas se unieron en un ceño fruncido.

—¿Cómo? —Jung Min preguntó cuando comenzó a moverse de nuevo, tomando su ropa de la silla junto a la cama, y se empezó a vestir.

—Alguien los ha alimentado —respondió Jaehyo, todavía perplejo acerca de cómo alguien había descubierto el lugar de descanso de los hermanos. El lugar era virtualmente una fortaleza. Incluso había labrado antiguos hechizos de protección en las paredes. Los hechizos harían que cualquier persona que se acercara al lugar sintiera una imperiosa necesidad de salir de inmediato. ¿Quién demonios había llegado más allá de eso?—. No tengo una explicación de cómo despertaron sin mí haciéndolo.

Los dos humanos se agitaron en la cama de Jung Min, uno abrió los ojos y vio directamente a Jung Min, un rubor se extendió en sus mejillas. Jaehyo tenía que admitir que Jung Min tenía un muy buen gusto a la hora de elegir sus juguetes para jugar. —¿Está todo bien, Amo?

Jaehyo sonrió.

 

«¿Amo?»

Oh, esto no tenía precio.

 

Jung Min se aclaró la garganta, viendo a Jaehyo y luego de nuevo al hombre que habló. —Ya te dije que no me llames así —le recordó Jung Min al humano con un poco de irritación en su voz—. Yo no soy tu Amo. Ahora quiero que ambos se vayan.

—Pero…

 

—Ahora —dijo Jung Min con firmeza, pero se las arregló para no gritar.

 

Los dos humanos salieron de la cama, tomaron su ropa y se marcharon de la habitación de Jung Min en cuestión de segundos.

Jung Min giró de nuevo hacia Jaehyo. —¿Cómo sabes que han sido alimentados? —preguntó mientras se ponía los zapatos.

Jaehyo vio hacia la puerta a los dos hombres que salían corriendo, una sonrisa levantó la comisura de sus labios.

—Son de mi linaje. Puedo sentir que se alimentan en este mismo momento.

—Mierda —dijo Jung Min mientras sacudía la cabeza—. Entonces será mejor ir a averiguar lo que está pasando en la cueva.

—Estoy de acuerdo —Jaehyo puso su mano sobre el hombro de Jung Min. Por lo general, le vendaba los ojos al vampiro para mantener el lugar de descanso de sus hermanos en secreto. Pero si KwangMin y YoungMin estaban despiertos y alimentados, eso ya no servía de nada.

Jaehyo se difuminó desde el dormitorio de Jung Min a la cueva en las montañas, y rogó que no fuera demasiado tarde.

 

 

 

 

Necesitaba sangre.

 

La necesitaba desesperadamente.

 

Pero había un pequeño problema con que él se alimentara del hombre delante de él. KwangMin no podía tocar al humano, no de la manera que necesitaba para una alimentación adecuada. Escaneó sus ojos sobre el ser humano frente a él, KwangMin no estaba muy impresionado con su delgada compleción, ni con su cabello negro hasta los hombros. ¿Desde cuándo los hombres tenían el cabello tan corto? Los ojos café del humano estaban demasiado juntos y sus labios eran desiguales, la parte inferior más llena que la parte superior, dando una falsa sensación de un puchero.

KwangMin no podía ver muy bien, no mientras estaba lleno de hambre, pero podía ver lo suficientemente bien como para saber que el humano era demasiado simple, demasiado ordinario. Tal vez después de una alimentación adecuada vería al hombre con una luz completamente nueva. Pero lo dudaba.

KwangMin hizo una mueca de dolor, y respiró a través de su desgarrado cuerpo. Los dolores del hambre hacían que KwangMin casi se doblara de agonía. Tenía que alimentarse. Si no se alimentaba pronto, iba a perder la ventaja que había obtenido de la pequeña cantidad de sangre que había tomado del hombre frente a él. Su garganta se cerraría y no podría hablar y KwangMin no quería perder eso.

La sangre que KwangMin había bebido del humano frente a él se absorbía lentamente en la mente de KwangMin. Estaba viendo el mundo como era ahora a través de la sangre del humano, y los muchos cambios que habían tenido lugar. La mayoría de las imágenes eran extrañas y desconocidas para KwangMin, y se quedó con la boca abierta cuando vio qué año era.

Habían dormido, KwangMin y su gemelo, un poco menos de dos mil años. Echó un vistazo alrededor de la cueva y vio a YoungMin alimentándose en una esquina del humano que había tomado desde el cielo.

 

KwangMin podía oler la naturaleza maligna del cuerpo del que YoungMin se estaba alimentando y sabía que su gemelo iba a matar al humano.

No le molestaba.

 

YoungMin y KwangMin odiaban a los vampiros rebeldes y a la escoria de la sociedad humana. Pero eso significaría que YoungMin estarían bien alimentado, también que su mente sería más sólida que la de KwangMin, hasta que KwangMin pudiera satisfacer el hambre que corroía su alma.

KwangMin podía sentir el dolor dentro de él, aunque no quedaba mucho de su forma. Pero él sabía que no podía alimentarse del humano frente a él.

—¿Qué nombre tienes? —KwangMin preguntó y luego sacudió la cabeza. Eso no era correcto—. ¿Con qué nombre te llaman?

—Jeongmin —respondió el hombre con voz temblorosa.

 

El olor de la sangre inundaba los sentidos de KwangMin, y se olvidó de cualquier amabilidad, mientras volaba hacia donde YoungMin estaba alimentándose. Tenía que comer. Tenía que encontrar alimento. KwangMin se inclinó junto a su gemelo, ayudando a YoungMin  a  devorar  al humano. KwangMin necesitaba la sangre desesperadamente.

Los vampiros normalmente no comen carne, pero habían estado dormidos durante tanto tiempo y no había buena cantidad de suministro de sangre para alimentar su hambre.

YoungMin se movió unos centímetros más cerca dándose un festín con el estómago del humano y todos los órganos blandos, eran fáciles de obtener. KwangMin tomó la garganta, consumiendo la sangre y la carne. El hambre comenzó a disminuir ligeramente. KwangMin sabía que no sería suficiente, pero tendría que serlo por el momento.

KwangMin sintió que su cuerpo se rellenaba, con músculos y tejidos mientras comía.

Su visión se hizo más clara, lo que permitió que KwangMin viera por fin todo a su alrededor con una nítida claridad. Era malditamente feliz de que sus ojos ya no rodaran en sus órbitas. Esa había sido una sensación que no quería volver a experimentar. Tener su cuerpo sin tejidos ni músculos fue agonizante.

Empezó a sentir de nuevo todo su cuerpo, cómo absorbía los nutrientes que necesitaba de este humano. Un poco más de comida y KwangMin se habría restaurado a su antiguo yo.

KwangMin percibió un movimiento a su derecha y giró, viendo a su hombre subir por una soga, tratando de salir de la cueva. Ahora que podía ver por completo, él sabía que el humano del que se alimentaba no había volado, había escalado.

KwangMin saltó desde donde se encontraba en cuclillas con los brazos extendidos, agarró al humano alrededor de la cintura jalándolo hacia él desde la soga.

—¡No! —Jeongmin gritó mientras se retorcía en los brazos de KwangMin, tratando desesperadamente de liberarse—. Déjame,  por favor. Te juro que no le diré a nadie acerca de ti. Por favor, por favor, déjame ir.

KwangMin ignoró los ruegos del hombre. Aterrizó de nuevo junto con su gemelo, y luego comenzó a alimentarse de nuevo. Jeongmin gritaba mientras veía lo que KwangMin y YoungMin estaban haciendo, y luego corrió hacia la pared de la cueva, cayendo de rodillas y vaciando su estómago.

Él sabía lo que ambos parecían, pero el hambre hacía que hiciera caso omiso de cualquier pensamiento lógico que KwangMin pudiera tener. Alejó eso de su mente mientras comía.

—Se están comiendo a Do Jin —sollozó Jeongmin mientras envolvía sus brazos alrededor de su estómago y se deslizó hasta el suelo. El llanto era suave mientras Jeongmin jalaba sus piernas hasta el pecho, haciéndose lo más pequeño posible. KwangMin veía al humano, Jeongmin, su pareja, por el rabillo de los ojos mientras se alimentaba. Ahora que podía ver totalmente, KwangMin se dio cuenta de que los pómulos de Jeongmin eran delicados, bien formados, dando a la cara una apariencia casi femenina.

 

Sin embargo, los anchos hombros eran totalmente masculinos. El cuerpo de Jeongmin podría no estar formado como el de un verdadero hombre debería de ser, pero serviría. El hombre era bastante agradable a la vista. Él no era demasiado ofensivo para los ojos ahora que KwangMin era capaz de ver mejor.

YoungMin se echó hacia atrás, cuando sólo quedaba la cáscara del humano del que se había alimentado, sus ojos completamente formados se deslizaron hacia Jeongmin. El hambre que persistía en los ojos de su gemelo era inconfundible. YoungMin planeaba continuar su alimentación.

—No, YoungMin. No es para el consumo.

YoungMin inclinó la cabeza, su expresión cuestionando.

—Él no va a ser tocado.

 

YoungMin dio una ligera inclinación de cabeza, pero olfateó el aire mientras se movía una fracción más cerca de Jeongmin. KwangMin sabía que YoungMin no tocaría al humano, pero KwangMin tenía que admitir que Jeongmin tenía un olor muy dulce. La sangre del humano estaba llamando a KwangMin y KwangMin se veía en apuros para no alimentarse de su pareja de la manera que lo necesitaba. Sin embargo, una conexión más profunda estaba empezando a formarse y KwangMin sabía que podía luchar contra la necesidad.

No estaba tan seguro de YoungMin.

 

KwangMin sabía que YoungMin no tocaría a Jeongmin... por ahora. Aunque no estaba muy seguro de cuánto tiempo su hermano podría controlarse. Ambos estaban muertos de hambre.

—¿Qué has hecho?

 

KwangMin se dio la vuelta, en cuclillas delante de Jeongmin mientras sus ojos recorrían la cueva. Vio que dos vampiros lo observaban. Él les enseñó los colmillos, YoungMin hizo lo mismo.

—KwangMin —dijo el vampiro mientras se acercaba—. Soy yo, Jaehyo.

 

—¡Mentira! —KwangMin gritó mientras se movía ligeramente hacia atrás, bloqueando a Jeongmin de la vista del vampiro. YoungMin gruñó, deslizándose junto a KwangMin, también defendiendo a Jeongmin. O su hermano solo se colocaba al lado de KwangMin como hacía siempre que era amenazado. KwangMin no estaba seguro de cuál fuera el caso, aunque estaba contento de tener a su gemelo a su lado.

El vampiro se acercó con los brazos extendidos, mostrando a KwangMin que estaba desarmado. —Es cierto, KwangMin, hermano. Soy yo, Jaehyo.

KwangMin se puso totalmente de pie, YoungMin se movió agachado delante de Jeongmin. Él no conocía a los dos vampiros que estaban de pie tan cerca de su pareja, pero estaban a punto de pagar el precio de aventurarse tan cerca de Jeongmin.

Moviéndose con una velocidad inhumana, KwangMin agarró al vampiro alrededor de su cuello, levantándolo del suelo, mientras llevaba sus colmillos hacia la garganta del vampiro. El vampiro apartó su cuello así que KwangMin solo mordió el aire.

—¡Él es tu hermano! —gritó el otro vampiro—. ¡Suéltalo de una vez! Él es el Príncipe.

KwangMin se limpió ruidosamente la garganta. —No es un Príncipe.

 

El vampiro que decía ser el hermano mayor de KwangMin empujó su muñeca hacia la boca de KwangMin. —Toma mi sangre y verás que te estoy diciendo la verdad.

KwangMin agarró la muñeca ofrecida y hundió sus colmillos en la carne. Gimió con la sangre, sintiendo el poder de su antigua línea de sangre fluir hacia su medio curada lengua. Con tan sólo un trago, sólo una alimentación de este vampiro que decía ser Ahn Jaehyo Le Anthony Espelimbergo, su hermano mayor, KwangMin sentía el poder restaurándose en él. No a su plena potencia, pero era más que suficiente para ayudar a restaurar su cuerpo y su mente.

Él apartó la muñeca atrapada entre sus labios, lamiendo la herida cerrándola. KwangMin gruñó fuerte mientras lanzaba a Jaehyo a través de la cueva, viendo a su hermano golpearse contra la pared y caer al suelo. —¡Nos enterraste! Nos colocaste a YoungMin y a mí en un sueño oscuro. ¡Debería de matarte solo por eso!

Jaehyo se puso de pie y se sacudió el polvo de su cuerpo. —Lo hice por tu propio bien.

—¡Bah! —KwangMin dijo mientras regresaba con su gemelo y su pareja—. Lo hiciste por ti mismo. No hicimos nada para merecer ser puestos a dormir.

Jaehyo estaba en calma, con una serena expresión en su rostro, como si no pudiera ser irritado. —Estaban matando a la mitad de la población, KwangMin. Tú y YoungMin estaban casi a un punto de convertirse en rebeldes. Si no los hubiera puesto a ambos en un sueño oscuro, los habría perdido a ambos. Sabes tan bien como yo que no hay vuelta atrás una vez que un vampiro se convierte en un rebelde.

—¡Mentira! —KwangMin gritó una vez más—. No podemos convertirnos en rebeldes. Somos los vampiros originales, los primeros en nacer de nuestra línea. Somos inmunes a esas cosas.

Jaehyo se acercó a KwangMin, y luego Jaehyo giró para acercarse más a Jeongmin. KwangMin dio un bajo gruñido de advertencia para detener el movimiento de su hermano. Jaehyo vio a la pareja de KwangMin con curiosidad, pero dio un paso atrás. —Nunca te mentiría, ni a YoungMin. Lo que hice, lo hice para salvar a ambos.

—Lo hiciste para poder gobernar el mundo de los humanos por tu cuenta. Querías ser el Príncipe. ¿Cómo te atreves a estar parado aquí y defender lo que nos hiciste?

KwangMin había bebido de Jaehyo, y sabía que Jaehyo creía que hizo lo que era lo mejor. Pero KwangMin estaba teniendo un duro momento con lo que le había hecho a él y a su gemelo. Habían pasado casi dos mil años.

Dos mil largos años.

 

Y ni siquiera fue Jaehyo quien los había despertado. Había ocurrido  por  casualidad,  por  accidente. Si  Jeongmin  no hubiera sangrado sobre el lugar de descanso de KwangMin, ¿cuánto tiempo más su gemelo y él habrían dormido? —¿Cuánto tiempo pensabas mantenernos dormidos, querido hermano?

Jaehyo se quedó perplejo mientras veía de  Jeongmin a KwangMin. —¿Qué quieres decir?

KwangMin se movió suavemente hacia YoungMin y Jeongmin y giró para estar frente a Jaehyo. —Quiero decir, ¿cuánto tiempo más nos ibas a mantener enterrados? No fuiste tú el que nos despertó, fue este hombre. Y podría añadir que por accidente. Así que dime, Príncipe. ¿Cuándo planeabas despertarnos?

 

Jaehyo metió las manos en los pantalones, suspirando profundamente. —No estaba seguro. Pero sabía que no iba a dejarlos dormidos por mucho tiempo más. —Jaehyo vio a KwangMin, una mirada triste en sus ojos negros—. Los extrañaba a ambos terriblemente.

KwangMin tomó a Jeongmin de la cintura, acercándolo mientras su pareja luchaba por liberarse. YoungMin se puso de pie, alejándose de Jaehyo y empujando su espalda tan cerca del pecho de KwangMin que casi se tocaban.

—Es posible que me estés diciendo la verdad, querido hermano. Pero por casi dos mil años hemos dormido mientras tú has regido. Hasta que no lo enmiendes, no hay paz. —KwangMin puso su mano sobre el hombro de YoungMin mientras se difuminaba.

 

 

 

Jeongmin jadeaba, la cabeza le daba vueltas, mientras el estómago se le revolvía. No estaba seguro de lo que había sucedido, pero él ya no estaba en la cueva. «¿Cómo infiernos fue eso?»

—¿Dónde estoy? —El cuarto en el que estaba de pie ya no era Shelflike, y no había ningún piso de tierra. No, Jeongmin estaba de pie en un lugar que parecía olvidado. Era un palacio. Eso era seguro. Sin embargo, el lugar parecía como si se estuviera cayendo a pedazos y la naturaleza hacía su aparición por todas partes que veía. Las enredaderas y plantas pequeñas crecían en abundancia, y los pisos de mármol y pilares estaban rotos, faltaban pedazos enteros en ciertos lugares.

—Este es mi lugar de nacimiento, Jeongmin —dijo KwangMin mientras balanceaba sus brazos, una mirada de satisfacción en su rostro—. Bienvenidos a mi casa. Si estuviera totalmente curado, verías lo magnifico que este lugar era en mi época. Pero, sin una alimentación completa, lo único que te puedo dar es el palacio sin restaurar.

Jeongmin vio a su alrededor, preguntándose dónde exactamente estaba esa casa. Y si este era el hogar de KwangMin, entonces su ama de llaves necesitaba ser despedida.

El lugar estaba en ruinas.

 

Esperaba como el infierno que en  realidad  nadie  viviera aquí. Jeongmin ¡podía ver el cielo a través del maldito techo! No había techo. Y cuando vio a su alrededor, llegó a la conclusión de que con un buen estornudo podría nivelar ese lugar.

Él vio a KwangMin, notando que el hombre estaba totalmente formado. Ya no tenía la piel seca, no estaban a la vista los huesos. Ahora se veía como cualquier otro humano. Y maldición si no era un espectáculo para la vista. KwangMin era caliente como el infierno.

Joder, realmente se estaba volviendo loco.

 

¿Cómo podía pensar que un cadáver ambulante  era atractivo? Bueno, él ya no parecía un cadáver ambulante por más tiempo, pero aun así…

—¿Cómo hiciste... —Jeongmin señaló con la mano el cuerpo de KwangMin—, qué creciera la piel?

KwangMin parecía confundido por un momento y luego echó la cabeza hacía atrás y soltó la risa más profunda, más cálida y más rica que Jeongmin hubiera oído. Fue maravilloso e hizo que Jeongmin quisiera oírlo una y otra vez. Se llenó la sala con su sonido musical. Ahora que KwangMin no se veía como un cadáver ambulante, Jeongmin no estaba dispuesto a perder el conocimiento. Pero él se acordaba de lo que KwangMin parecía antes de que le ‘creciera la piel’, y aún hacía temblar a Jeongmin.

—Bebí de un vampiro muy poderoso, Jeongmin. Su sangre apresuró el proceso de que ‘creciera la piel’ uniéndose.

Jeongmin no iba a gritar. No.

Él no lo haría.

 

Él sabía en su mente que KwangMin tenía que ser un vampiro por los dientes y lo de beber sangre, pero escucharlo en voz alta era demasiado. —¿Y él? —Jeongmin preguntó mientras señalaba al otro vampiro.

—Su nombre es YoungMin, y él es mi gemelo.

 

YoungMin no se veía como gemelo de KwangMin. Aún se veía más parecido a un cadáver andante. La piel del vampiro era gris, teñida de rojo. En la boca de YoungMin había sangre seca alrededor de los bordes, de comer... Jeongmin volvió a tragar, luchando de nuevo por no vomitar.

—Se comió a mi amigo —dijo con calma, pero con los dientes apretados. Podía sentir las lágrimas que le picaban los ojos mientras envolvía sus brazos alrededor de su estómago, recordando cómo Do Jin había dejado a Jeongmin mientras huía.

Incluso si el hombre era un cobarde, eso no quería decir que tenía que morir.

—¿Llamas a ese tonto amigo? —KwangMin preguntó con asombro en su voz—. Probé su carne, Jeongmin. Vi su vida. Él no era un hombre bueno.

—¡Pero no tenías que comerlo! —Jeongmin gritó y retrocedió unos centímetros. Tan enojado como estaba, aun esos dos eran vampiros y Jeongmin había visto lo que podían hacer.

 

Jugar bien con los hombres que tenían dientes afilados probablemente era lo más sabio por hacer. Jeongmin no quería terminar como Do Jin.

KwangMin dio un paso más cerca de Jeongmin, mostrando los colmillos mientras apretaba sus puños a su lado. —Él violaba a las mujeres. Se aprovechaba de que estaban indefensas, Jeongmin. Vi sus oscuros deseos, lo que anhelaba más, y eso también se extendía hacía ti. —KwangMin entrecerró los ojos mientras veía a Jeongmin, y Jeongmin se dio cuenta de que los iris de KwangMin habían cambiado de azul pálido a un azul tan profundo que eran cobalto—. Tenía planes para tu joven carne, Jeongmin. Tu amigo estaba planeando cosas siniestras para hacerte en esa cueva.

—¡No soy joven! —Jeongmin estaba tan perdido con lo que KwangMin estaba diciendo que su edad era la única cosa que Jeongmin tenía para discutir.

¿Estaba KwangMin diciendo la verdad?

¿Era Do Jin un violador?

¿El hombre había planeado hacerle daño a Jeongmin una vez que realizaran la exploración de la cueva? De nuevo se sintió mal.

—Mi joven pareja, podrías tener cien años humanos, y eso aún palidecería en comparación con la edad que  tengo.

Jeongmin no apreció el tono condescendiente que KwangMin estaba usando, como si el hombre fuera superior a Jeongmin. —Sucede que tengo treinta y uno, idiota.

—¿Qué es eso de idiota que me llamaste? —KwangMin preguntó con humor. El humor sólo molestó aún más a Jeongmin. Tal vez debería jugar al amable con los vampiros, pero Jeongmin estaba tan malditamente confundido acerca de lo que estaba sucediendo a su alrededor que lanzó las precauciones y se entregó a la locura.

—Eso quiere decir que te estoy insultando, idiota. —Jeongmin estaba enojado. Él estaba más que enojado. Parte de eso era porque KwangMin y YoungMin lo arrastraron a su muy extraño mundo, pero parte de eso era por la revelación de que Do Jin estaba planeando algo tan atroz que Jeongmin sentía frío en su interior.

Él acababa de salvarse de ser violado y lastimado a decenas de metros de la abertura a la tierra en donde Jeongmin no hubiera podido hacer mucho, solo luchar con Do Jin y terminar muerto o matándolo.

La idea lo dejaba en shock.

 

—¿Treinta y uno? —KwangMin se rio entre dientes—. Vaya, eres viejo. Y si me insultas de nuevo, no te gustará el resultado. —El humor de KwangMin se fue rápidamente. Sus profundos ojos azules se habían vuelto tan fríos que parecían dos piedras de hielo en sus órbitas. Esa mirada aterrorizaba a Jeongmin. Después de todo, KwangMin no era un hombre pequeño. Jeongmin definitivamente sería derrotado en cualquier pelea que pensara tener contra el vampiro.

Vampiro.

 

Jeongmin todavía no podía entender en su cabeza el hecho de que él estaba de pie en una especie de ruinas, discutiendo con un vampiro de carne y hueso, mientras que el otro hombre lo miraba con los ojos con tanta hambre que Jeongmin se sentía como un cerdo asado en un asador.

Se negó a mostrar a los gemelos algún temor, incluso si estaba temblando en su interior. Jeongmin decidió cambiar de tema y dejar lo del insulto fuera del radar de KwangMin. —¿Qué idioma es el que hablabas con el otro hombre en la cueva? —Él había escuchado la conversación de KwangMin con el recién llegado, pero sonaba como una rápida galimatías para Jeongmin.

Hubiera apostado su dinero a que no era un lenguaje de este mundo. O si lo era, entonces era algo que no se había hablado en un tiempo muy, muy largo.

—Eso no es asunto tuyo, Jeongmin —dijo KwangMin y luego giró y se alejó, dejando a Jeongmin solo con el señor de los ojos hambrientos.

 

«¡Jodidamente perfecto!»

 

 Continuara...

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).