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Porque en la adversidad, todavía puedo amarte. por Madam Septal

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Un puñetazo impacto de lleno al rostro de Raditz, haciéndolo caer ruidosamente contra el suelo, había cuerpos de otros Saiyajin inertes, sin vida, con sus cuerpos ensangrentados y armaduras desgarradas, se podía notar a simple vista que estuvieron luchando contra esos seres sin éxito alguno. Tarble apretó los dientes ante eso, exactamente cuatro guerreros con una apariencia extraña, uno estaba parado sobre una roca, y el otro estaba pisando tierra firme, quien fue quien golpeo a Raditz, con sus brazos cruzados sobre su pecho y mirándolos con una sonrisa llena de prepotencia y altanería, los otros dos estaban peleando con su ni-san y Kakaroto. Acumulando energía en las palmas de sus manos cerradas para luego lanzar dos poderosas ráfagas de energía hacia los sujetos en las rocas. Ágilmente desaparecieron antes de que esa energía les impactase en el cuerpo y antes de que Tarble pudiera reaccionar, uno de esos maleantes de piel verde y ojos exageradamente grandes le golpeara en la nuca hasta dejarlo en el suelo, inconsciente. Aquel sujeto no pudo saborear la victoria de tener ya a uno de los Príncipes en el suelo, porque un golpe certero en su mandíbula lo hizo volar varios metros lejos de él, Raditz había retomado la postura y alejo a ese tipo del Príncipe.

Uno de los sujetos de piel amarilla y con una especie de tentáculos saliendo de su rostro, peleaba con Kakaroto a varios metros del suelo, dando golpes y patadas hacia su objetivo, siendo desviados o bloqueados. Ambos puños chocaron ocasionando un fuerte estruendo, lo que les hizo separarse el uno del otro, miro por un instante hacia abajo, viendo como su hermano Raditz peleaba contra aquel sujeto de piel verde haciendo todo lo posible por proteger al Príncipe Tarble, quien se encontraba inconsciente en el suelo; en algunas ocasiones que ese sujeto se quitaba a su hermano de encima siempre iba a por Tarble para terminar con su vida, pero repentinamente Raditz le sorprendía con algún ataque o golpe, alejándolo de su cuerpo. Acumulando energía en sus manos, lanzo un poderoso Kamehameha hacia el tipo de piel amarilla, quien fácilmente desapareció de su alcance y volviendo a reaparecer aún más alto, pero no contaba con que rápidamente el Príncipe Vegeta apareció justo detrás de él y antes de poder reaccionar, el Saiyan le dio un tremendo golpe en la cabeza con su puño, haciendo que el cuerpo de ese sujeto cayera violentamente al suelo.

El último sujeto apareció frente a Vegeta y lo tomó del cuello, apretando su agarre sobre el mismo y sonriendo de forma victoriosa al ver como el Príncipe escupía sangre, seguramente ya habría roto su tráquea o algo parecido. Un golpe en la cara hecho por Kakaroto lo hizo soltarlo, dando un par de vueltas en el aire para después lograr estabilizarse; Vegeta automáticamente se tomó el cuello con ambas manos, tratando de respirar con normalidad. Vio a su salvador, pero se sorprendió al sentir tanto poder, fue un aumento demasiado brusco, y más fue su sorpresa cuando vio como a Kakaroto le rodeaba un aura roja en todo su cuerpo. No pudo decir nada, Kakaroto se abalanzo a ese sujeto con tremenda velocidad, golpeándolo con agilidad y sin que el otro tenga posibilidades de devolverle los golpes. De un momento a otro, aumento su fuerza y rapidez, y eso Vegeta lo veía desde su lugar con total admiración. Kakaroto atravesó la armadura de ese sujeto de un puñetazo, haciendo que sangre verde saliera disparada de la boca de ese ser, sus ojos se volvieron blancos hasta que todo su cuerpo muerto quedo recargado sobre el brazo de Kakaroto; el Son de un movimiento se despegó de aquel, dejando que su cuerpo cayera al vacío.

Ya solo quedaban dos por derrotar, Tarble de a poco estaba recobrando la conciencia, ayudándose a levantar con sus brazos y sacudir su cabeza por el repentino golpe. Miro a su alrededor, había dos cuerpos inertes dentro de un agujero de tierra, los reconoció como los cuerpos de los sujetos que atacaron a los otros dos Saiyajines, por ende ya solo quedaban dos más. Se puso de pie como sus fuerzas le daban, Raditz estaba peleando contra el que le dejo inconsciente, quien aún no se habían percatado de su presencia. Antes de poder reaccionar, otro maleante se puso delante de él, era enorme a comparación de Tarble, con sus brazos llenos de músculos cerro uno de sus puños dispuesto a arrancarle la cabeza al Príncipe de un golpe, Tarble estaba muy débil como para reaccionar, Raditz vio esa escena y se sintió inútil e impotente al no poder hacer nada, ya que el sujeto con el que peleaba no lo dejaba distraerse de su pelea, iban a matar a Tarble frente a sus ojos sin poder interponerse.

                                                                                    

-¡Kaioken multiplicado 10 veces! –un grito se hizo presente en el lugar, el rostro de Tarble se vio repentinamente salpicado con la sangre de aquel hombre, abriendo los ojos como platos al ver como su cabeza salía volando por los aires hasta aterrizar muy lejos de él. El cuerpo de aquel hombre cayó de rodillas, para después terminar en el suelo de lado. Vio a Kakaroto envuelto en un aura roja aún más intensa. Era el Kaioken, lo conocía, fue creada por el Kaio del Norte, quien afirma que jamás se ha utilizado, era la primera vez que veía a un portador utilizándolo en batalla, pero lo que no entendía era como es que alguien como Kakaroto lo había aprendido. Se olvidó de Raditz, ya solo quedaba uno, se volteó para ayudarlo pero al momento en que Tarble dio la vuelta, un poderoso Galick Ho paso a su lado, desvaneciendo el cuerpo de ese tipo antes de que pudiera darle un golpe a Raditz.

 

El aura roja de Kakaroto desapareció de su cuerpo, y en un instante su cuerpo cayó al suelo inconsciente, Tarble sabía que ese ataque ocasionaba un gran desgaste físico, por ende no se sorprendió en que el Son se desvaneciera por completo. Pero más fue su sorpresa cuando fue su hermano quien fue a auxiliarlo, poniéndose de cuclillas y tomando el cuerpo inconsciente de Kakaroto entre sus brazos y comenzando a caminar hacia la residencia; cuando aquel hombre le sujeto por el cuello el Son le salvo, eso no significaba que le debía algún favor o que estaba agradecido por haberlo ayudado, simplemente no sabía porque Vegeta lo hacía, al ver el cuerpo del Son tirado en el suelo algo en su interior lo obligo a que llegara hacia él y tomarlo en brazos. Sin decir una palabra, Raditz y Tarble se miraron entre ellos y caminaron detrás del Príncipe Vegeta, todo el trayecto hacia casa de los Son fue en silencio.

 

… …

 

Kakaroto de a poco fue abriendo los ojos, arrugando su ceño al sentir un fuerte dolor de cabeza y de forma automática se agarró la misma con ambas manos y apretándola como si con eso fuese a mitigar la molestia. Diviso un techo, al principio no lo reconocía, veía un poco borroso y el cuerpo le dolía, casi no podía moverse. Sentía como cada una de sus fibras musculares estaban desgarradas cuando hacia algún pequeño movimiento para levantarse, no podía recordar nada de lo que había pasado; lo único en su mente era que estaba peleando con unos sujetos, tomaron por el cuello al Príncipe y después de allí no pudo recordar más. Solo percibió que la acción de aquel sujeto por tomar a Vegeta del cuello le molesto tanto que inconscientemente comenzó a incrementar su poder hasta obtener el Kaioken.

 

-Así que al fin despiertas. –una voz a su lado lo hizo salir de sus pensamientos, volteando su cabeza por el susto hacia el lugar donde provino aquella voz, ocasionando que chillara del dolor ante tal movimiento brusco. Vegeta estaba sentado en el otro sillón a su lado leyendo un libro que encontró por ahí, mientras que todo el cuerpo de Kakaroto estaba recostado en el otro.

-¿Dónde…?

-¿…Estás? Pues en tu casa, tonto. –dijo pasando las paginas a aquel libro sin dirigirle una mirada. –Ninguno de tus padres estaba, tu hermano está curándole las heridas al mío, y yo me quede aquí esperando a que despiertes.

-Eso…es muy amable de su parte. –dijo haciendo su mayor esfuerzo en aunque sea sentarse, Vegeta le miro reojo sus movimientos, su cuerpo estaba con leves cortes producto del incremento tan brusco de energía, y cuando Kakaroto volteo a mirarlo este automáticamente dirigió sus ojos nuevamente a las hojas, fingiendo como que no estuvo mirando.

-No lo hice como agradecimiento por haberme ayudado, lo hice porque me dio la gana, porque sería muy humillante dejarte morir en el suelo, después de haber gastado una enorme cantidad de poder. –cerro el libro de una forma sonora, dejándolo sobre el sillón a su lado y luego levantándose de su lugar. –Voy a tomar un baño.

 

Kakaroto le miro sin decir nada, observando como el Príncipe subía las escaleras en espiral, haciendo un enorme esfuerzo por no bajar la vista para mirarlo. Desapareció detrás de la puerta del baño, largando un gran suspiro mientras su espalda se recargaba en el espaldar del sillón, como si un gran peso fuera sacado de encima y ahora estaba relajado por ello. Aun recordaba cuando vio por segunda vez a Vegeta después de su entrenamiento, se lo veía enloquecedor y provocativo, aunque su cara se encontraba sucia en ese instante no quitaba el hecho de que se veía muy bien con todo ese sudor resbalando por su cuello y las ropas desgarradas y sucias; se sintió un poco mal por haberlo tratado así, es que simplemente el Príncipe se comportaba de una manera tan insolente e infantil que no podía evitar tratarlo de la misma forma, tan hostil y violenta, si cualquier miembro de la Realeza lo vieran tratando de esa forma tan irrespetuosa al Príncipe seguramente habrían mandado a que le corten la cabeza. Abrió los ojos como platos, ¿acaso era él teniendo pensamientos impuros y fuera de lugar con el Príncipe Vegeta? Jamás creyó que algo así sucedería, sacudió su cabeza en busca de desaparecer esos pensamientos y tomándose la cabeza por al atrevimiento.

Por otro lado, Vegeta ni siquiera se había dispuesto a desvestirse para entrar a la ducha. Se quedó sentado en el suelo con su espalda recargada en la puerta, asimilando lo que acaba de pasar; primero se queda medio baboso observando como Kakaroto mataba a ese sujeto después de haberlo salvado, y después se distrajo por un momento para observar como inútilmente intentaba sentarse en el sillón después de aquellas múltiples heridas. Froto sus propias piernas al recordar la escena de aquel sujeto siendo atravesado por el puño del Son, y eso de alguna forma extraña le gusto, nunca había sido espectador de un poder tan sorprendente siendo incrementado de un momento a otro, y de cómo era salvado de una posible muerte tan ridícula. Recordó cuando apenas lo vio, le resulto tan repugnante y sofocante cuando le desafío delante de todos en los campos de entrenamiento, que sintió unas infinitas ganas de matarlos a él y a su tonto padre por haberlo mandado a bañarse en un afán de impedir la pelea, otro irrespetuoso más, y ahora resultaba irónico que ahora dependiera de él. Decidió levantarse y comenzar a bañarse de inmediato, ya que de alguna forma Kakaroto pensaría que algo le habría pasado por estar tardando tanto en el baño, por lo que mientras el agua comenzaba a salir y de a poco tomara la temperatura adecuada, el Príncipe se iba despojando de su ropa.

 

-Te agradezco infinitamente que me hayas ayudado, de no ser por ti, me habrían asesinado en el momento que estuve inconsciente. –se escuchó hablar a Tarble en la habitación de los Son, Vegeta había quedado con el torso semidesnudo por la mitad cuando escucho dicha voz, y abandonando repentinamente su labor de desvestirse y acerco su oído a la pared para poder escuchar mejor la plática.

-No debe agradecerme nada, es mi trabajo protegerlo de cualquier amenaza. –esta vez era Raditz quien hablaba.

-Pero sin embargo quiero hacerlo, no fui capaz de devolverte el favor, no pude hacer nada, fue mi ni-san quien te salvo la vida, yo solo veía como te golpeaban. –Vegeta abrió los ojos sorprendido, ¿acaso era ese su hermano hablando en un tono lastimero y lleno de culpa?

-Por favor, no se culpe, estoy muy agradecido con el Príncipe Vegeta por haberme salvado, pero también lo estoy con usted.

-¿Agradecido de mí? ¿Qué hice yo como para que te sientas de ese modo?

-Pues, si me permite decirlo, soy muy afortunado en que me hayan asignado como su custodia, usted es diferente al Príncipe Vegeta. –el recientemente mencionado arqueo una ceja ante tal atrevimiento, se oyó un repentino silencio, atribuyendo que posiblemente su hermano estaría mirándolo con cara extraña y sin entender sus palabras. -¡Q-Quiero decir, me siento agradecido por como usted se dirige a mí, no le importa su linaje, ni de donde proviene, solo quiere sentirse incluido y no ser tratado como alguien digno de respeto, y eso es suficiente para mí!

-Ya veo.

-Disculpe si lo ofendí, no soy muy bueno con las palabras.

-No me ofendiste, es verdad que a veces necesito que alguien se olvide que soy de la Realeza, aunque es algo muy difícil de hacer e incluso un pensamiento descabellado, y que es cierto que mi ni-san y yo somos diferentes, puedo ver cómo trata a tu hermano y como éste no se queda atrás. –Vegeta arrugo el ceño al sentir una pequeña risa por parte de su hermano, y como el Son le correspondía la broma.

-El Príncipe Vegeta es alguien admirable, y mi hermano es un idiota que se niega a respetarlo.  –Vegeta asintió silenciosamente con la cabeza, dándole la razón a Raditz desde el otro lado de la pared. –Pero, si me permite decirlo, ambos hacen una bonita pareja. –Vegeta desencajo la mandíbula ante tal comentario, hizo una nota mental que después de salir de allí mataría al Son mayor por tener esas confianzas de mencionar algo así, tan fuera de lugar. –Pero a pesar de eso, Kakaroto no quiere aceptar que detrás de todos esos malos tratos, palabrotas y actitudes irrespetuosas hacia el Príncipe Vegeta, también hay respeto, muuuy en el fondo.

-¿Piensas tal vez que nosotros también hacemos bonita pareja? –Vegeta abrió los ojos y se le congelo el corazón ante eso dicho por Tarble, ¿Era su imaginación o es que acaso se le estaba insinuando, a un guerrero de clase baja? ¿Era enserio?

-Jamás dude de eso, Majestad. –el tono de voz de Raditz se escuchó un poco extraño al parecer de Vegeta, ¿era un tono de voz coqueto? Apretó los puños contra la pared y antes de que aquel par hicieran algo indecente y que Raditz sufriera las consecuencias, golpeo la pared con fuerza esperando que pudieran separarse y que lo que estaban haciendo era incorrecto.

 

Llegada la noche, el matrimonio Son había vuelto con una cantidad exorbitante de alimentos: carne, pastas, arroz, verduras, algo de fruta, todo estaba siendo guardado prolijamente en las alacenas y refrigerador. Mientras Gina cortaba ágilmente la carne, Bardock comentaba que había recibido la notificación que unos seres extraños habían hecho destrozos a lo lejos de la aldea este, alegando que varios Saiyajins murieron a modo de enfrentarlos y que misteriosamente esos sujetos aparecieron muertos en cuanto Bardock fue con su equipo a ayudar. Diciendo también que juraron ver a los Príncipes pelear contra ellos, junto con otros dos sujetos con las mismas características de sus hijos. Los tres negaron rotundamente, los hermanos Son afirmaron que jamás pondrían la vida de los Príncipes en riesgo, que no estaban al tanto de la presencia de esos seres y que, por ende, jamás fueron a ese lugar a pelear, mucho menos eran los responsables de sus muertes. Vegeta, ante tales declaraciones, no dijo nada, estaba seguro que prefería decir la verdad en lugar de estar mintiendo como tontos; él no era alguien débil, y su hermano tampoco lo era, así que no era necesario ser tratado como alguien delicado al decir que jamás fueron allí y que no pondrían su vida en peligro. Luego de cenar y de recoger todos los platos, ya cada uno comenzaba a tomar posiciones para dormir, el matrimonio fueron los primeros en retirarse, seguidos de Raditz y Tarble, quien Vegeta miro al Son mayor con cara de pocos amigos cuando este se marchó detrás de su hermano, hasta comenzó a desconfiar de que podrían hacer esos dos solos detrás de aquella puerta cerrada. Si ese idiota le ponía una mano encima a Tarble con dobles intensiones mandaría a que le corten la cabeza, ya suficiente tuvo con escuchar que se estaban coqueteando, maldita rata hipócrita de dos caras. Dirigió su mirada hacia Kakaroto, quien se encontraba recostado sobre el sillón, con una sábana cubriéndolo solo de la cintura para abajo, el torso estaba totalmente descubierto y sus brazos detrás de su cabeza a modo de sentirse más cómodo.

 

‘’Si me permite decirlo, ambos hacen una bonita pareja’’ Vegeta chasqueo la lengua ante tal comentario repulsivo, comenzando a ablandar su propia almohada, pero lo que realmente buscaba en esos golpes era desquitar su molestia y frustración, ya que no podía ponerle una mano encima a Raditz por haber dicho eso. Tomando la almohada entre sus manos y estrujándola con rabia, Kakaroto observo ese comportamiento tan sorpresivo por parte del Príncipe y se extrañó por el repentino cambio de humor. Luego de darle una buena dosis de puños a la almohada, bruscamente dejo caer su cabeza sobre ella casi al punto de golpearse la misma por la fuerza que ejerció, tomando las sabanas se cubrió el cuerpo hasta los hombros y adoptando una posición fetal; realmente estaba molesto y pasándola muy mal, no debió hacer de chismoso detrás de la pared, o de lo contrario no estaría pasando por todo esto, siempre con la incertidumbre de que esos dos deben estar haciendo ahora algo inapropiado.

 

-¿Y a ti que te pasa? –pregunto Kakaroto con una ceja arqueada.

-¿Quién te dio la confianza de tutearme? –dijo levantando apenas la cabeza para lograr verlo a la cara, pero sus ojos pararon a otros lugares, como su pecho y abdominales y automáticamente volvió a posicionar su cabeza en la almohada, cubriéndose el rostro un poco más con las sabanas, avergonzado. –Insecto.

-Solo intentaba acortar un poco la distancia entre nosotros. –dijo volviendo a dirigir su mirada al techo. –Pero como no quiere, entonces seguiremos como hasta ahora. Idiota. –ese último insulto lo dijo para sí mismo, pero no pudo hacer nada contra los oídos biónicos del Príncipe, recibiendo un fuerte almohadazo justo en la cara cuando logro escucharlo. Kakaroto por el impacto solo atino a sentarse en el sillón de un salto y con medio cuerpo volteado hacia Vegeta. -¡¿P-Pero qué hizo?!

 

Otro golpe de almohada fue a parar a su cara, ocasionando que Kakaroto se viera envuelto en un sinfín de almohadazos que provenían de todas partes y siendo dirigidos por una sola persona, buscando aplicar la mayor cantidad de fuerza en cada golpe como para causarle al Son alguna especie de contusión; no cabía duda que el Príncipe no estaba en sus mejores días y buscaba hasta la más mínima provocación  de cualquiera solo para poder quitar todo ese malestar que tenía encima, desquitarse con el cuerpo de otro era algo digno de saborear, pero que ese cuerpo sea justamente el de Kakaroto, para Vegeta era como tocar el cielo.

 

-¡¿A quién llamabas idiota, tu imbécil?! ¡¿Por qué no lo vuelves a repetir?! –Kakaroto se defendía como podía, cubriendo su cabeza con sus brazos y moviendo su cuerpo de lado a otro para evitar que el Príncipe diera almohadazos en lugares vitales, que a pesar de ser un elemento que no ocasionaba daños, el que este en las manos de Vegeta lo convertía en un arma mortal, vociferando queja tras queja cuando la almohada impactaba contra su cuerpo.

 

… …

 

En el espacio, una nave en forma de araña se hacía paso entre los asteroides a un ritmo moderado. Con una compuesta en la parte superior de la misma en caso de emergencia y una ventana color purpura al frente para divisar mejor el paisaje espacial. En su interior, una compuerta corrediza electrónica se abrió de par a par en cuanto sintió la presencia de dos seres que se encontraban parados frente a ella, realizando así un movimiento rectilíneo paralelo a los muros de la nave, facilitando de esa forma la entrada; volvió a cerrarse en cuanto los sujetos entraron a la sala y comenzaban a caminar hacia un hombre mirando por la ventana tranquilamente y con ambos brazos detrás de su espalda. Los dos soldados, uno gordo de color de piel rosada y con múltiples púas en su cuerpo, y otro alto y delgado de cabello verde, largo y trenzado, con un color de piel celeste claro; se arrodillaron respetuosamente ante aquel hombre que aún seguía dándoles la espalda, dispuestos a darle el informe de las últimas horas. 

 

-¿Así que Watress fue asesinado por un Saiyajin, incluyendo a los otros cuatro que mande al planeta Vegita? –hablo finalmente sin quitar su vista de la ventana, ya sabía quiénes eran los que hicieron acto de presencia y por eso no era necesario voltearse a mirar, le parecía más interesante el paisaje que los dos que estaban demostrándole admiración y respecto en esa reverencia.

-Así es, Gran Freezer, fueron asesinados brutalmente por cuatro Saiyajines, para ser exactos. –explico el sujeto de cabello trenzado, quien se encontraba admirado al percatarse que su líder ya estaba al tanto de la situación, sin molestarse en siquiera dejarle explicar. –Dos de ellos eran los Príncipes.

-Pero que sorpresa, aunque no era precisamente lo que esperaba. –explico aquel sádico ser con una sonrisa de medio lado. Los dos soldados presentes se miraron entre ellos sin entender aquello, ya que el plan de Freezer era algo totalmente distinto.

-¿Señor? –pregunto el sujeto de color rosado. Freezer volteo a mirarlos fijamente, haciendo que ambos se crisparan en su lugar. Comenzó a bajar lentamente los escalones de allí, aún con sus manos detrás de la espalda y sin borrar la sonrisa de su rostro.

-Mi intención era que ningún Saiyajin se enterara de mi invasión. –hablo mientras se dedicaba a caminar por todo el lugar, los soldados todavía se encontraban arrodillados. –El estúpido de Watress se encargó de hacer algo totalmente innecesario y por eso agradezco que lo mataran. –los soldados volvieron a mirarse entre ellos, sin atreverse a replicar nada, Watress era un gran soldado, pero para que el Gran Freezer se alegrara de la muerte de uno de los suyos, significaba que realmente se encontraba molesto porque su plan no salió como debía. –Me temo que tendré que cambiar mi táctica si es que quiero desaparecer ese planeta de la faz del universo. –dijo poniendo una mano sobre su mentón, pensando en que otra alternativa existiría para llevar a cabo su cometido. -¡Oh, ya sé! Les haré una pequeña visita.

-¿Y…eso de que serviría, señor?

-Desde que mi padre me nombro heredero de la Organización Planetaria de comercio, siempre eh querido manejar un planeta a mi antojo. Tengo pensado que esos monos conquisten planetas para mí, les daré una buena paga económica, me ganare su confianza…hasta que llegue el momento en donde mis soldados superpueblen el lugar, y así matare a todos y cada uno de ellos junto a su horrible planeta.

-Es una estupenda idea, Gran Freezer. –dijo el soldado de cabellos verdes y trenzados. -¿Pero que planea darles a cambio? No puede simplemente llegar al planeta y ordenarles que empiecen a conquistar otros, ya conoce a los Saiyajin, son muy hostiles y no se dejaran gobernar así como así. –Freezer automáticamente hizo una mueca con el labio superior, temblándole levemente indicándole que estaba en lo cierto. Luego de un buen rato de pensar, su expresión cambio a una de felicidad.

-Rastreadores.

-Brillante, Gran Freezer, servirán como aditamentos para toda esa raza de monos. –exclamo Dodoria. -¿Y qué va a pasar con los Príncipes?

-Eso será un tema que luego me encargare yo mismo. Siento un gran entusiasmo por verlos.

 

… …

 

Kakaroto estaba nuevamente acostado en el sillón, con una única diferencia que se encontraba ahora sujetando una bolsa de hielo sobre su frente para poder bajar la hinchazón, con múltiples moretones en todo su cuerpo, incluidas las piernas. No había visto las acciones del Príncipe en cuanto arrojo lejos la almohada, alegando que no servía para causar daño, y comenzó a usar sus puños, golpeándolo por todo su cuerpo, con la suerte de que posiblemente algún hueso le habría quebrado. Afortunadamente, Raditz y Tarble escucharon el alboroto y rápidamente a lo que daban sus piernas para bajar la escalera, pudieron separarlos antes de que la situación pasara a mayores. Raditz había sugerido cambiar de lugares, en caso de que al Príncipe Vegeta le diera otra rabieta y matara a su hermano a mitad de la noche, que Vegeta durmiera en su cama con el Príncipe Tarble y que él durmiera en el sillón con Kakaroto; a Vegeta le pareció una sugerencia estúpida, ya que suficiente tenía que soportar dormir al lado de Kakaroto en un sillón incómodo y una almohada dura, y no quería acostarse en la misma cama donde el mismo Son dormía, sintiéndose repulsivo al imaginarse que en esa cama estaría el olor del Son impregnado en toda la misma, incluyendo sabanas y almohadas de plumas, y no permitiría que ese olor se le pegara al cuerpo, mucho menos esas espantosas plumass. Sin decir una palabra entre ambos guerreros, Vegeta volvió a posicionarse en modo fetal, con las sabanas hasta sus hombros, luego de que Raditz y Tarble regresaran a la habitación., sin poder cerrar los ojos para conciliar el maldito sueño.

 

-No era necesario armar esa escenita, Príncipe. –se escuchaba cierta molestia y resentimiento en su voz; sintiéndose impotente por no poder devolverle aunque sea un golpe. –Bien pudo cambiar de lugar con mi hermano, ¿Por qué no lo hizo?

-Porque….

-¿Por qué? –dijo sacándose el hielo de la frente y voltear a mirarlo, Vegeta aún estaba con las sabanas ahora hasta la cabeza.

-Soy…alérgico. –una pequeña risa se hizo presente en el ambiente, lo que hizo que a Vegeta le entraran de nuevo aquellas ganas de matarlo a almohadazos, se sentó de golpe ante aquella muestra de irrespeto. -¿¡De que te ríes, insecto?!

-El gran Príncipe Vegeta, ¿alérgico? –volvió a preguntar entre risas, a Vegeta se le estaba comenzando a deformar la cara en una con el ceño bien fruncido, aparte de que se le estaba empezando a agotar la paciencia, estaba dispuesto a matarlo de una vez si no se callaba. -¿Y a que le tiene alergia, Alteza?

-¿A parte de a insectos de clase baja como tú? –Kakaroto arrugo el ceño al ser llamado así, Vegeta solo se limitó a arquear una ceja, sin darle importancia. –A los lácteos, pelo de animal…plumas. –Kakaroto asintió con la cabeza, su almohada estaba rellena con plumas y si Vegeta apoyaba tan solo un poco su cabeza allí, amanecería con un horrible sarpullido en todo su cuerpo.

-Ahora entiendo porque siempre está tan enojado.

-No estoy enojado, solo soy alérgico.

-¿Y qué peor castigo que ser alérgico a casi todas las cosas que hacen feliz a cualquiera? –le miro y Vegeta solo guardo silencio y se dignó a escucharlo con atención aún sentado en el sillón. –Usted no pudo ni siquiera disfrutar de un helado, o no pudo tener alguna mascota o…tener plumas encima. –Vegeta sonrió de medio lado y emitió una pequeña risa mientras negaba con la cabeza, Kakaroto se quedó de piedra ante esa acción, nunca había visto sonreír al Príncipe desde todo el tiempo que llevan juntos, le pareció algo muy lindo y atractivo.

-No fue tan malo, ¿sabes? –Kakaroto dejo de lado su bolsa de hielo, incorporándose hasta quedar también sentado en el sillón, acercándose un poco más a Vegeta para poder entablar mejor la conversación. –Disfrute de mi madre. Ella me cuidaba y me protegía, sentía que solo la tenía a ella a pesar de también tener un padre. Me enseño todo lo que sé; me enseñó a defenderme. –por primera vez en la vida, Kakaroto sintió que Vegeta se estaba abriendo a él, escuchando atentamente toda su historia, no se atrevió a interrumpir hasta que sintió que el Príncipe había acabado con su relato.

-Imagino que fue una gran guerrera digna de respetar, la Reina Saiyajin. –dijo para luego volver a recostarse sobre el sillón, el dolor de espalda estaba matándolo y por más que él quería seguir sentado escuchando al Príncipe, su molestia era más fuerte, pero eso no significaba que le restara importancia al relato.

-¿Fue? –Kakaroto arrugo su rostro al percatarse que había metido la pata hasta el fondo.

-Bueno…yo había leído que murió en combate. –Vegeta se le quedo mirando con el ceño fruncido. –y que su cuerpo no fue encontrado.

-Pero que… ¿leíste mi información?

-Tenía que asegurarme de que no me tocara proteger a un Príncipe mimado y lunático. –Kakaroto suspiro, ignorando la posible mirada asesina e intimidante que Vegeta le estaba dirigiendo a su cabeza. –Resulta que no se puede confiar en los informes. –en ese momento el rostro de Vegeta estaba a centímetros del suyo, casi podía escuchar su respiración saliendo de su nariz y chocando contra su frente, las manos del Príncipe quedaron a ambos lados de la cabeza del Son impidiendo que se levantara, cabe informar que ambos estaban mirándose al revés. Kakaroto se quedó estático ante aquel impulso del Príncipe, cualquier movimiento innecesario y terminarían chocando sus frentes.

-Yo también había leído que Gina no es tu verdadera madre. –dijo de repente con una sonrisa al ver la cara de confusión y molestia de Kakaroto.

-¿Acaso leyó mi información?

-Tenía que asegurarme de que mi vida no dependiera de un insolente insecto de clase baja quien no respeta mi autoridad como Príncipe de este planeta. –Vegeta tomo las muñecas de Kakaroto, sujetándolas firmemente detrás de su cabeza evitando así que el Son se moviera. Acerco su rostro aún más, ahora sus labios estaban tan cerca que si uno de los dos hacia un pequeño movimiento ya estarían besándose, el aliento de Vegeta chocaba contra los labios de Kakaroto, y este sonrojado a más no poder, temía de lo que el Príncipe fuera capaz de hacer. –Resulta que no se puede confiar en el informe. –y dicho esto se separó bruscamente de Kakaroto luego de haberle susurrado dichas palabras contra sus labios. –Buenas noches.


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