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What no one tells you about love por Elisse

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Notas del capitulo:

Bueno bueno, ¿pero que tenemos aquí? Por fin un nuevo capítulo. Creo que esta vez también me tomé mi tiempo ¿no es así? Lamento que haya pasado mucho tiempo otra vez, pero no me había sentido muy bien últimamente, muchas cosas me pasaron últimamente y pff ha sido una total montaña rusa emocional…y no intento excusarme ni nada… ¡pero! Por fin estoy de vuelta con un nuevo capítulo. Que espero que les guste.  




Personalmente pienso que este capítulo ayudará a comprender un poco las reacciones de Megan, es un poco mas corto que los demas, pero creo que nos ayuda a entrar en contexto ¿no? porque bueno, pienso que a algunos se les podrá hacer curiosa la manera en la que reacciona Megan al tratarse de Alex, ¿Qué opinan? ¿será mera admiración? Oh… ¿podría ser algo más? De antemano ya sabemos que esta no es la típica historia de amor, asique deberían prever cualquier cosa jajaja *inserte risa malvada* además… ¿Qué piensan de aquel cuadro que pintó Megan? ¿se tratará realmente de nuestra maravillosa y misteriosa Alisson Sellers? 




¿creen que todas las historias se entrelazan en algún punto? Déjenmelo en los comentarios, los leo con mucho gusto <3 




Antes de despedirme, quiero desearles felices fiestas, espero que la pasen muy bien en compañía de sus seres queridos, ¡diviértanse mucho y disfruten! 




Nos leemos pronto adeus~ 

Yo soy…Megan Walker 




Manhattan. Nueva York. 




Quizá mi historia no tenga un inicio espectacular como el resto, quizá no haya nada interesante que contar sobre mi…a decir verdad me considero una chica común y corriente. Pero haré el intento ¿ok?… aquí voy. 




Esta es mi historia…o al menos una parte de ella. 




  




–mmm…por fin terminé. –dejé el pincel sobre el suelo y estiré mis brazos. –me tomó más tiempo del que creí, pero por fin está listo. 




Sonreí mientras admiraba el lienzo que descansaba sobre mi caballete. Lo comparé con la imagen que me había enviado mi cliente. Tomé una foto y se la envié. 




–¿Qué te parece Snow? –acaricié la cabeza de mi gato mientras se restregaba contra mi pierna. –quizá aún pueda dormir un poco antes de ir a esa entrevista… –solté un bostezo mientras revisaba la hora en mi celular. 7:30am –¿pero qué mierda? ¡no puede ser tan tarde! 




Me quité la camiseta vieja que uso para pintar y corrí hacia el baño. Abrí la llave de agua caliente y solté un suspiro al notar que lo único que saldría sería agua fría. Resignada entré al chorro de agua helado. Me lavé tan rápido como pude intentando no morir de una posible hipotermia. Me envolví en mi toalla al salir, lavé mis dientes y emprendí otra carrera hacia mi closet. 




Busque mis jeans negros favoritos y una camisa de cuadros que ya está un poco vieja, pero que sigue teniendo estilo. Saco mis Vans negros de debajo de la cama y me los calzo como puedo, tratando de no caer al suelo. 




–y para el toque final…–tomé uno de los muchos gorros que guardo en mi cajón y me lo coloco para aplacar un poco mi cabello. –nos vemos más tarde Snow…intenta no hacer muchos destrozos ¿entendido? –Jugueteo con sus pequeñas orejas. El apenas me mira, bosteza y vuelve a retomar su siesta sobre mi cama. 




Tomo mis audífonos y mi mochila. Confío en que lleva todo lo necesario para la entrevista. Presiono aleatorio en mi reproductor y bajo corriendo las escaleras de mi edificio al ritmo de Waiting for love del buen Avicci. 




Ahora bien, ¿por dónde debería empezar? ...mi nombre es Megan…tengo 22 años…mi color favorito es el azul…bla bla bla… soy lo que muchos llamarían “una chica extrovertida” la mayoría de las veces, claro. 




Soy la chica que durante una reunión te haría fácilmente la plática, una chica que no teme decir lo que piensa, y que le gusta hacer sentir cómodas a las personas que las rodean…o algo así. Aunque también suelen llamarme la “rara” del grupo, aunque no es que me afecte demasiado; algunos cuantos piensan también que soy la típica chica rubia egocéntrica que pasa de todos. Aunque realmente no es el caso; supongo que piensan eso de mí porque paso la mayor parte del tiempo metida en mi estudio. –y por “estudio” me refiero solo al cuarto más grande que hay en el pequeño departamento que estoy rentando– Asique diría que tengo distintas personalidades dependiendo de mi entorno. Algo así como un camaleón en la gran jungla de asfalto. 




Me denomino a mí misma como “ilustradora” y actualmente trabajo como artista independiente, tengo una pequeña página en internet en la que publico mis obras y por la cual me contactan para hacerme pedidos. Ellos me buscan para que plasme en mi lienzo lo que sea que pase por sus cabezas. Les sorprendería las cosas locas que pasan por las cabezas de algunas personas. –en serio. – De momento me dirijo a una entrevista de trabajo –lo sé ¿Quién va tarde a una entrevista de trabajo? – Un par de dólares extras no le vienen mal a nadie asique debo darme prisa. 




–que tengas un buen día Megan. –me saluda mi vecina al verme correr por el vestíbulo del edificio. 




Es una buena mujer; bastante agradable, a decir verdad. Es de las que pasan sus mañanas en el parque tomando el sol o alimentando a las palomas. Y la verdad es que hornea unos pastelillos estupendos. Y a juzgar por su sonrisa sabe que voy tarde. Otra vez. 




–Gracias señora Brown. Lindo día para usted también –me despido de ella mientras corro por la acera intentando esquivar al resto de personas que, a juzgar por su prisa, imagino que llegan tarde a algún lugar al igual que yo. –al menos no soy la única– 




Todos siempre son así, llevan un ritmo de vida muy acelerado, siempre corriendo de allá para acá. Pero bueno, es Nueva York ¿no? La ciudad que nunca duerme, la que nunca está en paz. 




  




–Hey Boomer…dame lo de siempre por favor. –me detengo frente a mi puesto de donas favorito. Y aunque hable de él como si fuera un buen amigo mío, seguramente para el hombre solo soy un cliente frecuente jaja. Pero me gusta pensar que algunas personas son mis amigos; como el chico que reparte los periódicos por la mañana, o el que vende libros de segunda mano en el parque. 




–¿otra vez tarde? –sonríe mientras envuelve en una servilleta una dona de chocolate recién horneada. –seguro estuviste hasta tarde dibujando algo. 




–¿Qué puedo decir? Cuando la inspiración llega a mi…no importa si son las 2 de la mañana. No descansare hasta plasmar lo que hay en mi cabeza. –tomo la dona y aspiro el dulce aroma. –además de que estaba un poco atrasada con un encargo. 




–entonces esto te ayudara. –extiende un vaso frente a mí, con un líquido humeante. –es mi receta secreta. –me guiña un ojo mientras lo tomo con mi mano libre. 




–tu siempre sabes lo que necesito. –muerdo mi dona para después dar un gran sorbo a mi bebida. 




–tranquila jovencita, eso está muy cargado –me mira divertido. 




–vaya…sí que esta bueno –me detengo unos instantes al sentir esa gran dosis de cafeína ingresando a mi sistema– asegúrate de tener uno de estos listo para mañana. –le digo ya un poco más despierta. 




–por supuesto –atendió a un par de clientes más mientras disfrutaba de mí no tan nutritivo desayuno. –por cierto…–miró el reloj de su muñeca. –¿no tenías que llegar a una entrevista? 




–oh mierda…es verdad. –le entrego un billete y me despido para continuar mi camino. –deséame suerte. –Tras despedirme salí corriendo nuevamente. No quería llegar demasiado tarde y encontrarme con que ya le habían dado el puesto a alguien más. 




Eso sería demasiada mala suerte para un día… 




  




Al llegar admiro el edificio antes de entrar. No luce imponente como todos los edificios de Nueva York, este es pequeño, apenas es de dos pisos de altura; la pintura beige que cubre sus paredes parece algo vieja y desgastada, aparte de la pintura vieja, sus paredes lucen pequeñas frases escritas, que supongo son sacadas de algunos libros. Tiene ventanas grandes que me dejan echar un leve vistazo al interior. 




Miro de reojo la pantalla de mi celular, mi GPS me indica que es el sitio indicado. 




–bueno Megan…aquí vamos. –digo para mí misma y respiro hondo antes de entrar. 




  




Una vez adentro me dirigí hacia el pequeño mostrador, detrás de este se situaba una mujer. Ella me sonrió en cuanto me acerqué. 




–B-Buenos días…–aclaré mi garganta. –soy…Megan Walker…tenía una cita agendada a las 9 con el señor…eh…–rebusqué en mi mochila el folleto en el que había leído lo del empleo. 




La mujer miró el reloj que colgaba de la pared y volvió su vista hacia su computadora para teclear lo que supuse que sería mi nombre. 




–¿Señorita Walker verdad? él señor Frederick la espera en su oficina. Siga derecho por este pasillo y doble a la derecha. 




–Gracias…–le agradecí a la mujer antes de ponerme en marcha y ella me dedicó una sonrisa amable. 




Mientras buscaba la dichosa oficina le di un vistazo rápido al lugar, al igual que en el exterior, la pintura del interior lucia bastante desgastada también, había afiches pegados por todas partes, unas lindas macetas adornaban los pasillos, oficinas...oficinas... 




–aquí estas…–dije en voz baja cuando di con la oficina indicada. Era ligeramente más grande que el resto, aunque si emanaba cierta aura de “autoridad” de ella…ya comenzaba a preguntarme qué tipo de persona sería. Di un par de golpes sobre la madera de la puerta antes de entrar. 




–B-buenos días…–saludé tímidamente. 




–oh, señorita Walker, me alegra que haya venido, entre y tome asiento por favor. 




–gracias…con permiso…–cerré la puerta detrás de mi e hice lo que me indicó, me senté frente a él, su escritorio era lo único que nos separaba. Miré a mi alrededor, había un par de libreros grandes, repletos de libros de todos tamaños y colores, cuadros con fotos colgaban de las paredes. Una alfombra de color rojo cubría el suelo de la habitación. Una mesilla en una esquina sobre la que descansaba una licorera y… 




–entonces…Señorita Walker –dijo con un tono de voz bastante tranquilo mientras hojeaba lo que supuse que eran mis documentos personales. –¿Cuál es la razón por la que buscas el empleo? 




–¿Por qué? –dudé un momento ante aquella pregunta.  –Bueno…rento un departamento no muy lejos de aquí y tengo que cubrir ciertos gastos asique… 




–oh no, querida, me has entendido mal. Me refiero a que… ¿hay algo que esperes de este empleo? ¿algo que quieras lograr? Algo que… 




–me gusta… 




–¿el que? –me miró curioso. 




–me gusta la expresión que pone la gente cuando…logro plasmar lo que hay en sus cabezas. Sus ojos adquieren cierto brillo cuando tienen el cuadro entre sus manos…cuando se dan cuenta de que lo que ellos imaginan no está condenado a solo vivir en sus cabezas…me gusta…hacer feliz a las personas…–tragué saliva al notar que me miraba fijamente. –ah…quiero decir… 




–es una respuesta muy interesante la que acabas de darme…–respiró hondo y se reclinó sobre su silla. –Y tus trabajos también son increíbles. –dejó caer sobre su escritorio un par de impresiones que yo le había enviado junto con mi solicitud. –pienso que con un poco más de practica y alguien que te guie, logras cosas aún más espectaculares. 




–gracias señor… 




–Fred, llámame Fred. –se levantó de su asiento y caminó hacia la puerta. –sígueme, te mostrare algo. 




No opuse resistencia alguna, me limite a seguirlo en silencio mientras me guiaba por el lugar. 




–antes dijiste que rentabas un departamento ¿y tus padres? 




Aquella pregunta me tomó por sorpresa mientras admiraba el interior del lugar. 




–mmm…sí, así es. –aclaré mi garganta al mismo tiempo que sentí su mirada sobre mí en espera de mí respuesta. –Bueno…mi madre vive en Nueva Orleans, ya sabe, la ciudad de la vida nocturna ininterrumpida…. 




–he oído que hacen buenas fiestas –respondió animado. 




–oh si, ¿ha escuchado de “Mardi Gras”? 




–claro, es la época del carnaval, ¿no es así? ¿es tan loco como me han contado? 




–bueno…el carnaval se celebra un día antes del miércoles de ceniza…así que es el último día en el que se puede disfrutar de placeres culinarios y carnales antes de la época de abstinencia…asique se lo dejaré a su imaginación jajaja. 




–cielos…–hizo una pequeña pausa. –entonces… ¿cambiaste una vida nocturna ininterrumpida…para venir a Nueva York? 




–bueno… ¿no describen también a esta ciudad como “la ciudad que nunca duerme”? 




–hahaha si, si lo hacen. Entonces… ¿Qué te trajo a Nueva York? 




–bueno…siempre tuve cierto “don” para esto…asique vine a estudiar artes a la ciudad…ahorré todo lo que pude durante mi último año de preparatoria para venir aquí. Pagué un boleto de tren y bueno…heme aquí jaja. Sobreviví gracias a mis pinturas y los constantes regaños de mi madre, ella no cree que pueda lograrlo, le aseguro a que vive esperando el día en el que…regresé a Nueva Orleans para decirme “te lo dije” –rodé los ojos al recordar aquello. 




–entiendo…–dio vuelta en uno de los pasillos. –La verdad es que yo viví algo similar, mi padre…era doctor, y gastaba todas sus energías tratando de convencerme para que yo estudiara lo mismo. –soltó un pequeño suspiro. –ya podrás imaginar la cara que puso cuando le dije que quería convertirme en escritor. 




–¿se molestó mucho? –pregunté recordando el drama que me había armado mi madre cuando le dije que quería estudiar artes. 




–bueno…dejó de hablarme. 




–soltó una pequeña risita. –después 




de graduarme de la universidad pase en vela muchas noches, quería escribir el mejor libro de Nueva York de todos los tiempos y así demostrarle a mi padre que tenía talento y no moriría de hambre como él creía. 




–oh si…entiendo ese sentimiento, mi madre suele bromear diciéndome que al menos debería practicar los dibujos realistas y pintar comida, así…cuando pasara hambre, podría comer mis pinturas –fruncí el ceño nuevamente, la mención de aquello evocó un recuerdo de mi madre, sacudí la cabeza ligeramente para aclarar mi mente. –en fin…lo que trato de decir es que entiendo el sentimiento de…querer demostrar que podemos lograrlo y que nuestros sueños no son mera fantasía…que pueden volverse realidad. 




–si…así es…justo fue ese sentimiento al que me aferraba cada noche. 




–¿Qué pasó después? 




–bueno…–rascó su nuca y se estiró un poco. –solo vendí alrededor de mil ejemplares. 




–¿solo mil…? –lo miré un poco desairada. ¿Qué tan lejos podía llegar yo entonces? –y… ¿su padre? 




–¿mi padre? Compró uno de mis ejemplares y lo colocó en su consultorio. –sonrió plácidamente. –después de eso, y muchos empleos a tiempo parcial, junté el dinero suficiente para comprar este lugar y fundar mi propia editorial. ¿sabes? No lograría poner en palabras lo feliz que me hace ser el medio por el cual muchos escritores cumplen sus sueños. –para cuando me di cuenta él se había detenido frente a una de las puertas. –Megan…es por eso que, si tu me lo permitieras, me gustaría ser el trampolín que te impulse para alcanzar tu sueño. –giró la perilla y empujó la puerta lentamente. 




Dio un par de pasos dentro y yo lo seguí al mismo tiempo que él encendía las luces. Era un estudio, uno de verdad, era incluso mas grande que todo mi departamento. Había una gran mesa de diseñador, un anaquel vacío que cubría toda una pared, un armario casi igual de grande al fondo, un escritorio y un par de banquillos de madera. 




–¿Qué dices Megan? –me sujetó suavemente del hombro mientras me dejaba contemplar el lugar. 




Sin duda le hacía falta un poco de pintura, pero aquellos detalles apenas se notarían con todos mis cuadros y bocetos pegados sobre aquellas paredes. 




–Señor…Fred…yo…–respire hondo. –¡por supuesto que acepto! –me giré para poder mirarlo, el me sonreía…lo hacia de una manera en la que me gustaría que lo hiciera mi madre. 




–muy bien, en ese caso…Megan Walker…bienvenida al equipo. 




  




Después de aquello, me tomó apenas un par de días mudar todas mis cosas a mi nuevo estudio –¿se oye bien no? Mi nuevo estudio… –para mí sorpresa había un par de chicos casi de mi misma edad trabajando allí también, nuestras personalidades eran total mente distintas entre sí, pero cuando se trataba de trabajo, éramos un equipo bastante bueno. 




Han pasado apenas un par de meses y creo que me he adaptado lo suficientemente bien, me llevo bien con todos a excepción de Oliver, pero…creo que puedo sobrellevarlo, después de todo, su trabajo y el mío deben complementarse, ya que ambos nos encargamos del diseño de los libros. Sigo atendiendo mi página Web, y los trabajos que hago a veces se ponen un poco…demasiado locos, pero vamos, ¿Quién soy yo para juzgarlos? 




Hubo incluso una ocasión en la que al regresar a casa mi atención captó a un par de chicas en un balcón, compartían una copa de vino en una noche estrellada, la esencia que emanaba una de las chicas me pedía a gritos que la plasmara en mi lienzo, su mirada tan profunda y penetrante, su cabello rubio moviéndose con la suave brisa de la noche…pero…algo, había algo en aquella sonrisa…desde luego intenté capturar cada detalle en mi memoria y corrí hasta mi casa, saqué de mi armario mi caballete y apenas coloqué el lienzo comencé a pintar sin parar. Durante toda la noche. 




Hoy por ejemplo…voy nuevamente tarde 




al trabajo.   




A pesar de que voy tarde al trabajo tomo un camino distinto hoy. Acostumbro hacer esto en busca de algo de inspiración. Nueva York está llena de cosas que piden a gritos ser plasmadas en mi cuaderno, –¿y quién soy yo para negarme? – Esta vez me detengo frente a un gran edificio. La verdad es, que es el más alto de por aquí, luce tan imponente con sus grandes ventanales, y por supuesto, no podía faltar la gran estatua de león que custodia la entrada. 




La gente entra y sale de él, parecen un ejército de robots, todos hablando por teléfono, apuntando cosas en sus iPads parecen ajenos al resto del mundo. 




–Innova…. –pronuncio el nombre que está plasmado con letras grandes y llamativas al centro del edificio. 




Lo observo con detenimiento mientras termino mi desayuno. Todos parecen ser modelos, las chicas van muy bien vestidas y maquilladas. Y los hombres no se quedan atrás, todos lucen trajes muy elegantes. Parece que todos están en el mismo canal, a pesar de estar todos muy bien vestidos, apenas destacan. –¿Cómo explicarlo? – Entre esa marea de gente elegante, destacaría más yo con mis jeans rasgados y mi camisa vieja. 




–¿pero que tenemos aquí…? –mi atención pasa de los zombies bien vestidos a un Audi de color gris. Puedo escuchar el rugir de su motor desde aquí. Un escalofrío me recorre el cuerpo al imaginarme a mí misma conduciendo uno de esos. –¿Olvidé mencionar que me encantan los autos? – 




Un joven rubio se baja de él y rodea el auto para abrir una de las puertas traseras. Del interior del auto desciende una chica de cabellos rubios, su apariencia me hace pensar que se podría tratar de una modelo o una celebridad. A decir verdad, su vestido entallado le deja muy poco a la imaginación. Es una completa belleza. Sus piernas largas, su espalda descubierta debido a su vestido. Si, una belleza. 




Ella rápidamente se convierte en el centro de atención, es rodeada por un montón de camarógrafos que la siguen hasta la puerta del gran edificio. Pero… ¿Cómo decirlo? Hay algo distinto en ella…a pesar de que sonríe y deja que le tomen fotos, cualquiera que fuera lo suficientemente observador, notaria en seguida que ella está incomoda allí, rodeada de tantos extraños. Como si pensara en salir corriendo de allí. O como si ocultara algo realmente perturbador. 




Bueno…bromeo con esto último, pero si esto fuera una especie de historia de ciencia ficción o una novela, ella seria perfecta para el papel de villana. De esas con un pasado oscuro o una trágica infancia. Ya saben. 




Incluso me hace recordar aquel cuadro del que les hable antes, aquel donde están unas chicas compartiendo una copa de vino. Se que es imposible que se trate de la misma chica, pero el aura que desprenden ambas es similar. Incluso me hace sentir un poco de pena. 




Unos instantes después desaparece de mi vista, su chofer la escolta dentro de la gran fortaleza. 




–supongo que será difícil verla nuevamente. –rasco mi mejilla. El repentino sonar de mi teléfono me saca de mis pensamientos. Al ver el nombre que se ilumina en mi pantalla ruedo los ojos y contesto. –¿hola? 




// ¡Megan! ¿Dónde diablos te metiste? ¿tienes idea de la hora que es? // 




–Hola, Oliver. Buenos días para ti también. –bebo el resto de mi café. 




// ¡deja de bromear conmigo! ¡Debías haber llegado hace una hora! // 




 –lo siento papá…no te estreses, voy en camino. 




//maldición Megan… ¿acaso no tienes sentido de la responsabilidad? // 




–mira quien habla, sino mal recuerdo, eres quien faltó la semana pasada porque no se podía perder el maratón de Jurassic Park. ¿Dónde estaba tu sentido de responsabilidad en esos momentos? 




// ¿y no eres tú quien se escapó el mes pasado para ir a una exhibición de autos? // 




–bien jugado…–solté una pequeña risa. –bueno, dame 20 min. Estaré allí enseguida. –guardé mi teléfono y di un último vistazo. En caso de que la belleza haya decidido salir corriendo del edificio escapando de los zombies bien vestidos.  




Me coloqué mis audífonos mientras esbozaba una sonrisa ante la loca idea y continúe mi camino. 




Para cuando llegué, Oli me estaba esperando justo en la puerta. 




–¡de entre todos los días, debías llegar tarde hoy! 




–hey, cálmate ¿quieres? ¿Qué te tiene tan alterado? Apenas son las 10 de la mañana. –ruedo los ojos he intento pasar de largo. 




–¿calmarme? Fred esperaba el avance del trabajo que nos encomendó sobre su escritorio hoy a primera hora. 




–¿Por qué no solo le diste tu parte? –enarque una ceja. 




–ah…eh…bueno, sobre eso –rascó su mejilla y desvió la mirada. 




–¿lo olvidaste no? –negué con la cabeza y me dirigí hacia mi estudio. O como le dice Oli “mi escondite” 




–déjame echar un vistazo rápido, solo debo hacerle un par de arreglos a mi parte y estará listo. ¿sí? –caminó detrás de mi mientras me suplicaba. 




Abrí la puerta de mi estudio y encendí las luces. Aspiré el ligero aroma de humedad y pintura fresca. 




–ah…hogar dulce hogar. –me estiré un poco. –bien, pero me debes un estuche nuevo de pinturas. –rebusque en mi cajón mi USB. 




–¿Qué? ¿estás loca? No hay forma de que… 




–¿no lo quieres? Bueno, estoy segura de que tendrás una buena excusa para contarle a Fred. –me alcé de hombros mientras fingía guardar nuevamente mi USB en el cajón. 




–agh…bien bien, dame eso. –tomó mi USB y la conectó a su pequeña laptop. Hizo a un lado algunas de mis cosas y se acomodó sobre un rincón en mi muy desordenado escritorio. –espero tener esto listo antes de que nos vayamos. 




–¿irnos? ¿Quiénes? –enarqué una ceja y lo miré confundida. 




–¿lo olvidaste cierto? –se cruzó de brazos. 




–¿Qué cosa? 




–la palabra “reunión” y el apellido “Pierce” ¿te suenan? 




–mmm…ahora que lo mencionas…no, la verdad es que no –me alcé de hombros. 




–¿estas bromeando? Fred no ha parado de hablar de eso en todo el fin de semana. 




–lo siento, he estado un poco ocupada. 




–no entiendo cómo es que él te tiene tanta paciencia… –soltó un suspiro y se sobó las sienes. 




–¿Qué puedo decir? ser la mejor artista de este lugar debe tener sus veneficios ¿no? –arrastro mi banco hasta mi mesa de diseño y me acomodo, analizando el boceto en el que he estado trabajando. Ajusto las luces, tomo mis lápices y respiro hondo. –¿entonces? ¿Por qué debería estar tan preocupada como lo estás tú? –lo miro de reojo antes de comenzar a trazar mis líneas. 




–no estoy preocupado ¿ok? Estoy emocionado. Es muy distinto. Trabajas en una editorial ¿cómo es que no estas emocionada por trabajar con una de las escritoras más famosas? 




–primero, no soy yo quien se va a reunir con ella, ni siquiera tú, Fred es el que asiste a esas reuniones ¿lo olvidas? Y segundo…yo solo soy la ilustradora, yo no leo sus trabajos, ellos solo me describen la escena o al personaje y listo, yo lo hago realidad. Yo podría trabajar en cualquier sitio que requiera de mis dibujos. Esta editorial solo se cruzó en mi camino. 




–seguro…pero si no lees lo que escriben, ¿Cómo serás capaz de plasmar esas emociones en tus dibujos? 




–es simple, no necesito leer sus trabajos, es más que suficiente para mí, ver a los escritores describirme lo que pasa por su cabeza. El brillo en sus ojos me lo dice todo y…–suelto un suspiro. 




–¿Por qué estoy explicándote todo esto? ¿No deberías estar trabajando en tu parte? 




–¡ah! ¡es verdad! Deja de distraerme ¿quieres? –vuelve su mirada hacia su computadora. –¿Dónde tienes esa cosa? –rebusca en mis cajones hasta dar con la Tablet que uso para mis diseños. 




–no lo entiendo…he dibujado…diseñado y rediseñado cientos de veces esta portada…y no logo estar satisfecho… 




–¿necesitas ayuda? –me giro sobre mi banco para mirarlo mientras la frustración lo carcome. 




–mmm…no, está bien, ya sé lo que necesita. 




–toma sus cosas junto con mi Tablet 




y camina hacia la puerta. –Te devolveré esto más tarde. 




–si, como sea. 




No le di mucha importancia y me quedé garabateando bocetos la siguiente hora, para cuando me decidí a trabajar en mis diseños Fred había ido a buscarme diciendo que había un par de asuntos importantes que debía tratar, y nos necesitaba a todos allí. Unos instantes más tarde estábamos todos dentro de su camioneta rumbo a no sé dónde; para mi agrado el viaje duro apenas unos 30 minutos. 




–¿una cafetería? –miré curiosa en dirección a mi jefe. –ese asunto tan importante que mencionaste antes, ¿lo trataras en una cafetería? 




–¿es muy simple? –me miró un poco preocupado. –la persona a la que veremos hoy…ha pasado por algunas cosas difíciles, creí que este sería un ambiente cálido para hablar. 




–bueno yo… 




–por cierto, quiero que seas buena con ella ¿sí? No es que no confié en los chicos, pero…Olí es…–rascó su mejilla. 




–tranquilo, yo lo mantendré al margen. –sonreí para calmarlo. 




Al entrar, el olor a café inundo mis sentidos, era un aroma bastante agradable y el lugar era acogedor. Elegimos una mesa que estaba al centro, suficientemente grande para todos nosotros. 




Los chicos bromeaban y hablaban acerca de lo emocionados que estaban por trabajar con esta escritora. Habría agradecido que Oliver se saltara los acertijos y me dijera directamente que esta vez, todos acudiríamos a una reunión a la que, normalmente solo acudía Fred. Lo maldije en silencio, aunque realmente no era culpa de él. 




Francamente no sabía porque estaban tan emocionados. Anterior mente ya he trabajado con algunos escritores, algunos de ellos fueron personas agradables, pero otros pocos…bueno, se ponían insoportables. Aunque no los culpo, yo suelo dejar un desastre en mi estudio cuando no logro avanzar con mis diseños. 




Por lo que escuché de ellos, la chica había desaparecido una temporada. No había dado razones, ni hablado con nadie, simplemente había desaparecido. Eso y…juraría que había visto su nombre en algún lado. 




Estaba perdida en mis pensamientos, cuando Fred se puso de pie, eso me hizo ponerme alerta de alguna manera. Me acomodé sobre mi asiento y dirigí mi mirada hacia la entrada. 




Una chica de cabello negro y un atuendo elegante hizo presencia. No sabría decir con exactitud qué fue lo primero que captó mi atención, quizá fue su blanca piel que contrarrestaba a la perfección con su entorno, o el brillo en sus ojos…o la manera en la que se acercó a nuestra mesa, tan calmada…o quizá la sonrisa que se dibujó en su rostro cuando Fred la saludó. 




Podría jurar que el entorno se desdibujaba mientras ella se acercaba, sin duda…era la chica más linda que había visto. Oli me dio un codazo para sacarme de mi transe, trague saliva y suspiré…ni siquiera me había dado cuenta de que había estado conteniendo mi respiración. 




Fred fue quien la presentó; Alex Pierce…fue como si su nombre se grabara en lo más profundo de mi ser. A petición del jefe uno a uno nos fuimos presentando con ella. Cuando llegó mi turno intenté lucir lo más tranquila posible, incluso logré hacerla sonreír con algo que dije sobre Oli. 




Mi corazón dio un vuelco cuando escuche su risa. 




La reunión fue bastante agradable, reíamos y hablábamos de cosas al azar, incluso se mantuvo el ambiente cuando Fred comenzó a hablar de trabajo. 




Aparentemente comenzaría a trabajar en un nuevo libro y nosotros seriamos la editorial encargada de publicar aquel libro. Con la simple mención de aquello mi mente comenzó a divagar acerca de cómo serían mis tardes mientras trabajaba con ella. En cómo sus ojos se iluminarían al hablarme sobre su libro y sobre lo que quería que yo plasmara en mis lienzos. 




Para cuando me di cuenta todos se estaban poniendo de pie. Era hora de volver. Sali dispuesta a ganar el asiento delantero de la camioneta de Fred. Mientras caminábamos hacia el estacionamiento revise mis mensajes mi cliente estaba encantado con la pintura que terminé esta mañana y preguntaba cuándo podría recogerla. Antes de poder responderle mi atención fue captada por un BMW de color azul. 




–¡no me jodas! –exclamé emocionada mientras me paraba frente al auto. –es un…un…–talle mis ojos aún un poco incrédula. 




–oh no, el lado raro de Megan ha sido activado. –Bromeó Oli acercándose a mí. 




–¡no puedo creerlo! –rodeé el auto contemplando cada detalle del auto. – ¡este modelo ni siquiera está a la venta aún! 




–¡ejem! Tierra llamando a Megan. –me llamó Oliver. –estas asustando a nuestra escritora estrella. 




–¡ah! Yo…es solo que yo… –era verdad, recién caí en cuenta de la mirada que me estaba dedicando Alex, era una mirada entre curiosa y sorprendida que hizo que me ruborizara al instante. 




–¿te gustan los autos? –preguntó acercándose a mí. 




–¿gustarle? Le encantan. –intervino mi molesto compañero. 




–quieres… ¿callarte ya…? –le di un ligero golpe en las costillas como advertencia. Alex trató de disimular una risita mientras Oli ponía una mueca de dolor. 




–¿te gustaría dar una vuelta? –preguntó mientras sonreía. 




–¿en serio? ¿puedo? ¡me encantaría! –reprimí mi deseo de abrazarla debido a mi emoción. 




–claro que sí. Si Fred no tiene problema con eso, claro. –esta última mención me hizo mirar a mi jefe, quien me miraba mientras se cruzaba de brazos. 




–ejem…–el hombre aclaró su garganta. –me alegra que ya tengan algo en común, pero me temo que en este momento…tenemos trabajo que hacer. –sonrío mientras me señalaba la camioneta. 




–bueno, ni hablar, creo que…lo dejaremos para otro momento Megan. –me dedicó una sonrisa mientras mis compañeros subían a la camioneta. 




–supongo que si…–rasqué mi mejilla que se ruborizo ligeramente al escuchar mi nombre pronunciado por su voz tan hipnótica. 




Resignada me despedí de la 




escritora y volví con mis compañeros. El rugir de su motor me hipnotizo por completo. Sin notarlo una sonrisa se dibujó en mi rostro mientras ella se alejaba. 




–hey…Megan. 




Posé mi mirada en la ventanilla de la camioneta después de ajustarme el cinturón de seguridad. 




–Megan… 




Sali de mi trance cuando Oli me picó las costillas, como acto reflejo le solté un golpe en el brazo. 




–¡ouch! ¡Megan! ¿Por qué hiciste eso? –la expresión en su rostro me hizo caer en cuenta que quizá lo había golpeado más fuerte de lo que pretendía. 




–¿Cómo que porque…? ¡tú…! 




–solo intentaba llamar tu atención…–bufó. 




–ugh…ok, lo siento. No era mi intención … 




–¿Qué pasa contigo? Es raro sorprenderte de esa forma. –me miró curioso. 




–¿mm? No es nada solo… 




–¡no me digas! ¿sentiste el flechazo de cupido? –me dedicó una sonrisa que me pareció de lo más molesta. 




–¡¿pero qué demonios?! –le di otro golpe en el brazo mientras sentía mi cara arder de vergüenza. 




–jaja cálmate, es broma. Aunque no te culparía, ella es realmente hermosa –me guiñó el ojo. 




–es solo…que quizá ahora entiendo un poco de la emoción que sentías por…trabajar con ella. 




–¿de verdad? Me pregunto qué fue lo que te hizo cambiar de opinión. –se recargó contra su asiento. 




–¿mm? Es…un secreto. –esbocé una sonrisa mientras miraba el paisaje por la ventana del auto. –si…es un secreto. –dije para mí misma. 

Notas finales:

pero buenooo, ha sido un poco mas corto que los demas, pero creo que es suficiente para ayudarnos a entrar en contexto ¿no?

En un principio no pensaba darle mucha participacion al personaje de Megan, solo algo ocacional, pero creo que...podría ayudar mucho al desarrollo de la historia, ¿porque no darle una oportunidad tambien?

dejenme en los comentarios que les parecio este capitulo, los leo con mucho gusto.

Adeus~


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