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Malfoy Manor por Orseth

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Después de desayunar fue al mausoleo y se quedó ahí el resto de la mañana y gran parte de la tarde, sentado en un futón que nana le llevó; se dio cuenta de que no había podido guardarles un luto apropiado a sus padres, aunque más bien había sido que no había tenido oportunidad, estaba más ocupado ocultándose y sobreviviendo, así que esa tarde se la paso conversando con ellos, ya no como en la oficina de Lucius por mas que se había esforzado por escuchar de nuevo sus voces, pero a pesar de eso se sentía tranquilo, con una paz interior que no sentía desde hace mucho, aunque ciertamente no todo era paz.

-Me dejé engañar… -dijo mientras miraba a través del enorme ventanal de la habitación- bajé la guardia y me dejé engañar… creo que fui como un perrito callejero –añadió sonriendo cansinamente mientras se volteaba a mirar los ataúdes- estaba algo necesitado de afecto y pues… Potter fue hábil en su juego… debí confiar en mis instintos.

Y justamente ese enorme vacío dejado por Archie Stone o quien fuera hacía que se sintiera incluso agotado, se había enamorado de un espejismo y había amado como nunca lo había hecho y saber que todo fue parte de un plan ideado por el departamento de aurores le hacía apretar los labios y puños en un sentimiento mezclado entre ira, dolor y sobretodo vergüenza.

-Pero no puedo quedarme languideciendo recordando a ese tipo…

Ese tipo… Archie Stone o Harry Potter, era muy difícil compaginar esos dos rostros y pensar que habían sido la misma persona… Potter, Potter… había tenido sexo con Harry Potter y pensar eso hizo que se tapara la cara con ambas manos.

-¡Oh mierda! ¿Por qué tenía que ser justamente Potter?... bueno, hubiera sido peor que fuese la comadreja…

Exhaló un profundo suspiro como si quisiese acabarse todo el oxigeno del mausoleo y aunque deseaba tirarse a la autocompasión, ahora también sabía que no podía hacerlo, que debía superarlo y seguir adelante, se lo debía a sus padres y aunque las aspiraciones de su padre habían sido que algún día fuera un gran empresario que liderara el imperio Malfoy, tenía la certeza que eso ahora no le importaría a Lucius, comenzando con que ya no había tal imperio Malfoy; pero sobre todo porque sabia que sus padres solo deseaban su felicidad fuera donde fuera y como fuera, así que aunque el sueño de su madre había sido algún día ser abuela de muchos nietos, estaba seguro que ahora ella se daría por bien servida teniéndolo seguro y feliz.

-Aunque eso de feliz tarde un poco… -dijo acariciando el ataúd de sándalo- también es una pena que no vayas a ser abuela, tarde o temprano hubieses sabido que las vaginas no son lo mío… aunque bueno, también puedo coger con mujeres de vez en cuando, así que eso de los nietos tal vez si hubiese sido posible.

Luego se giró al ataúd de corazón purpura y se recargó en el apoyando su barbilla en sus antebrazos cruzados… sentía nostalgia, mucha nostalgia… pero estaba tranquilo, no estaba solo, siempre los llevaría en su corazón y él en el de ellos.

 

 

_____________

 

 

 

-Estuvo delicioso nana –exclamó sentado a la mesa del comedor.

-Gracias amo, pero el mérito no es mío, es de la mansión como usted sabe.

-Hace un día bonito, en días como estos a mamá le gustaba tomar el té con papá en uno de los jardines.

-Así es amo, el amo Lucius disfrutaba mucho leer el diario en compañía de mi ama, perdone mi atrevimiento amo pero ¿Qué piensa hacer el día de hoy? ¿Planea seguir recorriendo la mansión?

-Tal vez ¿Por qué?

-Pensé que tal vez le gustaría mirar el invernadero, he procurado tenerlo como a mi ama le gustaba cuando la mansión aun dormía, pero ahora que despertó está más hermoso que nunca.

-De acuerdo, vamos.

Ya en el invernadero se pasaron toda la mañana arreglando detalles, nana estaba feliz de tener compañía y de que su amo al parecer ya se encontraba mejor, aunado a que el invernadero había terminado de florecer con su llegada  a la mansión.

-¿Cuánto tiempo llevo aquí nana? He perdido la noción del tiempo –preguntó mientras trasplantaba a una mandrágora.

-Llevamos tres horas amo.

-No, hablo de estar en la mansión.

-¡Ah perdón amo! Lleva cuatro meses.

-¿Cuatro meses? –Exclamó sorprendido mirándola- ¿es en serio?

-Sí.

-¡Vaya! No pensé que llevara tanto tiempo.

-El amo pasó mucho tiempo durmiendo y deambulando por los pasillos.

-Sí… me perdí –respondio ensimismado viendo sus manos llenas de tierra.

-Pero ahora el amo esta mejor –añadió animosa- el amo ha recuperado el color de sus mejillas y el color de su cabello también… aunque su sonrisa aun no esté presente por completo -Sonrió débilmente mientras se sacudía las manos- Amo… ¿puedo… puedo preguntar algo? –dijo tímidamente mientras se estrujaba las manos.

-¿Qué pasa?

-He notado que el amo… el amo no usa su varita.

-Ah… pues no, no tengo.

-¿El amo desea que le consiga una? Nana sabe donde guardaba una de emergencia el amo Lucius.

-No nana, no uso varita porque ya no puedo usar magia.

-¿Cómo?

-Ahora soy un squib ¿no te avergüenza servirle a un squib? –preguntó sonriendo dándole los últimos toques a su maceta.

-¡Por supuesto que no! –exclamó entre ofendida y sorprendida- Nana ignora porqué el amo ya no es un mago, pero nana está orgullosa de servirle y jura servirle más fielmente, use mi magia como si fuera suya amo, no dude en pedirme lo que sea.

-Gracias –respondio sonriendo.

Continuaron trabajando hasta la hora de la comida, por lo que cansados se sentaron en una banca de piedra a descansar.

-¿Dónde desea comer el amo?

-¿Te parece en el jardín que usaba mamá para tomar el té con mi padre?

-Es un lugar magnifico amo, excelente elección.

-Bien, vamos los dos, no quiero comer solo.

-Lo que ordene amo.

 

 

________________

 

 

 

Rato después comían tranquilamente a la sombra de una sombrilla color blanco sobre una mesita de hierro pintada del mismo color; Draco miraba el inmenso jardín recordando que la propiedad era excelente para volar o volar cometas como solía hacer con su padre en temporada de vientos, recordó muchas tardes vividas ahí en compañía de sus padres y primos.

-Oye nana ¿Qué hace esa estatua en medio del prado?

La elfina volteó a ver hacia donde se refería Draco viendo a lo lejos una estatua.

-No lo sé amo.

Ese jardín era el favorito de su madre y se lo conocía al dedillo después de pasar toda su vida jugando en él y esa estatua no estaba ahí, su madre no lo hubiese permitido y menos una estatua tan fea; tomó el cono de helado de chocolate que estaba comiendo como postre y se dirigió hacia allá seguido de nana, quien también comía su helado.

-¿El jorobado de Notre Dame? –exclamó cuando se encontró frente  a la estatua de piedra- es horrible y de pésimo gusto haberla colocado en medio de este hermoso prado ¿Qué estaba pensando mamá?... no, ella seguro no lo dispuso así –concluyó dándole una lamida a su helado ¿Qué piensas nana?

-Qué el amo tiene razón, está muy fea –respondio viendo con desagrado al hombrecillo con joroba tallado en piedra- no sé qué pensaría el amo Lucius al colocarla aquí, mi ama no pudo aprobar esto, este era su jardín.

-Oye nana… -dijo mirando a la estatua fijamente con una mano en el bolsillo- ¿Cuándo puso mi padre esta estatua? Porque por obvias razones nadie más fue.

-No recuerdo bien amo, nana no puso la debida atención.

Draco continúo mirando  la figura de piedra que parecía tan fuera del lugar con su hermoso entorno, entonces algo llegó a su mente, tan imposible e increíble que se quedó a media lamida de su helado.

-¿Qué pasa amo?

Pero Draco no respondió, lo que hizo fue caminar alrededor de la estatua mirando que era una figura simple tallada en piedra, con detalles burdos como si la hubiese hecho un escultor torpe y falto de experiencia.

-Ellos nunca hubiesen colocado esto aquí sin ninguna razón, mamá primero le corta el cuello a papá antes que dejar que esta cosa horrible invadiera su jardín y él nunca hubiera elegido una estatua con tan pésima técnica de tallado.

Nana terminó su helado viendo en silencio que su amo permanecía callado viendo la estatua de arriba abajo caminando alrededor hasta terminar su helado también.

-Oye nana…

-¿Sí amo?

-Cuándo los mortífagos registraron la mansión ¿tocaron esta estatua?

-No amo, ni siquiera se acercaron.

Draco suspiró y se alejó un par de metros de la figura, luego miró  a la elfina diciendo:

-¿Qué piensas de esconder algo a plena vista?

Nana lo miró estupefacta al comprender a que se refería su amo.

-No puede ser amo… ¿cree que “eso” este oculto ahí?

-No lo sé, parece imposible ¿no?

-Así es.

-Pero papá lo ocultó dentro de Malfoy Manor, eso es seguro, pero nunca le dijo a nadie donde lo hizo, ni siquiera a mi madre, mucho menos a mí.

-Los mortífagos rompieron incluso los ataúdes de sus antepasados, fueron muy irrespetuosos con sus restos, rompieron muros y cavaron hoyos, pero nunca se acercaron a esta estatua amo.

Draco la miró por largo rato pensando en las probabilidades de que estuviera frente a lo que todos estaban buscando como locos.

-Nana.

-¿Sí amo?

-Quita la estatua.

Usando su magia, nana levitó la pesada estatua de dos metros de altura y la dejó  un lado.

-No hay nada amo –dijo al ver solamente pasto aplastado bajo ella.

-Exacto, no hay nada –respondió comiendo el último trocito de su cono.

Nana lo vio ponerse encima del claro dejado por la estatua y desde ahí caminar contando los pasos.

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce y… trece –concluyó deteniéndose- Nana.

-¿Sí amo?

-Cava un hoyo aquí –ordenó quitándose del espacio señalado.

Nana obedeció comenzando a sacar cuidadosamente la tierra húmeda hasta dejar ver algo.

-¡Amo, algo se alcanza a ver!

Draco se acercó y vio la superficie de algo de hierro.

-Sigue.

Nana continuó sacando la tierra hasta dejar ver un cofre de metal de veinte pulgadas por diez.

-Amo… -exclamó nana deteniéndose- ¿lo saco?

-Sí.

La elfina hizo levitar el cofre hasta ponerlo a los pies de Draco.

-Amo ¿cómo es que supo donde debía cavar?

-Un truco de mi padre ¿recuerdas el juego de “buscando el tesoro”?

-Sí amo, a usted le encantaba ese juego.

-Sí, él me hacia un pequeño mapa con pistas para buscar un tesoro, pero el tesoro nunca estaba donde marcaba la equis.

-Sí, recuerdo que eso le hacía enojar mucho a usted amo.

-Ajá, hasta que entendí el verdadero juego… “trece es mi número de la suerte” decía, el tesoro siempre estaba a trece pasos de donde marcaba la equis, así que no es de sorprender que usara ese mismo truco ahora, trece pasos hacia el Norte.

Asombrada nana lo miró y luego miró el cofre metálico sucio de tierra.

-¿Cree que “eso” este ahí amo?

-No lo sé ¿lo abrimos?

Nana miró a Draco, feliz de sentir que la tomaba en cuenta, de que de alguna forma había cierta complicidad, así que asintió en silencio.

-Pero tiene un candado, déjemelo a mí amo.

-Adelante.

Cuando nana quitó el candado se hizo a un lado para dejar que Draco lo abriera, por lo que él se hincó frente al cofre y mirando a nana, quien en silencio asintió, lo abrió.

Dentro del cofre había tres objetos, los cuales Draco examinó con la mirada sin  meter mano.

-¿Eso es un hacha? –preguntó nana a un lado de él.

-Eso parece –dijo tomándola por el mango.

-Tenga cuidado amo.

-Tranquila –respondio examinando el hacha de hierro forjado con mango de madera; luego miró otro pequeño objeto envuelto en un paño de algodón color blanco.

-¿Qué es?

Draco dejó el hacha a un lado de él y tomó el pequeño objeto envuelto en tela, lo puso sobre su palma y con la otra mano lo desenvolvió; lo que había ahí era un pequeño marco ovalado cubierto con un cristal, un marco de no más de diez centímetros que guardaba en su interior una fotografía.

-¿Una fotografía? –dijo nana mirando por sobre su hombro- ¿de quién?

Draco observo el viejo retrato color sepia, era el retrato de un niño de aproximadamente once años de edad, un niño de mirada seria y profunda, algo en esa mirada le hizo sentir escalofríos a pesar de ser una fotografía sin movimiento, una fotografía muggle.

Examinó la parte de atrás del pequeño portarretratos, pero no había nada, sin embargo esa cosa en su mano le hizo sentir algo más que escalofríos, le hizo sentir miedo y una pesadez en el ambiente que le hizo sentarse sobre sus talones.

-¿Amo?

-No sé quien será este niño, pero…

-¿Sí? –dijo ella al verlo quedarse callado.

-Es el…

-¿Quién?

-Esto es lo que todos buscan.

-Amo… -exclamó asombrada haciéndose un paso hacia atrás.

-Puedo sentirlo… mi cuerpo lo sabe aunque mi mente no sepa explicarlo.

Ambos miraron de nuevo con atención el rostro de aquel niño de mirada profunda que parecía observarlos en silencio; entonces Draco miró el interior del cofre viendo el tercer objeto, nana lo vio sacarlo.

Era una botellita de vidrio color verde oscuro que no dejaba ver el interior, con un corcho y una etiqueta pegada, Draco la giró para ver que decía.

-“Veneno de basilisco”

-¿Veneno de basilisco? –Repitió nana- ¿Y para qué sirve?

Draco miró lo que había sacado de la caja y era más que obvio el porqué Lucius había guardado junto todo aquello.

-¿Es en serio padre?

-¿Qué pasa amo?

Draco miró de nuevo todo aquello y sonrió negando con la cabeza.

-Eres un cabeza de chorlito si pretendes que haga lo que creo.

Nana miraba sin entender.

-¿Puedo ayudar amo?

Pero no respondio a la pregunta de la elfina, lo que hizo fue guardar todo de nuevo y sentarse en flor de loto mirando la caja.

-Amo…

-Déjame solo nana.

-Amo... sé que debo obedecer y me plancharé las manos después de esto pero ¿está seguro? ¿No desea mi ayuda?

-Estaré bien –respondio sonriéndole tranquilizador.

-Está bien amo, nana obedece.

-Nana.

-¿Sí? –respondio volviéndose solícita.

-No te planches las manos.

-Está bien amo.

Ella se alejó pero no por eso lo perdió de vista, estaba atenta a cualquier cosa que pudiera suceder y estaba dispuesta a dar la vida por su amo.

 

 

______________

 

 

 

Miró el cofre y luego se recostó en el pasto poniendo sus manos detrás de su cabeza, pudo mirar el cielo gracias a una espesa nube que oculto el sol dejando pasar sus rayos por la orilla dándole un luminoso contorno color blanco brillante; todo era tan apacible que invitaba a dormitar pero lo que menos tenía era sueño.

Afuera nadie podía imaginar que al fin había encontrado aquello que todos buscaban con tanto afán, aquello por el cual todos lo perseguían y habían engañado para llevarlos dentro de la mansión, aquello por lo que habían muerto sus padres y él había perdido su magia.

Tomó el portarretratos y lo miró sin levantarse de su cómoda posición, miro el rostro infantil que estaba ahí y sin conocerlo se imaginó de quien podía ser.

-¿Eres el señor Tenebroso?... si es así ¿cómo es que te pusiste tan feo? –pregunto sin esperar realmente que aquello le contestara, solo siguió observándolo.

Con su pulgar toco la suave y pulida superficie del cristal sabiendo que por aquel pequeño objeto su familia había sido destruida, exhalo un profundo suspiro y aventó el retrato al baúl para luego volver a poner su mano bajo su nuca, nana lo observó estar así por un buen rato, hasta que lo vio sentarse y colocarse de nuevo en flor de loto; deseaba correr a su lado para ayudarle en lo que fuera, pero sabía que si no había sido llamada era porque aun no la necesitaba.

 

 

________________

 

 

Sentado de nuevo, tomo el portarretrato otra vez y lo sostuvo en la palma de su mano, luego se lo acercó a los labios como si fuera a besarlo, pero no lo besó, lo que hizo fue sonreír.

-Tan poderoso que eras… y mírate ahora –susurró con los ojos cerrados- tan pequeño e indefenso como un insecto, un insecto que se encuentra en la palma de mi mano.

Y entonces pudo sentirlo, sintió una ira y desasosiego que le hizo estremecer, pero supo reconocer que esa ira no era suya y entonces lo comprendió, supo que esos sentimientos venían del portarretrato.

-Destruiste a mi familia, provocaste que asesinaran a mis padres… pero yo sigo vivo y seguiré adelante a diferencia de ti… aquel mortífago que tanto menospreciaste dejó todo listo para tu destrucción –sonrió pegando más sus labios a la fría superficie- un hacha y veneno de basilisco ¿eso te dice algo?

El golpe de emociones que sintió le hizo apretar los dientes pero siguió sin abrir los ojos y continuó susurrándole al portarretrato.

-¿Asustado Tom Riddle?... porque si no es así, deberías estarlo, pues voy a destruir el último vestigio de tu podrida existencia en este mundo, desaparecerás y solo serás un mal recuerdo.

Tal parecía que el objeto expulsara malas vibras pues su mano se adormeció y sintió angustia, ira y desolación a tal grado que le hizo bajarla mientras alzaba la cara al cielo agradeciendo el sol que iba saliendo en ese instante llenándolo con su calor, pues un frío le había recorrido el cuerpo.

-Amo… -dijo nana a su lado- castígueme como más lo crea conveniente, pero no se iré de su lado.

Se quedó con el rostro hacia el cielo recibiendo el calor del sol por unos segundos más sin responderle  a su elfina, pero finalmente abrió los ojos y la miró.

-Tranquila nana, todo estará bien, ya lo verás, transforma la estatua del jorobado en un bloque de piedra.

-A la orden amo.

Nana colocó el bloque de piedra frente a Draco, quien puso encima el pequeño portarretrato, luego tomo el hacha y el frasquito de vidrio verde.

-Quita el corcho.

-¿Para qué sirve el veneno de basilisco, amo? –pregunto mientras quitaba el pequeño corcho.

-El veneno de basilisco puede destruir un horrocrux –respondio vertiendo el contenido en el filo del hacha- y eso es lo que vamos  a hacer ahora.

-Amo…

-Tranquila nana, todo va a estar bien, ahora aléjate.

Nana obedeció reticente a dejarlo, pero lo hizo alejándose unos metros del lugar; Draco miró el portarretrato que parecía mirarlo con odio, así que sonrió, levanto el hacha por sobre su cabeza y asestó un golpe con todas sus fuerzas.

Una onda de choque lo arrojó hacia atrás lo mismo que a nana a pesar de estar relativamente lejos mientras un ensordecedor barullo de voces se dejaba escuchar.

Ambos  quedaron aturdidos por unos momentos, hasta que él se enderezó y quedó sentado al tiempo que nana corría a su lado.

-¡Amo Draco, amo Draco!

-Estoy bien nana –respondo mientras ella lo revisaba angustiada.

-¿Esta seguro, no está herido?

-No, solo aturdido.

Con ayuda de ella se levantó e intrigados se aceraron al lugar.

-¡Parece que hubo una explosión! –dijo ella al ver el bloque hecho añicos y restos del portarretrato en medio de ellos.

Draco tomó lo que quedaba y lo miró.

-Esta hecho –dijo entonces mirándola- el ultimo horrocrux ha sido destruido.

Nana comenzó a sonreír para luego ponerse las manos en la boca dando saltitos.

-¡Oh amo, lo ha logrado, lo ha logrado!

Draco exhalo un profundo suspiro y se dejó caer en el pasto sintiéndose agotado.

-Quita todo esto de  mi vista, estas cosas me darán mala suerte si siguen aquí.

Nana desapareció todo quedando solamente el pasto chamuscado, Draco en tanto volvió a recostarse esta vez con los brazos y piernas extendidos y cerró los ojos.

-Amo.

-Mmm…

-Ahí hay algo más.

-¿Mmm?

-Ahí, en el hoyo que cavamos.

Draco abrió los ojos y se sentó para mirar a su elfina, quien señalaba el hueco en la tierra, así que se levanto de nuevo y caminó hasta ahí.

-Mire.

Y efectivamente, al parecer había otro cofre debajo del que encontraron primero, solo que la tierra negra no le había permitido notarlo desde el principio.

-Oh mientras no me salgan con que hay otro horrocrux.

-¡Ni lo diga amo!

-Bien, sácalo.

Nana sacó otro baúl, pero esta vez no era pequeño, era uno de buen tamaño y al parecer muy pesado, pues intentó moverlo para sopesarlo en cuanto nana lo dejó en el suelo.

-También está cerrado ¿lo abro amo?

-Sí.

En cuanto nana quitó el candado y levantó la tapa, ambos cerraron los ojos al sentirse deslumbrados por la iridiscencia que despedía el interior debido al sol.

-¿¡Pero qué demonios…?! –exclamó Draco abriendo un ojo y ver que había ahí.

-¡Amo! –dijo a su vez nana mirando también.

Draco se hincó y pasó su mano por sobre la superficie llena de piedras preciosas que despedían destellos multicolores.

-¿Pero que es todo esto? –Musitó tomando una enorme esmeralda en forma de gota.

Sabia reconocer una piedra genuina, no en vano había jugado de niño con las joyas de su madre y eso que sostenía su mano no era una simple imitación; luego con su otra mano tomó una piedra de color rojo.

-Eso amo…

-Es un rubí –dijo dejándola y tomando un puño mas de piedras, había algunas joyas montadas en collares,  pendientes y anillos, pero la mayoría eran piedras preciosas sin montar, paseo su mirada y vio joyas de varios colores y entre ellas resaltaba una que estaba montada en una delgada cadena de platino.

-¡Vaya! –exclamó asombrado reconociéndola.                                                                                  

-¿Qué es amo?

-¡Es un diamante rojo!... una vez vi este collar en una exhibición a la que fui con mis padres, pero papá dijo que le costaría una empresa entera comprar ese collar, así que pasamos de largo, pero… mira, está aquí.

-Amo… ¡el amo Lucius...! ¿El amo Lucius dejó todo esto para usted? –dijo hincada a un lado del baúl.

-Pues no creo que para Evan Hughes –respondio sonriendo al tiempo que tomaba unos pendientes de diamantes.

Dejó todo y se puso las manos en la boca mientras se sentaba sobre sus talones y miraba al frente… ¿realmente estaba viviendo todo eso y no era solo un sueño?

-Nana pellízcame.

-¿Cómo?

-Pellízcame.

-No puedo lastimarlo amo.

-Obedece, necesito saber que no es un sueño… ¡ay!

-¡Perdón amo!

-Está bien, todo está bien –respondio sonriendo al tiempo que se sobaba el brazo.

 

 

 

 

 

 


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