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Malfoy Manor por Orseth

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Cuando abrió los ojos suspiró satisfecho de saber que no tenía que levantarse, por eso le gustaban los Domingos, no había que salir en la noche a trabajar pues casi no había clientela; pero sabiendo que si dormía más le costaría trabajo conciliar el sueño en la noche decidió levantarse; se duchó, desayunó y procedió a hacer el aseo, sacó una bolsa grande con la ropa de cama que usaba para cubrirla en los servicios, eran seis colchas a la semana y tenía que llevarlas a la lavandería, mas lo demás que tuviera para lavar y con ella en la espalda como si fuera Santa Claus salió del hotel; caminó un par de cuadras hasta llegar a una lavandería y entró saludando a una mujer mayor quien le correspondió con una sonrisa.

-¿Cuáles puedo usar Margaret?

-Las de la esquina Koby.

-Gracias, dame una bolsa de detergente de a kilo.

-Claro, en seguida te la llevo.

Cuando tuvo lo necesario puso manos a la obra y  mientras la ropa se lavaba salió a fumar un cigarrillo, como a nadie lavar no le gustaba pero estaba acostumbrado  a esos menesteres y después de un par de horas regresó al hotel.

 

-Ni hablar… -pensó con fastidio con cubo y esponja a la mano mirando el baño.

El hotel contaba con dos recamareras pero no le gustaba que una extraña metiera mano en sus cosas, además de que no estaba seguro que limpiaran como debieran, así que él mismo se encargaba del aseo; cuando terminó de lavarlo se dio cuenta de que su lavabo goteaba, así que fue al teléfono.

-Hola Birdie, mi lavabo gotea ¿podrías enviar a Tommy a repararlo?

Cinco minutos después alguien tocó a su puerta, así que abrió para dejar entrar a Tommy, el encargado del mantenimiento.

-Hola.

-Tú no eres Tommy –exclamó viendo a Archie Stone de pie frente a su puerta con una caja de herramientas- ¿Qué haces aquí?

-Vine a arreglar tu lavabo.

Draco frunció el ceño al ver al chico que había solicitado sus servicios dos veces esa semana, verlo ahí le resultó perturbador.

-¿Eres un maldito acosador o algo así?

-¡No, no!... de verdad que no –añadió presuroso mientras sonreía- el señor Campbell me contrató para darle mantenimiento al hotel.

-No me la trago cariño.

-Yo no busqué el trabajo, te lo juro, se me presentó la oportunidad y la aproveché, puedes preguntarle.

Sin más ni más le cerró la puerta en la cara y tomó el teléfono para llamar a la administración.

-Birdie hay un tipo allá afuera que no es Tommy ¿Quién demonios es?

-Cálmate Koby, es el nuevo encargado de mantenimiento, Tommy volvió a emborracharse y lo despedí, puse el cartel solicitando a alguien y justo pasó él y lo tomó, exigí experiencia y una carta de recomendación obviamente.

-Como si no pudieran falsificarse –resopló no muy convencido, sin embargo no había nada más que hacer, así que colgó y abrió la puerta de nuevo.

-Pasa.

-Gracias.

-Ningún gracias, estaré vigilándote.

-Antes eras muy amable y hoy parece que vas a morderme.

-Antes estaba trabajando cariño, pero ahora tu presencia no me reditúa nada.

-Claro que si –dijo sonriendo- tu lavabo arreglado  ¿puedo empezar?

-Pues ya te estás tardando.

Asintió y se metió al baño a la espera del hechizo reparador que Ron iba a soplarle por el audífono.

-Y dime Koby ¿siempre eres tan gruñón cuando no estás trabajando? -Draco exhaló exasperado al oír el intento de plática de aquel plomero- te aseguro que no soy un acosador, esto fue una increíble coincidencia –añadió mientras “arreglaba” la tubería.

-Sí, sí, lo que digas, arregla lo que tengas que arreglar y vete –respondio sacando una libreta de su cómoda y recostándose en su cama.

Harry entendió que era mejor no forzar las cosas, así que continuó su trabajo en silencio.

-Listo –dijo saliendo del baño cuarenta y cinco minutos más tarde- ya quedó, puedes revisarlo.

Draco se levantó y miró dentro del baño y vio que efectivamente ya no goteaba.

-Bien.

-De acuerdo, nos vemos Koby –y sin más, salió de ahí.

-Aléjate un poco Harry, es mejor no forzar las cosas –dijo Ron a través del audífono que llevaba en el oído.

-Bien.

 

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            -Jefe, el asistente del Ministro pide informes del caso Malfoy –dijo Caín al señor Walsh.

           -Imaginé que lo haría, hace meses que no le informamos nada.

          -El lo solicitó así jefe, dijo que evitáramos posibles filtraciones de información, nunca había conocido a alguien tan paranoico.

        -Pero funciona ¿no? esta información no se ha filtrado al público ni a los medios, la paranoia es buena.

        -¿Entonces le informaremos?

        -Quiero seguir su propio consejo.

        -Es decir…

        -No decirle nada por ahora, no al menos hasta que tengamos más resultados que el solo haberlo localizado.

       -De acuerdo jefe, aunque le advierto que Percy Weasley estará merodeando por aquí.

       -Lo sé Caín, solo espero en que el equipo y sobre todo Harry, me tengan algo pronto.

__________

 

 

Al día siguiente Draco se levantó temprano dispuesto a disfrutar su día, siempre esperaba los lunes con impaciencia a pesar de que al anochecer iniciaba de nuevo su rutina de trabajo, y eso era porque hacía otras cosas; así que después de desayunar, hizo el aseo, se duchó y se preparó para salir, esta vez se puso un pantalón de mezclilla deslavado, con sus botas negras a media pantorrilla con las agujetas desamarradas dándole un aire descuidado y a la vez casual y moderno, con una camiseta negra con un cráneo al frente, pulseras de cuero y una chaqueta; agarró una mochila, metió su libreta ahí y salió.

Había algo que le encantaba, era un pasatiempo que se  había convertido en algo más… en un sueño, en un anhelo que le daba esperanzas en la vida y es que quien iba a pensar que podía llegar a ser tan bueno en eso; después de tomar un bus llegó a una calle bastante concurrida, camino por la acera con paso tranquilo mientras fumaba ignorando por completo las miradas cautivadas de las chicas que pasaban a su lado; no tardó mucho en llegar a un local con un gran ventanal, se detuvo un momento y saludó con la mano a quien estaba dentro, luego entró y sonrió a quienes estaban ahí.

-Hola Bianca.

-Hola Koby –respondió la recepcionista detrás de su mostrador en donde le mostraba un catálogo a un par de chicas.

-¿Puedo pasar?

-Claro, pasa.

-Gracias.

Las chicas lo vieron entrar y luego miraron a Bianca.

-¿El también es tatuador?

-Pues el jefe aun lo considera un aprendiz pero la verdad es que ya hace muy buenos trabajos, él hizo este –señaló un colibrí en su antebrazo.

-¡Es hermoso!

-Sí y es diseño suyo –añadió señalando las notas musicales que adornaban las pequeñas alas- toco en un grupo de rock los viernes, así que amo la música.

 

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Koby entró a una habitación decorada con cuadros de tatuajes en las paredes, había un par de lugares vacíos y a un chico recostado boca abajo en una camilla desplegable con un hombre a su lado con guantes negros de látex.

-¿Qué hay Robbie?

-¿Qué tal Koby?

-¿Mucho trabajo?

-Algo.

-¿Y los chicos?

-Danny pidió el día y Tom se resfrió, no recordaba que hoy tengo varias citas programadas.

-Ya sabes que te puedo ayudar.

Robbie era el dueño de aquel estudio de tatuajes, un hombre de unos cuarenta años que llevaba en el negocio más de veinte, su reputación como tatuador era de las mejores y casi nunca aceptaba aprendices, pero Koby había sido tan insistente como ningún otro que hubiera conocido que después de un par de años viendo sus dibujos y conociendo su personalidad fuerte y luchadora había cedido ante el regocijo del chico; Draco llevaba siendo su aprendiz ya tres años y había avanzado mucho.

-Lo sé, este será un buen día para ti y espero que para mí también.

-Lo será Rob, ya sabes que no te decepcionaré.

-Eso espero, usa el área de Danny, el cliente llegará en veinte minutos.

Draco paso todo el día en “Inmortal Tattoo Studio” en donde atendió a varios clientes a falta de los tatuadores de base que trabajaban ahí, incluso cenó ahí como solía hacerlo cada que iba.

-¿Y qué hiciste ahora? –pregunto Robbie mientras le daba un mordisco al sándwich de salami que su esposa le había llevado.

-Varias cosas –respondio dándole la libreta.

Robbie le echo  una ojeada a la libreta en donde Draco solía hacer dibujos, sonrió al ver imágenes de criaturas fantásticas.

-Están geniales.

-Gracias, puedes usarlos.

Esa noche, cuando regresaba al hotel iba sonriendo al recordar el par de trabajos que logró hacer, cada vez era mejor y Robbie se lo reconocía, así que una vez más se permitió soñar con su propio estudio algún día.

 

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-Son más de las ocho –dijo Bambi al verlo llegar.

-Los lunes siempre empiezo tarde –respondio pasando de largo para irse a preparar.

 

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Esa semana Harry mantuvo su distancia, pero con los demás inquilinos logró establecer buenas relaciones, incluida Bambi.

-Gracias –dijo ella cuando él termino de arreglar su estufa.

-Por nada.

-¿La checamos poniendo café?

-Claro.

Diez minutos después tomaban café con galletas.

-Eres amable, no como Koby.

-Solo es un poco gruñón cuando no toma café –respondio ella riendo- pero si, debo reconocer que es un paranoico, no sé porqué, pero es un buen tipo, me ha ayudado muchas veces.

Pero después de dos semanas la relación con Draco seguía siendo nula; hasta que una vez coincidieron en una calle solitaria a eso de las nueve de la noche cuando uno iba a la tienda de autoservicio y el otro regresaba.

-Hola Koby, me hubieras dicho que necesitabas algo del autoservicio y te lo hubiera traído –dijo Harry cuando lo tuvo en frente.

-Gracias pero no.

           Pero al seguir su camino Harry notó a un par de tipos que se acercaban sospechosamente hasta ellos.

-Koby…

-Dije que no, gracias.

-No es eso…

Los tipos los alcanzaron cerrándoles el paso a ambos.

-Dame todo –dijo el que se había situado frente a Harry.

-No tengo nada, voy regresando de la tienda.

-¿Qué miras? –Exclamó el que le había cerrado el paso a Draco- no te hagas idiota y dame lo que tengas- Draco miró que el tipo tenía un arma, por lo que comenzó a sacar lo que tenía en los bolsillos- ¿solo esto? ¡Dije que me dieras todo!

-¡No tengo más!

-Eres el puto de la esquina, debes tener más –dijo tomándolo fuertemente de la solapa.

-¡Hey! –exclamó Harry soltando sus bolsas.

-Tú asunto es conmigo –dijo el otro hombre.

-Ya les dimos todo, no tenemos más.

-Bueno… -dijo el tipo que estaba sujetando a Draco- no tienes dinero, pues entonces ¿Qué tal un servicio extra? -Soltó a Draco y comenzó a bajarse la cremallera- y cuidadito con los dientes.

-Ya tienen lo que querían, lárguense ya –exclamó Harry angustiado viendo lo que el hombre pretendía.

-Cálmate –replico Draco hincándose frente al tipo- haré esto y nos dejarán en paz ¿cierto?

-Cierto.

-Entonces tú harás lo mismo –dijo el otro a Harry.

Harry se hincó también junto a Draco, pero su mano tocó el bastón con cabeza de serpiente que estaba tirado a un lado, lo agarró y golpeó en los genitales al tipo que estaba frente a él y aprovechando la sorpresa hizo lo mismo con el otro, en cuestión de segundos se armó la gresca hasta que logró quitarle el arma a uno de ellos.

-¡Espera, espera! –gritó uno tirado en el piso al ver a Harry apuntándoles.

-¡Lárguense de aquí y no regresen!

Los dos hombres se levantaron como pudieron y echaron a correr desapareciendo en la siguiente esquina.

-Mierda… -masculló bajando el arma y recargando sus manos en sus rodillas.

-Regresemos al hotel –dijo Draco.

Cuando regresaron al hotel, Draco dijo cuando pasaron frente a su habitación:

-Pasa.

-¿Para qué?

-Para tener sexo de agradecimiento.

-¿Cómo?

-Para ponerte hielo en ese ojo morado, genio ¿cómo para qué?

Cuando entraron Harry se sentó en la cama en tanto Draco colocaba hielo en una toalla y se la ponía en el ojo que ya estaba morado.

-Fue muy arriesgado lo que hiciste, pudieron matarnos a ambos.

-Bueno, pero no pasó –respondio sosteniendo el hielo en su pómulo.

-Eres bueno peleando.

-Sí, mi barrio era horrible, tenía que saber pelear.

-Yo no sé usar los puños.

-Lo vi, parecías bebé a punto de llorar.

-¡No es cierto! –exclamó indignado.

Harry comenzó a reír viendo que la pulla surtía efecto haciendo a Draco sonreír finalmente.

-Bueno… -añadió como no queriendo- a regañadientes debo aceptar que me impresionaste.

-No lo hice por eso, pero al menos algo bueno salió de esto.

-¿Pero por qué lo hiciste? Solo eran unas cuantas libras lo que nos iban a quitar –pregunto sentándose a su lado.

-Me hubiera quedado quieto si solo hubieran pretendido eso.

-¡Ah! ¿Fue por lo de la mamada? Tranquilo, se la he hecho a más gente de la que te puedas imaginar, este solo era uno más.

-Pero no era justo –respondio mirándolo serio- solo porque eres sexo servidor no tienen porqué tratarte así.

-Ah… pues no –dijo un tanto desconcertado por la reacción de Harry.

-Me voy, me duele la cabeza, tomaré una aspirina.

-Yo tengo, espera.

Harry tomó la pastilla y luego se puso de pie.

-Ahora si me voy, buenas noches.

-Buenas noches… y gracias.

Harry solo sonrió y salió de ahí.

 

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