Souichi había sido mandado a tomar cursos en el extranjero, no pudo rechazarlo puesto a que era una oportunidad única además de que le serviría de pretexto para escapar de esa universidad donde los rumores se volvían cada vez más intensos y él no podía sopórtalos. Su estadía no era tan larga, pero supuso que sería suficiente 2 meses para acomodar sus pensamientos que desde hace medio año son un desorden. No había sabido nada de morinaga desde hace unos cuantos meses, aunque se vieran en el laboratorio, era como ver a un perfecto extraño y solo en ocasiones se saludaban por cortesía.
Souichi había intentado tener relaciones amorosas y tubo citas frecuentes en los últimos meses, pero ninguna más allá de la primera, en su mayoría fueron un fracaso puesto a que los estándares de souichi eran bastantes altos y ni siquiera él se daba cuenta, mucho menos de que todo lo que buscaba está basado en la persona que lo amo por tantos años.
Durante su estadía en el extranjero pudo relajarse un poco… respirar, pensar. Todas las noches que dormía solo en esa gélida habitación hacia que recordara los cálidos brazos de su kohai e incluso hasta sus besos, los deseaba tanto, tanto. Y así, en la mayoría de sus noches.
Durante las tardes, después de los cursos, souichi se sentaba en un parque a beber café para acompañar un libro como se le volvió costumbre, y entre sus pausas observaba a su alrededor, ya se había acostumbrado al paisaje, a las personas, al tráfico, y sobre todo al paisaje nocturno, cuando su alrededor se llena de toda clase de parejas –se han de amar mucho para exhibirse de esa manera- pensaba souichi tras las demostraciones de amor, besos y a veces manoseos
-tal vez eso es lo que esperaba de mi- susurraba mientras se levantaba de su asiento para retirarse.
Transcurrían las semanas y él se cansaba de la rutina, por alguna razón comenzaba a toparse con solo parejas durante su regreso a su edificio, sin embargo no le molestaba, pero le hacía sentir algo extraño, algo que el mismo no sabría distinguir, ni nombrar. Era extraño, sumamente extraño. En diversas ocasiones se descubrió a si mismo mirando a otras parejas tomarse de las manos, besándose y actuando sumamente cariñosas, le causaba una curiosidad intensa que no podía percatarse de ella, de ese desamor que estaba experimentando y sobretodo extrañando lo que el mismo no se permitió tener.
Así transcurrieron los días que le faltaban. Hasta que fue hora de regresar.
Una vez en Japón decidió mudarse otra vez, no podía quedarse en casa con su pequeña hermana más tiempo. Busco un lugar que pudiera mantener y cerca de la universidad, solo, no podría imaginarse compartiendo cuarto con alguien más.
-souichi san, bienvenido- saludo su compañera de laboratorio
-ah, gracias. ¿y los demás?- había pasado mucho tiempo, ahora había más integrantes dentro del laboratorio y uno de ellos era un cercano amigo de morinaga
- Yu-kun se ha marchado temprano hoy, de hecho se fue con morinaga san- respondió la linda chica
-ah, entiendo-
Contesto un sempai un tanto nervioso, hace mucho que no escuchaba ese nombre, aunque siempre tuviera su imagen presente. –hace un tiempo que no le veo- pensó. Souichi se mantenía sereno en la mayor parte del tiempo mientras pensaba ¿Qué debería hacer cuando lo volviera a ver? Algo de él quería verlo y saber de el… y otra parte… solo quería olvidar, porque inexplicablemente dolía… mucho.
-¿sabe? souichi-sempai, a morinaga-san le han ofrecido un empleo y parece ser que ha aceptado…eh… por lo mismo el ya no está frecuentemente en la universidad…-
-¿Por qué? ¿Por qué me dices eso?-
-… ¿Por qué?, Por qué no has dejado de ver sus muestras desde hace un tiempo y as suspirado dos veces… ¿está bien?-
Así es, la enorme barrera de las emociones de souichi se había derrumbado, sus sentimientos ahora salen a relucir esplendorosamente sobre su cara, su cuerpo y sus acciones. Y se había sorprendido, es la primera vez que alguien, además de morinaga, se había dado cuenta. Entonces, se aterro.
-yo… no pregunte nada acerca de el- exclamo sereno saliendo del laboratorio
Era sorprendente, el no había alzado la voz, ni siquiera se había enojado. Sorprendente, sin duda alguna. Por otro lado, su kohai ya no estará mucho tiempo con él en el laboratorio, la situación presentaba dos caras de la moneda, era lo mejor y a la vez no.
Bastaron tres días para que souichi terminara de acomodarse en su nuevo departamento, pequeño y cómodo, sin mencionar que tenía todas las comodidades cerca de el, un minisúper, un puesto de comida cerca, un modesto bar, entre otros puestos más. La vida de soltero de souichi-senpai había vuelto a comenzar.
-morinaga-kun, quedémonos en tu departamento esta noche-
-lo siento, no vivo solo-
-entonces vayamos a un hotel esta noche ¿Qué dices?-
-… de acuerdo-
Como es de esperarse, en los intentos de olvidar un gran amor se han buscar remplazos, remplazos que sean capaz de llenar eso que se ha ido y que inexplicablemente desconoces porque no deja de doler… aun cuando ha pasado tanto. Eso y un poco más pasaba en la vida de morinaga, después de souichi se le había ido una parte de él, algo de él se había perdido en el camino e intentaba recuperarlo de una manera poco convencional. Había prometido que no escaparía y que ya no chantajearía a su senpai, y lo cumplió. Pero aun así, las circunstancias y algunas decisiones los llevaron por caminos diferentes. Meses después de mudarse con hirase comenzó a salir con diferentes hombres, parejas de solo una noche. Hirase yu empezaba a preocuparse, en ocasiones su sempai llegaba alcoholizado, mayormente los viernes de fin de semana para quedarse en casa todo el día de sábado en cama, de primeras veces morinaga fue descubierto llorando por las noches y al día siguiente con el alma fuera de él, lo que le orillo a yu a interrogar la historia de su apreciado sempai. Y así, después de saber su dolor fue que comprendió que tan devastador puede ser el desamor. Después de aquella noche Yu comenzó a convertirse en una de las personas más allegadas a morinaga.
En la universidad pasaban sus ratos libres juntos, durante los meses en que su senpai salió a tomar sus cursos, ellos llegaban y se iban juntos del laboratorio, la convivencia era fluida con ellos y sus demás compañeros, incluso se llegó a rumorar que estaban saliendo, la mayoría de las personas que los veía juntos aprobaban su relación “se ven tan lindos juntos” pensaban. Mika no dejaba de insistir que ellos ocultaban su relación o que deberían iniciar una, pero ella no podía dejar de pensar las sospechas que había tenido de la relación de morinaga y souichi, a decir verdad, ninguno de los integrantes del laboratorio supo que fue lo que paso con ellos dos, los cambios se dieron demasiado rápido y tampoco habían tenido la oportunidad de preguntar, aunque podrían darse una idea.
-…tetsu-san – en diminutivo de tetsuhiro, así era como hirase Yu se dirigía a su sempai, con mucho cariño y aprecio –¿Qué vas hacer cuando souichi-san llegue? No falta mucho después de todo- pregunto
Hirase lo sabía todo, al menos en cuanto la historia con sus dos superiores, así que sabe lo que representa la presencia de souichi para morinaga. Y yu, no quería seguir viéndolo sufrir.
-no lo sé…- respondió –no creo que haya mucho que pueda hacer, además desde que tome el trabajo estoy un poco ocupado- dijo entre suspiros -…estaré bien, después de todo ya ha pasado un tiempo, es hora de confrontar las cosas- exclamo intentando convencerse a sí mismo – no te preocupes, te prometo que no volveré a llorar, así que come, se enfría-
Aun con lo que su sempai le había dicho, yu no podía estar tranquilo, así que decidió que estaría al pendiente de él y no lo dejaría recaer.
Había pasado año y medio desde la separación y el día en que souichi tendría que regresar de sus cursos llego. Sin embargo yu había sacado a morinaga del laboratorio una hora antes, pero no lo hiso por egoísmo, el solo quería darle un poco más de tiempo a su sempai. El chico no guardaba maldad alguna, él se ha se ha mostrado con todos sus amigos como alguien transparente y sincero, era como la pureza misma, alguien tan puro que fue capaz de llegar a sentir tanta tristeza a través de morinaga, era como si él lo hubiera vivido en carne propia. Tanta tristeza y frustración, no es algo que alguien deba vivir.
Esa noche, yu y morinaga cenaron juntos en un restaurante conocido por ser uno de los más caros de la región y por su excelente comida por supuesto. Platillos caros y vino, sin mencionar el postre. Fue unas de las cuantas cosas a las que morinaga no se acostumbraba, aunque amaba la amabilidad de yu, él no podía acostumbrarse a los a veces impulsos de yu por desparramar el dinero y mucho menos si es en él, pero aunque se lo dijera simplemente no escuchaba, uno de sus pocos defectos.
la noche trascurrió sin tristezas, tanto morinaga como yu la pasaban bien, se habían vuelto tan cercanos que los pocos que estaban en el lugar dieron por hecho de que eran pareja. Y así lo vio souichi desde afuera de la vitrina del restaurante, que inconvenientemente quedaba de paso a su departamento. El, souichi, no lo podía creer, hace mucho que no veía esa sonrisa en él, se veía muy feliz siendo alimentado por ese chico conocido y misterioso para el -“¡mira!, ¡mira! ¡se ven tan adorables! ¡Qué bonita pareja!”- exclamaron a un lado de él. Pues habían presenciado la misma escena y eso fue un trago amargo, tan doloroso como haber tragado aire por la garganta, el mismo que le recorrió todo el cuerpo, es pesado, sentía como se le escapaban las fuerzas del cuerpo, aquella sin dunda era un hermosa escena, una hermosa pareja que a todos les gustaba y aprobaba, incluso el… se veían tal para cual. Y souichi no pudo con eso, por primera vez admitió que esa tristeza que al mismo tiempo es enojo se debía a morinaga, a su ausencia y que el ya no estaba para él. El ya no era suyo.
Regreso a casa con la sensación de querer llorar desde lo más profundo de sí mismo, entro a su apartamento, dejo las cosas que traía consigo sobre el piso y entro a la regadera con la ropa puesta pues no quería saber nada sobre las lágrimas que salían de él, quería disfrazar el hecho de que se viera tan débil y vulnerable, pero era inútil, esa escena lo había destrozado.
la noche llego dándole paso al día, y el momento de verse tendría que llegar. Así fue, se vieron de frente justo a la entrada del laboratorio, souichi quedo petrificado, triste y nervioso, mientras que morinaga mostraba un rostro sereno y hasta indiferente, fueron segundos tensos, hasta que Yu tomo del brazo a morinaga para que se apartara del lugar y llevándoselo con él a su lugar de pruebas, el senpai de ambos regreso a verlos aun en la puerta encontrándose mirada a mirada, él y Yu. Después solo se retiró.
-tetsu…- susurro Yu
-estoy bien, no tienes que preocuparte- contesto con sus ojos en la libreta de notas
-sí, pero… pareciera que quiere decir algo-
-¿decirme algo?... si es importante lo dirá mas tarde- respondió morinaga sin interés. Terminando con ello la conversación
Souichi aguanto lo más que pudo, se tragó la amargura y la tristeza, al menos mientras estuviera en público. Ahora que sabía lo que le molestaba solo quedaban un par de cuestionamientos que responderse, el ¿Por qué? Y más importante aún el ¿Por qué? Del porqué. Sus pensamientos eran igual de enredosos que sus preguntas.
En el transcurso del día, morinaga había salido a su nuevo trabajo, mientras que Yu aun permanecía en el laboratorio. En el trayecto de la tarde se habían unido sus demás compañeros al laboratorio, con quienes Yu no tenía una relación profunda, aunque ellos insistían
-hirase, saliendo del laboratorio iremos al karaoke, ¿quieres venir?- pregunto mika
-lo siento, no se cantar- contesto algo tímido
-¡eso es lo de menos!- respondio tadokoro -¡lo importante es divertirse!-
-gracias… pero, ya tengo un compromiso…- dijo inquieto
-¡ah! ¿Con tu novia?- pregunto mika
-¡eh! ¡NO! ¡Nada de eso!... Es solo que tetsu vendrá a recogerme- contesto nervioso, puesto a que en el laboratorio se encontraba souichi
-¿tetsu? ¡AH! ¿Entonces es un novio?- grito mika, exaltando a los demás que estaban presentes
- ¡NO! ¡Me refiero a morinaga-senpai!- dijo nervioso
-¡aah! ¡¿MORINAGA-SAN ES TU NOVIO?!- alzo la voz tadokoro un poco aturdido
-¿QUE? ¡N….!-
Trato de explicar Yu el mal entendido, pero fue interrumpido por un estruendo detrás de ellos, pues a souichi se le había caído un recipiente cuando termino de limpiarlo y así alarmando a sus tres compañeros de laboratorio pues había sangre en el lavado, la misma que provenía de uno de los dedos del sempai. Mika y tadokoro salieron por un poco de alcohol pues era lo único que faltaba mientras que yu buscaba banditas para cubrir su herida
-no entiendo por qué se alarman tanto por una simple herida- exclamo senpai
-no es la herida tatsumi-senpai, es un laboratorio trabajamos con elementos peligrosos- contesto yu
Después de esa oración entro morinaga al laboratorio buscando a su compañero, al ver lo que estaba pasando actuó sin pensar. Apresurado se acercó a souichi, lo jalo del brazo hacia el lavado tratando de limpiar la sangre que salía de la herida. Aunque la acción fue un tanto rápida, para souichi paso de manera nítida en cada cuadro, sentir el calor de la mano de morinaga sobre la suya le hiso estremecer y ver mientras caía el agua sobre las manos de ambos lo orillo a sonrojarse, pero no quería que le soltara, tener las manos de morinaga sosteniéndole de manera gentil y cuidadosa era una de las cosas que recuerda haber fantaseado en alguna de sus noches en soledad. Senpai volteo su mirada y rostro hacia la cara de morinaga, quien se veía preocupado, le recorrió con los ojos cada una de las facciones de su kohai, desde sus ojos, pestañas, terminando en sus labios, centrándose únicamente en sus labios, se le entumeció el cuerpo, le invadió una sensación extraña entre el pecho y su estómago, se le acelero el pulso, estaban demasiado cerca y el, el no podía dejar de ver su boca. Souichi quería besarlo, el deseaba atraparlo en un largo beso y sentir de nuevo la calidez de su boca. De recuperar lo que perdió. Y de eso fue sumamente consiente.