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Nikki por Raziel Soul

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DIARIO DE KYO

 

XX/XX/1995

Querido diario:

Como hace un año dejé de escribir por un tiempo debido al torneo, la última vez te mencioné sobre dicho acontecimiento, creo que hoy llenaré más hojas que la vez pasada pero sucedieron demasiadas cosas como para no contártelas todas, no sé si podré dar muchos detalles pero intentaré hacerlo, y también trataré de no irme por las ramas como acostumbro, debo confesar que sigo emocionado, feliz, totalmente exaltado, a la vez que preocupado, confuso y molesto, tantas sensaciones al mismo tiempo que creo que deberé relatarte todo de manera crono gráfica para no revolverme.

Desde ahora te digo que cuando le dije a madre que iba a participar nuevamente en este torneo su ceño se frunció, algo muy raro en ella, apretó los labios como siempre que va a reganarme – que no es nada común realmente – sé que me iba a decir que no, estoy seguro de ello, no obstante cerró los ojos y dio un profundo suspiro, me miró fijamente como intentando leer mi mente, su mano acarició mi mejilla, siempre me pregunto cómo es que las mantiene tan suaves, suavizó su gesto y se acercó besándome la frente.

-Vuelve a tu hogar – dijo con voz temblorosa y me sonrió antes de irse a la cocina.

Me quedé estático, esperaba más lágrimas, negativas y tal vez una que otra frase acusadora, pero de pronto me sentí el peor de los hijos al saber que no conozco a mi mamá como se supone que debería después de tantos años a su lado, suspiré más aliviado y con un dejo de culpabilidad puesto que, aunque ella no lo admitiese estaba muy preocupada, e incluso tal vez decepcionada por no cuidarme del modo que le gustaría. Subí a mi habitación para comenzar a hacer mis maletas, el día de la despedida me abrazó con fuerza, no es algo que suela hacer mucho desde que crecí, pero cuando lo hace no sabe lo feliz que me siento. Besé su frente y respondiendo a la petición que me hizo cuando le dije de mi participación, le prometí que regresaría a casa [cosa que he cumplido].

Con respecto al torneo, en primera instancia el día de la inscripción me encontré con demasiados conocidos del año pasado, casi todos estábamos ahí, unos rostros nuevos se distinguían por el lugar, se podía notar algo más de organización, supongo que al ser un torneo algo más conocido esta vez todo debía estar mejor. De nuevo nos inscribimos como el Japan Team, saludamos a los peleadores conocidos y nos presentamos con los demás. Pude saludar a Athena y como la vez pasada el chico que la acompañaba no dejó de mirarme con ojos asesinos, y si, estaba celoso, si bien intenta ocultar lo que siente por Asamiya le es imposible. Como el año pasado las peleas fueron en diferentes lugares, todo estaba sin novedad hasta el momento en que se empezaron a esparcir rumores sobre un supuesto equipo invencible, decían que se presentaron a minutos de que las inscripciones terminaran, nosotros al llegar temprano y como campeones del torneo pasado, solo confirmamos nuestra presencia yendo al hotel después de eso, por lo que no pudimos conocer a dicho team. Desafortunadamente esta vez no pude enfrentarme a los hermanos Borgard y Joe, ya que ellos estaban en lo que llamaremos la liga B, y los ganadores de esa división se enfrentarían con nosotros, luchamos contra el equipo de las chicas, Benimaru nos dijo que se encargaría de la señorita Mai pues estaba seguro que si yo entraba a la plataforma con ella ahí lo último que haría sería poner atención – creo que sabe que me emboban los pechos grandes – pero es que cómo quitar la vista de ese vaivén hipnotizaste, a veces me pregunto si no le dolerá la espalda con ese par de voluptuosos senos.

Como sea, al llegar a la final ¿con quién crees que me topé? Ni más ni menos que con el loco desquiciado de Yagami, al verme sentí como todo su odio me atravesaba, esa mirada que me dedicó era de total rencor, lo cual no entiendo aún, si bien sé que nuestras familias se odian a muerte me parece por demás tonto, y más aún porque, en lo personal, mi padre no me ha explicado por qué se odian nuestros clanes, supongo que el pelirrojo tampoco lo sabe, ahora que lo pienso tal vez ni mi padre lo sepa, he leído de algunas situaciones parecidas donde los miembros no saben nada en absoluto y simplemente se dedican a seguir unas absurdas tradiciones. En fin, junto a él estaban dos sujetos un tanto extraños, uno de ellos parecía ninja y otro… un mafioso con paliacate y un enorme palo rojo. Este último con un gesto más maniaco que el de Yagami, al mirarme se relamió los labios de forma por demás grotesca, solo sentí como mi cuerpo se estremeció por completo, pero no de una manera agradable sino todo lo contrario, no solo porque era un hombre sino porque esos gestos fueron sumamente … iugh.

Ese día solo se anunciaron los equipos ganadores de ambas “ligas” al otro día sería la última batalla y sentía la adrenalina correr por mi cuerpo solo de pensar que me enfrentaría nuevamente con ese tipo, con Rugal, frente a frente, lo mataría con mis propias manos de ser necesario solo para vengar la muerte de mi padre. Sentí una mano en el hombro y di un respingo, me encontraba en la ducha pues regresamos al hotel al dar por terminada la presentación, me volteé y vi a Benimaru frente a mí, me sorprendió sobremanera puesto que jamás hizo eso antes.

- ¿Qué haces aquí? – le pregunté con un hilillo de voz pues del susto apenas podía articular palabra, sumado a que me tomó totalmente desprevenido puesto que ni siquiera escuché la puerta corrediza

- Te llamé dos veces para saber si estabas bien y como no escuché respuesta quise venir a cerciorarme, es todo – su acento siempre me ha causado algo de gracia, aún tiene entonación americana cuando habla en japonés y eso resalta su personalidad

- Pues… estoy bien, y como ya acabé creo que me voy a salir – sonreí un poco y di un paso, pero lo único que conseguí fue acercarme más al debido a que no hizo ni el amago de moverse

- Kyo – me miraba fijamente, sé que le gusto y ese tipo de situaciones son muy, pero muy extrañas

- D-dime – tartamudee y aclaré mi garganta intentando que no se me notara el nerviosismo

- Mañana, después que ganemos prométeme que si no puedes derrotar a Rugal no te expondrás de mas, tu mamá quedaría sola y no se lo merece, sé que quieres vengar a tu padre, pero… - bajó la mirada un poco, no porque estuviese desnudo sino porque sentí que no podía verme directamente a los ojos, eso me hizo sonreír, pese a todo es un sujeto sensible.

Le tome de la barbilla y le hice mirarme, creo que eso no se lo esperaba pues se notaba un gesto sorpresivo, hice algo por impulso que ahora que lo pienso no estuvo bien, pero en ese momento me pareció pertinente… no me lo vas a creer y ni siquiera yo puedo hacerlo aunque fui quien lo hizo… lo besé, ¡así como lo lees!, tampoco fue un beso tipo novela ni nada, fue sencillamente un “pico” no obstante he de confesar que dicha acción me dejó saber que sus labios son más suaves que los de Yuki y otras chicas a las que he besado… y no sé si en un hombre sea algo normal…

- Gracias por preocuparte por mí – fue lo que le dije y Salí de ahí, me puse la toalla en la cintura y caminé fuera del baño, no sé qué pensó sobre lo que hice, pero al otro día no me reclamó en absoluto, aunque sí estuvo muy callado lo que para Goro fue tanto un alivio como una preocupación a la vez.

Por la mañana bajamos a desayunar en el restaurante del hotel, pedimos algo ligero los tres pues no queríamos sentirnos muy llenos cuando tocase luchar, estando ahí les conté sobre mi relación con el tipo pelirrojo debido a que Goro san me preguntó si sabía la razón de la mirada amenazadora que nos dedicaba. A su vez les dije que no tenían que preocuparse en absoluto, llegaríamos con Rugal para destruirlo de una vez por todas. Fuera de ello no hubo más platica y al terminar salimos de ahí directo al estadio, el cual estaba a reventar, desde donde estábamos podíamos notar que todo estaba a reventar, carteles con nuestros nombres y frases alentadoras se vislumbraban por entre las gradas, la sonrisa de los ahí presentes y la vibra animada que se sentía provocaron más adrenalina en mi cuerpo. Primero nos presentaron a nosotros debido a ser el equipo ganador del año pasado, las personas gritaban de forma tal que por poco dejo de escuchar mis pensamientos, Benimaru hizo un gesto por demás coqueto a los espectadores que volvieron a gritar como si no hubiese un mañana, y en cuanto levanté el puno después de que dijesen mi nombre una nueva oleada de vitoreo, miré a Yagami de manera retadora, quería demostrarle que en ese sitio nosotros éramos los favoritos, en verdad creí que haría algún gesto o reaccionaria de otra manera, sencillamente sonrió de lado como burlándose, lo cual me cabreó bastante, ¿quién se cree que es? ¿Piensa que es superior a mi o qué le pasa?  – fue lo que pensé en ese momento – escuché fuertes aplausos cuando los presentaron a ellos, nada fuera de lo común, en fin. Te resumiré un poco la batalla, Goro-san peleó contra el tipo que parecía ninja, y debo admitir que en cierto momento creí que mi amigo perdería, afortunadamente le dio su merecido, sin embargo, fue el tal Billy el que le derrotó en el siguiente asalto, y al parecer maneja el fuego, pero de distinta manera a la de nosotros, es como si necesitase canalizar su energía a través de ese bastón que te comenté.

Benimaru arrasó en el tercer combate, el loco rubio no pudo hacer mucho en contra de la electricidad de Nikaido, e incluso trató de golpearle después de haber perdido, se notaba que no tenía honor. Para la siguiente batalla… no sé cómo explicártelo, fue más rápido de lo que pudiésemos creer, las pisadas de Yagami eran firmes, cuando pasó a mi lado me observó fijamente a los ojos, mi cuerpo se estremeció de forma extraña, semejante a la atracción que tiene el imán con el metal; subió a la plataforma señalándome después “tú eres el siguiente” no lo dijo en voz alta pero no hizo falta, pude entenderlo a la perfección al igual que Benimaru, el cual se le fue encima sin miramientos… un minuto, solo tardó un minuto en tirar a mi amigo de la plataforma, no podía creer lo que miraba, una estela de fuego purpura mandó a volar a Benimaru, no es que no las hubiese visto antes, pero eran… majestuosas, aunque me cueste admitirlo. Corrí a ver si nuestro amigo estaba bien, Goro-san se acercó también y mientras le cargaba en brazos me dijo que tuviese cuidado. Subí después a la plataforma, por fin estábamos frente a frente, y algo me decía que era eso lo que el otro buscaba, no fue necesario siquiera que alguien diese el grito de comienzo, corrió hacia mi como una bestia tras su presa, sus golpes eran rápidos, y desafortunadamente más del 70% certeros, claro que yo no me quedé atrás, pero estaba encontrando a mi igual, y no es por menospreciar a los demás combatientes, es solo que siento que algo me une al pelirrojo loco, mas allá de la rivalidad, no sé si el sienta lo mismo, pero es extraño, no puedo explicarlo con palabras. Incluso llegó un momento en que me sentí masoquista pues no quería que parara esa batalla, cada vez que sentía sus golpes, y le daba otros una oleada de satisfacción recorría mi ser. Sin embargo se detuvo, como lo lees, fueron apenas unos segundos, sus pies se detuvieron, su mirada se dirigió a un lado lejos de mí, como cuando escuchas un ruido desconocido que merece tu atención absoluta para poder percibir de donde viene, lo cual obviamente aproveché, una patada en el estómago seguida de mis llamas más fuertes le empujaron con fuerza saliendo disparado de la plataforma, se quedó tirando de espaldas, al darse cuenta de lo que había pasado comenzó a maldecir y quiso írseme encima, entre sus dos compañeros lo detuvieron y le sacaron de ahí.

-ERES MIO BASTARDO, NADIE MAS QUE YO PUEDE MATARTE

Gritó y todos los presentes lo escucharon, eso suena como a una novia loca ¿no lo crees?

Después de eso como era de esperarse fuimos declarados ganadores del torneo, y ahí estaba de nuevo, la mujer rubia que nos llevó a un sitio apartado, aunque esta vez no era un barco, entramos a lo que parecía una fábrica o un laboratorio, caminamos un tramo por los pasillos.

-Bienvenidos – una voz femenina resonó por el lugar, pero no era la rubia de antes, dos siluetas aparecieron frente a nosotros.

No creerás para nada lo que voy a decir – que es una de las razones por las que estoy feliz – pero que en su momento no me hizo ninguna gracia, mi padre, una de las figuras delante nuestra era mi padre, vivo, sin ningún rasguño, estuve a segundos de correr hacia el para abrazarle cuando la mujer que iba a su lado le atrajo dándole un beso por demás…. Asqueroso, no puede haber otra definición, y ¡ÉL LO CORRESPONDIO!, mi corazón se partió en pedazos, no entendía como podía ser capaz de esa idiotez y más frente de mí, apreté los puños y mis oídos se cerraron a las palabras de mis compañeros, pude notar los labios de aquella … mujerzuela muy cerca del oído de mi padre a quien susurró un “mátalos”. Y  tal como una mascota a la que le dan una orden fue tras nosotros, al principio no pude moverme, Benimaru y Goro dieron un paso al frente mientras reaccionaba como era debido, pero no tan rápido como para evitar que mi padre lanzase a mis amigos con un solo golpe, nuevamente me sorprendí, si bien padre siempre ha sido muy fuerte esta vez parecía invencible, las llamas que desprendían sus manos eran voraces, hambrientas de todo a su paso, por poco no esquivo uno de tantos golpes, debo admitir que al principio no pude contraatacar, ¡era mi padre! ¿Cómo se supone que iba a pegarle?, si bien en los entrenamientos no solíamos limitarnos esta ocasión era diferente ya que parecía querer matarme, el lugar se volvió por demás caluroso, incluso las paredes parecían las de un horno encendido. En dos ocasiones Benimaru desvió los golpes que iban para mí.

- ¡Kyo! Reacciona – me dijo la segunda vez, miré hacia un lado donde estaba Daimon y asintió

- Sé que es tu padre, pero no podemos dejarnos vencer, además… míralo bien… ni siquiera parece tener alma – su voz resonó en mi cabeza y tuve que admitirlo, aquellos ojos estaban vacíos, nada del brillo que tenían antes podía distinguirse, eran como dos oscuros pozos de donde no escaba emoción alguna.

Escuché el grito de Benimaru y su sangre mancho mi camisa al interponerse entre el fuego y yo, le tome en brazos evitando que cayera.

- ¡Goro-san! – miré al mayor y asintió tomando a Nikaido, apenas alcancé a escuchar como este último le suplicaba no dejarme solo.

- ¡Eres débil!  – la voz de mi padre resonó por el lugar

- ¡Muy débil! – seguido de la voz de la castaña quien apretaba sus pechos contra el viejo, fruncí el ceño y antes que se besaran mandé una ráfaga de fuego.

Tal cosa pareció molestarles a ambos, pero no es como si me importase demasiado, al contrario, era lo que deseaba, que volviese a prestarme atención, me puse en guardia en cuanto le vi correr hacia mí, golpe tras golpe de nuevo pero esta vez los esquivaba y devolvía, mis puños comenzaron a hacer mella en el cuerpo ajeno, la sangre bajaba por la comisura de sus labios, la respiración agitada de ambos se escuchaba sin problemas.

- ¡No eres más que un estorbo!!  – escuché un grito tras de mí, la mujer voluptuosa que actuaba como la amante de mi padre se acercaba a mi como una fiera, noté sus largas uñas dispuestas a clavarse en mí, me cubrí con los brazos ya que sabía que ese golpe sería difícil de esquivar, sin embargo, el fuego escarlata se interpuso entre nosotros, voltee sorprendido

- Kyo – un hilillo de voz por parte de mi padre, corrí hacia el deteniéndole antes que cayera, al parecer el verme en peligro le hizo recobrar la conciencia.

Quiso decirme algo, pero no podía mantenerse consiente por más tiempo, le dije que no se preocupase y que regresaríamos a casa, no sé si me escuchó en ese momento porque se desmayó, le cargué hasta llevarlo con mis amigos, al parecer debía enfrentarme contra Rugal yo solo, Daimon debía quedarse con Benimaru y mi padre, no podíamos dejarles solos. Pese a los reclamos de Nikaido no le quedó más que resignarse, me despedí de ellos y me adentré en un oscuro pasillo que me llevó a donde estaba Bernstein, observaba un extraño contenedor al que no le presté demasiada importancia, en su mano izquierda tenía una copa de vino tinto al parecer, ni siquiera volteó a verme cuando aparecí ahí, se notaba concentrado en lo que flotaba en un líquido violeta. Escuché de pronto un fuerte rugido.

- Tranquilo Rodem – su voz era tranquila y firme al tiempo que su mano derecha acariciaba la cabeza de una gran pantera negra. – es nuestro invitado, no podemos portarnos mal con los invitados, ¿no es así? – le hablaba al felino como si fuese su pequeña mascota, este solo movía la cola sin quitarme la vista de encima. – ¿algo de beber? – preguntó con una leve sonrisa, pero no volteaba

- ¡Déjate de tonterías! – respondí molesto pues parecía burlarse de mi – comencemos con esto, o acaso tienes miedo de mi por… - no pude terminar la frase cuando sentí un dolor inmenso recorrer mi cuerpo

Su puño se estampó contra mi abdomen, enfoqué la mirada y entonces le vi, ese tipo no era el mismo de hace un año, incluso no parecía siquiera ser un ser humano, su ojo derecho se veía como… mecánico, así como la mano con la que me golpeó, la piel era tan blanca que se podían entre ver las venas. Noté el odio en su mirada y volvió a pegarme, nos enfrascamos en una lucha sin cuartel, golpe tras golpe, me costaba cada vez más hacerle frente, era como si de él emanara una fuerza desconocida y salvaje, algo dentro de mí me decía que debía irme de ahí lo mas rápido posible, pero mi ego me obligaba a quedarme, entre la palea con Yagami y mi padre apenas y tenía fuerzas para escaparme de los golpes ajenos, y de pronto se detuvo, de la nada su cuerpo se quedó estático, un grito que resonó en todo el lugar hizo a mis oídos zumbar, no tuve que voltear siquiera para saber que la fuerza que poseía se incrementaba sobremanera, le miré notando como de su boca brotaba la sangre, su cuerpo parecía empezar a despedazarse, las venas se marcaban de tal manera que seguramente no tardarían en reventarse, a la vez que todos los aparatos que estaban a nuestro alrededor comenzaron a hacer corto circuito, no iba a perder la vida ahí, di primero un par de pasos de forma vacilante para después. Al notar que el tipo ese ni siquiera me prestaba atención, salir corriendo sin mirar atrás, encontré a Benimaru, Goro y mi padre justo a la salida, huimos de ahí lo más rápido que nos permitieron nuestras piernas al tiempo que escuchamos varias explosiones, seguro no fui el único que revivió la situación del año pasado.

Buscamos como regresar a casa, durante el trayecto mi padre me conto muchas cosas que vio en su viaje por el mundo, así como que el poder que Rugal trato de controlar procedía de nuestros antiguos rivales los Yagami. Conversamos sobre lo sucedido en el torneo, llegamos a casa hace dos días, cuando mi madre nos vio a los 4 atravesar la puerta corrió a nosotros, obviamente el ver a mi padre fue lo que más la sorprendió, le llenó de besos y el la abrazó de forma protectora, después hizo algo por demás ajeno a nuestras costumbres, abrazo a Goro-san y a Benimaru, les agradeció sobremanera que nos hayan acompañado en un viaje tan riesgoso, les pidió que por ese día se quedaran a descansar en casa, nos prepararían una estupenda cena. Ellos pese a querer negarse al principio no podían menos que aceptar el ofrecimiento de madre para no desairarla, además, claro está que necesitábamos un baño y una mullida cama para descansar como era debido.

Y eso es todo por ahora, esperamos que Rugal esta vez se quede dónde debe, muerto y enterrado, no necesitamos locos así en el mundo, con uno solo {Yagami} es suficiente. Debo dormir mis ojos se cierran y mi padre me ha dicho que debido a los acontecimientos debemos prevenir cualquier tipo de amenaza entrenando aún más de lo que ya lo hacemos, no me queda más que hacer lo que él me pide, quizá pueda escaparme de un par de lecciones para ir con Yuki, después de casi morir por segunda vez quiero mostrarle cuanto la amo.

Hasta mañana.

P.D: encontré un sitio muy bonito en las orillas de la ciudad donde tal vez la llevé este fin de semana.

 

DIARIO DE IORI

XX/XX/1995

He dado algunas ojeadas a lo que he escrito anteriormente, debo decir que lo único que tienen en común cada uno de los textos es que me sigo sintiendo idiota al escribirlos, no puedo negar que me ayudan a desahogarme y poner en orden mis ideas ya que mi cabeza la mayoría del tiempo es un completo caos. Pues bien, esta vez voy a contarte mi experiencia en aquel torneo extraño llamado Te King of Figthers, la cual empieza tiempo después de llegar a Japón, como sabes mi hermano es el sucesor de los negocios de mi padre el cual no solo tenía dichos asuntos en Japón sino también en varias partes del mundo, entre ellas en una ciudad norteamericana llamada Southtown, te cuento esto porque es importante. Hace una semana recibí la visita de dos sujetos, uno llamado Geese y el otro Billy, por lo poco que quisieron contarme dijeron que dieron conmigo debido a una investigación acerca del poder que un tal Rugal – el que fue el organizador del torneo el año pasado – estaba intentando controlar, un poder que encontró aquí en Japón, me dieron algunas pistas y creo que ese sujeto se está metiendo donde nadie lo llama, puesto que todo parece indicar que tiene que ver con el poder de Orochi, obviamente no estoy totalmente seguro sobre eso, pero no voy a permitir que alguien que no tiene nada que ver con los Yagami intente poner sus manos en una fuerza tan poderosa. Claro está que ese sujeto ni se imagina lo que podría pasarle si no está lo suficientemente preparado tanto física como mentalmente, sumado a que es el mismo Orochi el que debe decidir si quiere otro portador o no.

Al final de cuentas el tal Geese me pidió hacer equipo con su subordinado, el cual le miraba de manera muy rara, como… embelesado, no me interesa saber qué tipo de relación tienen esos dos, pero si me dio algo de repelús, y no porque yo tenga algo contra los homosexuales, pero ninguno de los dos tiene pinta de pasivo.

En fin, terminé aceptando puesto que una de las reglas del torneo – según supe por boca de esos dos – es ingresar en tercias. Me citaron en las oficinas donde nos teníamos que inscribir a dicho torneo, pero en lugar de ver al rubio adulto, me topé con el del paliacate y un sujeto ninja… creo que se llamaba Eiji Kisaragi… me hizo una reverencia y saludó de manera por demás de décadas pasadas, tal vez así es la educación de su clan, pero eso me tiene sin cuidado. Entramos al lugar y para nuestra sorpresa ya no había cupo, miré a ambos idiotas con molestia ¿Cómo es posible que diesen una fecha errónea solo porque se les olvido que en Japón los días están adelantados a los de América? Técnicamente quedamos fuera, para nuestra fortuna Kisaragi miró de reojo uno de los nombres y dirección de alguno de los participantes, si ya estaba inscrito entonces tendría los pases de acceso. Obviamente yo no me iba a prestar a estar vigilando a un desconocido para robarle algo, si por mi fuese los esperaría fuera del torneo y ahí los cercaría para pedirles “amablemente”- entiéndase el sarcasmo – sus identificaciones como peleadores oficiales. Como sea, por la tarde teníamos ya todo listo, si alguien preguntaba diríamos que no pudieron entrar y nos dieron sus lugares.

El día del torneo entramos como si nada, nos registramos como el Rival Team, a mi parecer un nombre bastante estúpido. La presentación igual a la de cualquier evento: tardada y aburrida; aunque el aplauso de las personas hasta cierto punto lograba despertar algo de emoción en mi cuerpo. Más aun cuando comenzaron las peleas, tuvimos que viajar de un lado al otro, luchar y salir nuevamente al avión. Derrotamos a varios contrincantes sin mucho problema, los únicos que nos hicieron batallar un poco – y a quienes creo que el tal Billy conocía y tenían una querella personal – era el de un par de hermanos rubios, y un tipo con cabello de escoba, tardamos más de lo pensado pero los hice morder el polvo, Eiji se encargó del chico escoba mientras que Kane le pateó el trasero al hermano menor, y yo me encargue de un sujeto de gorra, Terry creo que se llamaba, su ki era bastante poderoso pero no tanto como el mío por lo que terminó mordiendo el polvo pese a la lucha que dio. Al día siguiente supe que me tocaría enfrentarme con el bastardo Kusanagi, sentí un hueco en el estómago, ya sabes, esa emoción que aparece cuando algo que esperábamos durante mucho tiempo está a unas pocas horas de hacerse realidad.

Y así era, cuando menos me di cuenta estábamos en medio de la plataforma mirándonos fijamente, sus compañeros y los míos estaban lejos, no necesitábamos estorbos. Las primeras peleas fueron entre los otros dos, conocí a un segundo pelos de escoba, no sé por qué les gusta peinarse de esa forma, es sumamente ridícula y estoy casi seguro que deben llevarse más de tres horas para ese afecto, sin mencionar toda la goma de peinar.  Pero no me remontaré a ese tipo de temas, sino a lo que nos compete, cuando terminaron de pelear entre si nuestros cuatro compañeros  fue nuestro turno, claro que primero debí encargarme del idiota rubio pelos de escoba que se me fue encima nada más pasé a la plataforma, desde que me conoció parece tener algo contra mí, pero nadie iba a interferir entre el castaño y yo, el bastardo es solo mío, en un dos por tres me deshice del tal Benimaru para concentrarme en el castaño, cuando comenzamos a pelear el hueco en mi estómago apareció nuevamente, es algo extraño, pero al combatir con el siento mucha emoción, supongo que es debido a que mi padre me hizo crecer con el nombre de los Kusanagi como parte de mi vida y ahora no puedo evitar esa reacción. Todo iba bien, los golpes eran más de mi parte que de la suya, y el fuego es obvio que no puede compararse, él apenas y maneja el fuego escarlata, ni pensar si quiera que pudiese resistir las llamas púrpura de Orochi. Y estoy seguro que de no haber pasado lo que te contaré, ahora estaría en el cementerio.

Cuando estaba por mandar y asestar uno de mis golpes más fuertes llego a mí una oleada de energía descomunal que me hizo detenerme para prestar atención de donde provenía, segundos valiosos que Kusanagi tomo a su favor, no pude ver bien en que momento lo hizo, tan solo sentí el golpe, el cómo  me levantaba del piso estampándome instantes después, era obvio que había perdido, y por una soberana estupidez, me cabree a tal punto que no pude contenerme yéndomele encima, o eso pretendía pero los bastardos de Kane y Kisaragi me detuvieron, le grité algo al pequeño bastardo pero no recuerdo qué fue.                       

Nos fuimos de ahí, no podía quitarme de la cabeza ese despliegue anterior de poder, y fue entonces que mi cerebro se apagó, recuerdo entre sombras la mano de alguien sobre mi hombro y después enloquecí, cuando volví en mi estaba en un callejón, mis manos ensangrentadas y en el piso los dos subordinados del tal Geese, era la primera vez que asesinaba a alguien, tragué saliva, mi corazón latía a mil, di un par de pasos hacia ellos como queriendo cerciorarme de que en verdad estaban muertos, sin embargo decidí dar media vuelta, ¿huir? Tal vez, aun no descifro por qué Salí corriendo, pero no de forma errática, tenía un objetivo, con el cual di un par de horas después. Un gran complejo en una parte alejada de donde fuese la final del torneo. Apenas entrar al lugar pude sentirlo, el aura de la serpiente se encontraba ahí, pero parecía más salvaje de lo normal, he estado expuesto a Orochi desde el día de mi nacimiento, y jamás le sentí tan fuerte como en ese momento, fuerte y descontrolado. Todo estaba desolado, estuve hurgando por aquí y allá, hasta que escuché el eco de voces por alguno de tantos pasillos, eran los bastardos que nos ganaron en la batalla final, podría haberme enfrentado a ellos, pero desde donde estaba pude notar dos siluetas ir a su encuentro, no pude escuchar demasiado de la “charla” que se volvió un intercambio molesto de gritos, no supe que más sucedió porque volví a seguir el palpitar del poder que parecía llamarme. El despliegue de energía de los que dejaba atrás era, hasta cierto punto de admirar, pero mi objetivo estaba más adelante, pasé por un pasillo que me guio a una oficina, muchos documentos revueltos, tres nombres salían a relucir, Kagura, Kusanagi y Yasakani, este último era el nombre de mi clan hace cientos de años, se notaba que el sujeto que intentaba controlar el poder de Orochi había hecho su tarea bastante bien, y justo cuando estaba buscando algo sobre él escuché un rugido feroz, y nuevamente el poder de la serpiente apareció, más descomunal que antes, no pasó demasiado tiempo o al menos yo lo sentí así, el lugar parecía empezar a desquebrajarse, tuve que salir de ahí sin llevarme demasiada información como me hubiese gustado. Un gemido de frustración al doblar una esquina, tirado y a puertas de la muerte estaba el pobre infeliz, ese tal Rugal, noté a lo lejos el escudo del sol alejarse a duras penas.

El rubio me vio,  como un cachorrito que desea ser adoptado, no pude reprimir una sonrisa de burla.

“Solo los Yagami somos capaces de controlar ese poder, eso te mereces por imbécil”

Dije regocijándome de mis palabras, saboreando cada una con sorna por aquel cuya sangre comenzaba a cubrir el piso, di media vuelta y me fui, no tenía más que hacer en ese lugar; me sentía un tanto feliz de saber que el imbécil Kusanagi no murió en esa batalla, como se lo dije antes su vida me pertenece solo a mí, pasé tantos años de penurias escuchando su nombre cada día, por lo que nadie en este mundo tiene más derecho de quitarle la vida, la vida que él me quito. Algún día mis manos podrán terminar el trabajo que se les encomendó desde el día en que nací.

P.D.: Creo que la rubia escobeta se siente atraído por el perro Kusanagi… Pero es solo mío… solo yo puedo matarlo.


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