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El camino de las leyendas por Kaiku_kun

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—Es… —Iba a catalogar de «imposible» enfrentarse a ese destino, pero si estaba allí era por alguna razón—. Es para desmayarse. ¿Cómo vamos a hacerle frente?


—Finsternis hace mucho que sabe que la segunda Negra Noche se va a producir. Ha estado esperando a encontrar a las personas adecuadas.


—¿Adecuadas? —bufó—. Somos una vulgar líder de Gimnasio sin estadio, su hermano retirado y nuestro abuelo, el que vive dentro de un Dusknoir. Adecuada sería Gloria. O Paul, o Lionel. ¡Qué diablos, hasta ese par de estirados de Dargo y Tizonio darían mejor el callo!


Su abuelo se rio con ternura.


—Veo que no han cambiado tantas cosas desde que me fui. Sigues creyéndote menos de lo que eres.


—Qué gracia —replicó la joven.


—Todas esas personas tienen su propio papel. Algunos les considerarán los héroes de esta historia. Finsternis ya me ha contado que los Pokémon Legendarios de Galar se han presentado ante Gloria y Paul. Por tanto, serán personas demasiado atareadas para realizar toda la labor técnica que requiere este plan.


—¡Y sigues sin decirme en qué narices consiste el plan! —se quejó por enésima vez.


—Tienes que entender que todo va muy lento y muy deprisa a la vez. ¿Diste el nombre que te di a alguien más?


—Sí. —Gloria tenía que estar estornudando como si le hubiera dado un ataque de alergia o algo así.


—Esa persona sabrá exactamente qué hay que hacer. Has depositado toda la confianza de la que dispones en ella. Me figuro que habrás escogido bien, porque será tu contacto ahí fuera. ¿Qué pistas has dejado?


—Que sigan mis pasos.


—Suficiente. —Aunque Gloria y Nerio no estarían de acuerdo con eso—. El cuerpo real de Finsternis se encuentra en el mismo sitio donde le encontraste: en la Antigua Atalaya. No puede aparecerse sin más, pero lo más probable es que tus colegas pasen varias veces por allí.


—¿Y qué?


—Que más les vale que lo hagan. Cuando la Negra Noche se produzca, tendrán que sabotear a Finsternis.


—¿Cómo que sabotear? Tanto misterio me está mareando.


Finsternis y su abuelo se miraron, como si pensaran «qué adorable».


—Estás aquí por varios motivos —dijo Finsternis—. Para que entendieras lo que pasa a través de tu investigación: conseguido; para que te enteraras del plan y vieras a tu abuelo: estamos en ello; y para servirnos de contacto con una persona que podría ayudarnos a detener la Negra Noche mientras se produce: pendiente.


Roxy dejó que esas palabras calaran en su cuerpo.


—Soy el mensajero. ¡Soy el puto mensajero!


—Más o menos. Pero también eres quién ha hecho que todo el mundo encaje las piezas de este gigantesco puzle. ¿Sí o no?


Roxy se quedó pensando. Había encontrado la Estrella Deseo agotada. Se la había dado a Sonia para que investigaran y habían formulado una teoría plausible. Y luego, aunque de una forma bastante descabellada, había conseguido hacer que Gloria, Finsternis y ese par de ególatras de Dargo y Tizonio estuvieran conectados. Es más, todo el mundo estaba haciendo algo por ella que sin la misma Roxy nunca hubieran hecho. Era asombroso.


—No sé si vas a salvar Galar tú misma —dijo su abuelo—, pero si no lo haces tú, será gracias a ti que otra persona lo haga. Serás leyenda, tanto como los campeones de la región. Gracias a ti y a nuestro plan, salvaremos, como poco, todo Galar. ¿Te parece poco?


—Gracias por la presión de gratis, tío. ¿Y qué? ¿Cómo lo hacemos? ¿Qué es eso de un sabotaje?


—Ningún Pokémon del tipo Fantasma o Dragón se ha tragado una Estrella Deseo hasta ahora —dijo Finsternis, sin tono una vez más—. Es un gran contratiempo para el desarrollo de la Negra Noche. Por tanto, nuestro enemigo intentará poseer a los fantasmas y dragones más antiguos de esta región como catalizador.


—A ver si adivino: que tú te hayas quedado en la Antigua Atalaya no es casualidad.


—No.


—No es que no sea una casualidad —añadió su abuelo—. Es que la Antigua Atalaya es el mejor sitio de toda la región para conectar con otros mundos. Finsternis está allí, montones de Pokémon del tipo Fantasma están allí por esa razón.


—¿Esperas que la criatura —dijo, con cuidado de no pronunciar su nombre— consiga llegar a Galar a través de la Atalaya?


—Sí. Y usará a Finsternis como ancla. Finsternis tiene mucho poder, más que cualquiera de los Pokémon de esa zona. Le poseerá a él primero, le intentará usar de lugarteniente para mandar por sobre de los gigantes y a la vez su energía le permitirá cruzar a nuestro mundo.


—Joder. ¿Y qué pasa con ese sabotaje? ¿Qué hay que hacer?


—Esta es la parte del plan que no te va a gustar…


—Tendré que morir —dijo simple y llanamente el Pokémon—. Mi último cometido en tu mundo será devolverte a Galar. Luego yo y tu abuelo desapareceremos para siempre, exiliados a la tierra de los muertos.


Roxy se quedó muda. Un anciano, recostado en una cama, del que sólo quedaba su alma, y un Pokémon del tipo Fantasma con, probablemente, siglos de antigüedad. Dos muertes anunciadas desde hace años. Y Roxy seguía teniendo ganas de llorar.


—Aun así no será suficiente. El cuerpo de Finsternis seguirá poseído, pero sin sus poderes será mucho más débil. Para entonces, la Negra Noche ya estará en activo y tú habrás vuelto a Galar. Tendrás que comandar a tus amigos y a tus Pokémon para vencer a Finsternis primero.


—Sin ancla, un barco va a la deriva —dijo Finsternis, usándose a sí mismo de metáfora junto a su enemigo— pero seguirá surcando los mares sin control. La criatura podrá ser vencida entonces, con mucha ayuda, y devuelta a su cárcel.


—¿Y cómo le vencemos definitivamente?


Por primera vez en toda aquella conversación de locos, Roxy vio la duda.


—No lo sabemos. Estamos ciegos a partir de aquí.


—¡¿Qué?! ¡¡Pero si es un plan a medias!!


—No del todo —repuso su abuelo—. Te he dicho que contamos con un posible contacto. Es a quien tenemos que encontrar.


Roxy se olvidó de ese plan a medias por completo cuando vio que su abuelo estaba haciendo el esfuerzo para levantarse. Tuvo el impulso de socorrerle cuando le vio tropezar, pero por error le rozó un brazo: le traspasó. Sería inútil.


—Gracias, Marnie. Puedo yo, tranquila.


—¿A dónde vamos?


—Esta persona no está en el limbo de Finsternis. Tendremos que acercarnos a la frontera entre los mundos.


—¿Otro humano fuera de su mundo? ¿Cómo ha llegado dondequiera que esté?


—Fue por culpa de la misma criatura. Este humano vive en su mundo.


—Hay que ser realmente estúpido para intentar vivir allí.


—No sabemos por qué está allí —dijo Finsternis, deslizándose el primero hacia las escaleras de casa— pero esperemos que desee volver a la tierra donde pertenece.


El abuelo de Roxy caminó detrás de su Pokémon a la misma velocidad. Daba la impresión de que le quería seguir de cerca por si se perdía. Quizás la bruma le detectara como a un intruso, igual que a Roxy, y la presencia de Finsternis le ayudara a sobrevivir.


Los tres bajaron las escaleras y, en cuanto Roxy puso un pie en la calle, todo Crampón se volvió un borrón de bruma oscura y empezó a derrumbarse y a hundirse como una isla en el océano, dejando solamente un camino, las voces de los muertos lamentándose en su propio mundo y a Finsternis, Roxy y su abuelo esperando en medio de la gigantesca caverna.


—Llegaremos pronto allí —anunció Finsternis—. La frontera, aunque algo más sólida que mi limbo respecto al reino de los muertos, se puede atisbar mucho mejor.


Finsternis flotó entre la bruma, siguiendo el camino. Roxy y su abuelo iban detrás, al mismo paso.


Todo lo que la joven líder podía ver era la caverna. El cuerpo de Finsternis por dentro. Tantas teorías sobre los Dusknoir quedaban solucionadas en ese instante, para bien o para mal: desde luego, era un lugar aterrador. Y que fuera sólo la paradita de descanso para las almas que eran absorbidas para esos Pokémon era, como poco, tétrico. Sabía que lo que Roxy estaba viendo no era lo que un difunto como su abuelo vería.


—¿Qué es lo que ves? —le preguntó.


—¿Te refieres a mi entorno? —preguntó de vuelta su abuelo—. Antes solía veros a vosotros en nuestra casa, todo el tiempo. O a Finsternis y yo viajando por el mundo, en nuestra aventura. O a tu madre. —Roxy se quedó en silencio, mirándole con tristeza—. Pero sabía que era porque os echaba de menos, y en parte porque deseaba llegar al otro lado. Con el tiempo, todos desaparecisteis en la bruma. No deseaba lamentarme de mi destino, a pesar de que mi muerte fuera de lo más natural.


—Entonces ¿ves lo mismo que yo?


—Depende de mi humor, pero sí. Ahora que estamos concentrados en vencer a la criatura, veo la misma caverna y la misma bruma y el mismo camino que ves tú. Es la única forma de sentirme conectado a ti.


Su abuelo no quiso seguir hablando, aunque lo había dejado todo claro. Roxy tampoco se atrevió a decir nada más. Estaban deseando abrazarse, pero la muerte les había separado de una forma cruel, sólo porque el mundo estaba en peligro. Incluso cuando quería quitarse ese lastre, Roxy siempre acababa descartando sus emociones por un bien mayor. El universo, multiverso incluso, se lo decía. Y empezaba a odiarlo profundamente.


Echaba de menos a Gloria. Con ella, todo resultaba tan fácil, tan directo, tan… No sabía cómo expresarlo mejor. Si ella le proponía un puzle (igual que su abuelo hacía con ella), en vez de resolverlo, rompía todas las piezas y lo recomponía de una forma inesperada e increíble. Roxy siempre había creído que hacer pasar a las personas por esa clase de puzles emocionales le ayudaba a seleccionar cuáles de ellas eran aptas para su vida, pero Gloria no caía en esa clase de manipulación: ella entraba, decía algo, rompía el esquema mental de Roxy, y luego se iba. Si querías o no seguirla era tu decisión. Te aceptaría de todas maneras, aunque tardases toda una vida. Gloria era maravillosa por eso, porque obligaba a sacar lo mejor de los demás ante ella. Sin rodeos. Sin inventos. Sin precauciones.


—¿Puedo ser cotilla? —preguntó su abuelo, sacándole de su ensimismamiento. Roxy enrojeció, la habían pillado pensando en Gloria.


—Depende de lo que sea.


—Tengo curiosidad por saber a quién le has dado el nombre de Marnie.


Roxy puso vista al frente como un soldado, rígida como tal, intentando mantener una cara de póquer creíble. Su abuelo se rio en un susurro, lo que la avergonzó aún más. Ese viejo no le iba a sacar una sola palabra, aunque ya tuviera la respuesta que deseaba.


Pasar vergüenza era un pasatiempo que se había vuelto agradable con el tiempo con Gloria. Sin embargo, esa sensación desapareció inmediatamente, mientras Roxy, su abuelo y Finsternis se detenían ante una pared que se convertía en un espacio totalmente irreal: enormes trozos de roca flotaban, árboles sin vida pegados a ellas, cataratas y riachuelos se desplazaban por el vacío torciendo en ángulos de noventa grados en vertical y diagonal y colgando del techo inexistente, flotando en ninguna parte en un mundo desprovisto de estrellas, apenas un núcleo que irradiaba esa misma luz morada que había invadido Galar.


—Este es el Mundo Distorsión. El reino de la criatura, y donde tiene encerrado a nuestro contacto.


—Entonces es verdad —dijo Roxy—. La criatura, y no un humano, es la responsable de todo. Incluso del renacimiento de Eternatus tal y como le conocemos.


—Así es.


Roxy admiró ese mundo totalmente desconocido, pero también sin vida. Eran restos muertos o contaminados de otro mundo. Si una persona vivía allí, ¿de qué se alimentaba? ¿Cómo podía sobrevivir allí?


—¿No cruzamos? —preguntó.


—No —se negó Finsternis—. Si lo hacemos, tu abuelo desaparecerá y el limbo en el que estás quedará atrapado en un bucle dicotómico: existiendo y no existiendo a la vez en dos mundos distintos.


—No sé si lo he entendido… Pero supongo que estar en Galar y en el Mundo Distorsión sería un problema, ¿no?


—Exacto. Mi cuerpo se movería al Mundo Distorsión, pero este mundo es distinto, cuesta mucho más salir de él que entrar, y bloquea mucho mejor el contacto con el mundo de los muertos. Eso quiere decir que mi limbo carecería de poder. Existiría, pero muerto, o durmiendo.


—Y eso me atraparía a mí también. Qué complicado.


—El plan es esperar a que nuestro contacto aparezca. Te irás con él cuando la Negra Noche empiece y yo y tu abuelo dejaremos el limbo y Galar y moriremos definitivamente.


Aunque estaban ahí mismo, tanto Finsternis como su abuelo parecieron extremadamente lejanos. No podía tocarlos. Ni consolarlos (pues ella era quien necesitaba de consuelo). Las palabras resultaban pobres. Las lágrimas, aunque necesarias, se vertían en el momento equivocado.


Roxy miró de nuevo hacia el Mundo Distorsión. En la lejanía, un hombre caminaba despacio, desafiando las leyes de la física, nadando en un riachuelo en el espacio vacío y saliendo seco, flotando, caminando por paredes. Un solo salto un tanto corto le hizo capaz de llegar hasta ellos, a más de cincuenta metros, aterrizando como si nada en una isla que tenían en frente.


—Así que tú eras el Pokémon que de vez en cuando espiaba en este mundo. Nadie busca en casa de Giratina sin un buen motivo —dijo, sonriendo a Finsternis con cierta malicia. Roxy quiso decirle que no pronunciara ese nombre, pero ni su abuelo ni Finsternis se quejaron de ello—. Me llamo Helio. Si me sacáis de aquí os ayudaré en lo que sea.


Aquel hombre no podía tener más de treinta años, pero su aspecto demacrado, con esa tez chupada y alargada y ese pelo estirado hacia arriba le daba un aire tanto de crueldad como de cierta edad. A Roxy le impresionó.


También tuvo la certeza de que no podía confiar en él.

Notas finales:

Curiosidad: La aparición de Helio en este fic, en general, fue uno de los primeros planes que tuve además de ese interludio que me sirvió de inspiración. 


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