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El camino de las leyendas por Kaiku_kun

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Notas del capitulo:

¡MALDITA SEA! Acabé el capítulo el sábado en directo, yo tan contenta, y va y me olvido de colgarlo cuando toca. ¡Mil disculpas! No he abandonado nada, ¡lo juro! Además, ya veréis que el final está mucho más cerca de lo que parecía dos capítulos atrás.

Gloria y Roxy vieron con impotencia lo que estaba pasando en el Área Silvestre desde su taxi aéreo. Giratina se adueñó completamente del valle. El modesto ejército de Lionel tuvo que retroceder tan pronto como la criatura volvió a primera línea de batalla, a pesar de que los entrenadores y sus Pokémon aprovecharon la quemadura que Eternatus le había dejado a su antiguo señor en el costado. Ahora su enemigo parecía más poderoso ahora, y ojalá las chicas hubieran tenido la capacidad de avisar a sus colegas ahí debajo de que Pueblo Amura estaba siendo atacado.


—No te preocupes —le dijo Gloria a Roxy con voz queda—, evacuamos Amura a tiempo. Allí no debería quedar nadie.


Fue un viaje lento y estresante para la pareja. No podían hacer nada desde allí arriba más que lamentarse por Eternatus y rezar para que su improvisado plan funcionase en Artejo tan pronto como llegaran. Si Giratina conseguía llamar a los gigantes que habían al norte y al oeste de Artejo, no tendrían ninguna oportunidad.


Paul ya tenía que estar en artejo avisando a Dargo, Tizonio y Rose de lo que estaba pasando en el Área Silvestre. El mensaje era más esperanzador de lo que realmente estaba ocurriendo, pero necesitarían una buena defensa con los gemelos y los recursos de Rose (una vez más) para conseguir frenar a Giratina.


—¿Crees que funcionará? —preguntó Gloria.


—Es lo único que se me ocurre. Rose sabe cómo funciona. Olivia y él son inventores excepcionales.


Aunque quizás era un mal momento, Gloria aprovechó para mimar un poco a Roxy con abrazos y tomándose de la mano. La había echado mucho de menos y dudaba que tuviera un mejor momento antes del fin del mundo o el fin del propio Giratina.


—Me asustaste mucho cuando te encontré —le dijo. Roxy reclinó su cabeza con la de ella—. Sé que lo he dicho mucho, pero después del dramón que hemos tenido, yo…


—Lo sé —musitó Roxy—. Pensé que no te volvería a ver.


Las dos reposaron en el mismo asiento y se miraron unos segundos con ternura, hasta que Gloria no pudo resistir a darle un corto beso en los labios, uno de esos que tanto había echado de menos. Fueron unos breves segundos de paz, que se añadieron a otro deseado abrazo.


El taxi aéreo no tardó en descender hacia Ciudad Artejo. La fortaleza antigua tenía un aspecto muy descuidado ahora que la ciudad había sido evacuada. Junto a la parada de taxis, Paul estaba esperando. Tenía cara de tener buenas noticias, pero ellas dos no podían decir lo mismo.


—¡Rose ha conseguido reactivar su laboratorio!


—Por fin algo que sí sale bien hoy —rezongó Roxy—. Vamos, quiero verlo todo. ¿Lo haréis?


—No nos queda otra —dijo Gloria.


Paul había tenido una particular misión con Rose: usar el antiguo receptáculo de Eternatus para concentrar de nuevo energía de las Estrellas Deseo que pudieran quedar por la región. El plan era simple: pagarle a Giratina con su propia moneda. La energía de las estrellas, en vez de quedar guardada en una criatura tan literalmente tóxica como Eternatus, sería absorbida por ni más ni menos que Zacian y Zamazenta. Roxy había pensado en ello mientras se recuperaba, pero temía que los efectos mágicos no tuvieran impacto alguno en seres tan vinculados a la naturaleza como las dos criaturas legendarias de Galar. O peor, que se descontrolasen de forma inesperada, lo que pondría en mucho más riesgo a toda la región, si es que la destrucción de toda ella no era peligro suficiente. Pero era la única opción que hasta ahora había funcionado de alguna manera.


Quizás Giratina sabía de todo aquello. Roxy miró al horizonte: la tormenta oscura se acercaba. Podía ver los látigos de Giratina flotando si encontraba una calle secundaria que le dejara ver el Área Silvestre.


—No tenemos mucho tiempo —les apremió.


Paul les llevó hasta el laboratorio donde unos meses atrás Eternatus escapó y empezó a sembrar el caos. Gloria recordaba muy bien su batalla contra el expresidente en aquel lúgubre sitio. Ahora lucía totalmente restaurado, aunque los tanques que contenían a Eternatus ya no estaban allí.


—¡Roxy! Me alegra ver que estás sana y salva —les saludó el expresidente Rose. Roxy estuvo tentada de reclamarle que por su culpa casi se moría, pero Gloria ya le había dicho que le había metido soberana bronca delante de todo Galar—. Todo está preparado como lo pedisteis. La torre de Artejo está conectada ya con todos los nodos regionales, aunque no tardaremos en quedarnos sin recursos.


—Perfecto. Sólo necesitamos subir arriba del todo. Si todo funciona como esperamos, Giratina se tendrá que retirar sin siquiera luchar.


—Sí, y la región se tendrá que buscar otra fuente de energía —añadió Gloria. Estaba especialmente satisfecha de su objetivo involuntario en ese plan.


—¿Qué? ¿Qué quieres decir?


La mirada de pánico de Rose complació de veras a la pareja. Paul se las quedó mirando, intentando dilucidar qué pensaban, pero se rindió.


—Sólo hay una opción para derrotar a Giratina: quitarle su arma. Borrar las Estrellas Deseo del mapa. Agotarlas de golpe, si es necesario. O eliminar su magia negra de ellas.


—¡¿Y qué pasará con Galar?! —se sorprendió Paul.


—Tendrá que aprender a no depender de sus estadios, como el resto de regiones —sentenció Gloria, mirando a Rose. Éste no tenía buen aspecto.


—Supongo que es la única opción —suspiró.


—Sí. Aunque quizás, en un golpe de suerte, la magia de Zacian y Zamazenta tenga una reacción inesperada en las piedras y aporten otra clase de energía. No lo sabemos.


—No parece un plan muy sólido —se lamentó Rose—. Vamos, os llevaré hasta la torre.


Los cuatro desfilaron hacia el ascensor para llegar a la entrada del gimnasio. Olivia trabajaba desde allí ordenando a sus trabajadores. Ella les abrió paso hasta los pasillos que llevaban a la cima de la torre.


Aquel sitio era otro que había sufrido muchos desperfectos en poco tiempo. El suelo estaba arañado, los lados y picos en plena restauración, rastros de la batalla entre los legendarios y Eternatus, en lo que creyeron que era la Negra Noche. Ojalá se hubiera quedado ahí. Gloria y Roxy se acercaron al borde de la torre, protegido por una cerca. Al fondo, Giratina estaba ya a la vista a buen tamaño. Se encontraba en la zona desértica, y aún podían atisbarse ataques de los entrenadores bajo las órdenes de Lionel.


—He subido un par de veces aquí —comentó Rose, acercándose a ellas. Paul le siguió—. Los gigantes no se han movido de sus lugares, pero se les puede ver peleándose. Pero ésos… —dejó en el aire, señalando los que se acercaban a Artejo desde Pueblo Amura.


—Están controlados por Giratina. Vienen a atacar la ciudad —previó Roxy—. Giratina tiene que saber que la fuente de poder de Galar se encuentra aquí.


—Mejor empecemos cuanto antes —sentenció Gloria.


Paul y Gloria se pusieron en el centro de la torre y llamaron a Zacian y Zamazenta. Ellos se mostraron en sus formas desarmadas. Parecían frescos para un buen combate, pero no estaban allí para eso. O quizás no aún.


Sin recibir una sola orden, los Pokémon legendarios empezaron a hacer acopio de poder y se transformaron en las bestias peligrosas que realmente eran. Brillantes en el centro de la torre, iluminaron brevemente el cielo de Artejo y llamaron la atención de amigos y enemigos a la vez.


—¡Cuidado! ¡Giratina nos ha visto! —advirtió Rose.


Un rayo de energía sobrecargada con Estrellas Deseo llegó como un misil hasta Artejo, destruyendo algunas de las torres altas por el desnivel que había hasta Giratina e impactó de lleno en la torre. Ésta tembló un poco, pero fue breve.


—¡No creo que podamos aguantar muchos de esos disparos! —les metió prisa Roxy.


Un segundo rayo apareció en la lejanía, pero Zamazenta puso todo su escudo delante, haciendo gala de su magnífica defensa y, habiendo cargado contra el propio rayo, la energía resultó en una explosión y el legendario aterrizó de nuevo al lado de su compañero Zacian. Gloria se dio cuenta de que tampoco podrían usar de escudo a los legendarios por muchos disparos, pues se le notaban las quemaduras del rayo al pobre Pokémon.


—¿Qué es eso? —señaló Gloria.


Al alrededor del sitio donde había impactado el rayo de Giratina había restos de cristal de las Estrellas Deseo, pero no tenían el tono morado de siempre. Eran de un color más claro.


No había suficiente tiempo para todo. Otro rayo de Giratina tuvo que ser frenado por Zacian, y de nuevo explotó justo antes de que impactara en la cúspide de la torre.


—¡Rose, espabila!


—¡Se está poniendo en marcha, vamos todo lo rápido que podemos!


De repente, todos los humanos en la torre sintieron un momento de intenso vértigo. Roxy quedó arrodillada, viendo como Gloria simplemente se desplomaba de la presión. Sobre sus cabezas, la energía oscura de Giratina se reunía como otro de sus tornados.


—¡He visto eso antes! —avisó Gloria, desde el suelo, incapaz de moverse—. ¡Giratina está abriendo un portal!


—Hay que asumir que, conforme se acerque, será más grande —dedujo Roxy, hablando con Rose, que estaba a su lado—. Si nos pilla aquí cuando el portal funcione, nos aplastará.


Sutil manera de decir «date prisa, tete». Un tercer rayo sacudió la torre, pero los dos legendarios no se movieron para defenderles. Debían estar aguantando la misma clase de presión.


—¡Ya está!


El sonido de un reactor ascendió por la llamada Corona de la Torre, donde estaban ellos defendiendo su posición. Roxy no supo qué clase de energía se desató en aquel instante, pero ascendió por las patas de Zacian y Zamazenta y despegaron como el mismo rayo de energía de Giratina hacia el cielo. Los colores azul cielo, blanco y naranja barrieron por completo aquel portal en ciernes y crearon un escudo que se fue ensanchando como una onda de energía. Todos los rayos apresurados que Giratina lanzó a partir de ese momento simplemente rebotaban de nuevo hacia el cielo y se acababan desintegrando en la nada.


Roxy ayudó a Rose a levantarse y corrieron al lado de Gloria y Paul. Bajo esa especie de cúpula de energía, toda la presión se había desvanecido y Zacian y Zamazenta brillaban con los colores que estaban proyectando como si desprendieran otro tipo de aura, mucho más poderosa.


La cúpula no detuvo su expansión. Los cuatro la siguieron hasta ver que impactaba en los gigantes en la lejanía y en Giratina.


—¡Los gigantes caen! —anunció Paul—. ¡Y acaban de empequeñecerse!


—¡Mirad a Giratina! —exclamó Gloria.


La criatura se retorcía en el aire sin control, herida, intentando buscar alguna forma de poder que no hubiera sido aplacada por la fusión de la pureza de Zacian y Zamazenta y la magia negra de las Estrellas Deseo. Su descontrolada energía creó su propio campo inestable, que destruyó la antigua gravedad que le rodeaba. Como un zepelín en llamas, Giratina hizo un aterrizaje de emergencia en Ciudad Artejo, con todo su ejército esparcido por las últimas zonas del Área Silvestre. El choque derruyó los muros de la antigua ciudad.


—Se está haciendo pequeño.


—Claro. Su fuente de poder en Galar eran las Estrellas Deseo —explicó Roxy—. Las hemos conseguido inutilizar. Ahora sólo cuenta con su poder individual.


—¿Deberíamos hacer que Zacian y Zamazenta luchen contra él? —preguntó Paul.


—No podemos moverlos de la torre —negó Rose—. Si lo hacemos, se desconectarán de la poca energía que queda de las Estrellas Deseo, y eso podría ayudar a Giratina.


Gloria se paseó de nuevo hasta el punto donde había visto los cristales resultantes del choque de las dos clases de magia. Encontró un pedazo no mucho más grande que su dedo meñique. Era de los mismos colores que ahora cubrían Galar con energías renovadas.


—Ellos siempre fueron la respuesta —dijo a Roxy, que estaba a su lado. Luego alzó más la voz—. Rose tiene razón, no podemos moverles. Zacian y Zamazenta están disipando toda la energía negra convirtiéndola en estos cristales, incluyendo la que están absorbiendo ahora mismo.


—Actúan como un filtro de pureza —comprendió Roxy—. Cuando las últimas Estrellas se agoten, ellos perderán este nuevo poder. Ya no tendrá utilidad.


Sin embargo, aún había una criatura enorme en la entrada de Artejo lista para una pelea a la desesperada y, quizás conectando con esa nueva energía, fue capaz de ascender hasta la cima de la torre.


Giratina se alzó imponente por encima de las cabezas de todos los presentes, irradiando un aura de terror, peligrosa como ella misma.


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