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Pequeño Milagro. por Luka Crosszeria

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— ¡Felicidades Furihata-san, tienes ocho semanas de embarazo! — La doctora le dice, con una brillante sonrisa, que lo deja ver una hilera de perfectos dientes blancos, y, Furihata no entiende la felicidad con la que la atractiva mujer de cabello negro le da la noticia, es decir, si lo entiende, ¿cómo podría no? pero ahora mismo Furihata Kouki está asustado, consternado y en una negación absoluta, justo como hace ocho años.

Hace ocho años Furihata se sentó solo en una sala médica, con su madre afuera de la sala, porque la doctora había querido hablar primero y en privado con su paciente, en ese caso, un Furihata demasiado joven y asustadizo, que creía que probablemente estaba muriendo... Porque si no era así, entonces, ¿por qué la doctora luciría de esa manera tan... conflictiva? La sonrisa de la mujer de mediana edad era suave pero no era verdadera, era el tipo de sonrisa que viene con una mala noticia, ese tipo de sonrisa que quiere ofrecer consuelo pero se pierde en la tristeza.

Su corazón dio un salto, de pronto, se sintió superado por todo, se sintió culpable con sus padres, porque no siempre fue un buen hijo, y ahora él no iba a poder regresarles todo el esfuerzo y el amor que le dieron al criarlo, pensó en Kouta y en la pelea de esa mañana por un panqueque, fue el último y ambos habían querido comerlo, en el caso de Kouta no fue anormal que devorara diez de esos panecillos, todos en casa lo sabían, Furihata lo sabía, y aun así se lo comió, porque recientemente tenía más hambre, y se lo comió con ganas, frente a su hermano, lo que le valió una pequeña discusión que terminó con Kouta sin querer hablar con él (sí, su hermano universitario aplicó la ley del hielo sobre él).

Kouki amargamente recordó que todo el contenido de su estómago se vacío casi cinco minutos después del desayuno, así que solo consiguió a un Kouta enojado en lugar de un desayuno que pudiera quedarse en su estómago.

Kouki había estado enfermo, sin embargo, nada que creyese que fuera grave.

—Furihata-kun, le pedí a tu madre que saliera por un momento, lo que te voy a decir es un poco... —La doctora busco la palabra exacta para decir, Kouki le dio un punto, supone no es fácil encontrar las palabras para decirle a un niño de dieciocho años que probablemente morirá, — delicado.

Kouki no dijo nada, tragó en seco y casi sintió que la primera lágrima rodó desde el lagrimal de su ojo izquierdo y se deslizó sobre su mejilla, no obstante, pudo ser simplemente una lagrima fantasma, porque tanto los ojos como las mejillas de su cara estaban completamente secas.

Él pensó en sus amigos, en Seirin, Fukuda, Kawahara, Kagami y Kuroko.

Luego pensó en la única persona que ha amado con el corazón hasta que duele demasiado como para seguir queriendo, pero no puede hacer nada, no puede evitarlo, es Akashi Seijuro, la única persona que podría llevarlo al paraíso o dejarlo caer al infierno, pero de todas maneras Kouki seguiría amándolo.

Egoístamente pensó en transmitirle sus sentimientos, porque si iba a morir, entonces ser rechazado sería el miedo más estúpido que pudiera sentir ahora.

Se equivocó, pero eso no era nuevo, Furihata Kouki fue un niño que ha vivido toda su vida perdiendo.

—Furihata-kun ¿has tenido relaciones sexuales sin protección? — La mujer sonríe, porque Kouki no necesito darle una respuesta verbal, no cuando sus mejillas e incluso sus orejas le han mostrado toda una gama de color rojo, desde un suave tono casi rosado hasta el vibrante rojo escarlata. — Estás embarazado, tienes ocho semanas de embarazo.

Él tuvo un miedo diferente ahora; en una sala médica que olía a desinfectante, frente a una mujer que tenía una mirada amable y de comprensión, con su madre esperando afuera, con su padre esperando en casa por una posible y simple infección estomacal, con el padre del niño en su estómago en Kioto, llevando una vida normal y sin saber que en su vientre se forma una vida que había ayudado a concebir, y no sabía que pensar o sentir a parte del terror y la abrumadora sensación de soledad.

Ocho años después, es casi el mismo escenario.

Casi.

— ¿Mamá está embarazada? — Kousei, Kouki puede decir, está emocionado (no molesto o decepcionado con él), y Kouki comparte ese sentimiento, inclusos si no puede demostrarlo aún, debe tomarse su tiempo para que el miedo y el desconcierto sean reemplazados por puro amor incondicional, el mismo que sintió hacia Kousei luego de que el shock inicial desapareció junto con sus lágrimas que se limpiaron con el pañuelo que la doctora le ofreció.

—Sí. — Kouki se encargó de confirmarlo, aunque un segundo después su mirada se posa en la doctora, que, con una sonrisa por la adorable familia frente a ella, reafirmó con un asentimiento de cabeza su respuesta, mirando al niño dijo:

—Mamá está embarazada, Kousei-kun.

Kousei sujetó su mano con fuerza, Kouki se sintió extremadamente protegido cuando esos ojos, tan iguales, tan diferentes a los de Akashi lo miraron.

— ¡Mamá, tienes que cuidarte más! ¡Ya no puedes cargar esas cajas pesadas en la biblioteca, a partir de ahora yo lo haré! ¡Tienes que comer adecuadamente, voy a preguntar a la señora Yuu si me puede enseñar a cocinar cosas para que puedas comer! — Kouki asintió ante cada advertencia o consejo de su pequeño hijo, Kousei siguió derramando mil palabras por minuto, ese fue un rasgo que heredó de él, posiblemente fue el único, Kouki sonrió con amor hacia su bebé. —Ella o él, tienen que parecerse a ti mamá. No pueden absolutamente parecerse a Seijuro. — Por supuesto, porque el niño nunca pensó que Seijuro no era el padre de ese bebé, Seijuro era su padre y la única persona a la que su madre amaría, incluso si no lo merecía, incluso si el hombre tampoco estaba en sus vidas aun ahora.

Todo se volvería un poco más complicado, pero definitivamente él protegerá a su mamá y a su nuevo hermanito o hermanita y no dejará que Seijuro los lastime de nuevo.

— ¡Ya quiero enseñarle la tabla periódica de los elementos! — Kousei lanzó su emoción, la doctora no hizo nada para esconder su divertida expresión, usualmente los hermanos mayores decían algo como "¡No puedo esperar para enseñarle a lanzar la pelota!", pero Kousei era Kousei, después de todo.

Kouki habría preferido que Kousei no supiera sobre su embarazo, después de todo, están aún en las ocho semanas, es pronto para decir que nada puede salir mal con el, pero esta es una rutina que han tenido desde que Kousei ha podido caminar, porque fue un niño extremadamente inteligente que, se decidió a acompañarlo en este tipo de circunstancias en donde se ha sentido mal durante las últimas semanas y ha tenido que ir al médico.

En retrospectiva, todos esos síntomas, característicos de un embarazo fueron un presagio que Kouki ignoro tan desesperadamente.

— ¡Mamá no podemos decirle al abuelo Masaomi! ¡Debemos escapar de nuevo!

El corazón de Kouki casi se detuvo.

Después de todo, había cometido el mismo error que hace ocho años atrás.





_____________


 

La sonrisa de Kouki se borró instantáneamente cuando la puerta del apartamento que Masaomi había estado rentando para él, se cerró, ya no pudo ver más la mirada preocupada de Kuroko y Kouta.

¿Desde cuándo esos dos se habían hecho amigos? Por supuesto, desde que Kouki desapareció de su casa, dejando solo una nota donde estúpidamente escribió que estaría bien y que no lo buscaran, obviamente su familia y amigos no siguieron las instrucciones de un estúpido, hormonal y embarazado (aunque esto último sus amigos no lo sabían) Kouki.

Al parecer cuando Kuroko lo vio junto a Masaomi y Kousei el domingo pasado, mientras compraban mirin y salsa de soya porque se había terminado en casa, casi inmediatamente se contactó con Masaomi, quien, con una mirada de disculpa le comunico que el de cabellos azul celeste quería verlo y hablar con él.

(Y ¿desde cuándo Kuroko y Masaomi se conocían, tanto, que incluso Kuroko tenía su número privado y Masaomi se encargaba de ser su recadero? Muchas cosas pasaron durante los últimos años, puede ver.)

Por supuesto Kuroko nunca acepto un no por respuesta, por lo menos no si podía hacer algo para cambiarlo. Por ejemplo: una foto de él, Masaomi y Kousei saliendo del supermercado, junto a una amenaza que decía le haría llegar tal foto a Akashi Seijuro si no accedía a reunirse con él y le daba una explicación buena, pero sobre todo creíble de lo que había pasado hace ocho años y lo que estaba pasando actualmente.

Así que de buena manera aceptó reunirse con él (por lo bajo lanzo una maldición en nombre de su (ex) mejor amigo).

Y el día para reunirse, fue hoy, precisamente hoy. Cuando Kouki había querido encerrarse en su habitación, meterse bajo las sábanas de cara seda, envolverse en ellas y esperar a que su hijo vuelva, porque Kousei volverá ¿verdad?; Kouki tiene la esperanza de que lo haga, que regrese a él y sea el mismo niño amable y amoroso, el niño que piensa que mamá es la persona más genial del mundo y que lo ama más que a nadie.

Kousei es un niño de preciosos sentimientos, Kouki no teme que Akashi pueda llevarlo solo por los lujos o el dinero, ese no es el niño que Kouki ha criado por casi ocho años, pero, ¿Qué pasa si es el mismo Kousei quien le pide quedarse porque quiere conocer más a su papá? ¿Qué pasa si Akashi logra conseguir el amor de Kousei? Kouki estaría muy feliz por eso, porque son padre e hijo, sin embargo, eso significaba que tiene que regresar solo al pueblo, que probablemente Seijuro pedirá la custodia compartida del niño y Kouki se quedara solo algunas veces al año en una casa que aun siendo pequeña, sería extremadamente grande para un solo Kouki.

Y eventualmente, y esto es lo que lo aterra más, eventualmente tendrá que conocer a Akashi de nuevo, y tendrá que decirle la verdad sobre el día en que Kousei fue concebido, verá en sus ojos la decepción, la ira y probablemente el asco.

Ellos no fueron los mejores amigos, ¡Demonios! ni siquiera pensaba que eran amigos, conocidos, tal vez, compañeros que se conocen solo por un club deportivo, Akashi solo fue amable y cortés cuando estaban juntos, ni siquiera lo tocó fuera de la cancha de básquet cuando lo felicitaba por una buena jugada o un enceste, entonces ¿Ahora le dices que un tipo así se aprovechó de su estado alcohólico para tener sexo con él, porque pensó que sería su única oportunidad de estar con el amor de su vida?

¿No fue eso repugnante?

Kouki suspiro y cerró sus ojos, arrojándose al sofá. En la mesa de centro todavía estaban las galletas, el jugo que Kuroko dejó a la mitad y la taza de café vacía de Kouta.

Kuroko y Kouta...

Kouki podía sentir como su corazón latía, las emociones del día de hoy parecían estar desbordando.

Él tuvo que decirle a Kuroko y a Kouta, que Kousei, el niño que aparece en la foto, no es como pensó su hermano mayor, el hijo ilegítimo de Akashi Masaomi, es; como Kuroko concluyó, el hijo ilegítimo de Akashi Seijuro, sin embargo, la noticia es igual de impactante para Kouta.

—Furihata-kun, deberías hablar con Akashi-kun, estoy seguro que nada es como tú piensas... o como él lo piensa. — Kouki no entendió las palabras de Kuroko, mucho menos la mirada casi desesperada de su antiguo compañero de equipo. Kuroko abrió su boca, como si tratara de decirle algo importante. — A él le gustabas. — Finalmente Kuroko dijo, luego de lo que al parecer había sido una intensa batalla consigo mismo, no habría querido inmiscuirse en asuntos que no tenían nada que ver con él, pero hace ocho años se quedó callado y las cosas resultaron en un muy grande mal entendido.

Que aún ahora sigue lastimando a sus amigos.

Sinceramente, ambos son unos idiotas: Akashi Seijuro y Furihata Kouki, era obvio para todos que ambos se gustaban, ambos actuaban estúpidamente en la presencia del otro, se sonrojaban y el nerviosismo se desbordaba en ambos cuando estaban juntos y no sabían qué hacer o de qué hablar, fue tan irritante que Kuroko quería tomarlos a ambos de sus cabezas huecas y hacerlos besarse, tal vez, de esa manera lo sabrían... desafortunadamente para ambos, Kise siempre estuvo ahí para detenerlo.

— ¡¿Qué?! — Kuroko asiente.

Kouki inmediatamente piensa que: Eso no puede ser verdad.

¿Por qué le gustaría a alguien como Akashi?

—Luego de la Winter Cup de nuestro primer año pasaron muchas cosas y una de ellas es que Akashi-kun tomó un interés especial en ti, que más tarde se volvió en amor, Furihata-kun, nunca antes había visto a Akashi-kun tan estúpidamente enamorado, y la prueba de ello es que, tenía miedo de confesarse y que lo rechazaras.

Kouki sonrió sin sonreír, sintiéndose como un estúpido. Eso fue en el pasado, por cualquier extraño milagro que hizo que Akashi se sintiera de esa manera hacia él, eso ya no importa, Kouki había hecho algo imperdonable, no solo se aprovechó de la forma débil y vulnerable de Akashi, también le quitó años de la vida de Kousei que no volverían por más que lo quisiera.

Nadie podría seguir amando a la persona que le quitó todo. Akashi no podía seguir amándolo luego de saber lo que ocurrió aquella noche, que le ocultó la existencia de su hijo y que, antes de que Masaomi llegará, nunca tuvo el valor de pensar en regresar por su propia voluntad para enfrentarlo.

Definitivamente Akashi no amaría más a un cobarde como él.

El sonido de la puerta abriéndose lo aleja de sus pensamientos obscuros, ese debe ser Masaomi-sama y su pequeño niño; se levanta del sofá, debería haber limpiado la mesa antes de que regresaran, pero mientras más navegaba en una bruma de pensamientos, más rápido pasaba el tiempo.

Aparto todo rastro de lágrimas de su cara y, como es usual, sonríe para recibir a Kousei, sin embargo, no es una sonrisa que tenga que forzar, incluso si se está hundiendo en el infierno de la desesperación, la sola mención de su bebé bastaba para que, sin importar qué, Kouki sonría y se olvide de todo.

— ¡Kousei, Masaomi-sama, bienvenidos de vuelta! — Lo único que lo consuela ahora mismo es saber que pronto regresará a su hogar y que todo esto, podrá olvidarlo por un momento, hasta que la magnitud de lo que ha hecho lo golpeara como una ola del mar embravecida. — ¡Hice curry para la cena! ¿Les gustaría comer ahora o darse un baño primero? — El ceño de Kouki se frunce cuando no obtiene la respuesta usual; Kousei positivamente aliciente en cenar primero, Masaomi en total acuerdo con el niño, porque definitivamente la comida de Kouki es deliciosa.

Escuchó la puerta cerrarse y luego...

—Me gustaría tener una explicación primero, Kouki. — El castaño se detuvo cuando la figura vagamente familiar se mostró frente a él.

Akashi Seijuro.

Un Akashi Seijuro adulto que había perdido por completo cualquier rasgo de la adolescencia, un rostro terriblemente atractivo, para Kouki fue extraño ver esta versión de Seijuro, tan habituado como está al infantil y redondeado rostro de Kousei, fue como tener una foto demasiado real de un pequeño Seijuro.

—Kouki... — La espina dorsal de Kouki se ve invadida por un delicioso escalofrío cuando Seijuro dijo su nombre, es curioso cómo en lugar de correr y encerrarse en cualquiera de las habitaciones del apartamento, Kouki da un paso al frente, porque la voz del hombre frente a él es demasiado sensual e irresistible, es como el canto de las sirenas que atrae a incautos marineros para llevarlos a la perdición y aunque lo saben, porque se les ha advertido sobre la seducción de las sirenas, aun así continúan hacia ellas.

Así es como Kouki se siente ahora, sabe que la presencia de Seijuro en el apartamento es peligrosa, pero algo en su corazón elige deliberadamente ignorar ese hecho, porque en su mente aún resuenan las palabras que Kuroko dijo:

"A él le gustabas."

"Luego de la Winter Cup de nuestro primer año pasaron muchas cosas y una de ellas es que Akashi-kun tomó un interés especial en ti, que más tarde se volvió en amor, Furihata-kun, nunca antes había visto a Akashi-kun tan estúpidamente enamorado, y la prueba de ello es que, tenía miedo de confesarse y que lo rechazaras."

Akashi pierde la voz, pierde las mil preguntas que tenía para Kouki, toda la ira que se había acumulado durante el viaje de treinta minutos de la empresa al departamento de su padre en Tokio, donde había estado escondiendo a Kouki y su hijo; fue extraño cuando su padre no regreso a Kioto inmediatamente luego de que su viaje a Nagao finalizara, sin embargo, esto no es lo que Akashi esperaba que lo estuviera deteniendo aquí.

Miró alrededor y aunque el departamento era exactamente el mismo que él había visto y a veces, ocupado, de alguna manera con Kouki aquí se sintió diferente, se sintió un poco más como un hogar.

Su corazón que pensaba se había congelado hace ocho años, se resquebrajó cuando Kousei le mostró una foto de Kouki, sonriendo junto a él, pensó que fue por la confusa mezcla de sentimientos que nacieron desde la ira, pasando por la tristeza, hasta la felicidad por volver a ver a Kouki.

Toda racionalidad abandona su mente, porque lo único que puede pensar es en que Kouki se ha vuelto más hermoso, más divino, más irresistible...

Su cabello sigue siendo un desastre bien ordenado, su rostro, sigue mostrándole la misma enternecedora, ingenua y joven expresión que hace ocho años, no obstante hay un toque de madurez en sus ojos que hacen de Akashi un desastre.

Este hombre aquí, frente a él tuvo un hijo con él, pero en ningún momento fue advertido, en ningún momento se le hizo conocedor de este hecho, se perdió todos los grandes eventos en los primeros años de la vida de Kousei, años que no importa lo que haga jamás podrá recuperar, perdió la oportunidad de sostener al pequeño bebé y maravillarse de la sensación que había embargado su corazón al sostener a tan pequeña pero milagrosa vida.

Debería estar furioso, debería estar exigiendo una explicación de porqué hizo lo que hizo, debería simplemente no estar sintiéndose tan estúpidamente feliz, pero lo hace.

Avanza la distancia que lo separa del calor del cuerpo de Kouki, y lo abraza, completamente despierto, completamente sobrio, abraza a Kouki y disfruta de la calidez y suavidad que le ofrecen el embriagador aroma del castaño, el mismo aroma que hace ocho años se negó a disfrutar porque pensó que estaba traicionado su corazón.

Si no hubiese sido Kouki, Akashi estaría completa e irracionalmente desquiciado.

Sin embargo, ahora, puede dejar ir esa carga.

Es algo que jamás le confesó a su padre, que incluso él se negó a admitir y la principal razón del porqué, corto todo posible contacto con Kouki, porque... se negó incluso a escuchar el nombre de Kouki de los labios de otra persona. Porque, nunca supo que Kouki había desaparecido hace ocho años.

Porque incluso pensar en él, era algo que lo atormentaba día y noche.

Hace ocho años, Seijuro se acostó, con quien él pensó era un completo desconocido, pero... ¿Por qué se había sentido demasiado bien y correcto hacerlo? ¿Por qué disfruto de los besos del extraño? ¿Por qué anhelo el cuerpo pequeño, tembloroso y calido que estaba bajo su control? ¿Por qué su corazón, su cuerpo y su mente disfrutaron de ese acto carnal, cuando estaba enamorado de Kouki? ¿Por qué aún ahora recuerda el aroma del hombre al que beso con pasión? Fue un aroma adictivo, estaba ligeramente mezclado con el aroma del alcohol, pero se negó a desaparecer o perder contra el licor y se quedó ahí para hacerlo enloquecer y hacerlo perder todo el control que Akashi Seijuro puede tener.

Y por eso actuó como un animal en celo.

Y no le importo la comodidad o el placer del extraño que se atrevió a despertar esa clase de sentimientos en él ¿Cómo se atrevía? ¿Cómo se atrevía a hacerlo sentir de esa manera cuando en su corazón el único al que amaba era a Kouki?

Kouki.

Kouki.

Kouki.

Ahora lo sabe, porque fue Kouki.

Nunca traicionó a su corazón, no fue un extraño, fue Kouki.

Por eso, se sintió tan correcto, porque incluso si sus sentidos estaban perturbados por el alcohol, su corazón, su alma y su cuerpo reaccionaron a los toques, a los besos de su alma gemela.

No puede pensar en nada más.

—Lo siento. — Murmuró, ahora que puede darle un rostro a la persona que siempre aparece en sus sueños, Akashi se siente completamente estúpido y preocupado, — Yo no fui amable, yo descargue toda mi frustración en una persona, sin saber que era Kouki y me arrepiento por ello. Pero es algo que pasó hace ocho años y por más culpable o arrepentido que este, no puedo cambiarlo, solo puedo pasar el resto de mi vida tratando de arreglarlo, si Kouki me lo permite.

Probablemente Kouki, aun en shock, aun disfrutando de lo que parecía ser un sueño demasiado hermoso, no se dio cuenta de que Akashi estaba proponiendo pasar el resto de sus vidas juntos, así que estúpidamente, encantadoramente, asintió.

Y Akashi debió decir más, debió pedir una explicación más a fondo, debió tomar la mano de Kouki y pedirle, de la manera más cariñosa y suave que le dijera todo y al mismo tiempo decirle todo.

Decirle que lo amó durante los tres años de preparatoria, que lo amo y lo siguió amando, incluso en su desastrosa red de sentimientos y pensamientos encontrados, que esa fue la razón de toda esa confusión, debió decirle que nunca hubo ni habrá otra persona a la que ame más que a él.

Pero las palabras se quedaron en silencio cuando Akashi posó sus labios en los contrarios, embargado por la felicidad y el anhelo.

Y al principio fue un pequeño roce, tan tierno y casto, sus labios solo tocaban los labios de Kouki, pero solo ese contacto le bastaba, solo ese pequeño roce hacía que su mundo entero se detuviera, solo esperando que este momento durara una eternidad.

...

El aroma de la habitación que Kouki habita en el apartamento de su padre, huele a las rosas del florero en la mesa de noche que seguramente Kouki colocó ahí, y al suavizante de telas que la empleada siempre ha utilizado, pero el aroma a chocolate de la piel de Kouki no se pierde entre todos ellos, incluso es más fuerte, le llama y él desesperado la toca, la besa, la adora.

Dentro de la habitación el clima es fresco pero sus pieles son calientes, solo una puerta cerrada bajo llave por el mismo Akashi, es la única protección que tienen ante el mundo entero, la única cosa que los separa del mundo real, ahora mismo todo lo que necesitan está en ese pequeño lugar, ellos dos y su amor, no hay más y no necesitan más.

—No tengas miedo. — Akashi susurra gentilmente y besa la mano de Kouki, siente el pequeño temblor y su mano sube hasta la barbilla del castaño. — No haré nada que tú no quieras, solo dilo y me detendré. — El pelirrojo besa con ternura la mejilla de Kouki y se coloca suavemente entre las piernas del castaño, apartándolas la una de la otra con paciencia.

El cuerpo desnudo de Kouki es una vista para disfrutar y apreciar, cada parte del cuerpo de Kouki desprendía sensualidad y solamente le incitaban a perder el control.

Kouki es hermoso, su piel morena es suave y adictiva, sus hombros son delicados, su espalda es el perfecto lienzo para dejar marcas y mordidas, sus piernas hermosamente contorneadas y el interior de su muslo es el área que lo hace vibrar cuando la besa y lame.

Todo el cuerpo del castaño es un mar de nervios sensitivos, Akashi está aprendiendo esto y si es posible, se fascina aún más.

—No tengo miedo, es solo... que estoy un poco nervioso. — Kouki sostuvo las sábanas con sus manos, apretándolas con fuerza, al igual que sus labios para evitar un grito agudo cuando siente la dureza de Akashi alinearse con su entrada, cierra sus ojos y gira su cabeza hacia la derecha sobre la almohada, escucha a Akashi reír y piensa que incluso el sonido de su risa es hermoso.

Su ceño se frunce, estúpidamente adorable.

Con dulzura, paciencia (que Akashi no sabe de dónde ha sacado) y suavidad, el pelirrojo volvió a tomar los labios de Kouki, esta vez siendo el beso un poco más profundo, los labios de Kouki eran delgados, ahora estaban rojos y visiblemente hinchados por todas las veces que Akashi los ha besado, mordido y chupado, siguen siendo suaves, ellos son perfectos para ser besados.

Kouki suspira entre los besos y sus caderas se mueven en automático, logrando que ambos gruñan desesperados.

Akashi tomo de la cintura al castaño y lo hizo acercarse más a él, siempre con suavidad y cuidado para no lastimarlo, el castaño por su parte no oponía ninguna resistencia, disfrutando de aquella placentera fricción.

Pero necesitaba más.

—Akashi-kun... Seijuro... Sei... es suficiente, ¡por favor! — Kouki soltó las sabanas para cubrirse la cara, sin poder creer lo que acabada de decir, sentía su rostro completamente caliente, pero él necesitaba a Seijuro, lo necesitaba ahora, sin embargo, su amante solamente estaba jugando con él, empujándose cuidadosamente, solamente para hacerlo suspirar cuando siente la dura y caliente carne intentar entrar en él, no obstante esa sensación se le es quitada brutalmente. — Sei... — su voz se escucha desesperada, y lo está, Kouki está completamente desesperado, — es suficiente, por favor...

El juego previo había sido el infierno en vida, cuando Seijuro lo tomó entre sus labios y chupo su pene hasta hacerlo venir solo con su boca, luego se corrió una segunda vez en su estómago con los tres dedos de Akashi haciéndolo gritar y jadear, moviendo sus caderas, jodiendose él mismo, escuchando la voz lasciva de Seijuro.

"¿Se siente así de bien Kouki? Te estas jodiendo tu solo... debe sentirse bien, ¿eh?"

Por supuesto que se sentía bien... La sensación de ser tocado por la persona que ama, cada roce, cada caricia, todo ello se multiplicaba por mil, su piel ardía al contacto con la de Seijuro, su corazón latía con fuerza, su mente se perdía entre los dedos del pelirrojo.

—¡Ahmm! — Kouki cubrió su boca, para esconder aquellos vergonzosos sonidos. — Sei...

Pequeñas lágrimas contenidas en los ojos de Kouki se derramaron, bajando con lentitud por sus mejillas y antes de que cayeran y se perdieran entre la almohada y las sábanas, Seijuro las lamió.

—No llores... — Dijo Seijuro, su mano subió y acarició el suave cabello castaño, colocando un mechón de este tras la oreja de Kouki.

—E-es... qu-que... ¡Nggh!— Entonces las manos de Kouki se deslizaron sobre el cuello de Seijuro, su voz estaba impregnada en sensualidad, deseo y necesidad. — Se siente demasiado bien... — Cuatro dulces palabras que lo llevaron a la perdición, a la locura. No sabía si Kouki se daba cuenta de que los gestos que hacía lo único que provocan en Seijuro era despertar sus bajos instintos.

—¡Kouki! — Seijuro lo abrazó con desesperación, había querido ser amable y suave, gentil y paciente, pero no podía más...

—¡SEI! — Kouki grito, lleno de doloroso placer cuando sintió el pene de Seijuro abrirse camino dentro de él.

—Lo siento...

Seijuro se aferró al cuerpo de Kouki, mientras mantenía un ritmo casi brutal al entrar y salir del interior de Kouki, quería saborear el dulce aroma que desprendía la piel del castaño y los gemidos que Kouki trataba de contener al cubrir su boca con sus manos.

Pronto aquellas manos se aferraron de nuevo al cuello del pelirrojo, Kouki rodeo la cintura de Seijuro con sus piernas invitándolo a empujar mucho más profundo dentro de él.

—¡Ngh! — Seijuro gruñó, la sensación era mil veces mejor de lo que podía recordar.

— ¡Ahhhh! — Gemía el castaño. Su voz impregnada en placer — ¡Seijuro, Ahhhh! — Sus manos recorrieron la espalda de Seijuro, arañando cuando el placer lo superaba. — ¡Ahhh, muévete más! — Seijuro no espero ni un segundo para cumplir el deseo de Kouki, varias embestidas profundas y Seijuro golpeó su punto dulce, haciéndole gritar de placer. — ¡SEIJURO!

Seijuro seguía golpeado ese punto que le generaba tanto placer al castaño, y Kouki no pudo más que soltar el cuello de Seijuro para volver a cubrir su boca con ambas manos. El placer era tanto que Kouki dejo de pensar por unos instantes en cualquier cosa que no fuera Seijuro y lo mucho que lo amaba.

Las embestidas continuaron más fuertes, certeras y profundas.

—Kou.. ki...

—Seijuro... Sei...

Kouki seguía luchando por no gritar ante el placer que Seijuro le brindaba, descubriendo su boca, las manos de Kouki nuevamente abrazaron al hombre, embriagándose con la fragancia sensual y masculina que desprendía.

Su boca nuevamente reclamó la de Seijuro, ahogando sus gritos y gemidos dentro del beso.

Salto cuando sintió la mano de Seijuro aprisionando su pene, masajeandolo.

— ¡Ahhh!

El pelirrojo sonrió complacido, ante la voz tan sensual y excitante de Kouki, su mano siguió subiendo y bajando, mientras embestía con fuerza, lo sentía estaba cerca de terminar y Kouki no se quedaba atrás.

El primero en correrse fue Kouki, mientras que Seijuro se vino segundos después en el interior del castaño.

Kouki respiraba agitadamente y Seijuro no pudo despegar la vista del hermoso hombre debajo suyo, las mejillas rojizas, sus hermosos ojos conteniendo lágrimas de placer, su pecho subiendo y bajando lentamente, cubierto de una fina capa de sudor.

— ¿Seijuro? — Lo llamó por su nombre, entonces Seijuro se acercó lentamente para abrazarlo fuertemente, casi desesperadamente, con miedo.

Tenía miedo de que todo fuera un sueño, demasiado hermoso y al despertar, Kouki no estaría ahí, ni Kousei y su vida, transcurrirá como hasta ahora, fría y solitaria.

 

 

___________

 

 

Kouki se despertó bajo la atenta mirada de Kousei, que reflejaba nada más que absoluta preocupación, eso fue suficiente para hacerle olvidar la sensación de tener a Seijuro todavía dentro de él y la felicidad que eso le hacía sentir.

— ¿Ese hombre vino aquí?

¿Ese hombre? Kouki vio la nota que Kousei sostenía entre sus pequeñas manos.

Esa era la perfecta y elegante letra de Seijuro.

Sus mejillas se colorearon de rojo, una estúpida sonrisa adorno sus labios y que se borró inmediatamente ante la idea de estar desnudo y con restos de semen en su cuerpo y dentro de él, mientras Kousei estaba en la habitación, casi lo hicieron arrepentirse de todo lo que había pasado ahí.

Quería cubrirse inmediatamente, ¿Qué clase de madre era si le mostraba esta apariencia tan vergonzosa a su hijo de siete años de edad?

(No le importa que tan inteligente o maduro sea Kousei, aún era un niño.)

Pero, inmediatamente se dio cuenta, las sábanas estaban limpias y eran de otro color a las que él recuerda, su cuerpo aunque se sentía adolorido, se sentía limpio y está vestido con una pijama que por supuesto él no recuerda haberse puesto.

¿Esto lo hizo Seijuro? ¿Cambio las sabanas, limpio su cuerpo y lo cambio?

—Mamá... lo siento, fue mi culpa... Seijuro se enteró de ti, porque yo estaba muy enojado y solo quería decirle lo genial y hermosa que es mi mamá... — Kouki dejo de disfrutar de la nube de felicidad en donde estaba cuando escucho el tono quebrado de su hijo. — Lo siento mucho.

Kousei estaba... intentando no llorar.

—¿Enojado? ¿Por qué te sentirías de esa manera con tu pad—?

—¡Él no es mi padre! — Esa fue la primera vez que vio a Kousei molesto, tan molesto que incluso interrumpió sus palabras.

Ambos se sorprendieron, por diferentes cosas, Kouki porque no podía entender a Kousei, Kousei porque se había arrepentido casi al mismo instante que le hablo de esa manera a su madre, él nunca, jamás había hecho nada así.

—¡Lo siento mami! — Kousei se lanzó a los brazos de su madre, aterrado de haber hecho sentir mal a Kouki, tenía miedo de que su madre se decepcione de él, Kousei espero ser apartado y lo entendería, que hizo algo mal y que merece ser castigado.

Pero no mentiría si dijera que se sintió completamente a salvo cuando su madre lo abrazó y envolvió en su cálido aroma familiar.

—¿Por qué estabas enojado? — Kouki se apartó un poco del abrazo y sujetó la barbilla de Kousei para que pudiera ver ese gran y hermoso par de gemas rubí. No creía que Seijuro pudiera ser un hombre malvado con Kousei, no por la forma en que no le reclamo a él, entonces, Kousei debió ser el único que nunca debió conocer la ira de Seijuro, porque toda la culpa recaía en Kouki. — Kousei... — Pero Kousei se negó a decir nada.

No quería que su mamá sufriera una vez más.

No sabía porque Seijuro salió corriendo de la oficina esa misma mañana luego de ver una foto de su madre, no sabía porque esa nota estaba aquí, qué es lo que "Necesitamos hablar, regresaré lo más pronto posible Kouki." significaba.

—Kousei, ¿no le dirás a mamá? — Kousei abrió sus ojos con terror cuando lágrimas comenzaron a caer de los hermosos ojos color chocolate de su madre, nunca, nunca antes Kousei había hecho llorar a su madre de esa manera.

(Las lágrimas de orgullo y felicidad, no cuentan, porque esas son buenas lágrimas.)

—¿No confías en mí?

—¡Confío en mamá! — Kousei se aferró a su madre y por primera vez en muchos años, lloró.

Kouki estaba visiblemente en pánico.

Había muy pocas cosas por las que Kousei lloraba, ni siquiera de bebé lloró mucho, solo cuando tenía hambre y quería que mamá lo alimentara o cuando se sentía incómodo; al ir creciendo, fue más evidente que no lloraba como cualquier otro niño, Kousei fue extremadamente tolerante cuando se caía o cuando sus juguetes favoritos se rompían.

Solo lloro cuando se trataba de Kouki. Cuando temió decepcionarlo o cuando temió perderlo.

—Mamá, vámonos, regresemos a casa... yo, no quiero nada de Seijuro, si él no puede amarte, entonces... yo no puedo amarlo a él. Sí solo ama y amara a otra persona, entonces supongo que yo tampoco puedo ser amado por él. Y él no puede decir que esa persona es más hermosa, adorable y encantadora que tú. ¡Nadie es mejor que mi mamá!

 

___________

 

 

—¿Qué quieres para cenar? — Kouki sostenía la mano de Kousei, regresando a casa luego de un día que pensó, nunca volvería a repetirse en su vida, sin embargo, con una de sus manos sosteniendo la pequeña pero cálida mano de Kousei y con la otra tocando su estómago, aún completamente plano... Kouki se sintió extrañamente feliz.

Incluso si Seijuro ya no lo amaba más, Kouki lo amaría hasta que la vida se acabe, e incluso piensa, podría amarlo más allá de eso.

No le dolió tanto como hubiera pensado, saber que Seijuro tenía ya a una persona que amaba, pero si fue estúpido de su parte elegirlo a él solo por la responsabilidad que sentía hacia Kousei o hacia él.

"Lo siento."

"Yo no fui amable, yo descargue toda mi frustración en una persona, sin saber que era Kouki y me arrepiento por ello. Pero es algo que pasó hace ocho años y por más culpable o arrepentido que este, no puedo cambiarlo, solo puedo pasar el resto de mi vida tratando de arreglarlo, si Kouki me lo permite."

Y él que había pensado que Seijuro realmente quería pasar el resto de su vida junto a él porque aun sentía algo por él, ¡Qué feliz fue por un momento!

Una felicidad que no merecía en absoluto.

Pero los momentos de eterna felicidad que vivió antes de que una roca quebrara ese espejo, es algo que nadie podría quitarle, así se sintio ser amado por Seijuro, incluso si solo fue culpa o arrepentimiento.

—¡Sopa de tofu!

—¡Ok!

Kouki se rio.

Todo estaría bien, nada tenía que cambiar. Solo habría en su vida doble felicidad cuando el bebé en su estómago naciera. Y Kouta y sus padres estarían ahí para él también.

Tengo que avisarle a Kouta... ¿Se molestara conmigo otra vez?

—¿Puedo unirme a esa encantadora cena?

Los pensamientos de Kouki fueron interrumpidos, por una voz, masculina, elegante y que lo hacía temblar de pies a cabeza, Kousei inmediatamente se colocó frente a su madre, quien elevó su mirada para ver al hombre que lo llevó al paraíso y lo arrojó al infierno casi al mismo tiempo.

—¿Qué haces aquí? — Esa fue la pequeña voz de su hijo, Kouki vio detrás de Seijuro y esa era su casa, ese era su jardín a medio podarse porque Kouki tuvo que ir al medico y no pudo terminar de cuidar las flores y las hortalizas, entonces Kouki tenía la misma duda que Kousei.

¿Qué hacía Seijuro en un lugar en medio de la nada?

¿Cómo supo de este lugar?

Kousei había hecho que Masaomi prometiera que no le diría en donde estaban y si Kousei confío en Masaomi, Kouki también lo hizo, el hombre no diría nada...

¿Por qué está aquí?

Su corazón se aceleró... casi quiso llorar al darse cuenta que la única cosa que podría traer a Seijuro aquí, es...

—Kousei.

¿Está aquí para llevárselo? Es su derecho como padre querer verlo y querer pasar tiempo con su hijo, pero ahora Kouki no quiere dejarlo ir. Y sabe que está siendo infantil y egoísta.

—Estoy aquí porque mi felicidad está aquí, es tan simple como eso. — Seijuro dijo, pero en todo momento sus ojos no dejaron de ver a Kouki y eso solo hizo que el castaño se sintiera abrumado con la intensa mirada y el peso de las palabras de Seijuro.

¿Su felicidad está aquí?

¿Kousei?

—Kouki — Seijuro llamó su nombre de una manera que nadie nunca lo había hecho, el pelirrojo sonrió suavemente, luego dijo: — No importa a donde vayas, te seguiré incluso si huyes al mismísimo infierno.

—Akashi-kun... ¿Por qué...?

Kouki no dijo más al darse cuenta de que Kousei había avanzado dos pasos más, demasiado lejos de su cuerpo tembloroso y no muy cerca de Akashi y su poderosa aura de macho Alfa.

—¡Vete! ¡Déjanos en paz! ¡Mamá y yo no te necesitamos! ¡Regresa con esa persona a la que amas más que a nosotros!

El castaño extendió su mano para tratar de alcanzar el pequeño cuerpo de su hijo, sus hombros estaban temblando y Kouki está seguro que está tratando de contener sus lágrimas, él no puede soportarlo, no puede soportar las lágrimas de Kousei y aún menos que llore porque piense que su padre no lo ama.

Seijuro lo ama, puede decirlo por la forma en que lo ve ahora mismo, está aceptando todo el dolor y la ira que Kousei le lanza, sin queja alguna.

Kouki quiere llorar.

Seijuro avanzó la distancia que lo separó de su hijo, su hijo que llora, que grita, que le exige que se aleje, Seijuro desearía poder hacerlo, desearía poder cumplir con los deseos de su hijo, pero eso es imposible y espera que algún día Kousei lo perdone, pero él no puede, no quiere dejarlos ir otra vez.

—¡VETE! —Kousei abre sus ojos, llenos de lágrimas cuando siente los brazos de Seijuro rodeándolo con fuerza y por más que se niegue, se retuerza, le grité, su padre no lo soltara.

Y, antes de darse cuenta, no quiere que lo deje ir.

Pero si esta persona no puede amar a su madre...

—Lo siento, lo que escuchaste ese día en la oficina, la persona a la que amo y amare, que es hermosa, encantadora y adorable más que cualquier otra persona, es de quien me enamore hace muchos años, Kousei. — Su hijo que se había calmado en sus brazos, volvió a querer apartarlo con mucha más fuerza. — Es la persona que me enseñó que la valentía viene de muchas maneras, a veces, de temblorosas maneras. Es la persona que no hizo nada para llamar mi atención y aun así, termine locamente, profundamente enamorado de él. — Seijuro sostuvo con extremado cuidado al niño, estaba siendo cruel, pero necesitaba decirlo todo.

—¡Callate! — No quería escuchar... ¡No quería que su mamá escuchara! ¡Su mamá! ¡El bebé!

—Esa persona a la que amo con todo mi corazon, es y seguirá siendo por siempre, no importa lo que suceda: Furihata Kouki.

Kouki se cubrió la boca para evitar un sollozo, por las palabras que Seijuro derramó, sentía que le dolía el corazón al pensar en Seijuro sintiéndose de esa manera por otra persona que no era él, hasta que escucho su propio nombre saliendo de los labios del pelirrojo, hasta que se vio reflejado en los ojos adoradores de Seijuro.

Kousei se detuvo también, casi inmediatamente. Dejando que Seijuro lo acomoda en sus brazos, sus lágrimas seguían fluyendo cuando elevo su mirada y busco la de su padre, que en ningún momento dejó de ver a su madre.

—¿Amas a mamá?

—Si, amo a tu madre, amo a Furihata Kouki, es la única person que amo y amare por el resto de mi vida.

—Entonces... ¿Por qué dijiste eso en tu oficina?

—Porque no sabia que tu madre era Kouki, ya sabes le gusta mucho correr y eso hizo hace ocho años, sin embargo, yo tampoco lo busque. Por que hice algo que creí que no me hacía merecedor del cariño de tu madre.

Kousei asintió, tratando de comprenderlo.

—¿Me amas?

—Te amo. — Ni una sola duda. Kousei lo aprobó.

Sin embargo, aún faltaba algo.

—Entonces... — Alzando su mano y apuntando a su mamá, Kousei pregunto otra vez: — ¿También lo amarás?

Eso fue lo suficientemente desconcertante para que Seijuro despega su mirada de la figura de Kouki, mirando a Kousei sin entender las acciones del niño.

Kouki no podía hablar, no solo por el llanto, porque sentía que iba a gritar si dejaba de cubrirse la boca con las manos, sino también por los nervios.

¿Qué dirá Akashi cuando lo sepa?

Esperaba, realmente esperaba que se sintiera igual o más feliz de lo que se sintió hoy al saber de su embarazo.

—A mi hermanito o hermanita que está en el estómago de mamá.

Kousei rodó sus ojos, al tener que explicarle eso a su padre, era bastante obvio al menos para él.

—La doctora dice que tiene ocho semanas, así que aún falta mucho tiempo para que nazca, pero ¡Yo ya lo amo!

Kouki sollozo de nuevo.

Los ojos de Seijuro se abrieron con total asombro y la velocidad con que su cabeza se alzó, pudo haber roto algo en su cuello, sin embargo, no pareció ni siquiera molestar al pelirrojo, buscando la mirada de Kouki que confirmara que lo que dijo su hijo era verdad y la respuesta que recibió fue un asentimiento de Kouki, tan lento, tan pequeño que pudo no ser eso en realidad, de no ser porque las manos del castaño acunando su vientre aun sin signos de ningún embarazo.

La mira de Kouki se tornó dulce en un instante cuando acaricio su estomago y eso fue todo.

Dejo a Kousei en el piso, con movimientos suaves, acomodo la ropa del niño, luego lentamente se puso de pie, quedando frente a la persona que le está dando la mayor felicidad del mundo, una vez más...

No hubo dudas, no hubo preguntas. Lo que Kouki temió, es que Seijuro pensara que este bebé no era suyo, tuvo que reírse cuando se dio cuenta de que todo era absurdo.

Desde hace ocho años atrás.

Seijuro lo abrazo, y Kouki disfruto de ese abrazo y el aroma de la colonia de Seijuro que se mezcló con el aroma de la tierra y el campo.

—Lo siento por irme sin decir nada.

—No, es mi culpa, si ese día nos hubiéramos sentado y hablar correctamente, en lugar de dejarme llevar por mi deseo... nada de esto habría pasado.

Si Kouki pudiera cambiar una sola cosa en su vida, sería haber tenido el valor para enfrentar sus sentimientos hacia Akashi Seijuro de una manera más madura, afrontar sus errores y pedir la ayuda de sus padres...

¿Qué diferente hubiera sido si Seijuro supo desde el principio la existencia de Kousei?

—De verdad lo siento, por Kousei, por ti... fui muy egoísta.

—Estoy un poco molesto por eso, pero... Kousei es un niño tan bueno, eres una mamá maravillosa, Kouki. Yo... no creo que podría haberlo hecho mejor que tú. — Seijuro beso la frente del castaño, Kouki cerró sus ojos ante muestras de afecto tan dulces y suaves, esa fue la primera vez que alguien aparte de Kousei hacía esto. Especialmente, porque era la persona que su corazón anhelaba. — Dejame ser el hombre más feliz y afortunado del mundo, y cásate conmigo, Kouki.

—Sí. —Kouki decidió por el momento lanzar todo al infierno, él era bueno en ello. Por ahora, lo unico que queria disfrutar era esto.

Ya había estado separado de Seijuro durante mucho tiempo aun cuando sus sentimientos eran mutuos.

—Vamos a casarnos después de la cena. — Kouki se rio. — ¿Qué? Es sopa de tofu mi favorita.

—Bien, tienes que terminar toda la sopa, si no, no nos casaremos, por lo menos no después de la cena.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Epílogo...

Ocho años después...

—¿Y? ¿Mamá y papá se casaron después de la cena? — La pequeña niña miraba expectativa por la respuesta de su hermano mayor, Seiki a su lado, aunque ya había escuchado antes esa historia, nunca dejó de prestar atención, aun si ya sabía la respuesta.

—No.

Masaomi paso la página de su periódico, sonriendo ante la decepción de Kaori.

—Pero... pero... ¡¿Por qué?!

—Papá no termino la sopa de tofu. — La linda y encantadora castaña exclamó casi con horror, ¡¿Quién no se terminaría la sopa de tofu de su madre?! O, en todo caso, cualquier platillo que su madre cocine.

¡A mamá no le gusta que desperdicien comida!

Kousei se rió de la forma en que Kaori actuó, luego su mirada viajó hacia Seiki, quien había reaccionado de la misma manera la primera vez que escucho esta historia.

Ambos niños castaños, lo miraron con impaciencia, queriendo escuchar el final de la historia. Seiki y su mirada color chocolate era una réplica idéntica a su madre, Kaori y sus ojos rojos fue la combinación perfecta de sus padres.

—¡Es que la sopa tenía también algas!

—¡EWWWW! ¡ALGAS! — Seiki y Kaori dijeron con horror. Kousei también tembló al recordar aquello, porque realmente odio a su padre cuando su perfecta y deliciosa sopa de tofu, se convierte en una sopa de tofu con algas.

Él la comió completa, no dejó ni un alga, porque sabía que su mamá se molestaria si lo hacía, lo mismo sucedía con Seiki y Kaori, el aborrecimiento hacia esa única comida es algo que viene de nacimiento, seguramente por culpa de su padre, así que no pueden evitarlo, así como tampoco pueden evitar comerlo a menos que quieran ver a mamá enojada.

Papá también lo hace.... O intenta hacerlo.

—¡Kousei-nii! — Seiki sujeto su mano, y Kousei sonrio, desde que Seiki nació, todos han tenido cierta debilidad por este niño que es una pequeña miniatura de su madre, con todos esos temblores en su cuerpo cuando está asustado y la facilidad con la que llora, incluso Kaori con cinco años de edad tiene ese sentido de protección hacia Seiki, que es dos años mayor que ella. — ¿Vas a jugar con nosotros luego de la escuela?

—¡Por supuesto! ¡Te lo prometí y soy un hermano mayor que cumple sus promesas! — Eso y no tiene forma de negarse a nada de lo que Seiki le pida.

—¡Yey! — Ambos niños se alegraron. Y después de que terminaron su desayuno, correrán hacia el estudio de papá o nada hará que ese hombre baje a desayunar dejando sus documentos de lado, solo Kouki es capaz de hacerlo, pero ahora mismo su madre está en un viaje con Kuroko y Kise.

Masaomi deja el periodico de lado y ve a Seiki y a la pequeña Kaori correr, no sin antes dejar un beso en la mejilla de su hermano mayor y su abuelo.

Esta es la vida que Masaomi atesora más que nada.

—Abuelo...

—¿Dime, Kousei?

—¿Sabes de lo que me acabo de dar cuenta?

—No lo sé...

—Esa vez, la primera vez que vi a papá... no sé cómo lo hiciste, pero todo estuvo planeado ¿verdad?, que papá dijera tales cosas, que yo escuchara para que me molestara y dijera cosas que no debería haber dicho. — Kousei bebió de su jugo de naranja, en realidad no necesitaba una respuesta, este hombre era Akashi Masaomi, la primera persona que lo derrotó y el Akashi a quien más respeta, incluso un poco más que a su padre.,

—Por supuesto, fui yo.

Kousei se ríe, sería tonto molestarse por algo que ocurrió hace ocho años y que fue, el factor que determinó la felicidad de su mamá, la de su padre y su propia felicidad.

Akashi Masaomi, era un gran empresario, un padre que aun ahora siguen esforzándose, pero realmente fue un excelente abuelo.

—¡No podía dejarlo en manos de Seijuro! ¡Mi perfecta nuera estaba en juego!

"¡Masaomi-sama la cena esta lista!"

"Masaomi-sama ¿Qué le gustaría para desayunar?"

"Masaomi-sama ¡Deje flores en su habitación, espero que no le moleste, pero es que ellas se veian lindas!"

"¡Masaomi-sama, bienvenido de vuelta! Aquí, sus pantuflas."

"¡Masaomi-sama, el baño está listo!"

"¡Masaomi-sama, no es bueno trabajar tanto!"

"¡Masaomi-sama le traje té y galletas!"

"Masaomi-sama, sus hombros se ven tensos, si no le molesta solía darle masajes a mi papá ¿Puedo intentarlo?"

—Y eso fueron solo cinco días en los que Kouki me cuido como si fuera su padre.

Y Kousei se ríe... y es el momento perfecto para que Seijuro entre al comedor siendo llevado por dos pequeñas personas, que inmediatamente se unen a la risa de su hermano mayor, Seijuro alzó una de sus cejas con evidente confusión.

—¿Qué sucede? — Pregunta, Kousei tiene que limpiarse las lágrimas que la risa ha dejado.

—¡Nada, papá! ¡Solo estoy feliz! ¡Los amo a todos!

Notas finales:

Y fin.


Aclaró que aún me faltaría un extra, pero si, oficialmente este es el final.


 


¡Muchas gracias a todos los que votaron y comentaron! Ustedes son tan lindos!!! 


 


PD: No creen que ese Akashi es un ídolo?, wey, me embarazo a Kouki con una sola vez, en las dos veces! xD 


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