Capítulo 11
— ¿Qué hacen aquí? —dijo Cedric intentando sonreír, pero era obvio que le disgustaba su presencia.
—Queremos hablar con Harry— se adelantó Remus.
—Hablar con Harry…—repitió el tejón— bueno, los dejo para que tengan privacidad, díganle que vendré más tarde.
Se dio la vuelta dispuesto a salir de ahí rápidamente, pero sintió que le agarraban del brazo.
—Espera ahí— lo detuvo Sirius— no nos quiere abrir y necesitamos que…
Sirius se detuvo en seco, notó lo que claramente era una marca roja en el cuello de la camisa del tejón, una marca inconfundible de lápiz labial. Sirius fue un mujeriego durante demasiado tiempo para no saber lo que era lápiz labial sobre una camisa, y eso claramente lo era.
— ¿Qué mierda tienes ahí?
Cedric pareció dudar por un momento
— ¿De que estas hablando? —dijo de mala gana, solo quería irse a descansar.
—Esto maldición— dijo Sirius sin dejar de sostener con un brazo al tejón y con su otra mano señalando la marca— ¿Qué mierda es esto? ¡¿Por qué tienes lápiz labial en tu camisa?!
Ante esa pregunta, Remus parpadeó varias veces sin entender del todo lo que estaba pasando, pero Severus reaccionó diferente, no sabía mucho de la historia de Harry con su novio, y poco le importaba, solo quería saber la razón de la situación de Potter, y quizás Cedric era esa razón, aunque no tenía demasiadas pruebas para comprobarlo. De todas formas sacó su varita.
Diggory se sacudió el agarre de Sirius
—No tengo por qué darte explicaciones— le dijo a Black, no vio el hechizo que le golpeó.
Severus le arrojó un hechizo que lo estrelló contra la pared. Lo principal que sintió Diggory fue el golpe en su hombro izquierdo, que recibió de primera cuenta el impacto, luego su cuerpo se deslizó hasta el piso y él se quedó sentado sujetándose el hombro.
— ¿Tienes algo que ver con lo que le pasa a Potter? —Preguntó con la mandíbula apretada acercándose al muchacho e inclinándose para quedar a su altura—respóndeme antes de que te saque la información a hechizos.
—No sé de qué están hablando— dijo intentando ponerse de pie sin mucho éxito— no sé qué es lo que le pasa al inservible de Potter. — escupió las palabras.
¿Inservible de Potter? Se estaba refiriendo a su pareja como inservible, y eso no pasó desapercibido por los otros tres presentes. Si bien Severus sabía que él mismo le había dicho muchos adjetivos calificativos a Harry, bien sabía que una pareja común, como se suponía ellos eran dos, no debían hablarse de esa forma.
Volteó hacia Sirius y, dándole una corta mirada que el otro entendió rápidamente, levantó la varita y apuntó hacia Cedric.
—Legeremens—dijo, y entró en la mente del otro
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Cedric había ido a aquella fiesta del ministerio sin esperar demasiado de una seguramente aburrida reunión. Esa tarde se había peleado con Tiffany, su… ¿novia? ¿Pareja? No, quizás su amiga con derecho desde hacía dos años. Aunque era obvio que ella quería algo más que simplemente acostarse con él.
Realmente no había sido una pelea en toda la extensión de la palabra, ella le reclamaba que quería formalizar su relación, y Cedric simplemente la ignoraba. Tiffany terminó por explotar cuando se enteró de que no podía acompañarle a aquella reunión, pero Diggory seguía sin prestarle demasiada atención. Sabía que le bastaban unas cuantas palabras para que la chica se calmara al día siguiente.
Se estaba aburriendo sobremanera, conocía a unas cuantas personas pero ninguna le atraía lo suficiente para mantener una conversación demasiado larga, hasta que visualizó a Potter. Había visto al trio de oro llegar temprano, pero ahora no veía a los dos lacayos de Potter, y algo le dijo que se acercara a él. A decir verdad Harry le atraía físicamente, era bastante guapo y el estigma de salvador del mundo mágico era algo que también llamaba la atención. Había aceptado su bisexualidad hacía mucho tiempo atrás, cuando se dio cuenta que lo único que le interesaba en una pareja era una cosa: que fuese atractiva. Y esa noche, Harry se veía atractivo.
No le importó mucho de que estaban hablando, de todas formas su objetivo principal había sido llevarlo a la cama, y al final de la noche lo había logrado. Lo único medianamente malo fue descubrir una horrenda cicatriz que tenía el otro en el torso, le dio bastante asco en verdad, pero cuando Harry la cubrió, fue como si nada hubiese pasado. Sus deseos nunca fueron más allá de eso, pasar una noche y ya. Pero algo apareció al día siguiente de ese encuentro, una oportunidad que no pensó desaprovechar. Estaba aplicando para un puesto de trabajo bastante importante a decir verdad, lo llamaron para decir que su curriculum era excelente, pero que no había puesto referencias, cosas que los demás si habían puesto. Lo pensó por un segundo ¿y si ponía a Potter?
No se lo cuestionó demasiado. Lo contactó fingiendo querer una segunda cita, y en cierta forma logró que el otro aceptara con gusto ser su referencia, le dieron el trabajo casi de inmediato, y supo que tenía su gallina de los huevos de oro.
Entendió que lo mejor era seguir con Harry, lo malo es que a diferencia de Tiffany, con el Gryffindor sí tuvo que hacer pública la relación, pero en cierta forma eso también le benefició. Tiffany se enteró, peleó bastante, pero él supo cómo hacerle ver que aquello les convenía a ambos, y a ella le gustaban los regalos que Cedric le daba, así que esperó, de todas formas el tejón le prometía que dejaría a Harry pronto y se quedaría con ella
Lo ascendieron después del año tanto por sus habilidades como por sus “relaciones”, el problema era que no quería para nada a Potter. Tener sexo con él no era malo, porque el sexo es solo eso, y para él siempre era bueno lo hiciera con Potter o Tiffany.
El problema era que tenía que convivir con Potter, hablar con él, salir con él, ir a reuniones familiares….y eso lo desesperaba un poco.
En algún punto sabía que tenía que acabar eso, pero no sabía cuándo realmente. Pasaron tres años sin que se diera cuenta, a sus ojos un problema se sumó a su relación, un tiempo atrás su “novio” comenzó a descuidar su figura y su apariencia. Y por mucho que le estuviera dando beneficios, no se sentía cómodo saliendo con alguien que no fuera atractivo, porque entonces le quitaba el atractivo a su propia persona, y quizás por eso, era que siempre intentaba que Potter se diese cuenta lo feo que se estaba poniendo.
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La respiración de Severus se volvió errática e irregular cuando rompió el hechizo. No podía creer lo que había visto en la mente de Cedric, de ninguna forma aquello podía ser verdad.
Quiso volverle a lanzar un hechizo al bastardo del tejón y romperle la cara, pero en un segundo cambio de idea e hizo algo mil veces mejor, alzó su puño y se lo estampó en la cara: dos veces.
Con el golpe que le había dado a Sirius había aprendido que un puñetazo resultaba mucho más placentero que un hechizo. Estaba listo para darle el tercer puñetazo a Cedric, pero Remus le detuvo.
—Resolvamos lo de Harry primero— dijo el licántropo. No sabía que había visto el maestro de pociones, pero era obvio que debía de ser algo muy malo si reaccionaba así, y en ese caso, luego de saber a Harry a salvo, también ayudaría a moler al otro a golpes. —si reaccionaste así es porque es más serio todo esto.
—Él lo provocó, ha estado engañando a Potter, utilizándolo.
— ¿Eso es cierto? —preguntó Sirius al más joven con los ojos encendidos. — Dime que no le has hecho daño a mi ahijado.
Sirius estaba a punto de ignorar la sugerencia de Lupin de primero resolver lo de Harry y luego golpear a Cedric, ya que estaba a punto de apuntar a Diggory y comenzar a maldecirlo hasta el siglo siguiente, pero algo lo evitó.
Se detuvieron por completo cuando sintieron un cambio, fue bastante brusco y repentino y con un ruido seco y, aunque nunca sintieron en verdad el campo de fuerza que había alrededor del departamento, si supieron que aquella sensación fue porque el escudo se había retirado de golpe. Los tres eran demasiado habilidosos para no darse cuenta.
Ninguno sabía que había sucedido, y dentro del departamento Harry, quizás por su estado de ebriedad, no se había dado cuenta que para cruzar del otro lado del barandal en su balcón, tuvo que romper el escudo. Pues la protección que había puesto impedía que entraran, o salieran.
Severus no perdió tiempo y lanzó un hechizo contra la puerta, no cedió. Aun sin el escudo estaba protegida, quizás podían intentarlo por el balcón, pero recordando que ya tenían a Cedric, lo levantó sin muchos miramientos acerca de la nariz ensangrentada del chico y le obligó a abrir la puerta. Así lo hizo.
Al abrir la puerta lo primero que vieron fueron los cristales del suelo manchados claramente de sangre, no les tomó más de dos segundos entrar por completo y divisar la peor visión que pudieron tener después de los tiempos de Voldemort. Los tres entraron en el justo instante en que Harry estaba a punto de soltarse, cuando ya estaba completamente del otro lado del barandal, el departamento no era muy amplio y podía verse perfectamente desde donde estaban.
Quizás ocurrió todo en cámara lenta, o por lo menos así lo percibió Severus. Escuchó que Remus gritó el nombre de Harry al tiempo que él y Sirius corrieron al mismo tiempo, sentía todo tan lento que incluso contaba los pasos. Sintió sus pasos crujir cuando pisó cristales desperdigados por el suelo, y a Black gritar el nombre de su ahijado. Eso sucedió en dos pasos. Severus no pudo gritar concentrado como estaba, Harry nunca volteó a verlos, quizás porque estaba demasiado ebrio para entender que le estaban llamando en su departamento, y no en su mente. Otro paso más. Severus levantó la varita cuando iba a medio camino, vio las manos de Harry soltar la baranda, él dio otro paso y abrió la boca para pronunciar el hechizo, el cuerpo de Harry se inclinó hacia adelante cuando Severus dio otro paso y lanzó un hechizo que no funcionó, otros dos pasos cuando ya desaparecía por completo de su vista el cuerpo de Potter, otro paso más y estaba tocando la baranda, llegó antes que Sirius, arrojó otro hechizo y, sin detenerse a pensar, se arrojó también.