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61. Kim Jun.K (07) por dayanstyle

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Taecyeon rodó los hombros mientras miraba fijo al hombre con el que estaba a punto de pelear. No era que estuviera disfrutando lo que estaba haciendo, pero sabía que era la única manera de salir de la deuda que tenían. Jun.K había protestado que Taecyeon luchara de nuevo, pero Taecyeon no había dejado el tema hasta que su pareja finalmente había aceptado.

Estaba confundido y enojado, sin entender por qué el estado de ánimo de su pareja había cambiado desde que Taecyeon había confesado su amor. El hombre era distante, silencioso, y sólo hablaba cuando Taecyeon le hablaba.

Quería purgar su ira contra alguien. ¿Por qué no que le pagaran por eso? Taecyeon estaba preparado esta vez, anticipándose a que su oponente hablara mierda. Lo habían tomado con la guardia baja en la última pelea, pero ahora sabía lo que debía tener en cuenta. También estaba agradecido como el infierno cuando se enteró que no había matado al primer rival contra el que había luchado. Eso fue un gran peso que se le quitaba de la cabeza.

—Vaya, es uno grande —se burló su oponente—. Eso sólo hará que mi victoria sea más triunfal cuando derribe tu gran culo.

Taecyeon dio al hombre lo que esperaba fuera una sonrisa malvada. —Podrías intentarlo.

La campana sonó y Taecyeon sacó todo pensamiento y se enfocó. No iba a dejar que el hombre le arrancara su control, ni permitiría que su rival lo encolerizada. Aunque Taecyeon se moría por ver dónde estaba Jun.K, sabía que no era prudente apartar los ojos del hombre frente a él.

 

—¿Estamos luchando o bailando? —preguntó el hombre enojado.

Taecyeon se giró, deteniendo la fuerza bruta en el último segundo, apenas tocando al hombre en la mandíbula. Pero fue suficiente para que su oponente tropezara de nuevo. Luchó con movimientos rápidos y precisos, siempre asegurándose de no poner toda su fuerza en cualquier determinado golpe.

En la cuarta ronda, Taecyeon no sólo no estaba cansado, sino que se sentía extrañamente más tranquilo. Parecía que cuanto más se obligaba a controlar sus golpes y movimientos, más tranquila se volvía su ira.

En la quinta ronda, Taecyeon golpeó al hombre. Sólo que esta vez no tenía miedo de haber matado al chico. La multitud enloqueció y los aplausos retumbaron.

Taecyeon había peleado limpio y fue el vencedor en una pelea justa.

—¡Lo has hecho genial! —dijo Jun.K mientras agarraba a Taecyeon y le frotaba rápidamente con las manos la cabeza, haciendo que Taecyeon sonriera ampliamente—. Voy a tomar nuestro dinero, y arreglaré la siguiente pelea, y entonces podremos salir de aquí.

Taecyeon sabía que Jun.K no quería pasar el rato cerca de Wrangler. Ellos aún tenían un largo camino por recorrer antes de tener suficiente dinero para pagarle al hombre. Taecyeon se quedó allí y escuchaba el parloteo a su alrededor, preguntándose si quizás el boxeo era una manera para liberar algo de la ira que siempre sentía.

Él no era tan reacio a la idea ahora que había ganado su primera pelea legal. Bueno, esta lucha clandestina no era tan legal, pero no había perdido el control ni mandado al hombre al hospital.  Incluso  se  palmeó internamente  en la  espalda  por no dejarse llevar por la ira cuando su oponente había empezado a hablar basura.

La mandíbula de Taecyeon se tensó cuando vio a Jun.K hablando con un chico, pero notó que algunas de las mujeres con ropa ligera estaban presionándose cerca de la pareja de Taecyeon. Mientras se dirigía hacia Jun.K, Taecyeon empezó a quitar la cinta de sus nudillos.

—¿Estás listo? —Taecyeon gruñó con los dientes apretados, dando a las mujeres una mirada fulminante.

—Todo listo —Jun.K respondió mientras salía de entre las admiradoras. Más como putas en opinión de Taecyeon. No llevaban mucha ropa y sus rostros tenían tanto maquillaje que le recordaron a Taecyeon prostitutas del sábado por la noche.

Su rinoceronte dio un resoplido amenazante a las mujeres que habían manoseado a Jun.K. Ellas dieron media vuelta y moviendo sus pestañas hacia él, pero Taecyeon les dio la espalda mientras caminaba hacia la salida.

—No puedes hacer eso —dijo Jun.K mientras caminaba rápidamente por delante de Taecyeon y abría la puerta. Taecyeon la atravesó e inhaló profundamente el fresco aire nocturno, tratando de controlar sus celos. Una vez que tuvo una apariencia de control, Taecyeon se acercó a la motocicleta.

—No te molesta que tengan sus manos sobre ti —acusó mientras metía la mano en su bolsa y sacaba un par de jeans. Se cambió de sus pantalones cortos de boxeo allí mismo, en el estacionamiento, sin importarle quién lo veía. Después de empujar los shorts en su bolsa, Taecyeon se puso una camiseta y luego las botas.

Eso era lo único que odiaba de boxeo. Esos lugares eran sucios y tenía que caminar con los pies descalzos. Rezó como el infierno por no atrapar un hongo. Quizás debería invertir en algunos zapatos de ducha o algo para proteger sus pies cuando no boxeaba.

Jun.K sacó las llaves del bolsillo delantero. —Yo amablemente las aparto, Taecyeon. Las mujeres se sienten atraídas por los boxeadores, con la esperanza de tener una casa para pasar la noche o por lo menos tener sexo con uno de ellos en el cuarto de baño o detrás del edificio. Así son las cosas. Le dije a ellas que no. ¿Qué quieres que haga, que las corra y les diga que jodidamente se alejen de mí?

Aunque la palabra estaba en los labios de Taecyeon, él sabía que sólo era su ira por la forma en que Jun.K había estado actuando últimamente que le hacía actuar como un idiota. —No me gusta ver a alguien tocando a mi pareja. —Taecyeon admitió la verdad—. Tuve que detener a mi rinoceronte antes de matar hasta la última persona que te estaba tocando.

Las manos de Jun.K vacilaron. —¿Tu qué?

 

Taecyeon había querido decirle a Jun.K que era un shifter. Pero primero las cosas sucedieron demasiado rápido y, después, el momento nunca parecía ser el correcto, Jun.K estaba demasiado reservado y demasiado absorto en sus propios pensamientos para ser abierto ante la idea.

—No importa. —Taecyeon subió la cremallera de la bolsa y subió a la moto—. Vamos a salir de aquí. —Taecyeon no estaba seguro de qué hacer.

Podía sentir la ruptura entre ellos, separándolos, y no estaba seguro de cómo solucionarlo.

Amaba a Jun.K y no había tenido vergüenza de admitirlo. Tampoco lamentaba habérselo dicho al hombre. Pero Jun.K había cambiado después de la declaración. A pesar de que podía sentir su vínculo cada vez más profundo, haciendo que Taecyeon se acercara más a Jun.K, su pareja estaba tan frio como un témpano de hielo.

Salieron del estacionamiento y se dirigieron al oeste. Taecyeon no tenía idea de a dónde iban, pero disfrutaba tener sus manos alrededor de la cintura de Jun.K. Él apretó sus brazos fuerte, por temor de estar perdiendo al hombre.

Después de conducir por una hora, Jun.K llegó a un restaurante abierto toda la noche. Taecyeon se bajó y se quitó el casco, y luego agarró a su pareja antes de que Jun.K pudiera alejarse. —Lo siento.

Las cejas oscuras de Jun.K se fruncieron. —¿Por qué?

 

Taecyeon dejó el casco en la moto y luego se pasó las manos por encima de su cabeza.

—No estoy seguro, pero has estado muy callado últimamente y pensé que tal vez había hecho algo malo.

Los ojos de Jun.K se suavizaron cuando tomó la cara de Taecyeon. —Bebé, no eres tú. Sólo tengo un montón de mierda que tratar dentro de mi cabeza.

Taecyeon puso sus manos sobre Jun.K, absorbiendo el calor del tacto de su pareja. —¿Como qué?

Lo que fuera que Jun.K sostenía, lo que había estado carcomiéndolo lentamente se deslizó de los ojos del hombre cuando su pareja le dio una sonrisa muy sexy. —Lo has hecho bien esta noche, Taecyeon. Sabía que lo tenías en ti.

Evadió efectivamente la pregunta.

 

Taecyeon lo dejó ir por ahora, era feliz de ver a su pareja de tan buen humor de nuevo. Se rio y gritó cuando Jun.K le dio una palmada en el culo. El hombre movió sus cejas y sus ojos bajaron hasta la ingle de Taecyeon.

 

El calor inundó sus mejillas mientras Taecyeon entraba en el restaurante. Todo lo que Jun.K tenía que hacer era mirarlo de esa manera seductora y Taecyeon era masa en las manos del hombre. Él haría cualquier cosa por su pareja... cualquier cosa.

Agarraron un lugar en la parte de atrás de la cafetería. Una camarera de inmediato se acercó y tomó sus órdenes de bebidas. Cuando se había ido, Taecyeon comenzó a hablar en voz baja. —Creo que me está gustando esta cosa del boxeo.

Los ojos de Jun.K lo recorrieron y Taecyeon se preguntaba lo que el hombre estaba pensando en ese momento. —¿Como algo de tiempo completo?

La pregunta fue dicha en voz baja, su pareja se oía decepcionado.

Taecyeon quería golpearse la cabeza contra la mesa. ¿Jun.K no le acababa de decir que estaba orgulloso de que Taecyeon lo hubiera hecho bien? Estaba empezando a preguntarse si su pareja no estaba un poco fuera de balance. —Sí, a tiempo completo. ¿Por qué?

Jun.K se encogió de hombros mientras se acomodaba y lanzaba un brazo sobre la parte posterior de la banca. —Pensé que sólo ibas a hacer esto hasta que tuviéramos suficiente dinero para pagarle a Wrangler. Me dijiste que no te gustaba el boxeo.

—¿Qué hay de malo en que esté a tiempo completo boxeando?

Los dedos de Jun.K giraban el salero en un círculo, con los ojos estudiando con atención el frasco de vidrio. —No estás hecho para esta vida, Taecyeon. Ya viste cómo esas tipas del boxeo me estaban tocando. Además, tienes que vivir en los caminos, no  comes una comida hecha en casa, y  siempre   se teme  que   los  policías   lleguen   al  edificio  en donde estés boxeando.

Taecyeon miró por la ventana, con la mirada perdida en la noche, mientras escuchaba a Jun.K marcar las razones por las que no debería hacer de esto una carrera de tiempo completo. Pero para Taecyeon, eran excusas endebles. Se oía más como que Jun.K estaba tratando de mantener sus opciones abiertas, para asegurarse de que podía deshacerse de Taecyeon cuando llegara el momento.

—Yo tenía un hermano gemelo —Taecyeon admitió viendo su reflejo en la ventana—. Nosotros crecimos en hogares de acogida, nuestra madre murió dándonos a luz. Él era todo lo que tenía, mi mejor amigo. —Taecyeon se detuvo, sintiendo el nudo en la garganta pensando en Roth. No pasaba ni un día sin que Taecyeon no lo extrañara.

 

»—La familia con la que vivíamos fue atacada, mi gemelo murió.

Jun.K se inclinó sobre la mesa, cubriendo las manos de Taecyeon con la suyas. —Jesús, hombre. Lo siento mucho.

Taecyeon se encogió de hombros. Él no estaba diciéndoselo a Jun.K para ganarse la compasión del hombre. Quería que su pareja supiera de dónde venía mucha de su rabia. Nunca realmente se había ocupado de la pérdida, siempre la empujaba hacia abajo, poniéndole una tapa sobre la misma.

—Me di cuenta hoy que por alguna extraña razón, el boxeo me ayuda. Una vez que me enfoco, no sé, es como si no estuviera tan enfadado.

Jun.K retiró sus manos. —Esta no es una vida para ti — repitió. Taecyeon no podía entender por qué Jun.K no podía ver de dónde él venía. Él lo decía fuerte y claro, sin embargo, Jun.K seguía siendo resistente.

 

La camarera trajo las bebidas y las dejó sobre la mesa, tomando sus pedidos. Taecyeon ya no tenía hambre, pero sabía que tenía que comer. Se había abierto ante Jun.K y el hombre aún no era receptivo, la brecha era cada vez mayor.

Estaba empezando a pensar que tal vez el destino había hecho un emparejamiento incorrecto.

 Habían pasado cuatro semanas desde que habían salido de la Casa y nada parecía bien entre Jun.K y Taecyeon. Éste se sentó en el borde de la cama, con el pelo mojado por la ducha, y sosteniendo un paquete de gel para la mandíbula. Jun.K pensando en los enfermeros que atendieron su herida después de que se la rompió en varias ocasiones cuando ir de un oponente tras otro era parte de su vida.

Quería acercarse, tocar, sentir. No habían estado teniéndolo desde hace mucho, Taecyeon estaba volviéndose remoto, distante, pero esta noche Jun.K quería cerrar esa brecha, sentir el cuerpo de Taecyeon debajo de él, retorciéndose, dándole al hombre placer. —¿Cómo sientes tu mandíbula?

Dejando a un lado el paquete de gel, Taecyeon se encogió de hombros antes de agarrar el control remoto. —Va a sanar.

La distancia en la voz del hombre, fue un frío golpe para Jun.K. Sabía que la había jodido por traer a Taecyeon a este mundo, pero quería arreglar las cosas y hacer lo correcto.

Pero Taecyeon estaba más frío, más violento, y Jun.K aún no tenía ni idea de cómo arreglar las cosas. Extendió la mano para pasarla por el corto cabello de Taecyeon, pero el hombre se alejó, moviéndose rápidamente en la cama hasta que su espalda estuvo contra la pared.

 

Más lejos, un abismo cada vez mayor, la brecha apartándolos. Jun.K se arrastró sobre la cama, tratando de acurrucarse junto a Taecyeon, pero el tipo dio un gruñido, se negó a reconocerlo.

Se movió hasta quedar sentado en el borde de la cama, Jun.K lo miró por encima del hombro, preguntándose si las cosas entre los dos volverían a estar bien de nuevo.

¿Pero incluso sería correcto hacerlo? Estaba teniendo lo que merecía. Por desgracia, sus sentimientos por Taecyeon estaban creciendo más fuertes hasta el punto de que físicamente le dolía el desaire de Taecyeon.

Jun.K quería lo que Taecyeon le había ofrecido en un principio, la cercanía, ese fuego que había visto en los ojos del hombre.

Ahora estaban aburridos, llenos de algo que Jun.K ni siquiera podía descifrar. Se movió de la cama y se dirigió hacia la puerta. —Voy a buscar algo para beber. ¿Quieres algo?

Taecyeon dio un gruñido.

 

Jun.K se quedó con la mano deteniéndose en la puerta, esperando a que su pareja le digiera algo, que lo llamara a la cama, que le digiera que quería salir de esta vida.

Pero Taecyeon no dijo nada. Él sólo recorría los canales, con los ojos fijos en la televisión.

Abriendo la puerta, Jun.K salió. Pero en vez de ir a la máquina, se sentó en los escalones que conducían al segundo piso. Acunó su rostro entre las manos, sintiéndose desesperado y muy solo.

Había arruinado a un buen hombre y ahora estaba pagando el precio.

 

Habían pasado dos meses, Taecyeon entraba en su décima pelea. Jun.K se apoyó contra la pared, con los brazos metidos debajo de él. Al parecer, no importaba lo mucho que argumentaba que esta vida no era para Taecyeon, el hombre se negaba a escuchar.

Taecyeon había dicho que el boxeo era una  manera de aliviar su dolor, pero desde aquella noche en la cena, después de la primera victoria de Taecyeon, Jun.K había notado al hombre cada vez más agresivo. Él ganó todas las peleas en las que entró, el nombre de Taecyeon circulaba por la comunidad del boxeo a puño limpio. Profesionalmente, Jun.K estaba orgulloso del hombre. Taecyeon había encontrado su vocación. En lo privado, en lo personal, su relación era un desastre.

Apenas tenían sexo y sus conversaciones eran casi inexistentes. Jun.K trataba de hablar con el hombre, pero cuando llegaba el momento de regresar a su habitación de hotel, Taecyeon inmediatamente agarraba el control remoto, apartándose de Jun.K.

Trató de explicarle a Taecyeon que no era forma de vivir. Aún tenían a Wrangler tras ellos y ser perseguido no era vida para Taecyeon. Jun.K deseaba poder volver a ese fatídico día cuando le robó a Jongin a Taecyeon y deshacer lo que había hecho.

Taecyeon se había vuelto frío y apartado, y Jun.K tristemente perdía a ese hombre inocente que Taecyeon solía ser. Esto era exactamente lo que él estaba tratando de evitar. Esta vida. Jun.K había envenenado al hombre, quitándole todo lo que había sido bueno para él.

Tenía que arreglar esto. No era demasiado tarde para salvar a Taecyeon. Jun.K estaba locamente enamorado del hombre, pero sabía que no era bueno para Taecyeon. Lo había corrompido. Eso era algo con lo que iba a tener que vivir por el resto de su vida.

Mientras Jun.K observaba a Taecyeon boxear, vio cómo su pareja se estaba volviendo más agresivo. El oponente lanzó el primer golpe, pero Taecyeon lo evitó, y el puño de Taecyeon conectó con el hombro del oponente y Jun.K sabía que el brazo del hombre ahora estaba dislocado. El estómago de Jun.K se encogió al ver a Taecyeon golpear. La gente a su alrededor veía embelesada mientras el sonido de huesos quebrándose llenaba el aire. Pero Taecyeon no se detenía. El sudor corría por su cuerpo, haciendo brillar su piel, pero no tenía ningún golpe en él. Ningún oponente podría acercarse a él ni tocarlo. Taecyeon era una bestia, como una bien aceitada máquina. Siguió su camino hasta que ganó la pelea y su oponente estaba tendido en el suelo, la cara en el suelo.

Un segundo, un tercero y un cuarto hombre lucharon contra Taecyeon, pero no había nadie a la altura de los brutales golpes del hombre ni sus rápidos y enérgicos movimientos.

Hubo un momento en que el hombre estaba molesto por la brutalidad, cuando a Taecyeon le molestaba lastimar a alguien. Pero ya no parecía perturbarlo por más tiempo. El brillo había desaparecido de los ojos del chico. Taecyeon casi parecía perdido y simplemente pasando por las propuestas.

La chispa entre ellos, en Taecyeon, en su vida, se había ido.

Jun.K sabía lo que tenía que hacer.

 

Más tarde, después de que los combates habían terminado y estaban de regreso en su habitación, Jun.K esperó a que Taecyeon se durmiera. Se quedó sentado en la oscuridad de la habitación, sólo una pequeña luz pasaba a través de las cortinas, iluminando el contorno de Taecyeon, y vio a su pareja dormir.

Jun.K nunca había estado enamorado ni un día en su vida. Pero cuando sus ojos recorrían lentamente el cuerpo de Taecyeon, sabía que lo que sentía era un amor tan profundo que iba a sacrificar sus necesidades egoístas para salvar al hombre al que sentía como si no pudiera vivir sin él.

Quería la bella inocencia de Taecyeon restaurada, todo de nuevo.

Tomando el celular de Taecyeon de la mesita de noche, Jun.K sigilosamente salió. Recorrió los contactos de su pareja hasta que encontró el nombre que Taecyeon mencionaba constantemente. Jun.K apretó el botón de enviar, y se preguntó si estaba haciendo lo correcto.

Últimamente, no estaba seguro de qué era lo correcto. Pero sabía que tenía que conseguir sacar a Taecyeon de esta vida antes de que su humanidad fuera totalmente destruida.

—Taecyeon, ¿eres tú?

 

Jun.K oyó el cansancio en la voz de Jong Hoon, pero también escuchó la tensión, la preocupación y algo dentro de él le dijo que estaba haciendo lo correcto.

Así que, ¿por qué sentía que su corazón estaba siendo arrancado y destrozando en el suelo? Saber que estaba a punto de perder a Taecyeon era el peor tipo de dolor que Jun.K hubiera experimentado en su vida. Pero mantener a Taecyeon, viviendo esta vida, le desgarraba aún más y los destruía a ambos.

Prefería sufrir antes que dejar que Taecyeon siguiera por este camino. Jun.K prefería sacrificar su corazón que dejar que Taecyeon se volviera más cruel y miserable.

—Habla conmigo, amigo.

 

Jun.K se aclaró la garganta, rogando que su voz saliera porque sentía un apretado nudo creciendo allí. —Soy Kim Junsu .

 

—¿Taecyeon está lastimado? —Fue lo primero que salió de la boca de Jong Hoon.

A Jun.K le gustaría tener un amigo así, alguien que se preocupara por él y le preocupara si estaba bien.

—Está sano y salvo. —Jun.K giró para ver la puerta del motel—. Necesito que vengas a buscarlo.

Las sábanas crujieron y Jun.K sabían que Jong Hoon se estaba sentando. —¿Por qué, porque ya no te es útil? —El veneno estaba claro en la voz del hombre. Jun.K no merecía menos. Había alejado a Taecyeon de la gente que se preocupaba por él y lo sumergió en un mundo de estafadores y desagradables asesinos.

—Si amas a Taecyeon, entonces necesito que vengas a salvarlo de sí mismo y —Jun.K se interrumpió cerrando los ojos, pasando la palma de la mano en la frente, cuando el dolor de dejar ir a Taecyeon amenazó con hacerlo pedazos— salvarlo de mí.

—Sólo dime dónde está e iré a buscarlo.

 

Por un segundo Jun.K no podía hablar más debido al dolor, no podía pronunciar una palabra sintiendo como si su corazón estuviera siendo arrancada de su propia alma. Tragó saliva y le dijo a Jong Hoon dónde estaban.

Jun.K cortó la comunicación y se giró, deslizándose por la pared mientras envolvía sus brazos sobre su cabeza y se mecía hacia atrás y adelante, preguntándose si iba a sobrevivir después de que Taecyeon se fuera. Había sólo unas pocas horas de distancia a la Villa Kim. Jong Hoon estaría aquí antes de que Taecyeon despertara.

Con ese conocimiento, Jun.K se puso de pie y volvió a entrar en la habitación del motel. Dejó el teléfono de nuevo en la mesa de noche y tomó su casco, alforjas, y se dio un momento para ver la hermosa forma de Taecyeon.

 

Taecyeon realmente era una criatura impresionante. Su corazón se oprimió en su pecho y Jun.K quería nada más que meterse en la cama con Taecyeon y envolverlo en sus fuertes brazos mientras le decía que iban a estar bien.

Pero no lo estarían. No mientras Taecyeon estuviera aquí, en esta vida. Jun.K se sentía como si el suelo se estuviera cayendo por debajo de él. Su interior se oprimió y temblaba de necesidad, de miseria, dolor y desesperación. Pero Jun.K sabía que tenía que hacerlo, tenía que dejar a Taecyeon libre para que pudiera recuperar su humanidad, el brillo en sus ojos.

El nudo en si garganta y su corazón dolorido, iban más allá de lo que jamás había experimentado antes. Jun.K dejó el dinero del premio en la mesa antes de salir, dejando su corazón, su alma y su propia cordura atrás.

Tenía que ir a buscar a Wrangler y aclarar lo de su deuda para que su amante pudiera vivir en paz y, con suerte, una vez más, se convirtiera en el hombre inocente del que Jun.K se había enamorado.

 

 

 

—Hey, amigo.

 

Taecyeon parpadeó, jurando haber escuchado la suave voz de Jong Hoon en el cuarto oscuro. Se dio la vuelta, buscando a su pareja, pero la cama estaba vacía. Taecyeon se acercó y encendió la pequeña lámpara, tuvo que parpadear varias veces cuando la habitación se llenó de luz.

Cuando pudo ver más claro, Taecyeon vio a Jong Hoon de pie junto a la cama, Seung Hyun junto a la puerta. —¿Qué sucede? — Taecyeon preguntó mientras apartaba las sábanas y tomaba sus pantalones del suelo, poniéndoselos—. ¿Dónde está Jun.K?

 

No le gustaba la expresión en los ojos marrón-claro de Jong Hoon. Su mejor amigo se negaba a mirarlo a los ojos, estrangulando sus dedos mientras se humedecía los labios. —Se ha ido, Taecyeon. Él me llamó y me pidió que viniera a buscarte.

Cuándo registró las palabras de Jong Hoon, los ojos de Taecyeon recorrieron la habitación, pero no vio a Jun.K en ningún lugar. Inclinó la cabeza ante Jong Hoon y luego se dirigió al cuarto de baño.

Estaba vacío.

 

El mundo de Taecyeon se salió de control y le resultaba difícil respirar, pensar, incluso ver. —Junsu.

Jong Hoon se acercó. —Se ha ido, Taecyeon.

 

Ni siquiera estaba registrando la voz llena de lágrimas de su mejor amigo. Taecyeon empujó a Seung Hyun y salió por la puerta abierta del motel, desesperado por encontrar a su pareja. Salió a la luz de la mañana y sabía que su mundo estaba llegando a un alto. Comenzó a hiperventilar, su corazón corriendo fuera de control cuando no sólo no vio la moto de Jun.K sabiendo que se había ido, sino que los hermanos Wu estaban esperando afuera.

Esto, simplemente, no podía estar sucediendo. No había perdido a Jun.K, no, no había manera. Su cuerpo se detuvo en estado de shock y de ira pura. Jun.K lo había dejado, lo había abandonado.

Taecyeon se giró y golpeó con sus puños los bloques de cemento de color amarillo, mareándose mientras luchaba por respirar. ¿Dónde estaba su pareja? ¿Por qué iba a dejarlo atrás?

Taecyeon estaba enojado consigo mismo, con Jun.K, con cómo las cosas habían ido creciendo entre ellos. No sabía cómo arreglar las cosas, por lo que se hacía cada vez peor y peor. Taecyeon había pensado que ganar todas las peleas haría feliz a Jun.K, pero el hombre siguió presionando a Taecyeon de que tenía que ir a casa.

Jun.K podría no haber dicho esas palabras exactas, pero así era como Taecyeon lo había entendido. Jun.K había estado tratando de deshacerse de él durante meses.

Él quería hacerle daño a algo, al mundo, a la forma en que su corazón estaba sufriendo en estos momentos. Taecyeon ni siquiera estaba seguro de cómo seguía de pie porque el dolor era demasiado condenadamente insoportable.

Taecyeon se sentía como si todo fuera negro, sus emociones estaban fuera de control, y lo llevaban a un lugar que había estado cuando su hermano había muerto.

Era un lugar de oscuridad total y vacío de cualquier amor o felicidad. Era un lugar de dolor y sufrimiento y de una violencia brutal.

—¿Taecyeon? —Jong Hoon salió de la habitación del motel, envolviendo sus brazos alrededor de su estómago y su pareja de pie justo detrás de él—. Habla conmigo, amigo.

Por el rabillo del ojo, Taecyeon vio a los hermanos Wu bajarse de sus motocicletas y moviéndose un poco más cerca. Movió su brazo, golpeando la ventana del motel, los cristales se quebraron por todas partes cuando Taecyeon sintió el cambio.

Su ira, el dolor y el sentimiento de traición habían llegado a su cúspide y a Taecyeon simplemente no le importaba. Si no podía estar con Jun.K, ¿qué le quedaba?

Nada.

 

El pensamiento disparó la ira de Taecyeon por las nubes cuando el rinoceronte comenzó a liberarse.

—¡Llévalo adentro! —Kris gritó mientras corría hacia Taecyeon.

 

Cuando los hermanos avanzaron, Taecyeon giró, arremetió, tratando de herir a cualquiera que se interpusiera en su camino. Los hermanos lo derribaron al mismo tiempo y luego Taecyeon sintió algo afilado encajándose en su brazo. Cuando todo se volvió borroso, Taecyeon oía a Jong Hoon llorar, podía sentir su cuerpo siendo llevado a la habitación del motel y, finalmente, antes de perder su conciencia, se preguntó por qué su pareja lo había abandonado.

 

 

 continuara...

  


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