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Buscando la belleza por OldBear

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Capítulo 19. La malicia de una pelirroja.

María les despertó temprano para que Tony no volviera a llegar tarde a su trabajo, aunque Stephen protestó y prefirió dormir un rato más y le avisó a María que le guardara desayuno.

—Eres todo un caso—murmuró ella entre sonrisas mientras veía al mejor amigo de su hijo acomodarse de nuevo entre las mantas.

Cuando Howard vio que Stephen había vuelto a dormir en la cama de su hijo por poco y hace una escena, pero tuvo a bien calmarse cuando su esposa lo vio con una mirada amenazante de esas que pocas veces ponía, y cedió, por el momento.

Tony no había terminado de cambiar los números del informe, era demasiado trabajo y debía hacerlo muy bien o si no serían descubiertos en un segundo. Aquel informe no solo lo vería T´Challa y Killmonger sino también Sharon, los padres de Steve —que habían vuelto de su viaje solo para eso—, Phil Coulson y dos representantes de los accionistas minoritarios. El informe debía ser perfecto ante los ojos de todos y no destapar ninguna duda.

Fue escuchando música en el autobús para no quedarse dormido en cualquier momento, después de ese informe esperaba tener unos días apacibles y descansar mejor, sino se iba a morir del cansancio o de una sobredosis de café.

Cuando entró a Shield se topó con Bruce en recepción dándole unos paquetes a Natasha. Se acercó para preguntar como seguía del golpe de la cara del día anterior, a lo que este le contestó que estaba mejor que nunca y acercándose lo suficiente para que la recepcionista no escuchara, le dijo que gracias al golpe, Romanoff se había quedado unas horas con él para hacerle algo de comer y cuidarle un poco debido a toda la ayuda que le había dado a Tony; así que en cierta forma, Bruce terminó agradeciéndole a Stark.

Al entrar al ascensor tuvo la mala suerte de que junto a él entraron Wanda y Loki, la pelirroja iba colgada del brazo del otro—como casi siempre solían hacer— y la chica le comentaba lo bonita que era la ropa que Loki llevaba ese día.

—No es la ropa mi querida Wanda, es quien la lleva puesta.

Ni siquiera se dignaron en saludar a Tony, pero a él eso le importaba poco. Cuando Loki se bajó en su piso le dijo a Wanda que necesitaba hablar con Sharon sobre algo importante, la pelirroja asintió y se quedó en silencio ignorando al muchacho a su lado los pisos que faltaban.

Cuando llegó a la oficina Steve ya estaba detrás del escritorio de presidencia con una taza de café en las manos. Tony pensó que podría pedir una taza a la cafetería, el olor del café de Steve se le había antojado.

— ¿Cómo vas? —le preguntó Steve claramente inquieto.

—Lo tendré listo para las doce, es más trabajo del que pensé.

La reunión era a las 2, así que Steve y Bucky tendrían poco tiempo para leerlo y eso le inquietaba aún más. Incluso le comentó a Tony que probablemente él tendría que ayudarlo frente a la junta, pues memorizar todo eso en menos de dos horas le sería imposible. En cambio Tony, que se había pasado la noche trabajando con esos números, los dominaba a la perfección. Sin esperar más tiempo se dirigió a su pequeña oficina y comenzó a trabajar en terminar aquello.

A eso de las once Steve le avisó a Tony que iría a la oficina de Bucky para revisar unos catálogos que tenía el vicepresidente, y que si necesitaba algo lo encontraría allí. Steve hizo una parada en la oficina de Sharon y la rubia le informó que estaba saliendo camino al aeropuerto, pues los padres de Steve estaban aterrizando, y que regresaría con ellos a eso de las dos.

La hora de la verdad estaba llegando, y Steve no podía negar que le invadían los nervios.

 

 



 

Wanda estaba que se comía las uñas. En un momento que fue a llevarle unos papeles a Steve en la mañana, este y Bucky estaban hablando sobre que Tony pronto terminaría el informe que presentarían en la junta a las dos de la tarde. Wanda podía no ser muy lista, pero no era completamente tonta. Sabía lo importante que era ese informe, porque sería para la junta de la primera rendición de cuentas de Steve como presidente de Shield, y el hecho de que Tony lo hiciera significaba que le iban a dar mucho más protagonismo del que ya tenía.

—Y si lo hace bien—decía sentada desde su escritorio en el pasillo—todos lo van a felicitar, hasta los padres de Steve.

No soportaría ver al “pequeño monstrito” siendo alabado por un trabajo bien realizado, ella quedaría como una incompetente.

A ella solo le había tocado ordenar la comida de la junta y asegurarse de que todo estuviese listo, y sabía que al final el asistente que brillaría seria Tony y no ella, porque la comida no sería tan espectacular como el informe. Tenía ganas de ir y darle un empujón al chico de gafas, incluso darle la bofetada que Sharon le dio meses atrás, pero ella no podría. De todas formas necesitaba encontrar algo que le arruinara el día al otro.

—Algo o… alguien.

Una idea llegó a su cabeza: Erik Killmonger. Para Wanda no había pasado desapercibido el odio que Erik le tenía a Tony. Era algo lógico considerando que Steve había avergonzado al gerente financiero delante de todos y luego había puesto un simple asistente por encima de él. Ella podía usarlo para arruinarle el día al otro. Si por lo menos no evitaba que entregara el informe, conseguiría que su día no fuera feliz del todo. Y había algo más, algo que casi nadie sabía y ella se enteró por Loki—eran pocas las cosas de las que Loki no se enteraba— y es que Erik tenía problemas de ira. Por lo que Wanda sabía habían sido problemas graves, pero el hombre había pasado por una cierta recuperación.

—Quizás pueda aprovecharme de eso, él ha estado tan enojado con el feo ese, que con un empujoncito más puede que explote. —Su sonrisa se amplió y, sin esperar más, taconeó hasta el ascensor para bajar al piso de Erik. Iban a ser las doce y media, debía apresurarse.

Cuando llegó frente a la puerta de Erik ignoró a Clint olímpicamente y entró sin siquiera tocar la puerta.

Killmonger la miró.

— ¿A que debo el honor de tu presencia? —sonrió complacido con la vista de Wanda en una falda ajustada.

Wanda puso su plan en marcha.

—Vine a preguntarte cual será tu nuevo trabajo para visitarte, con eso de que ya no trabajaras aquí…

Killmonger arrugó el entrecejo, confundido.

— ¿Quién dijo eso? Yo no me iré a ningún sitio.

— ¿Ah no? Pero los asistentes de los altos mandos lo dicen. Creo que el Anthony Stark ese se los dijo.

— ¿Y qué fue lo que dijo?

El semblante de Erik mostraba toda la rabia que estaba intentando aguantar, Wanda casi sonríe pensando que había sido más fácil de lo que imaginó. Al parecer Killmonger no estaba tan recuperado de sus ataques de ira.

—Según escuché él les dijo que pronto lo ascenderían a TÚ cargo, ya que de todas formas tu no estabas casi haciendo nada. Y que TÚ tendrías dos opciones, o te buscabas otro empleo o te volvías su asistente.

— ¡¿Ese maldito dijo eso?! —casi gritó apretando los puños con fuerza sobre la mesa.

Killmonger estaba apretando tanto los dientes que Wanda pensó que se le rompería la mandíbula.

—Por supuesto, ¿no ves que incluso está haciendo el informe para la junta que se supone te tocaba a ti? Aunque mira el lado positivo, si te conviertes en su asistente tomarás el escritorio de Barton, y no estarás tan lejos de la que era tu oficina cuando se la den a Stark.

Killmonger no escuchó más y se levantó de la silla al tiempo que golpeaba la mesa con los puños. Salió dispuesto a ir a enfrentar a Anthony Stark y a matar a cualquiera que se le interpusiera.

Wanda sonrió cuando le vio salir, pensando que quizás era más inteligente de lo que muchos creían.

 

 


 

 

El cúmulo de odio que tenía hacia Tony Stark había explotado con las palabras de Wanda.

¿Cómo se atreve ese imbécil de Stark a decir que yo me convertiré en su asistente? Pensaba mientras subía por las escaleras sin tener demasiada paciencia para esperar el ascensor.

Cuando llegó al sexto piso tanto Sam como Gamora estaban ocupados en sus respectivos trabajos o en el teléfono y no se fijaron en él. De todas formas le habría importado muy poco de tan enojado como estaba.

Entró en presidencia sin considerar que era la oficina de Steve, pero por suerte no estaba ahí. Se dirigió rápidamente al armario de utensilios que servía como oficina para Tony y abrió la puerta rápidamente.

Tony apartó la vista de la computadora cuando escuchó la puerta abrirse y se extrañó al ver a Killmonger, y más se extrañó al ver la cara de enfado que tenía.

—Dame el informe. —Apretó los dientes al decir las palabras, y casi parecía que se rompería la mandibula por la fuerza que hacía.

— ¿Que?

—Que me des el maldito informe, —Erik se apoyó del escritorio de Tony, intimidante—. Yo soy el gerente financiero, yo lo terminaré.

Tony se cruzó de brazos viendolo de arriba a abajo. Por supuesto que no le daría un informe que estaba maquillando ya que Erik se daría cuenta en un segundo de la trampa. Ni siquiera entendía a que venía esa explosión repentina del gerente.

Tony se levantó de su silla para estar más a la altura del otro pues, aunque claramente Erik era más alto, no se iba a dejar intimidar tan fácil.

—No se lo daré. Lo verá en la junta con todos los demás.

A Erik se le inyectaron los ojos en sangre de la rabia tan grande que estaba sintiendo. Sentía que todo lo que había dicho la pelirroja cobraba veracidad ante sus ojos.

¡El niño de mierda intenta reemplazarme en verdad! pensó

— ¡¿Quién mierdas te crees?! Recuerda que eres un puto asistente y yo un gerente.

—Un gerente que no verá el informe hasta que no sea la hora indicada, —alargó su mano y apuntó a la puerta—. Váyase ya por favor.

Killmonger estalló recordando todas las palabras de Wanda y se acercó furioso a Tony. El asistente se puso nervioso al ver esa acción y comenzó a retroceder en el pequeño espacio que había, lógicamente no era lo mismo una bofetada de Sharon que cualquier golpe que le pudiese dar Killmonger.

Se asustó aún más cuando no pudo seguir caminando hacia atrás.

— ¡¿Crees que tú y yo somos lo mismo?! —Gritaba Killmonger— ¡No! ¡Yo soy un gerente importante y tú eres solo una mierda insignificante!

—¡Son órdenes del señor Steve!— escupió Tony reuniendo toda la valentía que podía ante la fiera que tenía delante.

— ¡Ese es otra mierda!

Gamora escuchó unos sonidos extraños provenientes de presidencia, no había visto entrar a Killmonger y, como no veía a Wanda en su escritorio, supuso que la pelirroja estaba molestando a Tony, así que se levantó y decidió ir a ver que sucedía ya que Steve estaba en vicepresidencia. Entró a la oficina de presidencia y se dio cuenta que habían gritos provenientes del pequeño armario que tenía Tony como oficina.

“¡Ese es otra mierda!” escuchó que alguien gritaba y reconoció muy bien la voz de Killmonger, se apresuró a abrir la puerta de la pequeña oficina y casi suelta un grito cuando encontró a Tony contra la pared y a Killmonger a escasos centímetros de él.

Tony estaba hiperventilando mientras más se acercaba Killmonger a él. Esa situación le estaba trayendo unos recuerdos muy malos que hacía mucho tiempo había intentado olvidar. Se estaba trasladando a un día oscuro para él y casi que estaba teniendo un ataque de pánico. Vio la puerta abrirse y a Gamora asomarse.

—Dile que se vaya—fue lo único que pudo salir de su garganta dirigido a la chica.

Killmonger giró el rostro y se fijó en ella y de inmediato gritó: — ¡¿Y tú que mierda haces ahí parada?!

Eso hizo dar a Gamora un pequeño salto en su lugar, Tony quiso aprovechar esa pequeña distracción de Erik para salir de ahí, pero Killmonger se dio cuenta y, sujetándole rápidamente del cuello, le chocó contra la pared devolviéndolo a su posición inicial.

— ¡Suéltalo! —gritó Gamora, pero Killmonger no le hizo caso.

— ¡Dame los malditos papeles!

Tony no podía contestar, estaba siendo sobrepasado por la situación. Sentía la mano del otro en su cuello igual a la mano que recordaba, los ojos de Killmonger le miraban con las misma furia y las ganas de hacerle daño que otros ojos hicieron antes, se sentía aprisionado y sin escape igual que aquella vez, y tuvo el mismo miedo que en aquella ocasión que tanto había intentado borrar de sus recuerdos.

No se fijó cuando Gamora salió de la oficina de presidencia gritando por ayuda, toda su concentración estaba puesta en intentar respirar. El agarre en su cuello no le cortaba la respiración, era más bien para que no escapara, pero el miedo que le inundaba hacia que su pecho pesara y no pudiera respirar bien.

Pasaron unos segundos desde que Gamora salió gritando por ayuda, pero Tony lo sintió como una eternidad.

Steve estaba saliendo en ese momento de la oficina de Bucky para averiguar cómo iba Tony con el informe, cuando vio a Gamora salir de presidencia.

— ¡Ayuda, Killmonger va a matar a Tony!

Sam se levantó del escritorio pero Steve fue mucho más rápido en empezar a correr hacia su oficina, pasó por el lado de una asustada Gamora y en segundos ya había alcanzado la puerta de su asistente y estaba viendo la escena: Killmonger dándole la espalda mientras sujetaba a Tony del cuello y lo mantenía contra la pared. No lo pensó ni dos segundos antes de actuar.

En menos de un segundo Steve llegó hasta ellos y tomó el brazo que Erik tenía sobre el cuello de Tony para hacer que le soltara y girarlo y, en un instante, le dio un puñetazo al gerente.

 


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