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Buscando la belleza por OldBear

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Capítulo 27... Termina mal. Segunda parte.

 

Como ni Thor ni Tony irían con ellos por estar en Shield, el club de los raros había decidido ir a un bar tranquilo y tomar unas copas simplemente. Pero tanto Quill como Natasha decidieron que no necesitaban tranquilidad en sus vidas cuando iban a beber, y terminaron arrastrando al grupo hasta un lugar con la suficiente cantidad de personas para no poder moverse sin toparse con un extraño. Bruce apoyó el plan cuando la idea de bailar con Romanoff toda la noche se hizo presente en su cabeza. Natasha había terminado esa misma tarde con Víctor por teléfono, o él la había terminado a ella. A Banner realmente no le interesaba quien había terminado a quien mientras que volviera a tener otra oportunidad.

Después de un par de horas en aquel sitio, habían bebido más de la cuenta sin fijarse, incluso Natasha, quien al principio había querido no tomar nada con alcohol y hacerle compañía a Bruce, pero Quill y Barton terminaron cambiándole la bebida por algo más fuerte sin que ella se diera cuenta.

—La llevaré a su casa —gritó Bruce entre el ruido del lugar casi a la media noche. Romanoff se veía lo suficientemente mareada para tener una buena resaca al día siguiente.

— ¿Necesitas ayuda? —Sam se veía ligeramente preocupado, Natasha parecía haberse pasado de tragos y estar más mareada de la cuenta. No sabía si sería muy seguro que Bruce la llevara en su moto sin riesgo a algún accidente.

—Estaremos bien —aseguró. Aunque por si acaso, iría rezando todo el trayecto.

Bruce tomó a una risueña Romanoff que seguía bailando y diciendo que no quería irse todavía del lugar, y se preguntó qué tipo de alcohol había bebido para estar de esa forma.

Casi al instante de que Bruce y Natasha desaparecieron, Gamora visualizó a alguien que caminaba directo a su mesa y no pudo evitar sonreír al reconocer al recién llegado.

—¡Clint, llegó tu enamorado!

Barton giró el rostro y se sorprendió al darse cuenta que a ellos se acercaba Pietro. Escuchó los comentarios malintencionados de sus compañeros y deseó poder desaparecer en ese instante. Sus amigos se habían enterado que el chico le coqueteaba, no solo porque lo hacía descaradamente frente a cualquiera, sino también por los regalos que le enviaba y por qué vivía preguntado por él a cada uno de ellos.

No hubo forma humana de hacerle entender al joven modelo que no estaba interesado en él. Y si bien las aproximaciones del muchacho no eran impositivas, sí que le estaban comenzado a molestar.

Y lo peor de todo, es que Pietro era una excelente persona y le caía bastante bien a los demás, así que no sabía si el resto de sus compañeros lo aceptaba en el grupo para molestarlo o porque realmente les caía bien el muchacho.

— ¡Quick! —gritó Gamora por sobre el ruido del lugar, levantando una mano para saludarlo—. ¿Cómo te fue en el desfile? No me imaginé que terminaría tan temprano.

—La fiesta sigue, pero cuando acabó mi trabajo quise venir a ver a mi adorado. —Miró a Clint y remarcó la última palabra que, con su acento tan característico, sonó aún más profunda y grave.

Una exclamación general salió de los labios de los otros tres, quienes veían con demasiada ternura al joven Pietro que intentaba con todas sus fuerzas ganarse a Clint.

— ¿Cómo sabias que estábamos aquí? —preguntó Barton fastidiado por aquello. Pietro estaba a su lado, demasiado cerca para su gusto.

—Le pregunté a Quill por mensaje y él me dijo dónde estaban.

Barton miró al nombrado, preguntándose cuantos años de cárcel le darían por matar a un traidor. Quill, como siempre, solo le sonrió al ser descubierto.

Aunque Clint no lo supiera, sus amigos de alguna forma apoyaban a Pietro en su cruzada por una buena razón: Laura. En todo aquel mes que tenían viendo los avances del modelo ruso hacia su amigo, Clint había pasado de rumiar su suerte acerca de su ex esposa yéndose con otro hombre, y concentrar todas sus energías en Pietro.

El chico no iba a hacerle daño, y más allá de algunos comentarios subidos de tono estaban seguros de que de ninguna forma se propasaría con Clint. Y si bien estaban seguros de que Barton jamás le daría una oportunidad al modelo, por lo menos no sufría tanto por lo de su separación.

Barton vio a Quicksilver, que se había sentado a su lado en la mesa y parecía esperar que le dijera algo.

—Ven conmigo—le dijo mientras se ponía de pie.

Clint no lo dejó que respondiera y le tomó del brazo para que se pusiera de pie. Caminó hasta la puerta trasera del lugar con dificultad mientras esquivaba a las personas que le rodeaban. Fuera, el aire frío de la noche le golpeó, obligándole a abrazarse a sí mismo. A cierta distancia de ellos se podía distinguir una pareja besándose en la oscuridad, y después de verlos, el más joven se giró hacia Clint y sonrió.

— ¿Los imitamos? —Preguntó con descaro —solo para entrar en calor, ya sabes, aquí hace frío.

Barton lo miró sin entender qué rayos pasaba por la cabeza del más joven. Pietro era un chico joven, con una carrera en el modelaje bastante buena para su edad, muy apuesto —incluso Clint se veía obligado a admitirlo— y que seguramente tendría muchas más personas que le corresponderían en un segundo.

¿Por qué sigue obsesionado conmigo?

—Escúchame Pietro, creo que durante todo este mes te he dejado muy claro que no estoy interesado.

— ¿No te gustaron los chocolates? —frunció el ceño cuando recordó que le había preguntado al mismo Thor que tipo de chocolates podría regalarle. Quizás necesitaba pensar en alguna otra marca.

—No estoy hablando de eso.

—Puedo conseguir una marca mejor.

—Pietro.

—O traerte flores. ¿Prefieres las flores? Puedo regalarte ambos.

— ¿Puedes por favor escucharme por un momento? —su paciencia se estaba agotando, y más con el frío que tenía y con el hecho de que había dejado su abrigo en el interior del local—. No me gustas y no me atraen los hombres.

—Sabes, esos son los puntos que más fácil puedo resolver.

Respirar profundo, eso era lo que tenía que hacer para evitar desesperarse más de lo que ya estaba.

— Soy demasiado mayor para ti ¿No te basta con eso?

—La edad es solo un número. Además —se pasó la lengua por los labios, en un gesto que hizo que Clint sintiera un incomprensible escalofrío— me gustan mayores.

Parpadeó varias veces, ¿es que acaso no entendía lo que le intentaba explicar?

—No quiero una relación.

Ya no sabía que más decirle para que desistiera de aquello. Pietro le miraba confuso, como si no entendiera lo último que le dijo.

— ¿Es por tu ex mujer? ¿La extrañas? Ella te dejó por uno más joven, puedes hacerle lo mismo conmigo.

— ¿Cómo sabes de eso? —Pensó que probablemente había obtenido esa información con Quill, y anotó mentalmente hablar seriamente con ese traidor—. Olvídalo, de todas formas ese no es el punto. ¿Además no crees que te estas rebajando demasiado?

—No, porque al fin y al cabo sé que terminaremos juntos.

— ¡¿Acaso no escuchas la parte en la que te digo que soy heterosexual?!

Quizás esa última parte la dijo demasiado alto, incluso habían llamado la atención de la pareja que se estaba besando a cierta distancia de ellos. A Pietro no pareció molestarle aquello y en su lugar asintió varias veces antes de responder la pregunta.

— ¿Y si solo quiero ser tu amigo? — Preguntó de repente— Eso no estaría mal para ti, ¿o no? No habría nada que pudieras objetar.

Clint entrecerró los ojos, sabiendo que aquella petición tenía un trasfondo mayor.

—No creo que…

—Vamos, solo amigos. ¿O es que tienes miedo de que si me dejas acercarme terminemos siendo amigos con beneficios?

Barton reprimió sus ganas de gritar controlando su respiración. ¿Acaso estaba pagando un karma con aquel niño?

—Está bien, —aceptó, sabiendo que era su única manera de frenar los avances de Pietro—supongo que podemos ser amigos.

—Bien, amigo, deja que te invite un trago.

Pietro lo tomó del brazo y lo condujo de vuelta hacia el local con una sonrisa radiante en su rostro. Sí, seguramente había hecho algo muy malo en alguna otra vida y lo estaba pagando bastante caro.

 

 


 

 

Bruce tuvo que conducir con bastante lentitud y rezar casi todas las oraciones que se sabía para que Natasha dejara de moverse. Pero al final llegaron sin ningún accidente a la casa de ella, y él la ayudó a bajar de la moto.

—Gracias por traerme a casa Bruce. —El frío aire de la noche y el viaje en la moto pareció ayudarla. Aunque seguía afectada por el alcohol, por lo menos ya no balbuceaba que quería seguir bailando.

—No necesitas agradecer —dijo jugando con el casco en sus manos. En cuanto ella entrara a su casa él partiría de inmediato—. Sabes que lo hago con gusto.

—Claro que sí debo darte las gracias, siempre has sido muy lindo conmigo. A diferencia de mis estúpidos novios.

—Tienes un mal gusto para elegirlos, Nat. —Soltó con una sonrisa, seguramente ella diría que se equivocaba y que simplemente era cuestión del destino.

Pero Natasha dijo otra cosa muy alejada de aquello.

—A veces pienso que debería elegirte a ti.

Bruce pensó que ella iba a despedirse con un abrazo, como tantas veces había hecho, pero al final Natasha cambió de dirección y terminó dándole un beso.

El primer beso que Natasha le daba.

Aquello solo duró un segundo, pero fue el segundo más glorioso que Bruce experimentó en toda su vida. No recordaba sentir nada igual con ninguna otra persona, ni remotamente parecido. Ella se separó de él en un instante, balbuceó un buenas noches y entró en su casa rápidamente.

Y Bruce se quedó allí, pensando que si algún día volvía a hacerse adicto a algo, serían a los labios de Romanoff.

 

 


 

 

Cuando aquella tortura por fin había terminado, Bucky fue directamente al baño a remojarse la cara con el agua más fría que pudiera. Sabía que aquello estaba destinado al fracaso pues no solamente algunos invitados le hicieron comentarios respecto a las telas, sino que Pepper le dio un resumen del panorama que se les avecinaba: estaban perdidos. De entre todo, Steve se había desaparecido a mitad de la velada y le había dejado solo con la mayor parte de la carga. Así que estaba decidido a cobrarse ese favor en cuanto pudiera.

Estaba cansado y preocupado por lo que podría pasar con la nueva colección. Si Steve perdía la presidencia y T´Challa se colocaba en su lugar, estaba más que seguro que el moreno no perdería tiempo para ir tras su cabeza también.

Tomó su teléfono y bajó al estacionamiento. Marcó el número de Wilson y en cuanto este le contestó, sintió que el cansancio se le esfumaba de repente. Sam le preguntó cómo había ido todo y Barnes recordó que no debía comentar con nadie la situación de la empresa, aun si le tenía confianza al otro.

—Fue como imaginábamos, pero bastante caótico. Necesito relajarme.

— Supongo que te iras a dormir temprano

— ¿Dormir?, eso no me relaja Wilson. Me relajaría más estar dentro de ti.

La risa que escuchó al otro lado de la línea le dio la confirmación de que Wilson pensaba lo mismo.

— ¿En dónde estás?

—Sigo en el bar al que vine con los de la empresa. —el ruido del lugar corroboró aquello. Bucky sabía que ellos iban a salir y tenía la esperanza de que Sam aceptara separarse de sus amigos y reunirse con él — ¿Me pasas a buscar?

Aquello le alegró la noche.

—Es un hecho, mándame la ubicación.

No había sentido el taconeo de quien lo perseguía hasta que esa persona lo llamó por su nombre.

—Bucky, necesito hablar contigo.

Barnes se giró y se fijó en que tras él estaba Wanda. Tapó su celular con una mano, estaba seguro que Wilson sabía que él tuvo algo con Wanda y aunque en ningún momento se lo reclamó ni preguntó por aquello —cosa de la que estaba más que sorprendido— no quería que este oyera la voz de ella y tuviera dudas.

—Ahora no Wanda, estoy ocupado.

—Pero en serio es importante.

— ¿Hay algún problema? —preguntó Sam cuando Bucky dejó de hablar.

—Ninguno. Mándame la dirección y nos veremos allá—dijo en voz baja. Colgó la llamada y se giró hacia Wanda con cara de molestia — ¿Qué quieres?

—Bucky, en verdad necesito hablarte de algo muy importante.

— ¿No puede ser mañana? Hoy ha sido un día muy difícil y necesito…

—Estoy embarazada. —cortó exasperada por la falta de atención de Bucky.

Y Barnes supo que jamás sentiría tanto miedo, como cuando escuchó esas dos simples palabras.

 


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