Capítulo 29. Confesiones y decisiones.
Habían pasado varios días desde que Steve le hizo a Tony firmar un cheque para Shield a nombre de Marvel. En ese tiempo, no solamente la colección seguía sin venderse, sino que las deudas seguían aumentando y los acreedores seguían llamando.
A eso de las diez de la mañana de un miércoles, Steve le pidió a Bucky que fuera a su oficina, y llamó a Tony también para hablar de la situación. De su caótica e irremediable situación. Los tuvo sentados frente a él en silencio por unos minutos, hasta que al fin se animó a hablar.
—Como saben, las ventas siguen sin aumentar —tamborileó con sus dedos sobre el escritorio para mirar de su amigo hacia su asistente—. Y es por esto que necesitaré que Marvel me haga otro cheque.
Bucky ya sabía que aquello era parte del plan de que Shield siguiera endeudándose con Marvel, así que decidió interrumpir para hacerle entender algo que al parecer el presidente seguía sin resolver.
—Steve, podemos hacer que Marvel nos haga un cheque por todo lo que tiene y aun así eso no pagaría ni un cuarto de nuestras deudas. ¿Es que no calculamos eso ya?
—Yo se eso, Bucky, pero lo que tengo en mente nos ayudara. —Tomó una de las carpetas de su escritorio y se la pasó a Bucky, quien la tomó receloso—. Tony nos hará otro cheque por el mismo monto que el anterior. Pero aquí está el truco, el pagaré que le dimos tendrá la prenda sobre el establecimiento comercial de Shield.
—Steve, ¿sabes lo que estás diciendo? ¿Te escuchas acaso? —Preguntó James inclinándose sobre el escritorio, aunque lógicamente el asistente podía escucharles intentó susurrar sus palabras—. Si pones la prenda sobre establecimiento comercial en el pagaré que le daremos a Marvel, le estas entregando la empresa a Tony.
— ¿No es eso de lo que hemos estado hablando? —Preguntó con una mueca—de eso se trata.
—No es lo mismo hablar, que hacerlo. Esto es demasiado.
— ¿Podría alguien explicarme que está sucediendo?
Tony se había sentido toda aquella conversación como una estatua o un ser invisible, y si bien no era la primera vez que sus jefes hablaban solo entre ellos estando él presente, aquello le concernía bastante también.
Steve se acomodó mejor en la silla y Bucky volvió a su posición original. Los dos se miraron por un segundo antes de que Rogers se dignara a hablar.
—Tony, como sabes, las ventas han sido pésimas. —Stark asintió siendo que él era el principal que manejaba esos números —. Nada de lo que hemos conseguido paga ni la quinta o sexta parte de nuestras deudas. Y sabes lo que eso significa con los bancos y los proveedores, nos van a querer quitar Shield en el instante en que se enteren.
—Aún sigo creyendo que podemos manejar la situación de otra forma —interrumpió Bucky antes de que Steve pudiera continuar —. Podemos apresurar la siguiente colección para obtener las ganancias. —Se giró hacia Stark en busca de apoyo— ¿Qué opinas Tony?
Tony veía a sus jefes. Estaba seguro que Steve sacaría el arma que parecía haber estado planeando y Barnes intentaba evitarlo. Pensó en las cifras con las que estaban trabajando, si bien las cosas estaban bastante mal él podría hacer algún esfuerzo para que su jefe no cometiera la locura que probablemente sería aquel plan.
—Sí—dijo, apoyando a James—. Yo podría sostener la situación con los bancos quizás un mes más, llamarlos y explicarles la situación. Y con lo poco que entra de las ventas quizás podríamos sostenernos hasta la próxima colección.
Steve negó, sintiendo que nada de eso resultaría.
— ¿Y si esa colección no resulta? —Preguntó quitándose los lentes— ¿Y si ese “quizás” nos falla? No podemos esperar hasta el último minuto para saber lo que vamos a hacer, nos van a embargar los bancos antes de que Marvel pueda hacerlo. Por eso necesitamos ir haciendo esas obligaciones desde ahora. Irnos endeudando con Marvel desde ahora y, de esa forma, se verá como algo normal, y no como que lo hicimos a último minuto para evitar a los deudores. —Suspiró con cansancio, imaginándose un escenario donde uno de sus acreedores tocaban su puerta con derecho a embargo—. Yo debo ser realista, y sé que eventualmente, tu empresa embargará a la mía.
—Yo…—Tony se mordió el labio sin poder continuar, sintiendo que a cada palabra de su jefe aquello se volvía un hecho consumado.
Bucky respiró profundo, si bien aún no estaba del todo convencido de poner toda la empresa en manos de Tony, —y buscaría alguna otra salida a su situación—, tuvo la misma imagen que tuvo Steve acerca de un posible embargo, y aquello lo asustó.
—Es para proteger a Shield—terminó diciendo mientras colocaba una mano en el hombro del asistente—. Puede que a mí no me guste el plan, pero debo apoyarlo después de las palabras de Steve.
—Tony, —el aludido miró a Steve, quien lo miraba con esos ojos suplicantes contra los que no podía luchar— es mejor que Shield quede en tus manos antes de que en otras personas.
—Pero nos podríamos meter en problemas, en muchos problemas.— Sabía que aquello era una especie de auto embargo y traería graves consecuencias— y si los bancos o los proveedores se enteran, podrían…
Steve se levantó rápidamente de su asiento, y fue tal el movimiento que cortó las palabras de su asistente por la sorpresa. Se acercó a él sabiendo que no debía permitir que la dudara le hiciera retroceder ni un instante.
—Pero es que todo esto es legal, —afirmó colocándose a un lado de Tony—. Si ellos se enteran, nada pasará. Por supuesto no deben enterarse más que nada por mi familia y T´Challa, ya que enloquecerían. Pero todo es legal.
La cercanía de Steve ponía a Tony nervioso, pero aun así fue capaz de aclarar su garganta y protestar aquel argumento.
—Ustedes dos pueden decir que es algo legal, pero estamos escondiendo el patrimonio legal con el que debe responder Shield.
—Es solo para proteger esta empresa, —repuso Steve, aun sabiendo que Tony tenía toda la razón—. Yo sé que quizás no sea la forma más honesta, pero si será legal. No estamos robando, solo estamos protegiendo Shield para que nadie nos pueda embargar y tengamos el suficiente tiempo para recuperarnos después y pagar nuestras deudas sin presión. Pero solo lo haremos si la próxima colección logra sacarnos de este agujero, así que no estoy hablando de algo definitivo.
Tony se mordió el labio inferior sintiéndose impotente. Sabía que debía decir no a todo aquello, levantarse de aquella silla y dejar toda esa situación absurda y riesgosa, pero no podía. Por más estúpido que sonara, se había enamorado de Steve en aquellos meses trabajando con él, y sus sentimientos le nublaban la razón. El problema mayor es que por primera vez en mucho tiempo se sentía querido y necesitado por alguien. Si bien Steve no lo veía con esos ojos, sí que dependía de su ayuda, le tenía la confianza que nadie jamás le había tenido, y lo miraba con desesperación.
Y todo eso hacia mella en su ego. En un ego que siempre vivió lastimado por los insultos que le daban, por las burlas hacia su aspecto físico y hacia su falta de amigos más allá de Strange.
Y por eso más que nada se había enamorado de Steve. Él lo había aceptado en el puesto a pesar de su aspecto —cuando la mayoría lo rechazaba por eso—, Steve lo colocaba sobre otros, Steve le pedía sus consejos y le hacía sentirse especial como nunca nadie había hecho.
Y por eso, a sabiendas que todo aquello era indebido, no pudo abandonar aquella sensación de sentirse necesitado por alguien —aunque no fuera de la forma que quisiera— y tuvo que acceder a lo que su jefe le pedía.
—Está bien, lo haré.
La sonrisa en el rostro de Steve le convenció de que había tomado la decisión correcta, e incluso deseó que le abrazara como otras veces había hecho.
Pero no lo hizo.
—Bien, —dijo Rogers volviendo a su asiento— ¿Sabes constituir una prenda sobre establecimiento comercial?
—Sí, es una garantía que se hace sobre los activos del balance general.
Steve le pidió la carpeta que le había dado a Bucky, y se la tendió a Tony.
—Perfecto, has la prenda sobre la totalidad de Shield.
Tony asintió y, antes de ir a su oficina, tuvo que escuchar las palabras felices de Bucky hacia su jefe.
—No me dijiste que estabas saliendo con Lisa, la gerente de Industrias Strike.
—Fue cosa de un par de noches. Ella sabe que no podía esperar más.
Aunque Tony amaba la confianza que Steve le tenía, odiaba que eso abarcara que pudieran hablar de sus conquistas frente a él sin tener ningún reparo, sintiéndose seguros de que él jamás le diría nada a Sharon.
—Ella es bastante linda—afirmó Bucky—con unas piernas bastante buenas.
—No sabes nada—afirmó Steve con una sonrisa—es justo mi tipo de mujer.
Sin querer oír más Tony se adelantó a su oficina, cerró la puerta tras de sí y fue a buscar sus audífonos de inmediato. No quería seguir escuchando más de aquella conversación.
— ¿Ahora como mierdas salgo de esta?
Eran las diez de la noche cuando Wanda se lanzó en su cama con frustración. Mordió su uña postiza mientras analizaba sus opciones, las cuales eran bien pocas y desalentadoras.
No estaba embarazada. Lo sabía desde que la prueba de embarazo que se hizo unos meses antes resultó negativa, pero aquel susto le había dado una idea.
Haber salido embarazada era su mejor opción para obtener la vida que quería, y con ello incluso podría volver a tener a Bucky a su lado. Tuvo el plan de intentar seducirlo de alguna forma y lograr dormir con él para embarazarse realmente, pero el hombre no cedía ante nada.
Ya no le quedaba más opción, tendría que desistir de aquella idea. No era cuestión de embarazarse de alguien más y hacerlo pasar por hijo de Barnes, pues este le dijo que se haría cargo si la prueba de paternidad salía positiva, y falsificar una prueba de ADN no era tan sencillo como una de embarazo.
Se estrujó la cara sin entender como alguien como Barnes rechazaba sus avances. Iba a la oficina con las faldas y los vestidos más cortos que conseguía; se perfumaba bastante e intentaba coquetearle todo lo que podía. Pero nada.
También tenía el ligero presentimiento de que aquel asistente, Sam Wilson, le ocultaba el paradero de Bucky de vez en cuando.
—Seguramente me tiene envidia—dijo con un suspiro—todo ese Club de los Raros me tiene envidia.
Tendría que seguir siendo la espía de T´Challa en la empresa, por lo menos era una entrada extra y se aseguraba de que el hombre no la delatara.
Odiaba ser pobre. Aunque ganaba más que los otros asistentes, sus gastos —principalmente en ropa, zapatos y joyas— la tenían al borde de la crisis económica. Apenas si tenía para ponerle combustible a su auto, y esa no era la forma en la que Wanda Maximoff quería vivir.
Habían llegado al apartamento de Bucky media hora antes, y todavía Sam esperaba que su amante tuviera el valor para decirle lo que le estaba atormentado. En el viaje en auto desde Shield hasta el departamento Bucky solo dijo que debía contarle algo, y luego cayó en un profundo mutismo.
Ahora, sentados uno junto al otro en el sofá, Sam esperaba impaciente que el otro se terminara su segundo vaso de Whiskey y decidiera dar inicio a aquella conversación.
—Solo di lo que sea que…
—Embaracé a alguien.
Tacto, Bucky carecía completamente de tacto, algo más que obvio. Sam se quedó sin palabras y sin pensamientos coherentes ante aquello, así que Barnes aprovechó para explicarse completamente. Después de todo, ya había dicho la peor parte.
—Fue antes de ti, puedes comprobar las fechas si lo deseas. No, no lo sabía hasta hace una semana. No estoy seguro de que sea mío, pero si lo es, me haré cargo completamente. Es de Wanda. No, no volveré con ella solo por esto.
Las palabras salieron rápidas y sin pausa, porque tenía miedo de atorarse con ellas si reducía la velocidad. Sam se puso de pie sin esperarse aquello. En honor a la verdad, había creído que la conversación era acerca de que James ya no estaba sintiendo lo mismo, o algo por el estilo. Nada acerca de un bebé.
¿Necesitaba gritar, maldecir o quejarse? No, realmente no. Cuando inició aquella relación sabía que serían bastante los obstáculos. Barnes parecía sincero en sus palabras, quería hacerle entender que nunca lo engañó, y apreciaba aquello. De todas formas ellos no eran una pareja formal, o eso suponía.
—Supongo que está bien. —terminó diciendo, sorprendiendo al otro.
— ¿Estas bien con eso? —Bucky elevó una ceja, creyendo que aquella afirmación contenía una trampa. No podía ser tan sencillo.
Nada nunca era tan sencillo.
—Bueno, no me malentiendas, uno no desea que su pareja le diga que está esperando un bebé de su última relación. ¿Es por eso que te anda revoloteando todos los días?
—No sé cómo quitármela de encima. —Admitió con una pequeña sonrisa—. Ya le he dicho de mil formas que no volveré con ella.
—A veces me dan ganas de besarte frente a ella.
Bucky no dijo nada, nunca antes se había cohibido de besar a nadie, o demostrar que andaba con alguien. De todas formas, jamás le importaba mucho una relación como para preocuparse lo suficiente en ocultarlo. Pero, en aquel momento, prefería ser discretos para asegurarse de que aquello durara.
—Entonces, ¿estamos bien? —preguntó nervioso, acercándose a Sam.
—Podemos intentarlo. —Respondió después de vacilar.
Bucky sonrió al recordar la misma frase que él había utilizado, y le atrajo por la cintura para besarlo.