Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Buscando la belleza por OldBear

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 37. El ratón en la trampa.

 

Un sonido molesto y persistente llenó toda la habitación y golpeó su cabeza como si fuera un martillo; tardó en reconocer que era su alarma y que tendría que ponerse de pie. Abrió lentamente los ojos, sintiendo las consecuencias de haber bebido sin cesar la noche anterior. Se incorporó como pudo en la cama hasta quedar sentado con las piernas colgando y buscó sus lentes de la mesita de noche. Sharon ya no estaba en la cama, y escuchaba a lo lejos el sonido desde la cocina, por lo que probablemente ella estaría preparando el desayuno.

Steve hizo un esfuerzo sobrehumano para llegar hasta el baño y darse una ducha con agua helada con la esperanza de despejar su mente, pero eso no bastó, pues se sentía más abotargado que nunca en su vida y no estaba seguro de si era por causa del alcohol… o por haber besado a Tony. De lo único que podría estar seguro era que tendría aquel dolor de cabeza durante gran parte del día.

Cuando por fin logró salir de la habitación vestido y pulcramente peinado, su novia ya estaba tomando el desayuno sentada en la mesa del comedor. Sharon llevaba puesto un vestido azul con tonos blancos que a Steve le encantaba verle, pues aunque fuese lo suficientemente discreto para llevarse en oficina, remarcaba bastante bien las curvas de su novia. Pero esa mañana aquella prenda no suscitaba el mismo placer como otras veces, y se lo atribuyó a que apenas podía pensar del todo bien.

Intentó despejar un poco su mente antes de acercarse a la mesa y sentarse junto a ella, sabiendo que Sharon no tardaría mucho en empezar con sus reproches.

Y estuvo en lo correcto.

—Al parecer estuvo entretenida la fiesta de anoche, ¿o me equivoco?— Mantuvo la mirada fija en su plato, fingiendo que no le importaba demasiado lo que su novio hubiese hecho en la noche, aunque su tono de voz acusativo delataba todo lo contrario.

—No empieces Sharon, me duele demasiado la cabeza como para escuchar tus quejas—. Masajeó sus sienes, dándole énfasis a sus palabras y deseando que con eso mermara la molestia.

Sharon elevó las cejas al tiempo que llevaba un vaso de jugo hasta sus labios.

—Apestabas a alcohol, no me sorprende que te duela la cabeza. Lo que me asombra es que hayas podido levantarte de la cama.

Steve intentó ignorarla y tomó el café a grandes sorbos, sin azúcar, queriendo que aquella amargura hiciera milagros en su cuerpo. Lógicamente el café no le ayudó tanto como hubiera deseado y por un momento sopesó la idea de qué tan necesario sería ir a la empresa. No quiso objetar nada a la conversación, esperando que con su silencio su novia dejara de recriminarle, pero aquello era algo más que imposible.

—Y se nota que te divertiste mucho — prosiguió Sharon, con un tono de voz que pretendía verse desinteresado— se nota que te divertiste porque llegaste exhausto y sin fuerzas.

Steve, entendiendo lo que su novia insinuaba, dejó la taza a un lado y se dispuso a calmarla sabiendo que no podría estar más en silencio.

—Llegué exhausto, como dices, porque fue un día largo. Pero no te preocupes, fui a tomar con Bucky y Tony.

—¿Tony? ¿tu asistente?

—Así es. Estuve con él hasta tarde y lo llevé a su casa, coincide con la hora en la que llegué aquí. Si quieres le preguntamos en cuanto lo vea y te dirá que no estuvimos con más nadie.

Ella hizo una mueca con los labios y pareció relajarse ligeramente. Volvió a tomar su vaso de jugo mientras se encogía de hombros, dispuesta a ceder por el momento.

—No es necesario que le preguntemos.

—¿No quieres confirmar que no estuve con ninguna mujer?

—No te preocupes, si estuviste con él no se te pudo acercar ninguna mujer, él es un espantapájaros viviente.

Steve no contestó nada más y se limitó a mirar su plato de forma fija, no tenía hambre y mucho menos ganas de comer. Esas palabras de Sharon le hicieron recordar de forma nítida que él había hecho más que simplemente acercarse a Tony, lo había besado y ahora tendría que enfrentarlo en la empresa. No tenía nada de ganas de ir a Shield aquel día, pero tampoco tenía ganas de estar a solas con la rubia por más tiempo. De lo único que tenía ganas era de hacer un agujero en la tierra y esconderse, por lo menos, unos diez años; o hasta que sus problemas se resolvieran solos.

 

 


 

Sus profundas ojeras denotaban lo poco que había dormido esa noche, pero por lo menos las grandes monturas de sus gafas lo disimulaban ligeramente.

Tony bostezó quizás por sexta vez esa mañana mientras se bajaba del autobús cerca de la parada de Shield. Había llegado mas temprano de lo necesario, quizás por que si seguía dando vueltas en su casa su padre sospecharía de que estaba pasando algo malo, y era lo que menos necesitaba en aquel momento.

Sabía que a esas alturas su jefe seguramente estaría golpeando su cabeza contra un muro, arrepintiéndose enormemente de lo que había hecho el día anterior, y temía que el arrepentimiento lo superara y quisiera despedirlo, aunque quizás Steve no llegara a eso. Era improbable que le despidiera en aquel momento tan crítico para la empresa, pero después de aquel beso ya nada le sorprendería.

Fue por eso que Tony llegó a la conclusión de que lo mejor que podía hacer era fingir que no había sucedido nada —aunque eso le doliera bastante— y de esa forma Steve podría quitarle importancia al asunto.

Tendría que vivir fingiendo que aquello nunca sucedió, porque era algo que jamás debió haber sucedido y que definitivamente nunca volvería a pasar.

 

 


 

 

Aunque Sharon le insistió a Steve para ir juntos al trabajo en el mismo auto, este alegó que no sería práctico, pues ninguno de los dos solía tener los mismos horarios de salida. Lo cierto era que Rogers sencillamente no quería estar en el mismo auto que su novia aquella mañana, pues su cabeza dolía lo suficiente y tenía demasiadas preocupaciones como para escucharla todo el camino hacia el trabajo. Ella sospechó que él quería irse solo, pero solo podía poner una ligera sonrisa y aceptar la excusa.

Llegaron a Shield casi al mismo tiempo, pero la rubia no se dirigió a la sexta planta, sino que bajó del ascensor en el taller de Loki para hablar del vestido de novia que el genio creativo haría para ella. Puntualizó bastante — y con un tono de voz más alto del necesario— el tema del vestido para que Steve le escuchara y, según ella, recordara que tenía una prometida de la que debía cuidarse de engañar. El presidente suspiró cuando las puertas del elevador se cerraron detrás de la rubia y esperó con paciencia llegar al sexto piso y refugiarse en su oficina. Aunque pronto recordó que Tony estaría en presidencia a esa hora y que probablemente enfrentar aquella situación sería igual o peor a estar con Sharon y sus reclamos.

Steve atravesó el pasillo sin poner atención a ninguno de los asistentes, queriendo llegar a su escritorio y buscar los analgésicos que guardaba para esas ocasiones. Justo cuando estaba a punto de abrir las puertas de su oficina estas cedieron sin tocarlas, y salió su asistente sosteniendo un cúmulo de papeles entre los brazos.

Sus miradas se cruzaron por unos segundos, por unos muy incómodos segundos antes de que Tony pusiera en marcha lo que había pensado.

—Buenos días.—Dijo con su sonrisa habitual.

—Buenos días.

—Debo llevarle esto a Peter para que los selle—agregó con rapidez.

Tony no le dio tiempo a Steve a decir nada más y salió directo para tomar las escaleras hasta el quinto piso. Rogers se quedó mirando el camino que había tomado su asistente. Aquella rapidez no había sido muy inteligente si quería hacer parecer que nada sucedió, pero no pudo evitarlo.

El presidente de Shield no supo si debía tomar esa clara huida como una buena o mala señal, pero realmente no estaba en condiciones de pensar demasiado.

Al llegar a su asiento rebuscó entre sus cajones y dio con el medicamento que buscaba. Tomó dos pastillas de ibuprofeno y las tragó como pudo, sin siquiera buscar algo de agua, y cerró los ojos mientras masajeaba su sien. No pasaron ni cinco minutos cuando sintió cómo se abría la puerta de su oficina, ni necesitó levantar la cabeza para saber qué se trataba de Bucky que iba en búsqueda de noticias. El vicepresidente entró con una sonrisa ladina adornando su rostro, se sentó frente al escritorio y se cruzó de piernas, expectante.

—Espero que me tengas buenas noticias.

Rogers bufó mientras se enderezaba en la silla. Las punzadas de su cabeza iban a matarlo en cualquier momento, y sabía que tendría que esperar hasta que las pastillas hicieran efecto.

—Realmente no se si lo que puedo decirte son noticias buenas o malas.

—Dejame juzgar eso a mi, a ver, ¿que sucedió ayer?

—Lo besé.

Barnes dejó escapar el aire en un silbido mientras contemplaba a su amigo. Si bien había esperado aquella acción pues era parte del plan, no era lo mismo planearlo que saber que Steve había besado a Tony. Barnes cambió su expresión por una sonrisa enorme al tiempo que abría los brazos. Dejando que su sorpresa inicial diera paso a la felicidad por el hecho de que su plan se completara.

—Eso es genial

—No, no es genial. --interrumpió su amigo al tiempo que se levantaba de forma brusca de su asiento. El rápido movimiento le provocó una punzada en la sien, pero intentó ignorarla —. Fue horrible, yo me siento horrible.

—¿Besa tan mal?—preguntó elevando una ceja sin dejar caer su sonrisa burlona.

—No es eso, Barnes. No es eso. Tengo un inmenso dolor de cabeza por todo el alcohol que bebí anoche, besé a alguien por un… por una razón ruin, y te puedo jurar que salió corriendo en cuanto me vio.

—¿Entonces no le gustó como besas?

—¡¿Puedes ser serio por una maldita vez en tu vida?!

Barnes levantó ambos brazos y prometió que controlaría las bromas por aquel día, pero por la sonrisa que no se apartaba de su rostro Steve dudó que pudiese cumplir con esa palabra. No se arriesgaron a hablar en la oficina de presidencia, pues Tony podría llegar en cualquier momento. Así que decidieron ir a vicepresidencia y, cuando la puerta estuvo cerrada, Barnes se sintió libre para hablar.

—Entonces, cuéntame todo lo que sucedió. El futuro de nuestra empresa depende de lo que me digas ahora.

Steve lo miró de reojo y respiró profundo antes de comenzar a hablar.

—Cuando te fuiste como un cobarde y me dejaste solo, hablamos y, bueno, terminé besandolo.

Se encogió de hombros recordando el momento, ni siquiera sabía bien cómo sentirse acerca de ese beso.

—¿Y cómo reaccionó? Espero te correspondiera.

—El dijo que yo estaba demasiado ebrio, me empujó y simplemente corrió. Hoy lo saludé y solamente se fue al quinto piso, estoy seguro de que intenta evadirme. No se si tomarmelo como que tiene vergüenza conmigo, o que simplemente no le gustó.

Bucky tomó seriedad por un momento para pensar. Estaba más que seguro que aun con Stephen Strange de por medio, el asistente de presidencia sentía algo, aunque fuese pequeño, por el presidente de la empresa. Dudaba que a Tony no le hubiese gustado el beso, y se inclinaba más por la idea de que estaba avergonzado por toda la situación.

—Seguramente cree que estás arrepentido de haberle besado.

—¡Y estoy arrepentido ¡Creeme! Además me estuvo diciendo que yo había bebido más de la cuenta, que simplemente estaba estresado y miles de cosas más. Simplemente no quería creerme.

—Es un poco difícil de creer mi querido presidente. Habría que estar loco para imaginarse que una persona como tú se sentiría atraída por una persona como él. —Soltó con una pequeña sonrisa, —Pero eso solo significa que hoy debes confirmarle todo. Hacerle entender que no fue un error y que quieres estar con él. Y debes practicar lo que vas a decir pues debes sonar más que convincente.

Steve se dejó caer en la silla frente al escritorio mientras veía atentamente a su amigo y suspiraba pesadamente. Bucky tomó una hoja de papel y un bolígrafo de su escritorio, y le comunicó a su asistente a través del teléfono que estaría ocupado.

 

 


 

 

Wanda Maximoff era amiga de Sharon desde hacía mucho tiempo, quizás el suficiente para saber qué significaba cada expresión facial de su amiga. Así que cuando la rubia subió desde el taller de Loki hasta su oficina, la pelirroja dejó abandonado su puesto de trabajo y se sentó frente a su amiga después de cerrar la puerta.

En un principio Sharon comenzó a hablarle del hermoso vestido de novia que Loki estaba diseñando, pero cuando la alegría no subió del todo a sus ojos, Wanda supo que había estado en lo cierto y que algo malo estaba sucediendo.

—No tienes la felicidad de una novia cuando ve los avances de su vestido. -- Su tono tenía un deje de burla en él, pues muy bien sabía lo que podría estar pasando con su amiga. — ¿Problemas en el paraíso?

—Es solo que he tenido mucho trabajo en estos días.

—¿El trabajo se apellida Rogers y se llama Steve? Porque estoy segura que lo único que puede ponerte de ese humor es el gritón de tu novio. —El rostro de Sharon reflejó que estaba en lo cierto, y Wanda se acomodó mejor en la silla antes de preguntar— ¿Le descubriste alguna novia? ¿Qué hizo ahora el sinverguenza?

La rubia suspiró pesadamente antes de contestar. A veces no podía evitar desahogarse con Wanda, era su única forma de no explotar.

—Llegó tardísimo anoche y apestaba a alcohol como si se hubiese bañado en él.

—¿Y te dijo con quien estaba?—Wanda se inclinó hacia adelante, sobre el escritorio —. Porque dudo mucho que vaya a beber solo por ahí.

—Me dijo que con Barnes y el patito feo de su asistente. Que se quedó con ellos hasta tarde y llevó a Stark hasta su casa. Pero no se, tengo la sensación de que me esta ocultando algo. Preguntarle a Barnes o a Stark acerca de Steve seria inútil, ellos parecen sus perros falderos y seguramente ya tienen alguna mentira planeada para encubrirlo.

—¿Y por qué estás tan segura de que oculta algo? Otras veces has tenido más pruebas y le crees lo que te cuenta.

Sharon se sintió ofendida con esas últimas palabras, pero intentó no demostrarlo. Wanda no estaba del todo equivocada: ella aceptaba muchas de las excusas de Steve, pero su sexto sentido le indicaba que algo estaba mal.

—Es una corazonada. —Terminó diciendo — Steve no quiso hacerlo conmigo anoche y él nunca me ha rechazado, ni siquiera cuando estamos peleados.

Inconscientemente Sharon mordisqueó la uña de su dedo pulgar. Era algo que hacía cuando estaba muy estresada y no encontraba la salida a una situación. Tenía mucho sin recurrir a aquel mal hábito y el darse cuenta de lo que estaba haciendo le confirmó a Wanda que la rubia había pensado bastante en eso.

—Pues vas a tener que esforzarte más, ya sabes: lenceria fina, velas románticas, algún baile sensual. Quizás se trate de una modelo o una mujer muy hermosa que lo tenga embobado.

La rubia tamborileó los dedos sobre el escritorio, pensando.

—Tal vez esté exagerando —dijo Sharon, soltando un suspiro —. Tal vez solo estaba muy cansado. Hasta ahora ninguna mujer me lo ha logrado quitar, y dudo que ninguna lo haga.

—¿Y si es un hombre?

—¿Cómo dices?

—Ya sabes, puede ser un hombre.

Sharon entrecerró los ojos y una sonrisa burlona adornó su rostro.

—No, lo dudo mucho. ¿Y con qué hombre sería? ¿Bucky? Bucky es quien le busca novias a Steve, pero nunca he visto que le guste, y yo soy buena para reconocer quienes quieren con mi novio. ¿Cuál sería la otra opción? El patito feo de Stark.

Aquello provocó que Wanda también riera, pensando en las pocas posibilidades de que eso ocurriera.

—¡¿Te imaginas verlos juntos?! Si eso llegara a pasar no se si te daría un ataque de celos o un ataque cardíaco. Pero a mi me daría un tremendo infarto.

—Claro que no voy a sentirme celosa de Tony Stark, ¡Eso sería ilógico! Si a Steve llegaran a gustarle los hombres algun dia, el patito feo seria la ultima opcion, créeme. Pero debo estar atenta, presiento que está viendo a alguien.

Wanda le aseguró que le ayudaría a vigilar más a Steve y que, si existía en verdad aquella mujer que intentaba quitárselo, ellas se encargarían de ponerla en su lugar.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).