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Media hora por Aurora Artemiva

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Notas del capitulo:

Acá les dejo el tercer capitulo con algunas aclaraciones para su entendimiento:

-Cebes: emocionarse.

-Truco: juego de Sudamerica con cartas españolas. Consta en la suma de puntos utilizando las reglas del cantado Envido y Truco.

-Pedo: borracho.

23:45 PM

¿Si sentía nervios? Claramente sí. Su superior lo esperaba en la habitación y él no  aguantaba la ansiedad. Ya se había dado un relajante baño; busco entre sus ropas las prendas de dormir más pulcras que encontró y tomó la almohada para dirigirse al cuarto del capitán (por si llegaba quedarse allí).

La maniobra era sencilla: llegar lo antes posible al lugar sin ser visto. Mover rápido sus pies al subir los escalones y hacer el menor ruido posible.

Cometido cumplido, llegó a la puerta sin ser detectado. Dio unos golpes e ingreso cuando escuchó una aprobación proveniente del interior.

-¿Y esa ropa y almohada?

-Por las dudas que duerma acá- la dejó sobre la cama.

Levi  lo miro expectante y sonrió.

La ventana se encontraba abierta y las cortinas blancas flameaban con suavidad. Sobre el marco de ésta, el capitán reposaba su cuerpo admirando el follaje del lejano bosque. Al estar tan distanciado el Cuartel de la Ciudad, las constelaciones eran muy distinguibles. Un manto de estrellas titilantes, con figuras abstractas e igualmente preciosas.

El compañero se acercó a observar  el magnifico confín.

-Debió ser horrible estar encerrado durante años sin conocer el cielo ¿no?-Eren ya conoce su pasado, sabe de las miserias que vivió.

-En realidad, al no conocerlo, no sabía de lo que me perdía. Pero este cielo, es una de las cosas por las que nunca volvería  a bajar al subterráneo.

El chico lamentó aquello; y pensar que él lo tenía a su disposición todas las noches cuando su capitán solo veía un techo de concreto.

-¿Te vio alguien?

-No señor, fui sigiloso.

Levi lo tomo por la cintura, acercándolo hacia sí.

-Sos sigiloso cuando te conviene-le susurró divertido al oído. Eren lo miro de manera altanera.

-Usted me enseñó a actuar según mi conveniencia- ya entrecerraba sus ojos por la cercanía.

Por primera vez desde que quedó bajo su custodia, Ackerman lo besó de forma lenta y pausada, con la suficiente paciencia para recorrer y conocer la textura de sus labios sin ser agresivo. Al subordinado le gusto en demasía ese contacto y sonrió en medio beso percibiendo los sonidos; esos sonidos húmedos y adictivos de sus bocas al distanciarse y acercarse de nueva cuenta.

El más joven ladeo el rostro buscando intensificar el momento.  Posó una mano sobre el pecho de su capitán… Fue todo lo que llegó a realizar.

-No te cebes, todavía no te ganaste un tiempo extra- separó sus cuerpos para volverse hacia el escritorio- además, tengo algunas preguntas para hacerte.

Y no era el único; Eren tenia incógnitas sueltas en su cabeza sobre lo acontecido.

Se sentó en la silla opuesta al mayor, mientras éste sacaba del cajón un mazo de cartas. Entendió que su forma de ganarse más tiempo con él iba ser a través del Truco*.

-Me parece justo Capitán. Yo también tengo dubitaciones.

Una partida bastante rápida; el capitán le llevaba siete puntos de ventaja, pero las Diosas le regalaron un seis y siete de espada en la siguiente mano. Supo que la partida ya la tenía ganada. Un “envido, envido, real envido, falta envido”* y Eren dio vuelta el juego a su favor saliendo victorioso.

-Sos un pendejo de mierda. Te salvaron las últimas cartas- le dijo mientras guardaba el mazo dentro de la cajonera y se recostaba en la silla.

-Usted se confió que es diferente. No debería subestimarme Capitán, acuérdese que usted me formó- y eso era completamente cierto, cada aspecto que hoy poseía el chico fue pulido por él.

Meses; años de estar entrenándolo, enseñándole a comportarse, poniéndolo a pruebas bajo presión para que no perdiera los estribos, marcándole cuándo hablar y cuándo pasar desapercibido... ¿Cuántas cosas le había explicado? Ya perdió la cuenta.

-Ahí tenés razón. Tuve que tener más cuidado a la hora de formarte. Actualmente ya hasta para mi sos un peligro- se lo dijo sin mala intención, haciendo referencia a su reciente e inesperado acercamiento sexual y extraoficial.

El silencio que reinó no fue incomodo, solo se preparaban para la conversación consiguiente.

-Entonces- apoyó sus pies cruzados sobre el escritorio-¿desde cuándo te gusto?

Si iban a sincerarse, él también iba ponerse cómodo. Se sacó la campera de la Legión y la colocó en el respaldo de la silla. Prendió un cigarro para comenzar su confesión.

-No tengo una fecha exacta. Pero puedo decirle que comencé a verlo de forma diferente después del secuestro mío y de la Reina.

-¿Ocurrió algo en particular?

-No, solo nos hicimos más cercanos- otra verdad salió a la luz mientras fumaba- creo que usted también notó ese cambio. De estar hablando lo justo y necesario pasamos a compartir tantas cosas...

-Eso sin mencionar que te convidé cigarros y alcohol.

Eren carcajeó ante ese comentario, y un recuerdo por demás bochornoso le vino a la mente.

-¿Se acuerda cuando me puse en pedo? ¡Jajajajaj!-tuvo que contener la risa para que los soldados de las habitaciones cercanas no lo oyeran.

-Cómo olvidarlo, me vomitaste las botas, la concha de tu hermana. Qué asco fue esa noche- el Capitán tampoco pudo mantener la risa y la guardó entre dientes.

-Fue su culpa y responsabilidad. Usted me dio de tomar-Ciertamente ese también había sido uno de los primeros encuentros fuera del contexto laboral.

Ahora el subordinado tenía que atacar.

-¿Y usted señor? ¿Hace cuánto le pone ansioso mi cuerpo?- no pudo evitar hacer mención de tales palabras. Había sido riquísimo escuchar esa declaración de su capitán.

-Burlate otra vez y te vas a quedar con las ganas de saberlo- le arrebató el cigarro de las manos; la situación no dejaba de serle divertida de igual forma- la verdad yo tampoco tengo fecha exacta; no sabría decirte.

El chico muy en el fondo esperaba algo; algún indicio de que no fue por pura suerte que ahora se encontrara con él compartiendo algo más que una relación laboral.

-Pero…-ese indicio le llegó- creo que realmente me gustaste cuando me hiciste reír.

Esas palabras tocaron el pecho del subordinado, haciéndolo estremecer.

-Ya sabes, no me suelto ni comparto momentos.  Y de la nada, viniste un día con tu ética de mierda a subirme los ánimos después de una pavorosa expedición. Hablaste mucho, demasiado, pero lograste hacerme reír.

Por segundos, pudo sentir como las manos le sudaron frio al escuchar aquello.

-El problema fue cuando te empecé a mirar el culo. Ya no hubo vuelta atrás.

En esa ocasión Eren no pudo guardarse la carcajada y estallo en risas. Como le gustaba escucharle hablar sucio.

 Una oleada de motivación y vigor lo hizo levantarse de la silla para acercarse al mayor. Con un manotazo le bajó los pies del buró mientras Levi observaba esos movimientos bruscos con atención.

-No se sienta mal por eso capitán-se subió a sus piernas en menos de tres segundos-yo también le miré el culo más de una vez.

Si antes el cuerpo de Eren le parecía tentador, ahora era un hecho. El mocoso era  jodidamente tentador. Lo tomó por las caderas aprisionándolo al tiempo que devoraba su boca. El Intercambio de fluidos a través de sus lenguas les deleitaba los sentidos; el chapoteo de sus bocas hacia crecer la excitación y los llevó a refregarse entre sí contra la silla del capitán.

Por unos segundos Ackerman recordó de nuevo la situación de ambos en el ejército y casi detiene el movimiento de sus caderas, pero no ocurrió debido al jadeo que Eren exhaló en su oreja.

-Me gané un tiempo extra con usted, y no pienso desperdiciarlo-enseguida se quitó la playera dejando expuesto su torso-así que adelante Capitán, hoy mi cuerpo es suyo.

Ese último susurro lo dejó expuesto y más caliente de lo que se encontraba.

Con maestría se levantó del lugar cargando a Eren consigo para recostarlo en el escritorio. Le pareció irónica la situación; hacia poco agradecía que ese buró lo separara del chico, ahora lo apoyaba sobre éste mientras le lamia el cuello.

-Ahh-ese musculo suave y húmedo paseándose por su nuez de Adán era la perdición, mierda que lo era. Tan concentrado estaba que cuando la intimidad de su capitán rozó la suya sobre la tela del pantalón, tuvo que evitar vibrar del gusto.

-Ya te dije que sos un desubicado ¿no?-eso fue más amenaza que pregunta-venir a calentarme así, no tenés vergüenza-finalizó la oración con una macabra sonrisa mientras se enderezaba para friccionar sus miembros, mirándole a los ojos, expectante de las reacciones del chico.

Las manos del mayor, tan firmes y tenaces,  se abrieron paso por la espalda y  el pecho; tocando sus pezones y estrechando los músculos que encontraba. La piel de Eren era resbaladiza ante su tacto; podía ser tanto por la higiene como por la crema que hacia medio año le había regalado por la resequedad. No importaba, de cualquier forma le gustaba esa sensación.

Esparció chupetones, lamidas y besos a lo largo de su mandíbula; como premio Eren le ofreció leves gemidos. Podían ser producto tanto de la lengua como del movimiento de caderas del mayor, arremetiendo contra su dura hombría.

En un ataque de placer y desesperación, Eren se enderezo sentado en el escritorio para quedar a la altura de su Capitán

-¿Quiere ver qué tan desvergonzado soy?-el chico no dudó en abrirle la camisa para besarle el pecho al tiempo que bajaba su mano izquierda, posándola en la intimidad del mayor, apretándola con saña.

Qué impresión le fue ver la cara retorcida de gusto de Levi; era aun más hermosa que cuando sonreía.

El movimiento de su mano no cedió hasta sentir la dureza total del Capitán. Tuvo que dejar su tarea cuanto sintió una mano intrusa abriéndole el botón y bajando el cierre de su pantalón.

Levantó la vista para encontrarse con los ojos enardecidos del contrario.

-Hoy no te vas a salvar Jaeguer-dictaminó con gozo.

No obstante, la calentura se les bajó en un instante.

Unos golpes a la puerta y la invasión de un intruso (sin el permiso de nadie) los llevó a parar en seco toda acción.

-Levi te vengo a dejar unos report-el panorama de Eren sin camisa sobre el escritorio y el capitán entre sus piernas lo explicaba todo-¡noooo! Perdoname por favor enano, no sabía que-

-Tomatelas Hangie-Ahora su voz palpaba la ira.

-Eren perdona. Ya me voy, disculpen ¿Mañana podemos charlar de esto?-era obvio que exprimiría tal noticia.

-Hangie, andate antes de que te mate- paciencia no era lo que justamente Levi tenía.

Y la chica se esfumó del lugar.

No cabe mencionar el estado colérico del chico ni la irritación del mayor. Ambos descubiertos por la Comandante. Ese sería el infierno de ambos.

-Ni un polvo me puedo echar tranquilo. La puta madre-ampliemos el vocabulario del Capitán cuando está en sus momentos más rabiosos.

Eren no tardo en arreglarse la ropa y volver a un estado decente.

-¿Cree que nos vaya a sancionar?

-Lo dudo. Ella ya estaba al tanto de que me gustabas. Por eso no dijo nada-Y esa sí que fue una sorpresa para el menor.

Bajó del buró y se acercó a su superior a darle un beso potente. Levi lo recibió con gusto

-Lo mejor va ser que te vayas. Ya tuviste ese tiempo extra ganado- unos besos mas y decidieron dejar todo hasta ahí por ese día.

-Que duerma bien Jaeguer- le dijo mientras se alejaba a cerrar las cortinas y la ventana de su habitación; momento más que oportuno para que el chico tuviera su cometido.

-Que duerma bien Capitán- arrojó esas palaras en forma de jadeo mientras nalgueaba unos de los glúteos del mayor.

Para cuando Levi quiso reprenderlo, el menor ya se había ido.

Mierda. Eren de verdad era un desubicado.

P


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