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Media hora por Aurora Artemiva

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Notas del capitulo:

Les traigo el octavo capítulo. Bastante largo, pero se vino bien picante para el juicio. Como siempre las aclaraciones:

-Gil: Estupido.

Disfruten!

21: 37 PM

El carruaje arribó al distrito de Sina con pesar. Los adoquines golpearon contra las ruedas, avisándoles a los dos detenidos que ya se encontraban en la Ciudad. Incluso sin tener ventilación, el frío traspasó las maderas para colarse bajo el uniforme de de ellos. Putearon al aire por no haberse puesto el blazer verde antes de ser arrestados.

El trote de los caballos desaceleró al igual que el movimiento de la carreta, y a Eren se le cerraron las vías respiratorias por unos segundos. Habían llegado. Los dedos le temblaron del sudor frío que segregaba, y se sintió fuera de contexto… ¿De verdad los habían enjuiciado a él y al Capitán? ¿Después de todo lo que hicieron por proteger esas putas murallas y a la gente dentro de ellas? Si antes estaba indignado con la historia de Marley, ahora se sentía asqueado de la gente dentro de los muros. Podían irse bien a cagar todos los ciudadanos de Sina, Rose y María por desagradecidos, por estúpidos, racistas y homofóbicos.

Una arteria resaltó con fuerza en su cuello, y Levi se acercó a tomarlo por ambos lados de la cabeza. El subordinado volvió la vista de sus botas al sentir las manos contrarias, esposadas, agarrarlo con violencia para levantarle el rostro, y se extrañó de encontrarse con el semblante tranquilo y confiado de su Capitán.

¿Qué no entendía la situación? Estaban a punto de ser juzgados por prejuicios ortodoxos y no se inmutó ni un poco.

El reproche no llegó a dárselo porque la respiración del mayor chocó con la suya, y le desoriento el habla. Mucho menos pudo hacer cuando le devoró la boca en un impulso rápido y de desahogo; y para no sentirse menos, envolvió la lengua del contrario con la suya en un masaje húmedo.

Levi le tiró la mejor frase que pudo articular antes de las compuertas fueran abiertas por los guardias.

-Si no morimos afuera en plena batalla, mucho menos vamos a morir acá – le otorgó el último beso rápido -  Confía en mí.

Ya fuera del carruaje, una ola de interrogantes y murmullos les llegó a los oídos mientras caminaban con destino al Tribunal de Justicia. De lejos, escucharon a un ciudadano reclamar:

-¡Ey! ¿¡Por qué se los llevan esposados!? – un hombre no mayor de 30 años  con rasgos morenos reprendió a la Tropa Estacionaria en el camino. Levi casi que recordó ese rostro, era uno de los que le aplaudió cuando fueron al bar semanas atrás.

-¿¡Qué hacen con ellos!? Son héroes, tienen que soltarlos – Otro ciudadano apuró a los guardias, y como regaló le dieron una patada en los testículos.

 Eso sí que Eren no lo soportó.

Se volvió aún esposado contra sus custodios como producto de la ira que fluyó repentinamente en sus venas. No iba soportar que agredieran físicamente a una persona que intentaba defenderlos. Un parte del pulso acelerado de su corazón era por rabia, otra parte por el contento de ver civiles enojados debido a la situación suya y del capitán siendo llevados a la corte.

Cuando quiso golpear al guardia, Levi lo inmovilizó con las cadenas de las esposas.

-Esta no es la forma, Eren. Hacete valer adentro en el tribunal, no acá – la voz le sonó mas a ruego que a orden, y el menor entendió que se lo estaba pidiendo como amparo.

Dejándose atrapar por las palabras del mayor, se encaminaron escaleras arriba hasta dar con la amplia puerta del recinto. Las maderas y cerraduras crujieron al ser abiertas, los zapatos sonaron contra la cerámica encerada del suelo y una vez dentro del lugar, el chico se sintió tan a la deriva como en su primer juicio años atrás. Solo que en esta ocasión, quien le había dado una paliza en aquel entonces, ahora caminaba al lado suyo bajo la denuncia se acostarse juntos.

Irónico ¿no?

Una risa muy baja le hizo temblar mientras se adentraba siendo empujado por los bastones de los guardias tras suyo. Escuchó un quejido por parte de Levi, y divisó una de sus miradas odiosas otorgársela  al guardia; éste le había pegado al mayor con fuerza obligándolo a caminar más rápido.

-Calmate porque te meto ese palo en el orto –  le dictaminó al miembro de la Tropa Estacionaria. El otro solo lo miró con suficiencia.

Eren le iba decir que no se enojara, pero quedó enmudecido ante el tribunal. La corte estaba compuesta no solo por los jueces y miembros de la Tropa Estacionaria; una gran cantidad de miembros de la Legión de Reconocimiento se encontraban en los asientos, otra parte como espectadores.

¡Era por eso que no había quedado nadie en el Cuartel! ¡Todos habían sido convocados al juicio!

 Reconoció a sus amigos y su hermana… Carajo, Mikasa se había enterado de la peor forma posible que se acostaba con Levi. No supo qué era peor, si el juicio que se estaba por llevar a cabo o que la chica se hubiera enterado de la noticia. Sin embargo, cuando pasó al lado de ésta, ella le ofreció una sonrisa tranquilizadora en vez de una mirada decepcionante. Eso le relajó la conciencia.

Una vez sentados frente al estrado, el Juez no tardó en aparecer y esta vez revivió con mayor precisión su primer llamado al tribunal; Darius Zackly era el encargado de llevar a cabo el juicio oral.

-¿Otra vez en problemas Jaeguer? Aunque ahora está acompañado – le dijo al tiempo que acomodaba los documentos del enjuiciamiento.

Eren asintió con la cabeza y miró de reojo al mayor, quien (como de costumbre) ignoró las palabras acusatorias.

-También recuerdo que usted, Ackerman, tenía la obligación de vigilar al chico. Y ahora me encuentro con la acusación de ser amantes… Creo que se excedió de vigilancia – acusó mientras los presentes terminaban de tomar asiento en sus respectivos lugares.

De lejos el chico observó  a la Comandante sentarse al lado del estrado, en el sitio donde reposaban los defensores del caso. Se sintió culpable por no haber cumplido con su palabra de no enredarla en problemas por este asunto. Le pidió disculpas internamente tanto a ella como a los camaradas de la Legión por verse llamados al tribunal a declarar por él otra vez y en tan crítica situación.

Si bien la faceta de Levi no expresaba nerviosismo alguno, Eren reconoció un poco de ansiedad en sus dedos al moverse ligeramente y presionando la cadena que unía las esposas. Era muy bueno disfrazando las emociones, pero el chico sabía bien cómo leerlo.

La grave voz de Zackly retumbó desde las paredes hasta el techo:

-Levi Ackerman, Eren Jaguer. Se los acusa de quebrantamiento al régimen militar y de la infracción a la ley 377 de la Constitución Nacional, la cual prohíbe las relaciones homosexuales. Se llama al estrado al denunciante: Floch Forster

De entre la audiencia, el chico se encaminó al asiento designado para declarar. Levi casi le escupe la cara cuando paso frente suyo.

-Mi nombre es Floch Forster, recluta de la Legión de Reconocimiento. Fui transferido al cuerpo de reconocimiento desde las Tropas Estacionarias tras la coronación de la Reina Historia. Hoy, frente al tribunal llamado a declarar y atestiguar este suceso, doy a conocer mi denuncia hecha contra éstos dos reclutas, a quienes vi mantener contacto sexual tanto en la Ciudad como en el Cuartel de la Legión.

Del lado oeste al chico, una gran cantidad de hombres uniformados hacían presencia como acusadores al igual que Forster, asegurando haberlos visto ingresar al albergue transitorio hacia casi un mes atrás.

 Una vez terminadas las acusaciones, Zackly le otorgó el turno a la defensoría:

-Le doy la palabra a los defensores de dar su testimonio. Adelante

-Muchas gracias Juez – comentó Hangie una vez parada frente al acusador – ¿Señor Forster, puede contestarme algunas preguntas a mí y al tribunal?

- Desde luego

-¿Dónde se encontraba el día sábado 27 de Noviembre durante la noche? ¿Tiene algún recuerdo?

Para Floch, tal pregunta le resonó rara, pero prefirió contestar con la verdad por las dudas que se desviara la conversación.

-En la casa de mis padres. Como era franco para la tropa, decidí ir a visitarlos.

Zoe supo que era el momento perfecto para atacar.

-Es un poco confuso, ya que usted asegura, y voy a citarle textualmente -  advirtió mientras leía la denuncia hecha por él – “haber visto ingresar a los dos reclutas al albergue transitorio” y según los testimonios, tal hecho ocurrió el 27 de Noviembre… Dígame entonces ¿Cómo pudo verlos estando en casa de sus padres?

Literalmente, el chico había pisado el palito. La cara se le contrajo y tuvo que contestar rápidamente.

-Eso no significa que otros testigos los hayan visto – aseguró al mirar a los hombres vestidos de militares, quienes en realidad conformaban parte de la red de espionaje de la Policía Militar – cada uno de ellos atestiguo como testigos de ello.

- ¿Eso significa que usted mintió en su acusación? – el chico decidió callarse.

Levi se enfebreció de dicha cuando lo escuchó contradecirse a sí mismo. Las cosas estaban saliendo perfectas según la estrategia que armaron.

-Ante usted juez: la primera mentira del acusador- el semblante consternado de Floch apaciguó las ansias de Eren- Si no le molesta, quisiera llamar a declarar a un civil.

Ahí ya ninguno  de los dos no supo que tenía entre manos Zoe, pero confiarían en ella incluso si le ponían la cuerda en el cuello a ambos.

-Permiso concedido ¿A qué civil va llamar?

-Por favor, si no le molesta, suba al estrado a declarar, Historia Reiss.

Con una apariencia común, vestida de civil y entre la multitud que presenciaba el juicio, se levantó la Reina de su asiento para suplantar el lugar de Forster como testigo a exponer su testimonio. Eso dejó al tribunal completamente estupefacto, incluyendo a Eren y Levi quienes no estaban al tanto de la presencia de la chica en el lugar; se camufló entre la gente con tanta naturalidad que nunca la notaron.

Se quitó la capucha que la cubría mientras otorgaba una mirada cómplice a los dos acusados. Hangie la interrogó:

-Reina, es un honor su presencia. Si no me equivoco, usted está en todo su derecho de presentarse como civil ante un juicio oral ¿Verdad?

-Exacto. Mi cargo como Reina no impide mi testimonio – su voz sonó tan confiada como se la veía, sin pizca de sorpresa por el llamado.

-Entonces comencemos – declaró la Comandante al tiempo que le otorgaba a Historia unos documentos -¿Podría decirme qué es eso?

-Son las investigaciones  hechas recientemente por el Parlamento sobre la existencia de una red de Espionaje montada por la Policía Militar. Los acusados de integrarla iban a ser llamados en algunas semanas, una vez terminados los juicios anteriores.

Desde su banca, Floch escuchó a la perfección el latido acelerado de su propio corazón al sentirse intimidado indirectamente.

-¿Pero esos documentos son oficiales y válidos para este juicio?

-Por supuesto. Siempre y cuando el juez los autorice como pruebas.

La afirmativa por parte de Zackly llegó en segundos, y bajo el pedido de Hangie de leer los nombres de los acusados, Historia saboreó las denominaciones que recitaba. Uno por uno cayeron los integrantes de la red hasta llegar el último integrante a sus labios.

-…Floch Forster

El chico estalló.

-¡Eso es inválido! ¡La existencia o no de una red de espionaje solo entorpece la  verdadera acusación de este juicio! ¡Y es contra ellos, no contra mí!- vociferó al pararse de su asiento con rabia.

 -En eso tiene razón- comentó Zackly – el hecho de formar parte de tal red no anula la denuncia contra Jaeguer y Ackerman.

L a frustración de Eren se hizo notable para el mayor, e intentó calmarlo con una caricia disimulada en la pierna, lo suficiente para recordarle que no era el único acusado, que no estaba solo frente a tantos homofóbicos y viejos vinagres.

-Pero esto sí la anula – sentenció Reiss para sacar de entre su tapado un papel, extendiendoselo al juez – esa es el Acta de una Ley ya promulgada y declarada por el Parlamento. La ley 26.618, la cual establece la permisiva de la Diversidad Sexual en las murallas Sina, Rose y María; superponiéndose sobre la autoridad del Régimen militar. El conocimiento de esa Ley es reciente, pero oficial. Está publicada en el boletín oficial, solo que no muchos se paran a leerlo y actualizarse.

Cuando Eren iba a exhalar de la sorpresa, Levi lo hizo primero, demostrando al fin la conmoción en sus ojos.

-¡Eso no se puede permitir juez! – Uno de los testigos (mejor dicho, un integrante de la red de espionaje) atacó la declaración – esta Nación siempre peleó y se aseguró de no permitir ese tipo de desviaciones en la sociedad. Usted, Reina mía, no puede permitir ese acontecimiento.

-Disculpame , pero tu Reina no es justamente una heterosexual como muchos piensan- confesó  en lo que reconocería ella misma como su acto de vivir con la cabeza bien alta; tal y como se lo pidió Ymir antes de morir.

Esa, justamente esa, fue la bomba que cayó de lleno tanto para Zackly como para los acusadores.

-Y si me permite – se adentró Hangie a la fiesta de palizas legislativas – la denuncia hecha por el señor Floch Forster es del día  9 de Diciembre a las 12: 05 PM – leyó el acta de la denuncia - y la aprobación de la ley de Diversidad Sexual fue declarada ese mismo día a las 11:23 Am;  42 minutos antes . Por lo cual, la denuncia del acusador queda inválida.

Y mientras Zackly redactaba los datos, llegó a la sentencia final:

-Levi Ackerman, Eren Jaeguer; quedan libres de cargos contra la ley. Por otro lado, los integrantes presentes de la Red de espionaje van a ser detenidos de inmediato hasta su juicio – el mazo dando contra la madera fue el sonido que dio final a la sesión.

-¡NO! – fue todo lo que llegó a decir Forster antes de dos guardias de la Tropa Estacionaria lo retuvieran y esposaran al igual que el resto.

 

La llave que abrió las cadenas de los dos hombres sonó igual que al quebrantamiento de todas sus angustias albergadas hasta ese momento. Una vez que los grilletes cedieron, Eren dio un salto desde su lugar hacia el Capitán para abrazarlo tan fuerte que le obligo a expulsar el aliento. Y como si sintiera el mismo fervor en el pecho, Levi lo atrajo con mayor fuerza hacia su cuerpo frente a todos los presentes, importándole un carajo que la verdad haya salido a la luz, importándole una mierda los comentarios desagradables, ignorando por completo que casi toda la Legión se encontraba ahí observándolos. No pudo tomarle precaución al tema, no cuando Eren lo zamarreaba en medio del abrazo por la alegría que desprendía en sus movimientos revoltosos en un intento de contagiarle ese sentimiento. Lo que no sabía el chico es que esa misma fogosidad emocionante ya había inundado el pecho del mayor, quien lo levanto de la cadera y giró sobre sí mismos.

Eren rió y se le escurrió una gota salada por la comisura de su ojo izquierdo el cual ardió, y no pudo descifrar si esa lagrima fue por desahogo o alegría.

-¡Salió bien Capitán! Salió bien…

Ackerman esfumó su pequeña sonrisa cuando el hombro se le humedeció. Eren estaba llorando sin filtro en medio del abrazo.

Mentiría si dijera que eso no le estrujó el pecho.

-Ya pasó boludo. No llores… - la forma en que pidió aquello fue demasiado dulce para su gusto.

El menor no iba decirle que uno de los miedos más grandes que tuvo fue la tacha social, la degradación y humillación por parte de la gente que intentaba proteger en batallas. Tampoco iba decirle que si bien su mama fue la mejor de todas, también le había llenado la cabeza de críticas negativas hacia las personas gays que pasaban por su lado cuando la acompañaba a comprar el pan. No le diría que durante más de dos años se calló y nunca le dijo lo que sentía por miedo a ser apartado de su escuadrón, y lo peor de todo, repudiado por él, por su capitán, por la persona a la que más devoto era.

Como todo eso no pensaba decírselo nunca, derramó las últimas lágrimas en el hombro ajeno.

Y como Levi sabía entenderlo, lo estrechó desde la nuca contra su cuerpo una vez más para reconfortarlo. Cuando el llanto paró, se arrimaron con el resto de la tropa quienes los esperaban llegando a la salida.

 Genial, venia la mejor parte: fumarse los comentarios de sus camaradas.

El primero en abrazar y consolar a Eren fue Armin, y las gastadas y aprobaciones de Connie y Sasha le subieron un poco los ánimos.

-¡Aahh maricón! ¡Te salió bien! – le chilló Jean al tiempo que le pasaba un brazo por los hombros. Eren lo recibió con una pésima mirada – No mentira. No te venia a molestar, estoy orgulloso.

-Cerra el orto pelot… - captó tarde las palabras de Kirkstein - ¿qué?

-Que estoy orgulloso. Te la bancaste muy bien; si me hubiera pasado esto con Marco, dudo que lo hubiera afrontado.

La muy corta relación que había forjado Jean con Marco era del conocimiento de Eren, quien no se había inmiscuido ni lo degradado en lo más mínimo. Entendió que el cumplido del contrario era totalmente  cordial.

-Gracias, cara de caballo.

A punto de partir de nuevo al Cuartel, un llamado lo trae a la confrontación más difícil.

-Eren – nombró Mikasa detrás de él. Los vellos de los brazos se le erizaron.

-Mikasa… - Se giró para hablarle – No quería que te enteraras así. En algún momento te lo iba contar, pero no quería que vos te pusier-

-Esta bien Eren. Ya lo imaginaba, no soy boluda – le dijo para luego abrazarlo con amor – me vas a tener para vos siempre, inclusive si te queres revolcar con ese enano. Siempre y cuando estés bien, yo lo estoy.

Le devolvió el contacto, y se recordó en ese momento que su familia seguía ahí, que contaba con cada uno de ellos.

Quien quebró ese momento de hermandad fue la Reina, acercándose a ellos a conversar sobre lo sucedido. Y así, a unos metros del lugar, Levi manifestó su duda hacia Hangie:

-¿Cómo sabia ella del Juicio?

-Yo se lo dije apenas me informaste de lo que pasaba.

-¿Tenías todo perfectamente armado y bajo control? ¿Y no me dijiste un carajo? – veneno salía de esa boca.

-Verte un poquito asustado me pone de buen humor – bramó la contraria para encaminarse junto al resto de la Legión en dirección a los caballos amarrados fuera del lugar – vení, traje tu caballo y el de Eren para cuando volvieran. En el camino te cuento cómo hicimos con Historia para salvarles el culo a ustedes.

Ackerman se subió al animal, y mientras volvían al Cuartel, felicitó a la gafas de mierda. La loca había llenado las botas de Erwin de forma inmejorable en ese juicio.

 

16: 26 PM

Reposado en el intento de cama que había dentro de la celda, Floch se recriminó por quinta vez en lo que iba de ese día el haber aceptado trabajar con gente tan garca como la Policía Militar. Se dejó caer en el colchón. Hacía más de una semana que estaba encerrado, y las paredes y el techo le atormentaban de lo sucias que estaban; casi que sentía que las telarañas le caerían en la cara.

Cuando uno de los guardias lo llamó para decirle que tenía visitas, se puso alerta. Nadie aparte de sus viejos había ido a verlo.

-Hola pedazo de estúpido – fue lo primero que dijo Eren al acercarse a la reja. Detrás de él, el Capitán hizo de su presencia.

-¿Qué hacen acá? – se puso a la defensiva automáticamente.

-Vinimos a visitar al parásito que nos denunció ¿Algún problema? – sí, Levi solo podía retorcerse como gusano al verlo detrás de las rejas. Le iba arrojar todo el veneno que pudiera.

Calló para darse la vuelta y volver a la cama, no los iba escuchar.

-¿Con quién te pensaste que jugabas estúpido? ¿Con un soldadito de tu antiguo escuadrón? – Como ya dijimos, Levi escupiría cada gota de veneno que segregara su boca - ¿Te pensaste que no íbamos a notar lo que hacías? ¿Cómo nos espiabas atrás de la puerta?

Fue ahí que levantó la cabeza de la almohada para mirarlos con exaltación ante el recuerdo…

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Detrás de la puerta, por la abertura de la cerradura, Floch observaba el contacto que subordinado y capitán compartían. Vio como de manera imprevista el mayor cortó el contacto para susurrar algo en la oreja del Eren:

-Alguien nos está espiando –  le susurró Ackerman  en un tono bien bajo – Cuando te vayas de acá, seguilo.

Se retiró del lugar para no ser descubierto espiando; sintió que ya había observado lo suficiente para comprobar las sospechas que le sembró la Policía Militar.

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-¿¡Ustedes sabían que los vigilaba!? – se exaltó en muy poco tiempo.

-¿Qué parte no entendió el pajero? – le gritó Ackerman a Eren en signo de indignación. El chico negó con la cabeza – Obviamente lo sabíamos. Te pisaste vos solo como un pelotudo todo el tiempo. Sabíamos tus movimientos…

-Y por eso nos adelantamos a mover nuestras fichas – le confesó esta vez Jaeguer, con un semblante que acobardo a Forster.

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-No se preocupe joven. En este momento no va ser posible que Historia lo atienda, se encuentra en el parlamento, hoy mismo se promulga una ley. Pero en cuanto regrese le pasaré su mensaje  de inmediato.

-Se lo agradezco. Le pido por favor me notifiquen  de lo que ocurra.

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Ahí se dio cuenta  de lo estúpido que fue y la verdad le cayó peor que agua helada. Tuvo la evidencia de las jugadas de ellos frente suyo, y no supo verlas… la ley que se promulgó esa misma tarde, era la de Diversidad Sexual. No lo aguantó, y para cuando se quiso levantar de colchón, cayó al suelo. Le faltaban fuerzas hasta para enfrentarles la mirada.

Levi se agachó para continuar envenenándolo:

-Para cuando quisiste ir a denunciarnos, ya era tarde… Hangie es muy estúpida a veces, pero tiene más huevos que vos; y cuando supo la situación que surgía entre nosotros y tu cercana denuncia, se adelantó a la jugada. Ojo, admito que estuviste cerca. Media hora más tarde y nosotros ocuparíamos tu lugar ahora.

Eren continuaba en su lugar, admirando ese lado dañino del mayor, un lado que mayormente le disgustaba. Pero, justo ahora, disfrutaba de verlo tan ensimismado en transmitir odio. Casi, casi que se le forma una erección de la repentina excitación que asomó en su cuerpo.

Floch acercó su rostro al de Levi por sobre las rejas, el cual demostraba el claro asco que sentía por el mayor.

-¿Qué? ¿Querés pegarme? – Ackerman asomo su cara – dale, animate parásito.

El gargajo ya estaba preparado y listo para estrellarse contra Levi, pero tal acción fue prevista por Jaeguer. Pasó su brazo entre las rejas y lo tomó de la garganta, impidiendo que le escupiera a su capitán.

-Escupile y vas a ver cómo me meto en esa celda para hacerte mierda- dictaminó ajustando su mano en torno al cuello. Lo soltó cuando el mayor se alejó de las rejas.

 Tosió por el aire que le faltaba y se alejó de ellos, acrecentando la ira de su pecho. Pero, las palabras de Eren lo desconcertaron:

-Capitán ya lo torturamos, déjelo salir.

-Tch, sos un blandito ¿Sabías? – le contestó al tiempo que sacaba del bolsillo el manojo de llaves que abrían las celdas del lugar.

Cuando la reja del calabozo fue abierta, no pudo entender la situación.

-¿Qué hacen? – preguntó desorientado.

Sin obtener respuesta, Ackerman le dirigió una mirada asqueada antes de subir los escalones de la cárcel.

-Eren, te espero arriba. Explícale la situación a este gil y volvé – fue lo último que dijo antes de perderse escaleras arriba.

Una vez solos, el chico le otorgó una resolución:

-Le pedí al juez que te libere; y aunque el capitán no está muy conforme con esto que digamos, me apoyó con la condición de hacerte sufrir un poco – le comentó, así tan normal como si no le hubiera querido golpear -  Ya no sos un recluso, quedaste en un plano de victima de la Policía Militar. Sos libre…

Primero lo ahorcaba, lo amenazaba  ¿y ahora lo liberaba?

-¿Por qué? ¿¡Por qué me ayudas Eren!? – entraba en estado colérico.

-Porque creo que todos merecemos una oportunidad para hacer bien las cosas – confesó antes de marcharse por el camino en que se había ido su superior, dejándolo solo.

Se conmocionó; iba ser libre otra vez, iba poder irse de ese lugar de mierda y todo gracias al mismo hombre que denigró .Buscó las pocas pertenencias que tenía en la celda para meterlas en su pequeño bolso, y por casi diez segundos inestables, Floch sintió admiración hacia la persona de Jaeguer.

Notas finales:

Hasta acá llegaron. Espero les haya gustado y si tienen alguna petición con gusto la leo

Besos!


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