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Eternal por Alinna

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Notas del fanfic:

Volví con un fic original y que tendrá varios capítulos, espero y deseo que no más de 8 o siempre acabo por alargarlo.

Espero que guste y que la lectura sea entretenida.

Notas del capitulo: Aiden es un camarero de un local exclusivo, con una apariencia frágil y delicada de la cuál está sumamente cansado por ser en naturaleza una persona más bien con mal carácter y con devoción por el peligro.

Encontrándose con Yacob, un cliente que quizás, deseará no haber conocido y provocado jamás.
El ambiente esa noche estaba siendo más tranquilo de lo usual, normalmente en Eternal solía haber movimiento cada día aunque no fuera un festivo, entre turistas, curiosos y gente adinerada que quería mantener una conversación o encuentro discreto, ese era el lugar ideal. El personal que trabajaba allí era seleccionado minuciosamente y entrevistado en varios procesos para así poder valorar si los candidatos eran aptos para ese trabajo. Aunque fueran tan solo servir copas y tomar nota, debían ser conscientes de que todo lo que sucedía en ese local, las conversaciones o personas que podían visitarlo, era completamente algo que olvidar. Aiden era uno de los trabajadores más veteranos y más valorados en ese pequeño y selecto local, pese a su juventud siempre fue discreto y jamás se entrometió en ningún asunto, aunque siempre sonreía tranquilamente, muchos clientes le habían dicho que tras ese aspecto angelical escondía algo.

“Parece que hoy estaremos tranquilos...” Tyler, uno de los nuevos trabajadores se quedó mirando a su compañero que se colocaba el delantal con tranquilidad. Aiden era un chico, pero realmente era más hermoso que cualquier persona que hubiese conocido, tenía ese aire angelical que contrarrestaba con esos ojos completamente negros y velados. Pálido como la nieve, cabello negro ligeramente ondulado y labios carnosos, piernas largas con un cuerpo estilizado. Si fuera una mujer, hacia tiempo que hubiese invitado a su compañero a una última copa. “¿Me escuchas Aiden?”

“Te escuché Tyler...” Resoplando ligeramente, se volteó a mirar a su compañero y miró a los lados, comprobando que efectivamente, hoy no había nadie en el local, parecía que esa noche, era una de las que se habían usado conexiones varias para dejarlo completamente vacío, menos por un grupo de hombres que entablaban conversación en una mesa rinconera. “… ya sabes que aquí tan solo podemos hacer conspiraciones entre nosotros.” Riéndose empezó a colocar las copas, viendo que su jefe se acercaba a ellos. “¿Y bien? ¿Vinieron a hablar o ya que están van a darnos algo de trabajo?”

“Si no fueras tu, estarías en la calle por ese comentario.” Wyat, el jefe del local, se encendió un cigarrillo mirando a su trabajador que le dedicó una mirada torcida. “Ve a tomarles nota, me han comentado que querían tomar algo.”

“¿Y por qué no aprovechaste el viaje? Tienen pinta de ser del este y no me caen para nada bien.” Aiden, sabiendo muy bien que no podía rechazar la orden de su jefe, cogió la bandeja de la mesa para dirigirse al grupo. Acercándose a paso decidido y controlándose para que en su rostro no se viera el deje de sorna, no le gustaba que en su trabajo se organizaran ese tipo de reuniones y mucho menos si eran para asuntos nada lícitos. “Boss me ha comentado que deseaban tomar algo, si son tan amables, les tomaré nota.”

Los integrantes del grupo se miraron entre ellos y empezaron a hablar en su dialecto, mientras un enojado Aiden hacía esfuerzos por sonreír ampliamente, desviando su mirada a uno de ellos que permanecía callado mientras fumaba. Fijándose que realmente era un hombre apuesto, llevaba el cabello peinado ligeramente hacia atrás, tan rubio que estaba seguro que con el sol acompañándole sería difícil poder mirarlo, ojos azules cristalinos y por la largura de las piernas, debía ser sumamente alto.

“Chico… nos hemos decidido, trae el mejor coñac que tengas en este local.”

Aiden viendo que sin ni siquiera mirarle, ese hombre se volvió de nuevo a sus compañeros para continuar la conversación sin tener un mínimo de educación, respiró profundamente mientras notaba que su ceño se fruncía molesto, elevando la mirada y encontrándose con el par de ojos azules que tenía de frente que le observaban divertido, él simplemente sonriendo de forma cordial y dándose la vuelta sobre sus pasos para dirigirse a la barra bajo la atenta mirada de Tyler que le esperaba curioso.

“No hace falta que quieras saber nada, son una panda de creídos que se piensan que por ir con esas pintas de mafiosos son los más malvados del mundo. Por cierto, como es de esperar quieren el mejor coñac que tengamos aquí… ¿Podemos darles el peor boss?” Enarcando una ceja vio que su jefe se reía divertido, suspirando de nuevo y cogiendo la mejor botella que tenían en una vitrina de cristal, colocando los vasos con gracejo en la bandeja de nuevo y sirviendo el licor. “Llévalo tu Tyler, está servido, déjales la botella.”

“Deberías ir tu Aiden, yo tan solo llevo un mes trabajando aquí. Nunca me había encontrado con ese tipo de clientes.” Tyler nervioso miró los ojos oscuros de su compañero.

“Por eso mismo, llevas un mes, debes apañarte.” Apoyándose en la barra le tendió la bandeja a su compañero y le sonrió para que estuviera más tranquilo, divirtiéndose al verlo alejarse tan nervioso hacia ese grupo de hombres que parecía sacado de una película barata de mafiosos. Dirigiendo su mirada de nuevo a su jefe que movía la cabeza distraído al ritmo de la música. “Voy a tomar el aire, no hay mucho más que hacer.”

“Oh… ¿Y si piden que les bailes?” Wyat divertido miró a su trabajador que le levantó el dedo corazón a modo de respuesta, soltando una sonora carcajada. “¡Cuidado que salieron un par de ellos también a tomar el aire!”

Tras coger su chaqueta de cuero y colocársela encima del uniforme, cogió las llaves de la puerta trasera y salió a la calle. Respirando el aire fresco y cogiendo de su cajetilla un cigarrillo, palpando sus bolsillos y chasqueando la lengua molesto por darse cuenta de que se había dejado el mechero en el vestidor, andando un poco para ver si encontraba a alguien que pudiera aliviar la ansiedad y prestarle ayuda. Percatándose que en la esquina de la puerta principal estaban un par de hombres fumando, de los cuáles eran ambos del grupo que tenían como anfitriones en Eternal, pasándose una de sus manos por la nuca y entrenando de nuevo la sonrisa completamente social.

“Disculpen...¿Me podrían dar fuego?” Aiden sonriendo cortésmente miró a ambos hombres, viendo que uno de ellos era ese hombre rubio en el cuál se había fijado en la mesa. Tragando en seco por darse cuenta que de pie y tan cerca, aún era más atractivo de lo que se había imaginado. Saliendo de sus ensoñaciones cuando volvieron a hablar ruso entre ellos, uno de ellos enojado dándose la vuelta y entrando de nuevo en el local. Dejándole gustosamente a solas con ese hombre corpulento y de mirada electrizante.

“Perdona… no entiende el idioma.” Tendiéndole el mechero se quedó observando a ese camarero que con elegancia se encendió el cigarrillo sin quitarle los ojos de encima, era hermoso. Tenía esos cabellos negros ligeramente rizados acompañados de esos labios carnosos que le hacían parecer una obra de arte en vivo. “Yacob.”

“Aiden.” Devolviéndole de nuevo el mechero, sonrió levemente y decidió que era mejor no acercarse a ese hombre. Que hubiese sido educado no quería decir que precisara de su compañía para fumarse un simple pitillo. Haciendo un leve gesto con la cabeza y encaminándose de nuevo hacia el callejón, molestándole el estar escuchando esos pasos pesados seguirle, volteándose y mirando a ese hombre rubio. “Esta es la entrada de personal por si no te habías dado cuenta.”

“Lo sé… pero parecías muy solo.” Riéndose torcidamente le dio una calada a su cigarrillo y lo tiró al suelo, acercándose a ese chico de cabellos negros, haciendo uso de su altura para ver si así se sentía intimidado, viendo como esos ojos oscuros le enfrentaban sin ningún tipo de temor. Tenían un brillo que pocas veces había visto, un aura salvaje que se podía respirar y aunque tuviera una apariencia angelical, estaba seguro que era más bien un completo demonio. “¿No te doy miedo?”

“¿Debería darme miedo alguien que simplemente ha reservado todo un maldito local y habla entre sus compañeros de forma sospechosa?” Aiden, enarcando una ceja se recargó contra la pared fría del loca, llevándose de nuevo su cigarrillo a los labios, mirando fijamente esos ojos azules. “No sois los primeros clientes que aparecéis así y no, me da igual lo que hagáis mientras paguéis.”

“Debes estar acostumbrado a que te paguen.” Riéndose de forma torcida y mofándose de ese pequeño chiquillo arrogante, no se esperó para nada la reacción que acontecería su comentario. Escuchándose en el callejón un ruido sordo y Yacob sintiendo su mejilla ardiendo, volteando su rostro de nuevo hacia ese chiquillo que sumamente tranquilo le observa tras haberle propiciado un buen bofetón. Sintiendo su sangre hervir por completo.

“Deja de decir gilipolleces y piérdete.” Aiden ladeando su cabeza y haciendo que sus rizos negros se movieran con gracejo, se mordió la lengua para no seguir golpeando a ese hombre. Lo que tenía de sumamente atractivo lo tenía de idiota soltando esos comentarios de mal gusto, antes de que se diera cuenta, ya le había abofeteado y es que ese era uno de sus problemas, tenía muy mal carácter.

“¿Acaso no sabes a quién acabas de golpear pequeño idiota?” Yacob enojado y divertido a la vez por ese chico de ojos velados, decidió querer ver ese rostro lloroso pidiéndole clemencia. Desenfundando con rapidez su pistola y colocándola en la frente pálida del camarero, sorprendiéndose cuando este ni se inmutó, apretándola contra la tez pálida. “¿Y bien Aiden?”

“¿Crees que me asusta esto?” Aiden, separándose de la pared, hizo que el arma aún estuviera presionada contra su frente, sintiendo su corazón latir desbocado y como una emoción recorría todo su cuerpo. “¿Te piensas que eres el primer tipo con armas que aparece delante de mi? Te sorprendería la facilidad con la que podría deshacerme de esa amenaza...idiota.” Apartando con la mano el arma y quitándosela con rapidez al más alto, escuchó como alguien se acercaba, sonriendo torcidamente y agarrando por las solapas de la chaqueta al hombre más alto. “Ojo por ojo Yacob...”

“¿Qué quieres decir con eso?” Intentando recuperar su arma por ver que si venían civiles acabarían por llamar a la policía, se quedó fascinado con esos ojos negros que le observaban desde la cercanía de ese agarre demandante, sonriendo cómplicemente por imaginarse las intenciones del más bajo. Empujando ligeramente ese cuerpo de nuevo con la pared y sorprendiéndose por lo frágil que parecía ser, bajando su mano poderosa hasta la más delgada, arrebatándole el arma sin dejar de observar a Aiden. Sorprendiéndose cuando ese chiquillo acarició su rostro y se acercó peligrosamente a sus labios, sin besarle, respirando el mismo aliento, sintiendo que podía en cualquier momento degustar ese delicioso manjar, embelesado por esa belleza de tez pálida. “Pórtate bien… camarero.”

“Ok… me portaré bien.” Aiden riéndose maliciosamente, se escurrió del agarre en un rápido movimiento, dejando al hombre más alto observándole, divertido. “Se acabó mi descanso, un placer Yacob.” Dirigiéndose a la puerta trasera y abriéndola, se quedó observando a ese hombre de cabellos rubios que tras ladear la cabeza empezó a encaminarse hacia la puerta principal. “¡Yacob!”

“¿Mm?” Volviéndose ligeramente vio a un divertido Aiden que le enseñaba el mechero dorado que le había prestado antes y desapareciendo por la puerta trasera. Al parecer, en ese agarre había aprovechado para robárselo, sorprendido aún por ese chiquillo. Cuando lo vio en Eternal le pareció la típica cara bonita, así que decidió molestarle un poco cuando se encontraron fuera para fumar, agradeciendo que su buen amigo y compañero Dimitri se aburriera y decidiera irse para dejarles solos. Sintiendo un escalofrío cuando recordó esos ojos velados oscuros desafiándole con la pistola en la frente. “Ah… ¿Cómo te verías en esa situación de rodillas con una pistola en la boca Aiden?”

Riéndose por debajo de la nariz y volviendo a entrar en el local para aparentar total normalidad.











Después de que Aiden entrara del pequeño y furtivo descanso, todo volvió a la normalidad. El grupo de hombres siguió debatiendo entre ellos, mientras tomaban una copa tras otra, Yacob se mantenía atento a toda la conversación y no volvió a dirigir la mirada a Aiden, que por su parte, estaba completamente convencido de que todo era porque el rubio había escarmentado con la pequeña situación tensa de momentos antes. Todo el personal haciendo caso omiso cuando un maletín fue entregado en esa mesa con más billetes de los que podría contar una sola persona, Tyler siendo menos discreto por abrir los ojos de esa forma que podría ser comparada a los típicos dibujos animados infantiles, aún así siendo felicitado por Wyat, por la atención dada a los clientes y por haber estado todos cortésmente profesionales.

“¿Te encontraste fuera con alguno de ellos Aiden?” Tyler emocionado se colocó el jersey tras quitarse el uniforme, viendo como el cuerpo pálido de su compañero se paseaba por los vestidores en busca de su ropa.

“Me encontré con uno pero tampoco fue nada del otro mundo. Me encendió el cigarro y nos volvimos cada uno por nuestro lado.” Aiden mirando de reojo a Wyat que parecía no creerle del todo, tragó en seco. Su jefe le conocía desde hacía años y sabía muy bien que a veces pecaba de ser demasiado insolente fuera del trabajo. “Además estaba fuera de mi trabajo, eso ya no os incumbe.”

“Claro que si querido… si volvieran y me preguntaran por ti, que sepas que no demoraría en entregarte.” Wyat socarrón, se quedó mirando como sus empleados acababan de vestirse, parecían la noche y el día. Aiden era tan blanco y angelical que daba reparo tocarle, Tyler por su parte tenía la piel tostada por el sol, los cabellos cortos y castaños, varios piercings adornando sus orejas y era más bien bajito. Ladeando la cabeza y quedándose parado esperando a que los chicos salieran para poder cerrar el vestidor y alarmar el local. “Además me fijé que uno de ellos si que entró al poco… el otro, el alto y guapo, tardó más. Creo que al poco que tu.”

“Imaginaciones tuyas… se fumaría otro o debería estar hablando por teléfono. ¡Que más da!” Resoplando con pesadez, salió del local seguido por su compañero y jefe, encaminándose hacia la calle. “No pasó nada importante boss, era el típico mafioso con malas pulgas.”

“Oye… a mi boss me dijo que nada más salir de aquí no podíamos hablar de esta forma.” Tyler confundido miró a Aiden que parecía querer asesinarle con la mirada, tragando en seco.

“El novato tiene razón… aunque seas el más veterano no tienes total libertad y tu Ty, no debes llamarme boss, es una mala manía que tiene Aiden.” Wyat chasquendo la lengua, cogió del brazo a Tyler que sorprendido miró a su jefe. “Te acerco a casa, el pequeño delincuente tiene la moto aquí.”

“Ah… creo que divisé una ave rapaz.” Aiden divertido miró hacia el cielo, viendo como el inocente Tyler hacia lo mismo y rompiendo en una sonora carcajada, viendo que su compañero sonreía forzado sin entender, mientras que Wyat parecía querer hacerle desaparecer de un bofetón. “Nos vemos dentro de dos días… mañana es mi día de fiesta.” Despidiéndose de ambos, negó con la cabeza al ver como su jefe le dedicaba una última mirada antes de desaparecer por una de las calles acompañado del alegre Tyler. “Te doy un mes y medio querido Ty...”

Colocándose el caso de la moto, se posicionó en ella mientras se ponía los guantes con tranquilidad, buscando en sus bolsillos las llaves y sacándolas juntamente con ese mechero que había robado de las manos del rubio. Era precioso, tenía unas líneas doradas que dibujaban una rosa, juntamente con unas letras que no conseguía entender, encogiéndose de hombros y guardándolo de nuevo. Hacia tiempo que no se encontraba con alguien tan interesante como Yacob, era alguien que hizo que su sangre volviera a correr con rapidez y emoción, que le miró como si fuera una presa, que le trató sin ningún tipo de tacto por su apariencia.

Recordando ese cuerpo tallado por los mismísimos dioses, ese pecho fornido que se podía adivinar aún con las pesadas ropas de invierno, esas piernas largas, esas manos poderosas y fuertes que se rozaron con las suyas. Ese rostro inquebrantable de tez pálida y ojos azules, unos ojos que le estremecieron ya en el primer contacto, que hicieron que se le pasara por la cabeza la loca y deliciosa idea de pedirle que le tomara con pasión en cualquier rincón de ese callejón.

Aunque era siempre más fácil y excitante, imaginarlo para así no decepcionarse con una negativa.













“Llevas todo el camino algo ausente Yacob.” Dimitri mirando por el retrovisor a su amigo, vio que este miraba por la ventana divertido, suspirando por imaginarse de que se debía tratar todo el asunto. Si algo sabía y conocía muy bien de su camarada, era que ese chiquillo del local le había llamado la atención, pudo adivinarlo en el mismo momento en el que coincidieron fuera de Eternal y tan solo le ordenó que se esfumara para dejarle a solas con él. Yacob era un cazador nato, esos ojos azules cuando sentían la necesidad de tener algo, eran imparables. “¿Sabes que fue una reunión esporádica verdad? El trato fue cerrado, ahora debemos pasar desapercibidos.”

“No soy idiota Dimitri. Este trato lo organicé yo y me beneficia a mi.” Escueto, se acomodó mejor al aterciopelado asiento del coche, mirando a través de los cristales tintados y divisando el hotel en el cuál se hospedaban. Cogiendo su teléfono móvil y entrando en las redes sociales, no debía ser muy difícil conseguir el apellido de Aiden, tan solo debía buscar el bar, los seguidores y voila, ahí tenía al pequeño y repelente camarero Aiden Myers etiquetado en una fotografía de un evento. “¿Sabes si el viejo señor Owens sigue trabajando?”

“Retirado pero si le pides algo, lo hará. Creo que la última vez que le rompiste la mano quedó escarmentado.” Dimitri aparcando el coche en el parking del hotel, salió del auto y le abrió la puerta a su buen amigo y si, jefe. Este último saliendo con suma tranquilidad mientras canturreaba alguna canción por lo bajo. “Es tan solo una cara bonita Yacob.”

“Te aseguro que no...” Subiendo al ascensor y apretando el botón de la última planta, encargó por mensaje encriptado su pequeño y discreto trabajo. Volviendo la mirada a su compañero que estaba con los ojos clavados en la puerta, sonriendo ligeramente. “No te preocupes Dimitri, sabes que soy discreto.”

“Eso no lo digas porque es una mentira.” Resoplando ligeramente, agradeció que las puertas del ascensor se abrieran, caminando ambos hacia la suite presidencial y entrando para revisarla, comprobando que todo seguía en su sitio, mientras Yacob se quitaba la chaqueta y la dejaba encima de uno de los sofás de la habitación. “La última vez que se te encaprichó alguien salió todo bastante mal.”

“Hace años de eso y no se me encaprichó, fue él quien se volvió loco y empezó a intentar perseguirme. Que tuviéramos que encargarnos de todo el tema no fue mi culpa.” Yacob, mordaz miró a su amigo que tragó en seco. “Déjame descansar, quiero volver a casa en cuánto sea posible, si la ATF deja que vuelva claro.”

“Mañana nos dirán algo, no encontrarán nada, como siempre.” Encogiéndose de hombros, abrió la puerta continua a la de Yacob, viendo como este mientras le daba un sorbo a su copa le hacia un gesto con la mano para que desapareciera. “Buenas noches, jefe.”

Yacob dejó su copa encima del mueble bar, desabrochándose la camisa mientras se dirigía a la habitación principal, arrojándola al suelo y descalzándose, pasándose las manos por el cabello y despeinándolo. Se tomaría una ducha caliente para relajarse y mañana seguiría con su agenda con normalidad, dándole un último vistazo a su cama e imaginándose a ese chiquillo de cabellos negros esperándole con las piernas completamente abiertas. Relamiéndose los labios y sonriendo de forma malévola.

“Aiden Myers… desearás no haberte cruzado en mi camino.”
Notas finales: Volví de nuevo con un original, después de mi letargo y terminar lo que tenía a medias, reescribir alguna de mis obras antiguas, decidí volver a embarcarme a la aventura de un original.

No será muy largo, la intención es que dure unos pocos capítulos, así que espero cumplirlo.

Si habéis llegado hasta aquí gracias por leer, espero que sea entretenida la lectura y guste.

Como siempre, toda opinión y/o review son bienvenidos.

¡Gracias!

Att. Alinna

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