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TOMANDO EL CONTROL por DANI DARKRAI

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Notas del capitulo:

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PRIMERA PRISION DEL INFRAMUNDO


 


- -Quédate- extendió su mano en donde se encontraba tatuado su Soulmate – renuncia al manto de Athena y quédate conmigo.


 


Ante sus palabras Albafica levanto con rapidez su mirada observándolo confundido ante su petición; no tenía duda alguna en desear estar al lado de su pareja destinada el tiempo de vida que le restaba sin embargo no estaba listo en abandonar el santuario y a sus compañeros de armas.


 


- Minos... - habló Albafica con la mirada baja, tratando de ocultar sus dudas – ¿Entiendes que deseo permanecer a tu lado? – preguntó limpiando el rastro de sus propias lágrimas– por ahora no puedo abandonar mi puesto como santo dorado, dentro de pocos días se elegirá un nuevo patriarca en el santuario y se necesitará la presencia de todos los caballeros.


 


- ¿Realmente me cambiarás de nuevo por tu deber como santo de Athena? – pregunto con simpleza, cerrando con fuerza sus manos al ver que rechazaba su propuesta – debí suponerlo


 


Molesto Minos decidió darle la espalda Albafica, retirándose a la biblioteca principal del templo, estaba decepcionado al saber que su Soulmate prefería el bienestar de su diosa y el de sus compañeros.


 


- ¡Espera! – con dolor, Albafica se levantó del suelo para tomar la muñeca del juez del inframundo – no es así... lo hare – a pesar de ser ignorado por su pareja, Albafica mostró un rostro de seriedad y compromiso – dejare el manto de piscis y me quedare a tu lado – susurro en voz baja – solo necesito tiempo, una vez que sea coronado el nuevo patriarca yo dejare el manto de santo dorado.


- ¿Por qué debo creer en tus palabras? – respondió molesto al sentir la inseguridad de ser traicionado nuevamente, sin embargo, no rechazo el gesto de Albafica –


- Si no cumplo mi promesa, toma mi vida como pago – sujetó la barbilla de Minos para voltear su mirada – no volveré a lastimarte.


 


Sin perder más tiempo, Albafica inició un beso cauteloso, intentando sellar de esta forma su promesa. Minos al experimentar por primera vez la calidez de su cuerpo, se sintió estremecer, un gesto tan dulce y placentero, que podía percibir hasta el suave aroma a rosas que poseía su compañero. Minos cubrió el cuerpo de ambos con el largo de sus alas, disfrutando por primera la tan esperada calidez. Sabía que desde su infancia el guerrero de piscis siempre se mantuvo al margen de tener contacto físico con otro ser humano, que era el primero en recibir un beso del caballero dorado, haciéndolo sentir orgulloso.


Sin embargo, su gesto de cariño se vio interrumpido por las risas de Manigoldo quien se mantenía escondido detrás de un pilar.


Poco después de haber escapado del castillo de Thanatos, Manigoldo arribó en el templo de Minos, ocultando su presencia al escuchar el avance de su conversación. Sabía que si interrumpía el dialogo entre la pareja, probablemente el juez del inframundo trataría de contraatacar, así que no tuvo más opción que permanecer oculto escuchando los planes de Albafica.


 


- Realmente ustedes fueron hechos el uno para el otro – salió de su escondite sonriéndole levemente a su compañero - ambos son demasiado fríos y algo bipolares.


- Cáncer – respondió con molestia al ser interrumpidos por el hermano de su pareja – ¿Acaso te divierte estar siempre al filo de la muerte? – al observar con detalle el estado de su nuevo invitado, no pudo evitar mostrar una mirada de confusión y sorpresa.


- Manigoldo... - mencionó Albafica molesto


- Antes de que digas algo, creo que tu decisión es la correcta


 


Jugo con sus cabellos tratando de disimular el dolor en su cuerpo que comenzaba a molestarlo, sin la protección de Thanatos sus heridas no podían sanar con rapidez.


 


- la vida como santo de Athena es demandante, debemos renunciar a todo lo que nos hizo humanos en nuestra infancia para comprometernos a los reglamentos del santuario y a los deseos del patriarca, aunque en lo personal yo no tengo problemas en seguir las ordenes de mi maestro - respondió con tranquilidad – Albafica tú tienes una Soulmate a la cual proteger – luego miro con rapidez el estado del juez Minos - y si la única forma de estar a su lado es renunciando al manto de piscis... entonces yo apoyare tu decisión.


 


Al finalizar sus palabras, Albafica soltó el cuerpo de Minos para correr en auxilio de su compañero observando con preocupación el estado de Manigoldo, su cuerpo estaba lleno de heridas y su mirada parecía haber perdido el brillo que lo caracterizaba como uno de los guerreros más fuertes que existía en el santuario. "A pesar de estar sonriendo su mirada refleja dolor"


 


- Lamento interrumpir su reconciliación – permitió que Albafica examinara sus heridas al mismo tiempo que desviaba su mirada del juez del inframundo – pero dentro de pocas horas amanecerá en la tierra y necesitamos estar en nuestras casas zodiacales antes de que descubran a Shion.


- ¡¿Qué fue lo que pasó?! – llevo una de sus manos al cabello azul de Manigoldo el cual estaba manchado de sangre – ¿acaso fue Thanatos quien te lastimo?


- Eso no importa... – respondió en voz baja golpeando ligeramente la cabeza de Albafica – lo importante es que mi apariencia regreso a la normalidad.


 


Minos observaba con recelo las atenciones que recibía Manigoldo por parte de su pareja destinada, su cariño era tan extraño que hacía dudar al mismo juez del inframundo.


Sin embargo, al escuchar que el dios de la muerte fue quien lo dejo en esas deplorables condiciones, no pudo evitar indagar en la relación que unía a los santos de Athena con el inframundo.


 


- Caballero de cáncer, ¿Qué relación compartes con el dios de la muerte? – respondió con seriedad tomando el brazo de Albafica para separarlos de inmediato – cuando llegaste aquí tu poder y apariencia eran totalmente diferentes.


- Espera Minos – a pesar de estar preocupado por su compañero, Albafica no podía permitir que más personas supieran la verdad sobre la unión que tenía Manigoldo con Thanatos – en estos momentos él no se encuentra bien...


- Está bien Albafica – con lentitud se deshizo de la protección de la armadura dorada - si él se convertirá en mi futuro cuñado, es mejor que lo sepa ahora – respondió con burla descubriendo la parte de su brazo derecho, mostrando una extraña cicatriz que cubría una gran parte de su brazo – por alguna extraña razón soy la pareja destinada del dios de la muerte, sin embargo, mi marca fue robada y no logro recordar nada al respecto –


 


Minos no pudo evitar mostrarse sorprendido al ver la herida de su brazo en donde se suponía debía existir la marca de unión, era claro que al caballero de cáncer se le fue robado su regalo más preciado desde pequeño, ya que la cicatriz de su brazo parecía haber sanado desde años anteriores.


 


- Cáncer, ¿Por qué aseguras ser la pareja destinada del dios de la muerte? –


 


A pesar de no simpatizar con Manigoldo, Minos no podía dejar que un crimen tan alto como el robo de una Soulmate quedara impune ante los ojos de sus soberanos, si realmente decía la verdad en ser la pareja destinada de un dios del inframundo, entonces su señor Hades tendría que interferir cuanto antes.


 


- Porque el maldito de Thanatos me lo confesó – volvió a cubrir su brazo derecho recordando con molestia las acciones del dios de la muerte – envió a un sirviente al santuario para darme la información y reunirme con él en el inframundo – con algo de incomodidad Manigoldo miró de frente al juez del inframundo mostrando sinceridad en sus palabras – además pude ver mi nombre escrito en el brazo izquierdo de Thanatos.


- Entonces tu eres la Soulmate del señor Thanatos – al mirarlo directamente a los ojos Minos pudo ver la sinceridad en su relato – Manigoldo de cáncer.


 


Minos tomó el brazo de Albafica para susurra unas palabras en su oído mientras abría unas puertas escondidas detrás del pedestal del juicio, con una señal de sus manos les dio el permiso de adentrase a su biblioteca privada.



A pesar de no demostrarlo, Minos realmente apreciaba que Manigoldo apoyara a Albafica en la decisión de abandonar su manto, como caballero dorado, y permitirle estar junto a él.


 


- Escucha Manigoldo, te daré la información del ser que robó tu Soulmate e hizo que esto pasara – al intentar extender sus alas para volar hacia uno de los estantes más altos de su biblioteca, solo pudo caer de rodillas al sentir un dolor punzante – aunque después te hare pagar por lo que le hiciste a mis alas.


 


Albafica suspiró levemente ayudando a Minos a ponerse de pie, estaba feliz al saber que sus problemas comenzaban a solucionarse, pero no podía evitar sentirse incomodo por la mala relación que tendría Minos con su hermano Manigoldo.


- Yo te ayudaré –


Cargó en brazos al juez del inframundo, para poco después dar un gran salto hacia el estante más alto, permitiendo que su pareja tomara un extraño libro de color oscuro, volviendo al suelo.


 


- Este es un libro especial en el que recolectamos la información personal de todos los santos de Athena – guio ambos guerreros hasta un gran escritorio para poco después extender las páginas del libro – una vez que perecen en la guerra santa sus almas son juzgadas conforme al pecado cometido en vida.


 


En cuestión de segundos el libro del juez Minos mostró un gran destello frente ambos guerreros, mostrando una serie de imágenes relacionadas a algunos de sus compañeros, los pecados que cometieron muchos de ellos en las guerras santas.


 


- La cicatriz en tu brazo demuestra, que tu Soulmate fue robada desde muy pequeño – con rapidez Minos quitó un rastro de sangre de Manigoldo para colocarlo sobre las páginas del libro – así que solo veremos tu vida desde pequeño.


 


Ante las miradas de los presentes, las imágenes que comenzaron a formarse pertenecían a un pequeño Manigoldo, que jugaba felizmente con algunos de sus amigos, en una pequeña villa oculta en el bosque.


Todos ellos parecían disfrutar del día soleado y el armonioso canto de las aves junto a sus familias. No obstante, en cuestión de segundos el cielo se cubrió en un tono oscuro, mostrando la llegada de los espectros de Hades quienes sin compasión asesinaban a todos los humanos que se encontraban cerca de su perímetro.


Su madre no tuvo más opción que esconderlo dentro de unas cajas de madera que se encontraban apiladas a un costado de su hogar, para poco después correr con su padre en dirección opuesta tratando de distraerlos.


El pequeño Manigoldo, viendo por una abertura de la caja, no pudo articular palabra alguna al ver como sus padres y amigos perecían con rapidez ante los ataques de los espectros, así que comenzó a huir del pequeño ejército que seguía sus pasos adentrándose al bosque.


 


- No quiero ver esto – interrumpió la imagen frente a él, susurrando en voz baja y cubriendo sus ojos – recuerdo bien esas memorias y te puedo asegurar que no poseía una Soulmate cuando mi aldea fue destruida.


- Entonces avanzaremos un poco más – habló con simpleza ignorando el dolor de Manigoldo – debo recordarte que el libro solo nos muestra los hechos más traumáticos de la víctima, así como sus pecados para el juicio de sus almas, aunque encontremos al responsable no podremos ver con claridad los hechos que pasaron.


 


Minos movió sus manos hojeando las siguientes páginas, mientras las imágenes cambiaban, pocos segundos después se presentaba una escena de un Manigoldo más joven teniendo una conversación con su maestro Sage.


Las imágenes no tenían sonido alguno por lo que la conversación de maestro y estudiante no era escuchada, pero se podía ver a la perfección la emoción de Manigoldo, quien mostraba con felicidad el nombre escrito en su brazo derecho a su maestro Sage.


 


- Yo no recuerdo haber tenido esa conversación con mi maestro – respondió sorprendido


 


Inesperadamente, la imagen fue reemplazada por una en la que Sage abrazaba con sumo cariño a su pequeño estudiante, quien parecía responderle con unas palabras confortables. Sin embargo, en segundos, el patriarca Sage colocó sus dedos sobre la frente de Manigoldo, obligándolo a descansar con su técnica especial mientras su mirada cambiaba por una llena de tristeza y culpa.


 


- El patriarca estaba enterado de la unión con Thanatos – respondió Albafica, observando el gesto de sorpresa en Manigoldo –


- Al parecer uno de los responsables fue el mismo patriarca del santuario – continúo moviendo las páginas del libro esperando que la siguiente ilusión se mostrara –


 


Después el libro proyectó un ambiente sombrío en el que el dios del sueño y el patriarca Sage, ayudando a sostener el brazo del pequeño Manigoldo mientras le era robada la caligrafía de su cuerpo


 


- N-no puede ser... - la mirada de Manigoldo cambio por completo al saber que fue su propio maestro quien lo había traicionado –


 


Al intentar seguir hojeando las páginas, Minos pudo observar una extraña barrera que impedía seguir mostrando más información sobre la vida de Manigoldo "realmente este poder no pertenece a ningún espectro o mortal"



- El señor Hypnos fue quien tomó tu Soulmate – desvió su mirada hacia Albafica mostrando empatía por su compañero – ahora que lo sabemos haremos algo al respecto.


 


Al intentar tocar el hombro de Manigoldo para confortarlo, Albafica pudo notar el claro sufrimiento que estaba pasando por su mente en esos momentos.


 


- Manigoldo lo lamento, tal vez ahora que sabemos lo que ocurrió podamos...


- No quiero...- "estar cerca de Thanatos" pensó lamentándose, recordando su último encuentro.


- ¿No quieres qué?...


- No quiero recuperar mi marca...


- ¿Qué estás diciendo? – respondió molesto Minos, observando el estado del santo de cáncer – es algo que por derecho te pertenece, no puedes despreciar el regalo de los dioses solo por estar asustado.


 


Manigoldo retrocedió con rapidez, caminando hacia la salida de la biblioteca tratando de calmar su respiración, estaba demasiado confundido por las imágenes proyectadas en el libro del juez, al igual que los sucesos ocurridos con el dios de la muerte.


 


- No quiero esto... yo jamás desee que esto pasara – se hincó, abrazándose con fuerza tratando de calmar su ansiedad –no quiero estar al lado de Thanatos si eso significa repetir los mismos errores con Aspros...


 


Albafica observo con tristeza el sufrimiento de su hermano, saber que la persona en quien más confió fue el responsable de todo su dolor y sufrimiento, que ahora experimentaba, debía ser una gran carga.


 


- Minos – Albafica tomo las manos del juez del inframundo, para llevarlas a sus labios, depositando un casto beso sobre ellas – realmente agradezco toda la ayuda que nos has brindado a Manigoldo y a mí – observo con tristeza su mirada mientras soltaba sus manos con cuidado – pero por ahora necesitaremos volver al mundo de los vivos – desvió su mirada hacia la salida de la biblioteca - Manigoldo necesita de mi ayuda para poder superar este obstáculo.


- Realmente lo quieres - su voz sonó con cierto toque de tristeza al saber que se preocupaba demasiado por el caballero de cáncer.


- Lo quiero como mi familia – aprovecho la cercanía para unir sus labios nuevamente disfrutando de la calidez del juez Minos –tu eres mi pareja destinada – sentenció terminando su beso, alejándose del cuerpo de Minos para correr hacia Manigoldo.


 


Al regresar nuevamente a la cámara del juicio, Albafica pudo notar el estado de Manigoldo; su mirada no reflejaba nada más que un vacío total.


 


- Manigoldo...


- Debemos regresar ahora – con lentitud ejerció su técnica Ondas Infernales sobre ambos para regresar de inmediato al santuario de Athena.


 


Poco después de que ambos caballeros dorados abandonaran el templo, Minos cerró las puertas de la gran biblioteca.


Hypnos había transgredido el reglamento de los soberanos del inframundo, una clara señal de traición y debía ser reportado de inmediato, aunque el crimen lo haya cometido un dios.


 


- Lune necesito tu presencia ahora –


 


Una ráfaga de viento se hizo presente, mostrando la presencia de su más fiel sirviente Lune de Balrog, quien al estar ante del juez del inframundo no dudo en hincarse mostrando respeto por su señor.



- Señor Minos, es grato para mi verlo de nuevo – respondió con serenidad manteniendo su mirada baja –


- Lune hay algo que necesito – con cuidado dejo el libro sobre un escritorio – requiero una audiencia para informar algo de suma importancia con nuestro señor Hades


 


Las palabras de Minos dejaron totalmente sorprendido a Lune, porque nadie podía pedir una audiencia con su señor Hades a menos que se tratara de algo relacionado con las guerras.


 


- Por supuesto señor Minos, pero existe un pequeño problema – levanto su vista observándolo directamente a los ojos – el señor Hades aún se encuentra en los Campos Elíseos con la señora Perséfone. Para llegar a ellos necesitamos informar a la señorita Pandora, y así obtener un acceso, ella exigirá una explicación o motivo a tratar con el señor hades.


 


Minos suspiro molesto al saber que no podría confesar información tan importante a la vocera del dios Hades, pues existían rumores del extraño cariño que ella sentía por su señor. "Podría empeorar más las cosas"


 


- Encuentra la forma de comunicarte con el señor hades sin la necesidad de notificarte con la señorita Pandora o cualquiera de los dioses gemelos.


- Por su puesto mi señor – se levantó del suelo dispuesto a marcharse para cumplir su tarea, no obstante necesitaba el informe que le daría a sus soberanos – ¿puedo saber cuál es el motivo de la audiencia con nuestro dios Hades?


- Traición – respondió con seriedad dándole la espalda a Lune – se ha cometido un pecado imperdonable en el inframundo y necesitamos informarlo cuanto antes.


 


 


SANTUARIO DE ATHENA – 2DO AMANECER – CASA DE PISCIS


 


 


El segundo amanecer comenzó a bañar lo alto de las colinas y las primeras casas zodiacales del Santuario de la diosa Athena, el canto de las aves no se hizo esperar al igual que la suave brisa y las hermosas gotas de roció que caían de las rosas del doceavo templo.


Mientras tanto Shion se encontraba descansando plácidamente sobre uno de los ventanales que tenía la casa de piscis, esperando pacientemente el regreso de sus amigos, sabía que una vez regresaran necesitaría encontrarse con Dohko para pedir disculpas en su última pelea.


Sin previo aviso la casa de piscis fue rodeada de hermosos fuegos fatuos, mostrando el regreso de sus compañeros, al principio Shion se alegró al verlos regresar a salvo. Pero observando con detenimiento, su felicidad no duró mucho al ver el terrible estado en el que se encontraba Manigoldo y la extraña mirada que tenía Albafica en su rostro.


 


- ¿Qué les ocurrió?... – pregunto en voz baja esperando alguna explicación por parte de ambos-


- Es una larga historia – respondió Albafica con tristeza – solo sé que tenemos un gran problema.


 


Antes de que Manigoldo le respondiera a Shion, su cuerpo cayó al suelo debido al agotamiento excesivo que soportó en el inframundo.


Albafica trato de tomar sus manos, tratando de ayudarlo. Empero, Shion lo alejó rápidamente para tomarlo de los hombros, manteniendolo en pie antes de caer, a pesar de que su mirada no reflejaba dolor alguno, su actitud decía todo lo contrario.


 


- Albafica recuerda que no puedes tocarlo – hablo con suavidad preocupado por el bienestar de su amigo – no entiendo que haya pasado con ustedes en el inframundo, pero es el segundo día y el maestro Sage no tardará en llegar a la casa de cáncer para revisar su estado.


- Lo sé... – cerro sus manos con fuerza al recodar que no podría tocar a nadie en el mundo de los vivos – pero por ahora Manigoldo no desea ver al patriarca Sage.


- ¿Qué dices? – pregunto con sorpresa ya que Manigoldo siempre recobraba su actitud con los cuidados del gran patriarca –


 


Manigoldo suspiró con pesadez al escuchar las palabras de sus amigos, era consiente que necesitaba arreglar cuanto antes el problema con su maestro, pero necesitaría estar a solas con él, así su discusión no se escucharía.


 


- Shion, ¿Puedes ayudarme a regresar a la casa de cáncer? – respondió con simpleza, aferrándose más a sus brazos para evitar caer del cansancio – también, ¿Podrías informarle al patriarca que deseo hablar con él?... ¿A solas? –


- Manigoldo por favor – Albafica lo miro preocupado, pensando en los problemas que podrían surgir ahora – no estás en condiciones para discutir con el patriarca–


- No discutiremos, solo quiero hablar con mi maestro – sonrió levemente tratando de calmar las ideas de Albafica – ¿Recuerdas lo que hablamos en el inframundo? – levanto su mirada para verlo de frente – yo apoyaré tu decisión pase lo que pase.


 


Confundido por las palabras que se decían sus compañeros, Shion sabiendo que no podría recibir más explicaciones, se teletransportó junto a Manigoldo hacia la cuarta casa del zodiaco para que él descansase, dejando a solas a Albafica en su casa zodiacal quien miraba preocupado hacia la casa de cáncer.


 


- ¿Porque respondiste como si fuese el final de todo?...


 


 


ENTRADA PRINCIPAL AL SANTUARIO DE ATHENA


 


 


Deuteros y cid observaron a lo lejos la entrada principal del santuario, la cual se encontraba custodiada por algunos caballeros de bronce quienes les daban la bienvenida. La misión que llevaron a cabo representaba tal proeza que no era de extrañar, que los demás caballeros se sintieran admirados e inspirados al verlos de regreso.


Muchos de ellos aseguraban que tardarían 3 días completos en recuperar la espada sagrada de Athena, era increíble que lo lograran en tan solo 2 días.


Deuteros y El Cid suspiraron cansados, tomando con gran necesidad el agua ofrecida por sus compañeros de bronce, quienes los invitaron a tomar asiento en una de las bancas cercanas para que pudiesen descansar.


 


- Realmente los santos dorados son de admirar – habló con emoción uno de los santos de bronce – lograron realizar el trabajo en un tiempo récord.


 


Con cuidado le entregó a ambos un poco de vino al igual que unos trozos de pan – aunque nosotros también hicimos un trabajo excelente, logramos preparar el campo de batalla a tiempo para la batalla ceremonial de mañana.


 


- Entonces supongo que todos podremos descasar el resto del día – respondió Deuteros con tranquilidad– ¿ha pasado algo interesante en el santuario?


- Nada fuera de lo común – respondió una guerrera, entregando comida al caballero de capricornio – todos los santos dorados realizaron sus trabajos respectivos, a excepción del santo de cáncer. Al parecer su accidente lo dejo en condiciones críticas y necesitó reposo total por el resto del día, pero no es de preocuparse ya que el señor Aspros cuido muy bien de él – respondió con alegría mientras curaba algunos raspones del cuerpo de Cid-


 


Ante las palabras de la guerrera, Deuteros no pudo evitar mostrarse preocupado por el bienestar de Manigoldo, sabía que el pacto hecho con su hermano era demasiado peligroso para su amigo, pero aun así debía permitir la unión de ambos guerreros si deseaba el cariño de Sísifo.


 


- Ya veo, espero que mi hermano no lo haya hostigado demasiado – sonrió levemente, ocultando su molestia, mientras entregaba la espada sagrada a los santos de bronce –


- No podemos aceptarla señor Deuteros – respondió con rapidez el joven guerrero alejando la espada de sus manos – el señor Aspros ha ordenado que ambos la lleven hasta el templo del patriarca.


- Es raro que Aspros haya dado esa orden, ¿Acaso será el patriarca Sage quien la recibirá? – pregunto Cid con cierto toque de curiosidad –


- No lo sabemos, pero también fueron las órdenes directas del maestro Hakurei – cubrió el ultimo rasguño en el rostro de Cid terminado de curar sus heridas –


 


Una vez terminaron los alimentos y atendieron sus heridas, ambos guerreros se dirigieron a un camino especial que solo era usado en situaciones de emergencia, éste los llevaba directamente al templo del patriarca, evitando pasar por todas las casas zodiacales.


Conforme avanzaban, Cid podía sentir una extraña presencia rodear todas las casas zodiacales, pero principalmente en 3 templos, el cosmos que podía percibir le recordaba mucho al poder de los dioses del sueño. "¿A caso lo estaré imaginando?"


Se detuvo unos segundos examinando sobre todo el extraño poder que percibía de las casas, "geminis, leo, y libra ¿Qué está pasando?"


 


- Cid necesitamos llegar cuanto antes con el maestro Hakurei – lo miro con curiosidad – ¿Todo en orden?


- Sí, todo está bien – ignoro la extraña sensación que percibía del templo de sus compañeros para continuar su recorrido –


 


A pesar de su prisa, tardaron algunos minutos en rodear las 12 casas para llegar al templo del patriarca.


En las escaleras principales se encontraba Aspros, acompañado por Sísifo quien miraba sonriente a Deuteros.


 


- Es grato ver que ambos regresaron a salvo – habló con suavidad Sísifo, acercándose al lado de cid para abrazarlo con fuerza – estaba preocupado por ti – acaricio con suavidad las pequeñas heridas en su rostro – debo admitir que extrañe demasiado tu rostro serio.


 


Ante el gesto cariñoso que mostro Sísifo con su pareja, Deuteros no pudo evitar mostrarse molesto mientras sujetaba con más fuerza la espada sagrada.


Entendía que Sísifo amaba a El Cid debido a los años que convivieron, mientras que él solo pudo hacerlo cuando se convirtió en amigo de Manigoldo.


 


- Deuteros – llamó su atención Aspros – necesito la espada para el maestro Hakurei.


- Lo siento estaba distraído – camino en dirección a su hermano para dejar la espada en sus manos – no quiero ver esto – susurro en voz baja logrando observar una sonrisa divertida en el rostro de su hermano –


- No tienes que preocuparte más por eso – despeina sus cabellos demostrando un extraño gesto de cariño –


 


Deuteros observó confundido las acciones de Aspros ya que desde pequeños él nunca había mostrado un gesto como ese.


 


- ¿Sísifo puedes llevar a Deuteros con el maestro Hakurei? – habló con suavidad dirigiendo su atención hacia la pareja – recuerda que el desea escuchar el informe de sus propios labios.


 


Sísifo asintió con la cabeza depositando un casto beso sobre la mejilla lastimada de cid, quien inmediatamente alejó su rostro al sentirse avergonzado por las muestras de cariño delante de sus compañeros.


 


- Recuerda que prometiste no hacerlo frente a los demás – desvió su mirada ocultando el rubor en sus mejillas – apresúrate en realizar el trabajo


- Cuando regrese compensare el tiempo perdido – le sonrió divertido para poco después caminar en dirección a Deuteros y colocar su mano sobre los hombros de su compañero en señal de camaradería -


 


Sin esperar más tiempo ambos guerreros se adentraron en el templo del patriarca para dar el informe.


Sin embargo, antes de que cid regresara a su casa zodiacal, Aspros detuvo sus intenciones tomando su hombro.


 


- ¿También puedes percibir el extraño poder que ha comenzado a rodear el santuario cierto? – fingió preocupación en sus palabras, realizando una señal en su compañero para guiarlo a una habitación escondida detrás del templo principal.


 


Cid se mostró preocupado por las palabras de Aspros, ya que pensaba que era el único en percibir ese cosmos que comenzaba a rodear a sus compañeros, aunque sospechaba del comportamiento de Aspros decidió seguirlo para obtener más información.


 


- ¿Algo ha sucedido en nuestra ausencia? – respondió Cid mostrando seriedad en sus palabras – el cosmos de tres santos dorados se sienten diferente –


- Lo sé, pude sentirlo antes que anocheciera – le dio la espalda esperando que terminara de realizar sus preguntas - ¿Puedes percibir quienes son los sospechosos?


- Estoy seguro de que tú eres uno de ellos –


 


Corrió en dirección de Aspros tratando de atacarlo con su técnica Excalibur, pero su poder se vio interrumpido por una extraña barrera que le impedía realizar cualquier movimiento.


Realmente eres alguien de admirar – dio media vuelta observando la furia de capricornio – eres el único que reconoce el poder del dios del sueño – le sonrió divertido ejerciendo más presión en su técnica hoka no jigen – ¿En serio creíste que no tendría un plan para lograr detenerte?


 


- ¡¿Qué es lo que has hecho?!


 


Lo correcto – en un movimiento rápido, Aspros golpeo a cid con su técnica mortal Genrōmaōken (satán imperial) logrando que ya no pusiera resistencia – pero veo que deseas una explicación de todo lo que ha pasado en tu ausencia.

Notas finales:

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