Extra 3:
[Sonrisa.]
Mantener la sonrisa de Kouki cuando hace una canasta contra su equipo es lo único que lo hará sentirse bien mientras va a dormir de nuevo.
Mientras el verdadero Akashi Seijuro regresa.
Y sus sentimientos desaparecen, lo único que lamenta es no poder corresponder adecuadamente a los sentimientos de Kouki y tener esa cita.
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Extra 4:
[Oreshi y Bokushi.]
Excepto que sus sentimientos no desaparecen y tampoco él.
Seirin gana, pero Akashi Seijuro son ambos dice Oreshi, entonces, para recibir el castigo, para pedir disculpas, ambos deben aprender a vivir con el peso de sus errores, con el rencor de aquellos a quienes lastimaron.
A quienes amaron.
Bokushi sabe que debería renunciar a sus sentimientos, porque Kouki no merece lo que es. Apenas un fragmento de un alma, apenas un sentimiento, apenas una entidad que no puede llamarse una persona, que no posee un cuerpo o un corazón propio para amarlo como se merece.
Además, hoy él lo hizo llorar.
—Esta bien. Lo arreglaremos— Oreshi susurró, sus ojos estaban húmedos por las lágrimas que no derramó en la cancha, pero si en la privacidad de los vestidores, luego de que le pidiera a su equipo adelantarse, no tardaría demasiado.
Él había visto a Reo abrir la boca y querer decir algo, sin embargo, no lo hizo, se marchó con el resto y con una mirada afligida.
Pero no se necesita poseer el ojo del emperador para saber lo que Reo quería decir.
Todos los sentimientos que Bokushi le heredó, fácilmente pudo descartarlos y catalogarlos como innecesarios, pero todos ellos fueron especiales, todos ellos formaron parte de Bokushi y él le había dicho, que ambos son Akashi Seijuro; no importa lo aterradores que pudieron ser, desde el miedo que tuvo ante la derrota en su tiempo en Teiko, lo que lo hizo despertar, porque él no fue lo suficientemente fuerte, el orgullo de ser siempre el vencedor, la arrogancia, ser capaz de abandonar todo solo por la victoria... incluso el amor.
Pero no todos ellos fueron de ese tipo, hay uno en particular, un sentimiento que es especialmente cálido y hermoso, viene con el recuerdo de una sonrisa y el sentimiento de nostalgia al sobreponerse sobre la sonrisa de su madre.
Sin embargo, la sonrisa que él vio fue tan resplandeciente como un faro que alumbra una noche oscura, guiando a los marineros hacia un puerto seguro, a casa; fue de esa manera que quedó prendado de ella y de su temblorosa valentía.
Ese tipo se sentimientos, incluso si pudiera, no querría desecharlos.
Es precioso, es un tesoro, no solo para Bokushi, lo es también para él: El amor que siente por el niño de Seirin, Furihata Kouki.
Oreshi tocó el corazón de ambos, latiendo fuertemente por una sola persona.
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Extra 5:
[Yo... ¿aceptó?]
—Furihata Kouki-kun. — Akashi lo llamó, el chihuahua de Seirin se congeló, porque ¿Por qué demonios Akashi Seijuro de todas las personas en el mundo estaría gritando su nombre en la salida del recinto donde se llevó a cabo la final de la Winter Cup?
Desde Kuroko, pasando por un refunfuñante Kagami, hasta sus mejores amigos, Fukuda en su lado derecho y Kawahara en su lado izquierdo, se hicieron a un lado cuando el Emperador avanzó serenamente hasta él.
¿Y de nuevo que asuntos tendría con él el capitán del equipo que acaba de perder en su juego contra Seirin, contra su equipo?
Si busca una discusión sobre ello (porque Kouki ha leído muchos mangas shonen y de deporte y en todos ellos, por lo general hay una escena como esta, donde el perdedor busca una confrontación con el ganador, buscando una revancha), Kouki no es la persona correcta, él es un simple calienta bancas, es verdad que tuvo una pequeña oportunidad de entrar a la duela, pero no fue de mucha ayuda, no pudo hacer nada para cambiar el flujo del juego, mucho menos tenía la fuerza para ayudar a sus amigos; una canasta, ese fue todo su potencial, solo logró encestar una vez a Rakuzan, y aunque se sintió extremadamente feliz por ello, marcar a Akashi Seijuro le demostró cuán lejos estaban ambos.
Lo sabía, por supuesto que lo sabía, sin embargo, el juego de hoy fue un doloroso recordatorio que trajo lágrimas.
Quizás si no se hubiera enfrentado al terrorífico Emperador hace menos de una hora, Kouki estaría temblando, tampoco tendría el valor de mirar a Akashi directamente a los ojos. Sin embargo, él lo hace. Se para firme frente al otro, y bajo la atenta mirada de Seirin y Rakuzan (¿Cuándo llegaron?) se niega a perder esta silenciosa lucha de miradas.
"¡Oh! ... es cierto sus ojos, sus ojos cambiaron. Es la primera vez que los veo de cerca."
Ahora son dos gemas rubíes. Hermosas e invaluables.
Aunque había encanto en tener el color del atardecer en uno de ellos, piensa Kouki, de cualquier manera, los ojos del niño pelirrojo son hermosos, en colores diferentes o siendo iguales, es solo que mientras los ojos del otro Akashi le transmiten poder y grandeza, los ojos de este otro Akashi son un poco más suaves, sin perder ese toque de absolutismo.
—¿Ya no tiemblas? — Akashi le preguntó y, es su imaginación o hay una rastro de ¿Decepción en su voz?
—No ya no. — Se sorprende así mismo cuando es capaz de responder sin tartamudear y ciertamente no sabe porque el Emperador está aquí, porque sabe su nombre o porque le hace preguntas raras; su ex compañero de equipo está justo aquí, a tres metros de ellos, Akashi fácilmente podría darse la vuelta y tener esa charla que con Kuroko, quien, seguramente lo comprendería mucho mejor. Pero... Kouki se ha cansado de huir, está cansado de temblar y solo mirar como todos avanzan mientras él se queda atrás, de su propia inutilidad. — Ya no quiero esconderme más, Akashi-san.
Akashi asiente y sonríe, y esa es la sonrisa más bonita que Kouki ha visto.
—¿Entonces estás listo para decirlo?
¿Decir qué? Kouki quiere preguntar pero la sonrisa de Akashi y su suave mirada hacen una buena distracción.
Kouki asiente. Simplemente di que si a todo, de todos modos al niño pelirrojo no le gusta la insubordinación.
—Antes de que digas nada, Furihata-kun, quiero ofrecerte una disculpa, yo (nosotros) fui un imbécil antes. Te hice llorar.
El rostro de Kouki se torna rojo, su cuello y sus orejas también lo hacen, nadie a excepción de Kuroko lo había visto llorar porque Kouki se quedó al lado del niño, protegido de las miradas de sus senpais y amigos, así que nadie sabía que Kouki había llorado.
Excepto que Akashi lo vio.
No solo vio su patético intento de detenerlo, él además lo vio llorar ¿Cual es la probabilidad de que un rayo caiga sobre él ahora?
Kouki inmediatamente protegió su cara con sus manos.
¡Es demasiado vergonzoso!
—Aun así... — Akashi se acercó más a Kouki, extendió sus manos y las utilizo para retirar las manos con las que Kouki había cubierto su rostro, Kouki pudo escuchar una risa suave, cualquier otra persona diría que la presencia del Emperador aquí era solo con el fin de burlarse del jugador de Seirin, Kagami por ejemplo.
O Hyuga, Riko, Izuki, incluso Teppei, quienes estaban a punto de pedirle al Emperador que se retirara.
Kuroko estaba extrañamente callado, igual que Reo.
Pero ellos no eran Kouki, Kouki quien fue el único que vio la sonrisa de Akashi y se reflejó en sus ojos.
Fue una sonrisa dulce y una mirada desbordante de cariño.
—Aun así, todavía quieres esto, ¿Tú y yo? ¿Aun me aceptas?
—Yo... yo... ¿aceptó?
Entonces Akashi se ve feliz, realmente feliz, como un niño pequeño en una dulcería y Kouki cree que ha hecho lo correcto.
Sea lo que sea que hizo.