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Como recuperar al amor de tu vida en 3 pasos. por AnaMEG

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Notas del capitulo:

Hola Hola gente ¿Como va su noche de viernes en cuarentena? a los que todavia andan confinados claro jejejeje en fin, hoy les traigo un nuevo capitulo para que disfruten :D

El lunes había llegado demasiado rápido para todos los estudiantes del Instituto de la ONU, pero, para cierto ruso, que esperaba el inicio de las clases con anisas, el lunes había llegado demasiado lento, Rusia había estado el resto del fin de semana, acomodando todo para su plan y moría por ponerlo en acción. Por suerte para sus nervios, ya era hora de poner todo en marcha.

Con algo de prisa, pero sin correr porque podía ganarse un castigo, el ruso camino por los pasillos, buscando a su presa, justo al final del pasillo, al lado de la escalera, lo encontró, Alemania estaba aguardando algunas cosas en su casillero, totalmente ajeno a lo que lo rodeaba. A ojos del ruso se veía hermoso esa mañana, con una jardinera negra y un suéter de lana color crema, medias hasta las rodillas, el pelo algo desordenado y unas lindas gafas de marco redondo, porque a pesar de no necesitarlas, al alemán le gustaba adornar sus outfits con ellas.

De la forma más relajada que pudo, el ruso se recostó sobre los casilleros, esperando pacientemente a que su amor dejara de guardar las cosas para poder hablar tranquilo

          -Hola Ale- Saludo Rusia una vez el chico termino con su tarea.

          - ¡Rusia! –Exclamo sorprendido Alemania, hace mucho no veía a su antiguo amigo- No te había visto, ¿Necesitas algo?

          -Ahora que lo mencionas Ale, si- Dijo coqueto el ruso, mientras encaraba al chico- Quería invitarte a la biblioteca un rato.

          - ¿Invitarme a la biblioteca?

          -Así es, creo que tú y yo podemos hacer cosas muy interesantes allí, ¿Qué dices, vamos?

Las palabras del ruso solo lograron que las barreras de Alemania se levantaran automáticamente ¿Acaso a Rusia se le había olvidado lo que ellos solían hacer en la biblioteca? No, Alemania estaba seguro que no, pero si ahora lo recordaba, era porque seguramente quería repetir, pero iba listo si creía que iba a volver a caer ante sus palabras, por lo que, poniendo su mejor cara, ataco al ruso.

          -Si te refieres a besarnos detrás de la sección de literatura clásica, creo que tendré que rechazar tu oferta Rusia- Dijo altanero el alemán, viendo como la determinación del ruso y su pose de galán, caían- Tengo cosas más interesantes que hacer, la verdad

          -Auchh, eso dolió- Dijo el ruso, fingiendo que le habían disparado- Pero me lo merezco.

          -Sigues igual de idiota

          -Y tu igual de desconfiado- Dijo Rusia con una sonrisa, logrando que un molesto cosquilleo se instalara en el estómago del alemán- Pero no te invitaba por eso Ale, no sé si lo haz olvidado, pero siempre fui pésimo para la de química, y tú, un desastre para biología.

          -No se me olvida Rusia- Dijo el alemán, apretando la correa de su mochila- ¿Qué estas proponiendo?

          -Propongo que tú y yo vayamos a estudiar un rato y nos ayudemos, después de todo, si pierdo los exámenes de química de este semestre, corro el riesgo que me saquen del equipo de hockey y a ti, como nuevo integrante del equipo de volibol, te pasa lo mismo.

Las palabras de Rusia solo lograron que los nervios del pobre chico aumentaran, el ruso tenía razón, hacia días que el alemán trataba desesperadamente de terminar los deberes de biología, pero era difícil hacerlo solo, porque cuando le pidió ayuda a Chile, con quien últimamente compartía mucho tiempo, el chico estaba más perdido que él en relación al temario. Pero aceptar la ayuda de Rusia era peligroso, ya había conocido gracias a sus amigos en el equipo, la reputación del ruso en cuanto a chicas y las excusas que usaba para hacerlas caer.

Algo pensativo, Alemania miro de arriba abajo al ruso, había crecido, no solo estaba más alto, el hockey había hecho bien su trabajo y ahora el chico ostentaba buenos músculos en los brazos y el pecho, su pelo seguía siendo blanco con puntas en azul y rojo, pero le había crecido, hasta más abajo de los hombros y lo llevaba recogido en una cola suelta detrás de la nuca. Ya no usaba la ropa de su hermano, ahora llevaba un lindo conjunto vino tinto de Adidas con una camisa blanca y su inseparable ushanka, al parecer todavía le gustaba llevarla a todos lados, pero lo que más le molestaba (o le gustaba) era esa sonrisa floja combinada con esos ojos entre violeta y azul, que lo miraban tranquilo.

          -Está bien-Dijo el alemán algo indeciso- Pero solo vamos a estudiar, no intentes nada raro.

          -Tu tranquilo Ale, que solo vamos a estudiar- Dijo Rusia mientras se daba la vuelta, su plan había empezado, tal y como él esperaba.

***

A diferencia de lo que Alemania pensaba o se imaginaba, la sesión de estudios con Rusia fue todo un éxito, apenas llegaron a la biblioteca, el chico había apartado la mesas más alejada de todas, para que nadie los molestara y con toda la seriedad posible, se concentró en sus ejercicios, teniendo en cuenta que desde donde estaban, Alemania podía ver perfectamente ese rincón donde ellos dos solían esconderse para besarse por horas, casi podía verse apoyado en el estante de madera, mientras un nerviosos Rusia rosaba sus labios contra su mejilla, algo alterado por los recuerdos, Alemania sacudido su cabeza, debía concentrarse.

Al principio el alemán creyó que su sesión de estudios era solo una fachada y que, en algún momento, Rusia le pedirá hacer una “Pausa Activa” detrás de alguno de los estantes para recordar viejos tiempo, pero a medida que pasaba el tiempo, el ruso se mostraba dedicado en sus estudios, como cuando eran pequeños. En la primera hora se habían dedicado de lleno a química y en la segunda, Rusia hizo todo lo posible para ayudarlo con sus ejercicios de biología, debía admitir que el ruso seguía siendo un gran maestro, y siempre que hacia algo bien, lo felicitaba.

Algo curioso que había notado el alemán, era que Rusia no lo tocaba, mantenía cierta distancia a pesar de que a veces debía mirar sobre su hombro para ver su cuaderno, ese pequeño detalle lograba que de nuevo las cosquillas aparecieran en el estómago de Alemania, últimamente todos los chicos y chicas con las que hablaba, solían pegarse mucho a su cuerpo o buscaban excusas para tocarlo, cosa que no le agradaba. Pero Rusia era distinto, o al menos eso parecía a ojos del alemán, tampoco podía echarle flores al chico que le había roto el corazón hace tres años.

Al final, la sesión de estudios fue un éxito y después de cuadrar otra sesión para esa semana, cada chico se dirigido a su lugar de entrenamiento, los lunes era obligatorio ir a las prácticas de volibol y hockey. Después de un duro entreno, Alemania salió cansado de las duchas, donde un alegre Chile lo estaba esperando,

          - ¿Cómo estas weon? –Pregunto el chileno mientras lo abrazaba de la cintura y dejaba un sutil beso en su mejilla.

          -Bien, el entreno estuvo pesado, pero me divertí-Respondió Alemania incomodo, no le gustaba que lo tocaran cuando acababa de entrenar, sobretodo porque chile también había salido de su entreno de hockey- ¿Cómo te fue a ti?

          -Bien weon, aunque Rusia estuvo un poco agresivo, el csm estuvo dando putazos a diestra y siniestra- Dijo Chile algo cansado, la práctica de hoy había sido una tortura para todos, aunque su capitán parecía tener algo contra él ese día- Si así está ahora me apiado de los weones que nos enfrenten en el próximo partido.

          -Bueno, al menos ya acabo la practica o no.

          -Tienes razón, por cierto, weon, mi hermano, el Coló me presto el carro, ¿Quieres que te lleve a tu casa?

          -No gracias Chile- Dijo el alemán, aunque estaba cansado, tenía ganas de caminar- Nos vemos mañana.

          -Va que va weon.

Después de una simple despedida de manos, Alemania se dirigió a la salida del instituto, era una tarde agradable a pesar de que el otoño se estaba acercando, decidido a disfrutar su retorno a casa, Alemania saco su reproductor de música, había descargado el nuevo álbum de Rammstein y se moría por escucharlo. Pero cuando iba caminado por la salida del instituto, un grito enojado, de una voz conocida lo detuvo.

          - ¿Cómo que ya te fuiste Bela? Se supone que nos íbamos a ir juntos- Dijo enojado el ruso- No tu escúchame mocosa…No te atrevas a colgarme Bela, ¿Bela?, Maldición.

          - ¿Estas bien? –Pregunto el alemán preocupado, esa cara de enojo no era buena.

          - ¿Ah? Ale, no te había visto -Dijo el ruso mientras guardaba su celular- Si, todo bien, solo que el paracito que tengo como hermana decidió irse por su cuenta con sus amiguitas y dejarme tirado.

          -Ya veo, lo lamento- Dijo Alemania, aunque internamente le causaba gracia, Bielorrusia, la hermana melliza de su antiguo mejor amigo era una chica muy divertida, linda, pero, sobre todo, igualita a su hermano, con un carácter fuerte y algo dictadora, pero le guardaba cariño, pues con él siempre fue muy buena persona.

          -Si quieres podemos irnos juntos- Sugirió el alemán sin ser consciente de sus palabras.

          - ¿Hablas en serio?

          - Claro -Dijo alegre el chico, pero volvió de nuevo a una pose tranquila, no quería mostrar que después de la sesión de estudio, tenía ganas de compartir un poco más de tiempo con Rusia- Digo, al fin y al cabo, somos vecinos, no encontraríamos en el camino así no quisiéramos.

          -En eso tienes razón Ale, bueno, andando, antes de que te arrepientas.

Tal como en la sesión de estudio, caminar a casa fue una experiencia tranquila, Rusia aprovecho esa oportunidad para ponerse al día con Alemania, preguntándole por su vida lejos de casa, sobre cómo era estudiar en un internado y que lo había llevado a entrar al equipo de volibol. Pacientemente, Alemania respondió a todas las preguntas y cuando fue su turno, pregunto por los hermanos del ruso, por sus entrenos y sus clases, al final la idea de caminar juntos a casa, había sido la mejor, pues en medio del camino ambos recordaron sus viejos pasatiempos, cuando eran todos unos nerds e incluso aprovecharon para escuchar desde el reproductor de Alemania, el nuevo álbum de Rammstein, pues el ruso también era fan de esa banda.

Claro que todo acabo cuando llegaron a sus respectivas casas, pues al final, el regreso de Alemania había traído algunos problemas, y ese era la antigua enemistad/amistad entre los padres de ambos. Si, para desgracia de ambos chicos, sus padres se conocían desde hace años, ambos habían estado en el ejército, donde una rara relación creció entre ellos, se odiaban y luchaban por ver quién era el mejor, pero también eran amigos y se cuidaban las espaldas.

Cuando Alemania y Rusia eran más pequeños, sus padres solían discutir con cual hijo era el mejor, comparando siempre sus notas y logros, incluso cuando el alemán se fue, de vez en cuando su padre, el señor Reich, iba a molestar a su padre, mostrándole los avances del chico en el internado o simplemente alardeaba de su buen jardín y lo implacable de su casa, cualquier excusa era válida para el alemán mayor. Claro que el padre de Rusia no era un santo y cada que podía, molestaba a su vecino, al final, ambos hombres, trabajaban como maestros a medio tiempo en la academia militar, por lo que su rivalidad, no solo debían aguantarla los vecinos de la cuadra, sino los pobre reclutas.

          - ¿A eso llamas digno heredero URSS? Ese chico no sabría diferenciar una mala hierba de un pasto alto- Dijo Reich mientras veía como el padre del ruso, podaba el césped.

Rusia giro lo ojos fastidiado, su padre volvía a pelearse con el vecino por cosas del jardín, mientras Ucrania, se fumaba un cigarrillo en las escaleras de la entrada, el vago llevaba puesto un buzo enorme (Que probablemente pertenecía a Canadá) y un short corto deportivo, a su lado, el pequeño Kazajistán jugaba con sus autos de carreras.

          -Puede que mi hijo sea un holgazán, pero al menos no es como el tuyo que nunca te ayuda en el jardín por miedo a los insectos- Grito URSS mientras apagaba la podadora.

          -Mi Alemania no necesita ensuciarse las manos para ser el mejor estudiante de su clase.

          -Rusia también es el mejor de su clase y aparte es capitán del equipo de hockey

          -Después de cuánto tiempo ¿dos años? Mi Alemania acaba de entrar al equipo de volibol y ya juega como titular- Reich gritaba orgulloso, mientras su hijo se tapaba la cara de la vergüenza.

          - ¡Yo te voy a mostrar que es un titular! -Dijo URSS mientras cruzaba su jardín, dispuesto a irse con toda contra el alemán mayor

          - ¡Quiero ver que lo intentes comunista! -Grito el otro hombre mientras cruzaba su jardín y se remangaba la camisa negra que llevaba.

          - ¡SUFICIENTE! -Cansados de lo mismo de siempre, ambos adolecentes corrieron a detener a sus progenitores, muertos de la vergüenza, ¿Cómo era posible que dos adultos se comportaran como niños de primaria?

          -Viejo, estás haciendo el ridículo- Dijo Rusia mientras abrazaba a su padre por la cintura –Ucrania, por amor a Rasputín, ayúdame a entrarlo.

          -Padre, por favor, vamos a casa- Pedía Alemania a su padre mientras lo agarraba del antebrazo.

Entre gritos y jalones, ambos adolecentes lograron calmar la situación, después de una rápida despedida, cada uno entro a su casa, buscando descansar de un tedioso pero muy agradable día.

***

La cálida mañana del sábado había arrimado a la casa de los soviéticos, con su agradable briza de octubre y los sonidos de todos sus habitantes, que poco a poco abrían los ojos y se preparaban para un nuevo día.

Como todas las mañanas, su padre murmuraba malgeniado porque su hermano menor había hecho un desastre la hora del baño, mientras Bela corría por toda la casa, buscando su uniforme de gimnasia, no había sábado en el que la chica saliera a la hora que debía a su entreno.

Pero a pesar de todo el escándalo, a Rusia no le molestaba, no señor, el joven adolescente tenía una buena razón para que esa caótica mañana de sábado, fuera a sus ojos, el mejor día de su vida y la razón era simple, ¡Hoy tenía una cita con Alemania!, si señores, pensaba alegre el ruso mientras se sentaba en su cama, hoy por fin el objeto de sus pasiones, había aceptado salir.

Desde aquella sesión de estudios, Alemania y él se habían vuelto más íntimos, al principio fue algo difícil, debía admitirlo, pues el alemán era algo desconfiado con él y al menor intento de un acercamiento, el chico se alejaba y lo evitaba, por lo que tuvo que ir con cuidado, mostrándose amigable y no como un idiota que quería revolcarse con él (Palabras de su hermano mayor), así estuvieron unas semanas, entre sesiones de estudio y regresando juntos a casa. Hasta que Alemania había reconocido que lo veía como un amigo y pudieron pasar más tiempo juntos, ahora no solo eran sesiones de estudio, compartían el almuerzo, se veían después de los entrenos, una que otra pequeña maratón de películas en la casa del alemán y demás cosas por el estilo, además habían ido caminar por el barrio, algo aburrido para Rusia, pero su querido alemán quería ver como habían cambiado las cosas desde su partida y él vivía para hacerlo feliz, así que no hubo de otra.

Pero hoy era diferente, Rusia había conseguido boletos para una convención de anime y fantasía muy interesante, y después de insistir un poco Alemania había aceptado salir con él, en plan de amigos claro, pero era una cita. Poco a poco su plan iba saliendo como lo había planeado y eso ponía feliz al ruso.

Así que, quitándose la cobija, lavándose la cara y con una suave sonrisa, bajo a la cocina, después de desayunar, se dedicaría a preparar todo para la tarde. Claro que el chico no conto con que, al entrar a la cocina, iba a encontrar una musculosa espada llena de pecas recostada sobre el mesón de la estufa, mientras un par de piernas blancas abrazaban la cintura ajena, con el cerebro a medio despertar, Rusia no entendía lo que está pasando, hasta que entro otro poco a la estancia y vio la escena completa. Su hermano estaba recostado sobre el fino mármol negro de la estufa mientras un alto pelirrojo levantaba su camisa y mordía sus pezones con hambre, deleitándose con los suaves gemidos de Ucrania.

          - ¡Papá! –Grito fuerte el ruso mientras hacía muecas de asco y medio tapaba sus ojos, por su parte, los otros dos se congelaron ante el grito del menor y el hecho de haber sido descubiertos- ¡Canadá está mancillando a tu heredero sobre el mesón de la cocina!

          -Mientras tenga listo mi café y el desayuno de Kazajistán, no me importa lo que le haga a Ucrania- Grito su progenitor desde lo alto de la escalera, logrando que la joven pareja por fin reaccionara y se alejaran a una distancia prudente.

          -Buenos días campeón- Saludo Canadá con las mejillas sonrosadas, mientras le daba un sencillo abrazo y revolvía su cabello- ¿Tienes hambre? Hice panqueques.

          -No creas que me puedes comprar con comida, pero acepto- Dijo Rusia divertido mientras su cuñado le servía el desayuno y dejaba listo el café para su padre.

Aunque al principio Canadá no había sido bien recibido en la familia cuando se presentó como el novio oficial de Ucrania, poco a poco el amable jugador de hockey se había ganado el respeto de su padre al demostrar que era alguien digno de su primogénito, era tanto el cariño que todos le tenían, que siempre pasaba una o dos semanas después de cada torneo en la casa, el chico era alguien amable y tranquilo que siempre tenía una sonrisa en el rostro. Además, a pesar de ser un jugador profesional, Canadá era muy bueno en la cocina y cuando estaba de visita ayudaba con todos los quehaceres del hogar, facilitándole la vida a su suegro y cuñados.

Rusia sonrió cuando un gran plato de panqueques con fruta y miel fue puesto frente a él, sin perder el tiempo, el ruso se llenó la boca de la rica masa dulce mientras veía bajar a su padre. URSS llevaba un uniforme militar, azul naval con rojo, que lo hacía ver como el poderoso e intimidante general que era, mientras en sus brazos, su hijo menor y bebé de la casa vestía una camisa de patitos y una sudadera azul oscuro de Adidas.

          -Hoy tenemos los juegos bélicos de la academia- Dijo su padre mientras degustaba su café- Así que estaré en casa mañana al mediodía ¿Entendido?

          - Si señor- Respondieron los cuatro al unísono, el pequeño Kaz con una risa aguda.

          -Ustedes dos, no fornique en mi cocina y cuiden a los niños- Dijo su padre mientras depositaba al bebé en los brazos de su segundo hijo- Y tú, cuida a tu hermano.

          -Si señor –De nuevo, todos respondieron obedientes, si URSS era intimidante en las mañanas con su delantal de cuadros y flores, verlo en su ropa de trabajo, hacía temblar al más valiente.

          -Díganle a Bela que lamento no poder ir a verla, pero sé que volverá a casa con la medalla de oro- Con esas palabras y un par de abrazos, el patriarca de la familia soviética, salió de su casa, monto su gran jeep y se fue directo a la academia militar.

Solo cuando ya no era capaz de escuchar el motor del monstro que su padre tenía por auto, fue que Rusia reacciono a sus palabras.

          -¡Heee!- Grito el adolescente mientras miraba el menor en sus brazos- Yo no puedo cuidar de Kazajistán hoy, ya tengo planes.

          -Oh ¿En serio? -Pregunto su hermano desde el mesón de la cocina- Lo lamento mucho por ti hermanito, pero ya escuchaste a papá, el niño es tu responsabilidad.

          -No seas desgraciado Ucrania, sabias que hoy tengo una cita con Alemania, cuídalo tú.

          -Lo siento Campeón, pero hoy es el lanzamiento del celular al que le diseñe el sistema operativo, no puedo faltar.

          - ¿No lo puede cuidar Canadá? –Pregunto desesperado Rusia, su hermosa mañana se estaba yendo por el desagüe.

          -Lo siento, pero mi oso es la imagen de la marca- De nuevo, su hermano sonreía desde el mesón, mientras Canadá susurraba un débil “lo siento”

          - ¿Bela no lo puede cuidar?

          -Definitivamente el hockey los vuelve idiotas- Dijo Ucrania cansado, con un limpio movimiento abandono su cómodo puesto, arrebato al pequeño Kaz de los brazos del ruso y se puso a darle el desayuno- Nuestra hermanita tiene competencia de gimnasia, así que tú eres el único que puede ser la niñera.

          -Me lleva el demonio- Dijo Rusia de mal genio, su nueva responsabilidad le había quitado el apetito- ¿Puede haber algo más patético que llevar a tu hermano menor a una cita?

          -Te recuerdo que no eso no es una cita, y lo más patético seria que fueras con tu hermano a una cita y parte fueran caminando.

          - ¿Qué quieres decir?

          -Toma campeón- Dijo Canadá mientras le lanzaba algo al ruso, el cual, lo atrapo en aire- Concuerdo con tu hermano, si tienes que hacer de niñera, al menos hazlo con estilo.

Sorprendido, Rusia abrió su mano, viendo lo que había atrapado. En su palma reposaban las llaves de un Camaro, y no cualquier Camaro, uno último modelo, color negro descapotable, con tapicería de cuero y aire acondicionado.

          -Wow -Dijo Rusia sorprendido- ¿En serio me prestas tu auto?

          -Claro Rusia, solo ten cuidado, fue difícil ponerle la silla para bebés- Dijo Canadá mientras se acercaba a su novio y agarraba con cariño las mejillas de Kazajistán.

          -Eres el mejor cuñado del mundo- Dijo Rusia mientras volvía a devorar su desayuno, era un adolescente, al fin y al cabo, que lo vieran en un carro como ese, con una belleza como Alemania, era un sueño hecho realidad- Puedes acostarte con mi hermano donde quieras, no le diré a papá.

          - ¡Rusia! -Regaño su hermano rojo como un tomate mientras tomaba café.

          -Ya se lo he hecho por toda la casa, no te preocupes –Claro que el comentario de su cuñado, logro que Rusia y Ucrania, escupieran todo lo que tuvieran en la boca

          - ¡Qué asco! / ¡Oso!

***

Cuando el reloj marco las dos en punto de la tarde, Alemania salió de su casa, dispuesto a reunirse con su amigo y vecino. Estaba animado si era sincero, hace tiempo que no iba a una convención de anime, así que se había levantado temprano, y después de ayudar a su padre a organizar la casa, preparo todo lo que necesitaba para la salida.

Algo nervioso, Alemania cruzo la calle, entrando en los terrenos de la familia soviética, y antes de tocar la puerta, reviso por última vez su atuendo, se había puesto un jean claro de rotos y un top negro de manga lagar, que en el frente decía “Sempai” en vez de “Supreme”, ese día no llevaba gafas. Solo cuando la revisión termino y se aseguró que todo estuviera en su lugar, toco el timbre.

Un Rusia algo nervioso le abrió la puerta llevaba una camisa de rayas blanca con azul, una chaqueta verde militar y un jean negro ajustado, mientras en sus brazos, un pequeño niño de tres años reía feliz, extrañado, Alemania miro al infante, según su padre, el señor URSS era alguien muy irresponsable que le gustaba tener hijos a diestra y siniestra y que hace poco, había unido a sus filas a otra horrible y desesperante criatura, pero para Alemania no era así, el niño que Rusia tenia cargado, no se parecía en nada a lo que su papá había dicho , era una cosita pequeñita y muy hermosa, tenía el cabello azul como Ucrania, pero con mechones dorados, los ojos grises como su padre y las mejillas rosadas como un durazno.

          -Hola Alemania- Saludo Rusia al ver que su amigo se había quedado muy quieto observando a su hermano.

          -Hallo Rusia- Respondió el alemán- Perdona si soy grosero, pero ¿Quién es esta cosita linda?

Las palabras del alemán y la sonrisa que le regalo a su hermano, una demasiado tierna para cualquier ser humano, lograron que los nervios que Rusia había sentido toda esa tarde desaparecieran, al parecer a Alemania seguían gustándole los niños como cuando eran chicos.

          -Esta “cosita” como dices, es mi hermano Kazajistán-Dijo el soviético mientras su hermanito reía.

          -Hoda -Dijo el pequeño mientras sacudía su mano, gesto que hizo que Alemania se derritiera de ternura y tomara al menor en brazos.

          -Hola pequeño Kaz, mi nombre es Alemania, pero puedes decirme Ale- Decía el alemán mientras llenaba de mimos al infante.

          - ¡Ade! –Dijo feliz el pequeño mientras se dejaba cargar del alemán

-Espero no te moleste, pero hoy es mi turno de cuidarlo, así que él nos acompañara toda la tarde.

-No tengo ningún problema ¿Nos vamos? –Pregunto el alemán mientras Rusia terminaba de salir de su casa y cerraba, hace rato que Ucrania y Canadá habían salido, por lo que ya tenía todo listo para su cita.

Juntos caminaron por el jardín hasta que fue el momento de caminar por la acera, pero cuando Rusia tomo otro camino, el alemán tuvo que preguntar.

          -¿A dónde vas? La parada del autobús esta para allá- Dijo el chico mientras señalaba a su izquierda.

          -Lo sé, pero iremos en carro- Dijo feliz el ruso mientras caminaba a la cochera y abría la puerta de metal con ayuda del control.

          - ¿Tu padre te presto el monstro que tiene por auto?

          -No, se lo llevo esta mañana, además la camioneta de tu papá parece un tanque así que no puedes quejarte- Dijo Rusia mientras desbloqueaba las puertas del Camaro negro, Alemania por su parte solo pudo reír con el comentario de su amigo, pues era verdad, ambos adultos gustaban de los carros todoterreno. Claro que cuando vio el carro en el que se iban a ir, su asombro creció, al igual que sus nervios.

          -Wow ¿Es tuyo? - Pregunto el alemán mientras Rusia, como un caballero le abría la puerta y le ayudaba a colocar al bebé en la parte de atrás.

          -Ya quisiera, esta preciosidad es de mi cuñado- Dijo el ruso mientras terminaba de asegurar la silla de Kaz, para después, sentarse detrás del timón.

          - ¿Cuñado? ¿Tu hermano sigue con el jugador de hockey?

          -Sí, y conociendo a Canadá, pronto le pedirá matrimonio- Dijo Rusia divertido, por su parte Alemania solo pudo asentir, tenía un vago recuerdo de cuando era pequeño, y el hermano de su amigo los llevaba al parque para verse a escondidas con su novio, debía admitir que hacían una buen apareja y si seguían juntos, puede que lo que decía Rusia se cumpliera.

Cuando todos estuvieron dentro del carro, Rusia encendió el poderoso motor y después de salir del garaje, salieron camino al centro, para ir a la famosa convención de anime y fantasía.

***

Fue una muy agradable tarde de sábado para Alemania, a pesar de que el centro de convenciones estaba lleno de gente, los tres chicos pudieron disfrutar de todos los pabellones del lugar. Para Alemania fue muy lindo ver que Rusia seguía siendo el chico nerd que había conocido hace años, juntos recorrieron un sinfín de salas llenas de comics, series de anime y súper héroes, claro que el ruso los hizo estar mucho tiempo en el salón de Star Wars, pues adoraba todo lo relacionado al espacio, en cambio el alemán, prefería la sala del Señor de los Anillos, pues la literatura fantástica era su favorita.

Pero lo que más le gusto a Alemania de toda su tarde, fue que había sido tal como Rusia había prometido, una tarde de amigos. en ningún momento el ruso se había acercado con intensiones románticas y si le cogía la mano, era para que mirara algo o simplemente, no se perdiera en la multitud, cosa que agradecía mucho el chico, desde que había vuelto a la ciudad, todos los que se acercaban a Alemania querían algo, un beso, una salida o simplemente llevarlo a la cama, era la sensación de la escuela y aunque al principio la atención le gustaba, estaba cansado de no tener amistadas sinceras y tener que desconfiar de todos para evitar que se propasasen con él

Pero con Rusia las cosas eran diferentes, con él podía bajar la guardia y confiar que el ruso no haría nada que lo incomodara, con Rusia podía ser todo lo raro que quisiera y este no lo iba a mirar mal o hacer comentarios hirientes, con Rusia podía ser el mismo y disfrutar de una agradable salida. Además, ¿Quién llevaba a su hermano a una cita? Aunque Kazajistán era un niño muy alegre y obediente, era obvio que el ruso solo quería una amistad con él, aunque muy, pero muy en el fondo de su corazón, ese hecho ponía triste a Alemania, no cambiaría esa tarde de sábado por nada en el mundo.

Volviendo a la realidad, Alemania sonrío al ruso mientras este terminaba de contar una muy graciosa historia de cómo su padre había descubierto a Ucrania y Canadá teniendo sexo, estaba atardeciendo y los tres estaban en un jardín del centro de exposiciones, sentados en un manta que Rusia había llevado para que Kaz descasaran y ellos pudieran comer algo al aire libre.

          - ¿Enserio le disparo desde la ventana? -Pregunto el alemán entre risas mientras bebida de su soda- No te creo.

          -Claro que sí, lo hubieras visto Ale- Dijo Rusia- Los vecinos llamaron a mi padre a decirle que alguien estaba torturando a su hijo, cuando entro a la casa, tenía el rifle listo, por suerte Canadá tiene buenos reflejos, alcanzo a ponerse los calzoncillos y a saltar por la ventana.

          -Oh por dios ¿Qué paso después?

          -No mucho, Canadá corrió en zigzag hasta que a papá se le acabaron las municiones, solo después de eso lo dejo entrar y sacar su ropa.

          -Vaya –Dijo Alemania sorprendido, aunque también se estaba riendo de lo lindo, imaginando la escena- Tu papá está loco.

          -Ah ya ¿Solo el mío está loco? Te recuerdo que el tuyo nos siguió la primera vez que tuvimos una cita y cuando te di un beso en la mejilla, ¡En la mejilla Ale! me mojo con la manganeara.

          -Bueno, en eso tienes razón- Concedió Alemania divertido- Pero te recuerdo que tu papá también nos siguió esa noche y al final casi llega la policía a separarlos.

          -Mi papá solo estaba defendiéndome- Reconoció el ruso, feliz de que Alemania recordara su primera cita oficial.

          -El mío solo vigilaba que no me atacaras- Dijo el alemán, claro que el pobre no pudo ver la sonría macabra que su amigo tenía en la cara, algo planeaba Rusia.

          -Tienes razón, pero ahora tu papá no está y puedo atacarte.

          -Espera ¿Qué?

Antes de que Alemania pudiera reaccionar, Rusia se había tirado encima de él, agarrándolo de la cintura y empezando con una molesta sesión de cosquillas mientras el chico pedía piedad. Pero Rusia no iba a parar, la tarde había sido un éxito, la habían pasado de maravilla entre todas las salas de la convención y aunque al principio pensó que ir con Kazajistán iba a ser un problema, termino siendo una ayuda para que Alemania bajara todas sus barreras, tanto que ahora lo tenía bajo suyo, riendo como un niño mientras el disfrutaba de tocar la piel que ese hermoso top negro dejaba al descubierto.

Solo cuando vio que Alemania se había puesto rojo como un tomate, paro su ataque y vio feliz los resultados, el chico de sus sueños tenía los ojos brillantes por las lágrimas y las mejillas rosadas de tanto reírse, mientras lo miraba feliz, dios era tan difícil controlarse cuando tenía esos labios tan cerca, pero su hermano había sido muy claro, no podía hacer ningún movimiento o tiraría a la basura todo el esfuerzo de esas últimas semanas. Pero al final, Rusia no era de pierda, aunque no lo beso, se dejó caer contra el cuerpo de Alemania y escondió su cara en el cuello del chico, degustando su dulce aroma.

Por unos segundos, ninguno de los dos dijo nada, Alemania por que estaba muy sorprendido por ese sorpresivo abrazo y Rusia porque disfrutaba de ese cuerpo cálido que añoraba como a ningún otro.

          -Perdóname- Pido el ruso en un susurro, logrando que al chico se le erizara la piel.

          - ¿Qué te perdone? ¿Por qué? –Pregunto Alemania inseguro, no se sentía listo para lo que seguía, pero su corazón latía rápido, deseando escuchar lo que el ruso tenía que decir.

          -Por ser un idiota contigo- Dijo Rusia, mientras abrazaba más su cintura- Deje que la fama se me subiera a la cabeza y terminé lastimándote y haciéndote a un lado…cuando me quise dar cuenta de mi error ya te habías ido…Lo siento, de corazón, lo siento.

          -Rusia -Llamo enternecido el alemán, mientras tímidamente, sus brazos abrazaban la espalda contraria. Estaba temblando, noto Alemania, desde que eran niños, el ruso era alguien orgulloso que rara vez admitía que había cometido un error o se disculpaba, que ahora, después de tanto tiempo, se disculpara por su comportamiento, era algo muy lindo de su parte y le hacía ver cuán importante era para él su relación. Por su parte Alemania había cerrado esa herida hace mucho, no podía negar que había sido difícil y necesito ayuda de su primo y amigas para volver a recuperar la confianza en sí mismo, pero eso era algo del pasado y ahora Alemania era otra persona.

          -No tienes por qué pedirme perdón Rusia- Dijo el chico mientras lo obligaba a separarse de su cuello y mirarlo a los ojos- Hace mucho tiempo que te perdone, por eso es que puedo estar aquí hoy, entre tus brazos.

          - ¿Por qué tienes que ser tan bueno conmigo? –Pregunto el ruso con una sonrisa que logro que las mejillas de Alemania se encendieran- Agradezco que me perdonaras, pero necesitaba decírtelo.

          -Lo sé- Dijo Alemania mientras trataba de esconder su sonrojo ¿Por qué Rusia tenía que verse tan sexy cuando sonreía? –Podrías quitarte de encima, no sé si lo notas, pero eres muy pesado

          - ¿Me estás diciendo gordo? Porque si es así, tendré que castigarte- Dijo el ruso animado y antes de que el pobre alemán pudiera decir algo, Rusia volvió al ataque, haciéndole cosquillas hasta que el alemán lloraba de la risa y el aire le faltaba.

Al final, Rusia no había conseguido un beso como deseaba, pero saber que tenía el perdón de su adoración, era suficiente, por ahora, pues su plan seguía en marcha. Después de estar otro rato en el jardín, los chicos decidieron volver a casa, la tarde había caído y pronto seria de noche, además, ya habían visto y comprado todo lo que querían.

El viaje de regreso fue en completa calma y cuando estacionaron en el garaje de la familia soviética, ni Rusia, ni Alemania querían que la cita no cita terminara, pero cuando Kazajistán empezó a pedir atención y querer entrar a la casa, los chicos tuvieron que entrar en acción.

          -La pase muy bien hoy Rusia- Dijo el alemán mientras el chico lo acompañaba su lado de la calle.

          -Me alegra mucho- Dijo el chico con una sonrisa- Yo también la pase muy bien contigo Ale

          -Rusia

          -Si

          -Yo... Es que… quería que tu- Algo nervioso Alemania trataba de hablar, pero es que la sonrisa de Rusia era difícil de ignorar.

          -Oye, respira- Dijo el ruso mientras se acerba al alemán y con la mano, revolvía su cabello, una muestra de cariño que solía darle cuando antes de un examen, Alemania sucumbía a los nervios.

          -Dentro de un mes tengo mi primer partido como titular y quería saber si te gustaría ir.

          -Jumm, ¿Dentro de un mes dices?

          -Si.

          -Creo que ese día estaré ocupado

          - ¡Rusia! -Regaño Alemania, pero una nueva caricia en su cabello lo hizo callar.

          -No me lo perdería por nada del mundo- Dijo el ruso con una sonrisa, de esas que hacían temblar el corazón del alemán.

          -Gracias Rus- Dijo Alemania y antes que pudiera pensar bien sus actos, el chico se empino un poco y dejo un sutil beso en la mejilla del ruso- Buenas noches.

Antes de que Rusia pudiera procesarlo, Alemania salió corriendo, directo hasta su casa, abrió la puerta en un segundo y cuando estuvo dentro de la seguridad de su solitario hogar, el chico se permitió derretirse contra la puerta de madera, sintiendo en sus labios el leve sabor de la piel de Rusia y un placentero cosquilleo que se extendía desde su estómago hasta el resto de su cuerpo. Claro que toda sensación murió cuando su celular sonó y leyó el nombre de quien lo buscaba, fue como un balde de agua fría para el alemán, que sirvió para traerlo en un segundo al mundo real

          -Oh Dios ¿Que hice?

Notas finales:

¿Que les parecio?

¿Como creen que le ira a Rusia con su Plan? jejeje 

Se aceptan felicitaciones, criticas respetuosas y comentarios en general :)

Nos leemos luego 


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