Capítulo 13
Onodera se había sentido incómodo durante todo el camino, y el mal clima no ayudaba en nada, pues en pleno septiembre las lluvias y tifones no se hacían esperar. Les llamaron a modo de urgencia de la organización y tuvieron que salir lo más rápido posible, y aunque les explicaron qué irían a buscar y con quien, realmente no les explicaron mucho más, y el no saber los detalles de lo que hacía lo ponían un tanto ansioso, y más al pensar en el lugar al que irían. Viajaron en tren bala hasta Kagawa, una Linda cuidad costera, donde al llegar se les proporcionó un auto bastante discreto para que pudieran moverse por el lugar. Y ahí estaban, Takano y él en un pequeño auto atrapados en el tráfico un día lluvioso.
⁃ ¿Por qué hay tanta gente?
⁃ Parece que va a haber un festival ... debimos haber llegado más temprano
⁃ No era posible llegar más temprano
⁃ Claro que si, si nos hubieran dejado salir hoy hubiéramos llegado en la madrugada de mañana, no entiendo cuál es la urgencia, pero no seas ansioso, llegaremos tarde o temprano
La voz de Takano era relajada intentando calmar a su compañero, quien desde que se les dio la tarea había estado mordiéndose los labios y jugueteado con las mangas de su ropa, claramente nervioso. Al principio pensó que había sido por los pocos detalles que se les había dado, pero aún después de varias horas seguía estirando incómodo las mangas de su sudadera.
⁃ Oye, ¿sucede algo? Te noto nervioso desde que salimos de Tokio
⁃ ¿Qué? ¿En serio? Para nada, estoy bien
Takano lo miró de forma acusatoria y riendo internamente, era gracioso que pretendiera estar bien cuando era tan transparente en sus emociones, así que sin decir más paró en seco en medio de la calle, provocando que los autos detrás de él comenzaran a soñar sus cláxons.
⁃ ¡¿Qué haces?!
⁃ No me voy a mover de aquí hasta que me digas que está ocurriendo
⁃ ¡Takano por favor! No seas infantil
⁃ ¡Se supone que debemos saber todo del otro! Confía en mí, solo quiero ayudar
⁃ ¡Está bien te lo diré pero mueve el auto!
Una sonrisa de satisfacción se instaló en el rostro de Takano mientras arrancaba el auto y continuaba en el camino.
⁃ ¿Decías?
Fue un momento de silencio, realmente Onodera no se sentía cómodo hablando y no encontraba las palabras correctas.
⁃ Me siento nervioso porque no nos dieron los detalles suficientes, es como ir con una venda en los ojos, además, al lugar al que vamos no me gusta para nada
Jugueteaba cada vez con más ansias con los dedos de sus manos mientras miraba por la ventana su entorno. Takano solo lo miró de reojo algo extrañado y volvió su atención en al camino.
⁃ ¿Has estado ya en el mercado negro?
Onodera movió la cabeza a modo de afirmación, importándole poco si su compañero lo estaba viendo o no.
⁃ En una misión de prueba
⁃ ¿Y pasó algo?
⁃ N-No, nada, solo ... f-fue difícil ver todo lo que había allá adentro
Takano hizo una mueca con su boca mientras veía a su compañero, seguía sin creerle.
⁃ Te veías muy feliz matando gente en la persecución en carretera, ¿que es diferente?
⁃ Que sabes que esos sujetos van a matarte si tú no lo haces primero, es fuego directo, tú contra ellos, allá adentro pasa de todo y es todos contra todos, lo que hay ahí y pasa ahí ... es toda la basura de la humanidad en un solo lugar
Takano miró a Onodera intentando descifrar cómo se sentía, ese ceño fruncido y piel pálida solo le indicaban que algo le había pasado estando ahí, pero no tocó de nuevo el tema. En su lugar comenzó a observar alrededor, parecía que el tráfico era interminable, y de repente su atención se colocó en esos hoteles y hostales en donde había letreros indicando capacidad máxima, todos los hoteles estaban llenos.
⁃ Onodera, ¿qué día es hoy?
⁃ ¿Hoy? ... 23 de septiembre, ¿por qué?
⁃ ¡Claro! Con razón, hoy es el equinoccio de otoño, es fiesta nacional
⁃ ... Ay por Dios no me digas eso
⁃ ¿Que te parece si pasamos la noche aquí? Podemos ir al festival
⁃ ¿Estás loco? No son vacaciones
⁃ Vamos, no estoy dispuesto a hacer otro viaje en tren sin dormir en una cama antes
Después de estar dando vueltas horas y horas, en las cuales Onodera no hacía más que quejarse, llegaron al que parecía el único hotel en toda la cuidad con cupo, y sin dudarlo Takano estacionó el auto y corrió a la recepción, siendo seguido por un malhumorado castaño intentando por cualquier medio convencerlo de abandonar esa estúpida idea. El edificio era una linda casa tradicional japonesa, nada lujoso, simplemente un lindo y acogedor lugar para pasar la noche. En la recepción una linda joven atendía detrás de un mostrador de bambú la cual se puso completamente roja mientras veía a uno y luego al otro, nunca había visto chicos tan guapos en el pueblo.
⁃ Ho-ola, bienvenidos, ¿c-como puedo ayudarlos?
⁃ Hola, nos gustarían dos habitaciones por favor, continuas, o si no es posible una habitación con dos camas individuales estaría bien, ¿cierto?
Volteó sonriendo hacia su compañero, quien solo lo veía irritado.
⁃ Oh, lo siento, s-solo tenemos disponible una habitación, con, una cama doble ...
⁃ ...
⁃ ... Vámonos Takano
Onodera había dado ya la media vuelta para salir de ahí, pero su andar fue interrumpido por el agarre de Takano en su brazo.
⁃ ¡Seguro! No hay problema, no me molesta compartir
Dijo Takano a la chica sin quitar la sonrisa del rostro.
⁃ ¡Pero a mi si!
⁃ ¡Genial! ¿A nombre de quién pongo la habitación?
La chica ignoró el reclamo del menor al sacar el libro de registro.
⁃ A nombre de Saga Masamune
⁃ ¿Me permite una identificación?
⁃ ¡Seguro!
Takano sacó su billetera y Onodera volvió en sus pasos, curioso por ver la dichosa identificación, y en efecto, en aquella identificación el nombre de Takano era “Saga”, ¿por qué tenía una identificación falsa y él no? Exigiría una propia cuando regresaran al cuartel.
⁃ ¡Listo! Aquí tienen su llave, y-y perdón por el inconveniente
⁃ No te preocupes, quizá solo uno de nosotros pase la noche en esa habitación
Takano tomó las llaves acarisiando disimuladamente la mano de la chica, haciéndola sonrojar de una manera extrema, para solo después sonreír de forma coqueta. Ambos salieron del lugar rumbo al auto para bajar las maletas deportivas en donde llevaban algunas pertenencias.
⁃ ¿Lo que le dijiste era verdad?
⁃ ¿A la chica? No, para nada, solo lo dije para que no pensara cosas raras, ¿por qué? ¿Me ibas a extrañar?
⁃ Nunca, solo me estaba ilusionando por dormir solo en una cama grande
⁃ Solo admite que no querías dormir solo y ya
Takano cerró la cajuela del auto y camino de vuelta al hotel, dejando atrás a Onodera.
⁃ ... hubiera preferido dormir en el asiento del tren que en el suelo de una habitación
Y resignado siguió a su compañero.
[...]
Caminaban uno al lado del otro por un enorme túnel subterráneo. Llevaban ya una hora caminando adentrándose en aquel húmedo lugar, y Ritsu solo se veía más y más ansioso. Takano lo miraba de vez en cuando, sabía que le seguía ocultando algo, pero ya llegaría el momento de preguntarle. Aquella era una misión de entrada por salida, solo investigar y no involucrarse en ninguna pelea. Onodera iba con la gorra de su sudadera y un cubre bocas, Takano llevaba una gorra deportiva color negra, y unos lentes de contacto color azul para intentar cambiar su aspecto.
Después de caminar unos minutos más llegaron a una reja de alcantarilla escondida en una esquina, la levantaron y entraron en ella. Aquella eran la entrada al lugar que buscaban, la alcantarilla hacía que cayeran justo al final de un estrecho y oscuro pasillo, el primero en bajar fue Takano, el cual le ayudó a Onodera a bajar después. Caminaron uno detrás del otro por ese estrecho pasillo hasta llegar a un enorme pabellón.
Había tiendas de todo tipo hechas de forma informal, además de distintos edificios que ofrecían servicios y productos diferentes, y había mucha gente, más de la que sería normal pensar. Onodera caminaba pegado a Takano viendo todo con desagrado, había incluso una tienda en la que vendían partes humanas, ver cómo sacaban unos riñones de una caja casi lo hace vomitar. Continuaron caminando durante algunos minutos hasta el área en donde vendían armas, máquina y tecnología, que era donde buscarían pistas sobre el aparato que buscaban. Sin embargo y durante el trayecto Takano no podía dejar de mirar cada cierto tiempo a su compañero, y en algún punto este se cansó.
⁃ ¿P-podrías dejar de mirarme?
⁃ Lo siento es que, eres tan pequeño que siento que no vengo con nadie, Yokozawa era de mi tamaño y sabía que estaba aquí, pero tú ... solo no quiero perderte de vista
⁃ No soy un niño que no pueda cuidarse solo, no exageres
⁃ Lo entiendo pero tú entiéndeme a mi, después de ver lo nervioso que estabas me preocupa que pase algo ...
Mientras hablaban de aquello pudo ver un edificio en el que lucraban con personas, un prostíbulo, pero no uno común, un prostíbulo homosexual, del cual veía salir no solo personas solitarias, si no también parejas.
⁃ Tengo una idea
Y sin decir más tomó la mano del menor.
⁃ ¡¿Qué crees que estás haciendo?!
⁃ Así sabré que estás aquí y no tendré que verte tanto
⁃ ¡P-pero podrían!
Su frase fue interrumpida cuando Takano colocó una mano en su boca.
⁃ ¿Vez a los sujetos de allá? Es normal aquí, no llamaremos la atención
Y de esa forma siguieron caminando. A Onodera seguía sin gustarle esa idea, pero le daría el gusto durante unos minutos, al menos hasta que llegaran a su destino. Cuando llegaron a la sección empezaron su búsqueda en esos pequeños puestos hechos de varas y lonas, buscando algún aparato que se le pareciera o al menos el poder reconocer alguna de las piezas. Fue más de una hora la que estuvieron buscando, pero no habían obtenido resultados. En un momento pasaron por otro angosto callejón, el cual Takano pasó de largo, pero Onodera no. En el vio hasta el fondo un pequeño negocio oculto, pero con un enorme letrero que decía “importación y exportación” en letras rojas, y jalando de la mano de Takano pudo llamar su atención haciendo que regresara en sus pasos.
⁃ Mira ahí, creo que podría ser el lugar que buscamos
⁃ No se por qué la necesidad de estar aún más escondido de lo que ya está todo esto, pero si, creo que es ahí
Se adentraron en ese estrecho lugar, y justo antes de llegar Onodera forzó soltar la mano de Takano, pero este no dijo nada, al menos por el momento. Aquel improvisado puesto parecía ser el recibidor de la verdadera tienda, pues dentro y a un costado había una puerta, lo que parecía ser la puerta trasera de ese edificio, y ahí recargado en la puerta, un hombre de aspecto desalineado, usando un gorro pesquero y lentes oscuros redondos, los cuales le hicieron recordar a Onodera a John Lennon. Fumaba tranquilamente mientras levantaba la cabeza de forma extremadamente lenta cuando se dio cuenta de la presencia de la pareja.
⁃ ¿Puedo ayudarlos en algo?
Sonrió de oreja a oreja, mostrando sus dientes sucios, ademas de sus varias prótesis de oro. Takano saco del bolsillo de su pantalón una hoja, doblada de manera algo torpe, la desdobló y mostró al sujeto.
⁃ Esto… queríamos saber si sabe que es, y si puede conseguirlo
El sujeto miró aquel papel sin molestarse en tomarlo, luego vio a Takano sobre los anteojos, aún sonriendo.
⁃ Pasen por favor, hablaremos adentro
Abrió la puerta dejando pasar primero a Takano y luego a Onodera para después cerrar la puerta. El lugar era como una pequeña bodega, sucia y algo abandonada, en la que no había nada mas que un escritorio improvisado y dos asiento, uno frente al otro, debajo de unas viejas escaleras de madera que parecían dar a una habitación, Al haber solo un asiento para ellos Takano se lo cedió a Onodera, pero este no aceptó, así que Takano fue el que tomó el lugar, con Onodera parado detrás de él tomando firmemente el respaldo de la silla.
⁃ ¿Están interesados en comprar una de esas?
Dijo el sujeto riendo a sus anchas mientras tomaba asiento frente a Takano.
⁃ Queremos saber sobre alguien que ya compró una
La sonrisa en la cara del hombre desapareció de a poco, recargando en su silla y cruzando los brazos en su pecho.
⁃ Mantengo mis negocios en privado, entre yo y mis clientes, y si quieres esa información no será gratis
Del bolsillo de la sudadera, que era en donde Takano mantenía ambas de sus manos, sacó un gran fajo de billetes y los arrojó sobre la mesa, lo que provocó que la sonrisa de aquel extraño hombre volviera de inmediato.
⁃ Puedo responderle las preguntas que usted desee por el tiempo que desee con esto, lo escucho.
⁃ ¿A vendido alguno de estos aparatos últimamente?
El hombre se recargó de nuevo en su asiento llevando sus manos a su nuca riendo, parecía divertido.
⁃ Los últimos los vendí hace algunos meses, era un hombre alto y fornido, así como usted, lo vi el otro día en la televisión
Takano y Onodera se miraron algunos segundos, no era necesario decir nada realmente para saber qué era lo que querían decir.
⁃ ¿cuantas unidades le compró?
⁃ Veamos … unas 20 mil
⁃ ¿Para todo Japón?
⁃ No, para Kagawa, pidió 20 o más para cada prefectura
Sintieron sus músculos tensarse y un escalofrío recorrerlos por completo.
⁃ ¿Para qué son esas cosas? ¿Cómo funcionan?
⁃ Es un vaporizador, cada uno puede vaporizar el agua a su alrededor hasta 50 kilómetros, no necesitan sumergirse por completo, solo necesita estar ligeramente en contacto con esta y boom, funcionan ademas con control remoto
Onodera se mantenía callado, intentando memorizar toda la información mientras buscaba puntos ciegos, cosas que pudieran estar ocultas a simple vista.
⁃ ¿Le mencionó algo sobre para que las utilizaría?
⁃ No, y realmente no me importa, yo solo vendo mis cosas, para que las usen no es mi problema … pero me dijo algo, y me dio algo. Me dio las gracias por ayudarlo, y en “agradecimiento” me regaló una droga, que estaba hecha con mi ADN, me dijo que la inhalara en forma de vapor y así estaría a salvo
⁃ ¿Y lo hizo?
⁃ Por supuesto, me he metido cosas en verdad fuertes, una droga nueva no me hacía mal, pero no ocurrió nada, no sentí nada
⁃ ¿Le dijo algo más?
⁃ Solo que estuviera atento, que el año comenzaría de forma diferente, podría ser el dueño de lo que quisiera si era paciente, yo solo creí que estaba loco
Takano regresó su vista a Onodera, y luego se puso de pie.
⁃ Bueno, muchas gracias, su información fue de mucha ayuda
⁃ ¿Solo eso me va a preguntar?
Dijo el hombre con un tono burlón mientras subía sus pies a la mesa y los cruzaba.
⁃ ¿Sabe algo más?
⁃ No lo sé, ¿ustedes quieren saber algo más?
La pareja volvió a verse, y luego llevaron su vista al sujeto de nuevo, quien apuntaba ahora a Onodera con el dedo índice.
⁃ Usted… estuvo muy callado, ¿no hay nada que quiera saber?
⁃ … ¿cree que con esos aparatos se posible suministrarles a grandes cantidades de personas algo como lo que le regalaron?
⁃ Hmm … si, podría ser, pero seria difícil, esa cosa no direcciona por si sola, el vapor saldría por todos lados, necesita un direccionador y un expulsor si se quiere que salga por lugares exactos
⁃ ¿Y él le compró algo como eso?
⁃ … si, antes de encargar los vaporizadores hizo esa compra
El hombre bajó sus pies de la mesa y recargó en ella sus codos, entrelazando sus dedos y recargando en estos su cabeza, pensando.
⁃ Yo traigo todo esto de Rusia, ya saben, están locos. También le conseguí el contacto de algunos científicos allá hace bastante tiempo. Dijo que yo estaba a salvo, pero tengo familia vulnerable, si ese sujeto no está loco y lo que dice es verdad, les deseo suerte para atraparlo
El hombre le sonrió de forma amable a Onodera, y él le devolvió el gesto. Los acompañó hasta la puerta, cerrándola cundo salieron y apagando la luz de aquel raro puesto. Ambos caminaron en silencio por el callejón, pero antes de salir al bulevar principal Takano paró en seco y se dirigió a su compañero, extendiéndole la mano mientras sonreía de forma infantil.
⁃ Mano
Dijo mientras la abría y la cerraba esperando por el contacto. Onodera lo miró con el ceño fruncido y un ligero rubor en sus mejillas.
⁃ No esta vez, si quieres hago esto
Se acercó hasta Takano y tomó la tela de la manga de su sudadera. Takano subió y bajó los brazos de forma rápida, indicando que realmente daba igual, y salió del callejón. Caminaron durante un momento, cuando de repente el enorme pasillo comenzó a llenarse de gente. El caminar se hacía cada vez más difícil, y como Takano era el que iba adelante era el encargado de abrirse paso entre la multitud. De repente todo se volvió caótico, mucho ruido, mucha gente y mucho movimiento. Takano empujaba personas, se encogía y estiraba intentando pasar, hasta que llegó a un pasillo que estaba ligeramente más despejado. Parecía como si hubiera corrido una maratón, así que llevó sus manos a sus rodillas ligeramente agachado para intentar recuperar el aliento, pero aquello fue interrumpido al percatarse de algo.
Se incorporó, mirando el brazo que Onodera estaba sosteniendo, pero no estaba ahí. Lo buscó en el corredor en el que estaba, pero tampoco estaba ahí. Comenzó a mirar de forma rápida todo a su alrededor ligeramente alterado, y luego lo buscó entre la multitud del pasillo del cual acababa de escapar, y no veía nada. Onodera acababa de desaparecer frente a sus ojos.