Los días pasaban, y Jon se veía sumamente afectado por el actuar de Damian, quien venía todas las noches a satisfacer sus instintos y lujuria.
Noche tras noche Damian hacia suyo a Jon, quien al ser abusado por el de verde mirar, no le daban ganas de cooperar con aquellos actos en los que veía mancillado su cuerpo, por lo que en más de una ocasión el mayor lo había castigado.
Ya era nuevamente de noche y Jon sucumbía ante las manos experimentadas de Damian, las cuales solo le provocaban placer a su cuerpo, por lo que se odiaba a sí mismo, por caer tan fácilmente ante aquellas caricias.
El menor tenía los ojos vendados, además se encontraba amordazado y atado de manos, pues Damian no soportaba oír el llanto y las suplicas de Jon, tampoco ver la tristeza y decepción en sus ojos, ojos que lo solían ver de forma acusatoria, carcomiendo la nublada conciencia que entonces poseía el de ojos verdes.
Y es que, por un lado, a pesar que disfrutaba el haberse desquitado, por el otro, odiaba ver sufrir a Jon, porque a pesar que odiaba al de ojos azules al mismo tiempo lo amaba, incluso tal vez más que antes.
El menor de los Wayne, genera un camino de besos en el cuerpo del contrario, logrando excitarlo de manera visible, algo que lo hacía sentir satisfecho y orgulloso, Jon no podía decir que aquello que le realizaba, le desagradara del todo. Aquel camino desciende hasta la entrepierna del menor de los Kent, quien no puedo hacer más que gemir debido a la mordaza en su boca.
Por su parte, Damian, juega con la virilidad de Jon, metiéndola en su boca, cosa que solo excita más a quien tiene a su merced, al mismo tiempo que el mayor dilata la entrada de su esposo.
Pasan los minutos, y Damian considera que Jon, está listo para recibirlo, por lo que se dispone a entrar en este, y a diferencia de su noche de bodas, empieza inmediatamente a moverse dentro de él, sin darle tiempo al otro para acostumbrarse a dicha intromisión, por lo que resulta muy doloroso para el ultimo. Pero al pasar un rato, Jon finalmente logra acostumbrarse, sintiendo al final de aquel acto un enorme placer, placer desbordante que también siente Damian, por lo que ambos llegan al clímax.
La noche avanzaba y Damian había perdido la cuenta de todas las veces que había tomado el cuerpo de Jon, el cual estaba completamente resignado al actuar del mayor.
Así pasaron semanas, las consecuencias psicológicas para Jon, no se hicieron esperar se pasaba el día entero llorando, añorando la vida feliz que alguna vez tuvo con su familia. Tampoco estaba comiendo, y tampoco se bañaba por sí solo, los sirvientes se apiadaron de su condición, y eran quienes se encargaban de arreglar a Jon, para que este no sufriera las consecuencias de las despiadadas acciones de Damian, quien, al ver a su esposo en ese estado, sentía que algo se estaba quebrando dentro de él, sin embargo, no estaba dispuesto a ceder tan fácilmente, Jon debía pagar haber olvidado aquella promesa de amor, que para él siempre fue sagrada. A pesar de todo, Damian sentía que su actuar no era el correcto, más estaba segado por la ira y el odio, que era incapaz de darse cuenta que, al dañar, al hombre que siempre dijo amar, el mismo estaba faltando y rompiendo la promesa de amor que alguna vez hizo de niño.
Continuara:...