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Chang Ai por N3K0-Ch4N

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Azula, al igual que su hermano, estaba comenzando a perder la cabeza o quizás estaba pasando por algo mucho peor que eso, donde sea que mirara, donde sea que estuviera solo podía tener alucinaciones del Avatar apareciendo para atacarla y acabar con ella en cualquier momento, o también podía ver como su hermano se reía de ella diciéndole lo ingenua que era. Las noches que siguieron previo a la invasión las paso en completo estado de insomnio, cada vez que cerraba los ojos e intentaba dormir, tenía pesadillas recurrentes en las que era derrotada por el Avatar el día del sol negro y eso era la principal causa de desvelo. También comenzó a sospechar del extraño comportamiento de su hermano, la princesa de la Nación del Fuego recordó que se había comportado de esa manera durante la batalla en las catacumbas de cristal cuando intentó atrapar al Avatar, luego de que ella lo atacó con su rayo, como si estuviera tratando de salvarlo o al menos protegerlo, pero afortunadamente esa campesina de la Tribu Agua logró atrapar el cuerpo del niño justo antes de que cayera al suelo y frente a sus ojos. Pudo ver incluso que había estado pasando tiempo con Mai, pero no compartían el típico momento de pareja, solo pasaban tiempo juntos como amigos, Mai le había contado una tarde que la princesa la fue a visitar a su casa y no estaba Ty Lee presente, lo que había pasado entre ella y Zuko, le contó que Zuko decidió que ambos siguieran siendo solo amigos porque le confesó que estaba enamorado de otra persona, pero lamentablemente no le había dicho quien era, luego de esta conversación, la princesa de la Nación del Fuego estaba más que convencida de que el Avatar estaba vivo, acechándola, observándola entre las sombras, esperando a que ella perdiera la poca cordura que aún le quedaba en su mente.

Oh, pero ella no haría eso, no caería sin pelear, obviamente era la heredera legítima del trono, estaba destinada a convertirse en Señor del Fuego antes que su estúpido hermano porque ella era hermosa, poderosa y temida, era inquebrantable, ninguna pesadilla recurrente del Avatar lograría arrebatarle la poca cordura que aún le quedaba en su mente. Solo para estar segura, la princesa de la Nación del Fuego enviaría a alguien para eliminar al Avatar si es que todavía estaba vivo y luego, después de eso, eliminaría a su hermano, por lo que no habría forma de que él pudiera quitarle el trono.

Azula sonrió y rió con malicia de su plan mientras caminaba por las zonas bajas de la capital de la Nación del Fuego, se había contactado con un hombre misterioso, un hombre en quien podía confiar y que no tenía moral ni deseos de poder, solo le gustaba matar personas... por un determinado precio.

En la noche profunda, la niebla y el viento fresco se arremolinaban alrededor de Azula mientras lo esperaba, él apareció con un ruido metálico, tenía un brazo y una pierna de metal, así como un tercer ojo tatuado en la frente, sus ojos dorados y salvajes se abrieron triunfalmente, no había dudas, ese hombre era el indicado para el trabajo que ella tenía en mente.

-Tengo un trabajo para ti-susurró mientras caminaba hacia adelante, su cuerpo se balanceaba seductoramente pensado que de esa forma podría aflojar la fría y penetrante mirada en el rostro de ese hombre, Azula posó sus manos sobre su musculoso pecho, frotando los duros muros y pestañeo de una manera coqueta como su amiga Ty Lee hacía siempre cuando estaba coqueteando con un chico lindo al azar-he oído hablar de ti, tienes un instinto asesino y sabes guardar secretos-el hombre no dijo una palabra, solo miró a la princesa de la Nación del Fuego sin quitarle la mirada fría-sospecho que el Avatar está vivo, quiero que descubras si mis sospechas son ciertas, si lo encuentras... elimínalo a él y a cualquiera que viaje con él. Después de eso quiero que mates a mi hermano, hazlo durante el día del eclipse, porque nadie estará allí para ver su desaparición-

La chica acercó más su cuerpo contra el de aquel misterioso hombre, pudo sentir cómo el poder y la ferocidad corrían por su cuerpo, eso casi la excitaba, pero él no era un pretendiente digno de ella, no importaba cuánto calentara su sangre. El hombre simplemente se separó de Azula, giró sobre sus pasos y desapareció rápidamente en la noche, dejando su calor en la palma de sus manos y las yemas de sus dedos, su mirada fría y su mal comportamiento se grabaron en su memoria. Una sonrisa apareció en la cara de la princesa mientras caminaba de regreso al palacio, ahora estaba segura de que nadie se interpondría en su camino de dominar el mundo, sonrió porque su hermano no tenía ni la menor idea de la sorpresa que muy pronto iba a recibir.


Había llegado el día del eclipse solar y junto con ello el comienzo de la invasión, en la mañana de la invasión, Aang se despertó de buen humor y saludó alegremente a todos. Katara se alegró de verlo tan feliz porque eso indicaba que él había descansado bien, Aang cree con confianza que podría enfrentar al Señor del Fuego durante el eclipse sin problemas. Toph le pregunta a Aang si va a usar el Estado Avatar contra él, pero Aang le explica que su séptimo chakra estaba bloqueado cuando Azula lo golpeó con su rayo, por lo tanto no puede entrar en el estado Avatar. De repente, una flota de naves de la Tribu Agua del Sur aparece en el horizonte ocultas bajo una ligeramente densa una capa de niebla. Aang creó algunos muelles improvisados en la costa usando tierra-control con ayuda de Toph. Sokka y Katara bajaron a la costa y corrieron a reunirse con su padre.

-Lo lograste, papá-dijo Katara mientras lo abrazaba, Hakoda correspondió el abrazo de su hija mientras Sokka se acercaba a ellos.

-¿Pudiste localizar a todos los que te dije que buscaras?-preguntó Sokka.

-Lo hice. Pero estoy un poco preocupado, Sokka-respondió Hakoda mientras miraba a Tho y Due, maestros agua de la Tribu Agua del Pantano, quienes bajaban del bote-algunos de estos hombres no son exactamente material de guerrero-

-Este lugar es muy diferente al pantano-comentó Due mientras salía del bote con Tho, pero se detuvo y señaló una roca que emergía del agua-¿qué crees que es, Tho? Una especie de trampa explosiva de la Nación del Fuego te comería?-

-Es solo una roca, Tho-respondió el hombre a su lado.

-Bueno, lo tendré en cuenta.

-¿Soy solo yo o esos tipos tienen su sombrero de hoja un poco ajustado?-preguntó Hakoda mientras miraba a Bato quien justo paso caminando a su lado.

-Solo desearía que usaran pantalones-le respondió el guerrero de la Tribu Agua del Sur.

-Los pantalones son una ilusión, y también la muerte-declaró Huu, otro de los miembros de la Tribu Agua del Pantano místicamente.

Aang y Toph se unieron a la reunión minutos después, alguien más bajó de otro bote, Haru, quien lucía un bigote recién crecido desde la última vez que el equipo Avatar lo vio.

-Hey, hola, Katara-la saludó Haru. Apenas lo vio, Katara dejó de hablar con Aang, Sokka y su padre y corrió a abrazar al maestro tierra con fuerza pero con ternura al tiempo que sonreía.

-Haru, es tan bueno verte-le dijo Katara feliz, Aang se sintió un poco dolido, la maestra agua jamás le había sonreído de esa manera, esta era la primera vez que la veía sonreír tan dulcemente a alguien que no había visto. veo en un rato, ni a su padre mostrar ese tipo de sonrisa. El joven Avatar sintió su corazón encogerse un poco ¿por qué le dolía tanto? no estaba celoso y tampoco estaba enamorado de Katara, al menos ya no de la forma en que solía estarlo, pero le prometió a la maestra agua que iban a hacer un esfuerzo y pretender que había algo entre ellos o al menos intentar tener una relación, buscó a Toph y trajo a la chica ciega hacia donde estaban Katara y Haru.

-Toph, este es Haru-le dijo Aang presentándole al maestro tierra-cuando lo conocimos, su aldea estaba controlada por la Nación del Fuego, así que tuvo que ocultar su tierra-control-

-Katara inspiró a mí y a mi padre a recuperar nuestra aldea-les dijo Haru mientras miraba a la maestra agua quien desvió la mirada ligeramente sonrojada.

-Nos ayudaste a encontrar nuestro coraje, Katara-le agradeció Tyro, el padre de Haru, colocando una mano en el hombro de la chica y la otra en el hombro de su hijo-ahora estamos aquí para ayudarte-

Toph y Aang los miraron, ambos con una sonrisa al ver que habían venido desde tan lejos para ayudarlos en la invasión, hasta que la maestra tierra pudo sentir una presencia cerca de ella y abrió muy grandes los ojos.

-No puede ser, ese es...-Toph estaba a punto de hablar, pero fue interrumpida al sentir un par de brazos grandes y fuertes apretujándola fuertemente contra un cuerpo robusto.

-Hippo está feliz de ver a Bandida Ciega-dijo Hippo, un luchador del Reino Tierra, mientras abrazaba a la niña ciega y la levantaba en sus brazos.

-¿Ustedes están aquí para una revancha?-le preguntó Toph a él y a Boulder, otro luchador que formaba parte de las peleas clandestinas del Reino Tierra.

-Negativo-le respondió Boulder-Boulder y Hippo ya no lucharán para divertir a los demás, ahora lucharemos por nuestro reino-

-Eso es dulce-dijo Toph mientras sonreía, una vez que Hippo la colocó en el suelo, hubo una pequeña explosión en una de las naves y todos se acercaron a ver qué pasó. El mecánico, su hijo, Teo, Pipsqueak y the Duke emergieron del bote.

-¿Acaso eso fue un invento nuevo?-preguntó Sokka un poco preocupado por ellos.

-Sí, pero desafortunadamente, las capacidades inflamables de la salsa de maní demostraron ser un completo fracaso-respondió el mecánico un poco decepcionado de que su reciente invento hubiera sido un rotundo fracaso.

-¿Estaban haciendo bombas con salsa de maní?-preguntó el chico de la Tribu Agua incapaz de creer lo que estaba escuchando.

-Son destructivas-respondió Pipsqueak, quien cargaba a the Duke en sus hombros.

-Pero también deliciosas-comentó el pequeño niño mientras se reían y se quitaban la salsa de sus rostros, Momo saltó hacia el pequeño y comenzó a lamer la sustancia marrón caramelo de su rostro.

-¿Pudiste completar el trabajo de los planos que te envié?-preguntó el guerrero de la Tribu Agua del Sur.

-Sí, lo hice-respondió el mecánico-y creo que la Nación del Fuego se llevará una gran sorpresa-

-Aang, mi papá y yo hicimos esto para ti-le dijo Teo al joven Avatar presentándole su regalo, consistía en un bastón con un estilo diferente del que estaba acostumbrado, Aang lo abrió y aquel bastón resultó ser un nuevo planeador que además contenía un compartimiento secreto para guardar snacks.

Mientras tanto, en la prisión de la Nación del Fuego, el alcaide Poon estaba de pie junto a la celda de Iroh limando sus uñas con la espalda apoyada contra la pared de piedra mientras le enviaba una mirada despectiva al anciano quien permanecía en silencio y sentado en el suelo dándole la espalda.

-A puesto a que estás cansado de estar en esa celda, anciano-comentó Poon mientras continuaba burlándose del encarcelado Iroh-bueno, que mala suerte. Nunca volverás a salir de estas paredes-

Ming, una joven guardia, apareció con el desayuno: un bowl de arroz y una taza con un poco de té de jade blanco.

-Traigo el desayuno-dijo la guardia mientras se acercaba con la bandeja.

-Cuidado, Ming. No te le acerques demasiado-le advirtió el alcaide Poon y desvió la mirada hacia Iroh-su hedor podría noquearte-

Tras de decir eso, el alcaide salió de la celda bajo la molesta mirada de la mujer, miró a Iroh y caminó hasta que estuvo unos centímetros cerca de la puerta de su celda.

-Te traje un poco de té de jade blanco-dijo Ming mientras colocaba la bandeja en el suelo-sé que te gustan los tes exóticos-

-Gracias, Ming-respondió Iroh mientras se volteaba y tomaba la taza con el té-desde que me encerraron aquí, has sido muy amable conmigo-

Todos se reunieron para escuchar el plan de invasión, Sokka intentó informar a la fuerza sobre los pasos a seguir de la invasión, pero su nerviosismo se apoderó de él; haciendo que se pusiera cada vez más ansioso hasta que pierde la noción de su discurso y comenzó a contar toda la historia de cómo conoció a Aang. Hakoda decidió tomar las riendas del asunto y con confianza le habló al pequeño ejército sentado en el suelo.

-Permitanme aclarar algunos puntos para todos-dijo Hakoda-hoy es el día del sol negro y quiero agradecerles a todos por su sacrificio y su valentía. Hay dos pasos a seguir en la invasión: una etapa naval y una etapa terrenal, para obtener acceso al mar de la capital de la Nación del Fuego, tenemos que superar nuestro primer obstáculo importante aquí…-pasó a otro mapa-las grandes puertas de Azulon-pasó al siguiente mapa-a continuación, atacaremos en tierra y lo haremos con todo lo que tengamos, debemos pelear más allá de sus almenas y asegurar la torre de la plaza, una vez que hagamos esto, seguiremos recto hasta el palacio real, a partir de ese punto el eclipse comenzará-

-Disculpe, pero, Boulder está confundido-dijo Boulder mientras levantaba su mano para llamar la atención del líder de la Tribu Agua del Sur en señal de confusión e incomprensión-¿el punto de la invasión no era atacar a los maestros fuego cuando no tengan poder durante el eclipse?-

-El eclipse solo dura ocho minutos-respondió Hakoda-no hay tiempo suficiente para llevar a cabo toda la invasión y el palacio real está custodiado por maestros fuego, así que ahí es donde necesitaremos el eclipse para obtener mayor ventaja. Para cuando esto termine, el Avatar ya habrá derrotado al Señor del Fuego, tendremos el control total de la capital de la Nación del Fuego y la guerra habrá terminado-

Todos aplaudieron y se prepararon para partir; a Appa le fue colocada una armadura marrón y dorada, y Aang se rapó la cabeza, se sentía un poco mal por tener que hacerlo, pero no tenía otra opción, los maestros aire no debían tener cabello en sus cabezas, es la costumbre, la única persona de la Nación del Fuego que lo vio con cabello café oscuro fue Zuko, por supuesto, sus amigos nunca debían saber que se había reunido con Zuko la noche de la fiesta en la cueva. Sacudió la cabeza para olvidar sus pensamientos recientes sobre el príncipe de la Nación del Fuego, no era bueno para él seguir pensando en él, no después de lo que le había dicho aquella noche, aún seguía sin creer que fuera capaz de ejecutar semejante plan, lo conocía bien y sabía que eso no era propio de él. Quizás le daría otra oportunidad cuando terminara la invasión.

Mientras tanto, Zuko estaba en su habitación luciendo su armadura de batalla que le hicieron ponerse para participar en la invasión, miró su reflejo en el espejo y suspiró al ver en la clase de persona en la que se había convertido, pero hoy le pondría fin a eso, se deshizo de su armadura, deshizo el peinado tradicional de la familia real de la Nación del Fuego dejando suelto su cabello oscuro que había crecido un poco más durante ese breve periodo de tiempo, una vez hecho esto, tomó un pergamino y comenzó a escribir una nota de despedida para su amiga, Mai, solo ella podía saber de su partida, confiaba en ella y estaba seguro de que no le diría a nadie. El día del sol negro finalmente había llegado, hoy sería el día en que ejecutaría la fase final de su plan, se enfrentaría a su padre, huiría de la Nación del Fuego y se uniría al equipo Avatar para ayudarlos a detener la guerra y también esperaba que Aang lo perdonara esta vez, las cosas no habían terminado bien desde la última vez que se vieron y Zuko solo deseaba que el joven Avatar finalmente entendiera que estaba intentado corregir sus errores, y esta vez iba en serio.

Después de afeitarse la cabeza, Aang fue a ver como se encontraba Sokka, quien ahora llevaba su armadura y sostenía su casco en sus manos, se sentía avergonzado de su comportamiento anterior, pero luego levantó la mirada apenas vio a su amigo acercarse con su nuevo planeador y aterrizar a su lado.

-Te hemos estado buscando por todas partes-le dijo Aang a su amigo luego de aterrizar junto a él en el césped-los barcos están listos para partir-

-Lo eche a perder, Aang-dijo Sokka bajando la cabeza decepcionado.

-¿Qué?

-El plan de invasión era mi momento de la verdad y lo arruiné por completo-le dijo el guerrero de la Tribu Agua del Sur a su amigo-yo solo... me desmoroné-

-Sokka, ese discurso no fue tu momento de la verdad-dijo Aang mientras se acercaba a él y colocaba una mano en su hombro como señal de consuelo-eso fue solo hablar en público y nadie es realmente bueno en eso-

-Mi papá lo es, explicó el plan perfectamente e inspiró a todos-dijo Sokka sintiéndose más avergonzado que antes-como un verdadero líder debería hacerlo-

-Mira, tu momento de la verdad no estará frente a algún mapa. Va a estar ahí afuera en el campo de batalla.

-Pareces tan seguro de todo ¿cómo sabes que vamos a ganar?

-Porque ya le fallé al mundo una vez en Ba Sing Se. No volveré a fallarme a mí mismo otra vez.


Las fuerzas invasoras se dirigieron a las grandes puertas de Azulon ocultos bajo una densa capa de niebla, apenas se acercaron a las puertas sonó una alarma y una red se eleva desde ambos lados de la puerta bloqueando el acceso. Apenas la red se incendia, grupos de maestros fuego se infiltraron en los botes solo para descubrir que estaban vacíos, la fuerza invasora pasó las puertas en naves submarinas impulsadas por agua-control, pero los submarinos tienen un suministro limitado de oxígeno por lo que deben salir a la superficie antes de llegar a la playa. Mientras los submarinos resurgen para recargar oxígeno, el equipo Avatar se reencuentra otra vez para desearse buena suerte antes de separarse temporalmente, Aang y Katara se alejaron de los demás para poder despedirse en privado.

-Aang yo… Katara yo…-dijeron ambos al unisono para luego desviar sus miradas un poco nerviosos y avergonzados.

-Tu primero-le dijo Aang a la maestra agua.

-Hemos pasado por muchas cosas juntos y te he visto crecer tan rápido. Ya no eres ese niño ingenuo y tonto que encontré en un iceberg-dijo Katara haciendo que el joven Avatar se sonrojara por sus palabras-lo que quiero decir es… que estoy muy orgullosa de ti-

-Todo va a ser diferente después de esto ¿no?-le preguntó Aang.

-Sí, lo será-respondió la maestra agua llevando una mano detrás de su nuca con un poco de vergüenza.

-Que pasa sí… ¿qué pasa si nunca regreso?

-Aang, no digas esas cosas. Por supuesto que…-intentó decirle Katara, pero fue interrumpida apenas Aang la atrajo hacia él en un fuerte abrazo, la maestra agua se sorprendió un poco por un segundo, pero luego correspondió el abrazo colocando sus manos en su espalda, aferrándolas tiernamente.

-Prométeme que si nunca regreso, te cuidarás y nunca te olvidarás de mi-le dijo Aang a su amiga sin dejar de abrazarla.

-Lo prometo-le dijo Katara tras separase de su abrazo, Aang, dándose cuenta de lo importante que es este día y que probablemente existía la posibilidad de que no sobreviviría esta vez, cerró la distancia entre él y la maestra agua y la besó. Katara mantuvo sus ojos bien abiertos, pero luego los cerró lentamente aceptando aquel beso, por alguna razón, Aang no sintió nada cuando la besó, no sentía el calor fluir dentro de él, no sentía chispas volar a través de su cuerpo, nada. Después de separarse del beso, el joven Avatar sacó su planeador con confianza y se fue volando para enfrentar al Señor del Fuego, dejando a Katara un poco sorprendida y sonrojada, pero luego desvió la mirada con tristeza hacia el horizonte, sabía perfectamente que Aang amaba a alguien más y que solo la estaba usando para olvidar a la persona que realmente amaba y al hacer esto, solo se lastimaban mutuamente.

-Katara ¿qué estás haciendo aquí afuera?-la llamó Sokka sacándola de sus pensamientos-es hora de sumergirse-

-Cierto, ya estoy en eso-respondió Katara, saltó sobre Appa y creó una burbuja alrededor de su cabeza para que ambos pudieran respirar bajo el agua, Appa se zambulló en el agua apenas los demás comenzaron su ataque.


Aang se dirigió volando al palacio real con su planeador y no pudo evitar sentirse un completo tonto por lo que pasó hace unos momentos ¿qué le había pasado por la cabeza para besar a Katara de esa forma? No estaba seguro, tal vez lo había hecho porque una parte de él todavía estaba herida por lo que le había dicho Zuko aquella noche que se encontraron en el corredor de la prisión, o tal vez quería olvidar el toque de sus besos o tal vez lo hizo porque se sentía desconsolado y solo quería calmar el dolor que tenía dentro. De pronto, su estómago comenzó a gruñir, así que abrió el compartimiento de snacks de su planeador, comió algo y continuó su viaje hacia el palacio de la Nación del Fuego.

Luego de que los submarinos evadieran la captura en una puerta equipada con armas tipo arpones, finalmente las fuerzas invasoras consiguen llegar a la playa cerca de la capital. Al entrar a la plaza, unos tanques con forma de oruga impulsados por maestros tierra son liberados de inmediato y se enfrentan a los tanques tundra de la Nación del Fuego, a medida que se producen los combates en tierra firme, otros guerreros, maestros y ocho camiones de suministros se suman a la batalla, los tanques oruga de los maestros tierra son muy resistentes y consiguen derribar los tanques de la Nación del Fuego. Huu usa su planta-control para crear un monstruo gigante hecho de algas.

Tras disculparse mentalmente con Mai y dejarle la nota en su habitación, Zuko fue a una pequeña sala donde se encontraba un altar y se arrodillo frente a un retrato de su madre.

-Sé que he tomado malas decisiones, pero hoy... voy a arreglar las cosas-dijo Zuko-voy a huir de aquí e intentaré detener esta guerra sin sentido de una vez por todas y quizás... quizás la persona que amo pueda perdonarme y finalmente podremos estar juntos-

Una vez dichas estas palabras, Zuko regresó a su habitación, recogió sus sables, una bolsa con todas sus cosas y se alejó de allí listo para enfrentar su destino.

Katara, Hakoda y Sokka atacaron las torres que disparaban misiles hacia ellos con ayuda de Appa. Katara y Sokka logran derribar una torre, Hakoda destruye otra pero termina siendo herido en el proceso, ambos hermanos llevaron a su padre a una corta distancia del campo de batalla, Katara intenta curar a su padre usando agua-control; sin embargo, a pesar de ayudarlo con su agua-control, Hakoda necesita tiempo para reponerse antes de volver a la batalla, por lo tanto, Sokka le promete a su padre y hermana que él se encargaría de liderar la batalla en su lugar, se va volando en Appa, aterriza entre las tropas que al parecer han tenido una pequeña desorganización, logra reagrupar a las fuerzas invasoras y les ordena continuar el trayecto hasta el palacio.

A medida que la invasión derribaba el muro de la capital, las cosas parecían estar marchando bien; sin embargo, cuando Aang entró en la ciudad capital, la encontró completamente desierta, no había ni una persona en las calles.

-Esto es extraño, normalmente hay gente caminando por estas calles…-pensó Aang, este cambio drástico de escena, todo estaba tan vacío y tranquilo, demasiado tranquilo, eso no era normal en una ciudad tan concurrida como lo era la capital de la Nación del Fuego, salió de su trance y su modo de defensa y comenzó a caminar hacia el palacio. Una vez allí, abrió la puerta y entró-¡el Avatar ha regresado!-gritó, sin embargo, pudo ver que no había nadie alrededor, algo que lo llevó a pensar que nada de esto podría ser más extraño, pero también lo llevó a pensar que quizás se trataba de una trampa y Aang comenzó a creer en la posibilidad de que estaba siendo perseguido.

Entre los innumerables corredores y pasadizos buscando al Señor del Fuego para poder hacerle frente, Aang escuchó unos pasos y se detuvo en el corredor, los pasos parecían detenerse también, que sospechoso, permaneció en silencio intentando percibir el movimiento de la persona que estuviera allí en el mismo corredor que él, pero se sorprendió cuando la persona del otro lado de la pared, se abalanzó en su dirección haciéndolo caer al suelo y en cuestión de segundos, fue golpeado directamente en el rostro, haciendo que el joven Avatar emitiera un quejido de dolor, lo que obligó a la persona que lo atacó a dejar de golpearlo mientras lo observaba con ira.

-¿Aang?-Zuko dejó de lado su expresión de ira y lo miró entre perplejo y confundido.

-¿Zuko?-el joven Avatar lucía mucho más confundido que él, se dio cuenta de que el príncipe de la Nación del Fuego llevaba una capa roja y dorada, también llevaba dos sables y una bolsa-a… ¿a dónde vas? pensé que ibas a pelear junto a tu padre-

-En realidad voy a pelear pero contra mi padre-respondió Zuko, el Avatar procesó la información al tiempo que el príncipe escuchó unos pasos aproximarse hacia ellos, tomo la muñeca de Aang y fue arrastrado por el corredor y arrojado dentro de una pequeña habitación que había allí.

-Espera… no entiendo nada-le dijo Aang a Zuko una vez que ambos entraron en esa pequeña habitación-¿vas a enfrentarte al Señor del Fuego? pero… ¿por qué?-

-Por que le mentí, algún día tenía que enfrentarme las consecuencias de mis errores y redimirme, especialmente contigo. Y ese día es hoy, reconozco que he hecho cosas malas y al mirar atrás lo único que he traído fue más dolor y remordimiento, antes que felicidad y buenos recuerdos, se que probablemente me odies y sé que si mi madre estuviera aquí… ella también me odiaría. Tengo que hacer esto por mí, por ella y… por ti.

Aang nunca esperó escuchar semejante confesión, especialmente de Zuko, se dio cuenta que esta vez iba en serio, pero su mente le hizo rememorar todas las cosas que le dijo esa noche en el oscuro pasillo de la prisión y eso hizo que sus esperanzas se desmoronaran una vez más.

-Zuko, tú… ¡eres un idiota!-exclamó Aang, Zuko lo miró un poco sorprendido pero en sus ojos se reflejaba tristeza-eres un idiota por creer que tu madre te odiaría, estaría orgullosa de que finalmente encontraste tu camino, igual… igual que como yo lo estoy ahora-las pupilas en los de ojos dorados del príncipe de la Nación del Fuego se encogieron en sorpresa-pero…-no, no otra vez, Zuko no podría soportar más dolor del que ya sentía-aunque me ayudaste mucho todo este tiempo, nunca podría odiarte, pero no me puedo permitir perdonarte, mi corazón quiere que te perdone pero mi mente me detiene, y si crees que debes detener a tu padre y que debo ayudarte, entonces estás…-

Zuko interrumpió el discurso de Aang abrazándolo, todo el peso que ambos llevaban en sus hombros desapareció durante ese pequeño momento, el joven Avatar correspondió el abrazo colocando sus brazos alrededor de la cintura del maestro fuego, aferrándose fuertemente, en ese instante, ambos sintieron que recuperaban sus fuerzas.

-Realmente lo siento, Aang. También estoy muy agradecido por tener esta oportunidad, quizás no me convierta en la mejor persona del mundo de un día para otro pero, te prometo que lo intentaré.

Los dos salieron de la habitación un poco avergonzados, la escena era cómica y más sabiendo que Zuko salió de allí sonrojado y con una sonrisa. Un ruido externo llamó su atención, por lo que sabían que tendrían que separase para seguir su destino ahora y ¿quién sabe? tal vez esto los volvería a unir.

-Es la hora ¿no?-preguntó Aang, Zuko asintió-¡hagamos esto!-

-Se que se oye aterrador, pero tú eres el Avatar, nadie puede detenerte.

-Tienes razón pero… tengo miedo-respondió el joven Avatar.

-¿Miedo? ¿por qué?-preguntó Zuko mirando al niño con un semblante preocupado.

-Porque ¿y si no puedo ganar esta batalla? ¿y si pierdo otra vez? no quiero que eso suceda, yo…-Aang fue silenciado por Zuko quien presionó sus labios contra los suyos, tomó el cuello del pequeño monje acercándolo más y Aang se aferró a la túnica de Zuko, una vez más, Aang pudo sentir chispas volando dentro de su cuerpo, totalmente diferente de cuando besó a Katara hace unos minutos. El beso fue profundo pero no duró mucho, cuando se separaron, Zuko le guiñó un ojo al Avatar, haciéndolo sonrojar y se fue de allí.

Aang permaneció allí por unos segundos, antes de reaccionar, salir del palacio y unirse a las fuerzas invasoras. Una vez que llegó usando su planeador, pudo ver que la batalla continuaba, Katara y Sokka ya lo estaban esperando, el joven Avatar guardó las alas de su planeador y aterrizó en el suelo frente a ellos.

-Por favor dime que estás aquí porque el Señor del Fuego resulto ser un gran debilucho y ni siquiera necesitabas del eclipse para derrotarlo-dijo Sokka mirando a su amigo de pie frente a él.

-No estaba en casa-respondió Aang, eso era cierto, pero no podía decirles que había visto a Zuko mientras buscaba al Señor del Fuego-de hecho, no había nadie, toda la ciudad está abandonada-

-Ya lo sabían…-dijo Sokka al percatarse de esta situación.

-Se acabó. El Señor del Fuego probablemente se haya ido hace mucho a una isla remota donde estará a salvo durante el eclipse.

-No-dijo el guerrero de la Tribu Agua del Sur de forma pensativa-mis instintos me dicen que no iría demasiado lejos, tendría que tener algún búnker secreto al cual ir y estar a salvo durante un ataque, pero debería estar lo suficientemente cerca como para seguir dirigiendo a su nación-

-Si un búnker subterráneo es lo que buscamos, yo soy la chica indicada para encontrarlo-sugirió Toph, ofreciéndose a si misma para iniciar la búsqueda.

-El mecánico me dio este dispositivo de sincronización-dijo Sokka mientras sacaba una especie de reloj que contaba el tiempo que quedaba para que las fuerzas de invasión derrotaran a la Nación del Fuego-parece que tenemos unos diez minutos hasta que el eclipse aparezca por completo, diez minutos para encontrar al Señor del Fuego-

-Aún podemos hacer esto, todavía podemos ganar este día-dijo Aang con un tono esperanzado.

-Esperen, si sabían que vendríamos aquí, entonces todo se trata de una trampa-dijo Katara deteniendo a su amigo y desvió la mirada hacia su hermano-quizás deberíamos usar el tiempo que nos queda para asegurarnos de que todos salgamos de aquí sanos y salvos-

-Todos los que están aquí hoy vinieron preparados para arriesgarlo todo por esta misión-dijo Hakoda mientras se levantaba lentamente debido a la herida, apretó el puño con fuerza mientras hablaba-saben que todo está en juego, si aún queda una oportunidad y todavía hay esperanza, creo que sería mejor que Aang hiciera esto-

-¿Qué opinas? Tu eres quien tiene que enfrentar al Señor del Fuego, después de todo-le preguntó Sokka a Aang mientras lo miraba-cual sea que sea la decisión que tomes, yo te apoyo-

-Tengo que intentarlo-respondió Aang.


Con ayuda de la habilidad de Toph para ver bajo tierra, logró localizar el búnker secreto dentro de un volcán cercano, pasaron a través de túneles llenos de gas y magma hasta alcanzar una puerta de metal que Toph abrió usando su recién adquirido metal-control, arrinconaron a un noble de la Nación del Fuego y él les indicó dónde estaba la cámara del Señor del Fuego. Apenas comenzó el eclipse, Aang abrió la puerta de la cámara y para su sorpresa, encuentra a Azula esperándolos.

-Entonces, supongo que mis dudas están confirmadas, estás vivo después de todo-dijo la princesa de la Nación del Fuego-tuve el presentimiento de que sobreviviste a mi ataque, pero eso no importa, hace meses que sabía de la invasión-

Mientras tanto, Zuko se dirigió a la cámara donde se escondía su padre, ahora estaba de pie frente a las puertas de acero, suspiró suavemente, la decisión ya estaba tomada y no había vuelta atrás, ya había hecho un plan y no pensaba echarlo a perder. Llevó una mano a su espalda para asegurarse de llevar consigo sus sables.

-Ya es hora-dijo, puso una mano en la puerta y la abrió-voy a enfrentarte-

-Príncipe Zuko ¿qué haces aquí?-preguntó Ozai-¿por qué estás aquí?-

-Estoy aquí para decirte la verdad-respondió Zuko.

-Decir la verdad en medio de un eclipse, esto resultará interesante-Ozai despidió a sus guardias, éstos se dieron la vuelta y salieron corriendo de la habitación, la atmósfera era tan tensa que se podía cortar con un cuchillo (literalmente) pero Zuko recuperó su valor y no lo dejó ir-siento curiosidad por lo que estás pensando hacer-

-En primer lugar, en Ba Sing Se fue Azula quien derrotó al Avatar, no yo-dijo Zuko.

-¿Por qué me mentiría sobre eso?-preguntó el Señor del Fuego.

-Porque el Avatar no está muerto. Sobrevivió.

-¿Qué?

-De hecho, probablemente esté liderando esta invasión. Podría estar en camino ahora mismo.

-¡Vete de aquí!-le ordenó Ozai enojado mientras se levantaba de su asiento-sal de mi vista ahora mismo si sabes lo que te conviene-

-Otra cosa, ya no recibiré órdenes tuyas-dijo Zuko desafiante, no había llegado tan lejos para rendirse tan pronto.

-Me obedecerás o ese aliento desafiante será el último que des-dijo Ozai aún enojado, comenzó a caminar a pasos amenazantes hacia su hijo, pero Zuko lo previno y desenvaino sus sables y adoptó una posición de pelea, su padre no podía hacer nada sin su fuego-control.

-Voy a decir lo que pienso y tú me vas a escuchar-Ozai se sentó otra vez con una expresión seria en el rostro-no quería nada más que estar a tu lado. Durante mucho tiempo todo lo que quería era que me amaras, que me aceptaras-cerró los ojos pensando en la crueldad de su padre hacia su persona-pensé que era mi honor lo que quería, pero en realidad solo estaba intentando complacerte. Tú, mi padre que me desterró solo por hablar cuando no debía. Tú, mi padre que me desafió, siendo un niño de trece años, a un Agni Kai ¿cómo puedes justificar un duelo con un niño?-

-Lo hice para enseñarte respeto.

-Fue cruel y estuvo mal.

-Entonces no has aprendido nada.

-No, he aprendido todo y lo he tenido que aprender por mi cuenta. Al crecer, nos enseñaron que la Nación del Fuego era la civilización más grande de la historia y, de alguna manera, la guerra era nuestra forma de compartir nuestra grandeza con el mundo, qué mentira tan asombrosa fue, en lugar de respetarnos, la gente nos teme, el mundo está aterrorizado por la Nación del Fuego, no ven nuestra grandeza, nos odian y nos lo merecemos. Hemos creado una era de miedo en el mundo y si no queremos que el mundo se destruya a sí mismo, debemos reemplazarlo con una era de paz y... amor-añadió esta última palabra en voz baja.

-Y yo que pensé que no querías nada más que estar a mi lado. De seguro tu tío te ha influenciado ¿no es así?-dijo su padre con una voz burlona y áspera.

-Sí, lo hizo.

-Bueno, tal vez él pueda enseñarte los caminos del té y el fracaso-respondió Ozai sarcásticamente.

-No, me ha enseñado el camino de la igualdad. Hay algo más que debo decirte.

-¡No! ¡ya fue suficiente!-gritó Ozai poniéndose de pie.

-He tomado una decisión aún más importante… me uniré al Avatar y voy a ayudarlo a derrotarte-dijo Zuko-también quiero decirte que yo… que yo soy gay-

-Ya lo sabía idiota, Azula me dijo eso-dijo el Señor del Fuego, Zuko se sorprendió por un segundo ¿cómo rayos sabía su hermana que él es…?-crees que eres lo suficientemente valiente como para enfrentarme, pero solo lo harás durante el eclipse. Si tienes verdadero coraje, te quedarás aquí hasta que reaparezca el sol ¿no quieres saber qué fue lo que pasó con tu madre?-

Aang, Sokka y Toph lucharon contra Azula y sus agentes Dai Li, quienes finalmente son inmovilizados. Aunque no tuviera su fuego-control, Azula demostró ser demasiado ágil para que Aang o los demás logren derribarla, Sokka impide que Aang y Toph persigan a Azula más allá, dándose cuenta de que solo los está engañando para que pierdan el tiempo restante, mientras intentan irse, Azula se burla de Sokka al insinuar que ella ha capturado, encarcelado y (posiblemente torturado) a Suki, lo que enfurece al guerrero de la Tribu Agua del Sur, quien se precipita hacia ella. Azula se prepara para apuñalarlo con una daga oculta, pero Toph pudo sentir su movimiento, la desarmó rápidamente y la acorraló contra la pared con unas esposas hechas con tierra-control, Sokka sujeto a Azula y le exige que le revele donde se encuentra la guerrera Kyoshi.

-¿Qué pasó esa noche?-le preguntó Zuko al Señor del Fuego.

-Mi padre, el Señor del Fuego Azulon me había ordenado que hiciera lo impensable hacia ti, mi propio hijo e iba a hacerlo. Tu madre aparentemente se enteró y juró que te protegería a toda costa-le dijo Ozai-ella sabía que quería el trono y me propuso un plan... un plan con el que me convertiría en el Señor del Fuego y tu vida se salvaría. Tu madre hizo cosas traicioneras esa noche, sabía las consecuencias y las aceptó, por su traición, ella fue desterrada-

-Entonces, ella está viva...-dijo Zuko quien sintió una lágrima deslizarse mojando su mejilla.

-Quizás, y ahora me doy cuenta de que el destierro era una pena demasiado amable para la traición y para los monstruos como tú, tu pena será mucho más severa.

Sin pensarlo siquiera, Ozai envió un poderoso rayo a su hijo, Zuko logró atrapar el rayo y lo redirigió hacia Ozai, contraatacando, provocando una explosión que empujó al Señor del Fuego contra la pared. El fuego estaba por todas partes, y para cuando el humo se desvaneció, Zuko ya se había ido.

Azula se da cuenta de que el eclipse ha terminado porque puede sentir que el fuego-control regresa a ella, haciendo uso de sus llamas azules consigue apartar a los tres integrantes del equipo Avatar, da una vuelta quedando de rodillas en el muro de tierra, logra liberarse de las esposas hechas con tierra-control de Toph consiguiendo así escapar de Sokka y los demás.

-Papá está al final del pasillo-les dijo la princesa de la Nación del Fuego revelando la ubicación exacta en donde estaba su padre-luego bajen por una escalera secreta a la izquierda, estoy segura de que estará feliz de verlos ahora-

Creyendo que podría derrotarlos ahora que el eclipse ha terminado, Azula huye del búnker dejando a Aang, Sokka y Toph de pie en medio de ese túnel.

-¡Ya quisiera ver eso!-le gritó Sokka molesto a la princesa quien escapaba corriendo de allí riéndose a carcajadas-agh, no puedo creerlo, nos hizo perder todo nuestro tiempo-

-No es tu culpa, Sokka-le dijo Toph, girando su cabeza hacia el guerrero de la Tribu Agua del Sur-Azula estaba lista para esperarnos, ella tenía todos sus movimientos planeados-

-Y ahora, es demasiado tarde.

-Quizás no sea demasiado tarde, el eclipse ha terminado pero puedo enfrentar al Señor del Fuego de todos modos-dijo Aang mientras se volteaba para mirar a sus amigos quienes estaban detrás de él.

-No, no creo que sea una buena idea-dijo Sokka deteniendo a su amigo.

-Pero debo hacerlo, vine hasta aquí para terminar el trabajo y todos cuentan conmigo-le dijo Aang.

-El Señor del Fuego sabía que vendríamos esta vez, pensamos que teníamos el factor sorpresa de nuestro lado pero no fue así-dijo Toph-simplemente no era nuestro día, ahora lo que tenemos que hacer es volver y ayudar a nuestros amigos-

-Supongo que ustedes tienen razón-dijo el joven Avatar un poco decepcionado, pero pudo sentir una mano apoyarse en su hombro, elevó su mirada encontrándose con Sokka de pie frente a él.

-Tendrás otra oportunidad. Sé que lo lograrás.

Al salir del búnker, Zuko corrió por una pendiente hacia el aeródromo, las aeronaves más grandes ya habían despegado, encontró un pequeño globo de guerra cargado y listo para partir. Saltó dentro ignorando los gritos de los guardias, cortó los sacos de arena y pronto se dirigió hacia las nubes, se elevó hasta que alcanzó a ver a Appa y comenzó a seguirlo, desviando la mirada de vez en cuando a la aeronave que se alejaba detrás de él.

Después de eso, Aang, Sokka y Toph regresaron al campo de batalla, mientras flotas de globos aerostáticos y zepelines emergían detrás del palacio e intentaban atacar a las fuerzas invasoras. Las tropas intentan detener la flota de aeronaves, pero se dan cuenta de que son superados en número. Las aeronaves destruyen los submarinos, haciendo imposible la fuga de las fuerzas invasoras. Hakoda le dice a Aang y a los luchadores más jóvenes que huyan mientras los adultos se quedan atrás para ser tomados como prisioneros. Luego de despedirse, el resto del equipo Avatar, junto con Haru, Teo y the Duke, suben en Appa y a medida que se elevan en el aire, Aang les dice que el Templo Aire del Oeste será un lugar seguro para esconderse por un tiempo. Por otro lado, Azula los observa alejarse desde una de las aeronaves mientras el grupo escapa, pero ella elige no perseguirlos, confiando en que algún día regresarían.


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