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Chang Ai por N3K0-Ch4N

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En otra parte, lejos de donde estaban sus amigos, Momo despierta a Aang y éste ve con gran asombro que está en una isla misteriosa en medio del mar. Todo a su alrededor se mueve de manera extraña y lo primero que se le viene a la mente fue lo sucedido la noche anterior y la pelea que tuvo con sus amigos.

-¿Dónde estamos, Momo?-preguntó Aang, el pequeño lémur no pareció escucharlo pues estaba muy entretenido persiguiendo a una ardilla.

Al deducir que no se encontraban en el mundo espiritual porque aún podía controlar los elementos y Momo podía verlo, Aang corrió hasta llegar al punto más alto de la isla para saber donde se encontraba. Todo era muy confuso en ese momento, y Aang podía sentir que estaba a punto de tener la mayor aventura de su vida. Vagando por la isla, el joven Avatar pronto se encontró con un gran símbolo hexagonal en el suelo, al ver que no es capaz de moverlo con su tierra-control, deduce que no esta hecho de roca o de tierra común y corriente. Perdido en sus pensamientos, Aang decide ponerse en contacto con el Avatar Roku, con la esperanza de que éste le diga en qué lugar está.

-Tienes razón, Aang. Todos los Avatares pasados, toda su experiencia y sabiduría están disponibles para ti. Si miras profundamente dentro de ti mismo-le dijo el Avatar Roku una vez que apareció frente a él.

-Entonces ¿en dónde estoy, Roku?-le preguntó Aang mirando alrededor del misterioso bosque-¿qué es este lugar?-

-No lo sé Aang. Pero puedo ver que estás perdido en más de una forma en este momento.

-Lo estoy, necesito averiguar qué debo hacer cuando me enfrente al Señor del Fuego-le dijo Aang, su voz sonaba grave, su expresión era seria y su rostro miró al antiguo Avatar-excepto que yo no quiero terminar matando al Señor del Fuego, no sé si pueda…-

Roku transmitió su conocimiento, disciplina y autocontrol, pero Aang dejó de prestar atención cuando vio que al final, Roku tenía la misma opinión que los demás, debía matar al Señor del Fuego Ozai. Cuando termino de transmitirle su aprendizaje, el espíritu volvió a hablar.

-Te ofrezco este consejo, Aang-y tras decir eso, el Avatar Roku desaparece.

Aang invocó a la Avatar Kyoshi para pedirle un consejo, ella recordó su encuentro con Chin el Conquistador, provocando su muerte sin que ella se diera cuenta. Aang razona diciendo que técnicamente ella no mató a Chin, pero Kyoshi le dice a Aang que no ve la diferencia y que sin dudar lo habría matado para mantener el equilibrio en el mundo.

-Solo la justicia traerá la paz-y tras decir eso, ella desaparece. Molesto por su respuesta, Aang desea que nunca le haya pedido consejo a la Avatar Kyoshi, sus esperanzas eran cada vez más escasas y estaba cada vez más frustrado.

Pasó otra hora meditando y esta vez apareció el Avatar Kuruk, éste le explicó que durante su tiempo como Avatar fue un hombre relajado y dejo que las cuatro naciones resolvieran sus problemas por sí mismas; sin embargo, Koh, el ladrón de rostros, castigó a Kuruk por su pereza y se llevó el rostro de su amada, Ummi, al mundo espiritual. Kuruk se arrepiente por lo que le sucedió y le dice a Aang que debe moldear activamente su propio destino, así como el destino del mundo. Tras desaparecer, el joven Avatar se desespera porque tres de sus vidas pasadas le estaban diciendo que debía hacer lo que él no quería hacer.

Mientras tanto, el equipo Avatar estaba durmiendo junto a los muros de Ba Sing Se, Toph estaba descansando en una tienda de roca hecha con su tierra-control, cuando, de pronto, se despertó al sentir una extraña vibración en el suelo, tras levantarse, un enorme círculo de fuego rodeó al grupo despertándolos a todos. Estaban listos para pelear pero el grupo se sorprendió porque quienes los despertaron no eran sus enemigos, sino los grandes maestros: Pakku, Jeong Jeong, Piandao y Bumi.

-Bueno, miren que tenemos aquí-dijo Bumi de pie en una roca mientras se reía, Katara y Sokka sonrieron apenas los reconocieron y se miraron entre ellos.

-¿Qué está sucediendo aquí? estamos rodeados de ancianos-preguntó Toph.

-No cualquier grupo de ancianos. Estos son grandes maestros y amigos de nosotros-explicó Katara a la maestra tierra mientras se acercaba a Pakku y lo saludaba respetuosamente-maestro Pakku, es agradable volver a verlo-

-Es muy respetuoso saludar a tu viejo maestro, pero ¿qué tal si le das un abrazo a tu nuevo abuelo?-preguntó Pakku, tanto ella como Sokka lo miraron asombrados, pero la maestra agua reaccionó y lo abrazó felizmente.

-Tú y Gran-Gran deben estar felices de haberse encontrado-dijo Katara mirándolo con una sonrisa en su rostro.

-Tuve que hacerle un nuevo collar de compromiso y todo eso-le dijo el maestro agua.

-Bienvenido a la familia, Granp-Granp-exclamó Sokka mientras abrazaba felizmente a Pakku.

-Aún puedes llamarme Pakku-le dijo el anciano mientras lo apartaba de él.

-¿Qué tal… Gran-Pakku?

-No.

-Y este fue el primer maestro fuego-control de Aang-le dijo Katara a Zuko apenas le presento a Jeong Jeong.

-Maestro Piandao-lo saludo Sokka respetuosamente.

-Hola, Sokka-lo saludo el hombre de manera respetuosa.

-Entonces, esperen ¿ya todos se conocían desde antes?-preguntó Suki aún confundida con la escena que se presenciaba frente a sus ojos.

-Todos los ancianos se conocen entre ellos ¿acaso no lo sabías?-le pregunto Bumi mientras se reía.

-Todos somos parte de la misma sociedad secreta-les explicó Piandao-un grupo que trasciende las divisiones de las cuatro naciones-

-La Orden del Loto Blanco-dijo Zuko sabiendo de qué estaba hablando el hombre.

-¡Esa es!-exclamó Bumi antes de que Piandao pudiera decir algo más.

-El Loto Blanco siempre fue una sociedad sobre filosofía, belleza y verdad-dijo Jeong Jeong-pero hace aproximadamente un mes, fuimos llamados aquí por algo importante, vino de parte del Gran Loto, tu tío-

Zuko abrió los ojos con asombro, su tío... estaba allí después de todo. Tras de esa presentación, el equipo Avatar, sin Aang, caminó hacia el campamento donde se quedaron los grandes maestros, mientras caminaban, Bumi reveló que él solo liberó la ciudad de Omashu durante el día del sol negro. Con una asombrosa demostración de tierra-control, se liberó de su prisión y expulsó edificios de la Nación del Fuego, riendo y comiendo caramelos de roca al tiempo que lanzaba la gigantesca estatua de Ozai fuera de la ciudad. Los soldados de la Nación del Fuego estaban impotentes debido al eclipse, y huyeron despavoridos, Bumi además le preguntó a los demás si hicieron algo interesante el día del eclipse; Zuko y Sokka se miraron torpemente y responden que no lo hicieron.

Zuko estaba tan nervioso y eufórico que, de camino al campamento, se alegró al saber que finalmente volvería a ver a su tío, pero… ¿cómo podría Iroh perdonarlo luego de todo lo que había hecho por él? Zuko lo había traicionado durante su ataque en Ba Sing Se, aunque su hermana intentó convencerlo de lo contrario. Apenas llegaron al campamento, el maestro fuego no pudo esperar más para ver a su tío, pero a su vez, no tenía el valor para saludarlo, el ex príncipe de la Nación del Fuego se detuvo frente a la tienda donde estaba Iroh, dudando si debía entrar o no.

-Zuko-pudo escuchar la voz de Katara y volvió su mirada hacia la maestra agua quien se acercaba a él.

-Mi tío me odia, lo sé-dijo con voz temblorosa-siempre me amó, siempre me apoyó y luego me volví contra él ¿cómo voy a poder verlo a la cara ahora?-

-Zuko, tú estás arrepentido de lo que hiciste ¿verdad?-le preguntó Katara, quien permaneció atenta. Esa era su forma de ofrecer consejos y ayudar a los demás.

-Más de lo que he estado alguna vez en mi vida-respondió Zuko, rara vez hablaba así.

-Entonces, él te perdonará, lo hará-le dijo la maestra agua con un tono de voz reconfortante. Zuko se levantó y antes de entrar en la tienda, cerró los ojos, respiró profundo e intentó encontrar algo de valor y esperanza y, a donde sea que fuera, en lo más profundo de su mente, surgió la imagen de una persona en particular desde su punto de vista y aquella persona resultó ser Aang. El maestro fuego no solo amaba a Aang con todo su corazón y alma, sino que el Avatar también lo inspiraba.

"Ve, no pierdas tu propia guerra también"

Una voz muy familiar le habló en su cabeza, transmitiéndole calma. Al instante, Zuko sintió que un gran peso se le quitaba de encima de sus hombros al escuchar esa voz, todas sus dudas y miedos se esfumaron, movió suavemente una de las cortinas que daba acceso a la tienda, cuando entró, vio una escena que le dio mucha nostalgia, se encontró con su tío durmiendo profundamente en el suelo mientras roncaba. Una sonrisa sincera se dibujo en el rostro del maestro fuego y decidió esperar sentado en el suelo hasta que el anciano despertara.


Aang seguía atrapado en aquella isla misteriosa, continuó con su búsqueda incesante del poder para detener a alguien sin quitarle la vida en el proceso. Aunque sus esperanzas estaban casi aplastadas, tenía fe en que podía encontrar algo, no sabía que, pero necesitaba que fuera algo que lo ayudara.

-Todos esos Avatares pasados siguen diciéndome lo que tendría que hacer-le dijo Aang a Momo interactuando con él-no lo entienden-el niño miró a Momo como si pudiera entender al animal-tienes razón, tal vez un Avatar nómada aire me entienda, ya que viene del mismo lugar que yo-

Sus esperanzas volvieron a la vida por un momento, puede que quizás fueran pocas, pero encontraría a alguien que lo apoyara, invocó a la antigua Avatar nómada aire, YangChen, pera pedirle un consejo sobre lo que debería hacer.

-Soy la Avatar YangChen, joven maestro aire-se presentó la mujer una vez que apareció frente a Aang.

-Avatar YangChen, los monjes siempre me enseñaron que toda la vida es sagrada-le dijo Aang, estaba desesperado, ya no sabía que hacer y necesitaba ayuda-incluso la mosca araña más pequeña atrapada en su propia red-

-Sí, es verdad, toda la vida es sagrada-respondió ella, por un instante, una leve sonrisa se dibujó en el rostro del niño-pero, Avatar Aang, sé que eres un espíritu amable y que los monjes te enseñaron bien pero la pregunta aquí no eres tú, sino el mundo. El deber del Avatar es con el mundo-

La sonrisa de Aang se desvaneció tan pronto como llegó, ni siquiera alguien como él podía darle la razón.

-Supongo que no tengo otra opción, Momo. Tendré que matar al Señor del Fuego-dijo Aang, ya no le quedaban esperanzas, puede que el mundo estuviera en su contra pero él estaría a favor del mundo.


A la mañana siguiente, luego de pasar toda una noche sentado junto a su tío, Zuko ve que Iroh despierta y se incorpora solo para encontrar a Zuko esperándolo. Iroh sabía quien lo estaba esperando y le dio la espalda.

-Tío-dijo Zuko haciendo todo lo posible por no echarse a llorar, su voz temblaba-sé que tienes sentimientos encontrados al verme, pero quiero que sepas que lo siento, de verdad lo siento y me da vergüenza lo que hice-el maestro fuego no lo soportó más, todo ese dolor y la culpa dentro de él lo estaban matando hasta el punto en que las lágrimas desbordaron de sus ojos dorados-no sé cómo hacer las paces contigo, pero…-no pudo terminar su oración porque fue interrumpido por un abrazo cálido y sincero, lleno de lágrimas en los ojos, el maestro fuego correspondió el abrazo-¿cómo puedes perdonarme tan fácilmente? Pensé que estarías furioso-

-Nunca estaría enojado contigo-le dijo Iroh con lágrimas cayendo de sus ojos-estaba triste porque tenía miedo de que hubieras perdido tu camino-

-Perdí mi camino-respondió Zuko.

-Pero lo encontraste otra vez-le dijo el anciano una vez que se separaron de su abrazo-y lo hiciste tu solo, estoy tan feliz de que lo hayas encontrado aquí-

-No fue difícil, tío. Tienes un aroma demasiado fuerte-comentó el maestro fuego, se sintió tan feliz y bienvenido con sus palabras y fue entonces cuando se dio cuenta de que Iroh también estaba llorando.

Más tarde, el equipo Avatar estaba almorzando con Iroh, todos reunidos en un circulo junto a su tienda, Zuko le propuso la idea de que él podría matar al Señor del Fuego, pero se negó.

-Incluso si derrotara a Ozai, y no se si podría-le dijo Iroh-sería la forma más incorrecta de terminar una guerra. La historia lo verá como otro acto más de violencia sin sentido, un hermano matando a un hermano para tener el poder, la única forma de que esta guerra termine pacíficamente es que el Avatar derrote al Señor del Fuego-

-Y entonces ¿volverías y tomarías el lugar que te corresponde en el trono?-le preguntó Zuko.

-No, alguien nuevo debe tomar el trono, un idealista con corazón puro y honor incuestionable. Tienes que ser tú, príncipe Zuko.

-¿Honor incuestionable? Pero he cometido muchos errores-dijo Zuko con un tono de voz inseguro.

-Sí, lo has hecho. Luchaste, sufriste, pero siempre has seguido tu propio camino-le dijo Iroh-restauraste tu propio honor y solo tú puedes restaurar el honor de la Nación del Fuego-

-Lo intentaré, tío.

El equipo Avatar se puso a trabajar en un nuevo plan, aunque Aang aún estuviera desaparecido, tenían que actuar. Sokka, Suki y Toph interceptarían una importante base aérea de la Nación del Fuego para eliminar su poder, mientras que Zuko y Katara irían al palacio para luchar contra Azula y buscar a Aang.


Aang despertó y vio montañas en la distancia aproximándose, apenas había dormido la noche anterior, seguía pensando en cómo iba a matar a Ozai y en cómo no quería hacerlo, pero de vez en cuando, sus pensamientos lo llevaban a sus recuerdos de él y el príncipe de la Nación del Fuego, con solo pensar en Zuko se sentía en paz y seguro. También estaba preocupado por lo que Zuko pensaría de él o lo que le diría una vez que volviera a casa, pero por mucho que tratara de olvidarlo y de no pensar en que Zuko ahora su novio, era más específicamente, el novio del Avatar. Aquellas palabras, ahora nuevas para él, no salían de su mente.

Apenas despertó, Aang se percató de que la isla se estaba moviendo, así que decidió ir a nadar alrededor de la isla y vio una pata gigante moviéndose debajo del agua, casi como si estuviera remando, luego entendió que la isla en realidad era un animal marino gigante y comenzó a nadar hacia su cara. Aang descubrió que la isla móvil era un león tortuga, el cual dejó de nadar y levantó al joven Avatar sobre su pata, ya en la superficie y estando frente a frente con el animal, Aang se inclinó de manera respetuosa frente a él.

-Quizás puedas ayudarme. Todos, incluyendo mis propias vidas pasadas esperan a que elimine a alguien-le dijo el joven Avatar y bajó lentamente la mirada-pero… no sé si pueda hacerlo…-

-La verdadera mente puede captar todas las mentiras e ilusiones sin perderse-le dijo el león tortuga-el verdadero corazón puede resistir el veneno del odio sin ser dañado. Desde el comienzo de los tiempos, la oscuridad prospera en el vacío, pero siempre cede ante la luz purificadora-

El enorme animal levantó una pata, dos de sus garras tocaron el pecho y la frente de Aang haciendo que se iluminaran con una luz verde. Aang no entendió las palabras del león tortuga, pero escuchar su consejo lo reconfortaba, una vez que llegaron a tierra firme, el enorme animal marino lo dejó en la costa y esperó la llegada del Señor del Fuego Ozai.

Al caer la noche, las flotas aéreas de la Nación del Fuego comandadas por Ozai se prepararon para partir y observar cómo el cometa de Sozin entraba en la atmósfera terrestre.

-Es hora de que este mundo termine consumido por el fuego-exclamó Ozai-y un nuevo mundo resurja de las cenizas-


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