Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Chang Ai por N3K0-Ch4N

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Zuko jadeó al tiempo que se derrumbaba sobre la nieve, resopló con fatiga mientras intentaba avanzar, miró por encima de su hombro el camino que acababa de formar en la nieve, eso no era lo que esperaba. Primero subió por uno de los senderos más largos y empinados que se pudiera imaginar, todo lo hizo soportando el peso del joven maestro aire en su espalda, para cuando llegó a la cima, comenzó a nevar y su estómago se encogió al ver el desolado campo de nieve que se expandía frente a él, más allá de lo que cualquier ojo común pudiera percibir, en serio que no esperaba ver eso, creyó que encontraría más agua al llegar a la cima pero en su lugar se topó con ese extenso tramo de hielo. Simplemente acercó a Aang lo más que pudo a su cuerpo y continuó su viaje, aceptando el hecho de que iba a tener una larga caminata mientras se desataba una tormenta de nieve, no podía sentirse más frío de lo que ya estaba en ese preciso momento, pero sin siquiera notarlo, dio un paso en falso y el suelo comenzó a desmoronarse debajo de los pies del príncipe y éste empezó a correr tan rápido como pudo para no caer hacia una muerte segura. Aquello le dio más problemas, pero valía la pena, sus orbes doradas casi se desviaron hacia el niño inconsciente en la nieve junto a él, casi. Zuko miró a su alrededor y sus ojos vieron una grieta en el hielo que parecía ser una cueva.

Hace unas cuantas horas atrás…

Antes de que la invasión de Zhao en la Tribu Agua del Norte se llevara a cabo, el almirante estaba en el palacio de la Nación del Fuego discutiendo con el Señor del Fuego Ozai su plan para atacar a la Tribu Agua mientras caminaban por el corredor que los conducía hacia el enorme jardín que pertenecía al palacio.

-No he sabido nada de mi hijo desde hace bastante tiempo-dijo Ozai mientras caminaba con Zhao siguiendo sus pasos-¿sabes dónde puede estar?-

-No he oído nada de él, señor-respondió el almirante mientras sonreía con discreción debido a que el Señor del Fuego no tenía idea de lo que estaba a punto de sucederle a Zuko-pero estoy seguro de que pronto llegara alguna noticia-

-Los maestros de la Tribu Agua del Norte han obtenido su fuerza por el espíritu de la luna y el océano, será difícil derrotarlos. Pero, si por alguna razón los espíritus no estuvieran involucrados, las cosas serían diferentes-teorizó el Señor del Fuego, entonces recordó algo de suma importancia y que podría serles de gran ayuda para el ataque hacia la Tribu Agua del Norte-¿qué has aprendido de los pergaminos robados?-

-Hemos logrado descifrar la ubicación exacta de los espíritus de la luna y el océano-respondió el Almirante

-Es nuestro destino haber encontrado esta información, Zhao-dijo Ozai mientras desviaba su mirada al horizonte-elimina los espíritus, toma esa ciudad y habremos derrotado al Avatar en el proceso-

Siguiendo las nuevas órdenes del Señor del Fuego, Zhao preparó una inmensa flota para invadir la Tribu Agua del Norte lo más pronto posible, en un intento por eliminar a los espíritus de la luna y el océano.

Un nuevo día comenzó en la Tribu Agua del Norte y con él otro día practicando agua-control. Luego de que se impresionara por las habilidades de pelea de Katara usando su agua-control, Pakku no tuvo otra opción más que ceder y accedió a entrenarla junto a sus otros estudiantes y su amigo, el Avatar. Ahora Pakku estaba en las afueras del palacio de hielo donde se ubicaban las fuentes, caminaba de un lado a otro mirando a sus estudiantes que estaban colocados en una fila, entre ellos estaban Katara y Aang que mantenían una cara seria como el resto de los jóvenes maestros agua de la tribu.

-¿Qué es el agua?-preguntó Pakku mientras miraba a sus estudiantes de pie frente a él.

-Es el elemento que fluye, el elemento del cambio-respondieron ellos.

-Para controlar el agua, deben liberar sus emociones a donde sea que ellas las lleven-les dijo el maestro agua-el agua nos enseña a aceptar, deja que sus emociones fluyan como el agua-desvió su mirada hacia Aang quien estaba de pie junto a Katara-Aang ¿te gustaría entrenar? no has entrenado desde hace unos días-Aang dio unos pasos adelante y Pakku adoptó una posición de ataque, controló el agua congelada de la nieve para crear unas estalactitas que rodearon al joven maestro aire, de repente, el hielo comenzó a moverse y el maestro agua pudo ver como Aang usaba su mano para cortar las estalactitas que creó a su alrededor. Pakku sacó una esfera de agua que hizo con la nieve derretida, la dividió en dos pequeñas esferas y las lanzó contra Aang quien las detuvo usando su conocimiento de agua-control recién adquirido y las sostuvo con fuerza, el maestro agua arrojó una tercer esfera, pero Aang logró detenerla y (haciendo algunos movimientos con sus manos) logró disolverlas, convirtiéndolas en pequeñas gotas que flotaban en el aire a su alrededor-gran trabajo con la defensa ¡ahora, usa la ofensa, Aang!-

El joven maestro aire movió las gotas de agua frente a él, incluida el agua de las fuentes e intentó concentrarse en las técnicas ofensivas, las gotas de agua comenzaron a gorgotear mientras intentaba controlarlas al tiempo que el agua de las fuentes comenzaba a subir casi adquiriendo la forma de una ola sorprendiendo a algunos de los estudiantes de Pakku, pero, de repente, Aang perdió el control y se detuvo para la decepción del maestro agua quien no podía entender lo que estaba sucediendo y porque el menor había dejado de hacer lo que estaba haciendo en ese preciso instante.

Mientras tanto, la flota invasora de la Nación del Fuego liderada por el almirante Zhao navegaba con el curso dirigido hacia la Tribu Agua del Norte. Zhao estaba de pie en el balcón de la torre del barco mirando hacia el horizonte sonriendo al imaginar su próxima victoria, alguien salió de la torre y caminó hasta que estuvo a centímetros de él, el almirante volvió la mirada al notar que la persona que estaba fuera de la torre justo al lado de él.

-General Iroh, me alegra que haya aceptado mi invitación para unirse a nosotros en este histórico evento-le dijo el almirante Zhao.

-Su invitación fue algo muy amable de su parte-respondió Iroh-es un gran honor para mí servirle como su general. Pero debo advertirle que debe tener cuidado con lo que desea, almirante. La historia no siempre es amable con sus súbditos-

-Eres un estratega talentoso, nadie puede discutir eso-dijo Zhao-y estoy seguro de que lo dices por experiencia, pero puedo asegurarte de que esto no será como tu fracaso a tu ataque de cien días en Ba Sing Se-

-Por tu bien, espero que no lo sea.

-Tengo entendido que tu hijo murió en ese ataque ¿no es así?

-Sí, así fue-respondió Iroh, a veces no le gustaba hablar sobre su pasado o el cómo murió su hijo frente a otras personas, le causaba un gran dolor pero también sabía que él estaba en un mejor lugar y que ahora se había reunido con su madre.

-Hmm. Ya veo-murmuró Zhao, volteó su mirada hacia Iroh-nuevamente le ofrezco mis condolencias por su sobrino quien murió en esa terrible explosión-

-Gracias.

-Dile a los capitanes que se preparen para el primer ataque-le ordenó Zhao mientras caminaba hacia la barandilla en la base de la torre donde ambos hombres estaban parados.

De regreso en la Tribu Agua del Norte, Sokka acompañó a Yue durante uno de sus paseos matutinos por la ciudad ese día. Ahora estaban cruzando un puente, el chico de la Tribu Agua del Sur caminaba por la barandilla con la chica de cabellos blancos a su lado, ambos hablaban de la tribu de dónde venían él y su hermana. Desde que la princesa le confesó a Sokka que le gustaba y además lo besó a pesar de su compromiso, ambos adolescentes se volvieron cada vez más cercanos al grado de llegar a ser buenos amigos, desde el punto de vista de Sokka.

-Me encantó pasar estas semanas contigo, Sokka-comentó Yue mientras caminaban-así que ¿no tienen palacios en la Tribu Agua del Sur?-

-¿Estás bromeando? Crecí en un bloque de hielo, no es exactamente un centro cultural-respondió el chico de la Tribu Agua del Sur mientras se sentaba en la barandilla del puente de hielo, la princesa se rió de la respuesta de Sokka haciendo que el chico sonriera nerviosamente-también me gustó pasar estos días contigo-

-¿Deberíamos ir ver cómo está el océano?-le preguntó Yue, Sokka asintió y ambos caminaron hacia una de las murallas de la ciudad mientras se dirigían a una torre donde podían tener una bonita vista del océano-cuando haya algo de seguridad para todos, iré a visitar a nuestra ciudad hermana en la Tribu Agua del Sur y pasar un tiempo en tu hogar-

-Eso sería genial-le dijo Sokka mientras subían las escaleras de la torre-pero… te lo advierto-ambos se rieron mientras se miraban el uno al otro hasta que llegaron al mirador de la torre-mi abuela te hará muchas preguntas-

-¿Qué podría preguntarme ella?-le preguntó Yue a Sokka viéndolo con la curiosidad reflejada en sus ojos azules mientras sonreía.

-Ella diría… diría…-respondió Sokka e imitó la voz de su abuela, Kanna, lo mejor que pudo-"¿por qué tienes el cabello blanco, jovencita? Te ves muy rara"-

-Le diría a tu abuela, que mi cabello es blanco porque cuando nací, no estaba despierta-le dijo Yue sin dejar de verlo a los ojos mientras sonreía-mi madre y mi padre no conseguían que hiciera un sonido o me moviera, así que le rogaron al espíritu de la luna por varios días y me sumergieron en las aguas sagradas-Sokka escuchaba lo que le estaba diciendo un poco sorprendido-mis padres me dijeron que mi cabello se tornó blanco porque la vida se derramó en mí-

-Wow-jadeó el chico de la Tribu Agua del Sur aún sorprendido por su historia-nunca me dijiste eso-

-Porque tú nunca me lo preguntaste, pero tu abuela sí lo haría-respondió la princesa de cabellos blancos, ambos se miraron el uno al otro mientras se sonreían.

Iroh giró sobre sus pasos y regresó al interior de la nave, caminó por el mismo pasillo de la última vez asegurándose de que nadie lo estuviera siguiendo y después de doblar en una esquina se encontró con Zuko que aún llevaba su uniforme del ejército de la Nación del Fuego.

-Estoy seguro de que Zhao fue quien ordenó a esos piratas que te atacaran-le dijo Iroh-¿tienes algún plan?-

-Estoy trabajando en eso, tío-respondió Zuko quitándose la máscara para mirar al anciano-¿por qué? ¿hay algún problema?-

-Pronto atracaremos frente a la muralla central de la Tribu Agua del Norte-dijo Iroh-creen que el Avatar está allí-

-Y yo creo lo mismo-pensó el príncipe de la Nación del Fuego, pero claro, nunca admitiría eso en voz alta, eso era algo que se guardaría para sí mismo. Pudo notar que el hombre tenía el ceño fruncido como si estuviera ¿triste? ¿trastornado? sí, debía ser eso último-¿por qué te ves tan molesto, tío?-

-Zhao no tiene piedad ¿estás seguro de que aún quieres estar aquí?-preguntó Iroh preocupado por el bienestar de su sobrino. Zuko casi dudó la pregunta de su tío, pero tomó una decisión y se mantuvo firme.

-Nunca podré vivir en paz hasta que capture al Avatar para m…-dijo Zuko, pero enseguida se contuvo, su tío no tenía que saber la verdadera razón de por qué quería capturar al Avatar, quería quedarse con el niño para sí mismo porque tal vez podía ser un poco egoísta, pero tampoco podía negar que sentía algo por él y sea lo que fuere este sentimiento, estaba cien por ciento seguro de que era algo más allá del odio-¡hasta que capture al Avatar para mi padre! ¿qué no lo entiendes?-

Iroh no respondió y ambos tomaron caminos separados otra vez. Apenas vio a su tío alejarse, Zuko apretó los puños con fuerza mientras hacía un esfuerzo para calmarse ¿por qué había dicho eso? se hubiera ahorrado las molestias y decirle a su tío la verdadera razón de por qué tenía planeado capturar al Avatar, pero no podía hacerlo, tenía que mantenerse enfocado en el plan que ellos estuvieron trabajando desde un principio y eso era lo que iba a hacer, entonces, una vez que encontrara al Avatar, lo iba a confrontar o quizás le hablaría sobre lo sucedido en el festival de los días del fuego de hace unas semanas y le preguntaría si él era Kuzon (a.k.a el niño enmascarado) o no.

Aang y Katara estaban en el corazón de la ciudad y ambos practicaban juntos algunos movimientos de agua-control, los movimientos de sus cuerpos y sus manos estaban sincronizados como si estuvieran conectados en cierto sentido, pero, por alguna razón, el joven maestro aire no se sentía de esa manera, únicamente estaba copiando lo que su amiga hacía, tratando de aprender esas nuevas técnicas. Estaban tan concentrados en su tarea que no se percataron de que el cielo se cubría lentamente de nubes grises y algunas cenizas comenzaron a caer sobre ellos y también en la nieve. Las personas notaron este inusual cambio en el cielo, también Yue y Sokka quienes aún estaban en la torre mirando el océano, la princesa de cabellos blancos acercó su mano y un copo de ceniza cayó sobre su mano.

-¿Qué es esto?-preguntó viendo como la ceniza tenía ligeramente de negro su mano.

-Yue, la Nación del Fuego ya está aquí-respondió Sokka mirándola seriamente, desvió su mirada hacia el horizonte donde se aproximaba una gran nube de cenizas-y por lo que parece, puedo decir que se aproximan muchas naves-

Un gran tambor adornado con la insignia de la Tribu Agua resonó mientras los ciudadanos se apresuraban a entrar en la sala principal del palacio de hielo. Sokka y Yue fueron los últimos en llegar, dentro del salón principal, el líder Arnook dio inicio a la reunión.

-El día que temíamos por tanto tiempo ha llegado, la Nación del Fuego se está acercando-le dijo Arnook a su gente-con gran tristeza. Llamo a mi familia aquí antes que yo, sabiendo que algunas de estos rostros están a punto de desaparecer de nuestra tribu... pero nunca desaparecerán de nuestros corazones. Ahora, al acercarnos a la batalla por nuestra existencia, invoco a los grandes espíritus...-extendió sus brazos-espíritu del océano, espíritu de la luna ¡quédense con nosotros! voy a necesitar voluntarios para esta misión peligrosa-

-Cuente conmigo-dijo Sokka mientras se ponía de pie.

-Sokka...-dijo Katara sin creer lo que su hermano estaba diciendo. Algunos de los hombres de la Tribu del Norte también se pusieron de pie.

-Tengan cuidado: muchos de ustedes no regresarán, vengan a recibir mi marca si aceptan esta tarea.

A pesar de las objeciones de Katara, y Yue quien miró hacia otro lado para contener las lágrimas en sus ojos, el líder pintó una marca roja en la frente de Sokka como señal de que estaba dispuesto a aceptar unirse a esa misión.

Mientras tanto, Aang estaba afuera arrodillado en la barandilla de la escalera del palacio de hielo contemplando el horizonte, no podía creer que se llevaría a cabo una invasión. En espera del primer ataque de la Nación del Fuego, el menor comenzó a pensar inconscientemente en Zuko ¿sabía de esta invasión? ¿estaría en uno de esos barcos? y si Zuko estaba allí, entonces podría tener la oportunidad de verlo otra vez. No se vieron desde lo sucedido en el festival y eso que tomó todas las precauciones para no revelarle su verdadera identidad, su corazón comenzó a latir con fuerza al rememorar el momento en que ambos participaron en la danza del sol, casi podía sentir el calor del príncipe de la Nación del Fuego allí con él, entre la helada brisa que soplaba en el Polo Norte. Tan solo habían pasado unas semanas desde que se vieron y Aang lo echaba de menos, no entendía que estaba pasando con él pero, últimamente cuando recordaba a Zuko o accidentalmente era mencionado sentía su corazón latir con fuerza dentro de su pecho y sentía un nudo formarse en su estómago ¿quizás… quizás se estaba enamorando de Zuko? puede que eso fuera cierto; sin embargo, por otro lado, también estaba Katara, aunque el joven maestro aire tuvo que reconocer que últimamente ya no estaba sintiendo la cercanía o atracción que en un principio sintió por ella, sabía que su corazón latía fuertemente por una única persona y no era precisamente la chica de la Tribu Agua del Sur. El joven maestro del aire salió de sus recuerdos cuando escuchó algunos pasos acercándose a él, volvió la mirada y se encontró con el líder de la Tribu Agua del Norte quien estaba de pie detrás de él.

-La quietud ante la batalla es insoportable-dijo mientras Katara salía del palacio de hielo y se ponía de pie junto a Aang-es un miedo demasiado tranquilo-

-No estuve allí cuando la Nación del Fuego atacó a mi gente-dijo Aang sintiéndose un poco decepcionado por dejar a los nómadas del aire en su peor momento-voy a marcar la diferencia esta vez-


Al atardecer los guerreros de la Tribu Agua del Norte se posicionaron en la entrada principal de la ciudad y permanecieron unos minutos allí, observando, la primera bola de fuego fue arrojada golpeando el centro del emblema de la Tribu Agua del Norte grabado en el muro externo, la fuerza del impacto fue tan grande que terminó empujando a los soldados a varios metros de distancia. Una segunda bola de fuego aterrizó en el corazón de la ciudad y una tercera se acercó, Aang montó a Appa y se alejó volando para enfrentar al ejército de la Nación del Fuego. La nave principal lanzó varias bolas de fuego, y cuando Aang se acercó, logró desviar una bola de fuego hacia la capa de hielo más cercana. Saltó de Appa, expandió su planeador y comenzó a evadir los disparos de los soldados apenas aterrizó en la cubierta y apartó a los que se acercaban a atacarlo. Después de deshabilitar las catapultas de bolas de fuego en la nave principal, un soldado lo atrapó arrojándole cadenas; sin embargo, Aang fue rescatado por Appa, quien tomó al atacante con una de sus patas y lo arrojó por la borda. De pronto el barco es atacado por los maestros agua y se inmoviliza, Aang saltó a bordo de Appa para dirigirse al próximo barco y se sorprendió al ver cientos de barcos de la Nación del Fuego frente a él.

Mientras tanto, el líder Arnook se dirigió a los hombres que se habían ofrecido como voluntarios para su misión.

-Hombres, se infiltrarán en la armada de la Nación del Fuego-dijo Arnook a los soldados que estaban en esa base de hielo con él-eso significa que todos necesitarán uno de estos uniformes-

Uno de los guerreros cuyo nombre era Hahn, se presentó portando un uniforme del ejército de la Nación del Fuego de hace ochenta y cinco años, Sokka se rió llamando la atención de todos los hombres de la Tribu Agua del Norte.

-¿Cuál es tu problema?-preguntó Hahn mirando a Sokka mientras fruncía el ceño ligeramente.

-Los uniformes de la Nación del Fuego no se ven así-respondió Sokka mientras señalaba el uniforme que llevaba el joven.

-Por supuesto que sí-respondió-estos son uniformes reales capturados de los soldados del ejército de la Nación del Fuego-

-¿De cuándo, de hace cien años?

-Ochenta y cinco-explicó el líder Arnook.

-Escucha, la Nación del Fuego ya no usa púas en los hombros. Los uniformes nuevos son más aerodinámicos.

-¿Cómo sabemos que podemos confiar en este tipo?-le preguntó Hahn a Arnook y desvió su mirada hacia Sokka mientras apretaba el puño-es una conversación muy audaz para ser un nuevo recluta-

-Sokka es de nuestra tribu hermana, Hahn-le dijo Arnook-es un guerrero capaz de todo y valoro su opinión. Ahora, nuestro primer objetivo es determinar la identidad de su oficial al mando-

-Su nombre es Zhao-le dijo Sokka-mediana edad, grandes quemaduras, mal genio-

-Sokka, quiero que le digas todo lo que sabes a Hahn-le pidió el líder Arnook-él es el que dirige esta misión-miró al joven junto al chico de la Tribu Agua del Sur-Hahn muéstrale a Sokka tu respeto, no espero nada menos de mi futuro yerno-

-¡¿Qué?! ¿la princesa Yue se va a casar contigo?-preguntó Sokka un poco sorprendido por lo que acababa de escuchar.

-Sí, ¿y qué con eso?-le preguntó el joven de la Tribu Agua del Norte.

-Nada. Felicitaciones-respondió Sokka murmurando la última palabra entre dientes un poco molesto.

Aang ya no podía seguir con esto, se sentó en la cabeza de Appa sobre la flota de barcos del ejército de la Nación del Fuego. Había derribado trece barcos con ayuda de Appa, evadiendo bolas de fuego y lanzas por los aires, volando a través del metal con su aire-control, su respiración se convirtió en jadeos, al igual que la de Appa mientras flotaban. Aang se protegió los ojos mientras miraba hacia la puesta de sol, se inclinó sobre el costado de Appa al oír el sonido de cadenas traquetear. Vio caer las anclas de todas las naves y supo que habría una pausa, aunque fuera pequeña. Aang jaló con fuerza de las riendas de Appa, llevándolos de regreso a la ciudad, sintiéndose exhausto en mente y cuerpo. Lanzó una última mirada anhelante sobre su hombro, no había visto a Zuko o su nave, lo que despertó su preocupación, Zuko siempre parecía tener la intención de capturarlo, y el príncipe ya sabía que estaría en el Polo Norte, entonces ¿por qué no estaba allí? Aang suspiró, bajó la cabeza con frustración mientras él y Appa se acercaban cada vez más a la ciudad. A pesar de que su corazón estaba rogando porque él y el príncipe se encontraran nuevamente, Aang no podía perderse más en sus pensamientos hacia Zuko, después de todo, tenía invasión que detener, no importaba cuanto deseara estar a salvo en sus brazos.

-Aang ¡¿qué pasó allí?!-el joven maestro aire levantó la mirada apenas vio a Katara y a Yue correr hacia él.

-No puedo hacer esto, no puedo hacer esto…-dijo Aang aún con la cabeza baja-debo haber derribado una docena de naves de la Nación del Fuego, pero hay demasiadas. ¡No puedo pelear contra todas!-

-Pero tienes que hacerlo. Eres el Avatar-dijo Yue mirándolo con ojos suplicantes.

-Solo soy un niño-respondió Aang mientras escondía su rostro entre sus rodillas, Katara se arrodilló junto a él y le puso una mano en el hombro tratando de consolar a su amigo.

Mientras tanto, en el barco de Zhao, Zuko, quien ya estaba vestido con un traje de invierno, estaba desatando uno de los botes y se preparó para hacer un breve viaje a la Tribu Agua del Norte, buscar al Avatar y, si no estaba de humor para un confrontación, intentaría hablar con él o quizás preguntarle lo que había planeado preguntarle una vez que lo viera. Alguien se acercó al lugar donde estaba y cuando volteó un poco su mirada, pudo ver a Iroh de pie detrás de él, el anciano además se aseguraba de que nadie viniera hacia ahí y descubriera a Zuko robándose uno de los botes.

-Si estás pescando un pulpo, sobrino. Necesitarás una red bien tejida o sino él se escapará por el hueco más pequeño-le aconsejó Iroh al príncipe de la Nación del Fuego que dejó de hacer lo que estaba haciendo y colocó la cuerda dentro del bote.

-No necesito de tus consejos ahora, tío-le dijo Zuko sin verlo siquiera.

-Lo siento, no quería darte más problemas-se disculpó Iroh-solo te regañé porque… bueno, tú sabes que desde que perdí a mi hijo-

-Detente, no tienes que decírmelo otra vez-lo interrumpió el príncipe de la Nación del Fuego entendiendo el dolor del anciano que estuvo a su lado todo ese tiempo viajando en busca del Avatar.

-Pienso en ti como uno-agregó, Zuko volteó su mirada hacia él.

-Lo sé, tío. No te preocupes, nos volveremos a ver-le dijo el príncipe de la Nación del Fuego mientras se inclinaba ante él a modo de despedida, Iroh se acercó a él y lo abrazó por un breve segundo antes de que Zuko se separara de él y subió al bote-después de que encuentre al Avatar-

Se subió al bote y se preparó para navegar hacia las heladas costas de la Tribu Agua del Norte, Iroh miró a su sobrino que se alejaba del barco de Zhao y antes de alejarse hasta perderlo de vista, se acercó un poco más para poder hablar con él.

-Asegúrate de mantener tu uniforme cerrado hasta el cuello-le aconsejó Iroh-y recuerda calentar tu chi, tu aliento de fuego podría llegar a salvarte la vida-

-Lo haré-respondió Zuko, tras decir eso continuó navegando hasta que el bote quedó a metros de distancia del barco de Zhao, Iroh contempló el bote que se alejaba de allí y levantó una mano en señal de adiós.

-Ten cuidado-rogó.

En el cuartel de los guerreros de la Tribu Agua, Sokka estaba afilando un hacha y junto a él estaba el prometido de la Princesa Yue, Hahn, quien también estaba trabajando en afilar su propia arma. Ambos adolescentes no hablaron por un tiempo hasta que el chico de la Tribu Agua del Norte decidió hablar para romper el silencio, y porque además quería molestar un poco a Sokka, puede que quizás sea un poco idiota, pero él sabía perfectamente el tipo de relación mantenía el guerrero de la Tribu Agua del Sur con su prometida.

-Déjame decirte algo, Sokka-dijo Hahn sin dejar de lado su tarea-he cortejado a muchas chicas antes, pero Yue es la mejor… y ella tiene la mayor cantidad de beneficios-

-¡¿Beneficios?!-dijo Sokka mientras volteaba su mirada hacia el chico un poco molesto-¡¿a qué te refieres con eso?!-

-Quiero decir… Yue es agradable y todo eso, pero los puntos que voy a obtener con el líder tampoco están tan mal.

-¡La princesa Yue pierde su tiempo al estar con una comadreja absorta como tú!-murmuró Sokka aún enfadado con él, estaba más que claro que Hahn no conocía a su prometida en lo más mínimo.

-Whoa, espera ¿y eso que te importa?-dijo Hahn intentado calmar al chico de la Tribu del Sur-solo eres un simple campesino de la Tribu Agua del Sur ¿qué sabrías tú de las complejidades políticas en nuestras vidas? Sin ofender-

¡Bien! ¡ya fue suficiente! Sokka gritó enojado haciendo que Hahn detuviera su tarea para verlo sin poder entender muy bien que le estaba pasando, pero luego pudo ver como Sokka se lanzó hacia él y ambos comenzaron a pelear bajo las confusas miradas de los demás guerreros.

-¡Eres un idiota sin alma! sin ofender-le dijo Sokka a Hahn con enojo mientras continuaban peleando, hasta que el líder Arnook apareció en el cuartel solo para encontrarse con ambos chicos peleando entre sí.

-De acuerdo ¡ya fue suficiente!-dijo Arnook mientras los separaba-Sokka ¡quedas fuera de la misión!-

-Muy bien, arriba, hombres-dijo Hanh-ahora todos escuchen lo que yo digo ¡y derrotaremos a este almirante Cho en poco tiempo!-

-¡Es el almirante Zhao!-le gritó Sokka aún enojado con el chico de la Tribu del Norte, cruzó los brazos mientras apretaba los dientes mostrando su molestia.

Zuko se dirigió a las costas de hielo cerca de la pared externa de la Tribu Agua del Norte en su kayak, notó que las focas tortuga se zambulleron en una abertura en el hielo. Sabiendo que aquellas criaturas debían ir a buscar aire en alguna parte; Zuko respiró hondo y se sumergió detrás de ellas, mientras la luna casi llena alcanzaba a la cúspide del cielo nocturno, Zuko jadeó, su cuerpo tembló mientras se arrastraba fuera del agujero, se apoyó contra una curva de la fría pared, tratando de calmar su corazón agitado y estabilizar su respiración. Le dolía el cuerpo, el frío lo rodeaba, su traje mojado no lo ayudaba mucho, cerró los ojos, acurrucó su cuerpo por un momento sabiendo que necesitaba recuperar fuerzas y su ingenio antes de poder continuar, pasaron unos minutos antes de que estuviera listo para moverse, continuó usando su aliento de fuego para mantener su sangre en constante circulación, su tío tenía razón, el aliento de fuego le estaba salvando la vida. Abrió enormemente los ojos, sus pupilas se encogieron y frunció el ceño con frustración al pensar en el anciano, si continuaba con su plan tal vez nunca volvería a verlo, estiró sus piernas antes de incorporarse de su pequeño hueco helado.

Sokka aún estaba en el ahora vacío cuartel afilando la hoja de su boomerang, cuando, de pronto, el líder Arnook se acercó a él.

-¿Sucede algo, Sokka?-le preguntó al chico de la Tribu Agua del Sur.

-Oh, no. Hahn está allá afuera liderando la misión ultrasecreta mientras yo estoy aquí afilando mi boomerang, todo está bien-respondió Sokka con sarcasmo mientras revisaba la hoja de su arma.

-Escúchame. Hay algo que necesito mostrarte, ven-dijo el jefe Arnook, Sokka no dudó lo que estaba diciendo y ambos salieron del cuartel, caminaron hacia un iglú donde Pakku estaba planeando la próxima estrategia con un mapa de la tribu desplegado sobre una mesa.

-La ciudad fue diseñada para resistir un asalto. Si mantenemos a los soldados acorralados en el patio y el mercado hasta que caiga la noche, donde tendremos una mayor ventaja, obtendremos el éxito-explicó el maestro agua a los demás maestros agua de la tribu mientras señalaba el mapa-pero si dejamos que muchos de ellos ingresen a la ciudad, sus números podrían abrumarnos, ya que muchos maestros fuego-control deben ser debilitados lo más pronto posible en cuanto suene la alarma, queremos minimizar sus fuentes de poder-

-Además, debo asignar un guardia que esté con la princesa en todo momento-le dijo Arnook a Pakku mientras se acercaba a él-su presencia es nuestra inspiración para ganar esta batalla-

Al escuchar esto, Sokka aprovechó la oportunidad para ofrecerse a proteger a la Princesa Yue y estar a su lado mientras la Nación del Fuego atacaba la tribu.

-Lo haré-accedió Sokka humildemente-ese seré yo. Yo seré su guardia, no nada malo le pasará-

Zuko ascendió hacia un hueco de aire en el agua helada para recuperar el aliento, vio otro pasaje debajo del agua y se dirige hacia él, pero se topó con una barrera de hielo. Haciendo uso de su fuego-control, Zuko derrite el hielo y se abre paso en un pasaje dentro de la ciudad, donde se detuvo por un momento para descansar, mientras presionaba su espalda contra la fría pared, miro alrededor de una esquina para ver si alguien estaba cerca, cuando, de repente, escuchó pasos acercándose a él y regresó a su escondite, retrocediendo aún más para evitar ser visto, otros pasos caminaron en la dirección opuesta y se unieron al ruido, dos siluetas se encontraron por encima de él y los vio un poco distorsionados. A través del hielo (y si sus ojos no le fallaban) Zuko estaba seguro de que el que había estado corriendo recientemente era el guerrero de la Tribu Agua del Sur que viajaba con el Avatar.

-Oye, tú-gritó el chico deteniéndose frente a un guardia-¿has visto a la Princesa Yue?-

-Sí, señor. Ella esta con el Avatar y su hermana, se dirigen al oasis detrás del palacio-respondió el guardia en estado de alerta como si fuera un felino.

-Gracias-le dijo el chico corriendo en dirección al palacio.

-Espere, señor-gritó el guardia-el líder lo está buscando, creo que dijo que necesita discutir algunas estrategias y técnicas contigo antes de que salga el sol-

-¿Eh? pero se supone que debo proteger a Yue.

-Ella estará bien, señor, lo digo por mí mismo. Está con el Avatar y su hermana, que es una maestra agua muy talentosa, además el oasis está completamente aislado, estará bien.

Zuko no le intereso escuchar el resto de la conversación, comenzó a introducirse cada vez más y más profundo en el escondite donde se encontraba, descubriendo que era más bien como una tubería gigante hecha de hielo y por lo que tenía entendido sobre las tuberías era que éstas tenían un camino que llevaba hacia alguna parte, un comienzo y un final. La luz comenzó a desvanecerse más a medida que avanzaba por aquel túnel, pero no se atrevió a usar su fuego-control para iluminar su camino, no necesitaba romper su escondite y exponerse a sí mismo antes de que fuera el momento indicado, por alguna razón, sentía que había estado caminando por un largo tiempo en el frío dando una vuelta tras otra en ese largo e interminable pasaje y Zuko temió haber tomado la decisión incorrecta al haber caminado a través de ese túnel. Pero entonces, la luz comenzó a fluir otra vez en el sitio donde se encontraba y por fin logró llegar al final de éste, topándose con una abertura.

Una sonrisa se dibujó en el rostro del príncipe al ver que se encontraba fuera del palacio, y no solo eso, estaba detrás de éste, ahora solo le quedaba entrar a ese oasis y el Avatar sería completamente suyo. Se movió hacia la abertura, observando a cada instante para estar seguro de que nadie más lo seguía, llegó a una pared y alcanzó a divisar una pequeña puerta de madera redonda colocada en medio de ésta, casi considero usarla pero decidió no hacerlo porque eso echaría a perder el factor sorpresa, caminó a lo largo de la pared intentando buscar algún otro punto de acceso o trecho más corto por el que pudiera trepar e ingresar al oasis, encontró una pequeña sección en el lado izquierdo de la pared que estaba agrietada y desmoronándose un poco, aprovecho esta oportunidad para entrar fácilmente por aquella grieta y acceder de esta forma al oasis.

Su cuerpo estaba oculto en las sombras y se detuvo ante el agradable calor que lo invadió, Zuko se puso de pie al otro lado del oasis logrando divisar al Avatar, a su amiga, la maestra agua y a una chica de cabellos blancos por lo cual dedujo que se trataba de la Princesa Yue. Permaneció apoyado contra aquellas altas murallas heladas que rodeaban el pequeño lugar, miró a su alrededor intentando encontrar una forma de escapar una vez que lograra llevarse a Aang, mientras vigilaba al pequeño grupo de chicas que conversaba en ese oasis, alcanzó a ver un camino en la parte posterior de éste. Zuko comenzó a memorizar aquel camino con sus ojos, viendo cómo se movía en zig-zag por las empinadas murallas de hielo, pasó por una cascada y finalmente llegó a la cima, bien, por lo menos ya había encontrado su ruta de escape, llegó a una posición en la que ahora se encontraba frente al grupo a un lado del puente que conducía a la mitad del oasis, se sobresaltó cuando los ojos del Avatar comenzaron a brillar al igual que las flechas tatuadas en su cuerpo, comenzó a pensar que probablemente había entrado en el Estado Avatar el cual solo había visto una vez cuando se conocieron en el Polo Sur, retrocedió temiendo un posible ataque; sin embargo, Aang solo permaneció allí, sentado, completamente inmóvil haciendo que la curiosidad de Zuko creciera más ¿qué estaba pasando?

-¿Está bien?-preguntó la princesa Yue ansiosamente, incrementando más las propias preocupaciones de Zuko.

-Está cruzando hacia el mundo espiritual-le dijo la chica de la Tribu Agua del Sur mirando fijamente al Avatar. A Zuko no le agradó la forma en que sus ojos se suavizaban cuando lo miraba, Aang merecía a alguien mucho mejor que ella-estará bien mientras no movamos su cuerpo. Ese es su camino de regreso al plano físico-

Zuko se disolvió entre las sombras, caminó hacia el puente, era el momento de hacer su aparición, podía deshacerse fácilmente de aquella chica y finalmente se quedaría con Aang.

-Quizás deberíamos pedir ayuda.

Es una princesa inteligente, pensó Zuko con una sonrisa, pero ya era demasiado tarde, había entrado ahí con la intención de llevarse a Aang y nadie podría detenerlo.

-¡No! él es mi amigo. Soy perfectamente capaz de protegerlo-le respondió Katara.

-Bueno... ¿no eres una chica grande ahora?-preguntó Zuko sarcásticamente, deteniéndose en la cima del puente mientras se burlaba de ella.

-No.

-Sí-dijo con aire de suficiencia, vio como Yue abandonaba el oasis, una parte de él se sentía feliz porque ella no necesitaba estar en medio de esa pelea-entrégamelo y te prometo que no te lastimare-en lugar de hacerle caso y retroceder, Katara se puso en posición defensiva acorde a un maestro agua y Zuko se colocó en posición ofensiva en respuesta. Una parte de él se alegraba de tener la oportunidad de pelear contra ella, ya que, por lo que tenía entendido, esa chica había sido el primer interés romántico del Avatar desde el primer momento en que la vio, y Zuko quería demostrar su valor en esa pelea y que él era perfectamente capaz de mantener al pequeño monje a salvo y que se merecía su afecto antes que ella. Hizo el primer movimiento arrojando una ráfaga de fuego seguido de dos golpes, enviando más ataques de fuego-control hacia ella, sus ojos se abrieron al ver como la chica desviaba fácilmente todos sus ataques con su agua-control, sus constantes ataques lo impulsaron a ir directamente hacia ella, no tenía forma de evitar sus ataques de agua-control, los cuales terminaron empujándolo lejos, aterrizando boca abajo en la hierba, al parecer, esa chica se había vuelto mucho más fuerte desde la última vez que se vieron, pero Zuko también se había vuelto más fuerte. No pensaba subestimarla como lo hizo con Aang la primera vez que pelearon, después de todo, ella tenía a la luna de su lado… por ahora-veo que has aprendido un nuevo truco, pero no he llegado tan lejos para perder contra ti-se incorporó dándole la espalda, cuando estuvo de pie, se volteó y arrojó una bola de fuego hacia ella esperando tomarla desprevenida. Aun así, los esfuerzos del príncipe de la Nación del Fuego fueron en vano, ella fácilmente apagó su fuego usando agua-control, pero la cosa no terminaba aquí, claro que no, le envió otra ola y no tuvo oportunidad de defenderse esta vez, Zuko tropezó cerca del lugar donde comenzó a pelea y de pronto, sus pies se vieron atrapados en una capa de hielo, sus ojos se abrieron enormemente al ver como el agua comenzó a subir a su alrededor creando una esfera que lo encerró y todo se detuvo apenas su rival convirtió el agua que uso para encerrarlo en una esfera de hielo, eso no era nada más que una simple mejora de sus habilidades de agua-control, esas habilidades no pudo haberlas aprendido sola a menos que… a menos que hubieran sido enseñadas por un maestro agua-tú, pequeña campesina-gruñó encendiendo el fuego dentro de él dándose cuenta de que la única forma de salir de allí era haciendo estallar aquella esfera de hielo-veo que has encontrado un maestro ¿no es así?-saltó de los restos de la esfera de hielo en la que había estado encerrado, disparando una bola de fuego tras otra hacia su rival. Se abrió paso hacia ella, esquivando sus ataques, acercándose más y más, cuando estuvo lo suficientemente cerca, Zuko extendió su mano envuelta en fuego, alcanzándola, intentando asustarla. Ella se arrodillo y contrarrestó su ataque, pronto estuvieron intercambiando golpes muy de cerca, Zuko la esquivó, dirigiendo una ráfaga de fuego hacia su rostro, pateando su pie hacia atrás. Su truco logró engañarla y ella uso un poco de agua que estaba frente a ella y no del lugar de donde Zuko se había movido previamente, le dio la espalda apenas sus ojos se posaron en Aang... y su mente abandonó la batalla por un momento, se acercó, con la guardia completamente baja, extendió la mano y sus dedos tocaron la suave tela de la túnica, no obstante, el momento fue interrumpido cuando sintió una salpicadura de agua fría que lo atacó por detrás y fue empujado al otro lado del oasis. Zuko se derrumbó, su cerebro se revolvió apenas logró reaccionar, pero ya era demasiado tarde, se quedó sin aliento al sentirse acorralado por una ola de agua que instantáneamente se convirtió en hielo inmovilizándolo. Sintió la dura carga de no dormir por varios días junto con el frío mortal que lo envolvía, no podía escapar, cerró los ojos dejando que su cuerpo cediera ante esa prisión helada, esperaría y conservaría sus fuerzas, no pasaría mucho tiempo para que la pelea se tornara a su favor. Pasaron unos minutos, y el príncipe de la Nación del Fuego sintió los primeros rayos del sol asomarse, el calor resurgió a través de su cuerpo como si de un incendio se tratase a la vez que su espíritu se conectaba con la máxima fuente de poder del fuego-control: el sol. Levantó la cabeza, elevó su temperatura corporal con ayuda del sol, vapor brotó por su nariz al tiempo que derretía su helada prisión aterrizando fácilmente en la hierba, juntó sus puños al tiempo que lanzaba un poderoso ataque de fuego-control hacia la chica, sonrió satisfactoriamente al ver como intentaba evadir su ataque pero era demasiado fuerte y la empujó lejos golpeándose la cabeza con un poste de madera, lo que la dejó inconsciente, se puso de pie frente a ella mientras el sol salía detrás de sí, con la vista borrosa y antes de que cayera al suelo, Katara pudo ver como Zuko tomaba a Aang por el cuello de su túnica. Zuko sabía que no volvería a ver el sol, al menos no por un tiempo mientras se llevaba al Avatar hacia lo desconocido, por lo que tomo todo el poder que pudo de aquel pequeño oasis-tu poder crece con la luna-le dijo mirando a la chica con la que acababa de pelear-pero yo crezco con el sol-

Zuko tomó el cuerpo casi inerte de Aang en sus brazos, colocó al niño sobre su espalda, aseguró sus brazos alrededor de las piernas de Aang y posicionó los brazos del menor sobre sus propios hombros. Se alejó de la chica, sintiendo su pecho inflarse de orgullo.

Había ganado la batalla contra ella, había probado que era digno del afecto de Aang, Aang le pertenecía completamente y ella no podía hacer nada para impedirlo.

Para cuando Katara recuperó la conciencia, se dio cuenta de que Aang se había ido, Sokka y Yue llegaron al oasis en Appa y Katara angustiada les avisó que Zuko se había llevado a Aang.

-No puedo creer que lo haya perdido-dijo Katara al borde del llanto-todo esto es mi culpa, se suponía que debía vigilarlo y no pude-

-No te preocupes, hiciste todo lo que pudiste-le dijo Sokka a su hermana queriendo reconfortarla-ahora tenemos que hacer todo lo posible para recuperarlo. Zuko no pudo haber ido muy lejos, lo encontraremos, Aang va a estar bien-

-De acuerdo-dijo Katara mientras se levantaba de la hierba en ese oasis y camino con su hermano y Yue hacia Appa, se subió a la silla de montar quedando de pie junto a la princesa de cabellos blancos, Momo comenzó a emitir pequeños arrullos-está bien, quédate aquí, Momo en caso de que Aang regrese-

Con esas últimas palabras, Sokka, Katara y la princesa Yue partieron en Appa para buscar a Aang mientras la Nación del Fuego continuaba ejecutando su ataque hacia la Tribu Agua del Norte.


Zuko jadeó al tiempo que se derrumbaba sobre la nieve, resopló con fatiga mientras intentaba avanzar, miró por encima de su hombro el camino que acababa de formar en la nieve, eso no era lo que esperaba. Primero subió por uno de los senderos más largos y empinados que se pudiera imaginar, todo lo hizo soportando el peso del joven maestro aire en su espalda, para cuando llegó a la cima, comenzó a nevar y su estómago se encogió al ver el desolado campo de nieve que se expandía frente a él, más allá de lo que cualquier ojo común pudiera percibir, en serio que no esperaba ver eso, creyó que encontraría más agua al llegar a la cima pero en su lugar se topó con ese extenso tramo de hielo. Simplemente acercó a Aang lo más que pudo a su cuerpo y continuó su viaje, aceptando el hecho de que iba a tener una larga caminata mientras se desataba una tormenta de nieve, no podía sentirse más frío de lo que ya estaba en ese preciso momento, pero sin siquiera notarlo, dio un paso en falso y el suelo comenzó a desmoronarse debajo de los pies del príncipe y éste empezó a correr tan rápido como pudo para no caer hacia una muerte segura. Aquello le dio más problemas, pero valía la pena, sus orbes doradas casi se desviaron hacia el niño inconsciente en la nieve junto a él, casi. Zuko miró a su alrededor y sus ojos vieron una grieta en el hielo que parecía ser una cueva.

-Un refugio…-murmuró con cautela, tomó a Aang en sus brazos una vez más y lo llevó con él a su escondite temporal. Apenas entró, tropezó en aquella helada habitación mirando a su alrededor mientras acercaba a Aang hacia él, suavemente dejó caer su peso y se quitó la cuerda que llevaba alrededor de los hombros, se detuvo a mitad de su trabajo y miró el cuerpo inconsciente del Avatar, pensaba atarlo como una medida de precaución, probablemente estaría desorientado al despertar y quizás lo primero que haría apenas lo viera sería atacarlo y desde la última vez que se encontraron, las cosas no habían terminado bien. Zuko necesitaba que Aang estuviera quieto si quería explicarle su plan, porque él aún estaba un poco confundido respecto a la situación, pero tenía que hacer el intento. Colocó sus brazos detrás de su espalda, atándolos lo más suavemente posible, manteniendo la cuerda lo más floja posible pero sin que las ataduras se deshicieran fácilmente. Una vez que Aang estuvo atado, lo recostó en el lugar más cómodo que encontró en aquel helado lugar, llevó una mano hacia su rostro inconsciente y comenzó a tocarlo con cuidado, todo esto valdrá la pena, pensó Zuko, tenía que valer la pena. Se puso de pie, dejando de lado a Aang por un momento para intentar reunir un poco de madera o leña para encender una fogata y mantenerse cálidos mientras se resguardaban de la tormenta de nieve, se colocó la capucha de su traje y se la ajustó con fuerza sobre la cabeza apenas volvió a internarse en la tormenta. No se atrevió a alejarse demasiado del refugio, solo estuvo hurgando por allí, se las arregló para encontrar varias piezas de madera congelada que podía descongelar fácilmente con su fuego-control, sonrió apenas regresó a su escondite, encendió una fogata en medio de aquella fría cueva, levantó a Aang, lo acercó al fuego y lo apoyó contra la pared, Zuko se acurrucó junto al joven maestro aire por un momento, se frotó las manos lanzándoles fuego para intentar recuperar el calor, miró a Aang detenidamente por unos segundos un poco dudoso al tiempo que sus manos revoloteaban entre ellas antes de acercarlas y envolver a Aang en sus brazos en un cálido abrazo. Suspiró ante el calor que emanaba su cuerpo, algo que no había sentido desde hacía ya un mes, no desde… aquel día en el claro, por unos minutos, Zuko permaneció así, abrazando a Aang, apretándolo ligeramente contra su cuerpo, el crujir del hielo llamó su atención y desvió la mirada hacia la furiosa tormenta de nieve fuera de su refugio, se sintió melancólico una vez más al ver la nieve- parece que vamos a estar aquí por un tiempo…-dijo desviando su mirada de la tormenta hacia el joven maestro aire-pero finalmente te tengo, eres mío ahora-susurró mirando al niño en sus brazos-Aang, si puedes escucharme hay algo que quiero preguntarte-se detuvo un momento pensando en las palabras adecuadas para transmitirle al Avatar su mensaje-ese día… en el que hubo un festival de la Nación del Fuego, yo estuve ahí y conocí a alguien que se parecía mucho a ti, no pude verlo porque llevaba una máscara, así que… necesito saber… ¿tú eres Kuzon?-miró al joven maestro aire en sus brazos que permanecía completamente inmóvil sin dar señales de querer moverse-¡Aang, respóndeme! ¿eres Kuzon si o no?-de nuevo no obtuvo respuesta, se levantó, alejándose del niño y fue a pararse en la entrada de la pequeña cueva de hielo-siempre tiene que pasar algo, no es como si lo entendieras-murmuró en voz baja, sintiendo las heridas que alguna vez había sentido abrirse de nuevo: el dolor en su mandíbula, los moretones que cubrían su torso, la sensación punzante de sus cortes-eres como mi hermana. Todo siempre fue fácil para ella, es una maestra fuego-control muy talentosa y todos la adoran. Mi padre dice que nació con suerte, a mí me dijo que tuve la suerte de nacer-esa había sido una verdad dolorosa con la que tuvo que lidiar años atrás, luego de que deshonró a su padre en el campo de batalla al no poder derrotar a su oponente. Los ojos de su padre se habían vuelto tan fríos a pesar del cálido color dorado que tenían mientras miraban a un príncipe de once años. Zuko se dio cuenta en ese momento de que su padre no lo amaba, miró a Aang por el rabillo del ojo, no había dudas de que el Avatar era como su hermana, Azula, en ciertos aspectos. Aang, al igual que Azula, tenía un gran talento para el aire control, era amable y feliz, hacía que todos a su alrededor sintieran lo mismo y esa era la diferencia, la diferencia que le permitió a Zuko dejar entrar a Aang en su corazón y poder excluir a Azula, ambos eran adorados, pero por diferentes razones: Azula era adorada porque era poderosa y despiadada, era temida. Mientras que Aang era adorado porque era cariñoso y alegre, traía esperanza al mundo. Zuko volvió a desviar su mirada hacia la tormenta de nieve que caía con intensidad-sin embargo, no necesito suerte, nunca la necesite-dijo con resolución, queriendo disipar sus pensamientos oscuros-he tenido que luchar y luchar, y eso fue lo que me hizo fuerte, me hizo quien soy-

Asintió con la cabeza ante sus palabras, se alejó de la entrada de la cueva y volvió a sentarse junto a Aang, decidió que descansaría un poco y se recostó en el suelo, atrajo a Aang hacia sí para poder abrazarlo y tenerlo cerca un momento. Cerró los ojos hundiendo su rostro en el hueco entre el cuello y el hombro del Avatar, sintiendo la calidez de su cuerpo mientras depositaba un suave beso en aquella delicada piel. La tormenta de nieve seguía siendo intensa al igual que la última vez que se atrevió a verificar, suspiró, se acomodó quedando frente al Avatar y pasó una de sus manos por su mejilla, luego se sentó correctamente y apoyó su espalda contra la fría pared, aún con el Avatar envuelto fuertemente alrededor de sus brazos.

Aang jadeó mientras pasaba del mundo espiritual al plano físico nuevamente, siempre se sentía extraño cada vez que hacía eso, pero estaba acostumbrado. Era el Avatar después de todo, estaba de pie en el oasis y sonrió al ver a su pequeño amigo lémur dormido en la hierba, obviamente esperando a Aang.

-Momo-gritó acercándose. Su sonrisa decayó un poco cuando el lémur no lo escuchó-¿Momo?-Aang extendió su mano y fue ahí cuando se dio cuenta de que aún estaba en su forma espiritual-oh no-miró a su alrededor buscando algo-¿dónde está mi cuerpo?-y justo cuando lo dijo sintió que su espíritu se deformaba un poco y se convirtió en una bola de luz, lanzándose al aire y volando sobre el campo nevado, y tan pronto como sucedió, Aang sintió que se volvía sólido apenas su espíritu entró de nuevo en su cuerpo. Sus ojos se abrieron, absorbiendo lentamente el frío y el hielo que lo rodeaba, lo siguiente de lo que se percató era que estaba atado, tanto por las manos como por los pies. Estaba confundido ¿qué rayos estaba pasando?

-Aang…

Escuchó una voz llamarlo, una voz que espero nunca tener que volver a escuchar, se incorporó lo más rápido que pudo con sus ojos grises muy abiertos mientras observaba a Zuko, quien estaba frente a él. Apenas lo vio, Aang se sobresaltó ligeramente y se apartó de él como pudo, aunque lo hizo de manera muy torpe.

-Zuko-susurró el joven maestro aire, estaba confundido, molesto, feliz y un remolino de muchos otros sentimientos de los cuales no alcanzaban las palabras para expresarlos.

-Bienvenido de vuelta-dijo Zuko, el corazón de Aang se derritió ante esas palabras, notando la ternura que reflejaban los ojos de Zuko nada más verlo.

-Me alegra haber vuelto-le respondió Aang con una sonrisa, cómo deseaba poder abrazar a Zuko con todas sus fuerzas y unir sus labios con los del príncipe de la Nación del Fuego, pero luego recordó que estaba atado de pies y manos-uh... Zuko, ¿por qué estoy atado?-

-Tenía miedo de que me atacaras o escaparas de mi cuando despertaras-le respondió el príncipe de la Nación del Fuego-así que tuve que atarte para evitar eso-

-Bueno, como podrás ver, no tengo intenciones de atacarte-dijo Aang, pero tuvo que admitir que entendía las razones por las cuales Zuko lo había atado de esa forma. Considero que quizás no iba a dejar a Aang atado si iba a hablar con él, por lo que desató los nudos de las cuerdas liberándolo, pero solo temporalmente, una vez que terminaran de hablar, iba a atarlo nuevamente.

-Aang, necesito hablar contigo…-murmuró Zuko, Aang lo miró, el frío de esa cueva lo había afectado seriamente pero su temperatura corporal se mantenía gracias a su fuego interno, aun así, estaba demasiado débil como para intentar siquiera invocarlo. El maestro aire decidió que debía hacer algo para ayudarlo a avivar ese fuego, sin dudarlo siquiera y siguiendo los deseos de su corazón, tomó a Zuko por el cuello de su traje de invierno y unió sus labios en un cálido beso, esa era la temperatura perfecta para disipar el frío, y aun así no estaba ni cerca de que ambos entraran en calor, envolvió sus brazos alrededor de su cintura y se frotó contra ésta, obteniendo un gemido. Apenas pudieron separarse para respirar, sus ojos se conectaron, ambos querían esto, habían extrañado el contacto del otro durante un mes entero y necesitaban dar vía libre a la pasión. Tenían los labios agrietados y sus cuerpos congelados, y sin embargo, Aang nunca se había sentido mejor y más cálido en su vida, sus labios hormiguearon al sentir otra vez los de Zuko presionar contra ellos, jadeó apenas la cálida lengua delineó suavemente sus labios, su cuerpo tembló en respuesta a esa acción tan simple y placentera, su corazón latió con fuerza al tiempo que correspondía el beso, presionando sus labios despacio contra los de Zuko, quería tanto que éste último lo tocara y le diera el placer que solo él sabía proporcionarle. Zuko tuvo que reconocer que él también extrañaba esto, poder estar cerca de Aang, sentir sus suaves labios presionarse contra los suyos, no habían estado de esa forma desde que tuvieron su primer beso, pero luego recordó la razón por la que había traído al maestro aire hasta allí por lo que no tuvo otra opción más que separarse-Aang, espera-con un poco de dificultad, el príncipe de la Nación del Fuego logró separar al menor quien lo miraba con la desilusión reflejada en sus ojos grises-no es lo que piensas, yo también deseo estar así contigo, pero necesito preguntarte algo importante y si no lo hago ahora… probablemente no lo recuerde después-

-¡Appa!-gritó Aang sorprendido, Zuko desvió la mirada sin entender de que estaba hablando y finalmente entendió que estaba pasando, el bisonte volador aterrizó no muy lejos de la cueva en la que estaban escondidos. Aang contuvo la respiración, vio a Zuko mientras exhalaba y lo aventaba fuera de la cueva con un ataque de aire-control que lo obligó a caer afuera en la nieve, luego él mismo se impulsó hacia la nieve, aterrizando con un resoplido, giró sobre su eje y se alejó arrastrándose como una oruga, intentando escapar y queriendo llegar a donde estaban sus amigos lo más pronto posible, pero, sorpresivamente una mano lo tomó por la parte posterior del cuello de su túnica y lo elevó quedando frente a frente con un enojado Zuko.

-¿A dónde crees que vas? todavía no he terminado contigo-gritó Zuko-además, ni siquiera escuchaste lo que tengo que decirte-vio a Katara bajar de saltó de la silla de montar, el príncipe de la Nación del Fuego dejó caer a Aang en la nieve y se puso en posición de ataque-¿estás aquí para una revancha?-

-Confía en mí, Zuko, esto no va a ser una revancha-solo le tomó unos segundos forzar a Zuko a elevarse en el aire con ayuda de una columna de nieve y lo dejó caer contra el suelo, derribándolo. Aang fue liberado con ayuda de Sokka y con sus amigos cerca pudo concentrarse en su objetivo.

-Necesitamos regresar al oasis, los espíritus están en problemas-les dijo Aang, corrió de regreso a Appa, pero mientras Sokka, Katara y Yue se preparaban para irse, Aang detuvo sus pasos y miró a Zuko-no podemos dejarlo aquí-dijo mientras caminaba de regreso para levantar el inerte cuerpo del príncipe y lo llevó consigo a la silla de montar antes de partir.

-Sí, tiene mucho sentido. Traigamos con nosotros al tipo que constantemente está tratando de matarnos- dijo Sokka con sarcasmo apenas Aang saltó hacia Appa con su preciosa carga mientras Sokka se encargaba de atar las manos de Zuko para que no pudiera atacarlos con su fuego-control una vez que despertara.

Zuko sintió que el conocimiento volvía a él, abrió lentamente sus ojos y observó a su alrededor, estaba atado de manos y por lo visto también estaba en la silla de montar del bisonte del Avatar. Notó que la princesa Yue estaba sentada delante de él, frente a la silla de montar, movió sus manos sonriendo al tiempo que lograba desatar los nudos de las cuerdas fácilmente, al parecer era nudos de un aficionado, apenas terminó y se sentó, finalmente logró percatarse de lo que estaba sucediendo.

Al llegar al oasis pudo ver a Aang y sus amigos enfrentarse a Zhao, quien ya había sacado al pez koi blanco de su estanque y lo colocó triunfante dentro de una bolsa, la luna llena se transformó, pasando de blanca a roja como la sangre en cuestión de segundos. Los maestros agua perdieron sus habilidades y el ejército de la Nación del Fuego pudo avanzar. Zuko gruñó con furia cuando vio al hombre, Zhao iba a pagar por cometer un intento de asesinato al príncipe de la Nación del Fuego y también por torturar al Avatar, un niño para ser más específicos. Cuando los guardias fueron a atacar, éste dijo: "ni siquiera lo intenten" y levantó un puño, apuntando a la bolsa. La princesa de cabellos blancos frente a Zuko jadeó al tiempo que llevaba una mano a su boca, vio a Aang dejar caer su bastón, levantando las manos en un gesto pacífico mientras hablaba. Zhao sostenía el espíritu de la Luna en sus manos, finalmente obtendría lo que quería: matar al todopoderoso espíritu.

-Tiene razón, Zhao-Zuko desvió la mirada junto con los demás presentes en el oasis y se topó con su tío parado en uno de los puentes.

-General Iroh ¿por qué no estoy sorprendido por su traición?-preguntó Zhao un poco molesto.

-No soy un traidor, Zhao. La Nación del Fuego también necesita de la luna, todos dependemos del equilibrio-dijo Iroh con calma, Zuko creyó en sus palabras-hagas lo que le hagas al espíritu de la Luna, te lo haré diez veces peor ¡DÉJALO IR, AHORA!-gritó ferozmente.

Zuko pudo ver un pequeño atisbo del famoso Dragón del Oeste en su tío y una parte de él se sintió orgullosa de que ese hombre fuera su pariente. Zuko vio como Zhao parecía ceder y volvió a colocar al pez koi en el estanque. Pero Zhao era un hombre corrompido por su deseo de poder y gloria e hizo lo más impensable en ese momento, mató al espíritu de la luna con un solo corte de fuego-control. El cielo se oscureció y Zuko volvió a sentir la furia que tenía hacia el almirante, no solo intentó asesinarlo y torturó al Avatar, sino que también mató a un espíritu todopoderoso y alteró el equilibrio del mundo. Hasta él sabía que hacer algo así estaba mal y era algo impensable e inhumano, su tío arrojó un ataque de fuego control y el príncipe de la Nación del Fuego vio al almirante escapar, no pensaba permitir que Zhao se escapara, no esta vez. Se deslizó silenciosamente de la espalda del bisonte volador y corrió hacia la oscuridad persiguiendo a Zhao.

Lo alcanzó en el centro de la ciudad y lanzó una bola de fuego para llamar la atención del hombre y comenzaron a pelear, Zuko estaba decidido y centrado, al igual que en el Agni Kai que tuvieron hace meses. Zhao atacó viciosamente, pero Zuko evitó fácilmente sus ataques. El hombre era imprudente y no tenía control, y mientras Zuko se mantuviera concentrado y en control, esta batalla terminaría a su favor. Aquella pelea los llevó a moverse por toda la ciudad hasta que llegaron a un puente de hielo, de repente se hizo más ligero, pero Zuko no se detuvo para ver el por qué, tenía que concentrarse en esa batalla y demostrar quién era el más fuerte de los dos. Y, de pronto, apareció una forma acuosa de la nada por encima y alrededor de ellos. Zuko no sabía qué era, pero estaba tratando de acorralarlos, se movió fuera del camino para evitar ser atrapado; sin embargo, Zhao no tuvo tanta suerte. Se volteó y vio al hombre atrapado en lo que parecía ser una mano hecha de agua y se estaba alejando del puente. Zuko ya había tomado una decisión, iba a ayudar a Zhao, sí, puede que el hombre fuera un imbécil y también un tirano, pero no se merecía morir de la forma en que iba a morir. Zuko corrió hacia él, saltó a la barandilla y le tendió la mano.

-Toma mi mano-gritó pero Zhao retiró su mano en el último momento, rechazando la ayuda de Zuko y desapareció bajo las profundidades del agua. Zuko miró hacia donde había desaparecido, no le parecía justo que muriera de esa manera. Miró por encima del hombro y vio que la luna había sido restaurada, su rostro demostró confusión, miró la luna por un momento o dos, luego recordó a su tío, saltó de la barandilla, y corrió tan rápido como pudo de regreso al oasis.

Esta vez usó la puerta de madera que vio la primera vez que estuvo allí para entrar, vio a su tío, encontró al hombre parado junto a la chica de la Tribu Agua del Sur y su hermano, este último parecía molesto al igual que su tío y la chica. El Avatar también se hizo a un lado, Aang lo miró al entrar y le devolvió la mirada. Sus miradas se conectaron por unos segundos, le dio la más rápida y leve sonrisa a Aang antes de regresar con su tío, Iroh lo miro con una expresión curiosa, escrutándolo, pero Zuko no dijo nada, solo le indicó a su tío que lo acompañara, necesitaban irse mientras todavía hubiera confusión y desorden para que de esa manera pudieran desaparecer fácilmente y pasar desapercibidos. Su tío lo siguió y salieron del oasis, no sin que antes Zuko se detuviera para mirar a Aang por última vez, ya habría tiempo para aclarar sus dudas respecto a Kuzon, por ahora, debían volver a la rutina de siempre, ahora que Zhao estaba fuera de su camino, no había nadie que pudiera arrebatarle al Avatar.

Tras volver la calma luego de la intensa batalla contra el ejército de la Nación del Fuego, el equipo Avatar ya estaba encima de Appa volando lejos de la Tribu Agua del Norte. Aang sonrió al pensar en que volvió a ver a Zuko, sintiendo que algo más fuerte había pasado entre ellos, fuera lo que fuese, tenía la sensación de que era algo que estrechó más su vínculo de más allá de ser solo enemigos, lo único que sabía era que eso era algo bueno para ambos, quizás en un futuro no muy distante esta conexión especial los ayudaría a acercarse.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).